lunes, 3 de octubre de 2011

El duelo de medianoche.

-        Vale- gruñó él- El duelo de medianoche.

-        HARRY JAMES POTTER EVANS- gritó Lily con toda la fuerza de sus pulmones,-  Explícame ahora mismo a que viene ese título.

-         Esto…- empezó Harry completamente blanco- Puede que me desafiaran a uno y, ¿Qué podía hacer yo?- preguntó mirando a su padre.

-        Cierto,- terció él- si te desafían a un duelo hay que aceptar.

-        Están castigados los dos.- bramó Lily- Tú- señaló a Harry- por romper las reglas de la escuela y tú- señaló a James que estaba con el mismo tono de piel que su hijo- por animarle a hacerlo.

-        Lils, amor- le dijo James- Soy un merodeador, obviamente apoyaré sus travesura.- le dijo sonriendo.

-        Pues yo soy… ¿Cómo era?- dijo girándose hacía Sus y Sirius que estaban besándose.

-        Una prefecta perfecta- respondieron los dos a la vez.

-        Eso y, obviamente- dijo imitando la voz de James- lo voy a castigar.

-        Hice lo que pude cachorro- le aseguró a su hijo- tendrás que lidiar con el castigo.

Harry iba a quejarse pero entonces apareció el humo violeta en el techo del gran salón y alguien montado sobre escoba bajo de él bajo la mirada atónita de los Dursley. Era un muchacho alto, ancho de espaldas y con los ojos y el pelo oscuros. El equipo de Quiddech y Percy sonrieron.

-        Oliver- exclamó Katie algo roja.

-        Esto… Hola Katie- dijo él sonriendo- ¿Qué estoy haciendo aquí y no en el entrenamiento?- dijo mirando a su alrededor.

-        No tenemos ni idea capitán- exclamó Alice.

-        Pero cuéntanos- dijo George.

-        ¿Cómo está nuestro nazi del Quiddich preferido?- terminó Fred.

-        Estúpido- dijo Oliver algo ruborizado y luego reparó en otro pelirrojo que había al lado de los gemelos.- ¿Percy, por fin recapacitaste?

-        Algo tarde pero sí- le contestó él.- ¿Cómo te va en la liga?

-        Bien pero extrañaba Hogwarts- le respondió.- ¿Cómo te va en el Ministerio?

-        Bien pero extrañaba a mi familia- le respondió. Los gemelos observaban el intercambio con los ojos bien abiertos.

-        Ah, pero ¿vosotros sois amigos?- preguntó Fred sorprendido.

-        Desde primero es mi mejor amigo- le respondió Percy sonriendo.

-        Ahora entiendo porque el año que te sacaste novia teníamos doble sesión de entrenamiento.-  dijo George acusadoramente, Percy y Oliver se sonrieron con complicidad.

-        Sí, casualmente- puso mucha énfasis en esa palabra- teníais entrenamiento cada vez que quedaba con Penny.

-        No lo hubiese creído de vosotros- dijo Fred en aire ofendido y negando con la cabeza. Varios rieron. Oliver reparó en el chico que estaba sentado al lado de Percy.

-        Capitán pensaba que estabas en Rumania- dijo dándole la mano a Charlie.- Está aquí reunida toda la familia Weasley por lo que veo.

-        Esos son mis tíos, Fabian y Guideon Prewet, Guideon es mi padrino; este es mi mejor amigo Oliver Wood- presentó Percy.

-        Pero no me dijiste que tus tíos estaban muertos- dijo un Oliver confundido- Y esos no son los padres (también muertos) de Harry ah, y ese es un asesino buscado por el ministerio y el profesor Lupin y…- Oliver estaba haciéndose un lío mental mientras observaba a su alrededor por suerte Harry acudió en su ayuda.

-        Alguien del futuro envió unos libros con mi vida para salvar a personas que murieron en la guerra y de paso trajo a gente del pasado para que la conozcamos.- Oliver asintió y se sentó al lado de Percy y de Katie.

-        ¿Ya habéis empezado a leer?- preguntó.

-        Sí,- le aclaró Katie sonriente, como llevaba estando desde que llegó Oliver- Harry ya a llegado a Hogwarts y a quedado en Gryffindor. Esos de allí son sus tíos y primo se dedican a torturar a Harry- Oliver los miró furioso y ellos se encogieron en su lugar.

Harry nunca había creído que pudiera existir un chico al que detestara más que a Dudley,

Este bajo la cabeza avergonzado mientras todas las miradas se clavaban en él.

pero eso era antes de haber conocido a Draco Malfoy.

El aludido y Harry se miraban con tanto odio como eran capaces de expresar en una mirada.

Sin embargo, los de primer año de Gryffindor sólo compartían con los de Slytherin la clase de Pociones, así que no tenía que encontrarse mucho con él.

-        Gracias a Dios- dijo Sirius

O, al menos, así era hasta que apareció una noticia en la sala común de Gryffindor; que los hizo protestar a todos. Las lecciones de vuelo comenzarían el jueves...

Oliver, James, Sirius y Sus aplaudieron entusiasmados creando algunas risas.

y Gryffindor y Slytherin aprenderían juntos.

Todos y cada uno de los miembros de las dos casas bufaron enfadados y lanzaron una mala mirada al director.

—Perfecto —dijo en tono sombrío Harry—. Justo lo que siempre he deseado. Hacer el ridículo sobre una escoba delante de Malfoy.

-        Ningún Potter hace el ridículo encima de una escoba- dijo James indignado.

-        ¿Es que el talento por el Quiddich es hereditario?- preguntó un Oliver muy interesado.

-        Bueno los Weasley tenemos mucho talento en Quiddich- murmuró Charlie pensativo.

-        ¿Por que no tienes un hijo con Katie y lo averiguas?- preguntó “inocentemente” Fred causando el sonrojo de esos dos, risitas del resto del equipo y una carcajada que Percy pudo disimular muy bien con tos.

