jueves, 19 de julio de 2012

Gilderoy Lockhart


— Creo que podemos leer un capítulo más antes de cenar- dijo Dumbledore- Gilderoy Lockhart



— ¿En serio tenemos que leer un capítulo con el nombre de ese idiota?- preguntó Ron enfadado siendo fulminado con la mirada por muchas chicas.



Al día siguiente, sin embargo, Harry apenas sonrió ni una vez. Las cosas fueron de mal en peor desde el desayuno en el Gran Salón.



— Odio los días que pasa eso- comentó Dean con una mueca.



— Es decir casi todos vuestros días- apuntó Seamus señalando al trío dorado.



Bajo el techo encantado, que aquel día estaba de un triste color gris, las cuatro grandes mesas correspondientes a las cuatro casas estaban repletas de soperas con gachas de avena, fuentes de arenques ahumados, montones de tostadas y platos con huevos y beicon.



Los Weasley y Sirius soltaron un suspiro y enternecieron su mirada que se dirigía hacia el libro.



Harry y Ron se sentaron en la mesa de Gryffindor junto a Hermione, que tenía su ejemplar de Viajes con los vampiros abierto y apoyado contra una taza de leche. La frialdad con que ella dijo «buenos días», hizo pensar a Harry que todavía les reprochaba la manera en que habían llegado al colegio.



— Es Hermione- dijo Ron como si fuera obvio.



Neville Longbottom, por el contrario, les saludó alegremente.



Harry y Ron sonrieron agradeciéndoselo con la mirada.



Neville era un muchacho de cara redonda, propenso a los accidentes, y era la persona con peor memoria de entre todas las que Harry había conocido nunca.



— Sí, creo que lo describiste a la perfección- comentó Seamus.



—El correo llegará en cualquier momento —comentó Neville—; supongo que mi abuela me enviará las cosas que me he olvidado.



Evidentemente- dijo Augusta algo enojada.- Es lo que hago cada año.



Efectivamente, Harry acababa de empezar sus gachas de avena cuando un centenar de lechuzas penetraron con gran estrépito en la sala, volando sobre sus cabezas, dando vueltas por la estancia y dejando caer cartas y paquetes sobre la alborotada multitud.



— Siempre es espectacular- comentó Denis, Dudley afirmó con vehemencia.



Un gran paquete de forma irregular rebotó en la cabeza de Neville, y un segundo después, una cosa gris cayó sobre la taza de Hermione, salpicándolos a todos de leche y plumas.  



Hermione arrugó la nariz pero no comentó nada.



¡Errol! —dijo Ron, sacando por las patas a la empapada lechuza. Errol se desplomó, sin sentido, sobre la mesa, con las patas hacia arriba y un sobre rojo y mojado en el pico.



— Espero que no sea lo que creo- dijo Scorp.



— ¿Es que acaso no conoces a la abuela?- preguntó Al con incredulidad.



» ¡No...! —exclamó Ron.

—No te preocupes, no está muerto —dijo Hermione, tocando a Errol con la punta del dedo.

—No es por eso... sino por esto.

Ron señalaba el sobre rojo. A Harry no le parecía que tuviera nada de particular, pero Ron y Neville lo miraban como si pudiera estallar en cualquier momento.



— Y con razón- dijo James que era uno de los pocos que había deducido que era.



— ¿Qué pasa? —preguntó Harry.



— Algo muy malo- comentó Ron.



—Me han enviado un howler —dijo Ron con un hilo de voz.



Todos los hijos de magos aguantaron aire a la vez mientras le dedicaban a Ron una mirada de ánimo y compasión.



—Será mejor que lo abras, Ron —dijo Neville, en un tímido susurro—. Si no lo hicieras, sería peor. Mi abuela una vez me envió uno, pero no lo abrí y... —tragó saliva— fue horrible.



— ¿Y por que le enviaste un howler?- preguntó Frank algo enojado.



— Por la misma razón por la que te los enviaba a ti- dio Augusta enojada fulminando a su hijo con la mirada- Por ser despistado y hacer explotar calderas.- padre e hijo se sonrojaron completamente.



Harry contempló los rostros aterrorizados y luego el sobre rojo.

— ¿Qué es un howler? —dijo.



— La peor pesadilla de cualquiera- susurraron los gemelos Weasley asustando a muchos hijos de muggle.



Pero Ron fijaba toda su atención en la carta, que había empezado a humear por las esquinas.



— Ábrelo- gritaron todos los que conocían que era ese sobre.



—Ábrela —urgió Neville—. Será cuestión de unos minutos.



— Es como una tirita- explicó Rose- Mejor sacarla de golpe.



— ¿Qué es una tirita?- preguntó Sirius, Rose se limitó a girar los ojos.



Ron alargó una mano temblorosa, le quitó a Errol el sobre del pico con mucho cuidado y lo abrió. Neville se tapó los oídos con los dedos.



— Buena idea- dijo Remus.- Era lo que hacía yo cada vez que esos recibían uno.



— Es decir- apuntó james- Cada desayuno.



— No es algo de lo que estar orgulloso- le gritó Lily golpeándole la nuca.

Harry no comprendió por qué lo había hecho hasta una fracción de segundo después. Por un momento, creyó que el sobre había estallado; en el salón se oyó un bramido tan potente que desprendió polvo del techo.



— Un howler especialmente peligroso- comentó James.



— Lo envió Molly- le contestó Sirius como si recalcara una obviedad.



—... ROBAR EL COCHE, NO ME HABRÍA EXTRAÑADO QUE TE EXPULSARAN;



— No, a él tampoco- dijeron los gemelos Weasley entre risas.



ESPERA A QUE TE COJA, SUPONGO QUE NO TE HAS PARADO A PENSAR LO QUE SUFRIMOS TU PADRE Y YO CUANDO VIMOS QUE EL COCHE NO ESTABA...



— Claro, como ese coche es tan valioso- ironizó Draco los Weasley se mordieron la lengua pensando que no  valía la pena discutir con él.



Los gritos de la señora Weasley, cien veces más fuertes de lo normal,



— Glups- todos los Weasley tragaron ruidosamente mientras la mujer los fulminaba con la mirada.



hacían tintinear los platos y las cucharas en la mesa y reverberaban en los muros de piedra de manera ensordecedora. En el salón, la gente se volvía hacia todos los lados para ver quién era el que había recibido el howler,



— Reconozco que eso es lo peor- dijeron los Prewett.



— Lo mejor, queréis decir- dijo George.



— Cierto,- afirmó Fred- Nos da propaganda gratis.- La bronca que les pegó su madre después de ese comentario les hizo desear no haber abierto la boca. 



Y Ron se encogió tanto en el asiento que sólo se le podía ver la frente colorada.



— Que por cierto estaba del mismo color que un tomate expuesto a la radiación- comentó Seamus divertido.



—... ESTA NOCHE LA CARTA DE DUMBLEDORE, CREÍ QUE TU PADRE SE MORÍA DE LA VERGUENZA,



— Tampoco hay que exagerar- dijo Arthur- No entendía porque se había comportado así pero no estaba tan avergonzado- terminó dirigiéndole una alentadora sonrisa a su hijo menor.



NO TE HEMOS CRIADO PARA QUE TE COMPORTES ASÍ, HARRY Y TÚ PODRÍAIS HABEROS MATADO...



— Eso es cierto- la apoyó Lily mirando mal a su hijo que se acercó a James imperceptiblemente causando una sonrisa de ternura en los labios de este.



Harry se había estado preguntando cuándo aparecería su nombre. Trataba de hacer como que no oía la voz que le estaba perforando los tímpanos.



— La voz de mamá tiene esa cualidad- afirmó Charlie.



— Y la de Molls- añadieron todos los de la tercera.



— Callaos- gritaron las dos demostrando lo dicho.



—... COMPLETAMENTE DISGUSTADO, EN EL TRABAJO DE TU PADRE ESTÁN HACIENDO INDAGACIONES,



James y Sirius miraron al hombre preocupados pero él simplemente se encogió de hombros.



— Lo siento señor Weasley- se disculpó Harry- Después de todo lo que ha hecho por mi y casi hago que lo despidan.



— Yo también lo siento papá- dijo Ron mirando el suelo.



— Lo pasado, pasado está- les respondió él con una amable sonrisa.



TODO POR CULPA TUYA, Y SI VUELVES A HACER OTRA, POR PEQUEÑA QUE SEA, TE SACAREMOS DEL COLEGIO.



