martes, 31 de enero de 2012

A través de la trampilla

Ahora a comer- dijo Dumby y la comida apareció. Tantas ganas tenian de seguir que todos engulleron tan rapidamente como pudieron sin hablar. Al terminar Dumby cogió el libro- A través de la trampilla
                                                                              
Harry James Potter Evans- gritó Lily.

Ronald Bilius Weasley Prewett- rugió Molly

Hermione Jean Granger- gaznó Minie

Explicadnos que significa ese título- terminaron juntas.

El título no deja mucho margen de error- dijo Ron.

Pero era lo único que podiamos hacer- se excusó Hermione.

Y estamos vivos ¿no?- terminó Harry.

Pura suerte- le contestó su madre.

Tal ves deberiamos esperar a saber las circumstancias.- aventuró un asustado Arthur.

De acuerdo- dijeron las tres- Pero no espereís salvaros de la bronca- terminó Molly.

En años venideros, Harry nunca pudo recordar cómo se las había arreglado para hacer sus exámenes, cuando una parte de él esperaba que Voldemort entrara por la puerta en cualquier momento.

Varios le miraron horrorizados y asustados pero Sirius, como siempre, supo romper la tensión.

Mira la parte buena, así te saltarias los malditos examenes- dijo y los alumnos no sabían si mirarlo incrédulos o romper a reir.

Sin embargo, los días pasaban y no había dudas de que Fluffy seguía bien y con vida, detrás de la puerta cerrada.  Hacía mucho calor, en especial en el aula grande donde se examinaban por escrito. Les habían entregado plumas nuevas, especiales, que habían sido hechizadas con un encantamiento antitrampa.

Ah, las pusieron por nosotros- dijo James con naturalidad.

— Pero ¿Por qué copiasteis?- dijo Remus- No os hacia falta.

Pero era un examen tan laaaaaaaaargo- dijo Sirius bostezando.

Preferiamos hacer solo la mitad- explicó James.

También tenían exámenes prácticos. El profesor Flitwick los llamó uno a uno al aula, para ver si podían hacer que una piña bailara claqué encima del escritorio.

Un examen original, si señor- dijeron los gemelos Weasley haciendo sonrojar a Flitwick.

La profesora McGonagall los observó mientras convertían un ratón en una caja de rapé.

Pobrecillos ratones- suspiró Lavander.

Señores- dijo Dumby dirigiéndose a los de primero- No hace falta que tomen nota, vamos a canviar los examenes.- Los de primero gruñeron y guardaron sus plumas y pergaminos.

Ganaban puntos las cajas más bonitas, pero los perdían si tenían bigotes. Snape los puso nerviosos a todos, respirando sobre sus nucas mientras trataban de recordar cómo hacer una poción para olvidar.

Paradójico- comentó Lia.

Harry lo hizo todo lo mejor que pudo, tratando de hacer caso omiso de las punzadas que sentía en la frente, un dolor que le molestaba desde la noche que había estado en el bosque.

La señora Pomfrey frunció el ceño, no le gustaba que sus alumnos sintieran dolor y no poder curarlos.

Neville pensaba que Harry era un caso grave de nerviosismo, porque no podía dormir por las noches. Pero la verdad era que Harry se despertaba por culpa de su vieja pesadilla, que se había vuelto peor, porque la figura encapuchada aparecía chorreando sangre.  

No me extraña que no pudieses dormir- comentó Neville mientras varios temblaban.

Tal vez porque ellos no habían visto lo que Harry vio en el bosque, o porque no tenían cicatrices ardientes en la frente, Ron y Hermione no parecían tan preocupados por la Piedra como Harry. La idea de Voldemort los atemorizaba, desde luego, pero no los visitaba en sueños y estaban tan ocupados repasando que no les quedaba tiempo para inquietarse por lo que Snape o algún otro estuvieran tramando.  

Por fin dais posibilidad a otro atacante.- dijo Lily sonriendo.

El último examen era Historia de la Magia.

El más aburrido- dijeron a la vez James y Sirius.

Una hora respondiendo preguntas sobre viejos magos chiflados que habían inventado calderos que revolvían su contenido,

Yo no  habría descrito mejor el temário- comentó Sus sonriendo.

y estarían libres, libres durante toda una maravillosa semana, hasta que recibieran los resultados de los exámenes.  

Las muecas de desagrado se multiplicaron en tres casas mientras que Hermione y las águilas sonreían.

Cuando el fantasma del profesor Binns les dijo que dejaran sus plumas y enrollaran sus pergaminos, Harry no pudo dejar de alegrarse con el resto.

Es que si no tendríamos una prueba de que está loco de remate- murmuró Draco.

—Esto ha sido mucho más fácil de lo que pensé —dijo Hermione, cuando se reunieron con los demás en el parque soleado—. No necesitaba haber estudiado el Código de Conducta de los Hombres Lobo de 1637 o el levantamiento de Elfrico el Vehemente.

Hermione dales un respiro- imploró Sirius.- Acaban de terminar los examenes, no quieren tener que oir hablar más sobre ellos hasta que lleguen las notas.

A Hermione siempre le gustaba volver a repetir los exámenes, pero Ron dijo que iba a ponerse malo,

Comprensible- murmuraron tres casas fulminando a las águilas.

así que se fueron hacia el lago y se dejaron caer bajo un árbol. Los gemelos Weasley y Lee Jordan se dedicaban a pinchar los tentáculos de un calamar gigante que tomaba el sol en la orilla.

Un pasatiempos bastante divertido- aprovó James

Hasta que él te coge y te tira al agua-puntualizó Remus.

Pero si eso es lo más divertido- dijeron Fabian y Guideon a la vez.

Todo depende de tu definición de la palabra divertido- les contestó Alice.

—Basta de repasos —suspiró aliviado Ron, estirándose en la hierba—. Puedes alegrarte un poco, Harry, aún falta una semana para que sepamos lo mal que nos fue, no hace falta preocuparse ahora.

Eso- coreó la mayoría del comedor.

Pero si no te fueron mal para nada- dijo Molly pero su hijo solo se encogió de hombros.

Harry se frotaba la frente.
— ¡Me gustaría saber qué significa esto! —estalló enfadado—.

A mi también- murmuró Padma pensatiba mientras se mordía el labio. En la mesa de las serpientes un moreno se ruborizó al ver ese gesto mientras su mente fantaseaba de forma no muy casta.

Mi cicatriz sigue doliéndome. Me ha sucedido antes, pero nunca tanto tiempo seguido como ahora.  
—Ve a ver a la señora Pomfrey —sugirió Hermione.

Eso- dijo la enfermera complacida regalándole una radiante sonrisa a la chica.

—No estoy enfermo —dijo Harry—. Creo que es un aviso... significa que se acerca el peligro...

Voldy señal en acción- les murmuró Harry a sus amigos que rompieron a reir.

Ron no podía agitarse, hacía demasiado calor.
—Harry, relájate, Hermione tiene razón, la Piedra está segura mientras Dumbledore esté aquí. De todos modos, nunca hemos tenido pruebas de que Snape encontrara la forma de burlar a Fluffy. Casi le arrancó la pierna una vez, no va a intentarlo de nuevo. Y Neville jugará al quidditch en el equipo de Inglaterra antes de que Hagrid traicione a Dumbledore.

Buena comparación- dijo Neville riendose con todos, bueno todos no, Oliver estaba más pálido que la cera.

Harry asintió, pero no pudo evitar la furtiva sensación de que se había olvidado de hacer algo, algo importante.

Es horrible cuando sabes que te has olvidado de algo  y no recuerdas de que- dijo Neville jugando con su recordadora perennemente roja.

Cuando trató de explicarlo, Hermione dijo:
—Eso son los exámenes. Yo me desperté anoche y estuve a punto de mirar mis apuntes de Transformación, cuando me acordé de que ya habíamos hecho ese examen.  

Varios rieron por lo bajo mientras Hermione se sonrojaba.

Pero Harry estaba seguro de que aquella sensación inquietante nada tenía que ver con los exámenes. Vio una lechuza que volaba hacia el colegio, por el brillante cielo azul, con una nota en el pico. Hagrid era el único que le había enviado cartas.

Gracias- volvió a decir Lily mientras James interrogaba a sus amigos con la mirada.

Hagrid nunca traicionaría a  Dumbledore. Hagrid nunca le diría a nadie cómo pasar ante Fluffy... nunca... Pero...  

¡¿Pero?!- preguntaron todos asustados.

Harry, súbitamente, se puso de pie de un salto.

Eso no me da muy buena pinta- murmuró Alice preocupada.

— ¿Adónde vas? —preguntó Ron con aire soñoliento.
—Acabo de pensar en algo —dijo Harry. Se había puesto pálido—. Tenemos que ir a ver a Hagrid ahora.
— ¿Por qué? —suspiró Hermione, levantándose.

Eso querríamos saber todos- gruñó Moody.

— ¿No os parece un poco raro —dijo Harry, subiendo por la colina cubierta de hierba— que lo que más deseara Hagrid fuera un dragón, y que de pronto aparezca un desconocido que casualmente tiene un huevo en el bolsillo?

¿Como no me he dado cuenta antes?- preguntó Ojo Loco con la boca abierta.

Mierda- murmuraron Remus y Tonks a la vez.

¿Cuánta gente anda por ahí con huevos de dragón, que están prohibidos por las leyes de los magos? Qué suerte tuvo al encontrar a Hagrid, ¿verdad? ¿Por qué no se me ocurrió antes?

Porque eres un niño de once años.- le dijo su madre.