McGonagall hizo que Filch continuara para evitar que uno de sus alumnos preferidos tuviese que contestar a tan incómoda pregunta.

Deseaba aprender a volar más que ninguna otra cosa.

-        Evidentemente- dijo Oliver.

-        Es lo mejor- le respaldó Sus

-        Todavía me cuesta creer que mi ahijado llegara a Hogwarts sin saber que era el Quiddich- afirmó Sirius causando un jadeo horrorizado de Oliver que miró mal a su buscador.

-        Yo no lo hubiese dicho mejor- afirmó James.

—No sabes aún si vas a hacer un papelón —dijo razonablemente Ron

-        No me lo creo- dijo Ginny falsamente sorprendida- Ron dijo algo “razonablemente”.- los demás rieron.

-        Cállate- dijo Ron ruborizado.

—. De todos modos, sé que Malfoy siempre habla de lo bueno que es en quidditch, pero seguro que es pura palabrería.

-        Sí si es como su padre- afirmó Arthur con desprecio. 

-        No hables así de mi padre- dijo Draco furioso.

-        No hables así al mío Malfoy- le gritó Ron muy enfadado.

-        Señor Malfoy, señor Weasley, compórtenle- dijo McGonagall y los dos apartaron la vista enfadados mientras Arthur le sonreía tiernamente a su hijo.

La verdad es que Malfoy hablaba mucho sobre volar. Se quejaba en voz alta porque los de primer año nunca estaban en los equipos de quidditch

Harry le sonrió burlonamente mientras su equipo reía por lo bajo.

y contaba largas y jactanciosas historias, que siempre acababan con él escapando de helicópteros pilotados por muggles.

-        ¿En serio alguien fue tan tonto como para tragarse esa patraña?- preguntó Dean asombrado. Nadie respondió pero Crabbe y Goyle se pusieron algo rojos.

Pero no era el único

Todo quinto curso excepto los hijos de muggle se pusieron rojos.

: Por la forma de hablar de Seamus Finnigan, parecía que había pasado toda la infancia volando por el campo con su escoba.

El aludido sonrió tímidamente mientras James y Lily intercambiaban una mirada pensando en lo diferente que habría sido la vida de Harry si ellos hubiesen estado vivos mientras Sirius le decía a Remus en voz baja: “Lo mismo parecía de cornamenta ¿Recuerdas?”  y este asentía riendo.

Hasta Ron podía contar a quien quisiera oírlo que una vez casi había chocado contra un planeador con la vieja escoba de Charlie.

-        ¿No dejé bien claro que nadie podía tocar mi escoba?- gruñó este- Si me la hubieses roto probablemente abría perdido mi lugar en el equipo.- Ron bajo la cabeza avergonzado y se disculpó pero su madre salio en su defensa.

-        No seas egoísta Charlie- le riñó- Además la única con derecho a reñir a alguien soy yo ¿entendido?- fue el turno de Charlie en bajar la cabeza y disculparse.

Todos los que procedían de familias de magos hablaban constantemente de quidditch. Ron ya había tenido una gran discusión con Dean Thomas, que compartía el dormitorio con ellos, sobre fútbol.

Esos dos se miraron sonrientes mientras Neville, Harry y Seamus rodaban los ojos.

Ron no podía ver qué tenía de excitante un juego con una sola pelota, donde nadie podía volar.

-        Sinceramente yo tampoco le veo lo emocionante y eso que no soy una anor…- dijo Petunia pero se calló al ver la mirada de la gente de su alrededor- maga.- susurro bajito.

-        Pues yo sí- terció su hijo- aunque seguro que es mejor vuestro juego- dijo mirando con ojos brillantes la foto que le había dado Collin.

-        Nada suyo es mejor Dudley- le dijo su padre.

-        Pero vuelan y esas pelotas tiran a los jugadores de las escobas y…- su padre le cortó con un movimiento de mano.

Harry había descubierto a Ron tratando de animar un cartel de Dean en que aparecía el equipo de fútbol de West Ham, para hacer que los jugadores se movieran.

-        ¡¿West Ham?!- exclamó Dudley- Nadie puede animar a ese equipo.

-        ¿Y por que no?- preguntó Dean indignado.

-        Porque son unos perdedores- le aclaró Dudley- deberías animar a…

-        Callaos- gritó Seamus exasperado por la afición de su mejor amigo. Este le dirigió una mala mirada a Dudley quien se la devolvió.

Neville no había tenido una escoba en toda su vida, porque su abuela no se lo permitía. Harry pensó que ella había actuado correctamente, dado que Neville se las ingeniaba para tener un número extraordinario de accidentes, incluso con los dos pies en tierra.

-        Si te pareces a mí en ese aspecto- dijo Alice- tendré que estar de acuerdo con Harry.

-        Mamá- le dijo Neville- yo mismo estoy de acuerdo con él.- dijo riendo por lo que Harry respiró aliviado.

Hermione Granger estaba casi tan nerviosa como Neville con el tema del vuelo.

-        Bueno- se intentó disculpar ella- es que eso no se puede aprender de los libros.- Ron rió.

-        Si no lo conseguiste tú después de tragarte no se cuantos libros- le dijo y los amantes de ese deporte miraron a Hermione horrorizados.

Eso era algo que no se podía aprender de memoria en los libros

Hermione sonrió a Harry mientras los que antes la miraban horrorizados ahora asentían solemnes.

, aunque lo había intentado.

-        Antes me he mordido la lengua- dijo Sirius.- Pero Hermione mi niña eso es insultante, intentar aprender Quiddich con libros.- Todos asintieron de acuerdo con él, incluso los que no les gustaba el Quiddich.

