sábado, 1 de octubre de 2011

El guaridan de las llaves

-        El guardián de las llaves − leyó Hagrid con voz fuerte.

BUM. Llamaron otra vez. Dudley se despertó bruscamente.

— ¿Dónde está el cañón? —preguntó estúpidamente.

Los hijos de muggle y media sangre se pusieron a reír mientras los otros les veían sorprendidos.

-        ¿Cuál es el chiste?- preguntó Sirius. Lily, Harry y Hermione negaron con la cabeza y le dio una patada al suelo en medio de una rabieta infantil. Sus le acarició la mejilla sin pensar y sonriendo y a él se le iluminó la cara.

Se oyó un crujido detrás de ellos y tío Vernon apareció en la habitación. Llevaba un rifle en las manos:

-        ¡Un rifle!- chilló Lily indignada.- ¿Cómo puede tener algo así en una habitación con niños?

-        ¿Qué es un rifle, Lils?- le preguntó James.

-        Algo parecido a un Avada- le respondió ella.

-        ¿Pero qué le pasa a ese hombre?- preguntó Lia indignada.

-        ¿Quiere matar a los niños?- Mcgonagall estaba fuera de sí. Todos los adultos de la sala enviaron un malefició al cuadro pero sin duda los más terribles fueron los de las mujeres. Draco miró asustado a la señora Weasley, a Alice y a Lily pensando que le harían cuando se enteraran de todas las veces que había molestado a sus hijos, le deba especial miedo Alice por cómo había tratado a Neville. Tragó saliva con dificultad.

ya sabían lo que contenía el paquete alargado que había llevado.

— ¿Quién está ahí? —gritó—. ¡Le advierto... estoy armado!

Hubo una pausa. Luego...

¡UN GOLPE VIOLENTO!

Muchos tuvieron que taparse los oídos ya que Hagrid gritó muy fuerte lo último.

La puerta fue empujada con tal fuerza que se salió de los goznes y, con un golpe sordo, cayó al suelo. Un hombre gigantesco apareció en el umbral.

-        A eso le llamó yo entrar con estilo.- rió James.

-        Cuanto más asuste a los Dursley mejor- dijo Remus.

-        Sí,- dijo Tonks- con suerte se nos morirán de un infarto.

-        Ojala- suspiraron Sirius y Sus. Los cuatro gemelos asintieron con ojos soñadores.

Su rostro estaba prácticamente oculto por una larga maraña de pelo y una barba desaliñada, pero podían verse sus ojos, que brillaban como escarabajos negros bajo aquella pelambrera.

Hagrid se ruborizó mientras el gran comedor reía por lo bajo. Sin embargo Ron palideció:

-        ¿Crees que nos describirá cómicamente a nosotros también?- le pregunto a Hermione. Esta también palideció y asintió con la cabeza.

El gigante se abrió paso doblando la cabeza, que rozaba el techo. Se agachó, cogió la puerta y, sin esfuerzo, la volvió a poner en su lugar. El ruido de la tormenta se apagó un poco. Se volvió para mirarlos.

—Podríamos preparar té.

-        Por supuesto que sí- dijo James.

-        Pero qué mala educación es esa- continuó Sirius.

-        No ofrecerle un té a un gigante- prosiguió Remus.

-        Que ha entrado en tu casa derivando la puerta.- Termino Sus. Sus semblantes estaban serios como si dijeran algo perfectamente lógico, todo el mundo se echo a reír mientras Hagrid enrojecía.

No ha sido un viaje fácil... Se desparramó en el sofá donde Dudley estaba petrificado de miedo.

-        Maldito cobarde- murmuró la mesa de Griffindor al completó con indignación y despreció.

—Levántate, bola de grasa —dijo el desconocido.

-        Esos es Hagrid, déjales claro quién manda- le animaron los Prewet. El aludido se sonrojó pero les dedicó una amplia sonrisa.

Dudley se escapó de allí y corrió a esconderse junto a su madre, que estaba agazapada detrás de tío Vernon.

Los Griffindor resoplaron por tal cobardía.

— ¡Ah! ¡Aquí está Harry! —dijo el gigante.

Harry levantó la vista ante el rostro feroz y peludo, y vio que los ojos negros le sonreían.

—La última vez que te vi eras sólo una criatura —dijo el gigante—. Te pareces mucho a tu padre, pero tienes los ojos de tu madre.

-        Exactamente- dijo James con orgullo. Lily asintió de acuerdo con él y Harry sonrió contento.

En la mesa de los profesores Snape pensaba amargamente: Mi peor pesadilla, los preciosos ojos de Lily en el cuerpo del engreído de Potter.

Tío Vernon dejó escapar un curioso sonido.

— ¡Le exijo que se vaya enseguida, señor! —dijo—. ¡Esto es allanamiento de morada!

—Bah, cierra la boca, Dursley, grandísimo majadero —dijo el gigante.

Los alumnos y gente de la orden aplaudieron, Hagrid miró de reojo a sus colegas y se sorprendió al ver que todos, excepto Snape, sonreían abiertamente, incluida Mcgonagall.

Se estiró, arrebató el rifle a tío Vernon, lo retorció como si fuera de goma y lo arrojó a un rincón de la habitación.

Lily soltó un suspiro de alivio y la señora Weasley, Lia y Alice se relajaron. Los bromistas y el resto del comedor aplaudían a Hagrid por su actitud y hasta al profesor Flitwich se le escapó un “Así se hace, Hagris”. El aludido no podía estar más contento, ni tampoco más rojo.

Tío Vernon hizo otro ruido extraño, como si hubieran aplastado a un ratón.

—De todos modos, Harry —dijo el gigante, dando la espalda a los Dursley —, te deseo un muy feliz cumpleaños. Tengo algo aquí. Tal vez lo he aplastado un poco, pero tiene buen sabor.

Del bolsillo interior de su abrigo negro sacó una caja algo aplastada. Harry la abrió con dedos temblorosos. En el interior había un gran pastel de chocolate pegajoso, con «Feliz Cumpleaños, Harry» escrito en verde.

− Gracias Hagrid- dijeron Lily y Harry.

Harry miró al gigante. Iba a darle las gracias, pero las palabras se perdieron en  su garganta y, en lugar de eso, dijo:

— ¿Quién es usted?