— Tampoco hay que dramatizar- dijo Bill poniendo la mano protectoramente en el hombro de Ron- Por qué va a creérselo y lo pasará muy mal.



Se hizo un silencio en el que resonaban aún las palabras de la carta. El sobre rojo, que había caído al suelo, ardió y se convirtió en cenizas. Harry y Ron se quedaron aturdidos, como si un maremoto les hubiera pasado por encima.



— Es que lo que les ha pasado por encima es mamá que es peor, mucho pero- comentaron los gemelos Weasley.



Algunos se rieron y, poco a poco, el habitual alboroto retornó al salón. Hermione cerró el libro Viajes con los vampiros y miró a Ron,



Que raro- ironizó Rose en voz baja mientras los de la tercera generación reían.



que seguía encogido.

—Bueno, no sé lo que esperabas, Ron, pero tú...

—No me digas que me lo merezco —atajó Ron.



— Me lo merecía pero era lo último que quería oír.- le explicó el muchacho a Hermione.



Harry apartó su plato de gachas. El sentimiento de culpabilidad le revolvía las tripas. El señor Weasley tendría que afrontar una investigación en su trabajo.



— Tranquilo Harry- le dijo el señor Weasley- La culpa fue mía por haber hechizado el coche, Molly tiene razón me entusiasman demasiado esas cosas.



— Si ellos no hubiesen utilizado el coche nada de eso hubiese pasado- dijo Lily enfadada- Hay que pensar en las consecuencias antes de actuar, sobretodo si esas consecuencias no te perjudican a ti sino a otra persona.



Después de todo lo que los padres de Ron habían hecho por él durante el verano...



— No fue nada- le aseguró Molly con una sonrisa.



Pero Harry no tuvo demasiado tiempo para pensar en aquello, porque la profesora McGonagall recorría la mesa de Gryffindor entregando los horarios.  Harry cogió el suyo y vio que tenían en primer lugar dos horas de Herbología con los de la casa de Hufflepuff.



Neville le dedicó una luminosa sonrisa a Hannah mientras Allie, Augusta y Alice los miraban con una sonrisita burlona.



Harry, Ron y Hermione abandonaron juntos el castillo, cruzaron la huerta por el camino y se dirigieron a los invernaderos donde crecían las plantas mágicas. El howler había tenido al menos un efecto positivo:



Los gemelos Prewett levantaron las cejas con incredulidad.



parecía que Hermione consideraba que ellos ya habían tenido suficiente castigo y volvía a mostrarse amable.



— Es que ya habíais tenido más que suficiente castigo- se defendió ella.



Al dirigirse a los invernaderos, vieron al resto de la clase congregada en la puerta, esperando a la profesora Sprout. Harry, Ron y Hermione acababan de llegar cuando la vieron acercarse con paso decidido a través de la explanada, acompañada por Gilderoy Lockhart.



Ron gruñó mientras la profesora soltaba un suspiro de exasperación extrañando a las alumnas.



La profesora Sprout llevaba un montón de vendas en los brazos, y sintiendo otra punzada de remordimiento, Harry vio a lo lejos que el sauce boxeador tenía varias de sus ramas en cabestrillo.



— Yo y el sauce no hubiésemos resultado heridos si no llega a ser por la caballerosa y solicitada ayuda del experto- ironizó la profesora causando más incredulidad entre las alumnas que empezaban a mirarla mal.



La profesora Sprout era una bruja pequeña y rechoncha que llevaba un sombrero remendado sobre la cabellera suelta. Generalmente, sus ropas siempre estaban manchadas de tierra, y si tía Petunia hubiera visto cómo llevaba las uñas, se habría desmayado.



— No se puede trabajar en la tierra con la manicura- explicó la profesora mostrando orgullosa sus manos que, evidentemente, horrorizaron a Petunia.



Gilderoy Lockhart, sin embargo, iba inmaculado con su túnica amplia color turquesa y su pelo dorado que brillaba bajo un sombrero igualmente turquesa con ribetes de oro, perfectamente colocado.



Se oyó un suspiro colectivo mientras Blaise le declaraba la guerra al hombre al ver que Padma era una de las que había suspirado.



— ¡Hola, qué hay! —saludó Lockhart, sonriendo al grupo de estudiantes—. Estaba explicando a la profesora Sprout la manera en que hay que curar a un sauce boxeador.



— Porque evidentemente ella, que lleva décadas especializada en plantas mágicas concretamente con las de Hogwarts, no lo sabe- el sarcasmo de Ron produjo unas cuantas carcajadas mientras Blaise lo fichaba como posible aliado en su tarea de humillar al ex profesor.



¡Pero no quiero que penséis que sé más que ella de botánica!



— Y por eso no me he puesto a fardar delante de todos vosotros tras malherirla con mi incompetencia- Fue el turno de Blaise que se llevó una sonrisa de Ron y otros chicos a la vez que malas miradas de una buena parte del sector femenino.



Lo que pasa es que en mis viajes me he encontrado varias de estas especies exóticas y...



— Es sabido que la mejor forma de viajar es con la imaginación- asintió Ron dándole la razón al fraude de profesor y causando más risas. 



— No solo la mejor, es la única forma en la que no tengo que despeinar mis rizos completamente naturales y con la que no pierdo mi sonrisa de dentífrico ganadora cinco veces del premio del corazón de la Bruja a la sonrisa más encantadora- le secundó Blaise imitando a la perfección la voz del profesor y sacando más risas.



— ¿Pero que tenéis en contra del profesor?- preguntó una muy indignada Lavander.



— A parte del hecho que era un pavo real presumido, con demasiados humos y demasiada ineptitud nada- le contestó Ron con tranquilidad.



— Espera sí que hay otra cosa- dijo Blaise- Creo que está relacionada con Pinocho per ahora no me acuerdo de que es.- terminó el Slytherin con una sonrisa burlona.-Aix, lo tengo a la punta de la nariz…- Los chicos y las chicas con más sentido común, entre ellas Astoria y Ginny, reían a carcajadas mientras que las otras chicas los fulminaban con la mirada.



— ¡Hoy iremos al Invernadero 3, muchachos! —dijo la profesora Sprout, que parecía claramente disgustada, lo cual no concordaba en absoluto con el buen humor habitual en ella.



— Ese idiota era capaz de desquiciar a cualquiera- comentó Snape frunciendo el ceño- Por desgracia tuvo demasiado sentido de la auto conservación para ir a las mazmorras a supervisar mis pociones, esa época es muy buena para crear la de la muerte en vida.  



— Y varias pociones urticarias- apuntó Louis con una sonrisa peligrosa.



Se oyeron murmullos de interés. Hasta entonces, sólo habían trabajado en el Invernadero 1. *



— En ese solo están las plantas más aburridas- comentó Sirius.



En el Invernadero 3 había plantas mucho más interesantes y peligrosas.



— E ideales para incluir en las bromas- apuntó Remus como quién no quiere tal cosa. 



La profesora Sprout cogió una llave grande que llevaba en el cinto y abrió con ella la puerta.



— Para si le interesa a alguien os diré que guarda una copia de esa llave debajo de la maseta de margaritas que tiene en su despacho- comentó Sus.



— Es el mismo lugar que utiliza nuestro profesor- dijo Al.



— ¿Y tu como sabes eso?- preguntó Astoria.



— Me lo dijo James Sirius- respondió rápidamente el chico mientras Sirius y James compartían una mirada orgullosa.



A Harry le llegó el olor de la tierra húmeda y el abono mezclados con el perfume intenso de unas flores gigantes, del tamaño de un paraguas, que colgaban del techo.



Los ojos de los de primero y de Dudley brillaron como faros en una noche de tormenta mientras muchos se prometían ir a por la llave en cuanto tuvieran la oportunidad.



Se disponía a entrar detrás de Ron y Hermione cuando Lockhart lo detuvo sacando la mano rapidísimamente.



— Huye- le aconsejaron a la vez Ron y Blaise.



— ¡Harry! Quería hablar contigo... Profesora Sprout, no le importa si retengo a

Harry un par de minutos, ¿verdad?



— Tenga piedad y sálvelo- le imploró James que empezaba a pillar que tipo de persona era Lockhart.