En el desayuno del jueves, aburrió a todos con estúpidas notas sobre el vuelo que había encontrado en un libro de la biblioteca,

-        No eran estúpidas- se defendió Hermione.

-        Como mínimo eran aburridísimas- afirmo Lavander.

Llamado Quidditch a través de los tiempos.

-        El único libro que vale la pena- afirmó Oliver.

-        No, si al final sabrás leer y todo- dijo Percy sonriendo.

-        Claro que se leer, ¿aprobé no?- le dijo fingiendo indignación.

-        Por los pelos, amigo mío, por los pelos- le respondió haciendo reír a unos cuantos.

-        Para que luego algunos digan que no te pareces en nada a los gemelos- murmuró Oliver entre dientes. Estos y Percy se miraron sonrientes mientras más personas se unían a las risas.

Neville estaba pendiente de cada palabra, desesperado por encontrar algo que lo ayudara más tarde con su escoba, pero todos los demás se alegraron mucho cuando la lectura de Hermione fue interrumpida por la llegada del correo.
Harry no había recibido una sola carta desde la nota de Hagrid, algo que Malfoy ya había notado, por supuesto. La lechuza de Malfoy siempre le llevaba de su casa paquetes con golosinas, que el muchacho abría con perversa satisfacción en la mesa de Slytherin.

-        Mimado- masculló Arthur entre dientes.

Un lechuzón entregó a Neville un paquetito de parte de su abuela.

-        A lo mejor es lo mismo que le traía cada año a Frank- murmuró Remus sonriendo.

-        Sería mucha casualidad- dijo Sirius- ¿Diez sickles?- dijo pasándole la mano. James rodó los ojos.

-        Siempre- dijo Remus aceptándola.

Lo abrió excitado y les enseñó una bola de cristal, del tamaño de una gran canica, que parecía llena de humo blanco.

Sirius se sacó del bolsillo diez piezas de plata y se las pasó a un Remus sonriente mientras James reía negando con la cabeza por la estupidez de su amigo.

-        Tú ves el futuro ¿verdad?- le preguntó Sirius enojado.

-        No- respondió el licántropo- Solo uso la cabeza, deberías probarlo alguna vez.- Varios rieron.

— ¡Es una Recordadora! —explicó—.

Aclarando las dudas de algunos de los del gran comedor.

La abuela sabe que olvido cosas y esto te dice si hay algo que te has olvidado de hacer. Mirad, uno la sujeta así, con fuerza, y si se vuelve roja... oh... —se puso pálido, porque la Recordadora súbitamente se tiñó de un brillo escarlata—... es que has olvidado algo...

-        ¿Todavía no ponen que rayos es lo que se te ha olvidado?- preguntó Frank frustrado.

-        Tal vez en el futuro- dijo Neville esperanzado.

Neville estaba tratando de recordar qué era lo que había olvidado, cuando Draco Malfoy que pasaba al lado de la mesa de Gryffindor; le quitó la Recordadora de las manos.

-        Diez puntos menos para Slytherin- dijo McGonagall enojada antes de que Alice pudiera atacar a Draco.

Harry y Ron saltaron de sus asientos.

-        A por ellos hijo- dijeron Arthur y James a la vez. Molly y Lily se repetían mentalmente que ellos solo estaban ayudando a  un amigo.

En realidad, deseaban tener un motivo para pelearse con Malfoy,

-        Diez puntos menos para Gryffindor- dijo McGonagall.

Pero la profesora McGonagall, que detectaba problemas más rápido que ningún otro profesor del colegio, ya estaba allí.

Ella asintió satisfecha.

—¿Qué sucede?
—Malfoy me ha quitado mi Recordadora, profesora.
Con aire ceñudo, Malfoy dejó rápidamente la Recordadora sobre la mesa.
—Sólo la miraba

-        Ya claro- dijo Frank frunciendo el ceño.

—dijo, y se alejó, seguido por Crabbe y Goyle.
Aquella tarde, a las tres y media, Harry, Ron y los otros Gryffindors bajaron corriendo los escalones delanteros, hacia el parque, para asistir a su primera clase de vuelo.

James y Sirius se acomodaron en su asiento mientras Oliver compartía una mirada con su profesora preferida y ella asentía levemente.

Era un día claro y ventoso. La hierba se agitaba bajo sus pies mientras marchaban por el terreno inclinado en dirección a un prado que estaba al otro lado del bosque prohibido, cuyos árboles se agitaban tenebrosamente en la distancia. Los Slytherins ya estaban allí, y también las veinte escobas, cuidadosamente alineadas en el suelo. Harry había oído a Fred y a George Weasley quejarse de las escobas del colegio, diciendo que algunas comenzaban a vibrar si uno volaba muy alto, o que siempre volaban ligeramente torcidas hacia la izquierda.

-        Supongo que tendremos que cambiarlas ¿no señores Weasley?- preguntó el director sonriente.

-        Sí Dumby- dijeron a la vez- a ser posible por saetas de fuego.- Algunos miraron al director expectantes.

-        Por desgracia no disponemos del capital suficiente así que se tendrán que contentar con barredoras.- los antes mencionados se desinflaron.

Entonces llegó la profesora, la señora Hooch. Era baja, de pelo canoso y ojos amarillos como los de un halcón.

Ella se ruborizó levemente mientras algunos reían.

—Bueno ¿qué estáis esperando?

-        A usted obviamente- dijo Susan rodando los ojos y acentuando el sonrojo de la profesora.

—bramó—. Cada uno al lado de una escoba. Vamos, rápido. Harry miró su escoba. Era vieja y algunas de las ramitas de paja sobresalían formando ángulos extraños.

Todos los amantes del juego se estremecieron y Oliver cogió su escoba más fuerte causando risitas y una mala mirada de Katie que no pasó desapercibida por Leanne.

-        Teniendo celos de una escoba, amiga, estas muy mal- le susurro ganándose un pisotón de una sonrojadísima Katie.