− Harry,- lo riñó su madre- eso no son modales. Seguro que Hagrid estuvo mucho tiempo haciéndote el pastel y podías haberle herido.

− Lo lamento Hagrid- se disculpó Harry. El aludido le sonrió.

− Da igual,- le dijo- es comprensible que estuvieras sorprendido.

El gigante rió entre dientes.

—Es cierto, no me he presentado. Rubeus Hagrid, Guardián de las Llaves y Terrenos de Hogwarts.

− Y el amigo más fiel que puedas encontrar.- Terminaron todos los que le conocían de cerca, incluyendo al director, lo que hizo que Hagrid se ruborizara de tal forma que podría hacerle competencia a los Weasley.

Extendió una mano gigantesca y sacudió todo el brazo de Harry

— ¿Qué tal ese té, entonces? —Dijo, frotándose las manos—. Pero no diría que no si tienen algo más fuerte. Sus ojos se clavaron en el hogar apagado, con las bolsas de patatas fritas arrugadas, y dejó escapar una risa despectiva. Se inclinó ante la chimenea. Los demás no podían ver qué estaba haciendo, pero cuando un momento después se dio la vuelta, había un fuego encendido, que inundó de luz toda la húmeda cabaña. Harry sintió que el calor lo cubría como si estuviera metido en un baño caliente.

-        Que frío debías estar pasando, mi niño- murmuró Lily.

-        No es justo- dijo James-. Todos los Potter somos niños mimados y a Harry lo maltratan.- Harry les sonrió a los dos y con la cabeza les señaló los Weasley, Sirius, Tonks y Remus:

-        He estado bien des de que entré en Hogwarts- sus padres sonrieron.

El gigante volvió a sentarse en el sofá, que se hundió bajo su peso, y comenzó a sacar toda clase de cosas de los bolsillos de su abrigo: una cazuela de cobre, un paquete de salchichas, un atizador, una tetera, varias tazas agrietadas y una botella de un liquido color ámbar, de la que tomó un trago antes de empezar a preparar el té.

-        Sólo Hagrid- rió Frank.

-        Y lo útil que resultan sus cachivaches cuando quieres improvisar una broma- dijo Sirius con ojos soñadores. Hagrid palideció y miró de reojo a McDonagall que echaba humo por la furia así que se apresuró a leer.

Muy pronto, la cabaña estaba llena del aroma de las salchichas calientes. Nadie dijo una palabra mientras el gigante trabajaba, pero cuando sacó las primeras seis salchichas jugosas y calientes, Dudley comenzó a impacientarse. Tío Vernon dijo en tono cortante:
—No toques nada que él te dé, Dudley.

-        No fuera a pasar que ese monstruo horrible pusiera veneno en su pastel y te saliera una cola de cerdo.- dijo Ron. Harry, Hermione y Hagrid soltaron una carcajada mas fuerte que la del resto.

El gigante lanzó una risa sombría.
—Ese gordo pastel que es su hijo no necesita engordar más, Dursley, no se preocupe.

-        Te adoro Hagrid.- afirmó Sus, Sirius le envió una mirada furiosa pero los otros ocupantes de la mesa de Griffindor asintieron de acuerdo con ella.

Le sirvió las salchichas a Harry, el cual estaba tan hambriento que pensó que nunca había probado algo tan maravilloso

Harry, sus padres y sus amigos le enviaron a Hagrid un “gracias” con la mirada y este hizo un gesto restando importancia al asunto.

, pero todavía no podía quitarle los ojos de encima al gigante. Por último, como nadie parecía dispuesto a explicar nada, dijo:
—Lo siento, pero todavía sigo sin saber quién es usted.
El gigante tomó un sorbo de té y se secó la boca con el dorso de la mano.
—Llámame Hagrid —contesto—. Todos lo hacen. Y como te dije, soy el guardián de las llaves de Hogwarts. Ya lo sabrás todo sobre Hogwarts, por supuesto.
—Pues... yo no... —dijo Harry

-        Un segundo- murmuró Zabinni- ¿no sabías que eras mago?

-        Tú te has fijado en como son los Dursley- le respondió Harry.- No lo supe hasta que no me lo dijo Hagrid.- Los sangre-puras le miraron atónitos y horrorizados.

Hagrid parecía impresionado.
—Lo lamento —dijo rápidamente Harry
— ¿Lo lamento? —preguntó Hagrid, volviéndose a mirar a los Dursley, que retrocedieron hasta quedar ocultos por las sombras

Griffindor ya no fue la única casa en bufar indignada esta vez les acompañó Hupelpuff.

—. ¡Ellos son los que tienen que disculparse! Sabía que no estabas recibiendo las cartas, pero nunca pensé que no supieras nada de Hogwarts.

-        El carácter Hagrid es el segundo más temible- sonrió Sirius.

-        Cierto,- corroboró James- no es tan temible como el “Evans” pero casi.

-        Por eso es un suicidio insultar a Dumby delante de él- terminó Remus. El trío rompió a reír, el resto los veía asombrados.  

¿Nunca te preguntaste dónde lo habían aprendido todo tus padres?
— ¿El qué? —preguntó Harry
— ¿EL QUÉ? —Bramó Hagrid—. ¡Espera un segundo!
Se puso de pie de un salto. En su furia parecía llenar toda la habitación. Los Dursley estaban agazapados contra la pared.

Ravenclaw se unió a los bufidos indignados por la cobardía de los Dursley.

— ¿Me van a decir —rugió a los Dursley— que este muchacho, ¡este muchacho!, no sabe nada... sobre NADA?

-        No creo que este comentario le guste a Harry- dijo Ron riendo

Harry pensó que aquello iba demasiado lejos. Después de todo, había ido al colegio y sus notas no eran tan malas.

-        Lo dije- dijo Ron con suficiencia.

-        ¿Qué notas sacabas Harry?- le preguntó su madre.

-        En su mayoría notables mamá.- le respondió él, su madre lo miró satisfecha.

—Yo sé algunas cosas —dijo—. Puedo hacer cuentas y todo eso.
Pero Hagrid simplemente agito la mano.
—Me refiero a nuestro mundo Tu mundo. Mi mundo. El mundo de tus padres.
— ¿Qué mundo?

