domingo, 26 de febrero de 2012

El peor cumpleaños

Harry Potter y la camara secreta- leyó- El peor cumpleaños.

— ¿Qué significa eso?- gruñó Lily. Petunia y Dudley bajaron las cabezas más por vergüenza que por miedo.

— ¿El peor cumpleaños?- rugió James- Mi hijo merece que todos sus cumpleaños sean geniales.

— Exacto- le apoyaron Sirius y Molly de acuerdo por primera vez en la historia.

— Tranquilos- dijo Harry.

— No- le cortó Petunia- No estuvo nada bien Harry.

— Es cierto, merecemos que nos regañen- afirmó su primo.

— ¿Es que los anormales os han comido el cerebro?- gritó Vernon- El crío no se merecía un buen cumpleaños porqué es raro y porqué no es ni siquiera un ser humano corriente.

Pronto deseo haber cerrado su gran bocaza, Remus y Lily le apuntaban con sus varitas mientras que James y Sirius parecían dispuestos a golpearle. Pero no eran los únicos, cada persona del gran comedor buscaba la manera de hacerle daño, al fin y al cabo todos eran “anormales”.

— ¿Quién está a favor de enviar a este molesto insecto de vuelta a su casa desmemorizado?- preguntó Al y sus amigos levantaron la mano de inmediato como todo el comedor menos Sus, Petunia y Dudley.

— ¿Porqué no levantas la mano, cielo?- preguntó Sirius.

— Por qué en su casa no podremos golpearlo- le respondió su novia provocando que varias manos bajasen y las de Petunia y Dudley subiesen.

— Seguimos siendo mayoría los que queremos enviarlos a casa.- afirmó Allie. Y Rose movió su varita rápidamente haciéndole desaparecer.

— ¿También vais a enviarnos a mi y a mamá a casa?- preguntó Dudley asustado.

— ¿Acaso eres tu padre?- preguntó Scorp.- O eres Dudley Dursley.- Dudley sonrió como contestación.

No era la primera vez que en el número 4 de Privet Drive estallaba una discusión durante el desayuno. A primera hora de la mañana, había despertado al señor Vernon Dursley un sonoro ulular procedente del dormitorio de su sobrino Harry.

— Que bien me cae tu lechuza Harry.- dijo Sirius con una sonrisa.

— ¡Es la tercera vez esta semana!

— Sí, ese pájaro es especial- apoyó Sus a su novio.

— se quejó, sentado a la mesa—. ¡Si no puedes dominar a esa lechuza, tendrá que irse a otra parte!

— Dominar a una lechuza- murmuró Padma- Buena suerte con ello.

Harry intentó explicarse una vez más.

— No te molestes papá,- dijo Al.

— Ese tipo no tiene neuronas suficientes para entenderte- corroboró Scorp.

—Es que se aburre. Está acostumbrada a dar una vuelta por ahí. Si pudiera dejarla salir aunque sólo fuera de noche...

— ¡¿No la dejaba salir?!- dijo Hagrid indignado.

— Pero que manera de tratar a una pobre lechuza- exclamó Lavander horrorizada.

— ¿Acaso tengo cara de idiota? —Gruñó tío Vernon, con restos de huevo frito en el  poblado bigote—.

— No me hagas responder a eso- gruñeron todos los bromistas a la vez.

Ya sé lo que ocurriría si saliera la lechuza.

— ¿Sabe algo?- ironizó Blaise que casi parecía sorprendido.

Cambió una mirada sombría con su esposa, Petunia. Harry quería seguir discutiendo, pero un eructo estruendoso y prolongado de Dudley, el hijo de los Dursley, ahogó sus palabras.

— Esto es vergonzoso- murmuró el muchacho completamente rojo.

— ¡Quiero más beicon!

— Eso no fue de muy buena educación- le riñó dulcemente Lily.

— Lo siento tía- murmuró él y Petunia sonrió enternecida.

—Queda más en la sartén, ricura —dijo tía Petunia, volviendo los ojos a su robusto hijo—. Tenemos que alimentarte bien mientras podamos... No me gusta la pinta que tiene la comida del colegio...

— ¿Dan raciones grandes en vez de gigantes?- preguntó Draco girando los ojos.

—No digas tonterías, Petunia, yo nunca pasé hambre en Smeltings —dijo con énfasis tío Vernon—. Dudley come lo suficiente, ¿verdad que sí, hijo?  

— Creo que algo más que suficiente- reconoció el muggle.

Dudley, que estaba tan gordo que el trasero le colgaba por los lados de la silla, hizo una mueca y se volvió hacia Harry.
—Pásame la sartén.

— Siento mi falta de educación- se disculpó el muchacho.

—Se te han olvidado las palabras mágicas —repuso Harry de mal talante.

— Mala elección de palabras, tío Harry- comentó Rose.

El efecto que esta simple frase produjo en la familia fue increíble: Dudley ahogó un grito y se cayó de la silla con un batacazo que sacudió la cocina entera; la señora  Dursley profirió un débil alarido y se tapó la boca con las manos, y el señor Dursley se puso de pie de un salto, con las venas de las sienes palpitándole.

— Sois unos exagerados- se exasperó Luna.

— ¡Me refería a «por favor»! —dijo Harry inmediatamente—. No me refería a...
— ¿QUÉ TE TENGO DICHO —bramó el tío, rociando saliva por toda la mesa—  ACERCA DE PRONUNCIAR LA PALABRA CON «M» EN ESTA CASA?

— La palabra con “M”- se burló Theo.

— ¿Y que diferencia le vez al hecho de llamar Innombrable a Voldemort?- preguntó Scorp.

— Es igual de ridículo- afirmaron Al, Allie y Rose ante el miedo de la mayoría del comedor.

— Y definitivamente adoro a mini Malfoy, a mi nieto, a Rose y a Allie- comentó James al ver la cara de la mayoría del comedor.

— Esto, podríais llamarme Scorp o Scorpius es que para que me llamen mini Draco o mini Malfoy ya tengo a Slughorn- pidió con indiferencia.

— Claro Scorp- afirmó Lily fulminando con la mirada a su marido.

—Pero yo...
— ¡CÓMO TE ATREVES A ASUSTAR A DUDLEY! —dijo furioso tío Vernon, golpeando la mesa con el puño.