—Extended la mano derecha sobre la escoba —les indicó la señora Hooch— y decid «arriba».
—¡ARRIBA! —gritaron todos.
La escoba de Harry saltó de inmediato en sus manos, pero fue uno de los pocos que lo consiguió.

Su padre, padrino y capitán aplaudieron radiantes mientras que Remus y Lily se limitaron a sonreírle. Harry no cabía en si de nervios queriendo que llegara la escena de su entrada en el equipo.

La de Hermione Granger no hizo más que rodar por el suelo y la de Neville no se movió en absoluto. «A lo mejor las escobas saben, como los caballos, cuándo tienes miedo», pensó Harry

Los Ravenclaw y la señora Hooch le miraron sorprendidos. James, Oliver, Sirius y Sus se limitaron a asentir.

-        Pues ahora que lo dices,- dijo Terry- es una teoría interesante. Tal vez deberíamos estudiarla.- Dijo dirigiéndose a los de su casa que asintieron.

, y había un temblor en la voz de Neville que indicaba, demasiado claramente, que deseaba mantener sus pies en la tierra.

Neville y Alice asintieron con fuerza mientras Frank lo hacía más débilmente, algunos (como James) los miraron ultrajados.

Luego, la señora Hooch les enseñó cómo montarse en la escoba, sin deslizarse hasta la punta, y recorrió la fila, corrigiéndoles la forma de sujetarla. Harry y Ron se alegraron muchísimo cuando la profesora dijo a Malfoy que lo había estado haciendo mal durante todos esos años.

Varios rieron mientras otros miraban burlonamente a Draco que estaba contando interiormente para evitar soltar uno de sus comentarios contra Harry.

—Ahora, cuando haga sonar mi silbato, dais una fuerte patada —dijo la señora Hooch—. Mantened las escobas firmes, elevaos un metro o dos y luego bajad inclinándoos suavemente. Preparados... tres... dos...
Pero Neville, nervioso y temeroso de quedarse en tierra, dio la patada antes de que sonara el silbato.

Alice agarró con fuerza el brazo de su hijo mientras Frank palidecía, Neville les sonrió para que se tranquilizaran pero no lo logró. Miró a su abuela y a su madrina en busca de ayuda pero la primera tenía los dedos cruzados y los ojos cerrados mientras que la otra machacaba la mano de Sirius al agarrarse a ella. Neville exhaló un suspiro.

—¡Vuelve, muchacho! —gritó, pero Neville subía en línea recta, como el corcho de una botella...

-        Ay ay ay- murmuraba Alice asustadísima mientras  Frank la abrazaba para tranquilizarla.

Cuatro metros... seis metros... Harry le vio la cara pálida y asustada, mirando hacia el terreno que se alejaba, lo vio jadear; deslizarse hacia un lado de la escoba y…

Filch hizo una pausa para coger aire pero eso era más de lo que Sus podía soportar.

-        Si no sigues leyendo ya te maldeciré- le gritó haciendo que este continuara pálido.

BUM... Un ruido horrible y Neville quedó tirado en la hierba.

-        ¿Que tipo de ruido horrible?- preguntó Alice cerca del histerismo.

-        Mamá- le dijo Neville- tranquila, solo me rompí la muñeca- Alice se puso pálida pero los demás Lombottong y Sus respiraron tranquilos- No puedes preocuparte tanto cada vez que tengo un accidente porque sino te va a dar un ataque cardíaco hacia la mitad de este libro y no hay uno sino siete.

-        Trataré de tranquilizarme- le respondió sonriente su madre.

Su escoba seguía subiendo, cada vez más alto, hasta que comenzó a torcer hacia el bosque prohibido y desapareció de la vista.

-        Una menos- dijo Oliver feliz.

-        Sabes que con un acción la recuperarán en un momento ¿verdad?- le preguntó Katie provocando una mala cara de este que a su vez provocó muchas risas.

La señora Hooch se inclinó sobre Neville, con el rostro tan blanco como el del chico.
—La muñeca fracturada —la oyó murmurar Harry—. Vamos, muchacho... Está bien... A levantarse.
Se volvió hacia el resto de la clase.
—No debéis moveros mientras llevo a este chico a la enfermería. Dejad las escobas donde están o estaréis fuera de Hogwarts más rápido de lo que tardéis en decir quidditch. Vamos, hijo.

-        No la desobedeciste ¿cierto?- le preguntó Lily a Harry con los ojos llameantes y una clara amenaza a la voz.

-        ¿No fue mi culpa?- dijo Harry dudoso haciendo rodar los ojos a su padre, tío y padrino.

-        No Harry, deberías inventar una excusa mejor- le retó su padre- Por ejemplo, Malfoy te obligó a subir porque…- dijo y se giró hacia Sirius para buscar ideas.

-        Te robó algo y no te lo iba a devolver- sugirió este.

-        Más bien- intervino Remus- le robó algo a un amigo tuyo, esto va más con tu carácter y Lily podría entenderlo.

-        Es que Malfoy le robó la recordadora a Neville- intentó explicar él.

-        Ves esa es una buena excusa- dijo Sirius causando algunas risas de los que sabían.

-        No es una excusa- dijo Harry exasperado.

-        Eso es, siempre tienes que negar que es una excusa.- dijo James causando más exasperación por parte de Harry.

-        Vosotros tres- gritó Lily, haciendo palidecer a los aludidos- ¡dejen de corromper a mi niño y a todos los que les estén escuchando!

-        Lo siento- murmuraron los tres con la cabeza gacha.

Neville, con la cara surcada de lágrimas y agarrándose la muñeca, cojeaba al lado de la señora Hooch, que lo sostenía. Casi antes de que pudieran marcharse, Malfoy ya se estaba riendo a carcajadas.