-        En serio Harry- dijo Sirius- ¿que mundo va a ser?

-        No sabía nada del mundo mágico- se quejó él.

-        Sirius no molestes al niño- le reprendió Sus.

-        Vale, Sus- dijo Sirius- Y por cierto me volviste a llamar Sirius.

-        Si reaccionas así cada vez que lo haga mejor que te llame Black- dijo ella. A Sirius le cogió otro berrinche de niño pequeño que tanta gracia le hacia a Sus.

Hagrid lo miró como si fuera a estallar.
— ¡DURSLEY! —bramó.
Tío Vernon, que estaba muy pálido, susurró algo que sonaba como mimblewimble. Hagrid, enfurecido, contempló a Harry.
—Pero tú tienes que saber algo sobre tu madre y tu padre —dijo—. Quiero decir, ellos son famosos. Tú eres famoso.

-        No me digas- dijo Fabian.

-        Así que es como su padre- sentenció Guideon- siempre llamando la atención.

-        Pero Harry no lo hace adrede- le defendieron Sirius y Remus.

-        Además, él odia su fama.- Terminaron Ron y Hermione.

-        Ey os dais cuenta de que esto me esta dejando muy mal- se quejó James.

-        Pero es la verdad cariño- le dijo Lily riendo. James puso morritos haciéndose el enfadado mientras el resto reía.

— ¿Cómo? ¿Mi madre y mi padre... eran famosos? ¿En serio?
—No sabías... no sabías... —Hagrid se pasó los dedos por el pelo, clavándole una mirada de asombro—. ¿De verdad no sabes lo que ellos eran? —dijo por último. De pronto, tío Vernon recuperó la voz
— ¡Deténgase! —ordenó—. ¡Deténgase ahora mismo, señor! ¡Le prohíbo que le diga nada al muchacho!

-        Si se cree que eso va a detener a Hagrid es más iluso de lo que pensábamos- rió el profesor.

Un hombre más valiente que Vernon Dursley se habría acobardado ante la mirada furiosa que le dirigió Hagrid. Cuando éste habló, temblaba de rabia.

-        Vamos Hagrid, dales su merecido- animó Sus.

— ¿No se lo ha dicho? ¿No le ha hablado sobre el contenido de la carta que Dumbledore le dejó? ¡Yo estaba allí! ¡Vi que Dumbledore la dejaba, Dursley! ¿Y se la ha ocultado durante todos estos años?
— ¿Qué es lo que me han ocultado? —dijo Harry en tono anhelante.

-        Oh, no- murmuró Lily- sacó la curiosidad de James.

-        Lo siento Lily pero cuando se trata de curiosidad tu tampoco te quedas atrás- le respondió su marido.

-        Si a sacado la curiosidad de esos dos no habrá ningún secreto en Hogwarts- le murmuró Alice a Lia quién soltó una risita.

— ¡DETÉNGASE! ¡SE LO PROHÍBO! —rugió tío Vernon aterrado.  Tía Petunia dejó escapar un gemido de horror.

-        Uno peor soltará cuando le hagamos la broma- prometió Remus.

—Voy a romperles la cabeza

-        Hazlo, hazlo- comenzaron a canturrear los bromistas.

—dijo Hagrid—. Harry debes saber que eres un mago.

A muchos se les escaparon suspiros de alivio y muchos dijeron “por fin”.

-        Directo al grano- rió Sirius.

-        Bueno no creo que si hubiese hecho un rodeo de media hora hubiese digerido mejor la noticia- dijo Sus.

Se produjo un silencio en la cabaña. Sólo podía oírse el mar y el silbido del viento.
— ¿Que soy qué? —dijo Harry con voz entrecortada.

Varios rieron por lo bajo pero una mirada de Lily bastó para que se callaran.

—Un mago —respondió Hagrid, sentándose otra vez en el sofá, que crujió y se hundió—. Y muy bueno, debo añadir, en cuanto te hayas entrenado  un poco.

-        Y no me equivoque- le dijo Hagrid a Harry quién se sonrojó violentamente y le sonrió. Lily y James miraban a su hijo con orgullo.

Con unos padres como los tuyos ¿qué otra cosa podías ser?

-        Gracias.-fue el turno de Lily por sonrojarse

-        Muy cierte Hagrid- dijo James con arrogancia. Su esposa le fulminó con la mirada.

-        Baja esos humos Potter- le gritó. James bajo la cabeza.

-        Lo lamentó Lils.- murmuró mientras le suplicaba a Hagrid que siguiese con la lectura y el resto del comedor, incluido su hijo, reían.

Y creo que ya es hora de que leas la carta. Harry extendió la mano para coger, finalmente, el sobre amarillento, dirigido, con tinta verde esmeralda al «Señor H. Potter, El Suelo de la Cabaña en la Roca, El Mar».
Sacó la carta y leyó:
COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA
Director: Albus Dumbledore
(Orden de Merlín, Primera Clase,
Gran Hechicero, Jefe de Magos,
Jefe Supremo, Confederación
Internacional de Magos).

-        Pronto van a ser mas largos los títulos de Dumby que la carta- aseguró Sus.

Querido señor Potter:
Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el
Colegio Hogwarts de Magia. Por favor, observe la lista del equipo y los libros
necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del
31 de julio.
Muy cordialmente, Minerva McGonagall
Directora adjunta
Las preguntas estallaban en la cabeza de Harry como fuegos artificiales, y no sabía cuál era la primera. Después de unos minutos, tartamudeó:
— ¿Qué quiere decir eso de que esperan mi lechuza?

-        Siempre práctico- rieron Hermione y Ron.

-        Esa es una buena calidad para ser auror- dijo Ojoloco. James hinchó el pecho lleno de orgullo y Harry se quedó, al igual que todos los que conocían a Alastor, anonado.

—Gorgonas galopantes, ahora me acuerdo —dijo Hagrid, golpeándose la frente con tanta fuerza como para derribar un caballo. De otro bolsillo sacó una lechuza (una lechuza de verdad, viva y con las plumas algo erizadas)

Muchos miraron a Hagrid sorprendidos mientras los que le conocían rompían a reír.