Aquí estamos dos aurores, un mítico ex auror y Remus y a ninguno se nos había ocurrido- dijo Kingsley.

¿Por qué hablas de Lupin como si tuviese la misma categoría de un auror?- preguntó el ministro.

Porque es una de las personas más inteligentes que conozco y el estratega principal de la orden.- Repuso con su voz calmada ganandose una sonrisa de los merodeadores y de Tonks.

¿La orden?- preguntó Fudge.

Todo se sabrá en su debido momento- repuso Dumblendore calmoso.

— ¿En qué estás pensando? —preguntó Ron, pero Harry echó a correr por los terrenos que iban hacia el bosque, sin contestarle.
Hagrid estaba sentado en un sillón, fuera de la casa, con los pantalones y las mangas de la camisa arremangados, y desgranaba guisantes en un gran recipiente.
—Hola —dijo sonriente—. ¿Habéis terminado los exámenes? ¿Tenéis tiempo para beber algo?

Estas hablando con un Weasley, Hagrid- puntualizó Percy.

Siempre tenemos un momento para beber o tomar algo- continuó Charlie sonriendo.

—Sí, por favor —dijo Ron,

Lo dijimos- afirmaron los dos a la vez.

pero Harry lo interrumpió.
—No, tenemos prisa, Hagrid, pero tengo que preguntarte algo ¿Te acuerdas de la noche en que ganaste a Norberto? ¿Cómo era el desconocido con el que jugaste a las cartas?
—No lo sé —dijo Hagrid sin darle importancia—. No se quitó la capa.

Evidentemente- dijo James.

No tan evidente, eso significa que es alguien a quien Hagrid podría reconocer.- Le contradijo Remus.

Snape- dijo Sirius pero Remus negó con la cabeza.

Vio que los tres chicos lo miraban asombrados ylevantó las cejas. 
—No es tan inusual, hay mucha gente rara en el Cabeza de Puerco,

Dumby sonrió con tristesa ante la mención del pub de su hermano.

el bar de la aldea. Podría ser un traficante de dragones, ¿no? No llegué a verle la cara porque no se quitó la capucha.
Harry se dejó caer cerca del recipiente de los guisantes.
— ¿De qué hablaste con él, Hagrid? ¿Mencionaste  Hogwarts?
—Puede ser —dijo Hagrid, con rostro ceñudo, tratando de recordar—. Sí... Me preguntó qué hacía y le dije que era guardabosques aquí... Me preguntó de qué tipo de animales me ocupaba... se lo expliqué... y le conté que siempre había querido tener un dragón... y luego... no puedo recordarlo bien, porque me invitó a muchas copas.

El cabrón sabía lo que hacía- dijo Frank.

Frank Longbotton- rugió Augusta- Nada de palabrotas en mi presencia.

Déjame ver... ah sí, me dijo que tenía el huevo de dragón y que podía jugarlo a las cartas si yo quería... pero que tenía que estar seguro de que iba a poder con él, no quería dejarlo en cualquier lado... Así que le dije que, después de Fluffy, un dragón era algo fácil.  
— ¿Y él... pareció interesado en Fluffy? —preguntó Harry, tratando de conservar la calma.
—Bueno... sí... es normal. ¿Cuántos perros con tres cabezas has visto? Entonces le dije que Fluffy era buenísimo si uno sabía calmarlo: tocando música se dormía en seguida...

¡No!- gritaron todos y Hagrid dejó caer la cabeza entre sus brazos.

Lo siento director- sollozó- después de todo lo que ha hecho por mí y yo le traiciono por un dragón y un par de bebidas.

Tranquilo Hagrid- dijo este- Sigues siendo la persona más leal que he conocido.

Eso no habla mucho a su favor- repuso Hagrid y el director soltó una carcajada.

De pronto Hagrid pareció horrorizado.
— ¡No debí decir eso! —estalló—. ¡Olvidad que lo  dije! Eh... ¿adónde vais?
Harry, Ron y Hermione no se hablaron hasta llegar al vestíbulo de entrada, que parecía frío y sombrío, después de haber estado en el parque.  
—Tenemos que ir a ver a Dumbledore —dijo Harry—. Hagrid le dijo al desconocido cómo pasar ante Fluffy, y sólo podía ser Snape o Voldemort, debajo de la capa... No  fue difícil, después de emborrachar a Hagrid. Sólo espero que Dumbledore nos crea. Firenze nos respaldará, si Bane no lo detiene. ¿Dónde está el despacho de Dumbledore?

Esa pregunta es ofensiva- dijeron los merodeadores.

Miraron alrededor, como si esperaran que alguna señal se lo indicara.

Tal vez debería poner una- dijo pensativo el director.

Nunca les habían dicho dónde vivía Dumbledore, ni conocían a nadie a quien hubieran enviado a verlo.

Oye- saltaron los gemelos- Que pronto os olvidais de nosotros.

—Tendremos que... —empezó a decir Harry pero súbitamente una voz cruzó el vestíbulo.  
— ¿Qué estáis haciendo los tres aquí dentro?
Era la profesora McGonagall, que llevaba muchos libros.
—Queremos ver al profesor Dumbledore —dijo Hermione con valentía, según les pareció a Ron y Harry.

Mal movimiento, Minie es curiosa- dijo Sus.

—¿Ver al profesor Dumbledore? —repitió la profesora, como si pensara que era algo inverosímil—. ¿Por qué?

Os lo dije cariños- dijo Sus.

Oye- dijo Sirius fulminando con la mirada a los tres adolescentes aunque un beso de Sus consiguió callarlo rapidamente.

Harry tragó: « ¿Y ahora qué?».
—Es algo secreto —dijo,

Buena manera de parar su curiosidad- ironizó Ginny.

pero de inmediato deseó no haberlo hecho, porque la profesora McGonagall se enfadó.
—El profesor Dumbledore se fue hace diez minutos

No es posible tan mala suerte- se quejó Blaise para sorpresa de muchos.

Dudo que la ausencia del director se deba a la suerte- le corrigió Theo.

— dijo con frialdad—. Recibió una lechuza urgente del ministro de Magia y salió volando para Londres de inmediato.

Yo no le mandé ninguna lechuza- dijo extrañado Fudge.

Una trampa- dijo Snape en un susurro erizando el vello del cuello a muchos.

— ¿Se fue? —preguntó Harry con aire desesperado—. ¿Ahora?
—El profesor Dumbledore es un gran mago, Potter, y tiene muchos compromisos...  
—Pero esto es importante.

Eso, que Minie todavía no tenía suficiente curiosidad- ironizó Remus.

— ¿Algo que tú tienes que decir es más importante que el ministro de Magia, Potter?

Sí- dijeron todos desesperados.

—Mire —dijo Harry dejando de lado toda  precaución—, profesora, se trata de la Piedra Filosofal...

Directo a la yugular- comentó Tonks.

Fue evidente que la profesora McGonagall no esperaba aquello. Los libros que llevaba se deslizaron al suelo y no se molestó en recogerlos.

Genial, ahora logran sorprender a Minie sin proponérselo.- gruñó Sirius en media pataleta- Y yo me tiré siete años intentándolo sin resultado. Si hasta me tiré con ese artefacto muggle tan raro,  el paracadías, desde la torre de astronomía.

Paracaídas Sirius- le corrigió Lily sonriendo.- A tú hermano casi le da un ataque de corazón, pensaba que querías suicidarte.- Sirius sonrió con tristeza a la mención de Régulus.

— ¿Cómo es que sabes...? —farfulló.
—Profesora, creo... sé... que Sna... que alguien va a tratar de robar la Piedra. Tengo que hablar con el profesor Dumbledore.  
La profesora lo miró entre impresionada y suspicaz.
—El profesor Dumbledore regresará mañana —dijo finalmente—. No sé cómo habéis descubierto lo de la Piedra, pero quedaos tranquilos. Nadie puede robarla, está demasiado bien protegida.

No, no lo está- dijo Ginny al borde de un ataque de pánico.

—Pero profesora...
—Harry sé de lo que estoy hablando —dijo en tono cortante. Se inclinó y recogió sus libros—. Os sugiero que salgáis y disfrutéis del sol.
Pero no lo hicieron.

Evidentemente- dijeron todos rodando los ojos.

—Será esta noche —dijo Harry una vez que se aseguraron de que la profesora McGonagall no podía oírlos—. Snape pasará por la trampilla esta noche. Ya ha descubierto todo lo que necesitaba saber y ahora ha conseguido quitar de en medio a Dumbledore. Él envió esa nota, seguro que el ministro de Magia tendrá una verdadera sorpresa cuando aparezca Dumbledore.

Correcto en todo- dijo Dumby- Casi todo- rectificó poniendo los ojos sobre Snape.

—Pero ¿qué podemos...?
Hermione tosió. Harry y Ron se volvieron. Snape estaba allí.
—Buenas tardes —dijo amablemente.

Mala señal- dijo James.

Lo miraron sin decir nada.
—No deberíais estar dentro en un día así —dijo con una rara sonrisa torcida.

Los merodeadores fingieron un escalofrío.

—Nosotros... —comenzó Harry, sin idea de lo que diría.
—Debéis ser más cuidadosos —dijo Snape—. Si os ven andando por aquí, pueden pensar que vais a hacer alguna cosa mala. Y Gryffindor no puede perder más puntos, ¿no es cierto?

Idiota- murmuró Remus sorprendiendo a la mayoría más no a Snape, Sirius y James.

Harry se ruborizó. Se dieron media vuelta para irse, pero Snape los llamó.
—Ten cuidado, Potter, otra noche de vagabundeos y yo personalmente me encargaré de que te expulsen. Que pases un buen día.