-        ¿Te parece graciosa una rutura de muñeca?- preguntó peligrosamente Alice- porque si quieres yo podría…

-        Alice, la comprendo perfectamente- dijo Minerva- aún así déjenos hacer nuestro trabajo, 10 puntos menos por Slytherin.

— ¿Habéis visto la cara de ese gran zoquete?

-        Mi hijo no es un gran zoquete, estúpido- siseo Frank enojadísimo.

Los otros Slytherins le hicieron coro.

-        50 puntos menos por Slytherin.

—¡Cierra la boca, Malfoy! —dijo Parvati Patil en tono cortante.

-        Gracias- le dijo Neville poniendo algo celosa a Hannah.

-        Para eso están los amigos- le respondió ella con una sonrisa.

Oh, ¿estás enamorada de Longbottom? —dijo Pansy Parkinson, una chica de Slytherin de rostro duro. —Nunca pensé que te podían gustar los gorditos llorones, Parvati.

-        Neville no es ni ha sido nunca un gordito llorón serpiente miserable- le gritó Hannah furiosa ha Pansy que se encogió en el asiento. Neville se sonrojó y le dio las gracias con una amplia sonrisa causando el sonrojo de Hannah y algunas risitas burlonas. La lectura prosiguió después de restar veinte puntos a la casa verde y plata.

—¡Mirad! —dijo Malfoy, agachándose y recogiendo algo de la hierba—. Es esa cosa estúpida que le mandó la abuela a Longbottom.

-        Entonces…- dijo James confundido- ¿no era una excusa?

-        Era la verdad aunque tendré en cuenta tus consejos.- le respondió su hijo.

La Recordadora brillaba al sol cuando la cogió.
—Trae eso aquí, Malfoy —dijo Harry con calma. Todos dejaron de hablar para observarlos.

-        Demuéstrale quién manda cachorro- animó Sirius.

Malfoy sonrió con malignidad.
—Creo que voy a dejarla en algún sitio para que Longbottom la busque... ¿Qué os parece... en la copa de un árbol?

-        Mal- gruñeron tres mesas mientras a la otra se le restaba veinte puntos más.

— ¡Tráela aquí! —rugió Harry, pero Malfoy había subido a su escoba y se alejaba.

-        Veinte puntos menos- dijo la señora Hooch- les dejé bien claro que no podían ponerse volar.

No había mentido, sabía volar. Desde las ramas más altas de un roble lo llamó:
— ¡Ven a buscarla, Potter!
Harry cogió su escoba.

-        A por él Harry- animaba la mesa de Gryffindor mientras Lily se mordía la lengua para no reñirlo.

-        Veinte puntos menos por eso Potter- dijo la profesora de vuelo antes de añadir- Y veinte más para defender a un amigo.- la mesa de Gryffindor sonrió.

—¡No! —gritó Hermione Granger—. La señora Hooch dijo que no nos moviéramos. Nos vas a meter en un lío.

-        En serio mi niña- dijo Sirius- eras algo repelente ¿eh?- Hermione se sonrojó mientras que Minerva le mandó tal mirada a Sirius que hizo que se callara de golpe.

Harry no le hizo caso. Le ardían las orejas. Se montó en su escoba, pegó una fuerte patada y subió. El aire agitaba su pelo y su túnica, silbando tras él y, en un relámpago de feroz alegría, se dio cuenta de que había descubierto algo que podía hacer sin que se lo enseñaran. Era fácil, era maravilloso.

James y Oliver se pusieron a aplaudir mientras Sirius golpeaba la espalda de Harry entusiasmado. Lily se limitó a rodar los ojos resignándose a  tener otro fanático del Quiddicht en la familia.

Empujó su escoba un poquito más, para volar más alto, y oyó los gritos y gemidos de las chicas que lo miraban desde abajo, y una exclamación admirada de Ron.

-        Es que, para ser la primera vez lo estabas haciendo genial- le dijo él.

-        Gracias- dijo Harry radiante.

-        Ey- se quejó Sirius- esa no fue la primera vez que montaste en escoba.

-        ¿No?- preguntó Harry interesado.

-        No, te compre una de juguete cuando no tenías ni un año- dijo todo orgulloso haciendo que James y Lily le dieran las gracias.

Dirigió su escoba para enfrentarse a Malfoy en el aire. Éste lo miró asombrado.
—¡Déjala —gritó Harry— o te bajaré de esa escoba!

-        Que lo haga que lo haga- canturreo los cuatro gemelos contentos.

—Ah, ¿sí? —dijo Malfoy, tratando de burlarse, pero con tono preocupado.

-        Ohh- se burló Tonos- ¿mi pequeño primito tiene miedo de Harry?

-        Yo no soy nada tuyo- le respondió este con asco- tu madre es una traidora que se casó con un sangre sucia- Al instante se vio suspendido en el aire por un tobillo mientras Remus le apuntaba con una varita completamente furioso.

-        Discúlpate- le ordenó con ira.

-        ¿Qué me harás sino lo hago?- dijo con burla pero preocupadísimo.

-        Prefieres no saberlo, créeme- le contestó sonriendo maniáticamente. Haciendo tragar ruidosamente a Draco.

-        Lo… Lo lamento- dijo con dificultad y Remus le soltó haciendo que se golpeara la cabeza.

-        Disculpas aceptadas, gracias Remus- dijo una Tonks sonrojada hasta el pelo.

-        No hay de qué Nimphadora- le contestó este y, por una vez, Tonks le pasó el haberla llamado por su nombre gracias a la sonrisa radiante que le dedicó.

Harry sabía, de alguna manera, lo que tenía que hacer. Se inclinó hacia delante, cogió la escoba con las dos manos y se lanzó sobre Malfoy como una jabalina. Malfoy pudo apartarse justo a tiempo, Harry dio la vuelta y mantuvo firme la escoba. Abajo, algunos aplaudían.
—Aquí no están Crabbe y Goyle para salvarte, Malfoy —exclamó Harry
Parecía que Malfoy también lo había pensado.