, una gran pluma y un rollo de pergamino. Con la lengua entre los dientes, escribió una nota que Harry pudo leer al revés.

Querido señor Dumbledore:
Entregué a Harry su carta. Lo llevo mañana a comprar sus cosas.
El tiempo es horrible. Espero que usted esté bien.
Hagrid.

-        Harry es de mala educación leer la correspondencia de otro- le reprendieron Lily y la señora Weasley a la vez. Al darse cuenta esta última se sonrojó.

-        Lo lamento Lily- le dijo- es solo que…

-        Tranquila Molly,- le cortó ella- me alegra saber que aunque yo no este alguien cuidará a Harry como a su propio hijo,

-        Puedes contar con ello y, si te apetece reñir a alguno de mis niños o hermanos hazlo- le respondió ella, las mujeres se sonrieron pero los aludidos tragaron saliva.

-        Un momento,- dijo Sirius- ¿Yo estoy de decorado? Soy su padrino si alguien tiene que cuidarlo seré yo.

-        Ha ver Sirius- se metió Sus- ¿Tú reñirías a Harry por portarse mal y le enseñarías educación?

-        Por supuesto que no- le respondió este.

-        Y por eso Lily le a dado el cuidado de Harry a Molly.- le explicó. Mientras Alice y Frank  se miraron preguntándose por que Harry no iba a vivir con ellos y por que Neville había reaccionado de esa forma al verlos.

Hagrid enrolló la nota y se la dio a la lechuza, que la cogió con el pico. Después fue hasta la puerta y lanzó a la lechuza en la tormenta. Entonces volvió y se sentó, como si aquello fuera tan normal como hablar por teléfono.

-        Es que para ellos lo es cielo- le explicó a Harry.

-        Mamá no te enojes pero es mi quinto año en Hogwarts ahora ya lo se.- le explicó y Lily le sonrió con ternura.

Harry se dio cuenta de que tenía la boca abierta y la cerró rápidamente.
— ¿Por dónde iba? —dijo Hagrid. Pero en aquel momento tío Vernon, todavía con el rostro color ceniza, pero muy enfadado, se acercó a la chimenea.
—Él no irá —dijo. Hagrid gruñó.

Como todos los ocupantes del gran comedor, el ED al completo, no cuento a la soplona dentro de ese grupo, le envió un maleficio al cuadro mientras Harry los observaba orgulloso y agradecido.

—Me gustaría ver a un gran muggle como usted deteniéndolo a él —dijo.
— ¿Un qué? —preguntó interesado Harry

-        Persona no mágica- respondieron Lily y Hermione completamente sincronizadas haciendo escapar unas risitas a sus amigos.

—Un muggle —respondió Hagrid—. Es como llamamos a la gente «no-mágica» como ellos. Y tuviste la mala suerte de crecer en una familia de los más grandes muggles que haya visto.

-        Sí, a mi me encantan los muggles pero si vuelvo a cruzarme con ellos los maldeciré.- afirmó Arthur.

-        A por ellos papá – exclamaron siete voces.

—Cuando lo adoptamos, juramos que íbamos a detener toda esa porquería —dijo tío Vernon—. ¡Juramos que la íbamos a sacar de él! ¡Un mago, ni más ni menos!

-        No se puede detener la magia en un niño- dijo Dumblendore que parecía muy afectado- podrían pasar cosas terribles.- Hagrid continuó para evitar que la gente molestara a Dumblendore con preguntas ya que intuía que su Intervención había sido muy personal.

— ¿Vosotros lo sabíais? —preguntó Harry—. ¿Vosotros sabíais que yo era... un mago?
— ¡Saber! —chilló de pronto tía Petunia—. ¡Saber! ¡Por supuesto que lo sabíamos! ¿Cómo no ibas a serlo, siendo lo que era mi condenada hermana?

Lily estalló en llanto y se abrazó con todas sus fuerzas a James.

-        No llores Lily- le dijo este- ya sabes que solo te tiene envidia.

-        Además, -intervino Sus- esa víbora no merece tus lágrimas.- Lily casi sonrió.

-        Podemos continuar por favor- le pidió a Hagrid.

Oh, ella recibió una carta como ésta de ese... ese colegio, y desapareció, y volvía a casa para las vacaciones con los bolsillos llenos de ranas, y convertía las tazas de té en ratas.

-        La prefecta perfecta haciendo magia fuera de la escuela.- le dijo James arqueando una ceja.

-        Demuéstralo- le respondió su esposa sonriendo traviesa.- Es su palabra contra la mía.

-Yo era la única que la veía tal como era: ¡una monstruosidad!

Lily le agarró la mano mas fuerte a James mientras Harry le lanzaba un maleficio al cuadro que dio de lleno en ara de Petunia. Snape tenía las manos cerradas en puños cosa que James notó, este último le sonrió dándole las gracias, Snape hizo un gesto imperceptible con la cabeza señalando a Lily. Nadie aparte de ellos dos se percató del intercambio.

Pero para mi madre y mi padre, oh no, para ellos era «Lily hizo esto» y «Lily hizo esto otro». ¡Estaban orgullosos de tener una bruja en la familia!

Lily sonrió con ternura al recordar a sus padres.

Se detuvo para respirar profundamente y luego continuó. Parecía que hacía años que deseaba decir todo aquello.

Lily asintió con la cabeza vigorosamente.

. —Luego conoció a ese Potter en el colegio y se fueron y se casaron y te tuvieron a ti,

Los padres de Harry sonrieron tiernamente recordando la boda. Remus también lo hacia recordando también el embarazo. En cambio Sus y Sirius no sonreían recordaban demasiado bien lo que ocurrió después del nacimiento de Harry. Sus se giro hacia Sirius para fulminarlo con la mirada pero en lugar de eso sonrió. Sirius estaba mirando la mesa con el ceño fruncido y apretando los puños tan fuerte que tenía los nudillos blancos. Ella le tomó uno de esos puños con su mano y lo acarició haciendo que sirius se relajara. Una vez este se hubo calmado le dejó ir la mano por lo que se ganó una mirada de perrito faldero al que acaban de pisar la cola provinente de Sirius.

y por supuesto que yo sabía que ibas a ser igual, igual de raro, un... un anormal.