Primero le amenazas y luego le deseas un buen día. Profesor, ¿está seguro que ningún narggel se le había puesto en la cabeza?- preguntó Luna “inocentemente”. Snape frunció los labios mientras todo el mundo reía.

Veinte puntos menos para…- comenzó Snape

Ella solo se estaba preocupando por tu salud- le interrumpió Minie con una sonrisa.

Es que mi niña es tan dulce- dijo Lia sonriendo.

Así se llama loco a Snape sin que nadie pueda sacarte puntos- le dijo Luna  en la oreja de Ginny que rompió a reír.

Se alejó en dirección a la sala de profesores. Una vez fuera, en la escalera de piedra, Harry se volvió  hacia sus amigos.
—Bueno, esto es lo que tenemos que hacer —susurró con prisa—. Uno de nosotros tiene que vigilar a Snape, esperar fuera de la sala de profesores y seguirlo si sale. Hermione, mejor que eso lo hagas tú.
— ¿Por qué yo?

Porque eres la única con algún motivo para rondar cerca de la sala de profesores.- repuso Dean.

—Es obvio —intervino Ron—. Puedes fingir que estás esperando al profesor Flitwick, ya sabes cómo —la imitó con voz aguda—: «Oh, profesor Flitwick, estoy tan preocupada, creo que tengo mal la pregunta catorce b...».

Buena esa hermanito- dijo George sobre las risas que había provocado el comentario.

—Oh, cállate —dijo Hermione, pero estuvo de acuerdo en ir a vigilar a Snape.
—Y nosotros iremos a vigilar el pasillo del tercer piso —dijo Harry a Ron—. Vamos.  
Pero aquella parte del plan no funcionó. Tan pronto como llegaron a la puerta que separaba a Fluffy del resto del colegio, la profesora McGonagall apareció otra vez, salvo que ya había perdido la paciencia.

Comprobando la seguridad- explicó ella.

—Supongo que creeréis que sois los mejores para vencer todos los encantamientos —dijo con rabia—. ¡Ya son suficientes tonterías! Si me entero de que habéis vuelto por aquí, os quitaré otros cincuenta puntos para Gryffindor. ¡Sí, Weasley, de mi propia casa!

Ahora a aprendido legereméncia- dijo Sirius fingiendo estar aterrorizado.

No sea ridiculo- dijo ella- no se legeremencia solo que la expresión del señor Weasley no dejaba lugar a dudas.

Harry y Ron regresaron a la sala común. Justo cuando Harry acababa de decir: «Al menos Hermione está detrás de Snape», el retrato de la Dama Gorda se abrió y apareció la muchacha.

Menuda suerte la vuestra- dijo Cho.

— ¡Lo siento, Harry! —se quejó—. Snape apareció y me preguntó qué estaba haciendo, así que le dije que esperaba al profesor Flitwick. Snape fue a buscarlo, yo tuve que irme y no sé adónde habrá ido Snape.

Al tercer piso- dijo Sirius como si fuese una obviedad.

—Bueno, no queda otro remedio, ¿verdad?

Sí que os queda- dijo Lily con poco convencimento.

Cúal- le preguntó su hijo.

Podríais hablar con algún otro profesor- respondió dudosa.

Si la profesora McGonagall no nos creió nadie lo iba a hacer- le contestó Hermione.

Los otros dos lo miraron asombrados. Estaba pálido y los ojos le brillaban.

Ginny soltó un pequeño suspiro que pasó desapercibido por todos excepto Molly, Luna y Lily. Las dos madres sonrieron mientras Luna se inclinaba hacia Ginny.

Tal vez deberías disimular un poco- le susurró al oído, Ginny se ruborizó.

Lo sé pero está tan guapo cuando le brillan los ojos.- murmuró al minuto su expresión bobalicona cambió- Soy patética.

No lo eres, solo estas enamorada- le respondió Luna.

Creía que le había olvidado, al fin y al cabo Michael me gustaba de verdad- repuso Ginny.

Nunca fue lo mismo y lo sabes- le contestó Luna al oído.

Sí lo sé, podría tener cualquier chico de Hogwarts a mis pies y va y me enamoro del mejor amigo de mi hermano a quien, para el colmo, le gusta Chang- dijo murmurando el nombre de la chica con despreció.

No desesperes y sigue el consejo de Hermione que por algo es como la hermana de Harry- le aconsejó Luna dando por zanjada la cuestión.

—Iré esta noche y trataré de llegar antes y conseguir la Piedra.
— ¡Estás loco! —dijo Ron.

Sí- afirmó su madre.

— ¡No puedes! —dijo Hermione—. ¿Después de todo lo que han dicho Snape y McGonagall? ¡Te van a expulsar!

Hay cosas más importantes- rebatió Harry.

— ¿Y qué? —gritó Harry—. ¿No comprendéis? ¡Si Snape consigue la Piedra, es la vuelta de Voldemort! ¿No habéis oído cómo eran las cosas cuando él trataba de apoderarse de todo?

Los adultos se pusieron pálidos y temblaron un poco. Inconscientemente Augusta se acercó a su hijo y su nuera. Molly cogió la mano a sus hermanos mientras su marido le acariciaba el pelo. Sirius y Remus se acercaron más a Lily y James.

¡Ya no habrá ningún colegio para que nos expulsen! ¡Lo destruirá o lo convertirá en un colegio para las Artes Oscuras!

Dumby frunció el ceño y se juró a si mismo que el tendría que estar muerto antes que eso sucediera. Minie lo vió y con los ojos le prometió que siempre estaría cuidando de sus alumnos.

¿No os dais cuenta de que perder puntos ya no importa? ¿Creéis que él dejará que vosotros y vuestras familias estéis tranquilos, si Gryffindor gana la copa de la casa? Si me atrapan antes de que consiga la Piedra, bueno, tendré que volver con los Dursley y esperar a que Voldemort me encuentre allí. Será sólo morir un poquito más tarde de lo que debería haber muerto, porque nunca me pasaré al lado tenebroso.

Jamás- aseguró Harry con determinación y su padre sonrió orgulloso.

Voy a entrar por esa trampilla, esta noche, y nada de lo que digáis me detendrá. Voldemort mató a mis padres, ¿lo recordáis?

Todo el mundo miró a Harry con admiración mientras el se ruborizaba. Dudley y Collin parecía que competían por quién miraba a Harry con más admiración.

Usted es demasiado maduro para su edad, señor Potter- dijo suspirando la profesora McGonagall.

Las circumstáncias- respondió Harry.

Los miró con furia.  
—Tienes razón, Harry —dijo Hermione, casi sin voz.
—Voy a llevar la capa invisible —dijo Harry—. Es una suerte haberla recuperado.
—Pero ¿nos cubrirá a los tres? —preguntó Ron.

Molly suspiró pero miró a su hijo con orgullo.

— ¿A... nosotros tres?

¿En serio pensaste que ibamos a dejarte solo?- le preguntó Ron.

Bueno, era una misión casi suicida y lo de la expulsión…- contestó Harry.

En tu discursito anterior ya entendimos que no era nada importante la expulsión.- Dijo Hermione rodando los ojos.

Y respecto a lo de la misión suicida… ¿Nos ha importado nunca?- dijo Ron mirando a Hermione. Está negó con la cabeza divertida.

—Oh, vamos, ¿no pensarás que te vamos a dejar ir solo?
—Por supuesto que no —dijo Hermione con voz enérgica—. ¿Cómo crees que vas a conseguir la Piedra sin nosotros?

— ¿Eso, como crees que vas a conseguir la piedra sin Hermione?- preguntó Ron.

Y sin ti Ron- puntualizó Hermione.

Calculo dos pruebas de cinco en las que tú fuiste indispensable y dos que no hubiesemos superado sin Hermione- dijo Harry rodando los ojos ante la clara falta de confianza en si mismo de su amigo.

Será mejor que vaya a buscar en mis libros, tiene que haber algo que nos sirva...

Es improbable que encuentres algo pero, toda preparación es poca- dijo Remus.

—Pero si nos atrapan, también os expulsarán a vosotros.

Creo que ya quedó claro que no nos importa- dijo Ron.

—No, si yo puedo evitarlo —dijo Hermione con severidad—. Flitwick me dijo en secreto que en su examen tengo ciento doce sobre cien. No me van a expulsar después de eso.

Impresionante- dijo Terry y todo Ravenclaw asintió con él.  

Tras la cena, los tres se sentaron en la sala común, lejos de todos. Nadie los molestó: después de todo, ninguno de los de Gryffindor hablaba con Harry,

Todos bajaron la cabeza.

pero ésa fue la primera noche que no le importó. Hermione revisaba sus apuntes, confiando en encontrar algunos de los encantamientos que deberían conjurar. Harry y Ron no hablaban mucho. Ambos pensaban en lo que harían.

Ir a un lugar lleno de trampas puestas por los profesores- dijo Molly llena de preocupación.

Poco a poco, la sala se fue vaciando y todos se fueron a acostar.
—Será mejor que vayas a buscar la capa —murmuró Ron, mientras Lee Jordan finalmente se iba, bostezando y desperezándose. Harry corrió por las escaleras hasta su dormitorio oscuro. Sacó la capa y entonces su mirada se fijó en la flauta que Hagrid le había regalado para  Navidad. La guardó para utilizarla con Fluffy: no tenía muchas ganas de cantar...

Ni nosotros de oirte “cantando”- dijo Ron haciendo comillas con los dedos mientras Hermione y varios más rompían a reir.