-        Y un Malfoy no es nada sin sus guardaespaldas- se burló Arthur.

— ¡Atrápala si puedes, entonces! —gritó. Giró la bola de cristal hacia arriba y bajó a tierra con su escoba. Harry vio, como si fuera a cámara lenta, que la bola se elevaba en el aire y luego comenzaba a caer.

-        Fue una recordadora.- dijo Sirius secándose una lágrima imaginaria.

Se inclinó hacia delante y apuntó el mango de la escoba hacia abajo. Al momento siguiente, estaba ganando velocidad en la caída, persiguiendo a la bola, con el viento silbando en sus orejas mezclándose con los gritos de los que miraban. Extendió la mano y, a unos metros del suelo, la atrapó, justo a tiempo para enderezar su escoba y descender suavemente sobre la hierba, con la Recordadora a salvo.

Todo el gran comedor se puso a aplaudir.

-        Tienes que presentarte como buscador- dijo James completamente asombrado por las habilidades de su hijo.

-        Jamás me presenté a una prueba papá- le aseguró Harry.

-        ¿Por que?- le preguntó su padre sorprendido.

-        Lo sabrás a continuación- dijo sonriente mientras Oliver le lanzaba una mirada de comprensión a Minerva.

— ¡HARRY POTTER!

-        Minie a la vista- dijeron todos los bromistas preocupados.

Su corazón latió más rápido que nunca. La profesora McGonagall corría hacia ellos. Se puso de pie, temblando.
—Nunca... en todo mis años en Hogwarts...
La profesora McGonagall estaba casi muda de la impresión, y sus gafas centelleaban de furia.

-        Más bien de preocupación señor Potter- le aseguró ella- podría haberse roto el cuello.

-        Exactamente Harry.- terció Lily.

-        Lo lamento- se disculpó él.

— ¿Cómo te has atrevido...? Has podido romperte el cuello...

Lily y Molly asintieron de acuerdo.

—No fue culpa de él, profesora...
—Silencio, Parvati.
—Pero Malfoy..
—Ya es suficiente, Weasley. Harry Potter, ven conmigo.
En aquel momento, Harry pudo ver el aire triunfal de Malfoy, Crabbe y Goyle,

-        Aire que no duro mucho- le susurro Harry a Ron riendo.

mientras andaba inseguro tras la profesora McGonagall, de vuelta al castillo. Lo iban a expulsar; lo sabía. Quería decir algo para defenderse, pero no podía controlar su voz. La profesora McGonagall andaba muy rápido, sin siquiera mirarlo.

-        Es exasperante cuando hace eso- comentó Lee enfadado.

Tenía que correr para alcanzarla. Esta vez sí que lo había hecho. No había durado ni dos semanas. En diez minutos estaría haciendo su maleta. ¿Qué dirían los Dursley cuando lo vieran llegar a la puerta de su casa?

-        Seguramente se hubiesen burlado de ti ¿no?- preguntó Lily en un tono tan decepcionado que hizo bajar la cabeza a Petunia.

Subieron por los peldaños delanteros y después por la escalera de mármol. La profesora McGonagall seguía sin hablar. Abría puertas y andaba por los pasillos, con Harry corriendo tristemente tras ella. Tal vez lo llevaba ante Dumbledore. Pensó en Hagrid, expulsado, pero con permiso para quedarse como guardabosque. Quizá podría ser el ayudante de Hagrid. Se le revolvió el estómago al imaginarse observando a Ron y los otros convirtiéndose en magos, mientras él andaba por ahí, llevando la bolsa de Hagrid.

-        Aunque por mi no habría problema- dijo Hagrid entre las risas que había provocado el  pensamiento de Harry- mejor que seas auror ¿no crees?

-        Supongo- dijo Harry sonriéndole al semi gigante.

La profesora McGonagall se detuvo ante un aula. Abrió la puerta y asomó la cabeza.
—Discúlpeme, profesor Flitwick. ¿Puedo llevarme a Wood un momento?

A los que no sabían de la entrada de Harry en el equipo se les desencajó la mandíbula. James se paró y fue a abrazar a Minerva, que lo miraba horrorizada, entre las risas de Sirius y Remus.

-        Ves papá- dijo Harry- No tuve que hacer la prueba de acceso.

-        Y señor Potter- dijo Minerva a la que James aún no había soltado- le ruego que me suelte.- James lo hizo y le agradeció unas diez veces que hubiese entrado a su hijo en el equipo antes de volver a sentarse.

«¿Wood? —pensó Harry aterrado—. ¿Wood sería el encargado de aplicar los castigos físicos?»

-        Sí- bramaron al unísono los gemelos W, Katie, Angelina y Alicia haciendo sonrojar al capitán.

-        Sois unos exagerados- se quejó él

-        Claro, tú solo nos hacías entrenar tres horas cuatro días de la semana- ironizó Fred.

-        Lloviese, nevase, granizase o hiciera cualquier tipo de tiempo- continuo George.

-        Esto sin olvidar las vueltas adicionales- siguió Angelina.

-        Y las mortíferas charlas sobre tácticas que teníamos que tragarnos siempre- fue el turno de Alicia.

-        Y no te olvides de la dieta especial.- Terminó Katie mientras todo el gran comedor miraba asombrado al ex capitán. Este se dirigió a su buscador.

-        Harry ¿a que no era tan malo?- le dijo casi suplicante.

-        Yo estoy de acuerdo contigo, para ganar se tiene que sudar.- afirmó bajo miradas de orgullo de su padre y padrino y una horrorizada de Katie.