-        No te atrevas a insultar a mi niño- la tristeza de Lily se había convertido en rabia al oír la última línea.

¡Y luego, como si no fuera poco, hubo esa explosión y nosotros tuvimos que quedarnos contigo!

-        No se le va a pasar el cambio de versión- le aseguró Remus a Tonks. Esta le sonrió y Remus se quedó viéndola embobado.

Harry se había puesto muy pálido. Tan pronto como recuperó la voz, preguntó:
— ¿Explosión? ¡Me dijisteis que habían muerto en un accidente de coche!
— ¿ACCIDENTE DE COCHE? —rugió Hagrid dando un salto, tan enfadado que los Dursley volvieron al rincón

Hasta los Slythering se exasperaron por la cobardía de los Dursley, aunque ellos no fueran muy valientes como mínimo tenían orgullo. En la mesa de Griffindor los merodeadores animaban a Hagrid junto con los 4 gemelos y Ron, Harry y Hermione intentaban aguantar las carcajadas.

—. ¿Cómo iban a poder morir Lily y James Potter en un accidente de coche? ¡Eso es un ultraje! ¡Un escándalo!

-        Exactamente- gritaron Sirius y Remus enviando una ráfaga de hechizos al globo. Sus miradas daban miedo y en su cara estaba grabada una expresión furiosa.

-        Tranquilos chicos- les dijo James- No quiero que mis mejores amigos se conviertan en asesinos por culpa de esos tipos.- Remus y Sirius se calmaron pero le enviaron una mirada a Harry quien estaba sonriendo por el parecido de la frase de su padre a la que les dijo el para evitar que mataran a Colagusano.

—Pero ¿por qué? ¿Qué sucedió? —preguntó Harry con tono de apremio.
La furia se desvaneció del rostro de Hagrid. De pronto parecía nervioso.
—Nunca habría esperado algo así —dijo en voz baja y con aire preocupado—. No tenía ni idea. Cuando Dumbledore me dijo que podía tener problemas para llegar a ti, no sabía que sería hasta este punto. Ah, Harry, no sé si soy la persona apropiada para decírtelo, pero alguien debe hacerlo. No puedes ir a Hogwarts sin saberlo.

Fred y George se pusieron a reír:

-        ¿Pero como es que sabes como me llamo?- pregunto George con una voz muy aguda mientras se despeinaba el pelo.

-        ¿Y porque me miráis todos? Yo no se quien es Quien-tú-sabes –dijo Fred con la misma voz que su hermano y poniendose los dedos alrededor de los ojos para simular unas gafas.

-        ¡Callaos!- gritaron Harry, la señora Weasley y, para sorpresa de algunos, Ginny. Los gemelos les miraron y, al ver su mirada, tragaron saliva.

Lanzó una mirada despectiva a los Dursley.
—Bueno, es mejor que sepas todo lo que yo puedo decirte... porque no puedo decírtelo todo. Es un gran misterio, al menos una parte...

Los del pasado se aproximaron un poco al libro para ver si conseguían mas detalles.

Se sentó, miró fijamente al fuego durante unos instantes, y luego continuó.
—Comienza, supongo, con... con una persona llamada... pero es increíble que no sepas su nombre, todos en nuestro mundo lo saben...

-        Vamos Hagrid- le animó Lia- tú puedes decirlo.

-        Es cierto- dijo Luna- al fin y al cabo es solo un nombre.

— ¿Quién?
—Bueno... no me gusta decir el nombre si puedo evitarlo. Nadie lo dice.
— ¿Por qué no?

-        Por que son idiotas- murmuró Sus y Sirius asintió de acuerdo con ella.

—Gárgolas galopantes, Harry, la gente todavía tiene miedo. Vaya, esto es difícil. Mira, estaba ese mago que se volvió... malo. Tan malo como te puedas imaginar. Peor. Peor que peor. Su nombre era...
Hagrid tragó, pero no le salía la voz.

-        Voldemort, Voldy, Tom Riddle, coge el que quieras- gritó Harry. Todo el mundo se quedó de piedra.

-        ¿Tom Riddle?- preguntó temblando Harry asintió con un nudo en la garganta. No sabía por que pero no soportaba verla así, tan frágil, tan desprotegida.

-        ¿Quién es Tom Riddle, Ginny?- preguntó Percy muy preocupado por su hermana.

-        Mi peor pesadilla hermano.- le respondió Ginny con sinceridad.- Y Hagrid continua antes de que alguien me pregunte algo mas y tenga que sacar mi carácter.- Sus hermanos se miraron entre ellos asustados.

— ¿Quiere escribirlo? —sugirió Harry.
—No... no sé cómo se escribe. Está bien... Voldemort. —Hagrid se estremeció

-        Por fin- exclamaron los merodeadores.

-        Es un simple nombre- dijo Sus.

Pero el resto de personas del comedor no parecían pensar igual que ellos por que se estremecieron con excepción de Dumblendore y algunos miembros de la Orden.

—. No me lo hagas repetir. De todos modos, este... este mago, hace unos veinte años, comenzó a buscar seguidores. Y los consiguió. Algunos porque le tenían miedo, otros sólo querían un poco de su poder

-        Y también había los locos sin escrúpulos que creían en sus enfermizos ideales- terminó Snape, James le miró atentamente.

-        Eres algo distinto a antes ¿no?- le preguntó- Sigues siendo odioso pero no en la misma intensidad.

-        Me lo tomaré como una cumplido Potter- Snape casi escupió la última palabra.

-        Suficiente los dos- dijo Lily- Snape te agradecería que no volvieses a decir mi apellido en ese tono y James un poco mas de auto control- A Snape se le clavaron las palabras mi apellido como dagas pero lo disimuló muy bien.

-        Ahora se entiende el odio de Harry a Snape y viceversa- dijo Ernie desde la mesa de Huppelpuff. Lily miró a los dos aludidos fijamente pero no añadió nada más.

, porque él iba consiguiendo poder. Eran días negros, Harry. No se sabía en quién confiar, uno no se animaba a hacerse amigo de magos o brujas desconocidos... Sucedían cosas terribles. Él se estaba apoderando de todo. Por supuesto, algunos se le opusieron y él los mató. Horrible.