Veo que heredó la “capacidad” de cantar de Lily- dijo Sus riendo haciendo también el gesto. Madre e hijo no podían estar más rojos. Lily le pegó un pisotón a James porque ni paraba de reír.

Lo siento cariño- dijo él- pero no negarás que tiene razón.- se disculpó mientras las carcajadas aumentaban.

Regresó a la sala común.
—Es mejor que nos pongamos la capa aquí y nos aseguremos de que nos cubra a los tres... si Filch descubre a uno de nuestros pies andando solo por ahí...  

Con un poco de suerte le dará un ataque de corazón- dijo Sus con una sonrisa esperanzada.

— ¿Qué vais a hacer? —dijo una voz desde un rincón. Neville apareció detrás de un sillón, aferrado al sapo Trevor, que parecía haber intentado otro viaje a la libertad.  

Uno de muchos.- puntualizó Seamus.

—Nada, Neville, nada —dijo Harry, escondiendo la capa detrás de la espalda.

Claro, va a creerte- dijo Sirius rodando los ojos.- En serio, tengo que enseñarte a inventar excusas.

Neville observó sus caras de culpabilidad.
—Vais a salir de nuevo —dijo.

Exacto- dijeron todos.

—No, no, no —aseguró Hermione—. No, no haremos nada. ¿Por qué no te vas a la cama, Neville?

Sí Hermione, es la mejor manera de convencerlo- dijo Fred rodando los ojos.

Harry miró al reloj de pie que había al lado de la puerta. No podían perder más tiempo, Snape ya debía de estar haciendo dormir a Fluffy.
—No podéis iros —insistió Neville—. Os volverán a atrapar. Gryffindor tendrá más problemas.

Lo siento- se disculpó Neville.

¿Que sientes? ¿Tener sentido común o fidelidad hacia Gryffindor?- le preguntó Hannah haciéndolo sonrojar.

—Tú no lo entiendes —dijo Harry—. Esto es importante.

Ahora si lo entiendo- dijo suspirando.

Pero era evidente que Neville haría algo desesperado.
—No dejaré que lo hagáis —dijo, corriendo a ponerse frente al agujero del retrato—. ¡Voy... voy a pelear con vosotros!

Veinte puntos por Gryffindor por su valentía señor Lomgbottom- dijo Minie y todos notaron el orgullo que desprendia su voz.

— ¡Neville! —estalló Ron—. ¡Apártate de ese agujero y no seas idiota!

Ronald- exclamó Arthur.

Lo siento Neville pero estabamos perdiendo mucho tiempo y…- empezó a disculparse.

No te preocupes Ron- le respondió con una sonrisa.

— ¡No me llames idiota! —dijo Neville—. ¡No me parece bien que sigáis faltando a las reglas! ¡Y tú fuiste el que me dijo que hiciera frente a la gente!

Eso Neville, demuestrale a mi hermano quien manda- dijo Ginny con una sonrisa.

Ginny deberías estar de mi parte- le regañó Ron.

Nop porque Neville es mi mejor amigo, y el mejor amigo de Luna ¿a que sí?- le preguntó a esta.

Sí- respondió- Y la mejor persona de la escuela no lo olvides- terminó Neville se pusó rojo con un tomate y les sonrió abiertamente.

—Sí, pero no a nosotros —dijo irritado Ron—. Neville, no sabes lo que estás haciendo.
Dio un paso hacia Neville y el chico dejó caer al sapo Trevor, que desapareció de la vista.
— ¡Ven entonces, intenta pegarme! —dijo Neville, levantando los puños—. ¡Estoy listo!

  No os atrevais- gruñeron Alice, Minie y Augusta a la vez.

Harry se volvió hacia Hermione.
—Haz algo —dijo desesperado. Hermione dio un paso adelante.

Siempre me pedís ayuda a mí- se quejó Hermione.

Es culpa tuya por ser la bruja más brillante de nuestro tiempo.- le respondió Ron logrando que se sonrojara.

—Neville —dijo—, de verdad, siento mucho, mucho, esto.
Levantó la varita.

¿Vas a hechizarle?- preguntó Molly sorprendida.

No tenia opción- se defendió ella.

¡Petrificus totalus! —gritó, señalando a Neville.

¡¿Qué?!- gritaron todos a la vez.

Señorita Granger, no puede ir por allí petrificando a las personas- le riñó McGonagall.

Es que no quería hacerle daño y es el único hechizo que se me ocurrió- explicó ella- Lamento si te hize pasar un mal rato Neville- se disculpó.

No te precupes, de alguna manera debíais ir a salvar el mundo- le dijo él con una sonrisa.

Sí,- dijo Alice- pero un petrificus me parece exagerado- gruñó y Hermione se quedó con la vista clabada en la mesa.

Vamos Alice- dijo dulcemente McGonagall.- Era una niña de once años con más responsabilidad y presión sobre sus hombros de la que podía cargar, al menos no le hizo daño a Neville.- Alice asintió poco convencida.

Los brazos de Neville se pegaron a su cuerpo. Sus piernas se juntaron. Todo el cuerpo se le puso rígido, se balanceó y luego cayó bocabajo, rígido como un tronco.  Hermione corrió a darle la vuelta. Neville tenía la mandíbula rígida y no podía hablar. Sólo sus ojos se movían, mirándolos horrorizado.

Para no estarlo- dijo Hannah fulminando a Hermione con la mirada- no es un hechizo muy agradable.

— ¿Qué le has hecho? —susurró Harry.
—Es la Inmovilización Total —dijo Hermione angustiada—. Oh, Neville, lo siento tanto...

No te preocupes- le respondió él.

—Lo comprenderás después, Neville —dijo Ron,  

Cierto- volvió a decir él- Ahora lo comprendo.

mientras se alejaban para cubrirse con la capa invisible. Pero dejar a Neville inmóvil en el suelo no parecía un buen augurio.

Sobretodo para él- dijo Luna con lógica y enojo.

En aquel estado de nervios, cada sombra de una estatua les parecía que era Filch, y cada silbido lejano del viento les parecía Peeves que los perseguía.  

Ninguno de los dos puede veros- dijo James con ademán tranquilizador.

¿Intentando tranquilizar a un libro, Cornamenta?- se vengó Sirius.

Al pie de la primera escalera, divisaron a la Señora Norris.

Ella puede oleros- les advirtió Remus, entonces captó la mirada de Sirius- No Canuto, estoy advirtiendo a los del presente para sus futuras travesuras, yo no suelo hablar con libros como tú- La sonrisa burlona de Sirius se transfromó en una mueca mientras todos reían y James y Remus chocaban sus manos.

—Oh, vamos a darle una patada, sólo una vez — murmuró Ron

Por favor, por favor- suplicaron todos los alumnos a la vez mientras Filch abrazaba protectoramente al animal.

en el oído de Harry, que negó con la cabeza.

Aguafiestas- gruñeron todos.

Mientras pasaban con cuidado al lado de la gata, ésta volvió la cabeza con sus ojos como linternas, pero no los vio.

Varios suspiraron de alivio mientras Filch miraba a su gata severamente, esta bajo la cabeza como si lo entendiese todo.

No se encontraron con nadie más, hasta que llegaron a la escalera que iba al tercer piso. Peeves estaba flotando a mitad de camino, aflojando la alfombra para que la gente tropezara.

Claro, no podían llegar sin problemas.- ironizó Susan suspirando resignada.

— ¿Quién anda por ahí? —dijo súbitamente, mientras subían hacia él. Entornó sus malignos ojos negros—. Sé que estáis aquí, aunque no pueda veros. ¿Aparecidos, fantasmas o estudiantillos detestables?

Creo que esto último fue en recuerdo nuestro- dijo James con una sonrisa.

Se acuerda de nosotros varias decadas después- dijo Sirius emocionado.

¿Cómo sabéis que va por vosotros?- preguntó Lily.

¿Que otros estudiantes se paseaban por la escuela invisibles?- le preguntó de vuelta Remus que también lucía una sonrisa nostálgica.

Se elevó en el aire y flotó, mirándolos de soslayo.
—Llamaré a Filch, debo hacerlo, si algo anda por ahí y es invisible.
Harry tuvo súbitamente una idea.

Una muy buena idea- puntualizó Ron sonriendo.

—Peeves —dijo en un ronco susurró—, el Barón Sanguinario tiene sus propias razones para ser invisible.

Varios miraron a Harry con la boca abierta mientras Remus reía abiertamente.

Impresionant- exclamaron los gemelos Prewett.

Genes merodeador- dijo James sacando el pecho orgulloso.

Definitivamente- le contestó Sirius despeinando a su ahijado con sonrisa orgullosa.

No somos dignos de ti Harry- decían los gemelos Weasley inclinando la cabeza hacia el con deferencia.

Y pensar que una mente bromista tan impresionante se desperdicia luchando contra el que no debe ser nombrado- dijo Lee meneando la cabeza.

De las muchas atrocidades que ha cometido Voldy esta es, sin duda, la peor- afirmó Sus.

Peeves casi se cayó del aire de la impresión.

Los bromistas aplaudieron.

Se sostuvo a tiempo y quedó a unos centímetros de la escalera.

Por poco- murmuró Neville frustrado y las que lo oyeron, Ginny y Luna, rompieron a reír.

—Lo siento mucho, sanguinaria señoría —dijo en tono  meloso—. Fue por mi culpa, ha sido una equivocación... no lo vi... por supuesto que no, usted es invisible, perdone al viejo Peeves por su broma, señor.

Alguien está muerto de miedo- dijo Remus con una sonrisa burlona.