A juzgar por la cara que puso la profesora Sprout, sí le importaba,



— No me agrada dejar a mis alumnos en manos de un loco- soltó con naturalidad.



pero Lockhart añadió:

—Sólo un momento —y le cerró la puerta del invernadero en las narices.



— Maleducado- gruñó Molly para la alegría de Arthur. 



—Harry —dijo Lockhart. Sus grandes dientes blancos brillaban al sol cuando movía la cabeza—. Harry, Harry, Harry.



— ¿Era tartamudo?- preguntó con inocencia Dennis.



— No, solo necesitaba tiempo para recordar como se estructuraba una frase y no se le ocurrió ningún otro modo para ganarlo- le explicó Ron- Ya sabes, como cuando un político dice: me gusta que me hagas está pregunta.- el Ministro enrojeció mientras las chicas empezaban a planear como matar dolorosamente a Ron.



Harry no dijo nada. Estaba completamente perplejo. No tenía ni idea de qué se trataba.



— No intentes entender la mente, o falta de ella, de ese hombre- le aconsejó Blaise.



— A este ritmo antes de que termine el libro las chicas te habrán crucificado así que contrólate un poco- le recomendó Draco mirando la furibunda muchedumbre femenina que miraba mal a Blaise.



Estaba a punto de decírselo, cuando Lockhart prosiguió:

—Nunca nada me había impresionado tanto como esto, ¡llegar a Hogwarts volando en un coche!



Es que fue realmente impresionante- dijo James sacando pecho orgullosamente.



Claro que enseguida supe por qué lo habías hecho.



— Y yo preocupado por su clara falta de agilidad mental- dijo Ron moviendo la cabeza en negación.



Se veía a la legua.



— Hay dios, ¿con que locura nos va a salir ahora?- preguntó Hermione asustada.



Harry, Harry, Harry.



— ¿Seguro, segurísimo que no era tartamudo?- preguntó incrédulo Dennis.



Era increíble cómo se las arreglaba para enseñar todos los dientes incluso cuando no estaba hablando.



— Increíble y escalofriante- apuntó Ginny recordando al profesor.



— Tú no tienes gusto por los chicos Weasley- rugió Cho.



— Tienes razón- le concedió la chica- Debería tomar ejemplo de ti y ser más superficial fijándome solo en su aspecto y su popularidad ya que los otros valores están pasados de moda, o sea, que no molan- la voz de Ginny era una exageración de la de Cho pero eso no evitó la carcajada general que siguió sino que la incrementó.



—Te metí el gusanillo de la publicidad, ¿eh? —dijo Lockhart—.



James y Sirius empezaron a golpearse la cabeza contra la mesa mientras Ron  soltaba una carajada incrédula y Harry un suspiro.



— ¿Cómo…se…- golpe contra la mesa de la cabeza de James.



— puede… ser…- golpe contra la mesa de la cabeza de Sirius.



— tan… estúpido?- terminaron los dos todavía entre golpes.



— Siendo Lockhart- respondió simplemente Blaise.



Le has encontrado el gusto.



— Sí, realmente me apasiona que se hable de mí- reconoció con sarcasmo el chico.



Te viste compartiendo conmigo la primera página del periódico y no pudiste resistir salir de nuevo.



— Claro, lo de la librería es lo más famoso que ha hecho- concordó Remus.- Al lado de salir con el ganador del premio a la sonrisa más encantadora ¿que es haber derrotado a Voldemort?



—No, profesor, verá...

—Harry, Harry, Harry —dijo Lockhart,



— Va a gastarte el nombre- comentó Luna.



— Creo que ha salido más en boca de Lockhart que en todo el libro anterior- concordó Neville.



cogiéndole por el hombro—.



— Suelta a mi niño ahora mismo gallo desplumado- rugió Lily enojadísima.



Lo comprendo.



— Ya pero es que resulta que no todos aquí dependemos de la publicidad para ser felices- le dijo Arthur.



— ¿Traemos un saco de boxeo con su rostro?- preguntó Al a sus amigos.



— Tal vez luego- respondió Scorp- Es demasiado gracioso ver las puñaladas verbales de Tío Blaise y Ron como para dejar escapar la oportunidad.



— Estoy con Scorp- dijo Allie.



— Yo también- les apoyó Rose.



Es natural querer probar un poco más una vez que uno le ha cogido el gusto. Y me avergüenzo de mí mismo por habértelo hecho probar,



— Porqué como soy tan altruista no me hubiese importado dejar pasar la oportunidad de aumentar mis ventas gracias a ti.- siguió Ron imitando la voz del profesor.



— A parte de que avergonzarme de mi mismo entra en mis asombrosas y múltiples habilidades- siguió Blaise.



porque es lógico que se te subiera a la cabeza.



— Del mismo modo que se me subió a mi el día en el que me vi en un espejo por primera vez, lástima que se me olvidase poner las gafas que me recetó el medimago diciendo no sé que tontería de ceguera parcial.- prosiguió Blaise asintiendo.



Pero mira, muchacho, no puedes ir volando en coche para convertirte en noticia. Tienes que tomártelo con calma, ¿de acuerdo?



— No quiero que ese idiota le de consejos a mi niño- se quejó James como un niño pequeño.



— Podríamos hacerle una pequeña visita- dejo caer Lily.



— Cornamenta adoro a tu esposa- comentó Sirius.



Ya tendrás tiempo para estas cosas cuando seas mayor. Sí, sí, ya sé lo que estás pensando: « ¡Es muy fácil para él, siendo ya un mago de fama internacional!»



— Mejor legeremente que Voldemort- asintió Harry con diversión.



De donde saco que tenia fama integnacional?- preguntó Fleur con asombro- Yo no lo había oído nombgag hasta que empezó el libgo.



Pero cuando yo tenía doce años, era tan poco importante como tú ahora.



— Es decir, que había salvado el mundo un par de veces.- asintió Sirius.



¡De hecho, creo que era menos importante! Quiero decir que hay gente que ha oído hablar de ti, ¿no?, por todo ese asunto con El-que-nodebe-ser-nombrado.



— Un asunto carente de importancia- asintieron los gemelos Weasley.



—Contempló la cicatriz en forma de rayo que Harry tenía en la frente—.



— Coff coff envidioso coff coff- tosió Sus.



Lo sé, lo sé, no es tanto como ganar cinco veces seguidas el Premio a la Sonrisa más Encantadora, concedido por la revista Corazón de bruja,



  Al lado de eso ¿Qué es salvar el mundo?- preguntaron al unísono Blaise y Ron.



— Nada de nada- les siguieron el juego Draco y Hermione. Los dos leones y las dos serpientes se miraron entre ellos con incredulidad.



— ¿Una tregua mientras salga el idiota de Lockharn?- ofreció Hermione.



— Aceptada- dijo Blaise sonriendo encantadoramente por lo que Padma sintió una punzada de celos.



Ron y Draco se miraron unos segundos para aceptar a regañadientes mientras Scorp y Rose casi saltan de alegría.



como he hecho yo, pero por algo hay que empezar.



— Aunque sea por algo tan pequeño- apuntó Ginny.



Le guiñó un ojo a Harry y se alejó con paso seguro. Harry se quedó atónito durante unos instantes,



— ¿Solo durante unos instantes?- preguntó Luna extrañada- Raro, ese tipo parece ser más aturdidor que cien narggels juntos.



y luego, recordando que tenía que estar ya en el invernadero, abrió lapuerta y entró. La profesora Sprout estaba en el centro del invernadero, detrás de una mesa montada sobre caballetes. Sobre la mesa había unas veinte orejeras.



— Me encanta esa clase- dijeron a la vez Allie y Neville con una sonrisa.



Cuando Harry ocupó su sitio entre Ron y Hermione, la profesora dijo:

—Hoy nos vamos a dedicar a replantar mandrágoras.



— ¿Os gusta esa clase?- Draco estaba incrédulo. Los dos Longbotton se encogieron de hombros.



Veamos, ¿quién me puede decir qué propiedades tiene la mandrágora?



— Hermione- respondió todo el gran comedor a la vez.



Sin que nadie se sorprendiera, Hermione fue la primera en alzar la mano.

—La mandrágora, o mandrágula, es un reconstituyente muy eficaz —dijo Hermione en un tono que daba la impresión, como de costumbre, de que se había tragado el libro de texto—.



La chica se ruborizó completamente.



— Lo siento Hermione- se disculpó Harry algo avergonzado.