Inconscientemente Molly se acercó a sus hermanos mientras Sirius y Remus miraban a James y Lily.

Uno de los pocos lugares seguros era Hogwarts. Hay que considerar que Dumbledore era el único al que Quient -tú- sabes temía. No se atrevía a apoderarse del colegio, no entonces, al menos.
»Ahora bien, tu madre y tú padre eran la mejor bruja y el mejor mago que yo he conocido nunca.

-        Tampoco hay que exagerar, pero gracias- dijo James, Lily le puso la mano en la frente.

-        Fiebre no tiene- murmuró luego bajo su mano a la muñeca de James.- el pulso es normal.- Todos los que conocían a James estallaron a carcajadas.

-        Muy graciosa- murmuró- Soy una mala influencia para ti. Además acepto que somos de las mejores personas que ha conocido Hagrid pero no las mejores.- Este prosiguió entre risas.

¡En su época de Hogwarts eran los primeros! Supongo que el misterio es por qué Quien-tú-sabes nunca había tratado de ponerlos de su parte...

-        Jamás- dijeron James y Lily rotundamente.

Probablemente sabía que estaban demasiado cerca de Dumbledore para querer tener algo que ver con el Lado Oscuro.
»Tal vez pensó que podía persuadirlos... O quizá simplemente quería quitarlos de en medio.

Albus negó con la cabeza pero nadie lo notó.

Lo que todos saben es que él apareció en el pueblo donde vosotros vivíais, el día de Halloween, hace diez años. Tú tenías un año. Él fue a vuestra casa y... y... De pronto, Hagrid sacó un pañuelo muy sucio y se sonó la nariz con un sonido como el de una corneta.

Toda la mesa de Griffindor lloraba pero nadie mas intensamente que Sirius y Remus. James estaba demasiado ocupado consolando a su esposa e hijo para animarlos a ellos también pero Tonks y Sus no tenían ninguna ocupación. La primera, que estaba sentada al lado de Remus le limpiaba las lágrimas con la mano acariciándole así la cara. Con cada caricia los dos sentían una placentera sensación de pas por lo que poco a poco Remus se  fue calmando. Sirius lloraba tanto que no se dio cuenta de la presencia de Sus hasta que notó sus labios sobre los suyos. Se abandonó en ese beso y cuando terminó se limpió las lágrimas y se esforzó a sonreír ganándose una caricia de Sus. Se laquedo mirando embobado de forma no muy diferente a la que Sus le estaba mirando. Ese beso había significado mucho más de lo que ella habría querido y ya no había vuelta atrás había vuelto a enamorarse, si alguna vez logró desenamorarse, del mujeriego de Black y aún así lo único que podía hacer era sonreír como una quinceañera y evitar que Sirius la pillara mirándola con demasiada intensidad. 

—Lo siento —dijo—. Pero es tan triste... pensar que tu madre y tu padre, la mejor gente del mundo que podrías encontrar...

-        Cierto dijeron todos los que los conocían y ellos se ruborizaron exclamando “gracias”

»Quien-tú-sabes los mató. Y entonces... y ése es el verdadero misterio del asunto... también trató de matarte a ti. Supongo que quería hacer un trabajo limpio, o tal vez, para entonces, disfrutaba matando.

Maldita profecía- pensaron el director y el profesor de pociones.

Pero no pudo hacerlo. ¿Nunca te preguntaste cómo te hiciste esa marca en la frente? No es un corte común. Sucedió cuando una poderosa maldición diabólica te tocó. Fue la que terminó con tu madre, tu padre y la casa, pero no funcionó contigo, y por eso eres famoso, Harry. Nadie a quien él hubiera decidido matar sobrevivió, nadie excepto tú, y eso que acabó con algunas de las mejores brujas y de los mejores magos de la época (los McKinnons, los Bones, los Prewetts...)

Molly abrazó a sus hermanos tan fuerte que casi los asfixia pero ellos no se quejaron concientes de lo mucho que necesitaba ella ese contactó. Los del pasado estaban horrorizados por todos los amigos que morirían pero Frank estaba intrigado.

-        ¿Y nosotros?- dijo señalándose  a él y a Alice- ¿No estamos muertos?.

-        Peor,- afirmó Neville- mucho peor.

-        Cuarto libro – se apresuró a decir Harry para evitar que siguieran molestando a Neville este se lo agradeció con la mirada.

y tú eras muy pequeño. Pero sobreviviste. Algo muy doloroso estaba sucediendo en la mente de Harry. Mientras Hagrid iba terminando la historia, vio otra vez la cegadora luz verde con más claridad de lo que la había recordado antes y, por primera vez en su vida, se acordó de algo más, de una risa cruel, aguda y fría.

Harry se estremeció involuntariamente pero pronto sintió las manos de sus amigos sobre las suyas.

Hagrid lo miraba con tristeza.
—Yo mismo te saqué de la casa en ruinas, por orden de Dumbledore. Y te llevé
con esta gente...
—Tonterías —dijo tío Vernon.
Harry dio un respingo. Casi había olvidado que los Dursley estaban allí.
Tío Vernon parecía haber recuperado su valor. Miraba con rabia a Hagrid y tenía los puños cerrados.
—Ahora escucha esto, chico —gruñó—: acepto que haya algo extraño acerca de ti, probablemente nada que unos buenos golpes no curen.

-        No te atrevas Dursley- gritó James.

-        Si lo haces te arrepentirás- advirtió Sirius con una sonrisa psicópata.

-        A nadie le gusta tener la furia merodeadora contra él- terminó Remus.

Y todo eso sobre tus padres...Bien, eran raros, no lo niego y, en mi opinión, el mundo está mejor sin ellos...

En un primer momento nadie dijo nada. Todo el mundo intentaba asimilar lo que había dicho ese tipo. El primero en reaccionar fue Remus:

-        ¿Que el mundo estaría mejor sin Cornamenta y Lily?- gritó- Ellos y Sirius son lo mejor que me a pasado. Mi vida no tendría sentido sin ellos maldito animal- estaba fuera de sí, sacó su varita y empezó a conjurar espadas, dagas, avispas, abejas y chinchetas y todos ellos se pusieron a atacar el cuadro de los Dursley hasta que se desvanecieron entonces Remus lanzó con su varita muchos hielos en forma de agujas que se quedaron clavados en el cuadro. Iba a seguir pero por detrás notó dos cachetes. Se giró y vio a sus mejores amigos. – ¿A que han venido los golpes?