—Tengo asuntos aquí, Peeves —gruñó Harry—. Manténte lejos de este lugar esta noche.
—Lo haré, señoría, desde luego que lo haré —dijo Peeves, elevándose otra vez en el aire—. Espero que los asuntos del señor barón salgan a pedir de boca, yo no lo molestaré.

Lograste deshacerte de Peeves sin dejarle entrar en tus bromas. No podría estar mas orgulloso de ti hijo- dijo James y Harry sonrió contento y ruborizado por partes igualas.

Y desapareció.
— ¡Genial, Harry! —susurró Ron.

Exacto- dijeron Fred y George a la vez.

Unos pocos segundos más tarde estaban allí, en el pasillo del tercer piso. La puerta ya estaba entreabierta.

Alguien se os ha avanzado- murmuró Tonks.

—Bueno, ya lo veis —dijo Harry con calma—. Snape ya ha pasado ante Fluffy.
Ver la puerta abierta les hizo tomar plena conciencia de aquello a lo que tenían que enfrentarse. Por debajo de la capa, Harry se volvió hacia los otros dos.
—Si queréis regresar, no os lo reprocharé —dijo—. Podéis llevaros la capa, no la voy a necesitar.

En serio Harry ¿De verdad pensaste que te dejariamos?- preguntó Ron.

Debía daros la oporunidad- dijo encogiendose de hombros.

Escuchame bien Harry- dijo Hermione- Tal vez ese loco no tenga fijación por matarnos a mi y a Ron pero en todo lo demás estamos juntos.

No nos importa tener que jugarnos la vida cada curso- terminó Ron. Harry les abrazó a los dos.

Veinte puntos por Gryffindor para cada uno- dijo Sprouth- Vuestra lealtad es admirable hasta para mí, que fui una Hufflepuff.

Bueno- dijo Fred- No es muy difícil admirar a nuestro Ronnie.

Cierto, no solo nos tiene por hermanos- continuó George- sinó que también tiene más cualidades que Percy, Charlie y Bill juntos.- Ron estaba rojo como un tomate y los tres mencionados les pegaron un golpe cosa que les valió para una bronca de su madre.

—No seas estúpido —dijo Ron.
—Vamos contigo —dijo Hermione.

Siempre- terminaron los dos a la vez.

Harry empujó la puerta. Cuando la puerta crujió, oyeron unos gruñidos. Los tres hocicos del perro olfateaban en dirección a ellos, aunque no podía verlos.

Es lo malo que tine usar la capa con los animales, nos pueden oler- explicó James.

— ¿Qué tiene en los pies? —susurró Hermione.
—Parece un arpa —dijo Ron—. Snape debe de haberla dejado ahí.
—Debe despertarse en el momento en que se deja de tocar —dijo Harry

Exacto- dijo Hagrid- Pero no es muy quisquilloso con la música que suena.

—. Bueno, empecemos...
Se llevó a los labios la flauta de Hagrid y sopló. No era exactamente una melodía,

Como ya he dicho, no es muy quisquilloso- les recordó Hagrid.

pero desde la primera nota los ojos de la bestia comenzaron a cerrarse. Harry casi ni respiraba. Poco a poco, los gruñidos se fueron apagando, se balanceó, cayó de rodillas y luego se derrumbó en el suelo, profundamente dormido.

Lily, Molly y Minie soltaron un suspiro de alivio a la vez.

—Sigue tocando —advirtió Ron a Harry, mientras salía de la capa y se arrastraba hasta la trampilla. Podía sentir la respiración caliente y olorosa del perro, mientras se aproximaba a las gigantescas cabezas.
—Creo que podemos abrir la trampilla —dijo Ron, espiando por encima del lomo del perro—. ¿Quieres ir delante, Hermione?

Estoy segura de que sí- dijo Parvati rodando los ojos.

— ¡No, no quiero!
—Muy bien. —Ron apretó los dientes

Molly cogió la mano de Arthur fuertemente y el se la apretó con dulzura.

Está bieno, Molls, está justo delante de ti- le susurro al oído.

y anduvo con  cuidado sobre las patas del perro. Se inclinó y tiró de la argolla de la trampilla, que se levantó y abrió.  
— ¿Qué puedes ver? —preguntó Hermione con ansiedad.
—Nada... sólo oscuridad... no hay forma de bajar, hay que dejarse caer.

¿Os vais a tirar a un lugar del que no sabeís nada?- preguntó con incredulidad Tonks.

Podría estar altísimo y mataros- les reprendió Remus.

Harry, que seguía tocando la flauta, hizo un gesto para llamar la atención de Ron y se señaló a sí mismo.

¿Por qué siempre quieres ser el primero en arriesgar tu vida?- preguntó Ron.

Estabais allí por mi culpa- explicó él.

De eso nada- dijo Hermione- estabamos allí por própia voluntad.

Es por culpa de un complejo de heroe heredado de este tipo- dijo Lily golpeando a su esposo.

Oye,- se quejó este- Yo no tengo ningún complejo de heroe.

No, claro que no,- dijo Lily- Por eso casi caes de la torre de astronomía mientras te peleabas con siete Slytherin sin pedir ayuda.

Y, el día que estaba enfermo- siguió Sirius- no me dijiste que había una misión de la orden y fuiste tu solo. Además que al final resultó ser una emboscada.

Por no hablar de las veces que te has puesto en peligro por mí- dijo Remus- Haciendo ya sabes que, cosa que, por descontado, también fue muy arriesgado de conseguir.

Okay- dijo James rojo- Pero callad ya.

— ¿Quieres ir primero? ¿Estás seguro? —Dijo Ron—. No sé cómo es de profundo ese lugar. Dale la flauta a Hermione, para que pueda seguir haciéndolo dormir.  

Sobretodo no dejéis de tocar- dijo Arthur preocupado.

Harry le entregó la flauta y, en esos segundos de silencio, el perro gruñó y se estiró, pero en cuanto Hermione comenzó a tocar volvió a su sueño profundo.  Harry se acercó y miró hacia abajo. No se veía el fondo.  Se descolgó por la abertura y quedó suspendido de los dedos. Miró a Ron y dijo:
—Si algo me sucede, no sigáis. Id directamente a la lechucería y enviad a Hedwig a Dumbledore. ¿De acuerdo?

Y porque, en nombre de los cielos ¿porqué no le habéis enviado la lechuza antes?- preguntó Minie alzando los brazos al cielo.

—De acuerdo —respondió Ron.
—Nos veremos en un minuto, espero...

Ginny cruzó los dedos por debajo de la mesa mientras Luna le cogió del hombro para tranquilizarla.

Y Harry se dejó caer. Frío, aire húmedo mientras caía, caía, caía y…

¿Y?- preguntaron Ginny y Lily histéricas.

Tranquilas- les sonrió Harry- Estoy aquí y estoy bien.

No se como- murmuró Ginny- Eso fue sólo tu primer año.

Uno se acostumbra- le dijo Harry y le sonrió radiantemente haciendo que Cho apretara los puños y fulminara a Ginny con la mirada.

¡PAF! Aterrizó en algo mullido, con un ruido suave y extraño. Se incorporó y miró alrededor, con ojos desacostumbrados a la penumbra. Parecía que estaba sentado sobre una especie de planta.

Enciende fuego ahora- ordenó un preocupado Neville.

¿Cómo sabes que planta es?- preguntó la profesora Sprout sorprendida.

No lo sé,- repuso él- pero todas las plantas que viven en ambientes oscuros y humedos, además de ser las más letales, son sensibles al fuego.- Explicó- Aunque si tuviese que apostar- se detubo un segundo pensativo- ¿Lazo del Diablo?- preguntó dudoso.

Cincuenta puntos por Gryffindor- dijo la profesora con una sonrisa orgullosa.

¿Un Lazo del Diablo?- preguntó James con la garganta seca.

Tranquilo papá- repuso Harry.

¿Qué esté tranquilo? Un Lazo del Diablo.- repitió como si no pudiese creerselo.

— ¡Todo bien! —gritó al cuadradito de luz del tamaño de un sello, que era la abertura de la trampilla—. ¡Fue un aterrizaje suave, puedes saltar!

No- gritó Arthur mirando preocupado a Ron.

Tranquilo papá.- le dijo él.

Ron lo siguió de inmediato. Aterrizó al lado de Harry
— ¿Qué es esta cosa? —fueron sus primeras palabras.
—No sé, alguna clase de planta. Supongo que está aquí para detener la caída. ¡Vamos, Hermione!

No seas ingenuo- dijo Ginny- quieren evitar que roben la piedra no darle un aterrizage suave al ladrón.

Oye que tú tampoco te habrías fijado- dijo Cho.- ¿Además que derecho tienes para regañarle?

Ginny tiene razón Cho- dijo Harry- Además de que es mi amiga, puede decirme si me comporto como un estúpido. Y no olvidemos que la vida de su hermano estaba en juego porque no pensé en la planta.- dijo sonriendole mientras Cho los fulminaba con la mirada.

No te comportaste como un estúpido, solo como un ingenuo, y Ron estaba allí por propia voluntad, solo, ten más cuidado en un futuro ¿vale?- le pidio dulcemente Ginny y Harry asintió augmentando la ira de Chang.

La música lejana se detuvo. Se oyó un fuerte ladrido, pero Hermione ya había saltado. Cayó al otro lado de Harry.
—Debemos de estar a kilómetros debajo del colegio — dijo la niña.

Guai- dijo Bill con aire soñador- Debe haber un Hogwarts subterranio, al menos la mayoría de edificios de esa época són tan grandes por arriba que por abajo. Sería genial poder explorarlo.- dijo en un suspiro.