— Pero si solo pensaste la verdad- le dijo Ron metiendo la pata ya que se ganó un golpe y una mala mirada de la aludida.



Se utiliza para volver a su estado original a la gente que ha sido transformada o encantada.

—Excelente, diez puntos para Gryffindor —dijo la profesora Sprout—. La mandrágora es un ingrediente esencial en muchos antídotos. Pero, sin embargo, también es peligrosa. ¿Quién me puede decir por qué?



— Hermione- volvió ha decir el gran comedor.



Al levantar de nuevo velozmente la mano, Hermione casi se lleva por delante las gafas de Harry.



— Lo siento Harry- se disculpó ella.



— Estoy acostumbrado—respondió él haciendo que Hermione volviera a sonrojarse.



—El llanto de la mandrágora es fatal para quien lo oye —dijo Hermione instantáneamente.



— Eso depende de la edad de la mandrágora- aclaró Neville al ver las miradas asustadas de los niños de primero.- Vosotros no trabajareis con mandrágoras adultas así que no hay ningún problema.- Los niños le miraron agradecidos mientras sus familiares lo hacían orgullosos.



—Exacto. Otros diez puntos —dijo la profesora Sprout—. Bueno, las mandrágoras que tenemos aquí son todavía muy jóvenes.



— ¿Veis?- les preguntó Neville- No hay peligro.



Mientras hablaba, señalaba una fila de bandejas hondas, y todos se echaron hacia delante para ver mejor. Un centenar de pequeñas plantas con sus hojas de color verde violáceo crecían en fila. A Harry, que no tenía ni idea de lo que Hermione había querido decir con lo de «el llanto de la mandrágora», le parecían completamente vulgares.



Neville, Allie y a profesora Sprout entrecerraron los ojos ofendidos.



— ¿Pero tu sabes cuanto vale una planta de esas?- Draco estaba horrorizado- Su precio no es para nada vulgar.



—Poneos unas orejeras cada uno —dijo la profesora Sprout.

Hubo un forcejeo porque todos querían coger las únicas que no eran ni de peluche ni de color rosa.



— Infantiles- murmuró Allie- Lo importante son las plantas, no las orejeras.



—Cuando os diga que os las pongáis, aseguraos de que vuestros oídos quedan completamente tapados —dijo la profesora Sprout—.



— ¿No habías dicho que al ser jóvenes su llanto no hacía nada?- le preguntó un Slytherin de primero a Neville con desconfianza.



— No, lo que he dicho es que no es mortal pero poneros bien las orejeras en la clase porque podéis quedaros desmayados unas horas.- les aconsejó el chico.



— Señor Longbotton me va a quitar el puesto.- le regañó en broma Sprout.



— No se lo quitó, ella se lo cedió.- murmuró por lo bajo Molls con una sonrisa.



Cuando os las podáis quitar, levantaré el pulgar. De acuerdo, poneos las orejeras.

Harry se las puso rápidamente. Insonorizaban completamente los oídos. La profesora Sprout se puso unas de color rosa, se remangó, cogió firmemente una de las plantas y tiró de ella con fuerza. Harry dejó escapar un grito de sorpresa que nadie pudo oír.



Los de primero se giraron hacia Neville.



— No es una panta muy bonita por debajo de la tierra.- les explicó él.



En lugar de raíces, surgió de la tierra un niño recién nacido, pequeño, lleno de barro y extremadamente feo. Las hojas le salían directamente de la cabeza. Tenía la piel de un color verde claro con manchas, y se veía que estaba llorando con toda la fuerza de sus pulmones.



Varios arrufaron la nariz con asco.



La profesora Sprout cogió una maceta grande de debajo de la mesa, metió dentro la mandrágora y la cubrió con una tierra abonada, negra y húmeda, hasta que sólo quedaron visibles las hojas.



— Es importante taparla bien para que su llanto no llegue a la superficie- siguió Neville con sus apuntes que algunos niños estaban empezando a anotar.



La profesora Sprout se sacudió las manos, levantó el pulgar y se quitó ella también las orejeras.

—Como nuestras mandrágoras son sólo plantones pequeños, sus llantos todavía no son mortales —dijo ella con toda tranquilidad, como silo que acababa de hacer no fuera más impresionante que regar una begonia—.



— Tal vez eso es difícil pero te aseguro que regar una begonia no es tan fácil como parece, si le pones demasiada agua el sol la pudre y demasiada poca hace que se muera de sed.- le corrigió Petunia.



Sin embargo, os dejarían inconscientes durante varias horas, y como estoy segura de que ninguno de vosotros quiere perderse su primer día de clase,



— Yo me habría perdido gustoso mi primera clase de DCAO.- la corrigió Ron.



aseguraos de que os ponéis bien las orejeras para hacer el trabajo. Ya os avisaré cuando sea hora de recoger.

»Cuatro por bandeja. Hay suficientes macetas aquí. La tierra abonada está en aquellos sacos. Y tened mucho cuidado con las Tentacula Venenosa, porque les están saliendo los dientes.

Mientras hablaba, dio un fuerte manotazo a una planta roja con espinas, haciéndole que retirara los largos tentáculos que se habían acercado a su hombro muy disimulada y lentamente.



Casi parecía que Dudley estuviese babeando por lo atento que estaba en todas las descripciones del libro.



Harry, Ron y Hermione compartieron su bandeja con un muchacho de Hufflepuff que Harry conocía de vista, pero con quien no había hablado nunca.

—Justin Finch-Fletchley —dijo alegremente,



Varios se giraron hacia el chico que sonreía radiante.



dándole la mano a Harry—. Claro que sé quién eres, el famoso Harry Potter.



Harry bufó un poco molesto.



Y tú eres Hermione Granger, siempre la primera en todo. —Hermione sonrió al estrecharle la mano—.



— Yo que tu me andaría con cuidado hermanito- le recomendó Ginny con una sonrisa burlona ganándose un pisotón.



Y Ron Weasley. ¿No era tuyo el coche volador?

Ron no sonrió. Obviamente, todavía se acordaba del howler.



— Lo siento.- se disculpó el tejón.



— No te preocupes.- le dijo Ron con una brillante sonrisa.



—Ese Lockhart es famoso, ¿verdad?



— ¿Bromeas?- dijo Blaise con voz de niña emocionada por ver a su fan.- Ganó cinco veces seguidas el premio de más prestigio mágico.



— ¿La orden de Merlín?- le siguió el juego Hermione con la misma voz.



— Más prestigioso.- fue el turno de Ron.



— ¿No me digas que ganó el de la Sonrisa Más Encantadora otorgada por el corazón de la Bruja?- preguntó Draco con una sonrisa.



— Tal y como lo oyes. O sea.- le contestó Blaise.



Los cuatro se echaron a reír a carcajadas para el regocijo del gran comedor.



— Espero que la tregua termine pronto- dijo en voz baja Terry- Esos cuatro juntos dan miedo.



—dijo contento Justin, cuando empezaban a llenar sus macetas con estiércol de dragón—. ¡Qué tío más valiente!



Harry y Ron rompieron a reír a carcajadas para la incredulidad del resto del gran comedor.



¿Habéis leído sus libros?



— Realmente se le da muy bien escribir relatos de ficción.- le apoyó Ron.



Yo me habría muerto de miedo si un hombre lobo me hubiera acorralado en una cabina de teléfonos, pero él se mantuvo sereno y ¡zas! Formidable.



— Tal vez podríamos comprobar lo formidable que es.- dijo Sirius mirando a Remus con una sonrisa peligrosa.



— Ni se te ocurra.- rugieron a la vez James y Remus medio enojados.



»Me habían reservado plaza en Eton, pero estoy muy contento de haber venido aquí. Naturalmente, mi madre estaba algo disgustada, pero desde que le hice leer los libros de Lockhart, empezó a comprender lo útil que puede resultar tener en la familia a un mago bien instruido...



— No si al final va a resultar que esos libros tenían alguna utilidad.- comentó Blaise.



Después ya no tuvieron muchas posibilidades de charlar. Se habían vuelto a poner las orejeras y tenían que concentrarse en las mandrágoras. Para la profesora Sprout había resultado muy fácil, pero en realidad no lo era.



— Nunca lo es- suspiraron varios con tristeza fingida.



A las mandrágoras no les gustaba salir de la tierra, pero tampoco parecía que quisieran volver a ella.



— No saben que les va a pasar.- las disculpó Sprout.