-        ¿Cuando se vaya Angelina tendré que tener a ese de capitán?- preguntó espantada. Para su desgracia Minerva asintió causando que James se inflara de orgullo. Cuando todo el mundo se hubo sentado Oliver le preguntó a Katie en susurros:

-        ¿No era tan malo verdad?- Katie no pudo evitar reír al ver que cara de asustado tenía.

-        Eras un maniático del Quiddich pero sino no serías nuestro Oliver y no te querríamos igual- le dijo y para si misma añadió: Y yo no estaría enamorada de ti.

Pero Wood era sólo un muchacho corpulento de quinto año, que salió de la clase de Flitwick con aire confundido.

-        Ah,- dijo George- ¿es que no está siempre así cuando no está encima de la escoba?

-        Ya dejen de meterse conmigo- dijo Oliver con su tono de capitán.

—Seguidme los dos —dijo la profesora McGonagall. Avanzaron por el pasillo, Wood mirando a Harry con curiosidad.
—Aquí.
La profesora McGonagall señaló un aula en la que sólo estaba Peeves, ocupado en escribir groserías en la pizarra.

-        ¿Desde cuando Pev sabe hacer eso?- preguntó Sirius sorprendido.

-        Desde que se lo enseñamos- dijeron simplemente los gemelos P. haciendo reír a algunos y que algunos profesores y Filch les miraran mal.

—¡Fuera, Peeves! —dijo con ira la profesora.
Peeves tiró la tiza en un cubo y se marchó maldiciendo. La profesora McGonagall cerró la puerta y se volvió para encararse con los muchachos.
—Potter, éste es Oliver Wood. Wood, te he encontrado un buscador.

-        Por eso es usted mi profesora preferida- dijo James.

-        Hacerme la pelota no le servirá de nada señor Potter- le advirtió ella.

-        En realidad es la profesora preferida oficial de los merodeadores, todos estábamos de acuerda excepto Meter de que era la mejor- explicó Sirius causando un poco de color en las mejillas de la profesora.

-        También es mi preferida- dijeron todos los ocupantes de la mesa de Gryffindor de cualquier tiempo haciendo que Minerva sonriera radiante y se pusiera ya completamente roja.

La expresión de intriga de Wood se convirtió en deleite.
— ¿Está segura, profesora?
—Totalmente —dijo la profesora con vigor—. Este chico tiene un talento natural.

-        ¿Qué esperabas? es el hijo de este.- dijo Lily señalando a su marido con la cabeza con orgullo haciendo que este sonriera complacido y feliz, más cuando todos los del  pasado asintieron.

Nunca vi nada parecido. ¿Ésta ha sido tu primera vez con la escoba, Potter?
Harry asintió con la cabeza en silencio. No tenía una explicación para lo que estaba sucediendo, pero le parecía que no lo iban a expulsar y comenzaba a sentirse más seguro.
—Atrapó esa cosa con la mano, después de un vuelo de quince metros —explicó la profesora a Wood—. Ni un rasguño. Charlie Weasley no lo habría hecho mejor.

-        Lo lamento capitán pero después de ser el capitán de Harry debo decir que tiene razón.- dijo Oliver sonriendo a su joven buscador.

-        No es una ofensa por lo que me han contado y lo leído tienes razón- le dijo él sonriendo.

Wood parecía pensar que todos sus sueños se habían hecho realidad.
— ¿Alguna vez has visto un partido de quidditch, Potter? —preguntó excitado.
—Wood es el capitán del equipo de Gryffindor —aclaró la profesora McGonagall.
—Y tiene el cuerpo indicado para ser buscador —dijo Wood, paseando alrededor de Harry y observándolo con atención—. Ligero, veloz... Vamos a tener que darle una escoba decente, profesora, una Nimbus 2.000 o una Cleansweep 7.

-        Que sea la nimbus- susurraba su padre en voz baja como rezando.

—Hablaré con el profesor Dumbledore para ver si podemos suspender la regla del primer año.

-        Cosa que hice con sumo placer- comentó este.

Los cielos saben que necesitamos un equipo mejor que el del año pasado. Fuimos aplastados por Slytherin en ese último partido. No pude mirar a la cara a Severus Snape en vanas semanas...

Los de sexto para arriba de Gryffindor y Oliver miraron al libro con rabia mientras que Slytherin y Snape sonreían abiertamente.

La profesora McGonagall observó con severidad a Harry, por encima de sus gafas.
—Quiero oír que te entrenas mucho, Potter, o cambiaré de idea sobre tu castigo.

-        ¿Ni siquiera te castigaron?- preguntó Draco enfadado.

-        No, solo lograste que me entraran en el equipo- le respondió Harry sonriendo burlón causando una mueca de desprecio del rubio.

Luego, súbitamente, sonrió.
—Tu padre habría estado orgulloso —dijo—. Era un excelente jugador de
quidditch.

-        Estoy bastante más que orgulloso- afirmó este- Y era bastante más que excelente profesora.- Dijo haciendo girar los ojos a su esposa que le dio una cacheta.

—Es una broma.

-        No, yo era muy buen cazador- dijo James ofendido.

-        Era en otro lugar papá- dijo Harry con paciencia.

Era la hora de la cena. Harry había terminado de contarle a Ron todo lo sucedido cuando dejó el parque con la profesora McGonagall. Ron tenía un trozo de carne y pastel de riñón en el tenedor; pero se olvidó de llevárselo a la boca.

-        Por primera vez- puntualizó Ginny burlona causando el sonrojo de su hermano.

—¿Buscador? —dijo—. Pero los de primer año nunca... Serías el jugador más joven en...
—Un siglo —terminó Harry, metiéndose un trozo de pastel en la boca.

-        Ese es mi hijo/ahijado/buscador- dijeron James, Sirius y Oliver a la vez.