—Me alegro de que esta planta esté aquí —dijo Ron.
— ¿Te alegras? —gritó Hermione—. ¡Miraos!

 Por fin os dais cuenta- dijo Neville soltando un suspiro de alivio.

Hermione saltó y chocó contra una pared húmeda. Tuvo que luchar porque, en el momento en que cayó, la planta comenzó a extenderse como una serpiente para sujetarle los tobillos. Harry y Ron, mientras tanto, ya tenían las piernas totalmente cubiertas, sin que se hubieran dado cuenta.

Idiotas- musitó Draco. Mientras todos asentían con él.

Hermione pudo liberarse antes de que la planta la atrapara.

Minie soltó un suspiro de alivio.

En aquel momento miraba horrorizada, mientras los chicos luchaban para quitarse la planta de encima, pero mientras más luchaban, la planta los envolvía con más rapidez.

No os mováis- ordenó Neville- Y por el amor de dios, encended fuego.

— ¡Dejad de moveros! —ordenó Hermione—. Sé lo que es esto. ¡Es Lazo del Diablo!
—Oh, me alegro mucho de saber cómo se llama, es de gran ayuda —gruñó Ron,

¿Crees que es momento para bromas?- gruñó Fred ganandose miradas atónitas (que no vió porque tenía la vista clavada en su hermanito).

Haz caso a Hermione por lo que más quieras- gruñó Molly histérica.

tratando de evitar que la planta trepara por su cuello.

No te muevas Ron, no te muevas- dijo un Arthur del color del barón sanguinario.

— ¡Calla, estoy tratando de recordar cómo matarla! —dijo Hermione.

Fuego, como todas las plantas que habitan en la oscuridad- repitió Neville cada vez más nervioso.

— ¡Bueno, date prisa, no puedo respirar! —jadeó Harry, mientras la planta le oprimía el pecho.

Vamos Hermione- musitó un James preocupadísimo.

—Lazo del Diablo, Lazo del Diablo... ¿Qué dijo el profesor Sprout?... Le gusta la oscuridad y la humedad...
— ¡Entonces enciende un fuego! —dijo Harry.

Eso- dijo Neville.

¿Con que madera?- preguntó Dudley en medio de un ataque de ansiedad.

Somos magos ¿recuerdas?- dijo Dean.

—Sí... por supuesto... ¡pero no tengo madera! —gimió Hermione, retorciéndose las manos.

No soy el único que lo había olvidado- dijo Dudley con una sonrisa.

— ¿TE HAS VUELTO LOCA? —preguntó Ron—. ¿ERES UNA BRUJA O NO?

Eso- corearon todos a la vez.

— ¡Oh, de acuerdo! —dijo Hermione.

Menuda respuesta- dijo Sirius girando los ojos.

Agitó su varita, murmuró algo y envió a la planta unas llamas azules como las que había utilizado con Snape. En segundos, los dos muchachos sintieron que se aflojaban las ligaduras, mientras la planta se retiraba a causa de la luz y el calor.

Los padres suspiraron mientras las madres decían.

Una prueba  menos.

Retorciéndose y alejándose, se desprendió de sus cuerpos y pudieron moverse.
—Me alegro de que hayas aprendido bien Herbología, Hermione —dijo Harry,

Yo también- dijo Minie con algo de alivio en la voz.

mientras se acercaba a la pared, secándose el sudor de la cara.
—Sí —dijo Ron—, y yo me alegro de que Harry no pierda la cabeza en las crisis. Porque eso de «no tengo madera»... francamente...

Yo no me abría expresado mejor- afirmó Charlie mirando a Hermione.

Tenía once años- se defendió esta.

—Por aquí —dijo Harry, señalando un pasadizo de piedra que era el único camino.  Lo único que podían oír, además de sus pasos, era el goteo del agua en las paredes. El pasadizo bajaba  oblicuamente y Harry se acordó de Gringotts. Con un desagradable sobresalto, recordó a los dragones que decían que custodiaban las cámaras, en el banco de los magos. Si encontraban un dragón, un dragón más grande... Con Norberto ya habían tenido suficiente...

Sí- dijo Lily- ya habéis tenido vuestra porción de dragon para el resto de vuestras vidas.- Harry evitó mirar  a nadie por no romper a reir mientras Ron palidecía, todavía se acordaba de la escena de su mejor amigo luchando con un dragon sin que él pudiese hacer nada.

— ¿Oyes algo? —susurró Ron. Harry escuchó. Un leve tintineo y un crujido, que  parecían proceder de delante.

Mi prueba- dijo Flitwick sentandose mejor y con los ojos brillantes de un niño en la mañana de navidad.

— ¿Crees que será un fantasma?

Un fantasma no podría hacer nada- dijo Lily negando con la cabeza.

—No lo sé... a mí me parecen alas.
Llegaron hasta el final del pasillo y vieron ante ellos una habitación brillantemente iluminada, con el techo curvándose sobre ellos. Estaba llena de pajaritos brillantes que volaban por toda la habitación. En el lado opuesto, había una pesada puerta de madera.
— ¿Crees que nos atacarán si cruzamos la habitación?—preguntó Ron.

De decoración seguro que no estan- murmuró Padma.

—Es probable —contestó Harry—. No parecen muy malos, pero supongo que si se tiran todos juntos... Bueno, no hay nada que hacer... voy a correr.
Respiró profundamente, se cubrió la cara con los brazos y cruzó corriendo la habitación. Esperaba sentir picos agudos y garras desgarrando su cuerpo, pero no sucedió nada. Alcanzó la puerta sin que lo tocaran. Movió la manija, pero estaba cerrada con llave.

Evidentemente- dijo Remus rodando los ojos.

Los otros dos lo imitaron. Tiraron y empujaron, pero la puerta no se movía, ni siquiera cuando Hermione probó con su hechizo de Alohomora.

No os lo iba a dejar tan fácil- dijo Flitwick sonriendo.

— ¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Ron.
—Esos pájaros... no pueden estar sólo por decoración —dijo Hermione.

Padma y ella se miraron sonriéndose.

Observaron los pájaros, que volaban sobre sus cabezas, brillando... ¿Brillando?
— ¡No son pájaros! —dijo de pronto Harry—. ¡Son llaves! Llaves aladas, mirad bien. Entonces eso debe significar... —Miró alrededor de la habitación, mientras los otros observaban la bandada de llaves—. Sí... mirad ahí. ¡Escobas! ¡Tenemos que conseguir la llave de la puerta!

Una prueba de Quidditch- exclamó James encantado.

Es usted el mejor, profesor Flitwick- exclamó Oliver sonriendo.

— ¡Pero hay cientos de llaves!
Ron examinó la cerradura de la puerta.
—Tenemos que buscar una llave grande, antigua, de plata, probablemente, como la manija.

Impresionante.- dijo Flitwick.- Treinta puntos para Gryffindor.

Solo observé- dijo Ron- Cualquiera podría haber hecho eso.

A mi no se me ocurrió- dijeron a la vez Harry y Hermione.

Cada uno cogió una escoba y de una patada estuvieron en el aire,  remontándose entre la nube de llaves. Trataban de atraparlas, pero las llaves hechizadas se movían tan rápidamente que era casi imposible sujetarlas.

Como una snith- dijeron a la vez Harry, Draco, Cho y el cazador de Hufflepuff. Draco y Harry se fulminaron con la mirada por haber dicho lo mismo.

Pero no por nada Harry era el más joven buscador del siglo. Tenía un don especial para detectar cosas que la otra gente no veía. Después de unos minutos moviéndose entre el remolino de plumas de todos los colores, detectó una gran llave de plata, con un ala torcida, como si ya la hubieran atrapado y la hubieran introducido con brusquedad en la cerradura.

Bien hecho buscador- dijo Oliver saltando de orgullo.

— ¡Es ésa! —gritó a los otros—. Esa grande... allí... no, ahí... Con alas azul brillante... las plumas están aplastadas por un lado.  
Ron se lanzó a toda velocidad en aquella dirección, chocó contra el techo y casi se cae de la escoba.

Ay dios- musitó Molly preocupada.

— ¡Tenemos que encerrarla! —gritó Harry, sin quitar los ojos de la llave con el ala estropeada—. Ron, ven desde arriba, Hermione, quédate abajo y no la dejes descender. Yo trataré de atraparla. Bien: ¡AHORA!

Creo que ya tenemos capitán para el proximo año- dijo una orgullosa Minerva mientras Harry se ruborizaba.

Ron se lanzó en picado, Hermione subió en vertical, la llave los esquivó a ambos, y Harry se lanzó tras ella. Iban a toda velocidad hacia la pared, Harry se inclinó hacia delante y, con un ruido desagradable, la aplastó contra la piedra con una sola mano.

Todo el gran comedor aplaudió encantado mientras los Gryffindor vitoreaban.

Los vivas de Ron y Hermione retumbaron por la habitación.  Aterrizaron rápidamente y Harry corrió a la puerta, con la llave retorciéndose en su mano. La metió en la cerradura y le dio la vuelta... Funcionaba.

Ya han pasado tres pruebas- dijo Lily suspirando.

Y con asombrosa facilidad- dijo James que no cabia en si de orgullo.

En el momento en que se abrió la cerradura, la llave salió volando otra vez, con aspecto de derrotada, pues ya la habían atrapado dos veces.

Debe de ser humillante- dijo Parvati comprensivamente.

Padma estás siendo comprensiva… ¿con una llave?- preguntó Parvati sonriendo

Callaté Vati.- dijo ella roja sobre las risas de los demás.