— ¡¿Como te atreves tú a intentar asustar a mi ahijado?!- rugió Sirius. Mientras James, Lily, Remus y Molly maldecían el recién aparecido cuadro de Vernon.

—Yo sólo...
— ¡TE LO ADVERTÍ! ¡BAJO ESTE TECHO NO TOLERARÉ NINGUNA MENCIÓN A TU ANORMALIDAD!

— ¡¿Anormalidad?!- gruñó Minie furiosa mientras todos los sangre pura maldecían el cuadro.

Harry miró el rostro encarnado de su tío y la cara pálida de su tía, que trataba de levantar a Dudley del suelo.

— Llamen a la grúa municipal- le susurró Dean a Seamus quién estalló a carcajadas.

—De acuerdo —dijo Harry—, de acuerdo...
Tío Vernon volvió a sentarse, resoplando como un rinoceronte al que le faltara el aire y vigilando estrechamente a Harry por el rabillo de sus ojos pequeños y penetrantes. Desde que Harry había vuelto a casa para pasar las vacaciones de verano, tío  Vernon lo había tratado como si fuera una bomba que pudiera estallar en cualquier momento;

— Y si tenemos en cuenta lo del año siguiente tenía razón para tratarme así- dijo Harry y Ron y Hermione estallaron a carcajadas.

— ¿Qué hiciste?- preguntó Tonks curiosa.

— Os tendréis que esperar un libro- le contestó Harry.

porque Harry no era un muchacho normal. De hecho, no podía ser menos normal de lo que era.

— Yo todavía no te veo escamas ni piel púrpura- comentó Ginny, cosa que Harry agradeció en el alma.

Harry Potter era un mago..., un mago que acababa de terminar el primer curso en el Colegio Hogwarts de Magia.

— El mejor- gritaron todos menos una rubia que compuso una mueca en su hermoso rostro.

Y si a los Dursley no les gustaba que Harry pasara con ellos las vacaciones, su desagrado no era nada comparado con el de su sobrino.

Varios miraron con simpatía a Harry mientras Dudley y Petunia bajaban sus cabezas.

Añoraba tanto Hogwarts que estar lejos de allí era como tener un dolor de estómago permanente.

— Conozco la sensación- murmuró Sirius pasando un brazo por el hombro de su ahijado.

Añoraba el castillo, con sus pasadizos secretos y sus fantasmas; las clases (aunque quizá no a Snape, el profesor de Pociones);

Los merodeadores sonrieron encantados por el apunte.

— Como te comprendo- dijo Fred mirando al profesor de la nariz aguileña.

— Sí, yo también- suspiró George mirando en la misma dirección que su gemelo.

las lechuzas que llevaban el correo; los banquetes en el Gran Comedor; dormir en su cama con dosel en el dormitorio de la torre; visitar a Hagrid, el guardabosques, que vivía en una cabaña en las inmediaciones del bosque prohibido;

Hagrid le sonrió encantado.

— Nosotros no tenemos ese problema- sonrió Al.

— Nop- corroboraron Scorp, Allie y Rose.

— Por suerte- dijo Hagrid- Las vacaciones de verano son muy aburridas.

y, sobre todo, añoraba el quidditch,

— Ese es mi cazador- afirmó Oliver orgulloso.

— Supongo que el quidditch es lo que tu más añorabas durante el verano- dijo Katie.

— Bueno más o menos- dijo y al ver la cara de su cazadora explicó-, ahora sigo teniendo quidditch y añoro todo lo que suponía: las prácticas, el equipo, hasta las burlas de los gemelos-Y por descontado tu compañía- añadió para si mismo.

el deporte más popular en el mundo mágico,

— ¿Hay más deportes mágicos?- preguntó Dudley.

— Claro- respondieron muchos

— Para citarte dos ejemplos: la natación con sirenas (que es un deporte de riesgo al no ser ellas muy amigables) y la carrera de cien obstáculos mágicos sobre hipogrifo.- añadió Michael Corner.

que se jugaba con seis altos postes que hacían de porterías, cuatro balones voladores y catorce jugadores montados en escobas.  

— Se podría sintetizar así- dijo poco convencida la profesora Hooch.

En cuanto Harry llegó a la casa, tío Vernon le guardó en un baúl bajo llave, en la alacena que había bajo la escalera, todos sus libros de hechizos,

— ¿Cómo se atreve?- gruñeron a la vez Lily y Minie echando fuego por los ojos.

la varita mágica,

— Mal nacido- gruñó Sirius.

— Yo no me hubiese expresado mejor- le apoyó Sus furiosa.

las túnicas, el caldero y la escoba de primerísima calidad, la Nimbus 2.000.

— ¿Pero que clase de monstruo encierra una escoba así en un armario?- preguntó asombrado James.

— Amén, señor Potter, amén- dijo Oliver asintiendo.

— James- le corrigió el hombre con una sonrisa.

¿Qué les importaba a los Dursley si Harry perdía su puesto en el equipo de quidditch de Gryffindor por no haber practicado en todo el verano?

— Yo no me preocuparía mucho por eso- le animó Angelina.

— Eres un gran buscador.- afirmó Alicia. Harry les sonrió pero la sonrisa se le congeló en los labios cuando vio como le miraban los gemelos Weasley.

¿Qué más les daba a los Dursley si Harry volvía al colegio sin haber hecho los deberes?

— Yo te ayudaré ha hacerlos antes de que terminen las vacaciones- afirmó Hermione.

— ¿Sabes que esto fue hace unos cuatro años no Hermione?- le dijo Harry. La muchacha enrojeció para toda respuesta.

Los Dursley eran lo que los magos llamaban muggles, es decir, que no tenían ni una gota de sangre mágica en las venas, y para ellos tener un mago en la familia era algo completamente vergonzoso.

— Más bien me asustaba pero ya no- afirmó Dudley.

— Yo te tengo envidia, a ti y a Lily pero voy a aprender a dejarla de lado- le prometió Petunia.

Tío Vernon había incluso cerrado con candado la jaula de Hedwig,

Hagrid soltó un jadeo ultrajado y fue apoyado por muchos de los alumnos.

la lechuza de Harry, para que no pudiera llevar mensajes a nadie del mundo mágico.