Se retorcían, pataleaban, sacudían sus pequeños puños y rechinaban los dientes.



— ¿Pueden hacer todo eso?- preguntó Dudley sorprendido- Pregunta estúpida, olvidadlo.- se corrigió cuando vio que todos le miraban.



Harry se pasó diez minutos largos intentando meter una algo más grande en la maceta.



Neville lo miró con incredulidad aunque luego bajo la mirada arrepentido por su falta de educación.



Al final de la clase, Harry, al igual que los demás, estaba empapado en sudor, le dolían varias partes del cuerpo y estaba lleno de tierra.



— Como si volvieras de un entrenamiento de Quidditch.- comentó Angelina.



Volvieron al castillo para lavarse un poco, y los de Gryffindor marcharon corriendo a la clase de Transformaciones.



— Daros prisa u os fusilaran.- les comentó Sirius.



Las clases de la profesora McGonagall eran siempre muy duras,



— Que va.- dijo James- Son fáciles e divertidas.



pero aquel primer día resultó especialmente difícil.



Ron gruñó al recordarlo.



Todo lo que Harry había aprendido el año anterior parecía habérsele ido de la cabeza durante el verano.



— Es comprensible ya que solo podías estudiar entrada la noche.- dijo la profesora fulminando a Petunia con la mirada.



Tenía que convertir un escarabajo en un botón, pero lo único que conseguía era cansar al escarabajo, porque cada vez que éste esquivaba la varita mágica, se le caía del pupitre.



Varios rieron pero James y Sirius se prometieron que enseñarían a Harry para que le fueran más fáciles las transformaciones.



A Ron aún le iba peor.



— Normal si tenía la varita rota.- opinó Percy.



Había recompuesto su varita con un poco de celo que le habían dado, pero parecía que la reparación no había sido suficiente.



— ¡Claro que no!- dijo Minerva escandalizada.



Crujía y echaba chispas en los momentos más raros, y cada vez que Ron intentaba transformar su escarabajo, quedaba envuelto en un espeso humo gris que olía a huevos podridos. Incapaz de ver lo que hacía, aplastó el escarabajo con el codo sin querer y tuvo que pedir otro. A la profesora McGonagall no le hizo mucha gracia.



— Pobre Ron.- murmuró Bill con compasión.



Harry se sintió aliviado al oír la campana de la comida.



Los Weasley y Sirius suspiraron a la vez.



Sentía el cerebro como una esponja escurrida. Todos salieron ordenadamente de la clase salvo él y Ron, que todavía estaba dando golpes furiosos en el pupitre con la varita.



— Eso no hará que funcione mejor.- aseveró su padre.



— ¡Chisme inútil, que no sirves para nada!



— Buena descripción.- comentaron los gemelos Weasley.



—Pídeles otra a tus padres —sugirió Harry cuando la varita produjo una descarga  de disparos, como si fuera una traca.



— Gran idea.- dijo Molly.



— Si, realmente necesitabas una varita nueva.- dijo Arthur.



— No creo que pudierais permitíroslo.- dijo despectivamente Pansy.- ¿Me equivoco Draco?- preguntó buscando su ayuda.



— Estoy en tregua con Weasley y Granger durante un libro Pansy.- le recordó el chico girando los ojos.- Hay disculpa, ¿Sabes lo que significa la palabra tregua? Tal vez es un concepto muy complicado para ti.



— ¿Malfoy está defendiendo nuestra familia?- Ron estaba incrédulo.



— Papá siempre cumple su palabra  y se comprometió a estar en tregua con vosotros.- le aclaró Scorp.- Además, lleva buscando una escusa para meterse con Pansy desde que ella insultó a mamá.



—Ya, y recibiré como respuesta otro howler —dijo Ron,



— Jamás te enviaría dos howlers seguidos.- dijo Molly frunciendo el ceño- Se lo humillante que es recibir uno.



metiendo en la bolsa la varita, que en aquel momento estaba silbando— que diga: «Es culpa tuya que se te haya partido la varita.»



— Te dije que se lo tomaría en serio.- le reprochó Bill preocupado.



Bajaron a comer, pero el humor de Ron no mejoró cuando Hermione le enseñó el puñado de botones que había conseguido en la clase de Transformaciones.



— Lo siento- se disculpó Hermione- Actué como una sabelotodo ¿verdad?



— Claro que no- dijo rápidamente Ron- Solo que yo soy demasiado envidioso.



— ¿Qué hay esta tarde? —dijo Harry, cambiando de tema rápidamente.

—Defensa Contra las Artes Oscuras —dijo Hermione en el acto.



Esta se sonrojó al saber que venía ahora.



— ¿Por qué —preguntó Ron, cogiéndole el horario— has rodeado todas las clases de Lockhart con corazoncitos?



Varias personas miraron a Hermione con incredulidad mientras ella se sonrojaba hasta las orejas.



— Ahora sabemos porque Weasley se mete tanto con Lockhart.- comentó con crueldad Romilda.



— Está celoso.- le apoyó Cho.



— Vamos a dejar las cosas claras.- dijo Ron enojado- Es cierto que tengo propensión por los celos pero los tengo de gente que merece la pena, mis hermanos, Harry, incluso un poco de Vikky aun así jamás me rebajaría a tener celos de un inútil así.- Varios miraron a Ron con admiración.



— A parte de que Ron no tiene motivos por estar celoso de Lockhart ya que ese inútil no será jamás ni la mitad de lo que es Ron.- le apoyó una muy sonrojada Hermione mientras Ron adquiría tonos granate.



Hermione le quitó el horario. Se había puesto roja. Terminaron de comer y salieron al patio. Estaba nublado.



— Que novedad.- se quejó una chica que venía de una familia con residencia cerca del Mediterráneo. (NA o sea yo ahora mismo en Inglaterra que suspiro por el sol).



Hermione se sentó en un peldaño de piedra y volvió a hundir las narices en Viajes con los vampiros.



— Que nunca hice.- prosiguió Blaise.



Harry y Ron se pusieron a hablar de quidditch,



Hermione gruñó mientras Oliver y sus hijos sonreían y Sirius y James asentían con la cabeza. 



y pasaron varios minutos antes de que Harry se diera cuenta de que alguien lo vigilaba estrechamente.



— ¡Señor Potter!- le regañó Alastor- VIGILANCIA PERMANENTE.



Al levantar la vista, vio al muchacho pequeño de pelo castaño que la noche anterior se había puesto el sombrero seleccionador.



— O sea que si era yo.- le dijo Colin a su hermano.



Lo miraba como paralizado.



Los que habían visto a las víctimas del basilisco tuvieron un escalofrío.



Tenía en las manos lo que parecía una cámara de fotos muggle normal y corriente, y cuando Harry miró hacia él, se ruborizó en extremo.



— Colin- adivinaron todos los del gran comedor con una sonrisa tierna.



— ¿Me dejas, Harry? Soy... soy Colin Creevey —dijo entrecortadamente,



— Lo sabemos- dijo Fred.



— Eres el fotógrafo oficial de Hogwarts así como el principal acosador de Harry.- terminó George.



dando un indeciso paso hacia delante—. Estoy en Gryffindor también. ¿Podría..., me dejas... que te haga una foto? —dijo, levantando la cámara esperanzado.



— ¿Una?- preguntó Ron levantando una ceja- Pues debía ser una panorámica de todo Hogwarts.



— ¿Una foto? —repitió Harry sin comprender.



— Como un dibujo pero con más parecido a la realidad.- le aclaró Scorp burlón.



  Sip, sin duda es tu hijo Malfoy.- dijo Harry algo ruborizado mientras Draco y Scorp sonreían halagados.



—Con ella podré demostrar que te he visto —dijo Colin Creevey con impaciencia,



— Muy propia de él- prosiguió su hermano.



acercándose un poco más, como si no se atreviera—. Lo sé todo sobre ti.



— Das miedo- comentó Demezla.



Todos me lo han contado: cómo sobreviviste cuando Quien-tú-sabes intentó matarte y cómo desapareció él, y toda esa historia, y que conservas en la frente la cicatriz en forma de rayo (con los ojos recorrió la línea del pelo de Harry). Y me ha dicho un compañero del dormitorio que si revelo el negativo en la poción adecuada, la foto saldrá con movimiento. —Colin exhaló un soplido de emoción



— ¿Hijo de muggles?- preguntó Alice con comprensión.