— ¿Listos? —preguntó Harry a los otros dos, con la mano en la manija de la puerta. Asintieron. Abrió la puerta. La habitación siguiente estaba tan oscura que no pudieron ver nada.

Mala señal- dijo Ginny mordiendose las uñas.

Pero cuando estuvieron dentro la luz súbitamente inundó el lugar, para revelar un espectáculo asombroso.

Deduzco que es la prueba de Minie- dijo Sirius.

¿Quién más haria una prueba asombrosa?- dijo Sus girando los ojos. La profesora se ruborizó.

Estaban en el borde de un enorme tablero de ajedrez, detrás de las piezas negras, que eran todas tan altas como ellos y construidas en lo que parecía piedra.

Percy rompió a reír descontroladamente mientras que Bill y Charlie soltaban un suspiro de alivio.

Ajedrez a mi hermanito- dijo Fred negando con la cabeza.

Esta prueba ya está superada- dijo George sonriendo.

Nadie, repito, nadie, puede superar a Ron en el ajedrez-dijo una relajada y orgullosa Ginny. El rubor de Ron hubiese sido envidiado por un tomate.

Frente a ellos, al otro lado de la habitación, estaban las piezas blancas. Harry, Ron y Hermione se estremecieron: las piezas blancas no tenían rostros.

Eran bastante lúgubres la verdad.- dijo Hermione con una mueca.

— ¿Ahora qué hacemos? —susurró Harry
—Está claro, ¿no? —dijo Ron—. Tenemos que jugar  para cruzar la habitación.

Vamos hermanito- animó George- pateale el culo a Minie.

George Weasley, ese lenguaje- le riñó su madre.

O vamos mamá- salió Fred en defensa de su gemelo- Ron va a darle una paliza a  Minie.

Lo sé- dijo Molly orgullosa haciendo ruborizar a Ron- Pero esto no es excusa para hablar así.

Detrás de las piezas blancas pudieron ver otra puerta.
— ¿Cómo? —dijo Hermione con nerviosismo.
—Creo —contestó Ron— que vamos a tener que ser piezas.

Los Weasley perdieron al momento su confianza.

No- murmuró Arthur- Es demasiado peligroso.

Dime que no fue como el ajedrez mágico- suplicó Lily.

Fue como el ajedrez mágico- dijo un Harry pálido y Hermione le tomó la mano a Ron con expresión preocupada.

Se acercó a un caballero negro y levantó la mano para tocar el caballo. De inmediato, la piedra cobró vida. El caballo dio una patada en el suelo y el caballero se levantó la visera del casco, para mirar a Ron.
— ¿Tenemos que... unirnos a ustedes para poder cruzar?

Di que no, di que no- suplicaban los Prewett.

El caballero negro asintió con la cabeza.

Una mueca de preocupación y decepción apareció en la cara de todos.

Y yo que pensaba que iba a ser una prueba fácil- murmuró Percy.

Vamos Percy- le animó Oliver- tú siempre dices que tu hermano es un genio en ese juego, los salvará en el momento en que sean amenazados.

No es eso lo que me preocupa- dijo Percy- como tú dices el es un genio del ajedrez y, a veces, se tienen que sacrificar piezas para ganar.

Ron se volvió a los otros dos.
—Esto hay que pensarlo... —dijo—. Supongo que tenemos que ocupar el lugar de tres piezas negras.
Harry y Hermione esperaron en silencio, mientras Ron pensaba. Por fin dijo:
—Bueno, no os ofendáis, pero ninguno de vosotros es muy bueno en ajedrez...

No van a ofenderse- dijo Sirius.

—No nos ofendemos —dijo rápidamente Harry—. Simplemente dinos qué tenemos que hacer.
—Bueno, Harry, tú ocupa el lugar de ese alfil y tú, Hermione, ponte en lugar de esa torre, al lado de Harry.

Alfil y torre- dijo Remus pensativo- no son piezas fáciles que matar (como el peón), no suelen servir de señuelo (como el caballo) ni son objetivos importantes (como el rei y la reina), no es mala elección.

— ¿Y qué pasa contigo?
—Yo seré un caballo.

Esa sí es una mala elección- murmuró Remus preocupado.

No- negó Ron- Era la mejor para dirigir a batalla, podía moverme por todo el tablero y ver todo mucho más desde cerca.- expuso.

 Pero no son piezas muy “seguras” los caballos- dijo Remus, Ron simplemente se encogió de hombros.

Las piezas parecieron haber escuchado porque, ante esas palabras, un caballo, un alfil y una torre dieron la espalda a las piezas blancas y salieron del tablero, dejando libres tres cuadrados que Harry, Ron y Hermione ocuparon.
—Las blancas siempre juegan primero en el ajedrez — dijo Ron, mirando al otro lado del tablero—. Sí... mirad.   

Creo que eso ya lo sabian- dijo Percy rodando los ojos.

Un peón blanco se movió hacia delante. Ron comenzó a dirigir a las piezas negras. Se movían  silenciosamente cuando los mandaba. A Harry le temblaban las rodillas. ¿Y si perdían?

No vais a perder, Ron está al mando- dijo Bill con seguridad aparente.

—Harry... muévete en diagonal, cuatro casillas a la derecha.
La primera verdadera impresión llegó cuando el otro caballo fue capturado. La reina blanca lo golpeó contra el tablero y lo arrastró hacia fuera, donde se quedó inmóvil, bocabajo.

Molly y Lily habían adquirido el color de  la leche, James tomaba la mano a su esposa y temblaba mientras Arthur tenía la mano en el hombro de su hijo menor.

—Tuve que dejar que sucediera —dijo Ron, conmovido—. Te deja libre para coger ese alfil. Vamos, Hermione.

Es ajedrez- dijo Ron- a veces hay que sacrificar piezas.- Percy y Oliver compartieron una mirada preocupada).

Cada vez que uno de sus hombres perdía, las piezas blancas no mostraban compasión. Muy pronto, hubo un grupo de piezas negras desplomadas a lo largo de la pared. Dos veces, Ron se dio cuenta justo a tiempo para salvar a Harry y Hermione del peligro.

Gracias a dios- murmuró Minie- No me hubiese perdonado nunca haber herido a alguno de ustedes.

Él mismo jugó por todo el tablero, atrapando casi tantas piezas blancas como las negras que habían perdido.

Evidentemente- dijo Charlie con orgullo.

—Ya casi estamos —murmuró de pronto—. Dejadme pensar... dejadme pensar.
La reina blanca volvió su cara sin rostro hacia Ron.
—Sí... —murmuró Ron—. Es la única forma... tengo que dejar que me cojan.

¡No!- gruñeron todos los Weasley.

No tenía alternatiba- explicó Ron sonriendo.

Siempre hay alternativas- dijo Molly furiosa.

Disculpa, no me he expresado bien- gruñó Ron- Era o dejar que me cogieran o regalar la piedra filosofal al Innombrable.

Señor Weasley- dijo Minerva- Me siento honrada de ser la jefa de la casa donde pertenece- dijo y Ron se ruborizó completamente- Cien puntos para Gryffindor- otorgó.

— ¡NO! —gritaron Harry y Hermione.

Todavía no se como lo permitimos- dijo Harry.

Yo sí- dijo Hermione- Porque creemos en Ron.- Este se ruborizó completamente.

— ¡Esto es ajedrez! —dijo enfadado Ron—. ¡Hay que  hacer algunos sacrificios!

Te lo dije- le musitó Percy a Oliver.

Yo daré un paso adelante y ella me cogerá... Eso te dejará libre para hacer jaque mate al rey, Harry.
—Pero...
— ¿Quieres detener a Snape o no?
—Ron...
— ¡Si no os dais prisa va a conseguir la Piedra!
No había nada que hacer.

No,- dijo Ginny- Cuando a Ron se le mete algo entre cejas es imposible hacerlo cambiar de idea.- dijo intentando parecer despreocupada aunque la voz le tembló un poco. Al notarlo Harry le cogió la mano por debajo de la mesa.

— ¿Listo? —preguntó Ron, con el rostro pálido pero  decidido—. Allá voy, y no os quedéis una vez que hayáis ganado.
Se movió hacia delante y la reina blanca saltó. Golpeó a Ron con fuerza en la cabeza con su brazo de piedra y el chico se derrumbó en el suelo.

Molly no pudo evitar soltar un grito, Arthur apretó el hombro de Ron con el rostro preocupado y todos sus hermanos se le acercaranon como si quisieran protegerlo.

Hermione gritó, pero se quedó en su casillero.

Hermione se puso a temblar por el recuerdo pero Ron la abrazó torpe y calidamente tranquilizandola así.

La reina blanca arrastró a Ron a un lado. Parecía desmayado.  

Ay dios- murmuró Ginny mientras se limpiaba una diminuta lágrima. Harry le apretó la mano para darle confianza.

Muy conmovido, Harry se movió tres casilleros a la izquierda. El rey blanco se quitó la corona y la arrojó a los pies de Harry.

Debió haberla arrojado a tus pies amigo- murmuró Harry en dirección a Ron quien estaba separandose de Hermione completamente sonrojado.

Habían ganado. Las piezas saludaron y se fueron, dejando libre la puerta. Con una última mirada de desesperación hacia Ron, Harry y Hermione corrieron hacia la salida y subieron por el siguiente pasadizo.

Bien hecho, yo estaba bien- dijo Ron con satisfacción.

— ¿Y si él está...?

Tranquila Hermione- le susurró Ron commovido- Estaba bien.