— Eso empieza ha tener tintes paranoicos y crueles- comentó Lia sorprendida.

— No te olvides de dementes mamá- aportó Luna.

Harry no se parecía en nada al resto de la familia.

— Gracias a dios- murmuró Ginny en voz baja.

Tío Vernon era corpulento, carecía de cuello y llevaba un gran bigote negro;

— Hasta que lo conocí pensaba que el cuello es un rasgo necesario de las personas humanas.- comentó Fabian.

— Ya, y la inteligencia también- apuntó Guideon.

tía Petunia tenía cara de caballo y era huesuda;

Ella se sonrojó violentamente.

— No es cierto- se quejó Dudley.- Mamá es muy guapa- añadió con una sonrisa que la mujer le devolvió. Nadie le corrigió por pura cortesía.

Dudley era rubio, sonrosado y gordo.

— Robusto- corrigió Petunia- Cuando dé el estirón estará perfecto.

— Tal vez tenga que adelgazar un poco mami- comentó Dudley.

Harry, en cambio, era pequeño y flacucho,

— Yo no soy ni he sido nunca pequeño y flacucho- gruñó Harry.

— Reconócelo Harry- dijo Ron.

— Lo eras- le apoyó Hermione entre risas.

— Con amigos como vosotros no necesito enemigos- gruñó el pelinegro.

— Pues nada papá- intervino Al- Que llamo a Voldy y le digo que deje de acosarte porqué ya no lo necesitas.

con ojos de un verde brillante y un pelo negro azabache siempre alborotado.

— Siempre- enfatizó su madre mirando a James.

— Es hereditario- se defendieron los dos a la vez.

Llevaba gafas redondas y en la frente tenía una delgada cicatriz en forma de rayo.

Inconscientemente Harry intentó taparse la cicatriz con el pelo.

Era esta cicatriz lo que convertía a Harry en alguien muy especial, incluso entre los magos.

El bufido del muchacho no se hizo esperar en absoluto para la incredulidad de Snape y de Draco.

La cicatriz era el único vestigio del misterioso pasado de Harry y del motivo por el que lo habían dejado, hacia once años, en la puerta de los Dursley.  A la edad de un año, Harry había sobrevivido milagrosamente a la maldición del hechicero tenebroso más importante de todos los tiempos, lord Voldemort, cuyo nombre muchos magos y brujas aún temían pronunciar.

— Cosa totalmente ridícula- apuntó Remus.

Los padres de Harry habían muerto en el ataque de Voldemort, pero Harry se había librado, quedándole la cicatriz en forma de rayo. Por alguna razón desconocida, Voldemort había perdido sus poderes en el mismo instante en que había fracasado en su intento de matar a Harry.

— Poderes que recuperó- gruñó Harry.

— Y que volverá a perder- le aseguró Ginny apretándole la mano por debajo la mesa.

— Junto con su vida si tenemos suerte- apuntó un esperanzado Ron que no podía ver la mano de su hermana entrelazada con la de su amigo.

De forma que Harry se había criado con sus tíos maternos. Había pasado diez años con ellos sin comprender por qué motivo sucedían cosas raras a su alrededor, sin que él hiciera nada,

— Eso de sin hacer nada es relativo- comentó Allie.

y creyendo la versión de los Dursley, que le habían dicho que la cicatriz era consecuencia del accidente de automóvil que se había llevado la vida de sus padres.  

— Cosa que jamás voy a perdonaros- gruñó Sirius haciendo que Petunia se echara hacia atrás.

Pero más adelante, hacía exactamente un año, Harry había recibido una carta de
Hogwarts y así se había enterado de toda la verdad. Ocupó su plaza en el colegio de magia, donde tanto él como su cicatriz se hicieron famosos...;

— Excesivamente famosos- apuntó Harry exasperado.

pero el curso escolar había acabado y él se encontraba otra vez pasando el verano con los Dursley, quienes lo trataban como a un perro que se hubiera revolcado en estiércol.

Susan arrugó la nariz por la comparación. Sirius en cambio la hubiese encontrado divertida si no hubiese estado en ese contexto.

Los Dursley ni siquiera se habían acordado de que aquel día Harry cumplía doce años.

— Eso fue muy cruel- dijo Lily con tristeza.

— Tranquila mamá- le dijo Harry.- No fue para tanto.

— No fue para tanto para ti porqué en tus otros cumpleaños ya te tratamos mal- afirmó Petunia tan triste como su hermana.

No es que él tuviera muchas esperanzas, porque nunca le habían hecho un regalo como Dios manda, y no digamos una tarta...

— Gracias a dios Hagrid si lo hizo- dijo James con una sonrisa.

— Es que Rubeus siempre intenta hacer feliz a la gente- apuntó Al.

— Si sigues así mi color de piel pasará a ser rojo por el resto de mis días Al- le advirtió el semi gigante.

Pero de ahí a olvidarse completamente... En aquel instante, tío Vernon se aclaró la garganta con afectación y dijo:
—Bueno, como todos sabemos, hoy es un día muy importante.

— No es posible- dijo Sirius- Que alguien me pellizque- pidió y Sus lo hizo rápidamente- Auch, ¿Porqué has hecho eso?

— Por que tú me lo has pedido- le respondió inocentemente.

— Era una forma de hablar mujer- dijo Sirius llevándose el brazo a los labios.

Harry levantó la mirada, incrédulo.

— Te entiendo- dijo Remus.

—Puede que hoy sea el día en que cierre el trato más importante de toda mi vida profesional —dijo tío Vernon.

— Era de esperar- gruñó Frank.

— Que tipo más estúpido y desagradable- le apoyó su esposa.

Harry volvió a concentrar su atención en la tostada. Por supuesto, pensó con amargura, tío Vernon se refería a su estúpida cena.

— No te preocupes Harry- dijo Sirius- Te prometo que te prepararé la fiesta de aniversario más increíble que alguien pueda tener- le prometió.

— Y yo le ayudaré- afirmó Remus con un brillo especial en la mirada.

— Gracias- dijo Harry con una luminosa sonrisa.

No había hablado de otra cosa en los últimos quince días. Un rico constructor y  su esposa irían a cenar, y tío Vernon esperaba obtener un pedido descomunal. La empresa de tío Vernon fabricaba taladros.