— Mi padre sí, mi madre es una squip.- explicó Collin mientras Denis asentía.



y continuó—: Esto es estupendo,



— Sí que lo es.- murmuró Dudley, su madre fue la única que le oyó y sonrió para sus adentros.



¿verdad? Yo no tenía ni idea de que las cosas raras que hacía eran magia, hasta que recibí la carta de Hogwarts. Mi padre es lechero y tampoco podía creérselo. Así que me dedico a tomar montones de fotos para enviárselas a casa.



Lily y Molly sonrieron con ternura.



Y sería estupendo hacerte una. —Miró a Harry casi rogándole—. Tal vez tu amigo querría sacárnosla para que pudiera salir yo a tu lado. ¿Y me la podrías firmar luego?



— Eso ya es pasarse.- comentó Sirius entre divertido e incrédulo.



— ¿Firmar fotos? ¿Te dedicas a firmar fotos, Potter?



— No- rugió este molesto.



En todo el patio resonó la voz potente y cáustica de Draco Malfoy.



Scorp suspiro y sus amigos le sonrieron con comprensión.



Se había puesto detrás de Colin, flanqueado, como siempre en Hogwarts, por Crabbe y Goyle, sus amigotes.



— No precisamente- comentó él en voz baja. 



— ¡Todo el mundo a la cola! —gritó Malfoy a la multitud—. ¡Harry Potter firma fotos!



— Supongo que tu serías el primero de la cola ¿no Malfoy?- preguntó con sorna Dean.



—No es verdad —dijo Harry de mal humor, apretando los puños—. ¡Cállate, Malfoy!

—Lo que pasa es que le tienes envidia —dijo Colin, cuyo cuerpo entero no era más grueso que el cuello de Crabbe.



— Es evidente que es un Gryffindor.- dijo Minerva con orgullo haciendo sonrojar al pequeño muchacho.



— ¿Envidia? —dijo Malfoy,



— Ya sabes, eso que sientes cada vez que ves las calificaciones de Hermione.- le aclaró Luna con inocencia.



—Mira Lunática…- empezó Draco pero Ginny se levantó de golpe.



— Su nombre es Luna, hurón estúpido.- rugió sacando la varita.



— Tú,- Al señalaba a Ginny- siéntate y tú- su dedo se desplazó hacia Draco- Cállate.- para sorpresa de todos los dos obedecieron.



que ya no necesitaba seguir gritando, porque la mitad del patio lo escuchaba—. ¿De qué?



— ¿Empiezo a hacer la lista?- preguntó James con sorna.



A Ron y a Draco cada vez les costaba más mantener la tregua.



¿De tener una asquerosa cicatriz en la frente? No, gracias. ¿Desde cuándo uno es más importante por tener la cabeza rajada por una cicatriz?



— Desde que esta cicatriz indica que has vencido al mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos.- contestó Neville.



Crabbe y Goyle se estaban riendo con una risita idiota.



— La única risa que se saben.- murmuró Enrie.



—Échate al retrete y tira de la cadena, Malfoy —dijo Ron con cara de malas pulgas.



— Así se habla hermanito.- se carcajearon los gemelos haciendo ruborizar a Ron.



Crabbe dejó de reír y empezó a restregarse de manera amenazadora los nudillos, que eran del tamaño de castañas.

—Weasley, ten cuidado —dijo Malfoy con un aire despectivo—. No te metas en problemas o vendrá tu mamá y te sacará del colegio.



— No te permito que utilices mis frases en contra de mi hijo.- le regañó Molly- No es educado ni gentil, discúlpate.- le ordenó, varios la miraron incrédulos entre ellos Draco pero la mujer incrementó su ceño. Draco solo inclinó la cabeza en dirección a Ron pero Molly se dio por satisfecha.



—Luego imitó un tono de voz chillón y amenazante—. «Si vuelves a hacer otra...»

Varios alumnos de quinto curso de la casa de Slytherin que había por allí cerca rieron la gracia a carcajadas.

—A Weasley le gustaría que le firmaras una foto, Potter —sonrió Malfoy—.Pronto valdrá más que la casa entera de su familia.



— Bueno, teniendo en cuenta que en subasta una foto firmada de tu padre en su segundo año se puede vender por unos cincuenta mil galeones creo que mi padre esta en lo cierto.- comentó Scorp sacando a su padre de un apuro.



— ¿Me firmarías unas cuantas fotos?- preguntó casi todo el mundo, Harry no respondió, estaba en shock. 



Ron sacó su varita reparada con celo, pero Hermione cerró Viajes con los vampiros de un golpe y susurró:

— ¡Cuidado!



— Esta chica es igual a Lunático- comentó James.



— Sí, el también se metía solo para advertirnos que venía un profesor.- terminó Sirius,



— ¿Qué pasa aquí? ¿Qué es lo que pasa aquí? —Gilderoy Lockhart caminaba hacia  ellos a grandes zancadas, y la túnica color turquesa se le arremolinaba por detrás—. ¿Quién firma fotos?



— ¿Eso es lo único que se le ha quedado de la situación?- Lily estaba incrédula mientras a su lado James boqueaba como un pez fuera del agua.



— Es que su cerebro enregistraba solo algunas palabras.- le explicó Ron con naturalidad.



Harry quería hablar, pero Lockhart lo interrumpió pasándole un brazo por los hombros



— Suéltalo- le ordenó Sirius furioso.



y diciéndole en voz alta y tono jovial:

— ¡No sé por qué lo he preguntado! ¡Volvemos a las andadas, Harry!



— Pero mira que es idiota el tío este.- rugió Rose exasperada.



Sujeto por Lockhart y muerto de vergüenza,



El Harry del presente estaba sonrojado solo por el recuerdo.



Harry vio que Malfoy se mezclaba  sonriente con la multitud.

—Vamos, señor Creevey —dijo Lockhart, sonriendo a Colin—. Una foto de los dos será mucho mejor. Y te la firmaremos los dos.



— ¿Y para que quiero yo una foto donde sale semejante idiota?- gruñó Collin que ya odiaba al ex profesor por la vergüenza que hizo pasar a su héroe.



Colin buscó la cámara a tientas y sacó la foto al mismo tiempo que la campana  señalaba el inicio de las clases de la tarde.



— Gracias a dios te libraste de él- suspiro Frank.



— Que va,- dijo Harry- Teníamos DCAO.- explicó ganándose algunas miradas de compasión.



— ¡Adentro todos, venga, por ahí! —gritó Lockhart a los alumnos, y se dirigió al castillo llevando de los hombros a Harry, que hubiera deseado disponer de un buen conjuro para desaparecer.



— No es posible en Hogwarts.- comentó Hermione, los cerebritos se miraron con una sonrisa mal disimulada.



»Quisiera darte un consejo, Harry —le dijo Lockhart paternalmente



James, Sirius y Remus cerraron los dientes y apretaron los puños enfadadísimos.



— No te permito aconsejar a mi niño.- Lily estaba tan furiosa como los merodeadores.



— Y paternalmente solo pueden hablarme mi padre- James sonrió-, Sirius o, en todo caso, Remus.- rugió el muchacho todavía enojado Sirius y Remus le miraron con gratitud.



al entrar en el edificio por una puerta lateral—. Te he ayudado a pasar desapercibido con el joven Creevey,



— Sí, definitivamente les has ayudado a pasar “desapercibido”.- la voz de Blaise se tiñó de sarcasmo. 



porque si me fotografiaba también a mí, tus compañeros no pensarían que te querías dar tanta importancia.



— Quien se quería dar importancia era él.- Harry estaba exasperado completamente.



Sin hacer caso a las protestas de Harry, Lockhart lo llevó por un pasillo lleno de estudiantes que los miraban,



— Cosa que ayudo a que pasara “desapercibido”.- afirmaron los gemelos Prewett.



y luego subieron por una escalera.

—Déjame que te diga que repartir fotos firmadas en este estadio de tu carrera puede que no sea muy sensato. Para serte franco, Harry, parece un poco engreído.



— Habló el rey de la modestia.- ironizaron los gemelos Weasley.



Bien puede llegar el día en que necesites llevar un montón de fotos a mano adondequiera que vayas, como me ocurre a mí,



— Ese tipo es vomitivo.- rugió Sus- ¿No se cansa de hablar de si mismo? Y yo que creía que Sirius era engreído e egocéntrico.