—Él estará bien —dijo Harry, tratando de convencerse a sí mismo—. ¿Qué crees que nos queda?
—Tuvimos a Sprout en el Lazo del Diablo, Flitwick debe de haber hechizado las llaves, y McGonagall transformó a las piezas de ajedrez. Eso nos deja el hechizo de Quirrell y el de Snape...

Yo no me preocuparía por la de Quirell pero vigilad con la de Quejicus- dijo James preocupado.

Habían llegado a otra puerta.
— ¿Todo bien? —susurró Harry.  
—Adelante.

Eso no responde a su pregunta- dijo Ron molesto.

Es que no estaba bien pero si preparada- dijo Hermione- Estaba muy preocupada por ti.- Terminó, ruborizada, con una respuesta a la muda pregunta que había en los ojos de Ron.

Harry empujó y abrió.
Un tufo desagradable los invadió, haciendo que se taparan la nariz con la túnica. Con ojos que lagrimeaban debido al olor, vieron, aplastado en el suelo frente a ellos, un trol más grande que el que habían derribado, inconsciente y con un bulto sangrante en la cabeza.

Gracias a dios no tuvisteis que pelear con él- dijo Lily aliviada.

—Me alegro de que no tengamos que pelear con éste—susurró Harry, mientras pasaban con cuidado sobre una de las enormes piernas—. Vamos, no puedo respirar.
Abrió la próxima puerta, los dos casi sin atreverse a ver lo que seguía... Pero no había nada terrorífico allí, Sólo una mesa con siete botellas de diferente tamaño puestas en fila.

Típico de Quejicus,- dijo Sirius- Parece inofensivo pero no os confiéis va a ser, probablemente, la más difícil.

—Snape —dijo Harry—. ¿Qué tenemos que hacer?
Pasaron el umbral y de inmediato un fuego se encendió detrás de ellos. No era un fuego común, era púrpura. Al mismo tiempo, llamas negras se encendieron delante. Estaban atrapados.

Muy astuto profesor- dijo Draco con auténtica admiración y Snape le sonrió.

— ¡Mira! —Hermione cogió un rollo de papel, que estaba cerca de las botellas. Harry miró por encima de su hombro para leerlo:

El peligro yace ante ti, mientras la seguridad está  detrás,  dos queremos ayudarte, cualquiera que encuentres,  una entre nosotras siete te dejará adelantarte,  otra llevará al que lo beba para atrás,  dos contienen sólo vino de ortiga,  tres son mortales, esperando escondidos en la fila.  Elige, a menos que quieras quedarte para siempre,  para ayudarte en tu elección, te damos cuatro  claves:

Primera, por más astucia que tenga el veneno para ocultarse siempre encontrarás alguno al lado izquierdo del vino de ortiga;  Segunda, son diferentes las que están en los extremos, pero si quieres moverte hacia delante, ninguna es tu amiga; Tercera, como claramente ves, todas tenemos tamaños diferentes: Ni el enano ni el gigante guardan la muerte en su interior; Cuarta, la segunda a la izquierda y la segunda a la derecha son gemelas una vez que las pruebes, aunque a primera vista sean diferentes.  

  Brillante- dijo Lily sonriendole al profesor, quién se sonrojó un poco.

Una prueba de lógica- dijeron a la vez Padma y Blaise. Un tenue rubor apareció en las mejillas de la Ravenclaw mientras una sonrisa aparecía en los labios del Slytherin.

Hermione dejó escapar un gran suspiro y Harry, sorprendido, vio que sonreía, lo último que había esperado que hiciera.

Bueno, es que lógica y Hermione van muy bien juntas- dijo Ron orgulloso.

—Muy bueno —dijo Hermione—. Esto no es magia... es lógica... es un acertijo. Muchos de los más grandes magos no han tenido una gota de lógica y se quedarían aquí para siempre.

Esa es la idea señorita Granger- dijo Snape algo alagado por lo dicho, aunque nunca lo admitiría.

—Pero nosotros también, ¿no?
—Por supuesto que no —dijo Hermione—. Lo único que necesitamos está en este papel. Siete botellas: tres con veneno, dos con vino, una nos llevará a salvo a través del fuego negro y la otra hacia atrás, por el fuego púrpura.  

Bien sintetizado- aprobó Lia sonriendole.

—Pero ¿cómo sabremos cuál beber?
—Dame un minuto.

¿Un minuto?- preguntó Snape algo ofendido.

Es una forma de hablar- dijo Hermione- La verdad es que era un enigma bastante complejo de entender pero fácil una vez lo pillabas.

Hermione leyó el papel varias veces. Luego paseó de un lado al otro de la fila de botellas, murmurando y señalándolas. Al fin, se golpeó las manos.
—Lo tengo —dijo—. La más pequeña nos llevará por el fuego negro, hacia la Piedra.  

Correcto- dijo Snape.- Diez- Minie se aclaró la garganta- Cincuenta puntos por Gryffindor.- gruñó Snape fulminando con  la mirada a su compañera.

Harry miró a la diminuta botella.
—Aquí hay sólo para uno de nosotros —dijo—. No hay más que un trago.

Así que fuiste solo.- dijo Sirius preocupadísimo.

Se miraron.
— ¿Cuál nos hará volver por entre las llamas púrpura?
Hermione señaló una botella redonda del extremo derecho de la fila.
—Tú bebe de ésa —dijo Harry—. No: vuelve, busca a  Ron y coge las escobas del cuarto de las llaves voladoras. Con ellas podréis salir por la trampilla sin que os vea Fluffy. Id directamente a la lechucería y enviad a Hedwig a Dumbledore, lo necesitamos. Puede ser que yo detenga un poco a Snape, pero la verdad es que no puedo igualarlo.

Cierto- dijo Remus- Un niño de once años no puede igualarlo por muy poderoso que sea.- sus amigos gruñeron.- Sabéis que es verdad chicos.

Una verdad que no merece ser dicha- le respondió Sirius mientras James asentía.

—Pero Harry... ¿y si Quien-tú-sabes está con él?
—Bueno, ya tuve suerte una vez, ¿no? —dijo Harry, señalando su cicatriz—. Puede ser que la tenga de nuevo.

Depender de la suerte no es muy sabio- le regañó Ojoloco Moody y Harry bajó la cabeza avergonzado.

Los labios de Hermione temblaron, y de pronto se lanzó sobre Harry y lo abrazó.

El gruñido de Cho se oyó en toda la sala.

Lo sabía- dijo furiosa- tu estás enamorada de Harry- acusó a Hermione, Ron se debatía entre la furia contra esa que le hablaba así a Hermione y la angustia de que tuviese razón.

Como ya he dicho Harry es como mi hermano- dijo Hermione suspirando agotada.

Y si no fuera así- intervino Ron- Tú no tendrías ningún derecho a gritarle.

Claro que sí- dijo Cho fulminandolo con la mirada.

¿Cuál?- preguntó Harry- Que yo sepa no estamos saliendo y te agradecería que dejaras de hablar así a mis amigos.- Gruñó y Cho rompió a llorar de rabia.

Bien, sigue siendo amigo de esos perdedores pero no quieras saber nada de mí nunca más.- le gritó.

De acuerdo- repusó Harry- Y si vuelves a llamar perdedores a mis amigos te maldeciré.

— ¡Hermione!
—Harry… Eres un gran mago, ya lo sabes.

Sí que lo és- afirmó Ron sonriendole y mucho asintieron sonrojando a Harry.

—No soy tan bueno como tú —contestó muy  incómodo, mientras ella lo soltaba.

Eso también es cierto- dijo Ron recibiendo un golpe de su mejor amigo.

— ¡Yo! —exclamó Hermione—. ¡Libros! ¡Inteligencia!  Hay cosas mucho más importantes, amistad y valentía y... ¡Oh, Harry, ten cuidado!

Lo dices como si tú no tuvieses esas cosas más importantes- dijo Luna- Lo qual es falso.- Afirmó contundentemente.

Esto… Gracias Luna- dijo Hermione sonrojada hasta las orejas.

—Bebe primero —dijo Harry—. Estás segura de cuál es cuál, ¿no?
—Totalmente —dijo Hermione.
Se tomó de un trago el contenido de la botellita redondeada y se estremeció.
—No es veneno, ¿verdad? —dijo Harry con voz anhelante.

Y dale- dijo Ron- Hermione no se equivoca- dijo como quien dice  que 2+2 son 4.

—No... pero parece hielo.
—Rápido, vete, antes de que se termine el efecto.
—Buena suerte... ten cuidado...
— ¡VETE!

No es necesario ser grosero.- dijo Molly mirando mal a Harry.

Hermione giró en redondo y pasó directamente a través del fuego púrpura. Harry respiró profundamente y cogió la más pequeña  de las botellas. Se enfrentó a las llamas negras.
—Allá voy —dijo, y se bebió el contenido de un trago.
Era realmente como si tragara hielo. Dejó la botella y  fue hacia delante. Se dio ánimo al ver que las llamas negras lamían su cuerpo pero no lo quemaban. Durante un momento no pudo ver más que fuego oscuro. Luego se encontró al otro lado, en la última habitación. Ya había alguien allí.

¿Quién?- preguntaron anhelantes los merodeadores.

Pero no era Snape.

Ouch- murmuraron James y Sirius.

Pagad- dijeron Lily y Remus estendiendo la mano.

Oye que todavía no sabemos si es Quirrell- dijo Sirius.

Bueno, pero pagadnos cuando lo diga el libro- dijo Remus sobrado.

Y tampoco era Voldemort.

Gracias a Dios- murmuró Lily sin darse cuenta de            que su hijo les murmuraba la palabra mentira a Ron y Hermione.