— ¿Por qué me parece que eso no va a suceder?- preguntó Fred con una sonrisa.

— No lo sé pero yo tengo la misma sensación- le contestó su hermano.

—Creo que deberíamos repasarlo todo otra vez

— ¿Repasarlo?- preguntaron todos sorprendidos.

—dijo tío Vernon—. Tendremos que estar en nuestros puestos a las ocho en punto.

— Ok, ¿a nuestros puestos?- preguntó Tonks asombrada.

— ¿Vais a participar en algún tipo de carrera? – le preguntó  Lily.

Petunia, ¿tú estarás...?
—En el salón —respondió enseguida tía Petunia—, esperando para darles la bienvenida a nuestra casa.

— ¿Programasteis toda la noche?- preguntó Draco asombrado.

— Ni siquiera mi madre hace eso y mira si es pesada con sus fiestas de alta sociedad- comentó Blaise.

—Bien, bien. ¿Y Dudley?
—Estaré esperando para abrir la puerta. —Dudley esbozó una sonrisa idiota—.  ¿Me permiten sus abrigos, señor y señora Mason?

— Impresionante- le susurró Terry a Padma en el oído para desagrado de cierto Slytherin- Jamás pensé que vería algo que ridiculizase la inteligencia humana y la dejase por el suelo pero esa familia es de locos.

— ¡Les va a parecer adorable! —exclamó embelesada tía Petunia.
—Excelente, Dudley —dijo tío Vernon. A continuación, se volvió hacia Harry—. ¿Y tú?
—Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy      —dijo Harry, con voz inexpresiva.

— ¡¿Como?!- gruñó Al.- Es su cumpleaños.

— Tranquilo amigo.- dijo Scorp pasando su brazo por el hombro de su amigo.

— ¿Tranquilo?- rugió Rose- ¿Pero te das cuenta de cómo están tratando a Tío Harry?

— Se da cuenta- la tranquilizó Allie- Pero eso ya pasó y ponernos furiosos no arreglará nada. ¿Quieres tener otro ataque de nervios?

— ¿Otro?- preguntó Ron preocupado olvidándose por un instante de maldecir el cuadro.

— Es que acabamos de hacer los GNOMOS y bueno, son muy importantes- se disculpó la chica.

— Tienes prohibido estudiar tanto ¿entendido?- le regañó Ron.

— Sí, ya me lo prohibiste en el futuro- bufó la muchacha.

—Exacto —corroboró con crueldad tío Vernon—.

— Y tanta crueldad- dijo Minie que sacaba humo- Enviar a un niño a su cuarto el día de su cumpleaños sin un mísero regalo.

Yo los haré pasar al salón, te los presentaré, Petunia, y les serviré algo de beber. A las ocho quince...

— ¿Qué pasará si es a las ocho y diez en lugar de ha y cuarto?- preguntó Scorp- Le dará un ataque.

— Supongo ya que casi le dio uno al ser las ocho y diez y seis- comentó Petunia.

—Anunciaré que está lista la cena —dijo tía Petunia—. Y tú, Dudley, dirás...

— Esto es de locos- comentó Sirius.

— Es incluso atemorizante- le secundó Sus.

— ¿Me permite acompañarla al comedor, señora Mason? —dijo Dudley, ofreciendo su grueso brazo a una mujer invisible.
— ¡Mi caballerito ideal! —suspiró tía Petunia.

— ¿No eres algo exagerada hermana?- preguntó Lily asombrada.

— ¿Y tú? —preguntó tío Vernon a Harry con brutalidad.
—Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy —recitó Harry.

Los merodeadores gruñeron pero, para la sorpresa de Harry, no fueron los únicos.

—Exacto. Bien, tendríamos que tener preparados algunos cumplidos para la cena.  

— Preparar cumplidos, esto ya es demasiado- afirmó Allie con los ojos como platos.

Petunia, ¿sugieres alguno?
—Vernon me ha asegurado que es usted un jugador de golf excelente, señor Mason...

— Pasable- comentó Katie- mientras juegue al golf claro.

Dígame dónde ha comprado ese vestido, señora Mason...

— Bueno, ese está mejor- afirmó Susan y Cho asintió.

— Las chicas sois tan presumidas- se quejó Ernie ganándose un golpe de Susan. Varios chicos asintieron con él pero las chicas de su lado imitaron a Susan.

—Perfecto... ¿Dudley?
— ¿Qué tal: «En el colegio nos han mandado escribir una redacción sobre nuestro héroe preferido, señor Mason, y yo la he hecho sobre usted»?

Todo el mundo estalló a carcajadas sin poder evitarlo, incluso el propio Dudley que estaba ruborizado.

— Oye, tenía doce años vale- se quejó cuando todos callaron.

Esto fue más de lo que tía Petunia y Harry podían soportar.

— Te comprendo amigo- afirmó Hermione limpiándose las lágrimas de risa.

Tía Petunia rompió a llorar de la emoción y abrazó a su hijo, mientras Harry escondía la cabeza debajo de la mesa para que no lo vieran reírse.

— Comprensible- dijeron la mitad mientras la otra miraba incrédulo a Petunia.

— ¿Y tú, niño?
Al enderezarse, Harry hizo un esfuerzo por mantener serio el semblante.

— Y menudo esfuerzo- enfatizó él.

—Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy—repitió.

— Me estoy empezando a arrepentir de haberlo enviado a casa- comentó Al furioso.

— Te entiendo Al- dijo Rose- Siempre podemos traerlo de nuevo- sugirió.

— Si lo hacemos no sobrevivirá- advirtió Allie.

— Voto a favor- afirmó Scorp levantando la mano.

—Eso espero —dijo el tío duramente—. Los Mason no saben nada de tu existencia y seguirán sin saber nada.

— Ellos se lo pierden- gruñó James- Con lo genial que es mi hijo seguro que les podría asegurar el contrato.

Al terminar la cena, tú, Petunia, volverás al salón con la  señora Mason para tomar el café y yo abordaré el tema de los taladros.

— Con la sutileza de un elefante- gruñó Petunia para luego llevarse la mano a los labios.

Con un poco de suerte, cerraremos el trato, y el contrato estará firmado antes del telediario de las diez. Y mañana mismo nos iremos a comprar un apartamento en Mallorca.