— Oye- se quejó el animago pero un beso de su novia bastó para callarlo.



pero —rió— no creo que hayas llegado ya a ese punto.

Habían alcanzado el aula de Lockhart y éste dejó libre por fin a Harry, que se arregló la túnica y buscó un asiento al final del aula, donde se parapetó detrás de los siete libros de Lockhart, de forma que se evitaba la contemplación del Lockhart de carne y hueso.



— Buena medida.- dijo Ron- Así te ahorraras las arcadas.



El resto de la clase entró en el aula ruidosamente, y Ron y Hermione se sentaron a ambos lados de Harry.



— Como siempre- comentó Dean.



—Se podía freír un huevo en tu cara —dijo Ron—.



— Conejo hablando de orejas.- gruñó Harry.



— ¿Cómo dices?- preguntó Ron confundido.- ¿Qué conejo?



— Quiero decir que un Weasley hablando de sonrojos pues como que no puede criticar mucho- le contestó Harry.



Más te vale que Creevey y Ginny no se conozcan, porque fundarían el club de fans de Harry Potter.



El sonrojo de los dos fue interpretado por todos como de vergüenza al comentario de Ron y nadie vio la mirada cómplice que compartían y la risita que contenía Denis.



—Cállate —le interrumpió Harry. Lo único que le faltaba es que a oídos de Lockhart llegaran las palabras «club de fans de Harry Potter».



—Harry, Harry, Harry- empezó Blaise imitando al profesor- Eso del club de fans de Harry Potter es algo que ahora no toca, tal vez dentro de unos años tendrás uno, como el mío.



— Sí, ya se lo que estas pensando- prosiguió Ron- “Es imposible que yo llegue a tener un millón de fans como tengo yo” pero claro, no todos podemos tener mi sonrisa ganadora del premio a la sonrisa más encantadora de la Bruja Indiscreta.



Cuando todos estuvieron sentados, Lockhart se aclaró sonoramente la garganta y se hizo el silencio. Se acercó a Neville Longbottom,



Alice y Augusta se tensaron mientras Frank se acercó al libro.



cogió el ejemplar de Recorridos con los trols y lo levantó para enseñar la portada, con su propia fotografía que guiñaba un ojo.



Varias chicas soltaron una risita.



—Yo —dijo, señalando la foto y guiñando el ojo él también— soy Gilderoy Lockhart, Caballero de la Orden de Merlín, de tercera clase, Miembro Honorario de la Liga para la Defensa Contra las Fuerzas Oscuras, y ganador en cinco ocasiones del Premio a la Sonrisa más Encantadora, otorgado por la revista Corazón de bruja,



— Bonita forma de empezar la clase- opinó Guideon.



— Para nada prepotente.- fue la opinión de su hermano Fabian.



pero no quiero hablar de eso.



— No, claro que no.- dijo Remus molesto.



¡No fue con mi sonrisa con lo que me libré de la banshee que presagiaba la muerte!



— ¿En serio?- preguntó James con sarcasmo.



— Yo creía que se había desmayado por esa sonrisa.- comentó Sirius.



Esperó que se rieran todos,



— Ingenuo.- se rió Draco.



pero sólo hubo alguna sonrisa.



— Educada.- puntualizó Seamus.



—Veo que todos habéis comprado mis obras completas;



— Que remedio.- dijo Hermione.



bien hecho. He pensado que podíamos comenzar hoy con un pequeño cuestionario.



— Y yo que es mejor que no piense y que siga sonriendo como el idiota que es.- dijo Ron enojado.



No os preocupéis, sólo es para comprobar si los habéis leído bien, cuánto habéis asimilado...



— No es mala idea.- murmuró Remus.



— No si las preguntas esta acordes con el tema.- puntualizó Hermione.



Cuando terminó de repartir los folios con el cuestionario, volvió a la cabecera de la clase y dijo:

—Disponéis de treinta minutos. Podéis comenzar... ¡ya!

Harry miró el papel y leyó:



1. ¿Cuál es el color favorito de Gilderoy Lockhart?



— Lila.- suspiraron varias chicas.



— ¿Esa es una pregunta del cuestionario?- Remus estaba incrédulo.



— No ves que son preguntas básicas sobre DCAO.- ironizó Tonks.



2. ¿Cuál es la ambición secreta de Gilderoy Lockhart?



— Ganar fama con los logros de otros sin mover un dedo.- contestó Ron ganándose miradas de odio.



3. ¿Cuál es, en tu opinión, el mayor logro hasta la fecha de Gilderoy Lockhart?



— Evidentemente ganar cinco veces el Premio a la Sonrisa más Encantadora, otorgado por la revista Corazón de bruja.- contestó Blaise.



— Esa pregunta no tiene respuesta- Snape estaba enojado- No una sola ya que la opinión de cada uno es diferente.



Así seguía y seguía, a lo largo de tres páginas, hasta:



— ¿Tres páginas sobre ese idiota?- comentó Sus.



— Mortal.- fue el comentario de Lee.



54. ¿Qué día es el cumpleaños de Gilderoy Lockhart, y cuál sería su regalo ideal?



— Pues no se una fecha pero el regalo es fácil.- dijo Blaise.



— Un espejo o una foto suya firmada por él.- explicó Ron.



Media hora después, Lockhart recogió los folios y los hojeó delante de la clase.



— Odio cuando los profesores hacen eso.- se quejó Ernie.



—Vaya, vaya. Muy pocos recordáis que mi color favorito es el lila.



— Tal vez porqué no es una información relevante.- rugió Minerva sacando fuego por los ojos.



Lo digo en Un año con el Yeti.



— De peluche.- prosiguió Draco.



Y algunos tenéis que volver a leer con mayor detenimiento Paseos con los hombres lobo.



— Durante el día.- terminó Ron.



En el capítulo doce afirmo con claridad que mi regalo de cumpleaños ideal sería la armonía entre las comunidades mágica y no mágica.



— Nada tópico.- comentó Hermione.



¡Aunque tampoco le haría ascos a una botella mágnum de whisky envejecido de Ogden!



— Será un imbécil pero tiene mal gusto por el whisky.- fue el comentario de Sirius.



Volvió a guiñarles un ojo pícaramente. Ron miraba a Lockhart con una expresión de incredulidad en el rostro;



— Comprensible.- afirmó Arthur con la misma cara que el libro afirmaba que el chico tenía.



Seamus Finnigan y Dean Thomas, que se sentaban delante, se convulsionaban en una risa silenciosa.



— Totalmente comprensible.- aseveró Terry desde Ravenclaw.



Hermione, por el contrario, escuchaba a Lockhart con embelesada atención



— Como con todos los profesores.- se defendió ella.



y dio un respingo cuando éste mencionó su nombre.



Varias chicas miraron a Hermione con envidia.



—... pero la señorita Hermione Granger sí conoce mi ambición secreta,



— Pues muy secreta no debía ser.- comentó Lia.



que es librar al mundo del mal y comercializar mi propia gama de productos para el cuidado del cabello,



— Pues dedícate a eso y déjanos en paz.- rugió Sprouth.



¡buena chica! De hecho —dio la vuelta al papel—, ¡está perfecto!



— Que novedad.-  Comentó Ron con sarcasmo haciendo sonrojar a la chica.



¿Dónde está la señorita Hermione Granger?

Hermione alzó una mano temblorosa.

— ¡Excelente! —dijo Lockhart con una sonrisa—, ¡excelente! ¡Diez puntos para

Gryffindor! Y en cuanto a...

De debajo de la mesa sacó una jaula grande, cubierta por una funda, y la puso encima de la mesa, para que todos la vieran.

—Ahora, ¡cuidado! Es mi misión dotaros de defensas contra las más horrendas criaturas del mundo mágico.



— Pues no cumpliste tu misión.- rugió Percy.



Puede que en esta misma aula os tengáis que encarar a las cosas que más teméis.



— Yo creo que su fuerte era la adivinación.- ironizó Blaise.



— Teniendo en cuenta que el siguiente año nos enfrentamos con un impostorus tal vez tengas razón.- dijo Padma.



— Ya pero el profesor del año siguiente era el mejor y no un inútil.- le contestó Ron haciendo que Remus sonriera complacido.



Pero sabed que no os ocurrirá nada malo mientras yo esté aquí.



— Mientras tú estés lejos querrás decir.- comentó  Molly enfadada.



Todo lo que os pido es que conservéis la calma.