-        Tú te menosprecias nosotros te golpeamos, es el trato ¿Recuerdas Lunático?- le preguntó James. Remus asintió.

-        Bien me toca a mí- dijo Sirius. De la nada aparecieron dos bludgers de la nada, estas se encendieron con fuego de color púrpura, Sirius las apuntó con la varita y la bludgers salieron disparadas en dirección al cuadro, reemplazado después de la acción de Remus, al que empezaron a incendiar y aporrear. Sirius se sentó tranquilamente con sus amigos contemplando su obra. Todo el gran comedor empezó a hechizar  el cuadro aún con las bludgers por allí.

-        Señor Black podría detener las bludger-le pidió el director cuando todos se hubieron vuelto a sentar. Los Potter miraban asombrados y agradecidos a las personas que los defendían pero se les pasó que, en medio de desmadre de hechizos Snape había enviado uno bastante fuerte.

Recibieron lo que buscaban, al mezclarse con esos brujos... Es lo que yo esperaba: siempre supe que iban a terminar mal... Pero en aquel momento Hagrid se levantó del sofá y sacó de su abrigo un paraguas rosado. Apuntando a tío Vernon, como con una espada, dijo:
—Le prevengo, Dursley, le estoy avisando, una palabra más y...
Ante el peligro de ser alanceado por la punta de un paraguas empuñado por un gigante barbudo, el valor de tío Vernon desapareció otra vez. Se aplastó contra la pared y permaneció en silencio.  
—Así está mejor —dijo Hagrid, respirando con dificultad y sentándose otra vez en el sofá, que aquella vez se aplastó hasta el suelo.
Harry, entre tanto, todavía tenía preguntas que hacer, cientos de ellas.
—Pero ¿qué sucedió con Vol... perdón, quiero decir con Quién-usted-sabe?

-        Dile por su nombre Harry- le dijo su padre el asintió.

—Buena pregunta, Harry Desapareció. Se desvaneció. La misma noche que trató de matarte. Eso te hizo aún más famoso. Ése es el mayor misterio, sabes... Se estaba volviendo más y más poderoso... ¿Por qué se fue?

-        Buena pregunta- dijo Moody pensativo.

-        Está claro que fue en contra de su voluntad.- intervino Remus.

»Algunos dicen que murió. No creo que le quede lo suficiente de humano para morir.

Muchos asintieron de acuerdo con Hagrid, entre ellos los miembros de la orden pero Fudge dijo:

-        Murió, ni siquiera él es inmortal y no abría estado tanto tiempo escondido- Umbridge asentía con vigor.

-        Es hora de que afronte la verdad ministro- le dijo Kingsley dejando de piedra a Fudge ya que le creía de los suyos.

-        Fudge ministro- murmuró James- que mal está el mundo.- varios rieron y Fudge se puso muy rojo pero no dijo nada y evitó que Umbridge le defendiera recordando, de sus tiempos de colegio, lo que pasaba a los que ponían a los merodeadores en su contra.

Otros dicen que todavía está por ahí, esperando el momento, pero no lo creo. La gente que estaba de su lado volvió con nosotros. Algunos salieron como de un trance. No creen que pudieran volver a hacerlo si él regresara. »La mayor parte de nosotros cree que todavía está en alguna parte, pero que perdió sus poderes.

-        Exactamente- dijo la mayor parte de la gente. Umbridge los miró mal pero una advertencia del ministro bastó para que no hiciera nada.

Que está demasiado débil para seguir adelante. Porque algo relacionado contigo, Harry, acabó con él. Algo sucedió aquella noche que él no contaba con que sucedería, no sé qué fue, nadie lo sabe... Pero algo relacionado contigo lo confundió.

-        Bueno,- dijo Sirius en plan confidente- Dorea, la abuela de Harry, me obligó a ver algunas fotos de James de pequeño y, si Harry se parece algo a él, no me extraña que al pobre Voldy le diera un ataque.- la mayoría rió pero recibió dos cachetes (uno de Harry y otro de James) y una mala mirada provinente de Lily, Ginny y Cho que le produjo escalofríos. Instintivamente le cogió la mano a Sus y se sorprendio al ver que no la retiraba.

Hagrid miró a Harry con afecto y respeto, pero Harry, en lugar de sentirse complacido y orgulloso, estaba casi seguro de que había una terrible equivocación.

Snape dejó escapar un jadeo

-        ¡¿Cómo?!- preguntó sorprendido

-        No si aún resultará que no soy un que no soy un egocéntrico- ironizó.

-        Snape que yo fuera un ególatra no significa que Harry lo sea también,- le dijo James enojado- no se si te habrás dado cuenta pero tiene el carácter de Lily.

-        No, es igual a ti- dijo con convicción. Harry hizo un gesto  queriendo decir que era un caso perdido.

¿Un mago? ¿Él? ¿Cómo era posible? Había estado toda la vida bajo los golpes de Dudley y el miedo que le inspiraban tía Petunia y tío Vernon. Si realmente era un mago, ¿por qué no los había convertido en sapos llenos de verrugas cada vez que lo encerraban en la alacena? Si alguna vez derrotó al más grande brujo del mundo, ¿cómo es que Dudley siempre podía pegarle patadas como si fuera una pelota?

-        La primera vez es difícil de creer- le dijo Lily comprensiva.- Y no te preocupes por los Dursley cuando tu padre, padrino  y tío terminen con ellos no te van a molestar más.

—Hagrid —dijo con calma—, creo que está equivocado. No creo que yo pueda ser un mago.
Para su sorpresa, Hagrid se rió entre dientes.
—No eres un mago, ¿eh? ¿Nunca haces que sucedan cosas cuando estás asustado o enfadado?

La gente sonrió todavía recordaban el día en el zoológico.