— Menorca es mejor- comentó Blaise- Hay menos gente.

— ¿Has ido? – preguntó sorprendida Padma.

— Mi familia tiene tierras en las dos islas y en varias más- comentó Blaise con desinterés.

— Eres muy rico ¿no?- preguntó Padma algo cohibida.

— No más que Theo y bastante menos que Draco- repuso él sonriendo para apaciguar la inseguridad de la chica. Varios miraron extrañados la complicidad entre estos dos y la sonrisa que se había formado en los labios de Pavarti.

A Harry aquello no le emocionaba mucho. No creía que los Dursley fueran a quererlo más en Mallorca que en Privet Drive.

— Ese hipopótamo no te querrá nunca pero no te hace falta- dijo Arthur.

— Cierto, te queremos nosotros- afirmó Molly dándole un abrazo que Harry agradeció en el alma.

—Bien..., voy a ir a la ciudad a recoger los esmóquines para Dudley y para mí. Y tú —gruñó a Harry—, mantente fuera de la vista de tu tía mientras limpia.

— A claro, él va a buscar los esmóquines que ya limpiará Petunia- gruñó Lily enfadada.

Harry salió por la puerta de atrás. Era un día radiante, soleado. Cruzó el césped, se dejó caer en el banco del jardín y canturreó entre dientes: «Cumpleaños feliz..., cumpleaños feliz..., me deseo yo mismo...»

— Dios, que amargo suena eso- murmuró Ron triste.

No había recibido postales ni regalos, y tendría que pasarse la noche fingiendo que no existía.

— ¿No le enviasteis nada?- preguntó Rose muy sorprendida.

— No fue culpa suya- aseguró Harry en defensa de sus mejores amigos.

Abatido, fijó la vista en el seto. Nunca se había sentido tan solo. Antes que ninguna otra cosa de Hogwarts, antes incluso que jugar al quidditch, lo que de verdad echaba de menos era a sus mejores amigos, Ron Weasley y Hermione Granger.

— Por fin se nos menciona- dijo Ron con una gran sonrisa.

— Sí- dijo Hermione- Ya pensaba que te habías olvidado de nosotros.

Pero ellos no parecían acordarse de él.

— Eso no es cierto- rugieron los dos al unísono.

Ninguno de los dos le había escrito en todo el verano,

— Lo hicimos- se quejaron a la vez pero en las miradas de los demás se veía que no les creían.

a pesar de que Ron le había dicho que lo invitaría a pasar unos días en su casa. Un montón de veces había estado a punto de emplear la magia para abrir la jaula de Hedwig

— No hace falta la magia- dijeron los gemelos con idénticas sonrisas pícaras.

y enviarla a Ron y a Hermione con una carta, pero no valía la pena correr el riesgo.

Los bromistas le miraron ultrajados mientras Ron y Hermione lo hacían algo ofendidos.

A los magos menores de edad no les estaba permitido emplear la magia fuera del  colegio. Harry no se lo había dicho a los Dursley;

— Buen movimiento- le felicitó Scorp con una sonrisa.

sabía que la única razón por la que no lo encerraban en la alacena debajo de la escalera junto con su  varita mágica y su escoba voladora era porque temían que él pudiera convertirlos en escarabajos.

— Lo cuál es una magnífica idea- dijo Remus encantado y con una sonrisa que lo rejuveneció diez años (insertar suspiró de Tonks).

Durante las dos primeras semanas, Harry se había divertido murmurando entre dientes palabras sin sentido y viendo cómo Dudley escapaba de la habitación todo lo deprisa que le permitían sus gordas piernas.

Los Prewett rieron por lo bajo mientras Molly les miraba entre divertida entre exasperada.

Pero el prolongado silencio de Ron y Hermione le había hecho sentirse tan apartado del mundo mágico, que incluso el burlarse de Dudley había perdido la gracia...,

— Si que estabas mal- comentaron su padre y su padrino a la vez.

y ahora Ron y Hermione se habían olvidado de su cumpleaños.

— Eso no es cierto- repitieron ellos pero solo los Weasley les creyeron.

¡Lo que habría dado en aquel momento por recibir un mensaje de Hogwarts, de un mago o una bruja! Casi le habría alegrado ver a su mortal enemigo, Draco Malfoy, para convencerse de que aquello no había sido solamente un sueño...

— Vale, estabas muy pero muy deprimido- dijo Ron pero se calló al recibir una mala mirada de todos los del futuro.

Aunque no todo el curso en Hogwarts resultó divertido.

— ¿Hablando de los exámenes?- preguntó irónicamente Dean.

Al final del último trimestre, Harry se había enfrentado cara a cara nada menos que con el mismísimo lord Voldemort.

— Ah, te referías a eso- dijo Dean con una sonrisa.

Aun cuando no fuera más que una sombra de lo que había sido en otro tiempo, Voldemort seguía resultando terrorífico, era astuto y estaba decidido a recuperar el poder perdido.

— Es muy peligroso, quizá más que antes.- comentó Hagrid- Es como cuando un animal está moribundo pero acorralado que puede hacer más daño que si estuviese sano y sin tanto peligro.

Por segunda vez, Harry había logrado escapar de las garras de Voldemort, pero por los pelos,

— Y tanto por los pelos- se quejó Lily y luego soltó un bufido.

y aún ahora, semanas más tarde, continuaba despertándose en mitad de la noche, empapado en un sudor frío, preguntándose dónde estaría Voldemort, recordando su rostro lívido, sus ojos muy abiertos, furiosos...

— Te comprendo- murmuró Ginny solo para Harry- Yo todavía tengo pesadillas también.

De pronto, Harry se irguió en el banco del jardín. Se había quedado ensimismado mirando el seto... y el seto le devolvía la mirada.

— ¿Estas empezando a alucinar?- preguntó sorprendido Neville.- Que yo sepa no hay una sola planta que pueda devolverte la mirada, quizá algún ser mágico pero no una planta.

Entre las hojas habían aparecido dos grandes ojos verdes.

Harry soltó una carcajada afectuosa al recordando al dueño de esos ojos.

— Me preguntó que estará haciendo Dobby- les murmuró a Ron y Hermione.

Una voz burlona resonó detrás de él en el jardín y Harry se puso de pie de un salto.

— Me toca entrar- susurró Dudley tristemente.