— Entonces aléjate de mi niño.- le aconsejó Frank que tenía el ceño fruncido.



En contra de lo que se había propuesto, Harry asomó la cabeza por detrás del montón de libros para ver mejor la jaula. Lockhart puso una mano sobre la funda. Dean y Seamus habían dejado de reír. Neville se encogía en su asiento de la primera fila.



— Cuanta expectación por algo que terminará siendo una chorrada.- murmuró por lo bajo Harry.



—Tengo que pediros que no gritéis —dijo Lockhart en voz baja—. Podrían enfurecerse.



— ¿Quiénes?- Lily estaba empezando a asustarse.



Cuando toda la clase estaba con el corazón en un puño, Lockhart levantó la funda.

—Sí —dijo con entonación teatral—, duendecillos de Cornualles recién cogidos.



La carcajada que soltaron Sus y Sirius resonó en todo el comedor mientras que los demás estaban callados y paralizados a causa de la incredulidad.



Seamus Finnigan no pudo controlarse y soltó una carcajada que ni siquiera  Lockhart pudo interpretar como un grito de terror.



— Pues debía ser muy escandalosa.- fue la opinión de los gemelos Weasley.



— ¿Sí? —Lockhart sonrió a Seamus.

—Bueno, es que no son... muy peligrosos, ¿verdad? —se explicó Seamus con  dificultad.



— Es una manera de decirlo con cortesía.- comentó James con sorna.



— Bueno- Remus le cortó- Si sueltas un par de decenas a una habitación sin ningún tipo de precaución y no sabes pararlos pueden serlo.



— Nadie es tan idiota como para hacer eso Lunático.- le rebatió Sirius, los de quinto intercambiaron una mirada divertida. 



— ¡No estés tan seguro! —dijo Lockhart, apuntando a Seamus con un dedo acusador—. ¡Pueden ser unos seres endemoniadamente engañosos!



— Cualquier mago de tercero hasta arriba sabe ocuparse de ellos.- le corrigió Sus con desdén.



Los duendecillos eran de color azul eléctrico y medían unos veinte centímetros de  altura, con rostros afilados y voces tan agudas y estridentes que era como oír a un montón de periquitos discutiendo.



Al oír esa frase todos los de la tercera se alejaron de Rose.



— ¿Por qué os estáis alejando?- les preguntó ella extrañada.



— Hemos recordado tu… predisposición para invocar pájaros asesinos.- le contestó Allie haciéndola sonrojar.



En el instante en que había levantado la funda, se habían puesto a parlotear y a moverse como locos, golpeando los barrotes para meter ruido y haciendo muecas a los que tenían más cerca.

—Está bien —dijo Lockhart en voz alta—. ¡Veamos qué hacéis con ellos! —Y abrió la jaula.



— Ok, me corrijó- dijo Sirius- Sí que hay alguien suficientemente estúpido.



— Dios, ese tipo no podría ser más imbécil ni hecho de encargo- Snape estaba exasperado.



— Eso pone en peligro a los alumnos- rugió Minerva.



— Yo solté criaturas más peligrosas en mis clases.- comentó Remus.



— Sí, yo también.- comentó Hagrid.



— Pero vosotros dos sois competentes.- intervino Flitwich los dos sonreían satisfechos.



Se armó un pandemónium.



— ¿Pande qué?- preguntó Cho.



— Un lío enorme. ¿Eso si lo entiendes?- preguntó Hermione con sorna.



Los duendecillos salieron disparados como cohetes en todas direcciones. Dos cogieron a Neville por las orejas y lo alzaron en el aire.



— ¡Ay, dios!- exclamó Alice preocupada.



Algunos salieron volando y atravesaron las ventanas, llenando de cristales rotos a los de la fila de atrás.



— ¡Ese maldito incompetente!- el gritó de Minerva se oyó por todo el comedor.



— Está poniendo en peligro a los alumnos- Sprouth estaba muy preocupada. 



— Jamás debí haberlo contratado.- Dumbledore sacaba fuego por los ojos.



El resto se dedicó a destruir la clase más rápidamente que un rinoceronte en estampida.



— Me encantan las comparaciones que hace esté libro.- comentó Lee.- ¿A vosotros no gemelos?



— Mucho, mi querido amigo, mucho- comentó George con una sonrisa maliciosa.



— Por cierto, ¿Sabes si aquí cerca hay un zoo?- preguntó Fred con la misma sonrisa que su hermano.



— Os prohibido soltar rinocerontes en cualquier lugar del castillo.- rugió Molly.



— Aguafiestas.- se quejaron los gemelos.



Cogían los tinteros y rociaban de tinta la clase, hacían trizas los libros y los folios, rasgaban los carteles de las paredes, le daban vuelta a la papelera y cogían bolsas y libros y los arrojaban por las ventanas rotas.



— Menudo caos.- comentó Scorp sorprendido- Creo que voy a comentarle este capitulo a tu hermano.



— ¿Por qué?- Al estaba algo preocupado.



— O por nada,- le susurró Scorp- y se lo diré después de hablarle del beso entre tu hermana y el estúpido Jones.



Al cabo de unos minutos, la mitad de la clase se había refugiado debajo de los pupitres



— Eso es sensatez- comentó Sprouth.



  Sensatez sería no ir a las clases de ese inepto.- le corrigió Snape. Las chicas miraban a sus profesores casi con odio.



y Neville se balanceaba colgando de la lámpara del techo.



— Voy a matar a ese intento de hombre- Augusta estaba sacando la varita mientras se dirigía hacia la puerta.



— Abuela, tranquila- le dijo el chico con una afable sonrisa- Vamos, siéntate- La mujer lo hizo a regañadientes y los que estaban cerca la oyeron murmurar lo que haría si ese tipo se acercaba por lo que se alejaron un poco.



—Vamos ya, rodeadlos, rodeadlos, sólo son duendecillos... —gritaba Lockhart.



— ¿No eran unas terribles criaturas que les harían perder la calma?- preguntó Blaise alzando una ceja.



Se remangó, blandió su varita mágica y gritó:

¡Peskipiski Pestenomi!



— ¡Eso no es un hechizo!- recalcó innecesariamente el Ministro.



No sirvió absolutamente de nada; uno de los duendecillos le arrebató la varita y la tiró por la ventana.



Todos rompieron a reír, Sirius hasta se cayó de la silla y Sus se limpiaba las lágrimas de la risa mientras los gemelos, tanto Weasley como Prewett, empezaron una ovación de aplausos y James empezó a gritar “buena esa duendecillo”.



Lockhart tragó saliva y se escondió debajo de su mesa,



— Cobarde- exclamó Lee- Una cosa es que los pequeños lo hagan pero un profesor da pena.



a tiempo de evitar ser aplastado por Neville, que cayó al suelo un segundo más tarde, al ceder la lámpara.



— ¡Nevs!- exclamó Alice preocupada.



— Estoy bien mamá- la calmó el chico.



Sonó la campana y todos corrieron hacia la salida.



— Tan rápido como pudimos- puntualizó Seamus.



En la calma relativa que siguió, Lockhart se irguió, vio a Harry, Ron y Hermione



— Pobrecillos- comentó Dean.



y les dijo:

—Bueno, vosotros tres meteréis en la jaula los que quedan. —Salió y cerró la puerta.



— ¿Los que quedan?- exclamó incrédulo Molly.



— ¿Habéis visto? —bramó Ron, cuando uno de los duendecillos que quedaban le  mordió en la oreja haciéndole daño.



— Ay, mi niño- le dijo su madre acariciando el pelo.



—Sólo quiere que adquiramos experiencia práctica —dijo Hermione,



— ¡Hermione!- exclamaron James, Sirius, Remus y Arthur a la vez.



inmovilizando a dos duendecillos a la vez con un útil hechizo congelador y metiéndolos en la jaula.



— Buena idea.- comentó Remus con una sonrisa.



— ¿Experiencia práctica? —dijo Harry, intentando atrapar a uno que bailaba fuera de su alcance sacando la lengua—. Hermione, él no tenía ni idea de lo que hacía.



— Completamente de acuerdo.- Afirmó Ron.



— Mentira —dijo Hermione—. Ya has leído sus libros, fíjate en todas las cosas asombrosas que ha hecho...

—Que él dice que ha hecho —añadió Ron.



— Gran punto- afirmó Blaise.



— A cenar- dijo el director antes de que las chicas le saltaran al cuello a Blaise.