Harry contempló el fuego. Si pensaba en ello... todas las cosas raras que habían hecho que sus tíos se enfadaran con él, habían sucedido cuando él, Harry, estaba molesto o enfadado: perseguido por la banda de Dudley, de golpe se había encontrado fuera de su alcance; temeroso de ir al colegio con aquel ridículo corte de pelo, éste le había crecido de nuevo y, la última vez que Dudley le pegó, ¿no se vengó de él,  aunque sin darse cuenta de que lo estaba haciendo? ¿No le había soltado encima la boa constrictor?

-        Exactamente y estoy muy orgulloso de ti.- le dijo James.

-        No le incites a hacer travesuras James- le reprochó Lily.

-        ¿En serio crees que el hijo de un merodeador, ahijado de otro merodeador y sobrino de otro merodeador que además es perseguido por Voldemort va a seguir las normas?- le preguntó Lily negó resignada y Harry sonrió a Ron, tendrían un aliado cuando sus madres les fueran a asesinar.

Harry miró de nuevo a Hagrid, sonriendo, y vio que el gigante lo miraba radiante.
— ¿Te das cuenta? —dijo Hagrid—. Conque Harry Potter no es un mago... Ya verás, serás muy famoso en Hogwarts.

-        Demasiado- gruño Harry provocando la risa de Ron, una sonrisa de sus padres y muchas dudas en Snape.

Pero tío Vernon no iba a rendirse sin luchar.
— ¿No le hemos dicho que no irá? —dijo con desagrado—. Irá a la escuela secundaria Stonewall

-        Irá a Hogwarts y te callas ya- gritó Lily. Su marido se separó un poco de ella.

y nos dará las gracias por ello. Ya he leído esas cartas y necesitará toda clase de porquerías: libros de hechizos, varitas y...

—Si él quiere ir, un gran muggle como usted no lo detendrá —gruñó Hagrid—. ¡Detener al hijo de Lily y James Potter para que no vaya a Hogwarts! Está loco. Su nombre está apuntado casi desde que nació. Irá al mejor colegio de magia del mundo.

Todo el mundo asintió, a excepción de Fleur que puso mala cara pero no dijo nada, sabía que tenía las de perder.

Siete años allí y no se conocerá a sí mismo. Estará con jóvenes de su misma clase, lo que será un cambio. Y estará con el más grande director que Hogwarts haya tenido:
Albus Dumbled...
—¡NO VOY A PAGAR PARA QUE ALGÚN CHIFLADO VIEJO TONTO LE
ENSEÑE TRUCOS DE MAGIA! —gritó tío Vernon.

El comedor rompió a reir.

-        Estás muerto Vernon Dursley.- dijo Sirius entre risas.

-        Insultar a Dumblendore delante de Hagrid es la mejor manera de suicidarse.- Rió Fred.

-        Sí sobrinito, creo que es mas seguro darle una patada a un dragon dormido.- Aseguró Guideon. Sus se pasó un dedo por el cuello y hizo un sonido muy desagradable.

-        Gracias por tu lealtad Hagrid.- dijo el director, este se sonrojó.

-        De nada señor director- logró farfullar.

Pero aquella vez había ido demasiado lejos. Hagrid empuñó su paraguas y lo agitó sobre su cabeza.
— ¡NUNCA... —bramó— INSULTE-A-ALBUS-DUMBLEDORE-EN-MI-PRESENCIA!
Agitó el paraguas en el aire para apuntar a Dudley. Se produjo un relámpago de luz violeta, un sonido como de un petardo, un agudo chillido y, al momento siguiente, Dudley saltaba, con las manos sobre su gordo trasero, mientras gemía de dolor. Cuando les dio la espalda, Harry vio una rizada cola de cerdo que salía a través de un agujero en los pantalones.

Todo el mundo rompió  a reír, los bromistas se levantaron y le hicieron una reverencia causando el sonrojo del semi-gigante. Sonrojo que se acentuó cuando McGonagall le dijo:

-        Bien hecho Hagrid, pon a esos muggles idiotas en su lugar.- Luego se dio cuenta de lo que había dicho y se tapo la boca sorprendida. Al cabo de un cuarto de hora las risas cesaron.

Tío Vernon rugió. Empujó a tía Petunia y a Dudley a la otra habitación, lanzó una última mirada aterrorizada a Hagrid y cerró con fuerza la puerta detrás de ellos. Hagrid miró su paraguas y se tiró de la barba.
—No debería enfadarme —dijo con pesar—, pero a lo mejor no ha funcionado. Quise convertirlo en un cerdo, pero supongo que ya se parece mucho a un cerdo y no había mucho por hacer.

La risa se volvió  a desatar sobre el gran comedor aunque fue sofocada rápidamente por las miradas de McGonagall. Umbridge se la miraba con envidia, ella no podía hacer eso.

Miró de reojo a Harry, bajo sus cejas pobladas.
—Te agradecería que no le mencionaras esto a nadie de Hogwarts —dijo—. Yo... bien, no me está permitido hacer magia, hablando estrictamente. Conseguí permiso para hacer un poquito, para que te llegaran las cartas y todo eso... Era una de las razones por las que quería este trabajo...
—¿Por qué no le está permitido hacer magia? —preguntó Harry.
—Bueno... yo fui también a Hogwarts y, si he de ser franco, me expulsaron.

Varios miraron a Hagrid sorprendidos.

En el tercer año. Me rompieron la varita en dos. Pero Dumbledore dejó que me quedara como guardabosques. Es un gran hombre.
—¿Por qué lo expulsaron?

-        Por un crimen que no había comentido- murmuró el trío dorado. Por suerte nadie los oyó.

—Se está haciendo tarde y tenemos muchas cosas que hacer mañana —dijo Hagrid en voz alta

-        Eficaz cambio de tema, - dijo Frank- típico de Hagrid.

—. Tenemos que ir a la ciudad y conseguirte los libros y todo lo demás.
Se quitó su grueso abrigo negro y se lo entregó a Harry
—Puedes taparte con esto —dijo—. No te preocupes si algo se agita. Creo que todavía tengo lirones en un bolsillo.

-        Gracias por evitar que mi hijo muera congelado Hagrid- le dijo Lily.

-        Es un placer ayudar a Harry- le respondió este ganándose una sonrisa del aludido.

-        Bien.- dijo Dumblendore- ¿profesor Flitwitch quiere leer el siguiente?

-        Me encantaría director- le contestó- El callejón Diagon

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