—Sé qué día es hoy —canturreó Dudley, acercándosele con andares de pato.

— Que listo- ironizó Scorp.

Los ojos grandes se cerraron y desaparecieron.
— ¿Qué? —preguntó Harry, sin apartar la vista del lugar por donde habían desaparecido.
—Sé qué día es hoy —repitió Dudley a su lado.
—Enhorabuena —respondió Harry—. ¡Por fin has aprendido los días de la semana!

— Buena esa amigo- dijo Ron por encima de las risas.

— Si hijo, eso fue genial- aseguró James.

—Hoy es tu cumpleaños —dijo con sorna—. ¿Cómo es que no has recibido  postales de felicitación? ¿Ni siquiera en aquel monstruoso lugar has hecho amigos?

— Claro que sí que los ha hecho- gruñeron Hermione y Ron.

— Lo siento Harry- se disculpó humildemente el chico.

—Procura que tu mamá no te oiga hablar sobre mi colegio —contestó Harry con frialdad.

— El peligro sería si me oyese papá- aseguró el niño y Petunia sonrió.

Dudley se subió los pantalones, que no se le sostenían en la ancha cintura.

— Pues que anchos debían ser esos pantalones- comentó Sirius por lo bajo.

— ¿Por qué miras el seto? —preguntó con recelo.
—Estoy pensando cuál sería el mejor conjuro para prenderle fuego —dijo Harry.

— Bien dicho Harry- le felicitó Remus para el asombro de los demás.

— Realmente Harry tienes que dejar salir el merodeador que tienes dentro más a menudo- comentó Ginny sonriendo.

Al oírlo, Dudley trastabilló hacia atrás y el pánico se reflejó en su cara gordita.
—No..., no puedes... Papá dijo que no harías ma-magia...

— Alguien que se atreve a decir “la palabra con M”- dijo Ernie aprobatoriamente y Dudley sonrió.

Ha dicho que te echará de casa..., y no tienes otro sitio donde ir..., no tienes amigos con los que quedarte...

— Falso- rugieron Molly y Arthur a la vez- Siempre tendrás un sitio en la Madriguera Harry.- terminó el segundo.

— ¡Abracadabra! —dijo Harry con voz enérgica—. ¡Pata de cabra! ¡Patatum,
patatam!

Los hijos de muggles y mestizos rompieron a reír a carcajadas.

— ¿Donde está la gracia?- preguntaron Blaise y Scorp a la vez.

— Eso son “palabras mágicas” para los muggle- explicó Padma entre carcajadas.

— ¡Mamaaaaaaá! —vociferó Dudley, dando traspiés al salir a toda pastilla hacia la casa—, ¡mamaaaaaaá! ¡Harry está haciendo lo que tú sabes!

Las risas se intensificaron al igual que el sonrojo de Dudley.

Harry pagó caro aquel instante de diversión.

James y Lily gruñeron y las risas desaparecieron de inmediato.

Como Dudley y el seto estaban intactos, tía Petunia sabía que Harry no había hecho magia en realidad, pero aun así intentó pegarle en la cabeza con la sartén que tenía a medio enjabonar y Harry tuvo que esquivar el golpe.

— Gracias a dios tienes unos grandes reflejos- dijo Oliver algo triste, Katie le cogió la mano cosa que provocó sonrojos por ambos lados.

Luego le dio tareas que hacer, asegurándole que no comería hasta que hubiera acabado.

— Tuney- gruñó Lily- Harry es un niño, necesita comer.

— Lo siento Lily- se disculpó- Supongo que hasta ahora nunca había visto a Harry como a una persona.

Mientras Dudley no hacia otra cosa que mirarlo y comer helados,

— Eso es cruel- gruñó James- No es justo que mientras Harry trabaja encima tenga que ver como el otro come y está relajado.- Había tanta impotencia en su voz que Harry le dio un abrazo instintivamente para animarlo.

Harry limpió las ventanas, lavó el coche, cortó el césped, recortó los arriates, podó y regó los rosales y dio una capa de pintura al banco del jardín.

— Eso es trabajo infantil- gruñó Molly.

— Exactamente,- rugió Minie- Y no es manera de tratar a un niño.

— Tranquilizaros- pidió Harry temiendo por la vida de su tía y primo porqué si recibían un uno por ciento de los maleficios que estaba recibiendo al cuadro…

— Ni hablar- rugió Al que estaba rojo de ira, Scorp estaba con  los dientes apretados y los puños apretados. Rose era una de las principales atacantes del cuadro, empatada con su abuela y con Sirius y superada solamente por James, Lily y Ginny. Allie por su parte intentaba, con bastante éxito, calmarlos a todos.

El sol ardiente le abrasaba la nuca. Harry sabía que no tenía que haber picado el anzuelo de Dudley, pero éste le había dicho exactamente lo mismo que él estaba pensando..., que quizá tampoco en Hogwarts tuviera amigos.

— Harry- se quejó Hermione,- Sabes que los tienes.

— Es cierto- afirmó Ron- ¿O crees que nos jugamos la vida cada curso por diversión?

— Y Harry- dijo Neville- Creo que yo, Ginny y Luna también te consideramos amigo nuestro, ¿no es así chicas?

— Claro- dijo Luna con su particular energía- O al menos yo lo creía.

— Por supuesto- dijo Harry y se giró hacia Ginny.

— Yo casi te considero de la familia teniendo en cuenta el tiempo que pasas en casa- le dijo ella sonriendo. Harry también sonrió aunque de forma más forzada, la palabra familia resonaba en su cabeza de forma no muy agradable. Claro que de eso solo se dio cuenta Al.

— Apuesto diez galeones a que mis padres se besan antes de que termine este libro- le susurró a su mejor amigo.

— Acepto- le contestó el chico y chocaron las manos por debajo la mesa bajo la mirada entre divertida entre censuradora de sus dos amigas.

«Tendrían que ver ahora al famoso Harry Potter»,

— No seas cruel con ti mismo- le regañó Lily justo antes de darle un gran abrazo.

pensaba sin compasión, echando abono a los arriates, con la espalda dolorida y el sudor goteándole por la cara.

El gruñido de James hizo temblar a Petunia.

Eran las siete de la tarde cuando finalmente, exhausto, oyó que lo llamaba tía
Petunia.

— ¿Cuántas horas estuviste trabajando?- preguntó Sirius con una voz calmada que no engañó a nadie.

— ¿Tres, cuatro?- preguntó Harry para si mismo- No me acuerdo.

— Ok, es suficiente- gruñó Remus- No voy a contentarme con un cuadro- Dudley y Petunia se acercaron el uno a la otra.

— ¿Puedes enviarnos hasta donde ha ido ese imbécil?- preguntó James a su nieto.

— ¿Estas seguro abuelo?- preguntó Al- No quiero que te envíen a la cárcel.

— Tranquilo- dijo Sirius- Será una venganza a lo merodeador.

— El cree que su mujer e hijo están en un concurso y tiene el día libre por lo que estará a casa- les facilitó Rose.

— Si no los envías tú les enviaré yo, amigo- dijo Scorp que tenía todavía las manos en puño.

— Hazlo pero que solo tengan unos minutos- le aconsejó Allie.

— Espero que no te duela lo que veas tía- deseo Al.

— ¿Qué quieres decir?- preguntó Petunia pero Al no contestó y apuntó a los merodeadores con su varita.

— ¿No queréis saber lo que harán?- preguntó Scorp con una sonrisa traviesa.

— ¿Bromeas? Mataría por saberlo.- le contestó su padrino exhibiendo la misma sonrisa.

— ¿Diez galeones?- preguntó el menor de los Malfoy.

— Dos- intentó regatear Blaise.

— Quince - aumentó el muchacho.

— Me da que no has entendido como se regatea, tienes que bajar el precio no subirlo- le explicó el moreno.

—Veinte- anunció Scorp.

— Vale, no subas más el precio- dijo Blaise dándole el dinero.

— ¿Cuando aprenderás a no regatear con un Malfoy?- preguntó Theo mientras Scorp hacía aparecer una pantalla.

Los tres merodeadores estaban en la cocina vigilando al gordo que se encontraba sentado en el comedor.

— Pobre, pobre muggle- dijo Minie con una sonrisa.

— Como en los viejos tiempos- suspiró Sirius con una sonrisa traviesa y arrogante en los labios.

— Ahora si que es mi Sirius- dijo Sus soltando un suspiro al ver su suspiro.

— En excepción que ahora no está Peter- dijo James.

Los gruñidos no se hicieron esperar para la sorpresa de los del pasado.

— Y que no tenemos que vigilarte para que no corras detrás de cierta cabellara pelirroja- dijo Remus intentando desviar el tema y Sirius tuvo que taparse la boca para evitar una carcajada.

En el comedor los del pasado no la contenían.

— Se podría freír un huevo en tu cara Cornamenta- comentó Sirius encantado.

— También en la tuya Lily- apuntó Lia entre risas.

— Bueno, ahora tenemos que vigilar que nuestro Lunático no salga corriendo detrás de una cabellera rosa- contraatacó el peli azabache.

Todo el mundo se giró hacia Tonks que miraba la pantalla con mucho interés y un leve sonrojo.

— Tengo que reconocer que el profe tiene buen gusto- susurró Seamus a Dean.

— Estamos aquí para maldecir a tu cuñado- les recordó el hombre lobo.
— Tienes que recordar como se cambia de tema amigo- le aseguró Sirius.

— Aprende de Hagrid- aconsejó Frank con una sonrisa.

Sin añadir una palabra Remus se dirigió a la cocina y cambió varias cosas de lugar James fue al baño y Sirius salió al jardín. Cuando se encontraron todos tenían una sonrisa maliciosa en los labios.

Lily, Sus y Tonks suspiraron pero no fueron las únicas, por muy adultos que fueran aún tenían cierto encanto.

— Ahora esperar- dijo Remus con una sonrisa.
— Más bien interrogar- apuntó James.

— Pobre Remus- dijo Alice suspirando.

— Si creéis que voy a responder o lleváis claro.- les dijo sacando una tableta de chocolate de su bolsillo y mordiéndola.

— Error- comentó Sus con una gran sonrisa.

— Lo harás- afirmó Sirius- Porqué allí había veritaserum.

— Buen movimiento- comentó Fred con una sonrisa burlona.

— Más que bueno- recalcó George.

— ¿En mi chocolate?- preguntó Remus- Eso fue un golpe bajo.

— Y tan bajo- dijo Lia- El chocolate de Remus es sagrado, al menos para él.

— ¿Tú y él sois muy amigos verdad?- preguntó con inseguridad Tonks.

— Nunca hubo nada entre nosotros, tranquila.- le contestó ella con una sonrisa- Nos criamos en el mismo barrio y siempre fue como un hermano mayor para mi.

— Ah- comprendió Tonks- Tuviste suerte.

— Pregunta remoto- dijo James- ¿Qué hace que te vuelve loco?
— La luna, el chocolate y Tonks- ante lo último se sonrojó intensamente.

— Bien- exclamó Tonks encantada- Lo sabía, lo sabía.

— Si tanto te gusta mi sobrina- Sirius recalcó esa palabra- ¿Por qué no se lo dices?
— ¿Y que podría ofrecerle?- preguntó amargamente.

— Tu amor- contestó Tonks- No te he pedido más.

— ¿En serio quieres que te responda a eso?- preguntó Sirius con una sonrisa lasciva- Porqué con lo que comentaban algunas chicas en Hogwarts en nuestros mejores años creo que como mínimo noches interesantes.

Las risas de los mayores no se hicieron esperar aunque se apagaron cuando los pequeños les preguntaron que quería decir Sirius.

— Ese no cambia- comentó con una sonrisa Lily.

— ¿Qué chicas?- preguntó Tonks celosa aunque sonrojada.

— Menos que las que podrían hablar de esos dos, te lo aseguro- dijo Sus con desagrado.

Remus golpeó a Sirius entre las risas de James.
— Yo hablaba de que siempre estabas leyendo y sabes mucho- se defendió- si vuestras sucias mentes lo han malinterpretado no ha sido culpa mía.

— Hay dios, van a matármelo- comentó Sus entre risas.

— Aunque no creo que a Lunático le desagrade la idea que hemos malinterpretado- atacó James.- Tío, tu cara empieza a tener el color del pelo de mi esposa.

— Pobre, pobre Remus- dijo Frank entre risas- ¿Quién le mandó entrar en ese grupo?

— Bromas aparte- empezó Sirius

— Jamás pensé que le oiría decir eso a Black- dijo Dumbledore con una sonrisa.

Deberías decirle a Tonks lo que sientes.

— Hazle caso- suplicó la chica ante las miradas divertidas de los demás.

— ¿Y arruinarle la vida?- preguntó Remus- Tiene que olvidarme y encontrar a alguien adecuado para ella y no a un monstruo como yo.

— Es idiota- gruñó Tonks- Soy mayorcita para saber a quién quiero y si me conviene.

Remus recibió dos golpes.

— Todavía siguen con eso- comentó Frank encantado.

— ¿Con qué?- preguntó Harry curioso.

— Golpear a Remus cada vez que se menosprecia.- le respondió su madre.

— No sabéis con quién os estáis metiendo- les advirtió con una sonrisa bailando en la comisura de los labios y la varita en la mano.
— Te equivocas, nosotros te vimos enviar a veinte Slytherin a la enfermería tú solo- dijo James.

— ¿Fue él solo?- preguntó Minie.

— Bueno, Sirius se ocupó de Bellatrix y James de Quejicus, es decir Snape- explicó Frank.
— Eres una de las personas más valientes que conozco- dijo Sirius- No te comportes como un cobarde.

— No es ningún cobarde.- replicó Tonks con el pelo rojo.

— No está diciendo eso.- le intentó tranquilizar Sus.

— Viene- comentó James encantado.

— Bien- dijeron todos mientras los Dursley se miraban asustados.

Vernon entro en la cocina,

— La de Lunático- dijeron los Prewett emocionados como niños a la mañana de Navidad.

Abrió la nevera y muchísimas cucarachas salieron saltando sobre él.

— Asombroso- saltaron los gemelos encantados.

— ¡¡¡¡¡Ahh!!!!!- gritó y cerró la nevera de golpe. Fue rápidamente al fregadero, abrió el grifo y se mojó la cara con lo que el creía que era agua pero era algo verde y viscoso como si fuesen mocos.

  Que asco- se quejaron Fleur y Hannah a la vez.

El hombre corrió hasta el bañó.

— La broma de papá- comentó encantado Harry.

E intentó limpiarse la cara con el agua pero de allí solo salieron arañas y serpientes.

— Buena esa- Lee estaba encantado.

Levantó la vista hacia el espejo pero en lugar de ver su rostro vio el de un cerdo.

— Y aquí se demuestra lo bueno que era en transfiguraciones- comento Minerva.

Salió disparado al jardín huyendo.

— Y finalmente la broma de Sirius- dijo Sus sonriente.

Pero de repente le calló un nido de abejas a la cabeza.

— Eso le dolerá- comentó Blaise admirado a su pesar.

De repente el perro del vecino salió disparado y se enredó a sus pies haciéndole caer.

— Auch- dijo encantado Ron.

En el recibidor los tres adultos se sujetaban el estómago de tanto reír cuando entró una mujer muy joven y rubia de bote.

— ¿Esa no es la secretaria de Vernon?- preguntó Petunia extrañada.

— Verny, ¿dónde estás?- le llamaba- No tenemos tiempo para jugar al escondite que tu esposa llegará mañana.

— ¿Qué… qué significa eso?- preguntó Petunia entrecortadamente.

— La razón por la que os separasteis fue porqué te enteraste de que tuvo una aventura- le explicó Al con tristeza.

— Voy a matarle- rugió Dudley- ¿Cómo se atreve?

— Yo te ayudo- le dijo Lily abrazando a su hermana que había estallado a sollozos.

Entonces fue cuando los merodeadores decidieron volver al comedor.

— Tenemos que deciros algo- anunció Sirius- Vaya, cualquier diría que ya lo sabe.

— Es que ya lo sabe- dijo Sus- Por cierto cariño muy buena la broma del perro.- Añadió señalando con la cabeza la pantalla.

— ¿Todo?- preguntó Remus rojo como un tomate.

— Todo- dijo Tonks con una sonrisa- Y te recuerdo que tengo sangre Black, no voy a renunciar a lo que quiero.

— En otras palabras es la chica más testaruda que existe- apuntó Charlie quién se llevó un pisotón.

— No creo que seas tan testaruda como yo.- le rebatió Remus, por contestación Tonks sonrió de lado y Remus casi deja escapar un suspiro.

— ¡Entra! ¡Y pisa sobre los periódicos!
Fue un alivio para Harry entrar en la sombra de la reluciente cocina. Encima del  frigorífico estaba el pudín de la cena: un montículo de nata montada con violetas de azúcar. Una pieza de cerdo asado chisporroteaba en el horno.

— Tengo hambre- rugieron los Weasley y Sirius.

— Acabáis de desayunar- exclamó Hermione.

— Desayunamos hace un cuarto de hora,- se quejó Rose- Eso no es hace poco.

— ¡Come deprisa! ¡Los Mason no tardarán! —le dijo con brusquedad tía Petunia, señalando dos rebanadas de pan y un pedazo de queso que había en la mesa.

Algunos se giraron para decirle algo a Petunia pero como ella aún lloraba decidieron callar.

Ella ya llevaba puesto el vestido de noche de color salmón. Harry se lavó las manos y engulló su miserable cena.

— Muy miserable- apoyó Ron que aún estaba horrorizado.

No bien hubo terminado, tía Petunia le quitó el plato.  
— ¡Arriba! ¡Deprisa!
Al cruzar la puerta de la sala de estar, Harry vio a su tío Vernon y a Dudley con esmoquin y pajarita.

— No por favor- suplicó George con dramatismo- Imágenes mentales iros.

— Te comprendo hermanito- le apoyó George.

Acababa de llegar al rellano superior cuando sonó el timbre de la puerta y al pie de la escalera apareció la cara furiosa de tío Vernon.
—Recuerda, muchacho: un solo ruido y...

— ¿Y que?- preguntó Lily con una sonrisa macabra.

Harry entró de puntillas en su dormitorio, cerró la puerta y se echó en la cama.
El problema era que ya había alguien sentado en ella.

— ¿Quién?- preguntó asustado James.

De repente el humo verde ya conocido apareció en el centro de la habitación.