Tenía muchísima hambre después de toda la excitación de la tarde—. Wood me lo dijo.
Ron estaba tan sorprendido e impresionado que se quedó mirándolo boquiabierto.
—Tengo que empezar a entrenarme la semana que viene —dijo Harry—. Pero no se lo digas a nadie, Wood quiere mantenerlo en secreto.

-        Esa misma tarde ya lo sabíamos todos- afirmó Terry sonriendo.

Fred y George Weasley aparecieron en el comedor; vieron a Harry y se acercaron rápidamente.
—Bien hecho —dijo George en voz baja—. Wood nos lo contó. Nosotros también estamos en el equipo. Somos golpeadores.

-        Estamos orgullosos- afirmaron sus tíos que también jugaban en esa posición.

—Te lo aseguro, vamos a ganar la copa de quidditch este curso —dijo Fred—. No la ganamos desde que Charlie se fue,

Se oyeron varios gruñidos, todos provinentes de la mesa de los leones.

pero el equipo de este año será muy bueno. Tienes que hacerlo bien, Harry. Wood casi saltaba cuando nos lo contó.
—Bueno, tenemos que irnos. Lee Jordan cree que ha descubierto un nuevo pasadizo secreto, fuera del colegio.

-        ¿Cuál?- preguntó James curioso.

—Seguro que es el que hay detrás de la estatua de Gregory Smarmy, que nosotros encontramos en nuestra primera semana.

James se atragantó con su propia saliva mientras que a Sirius se le cayó la varita de la mano y Remus y los gemelos P los miraban orgullosos.

-        Nos ganaron chicos- dijo Remus.

-        Sí- aceptó Sirius- tardamos diez días.

-        Mierda- murmuró James ganándose una mala mirada de su esposa.- ¿Y vosotros Prewet?

-        Dos semanas- dijeron abatidos.

-        Ese fue mi primer pasillo secreto- dijo Sus nostálgica- algo importante.

Los gemelos y Lee no cabían en sí de gozo y orgullo, habían ganado a sus tíos y sus ídolos. Minerva y Molly estaban algo mosqueadas.

Fred y George acababan de desaparecer, cuando se presentaron unos visitantes mucho menos agradables.

-        Me huela a Slytherin- dijo Dean arrugando la nariz.

Malfoy, flanqueado por Crabbe y Goyle.

-        Bingo- cantó Dean causando algunas risas de los nacidos de muggles.

— ¿Comiendo la última cena, Potter? ¿Cuándo coges el tren para volver con los muggles?

-        En Julio- le respondió él.
—Eres mucho más valiente ahora que has vuelto a tierra firme y tienes a tus «amiguitos» —dijo fríamente Harry.

-        Claro, solo se mete con la gente si tiene sus guardaespaldas con él- dijo Ernie con despreció. Crabbe y Goyle se hicieron crujir los nudillos audiblemente.

-        No os aconsejo eso- dijo Dudley- No se hacer magia pero seguro que se luchar mejor que vosotros.- Los dos le miraron como calculando su potencial y llegaron a la conclusión que era mejor callar.- Y gracias por las grageas.- le dijo a Ernie.

Por supuesto que en Crabbe y Goyle no había nada que justificara el diminutivo, pero como la Mesa Alta estaba llena de profesores, no podían hacer más que crujir los nudillos y mirarlo con el ceño fruncido.
—Nos veremos cuando quieras —dijo Malfoy—. Esta noche, si quieres. Un duelo de magos. Sólo varitas, nada de contacto. ¿Qué pasa? Nunca has oído hablar de duelos de magos, ¿verdad?

-        Veinte puntos menos para Slytherin- anunció la profesora McGonagall- ¿Sabe el daño que podría haber sufrido usted o el señor Potter?

-        Es muy peligroso hacer un duelo sin saber de magia- intervino Flitwich enfadado- Se podría descontrolar un hechizo.

-        Usted podría haber pedido a algún profesor que les supervisara- afirmó el profesor Snape.

—Por supuesto que sí —dijo Ron, interviniendo—. Yo soy su segundo. ¿Cuál es el tuyo?

-        ¡Ronald Weasley!- el gritó de Molly se oyó en todo el gran comedor.

-        ¡Harry Potter!- gritó Lily demostrando que sus pulmones hacían competencia a los de Molly.

-        Están castigados- terminaron las dos a la vez.

-        Y veinte puntos menos para Gryffindor estoy muy decepcionada- dijo Minerva.

Malfoy miró a Crabbe y Goyle, valorándolos.
—Crabbe —respondió—. A medianoche, ¿de acuerdo? Nos encontraremos en el salón de los trofeos, nunca se cierra con llave.

-        ¿Y como sabía usted eso señor Malfoy?- preguntó una enfadada McGonagall. El aludido palideció.

-        Oí como alguien lo decía- dijo mirando la mesa con miedo.

-        Otros cinco puntos menos para su casa- graznó la profesora.

Cuando Malfoy se fue, Ron y Harry se miraron.
—¿Qué es un duelo de magos? —preguntó Harry—. ¿Y qué quiere decir que seas mi segundo?

-        La oportunidad perfecta para humillar a Malfoy- le explicó su padrino ganándose un golpe de su novia y cuñada.

—Bueno, un segundo es el que se hace cargo, si te matan —dijo Ron sin darle importancia. Al ver la expresión de Harry, añadió rápidamente—: Pero la gente sólo muere en los duelos reales, ya sabes, con magos de verdad. Lo máximo que podéis hacer Malfoy y tú es mandaros chispas uno al otro. Ninguno sabe suficiente magia para hacer verdadero daño. De todos modos, seguro que él esperaba que te negaras.

-        Eso sería típico de una serpiente- dijo Parvati con asco.

-        ¿Quién te crees niñita?- le dijo Millicent Bulstrode.

-        Alguien a quien le puedas aplicar el diminutivo muchachota- le respondió Lavander en ayuda de su amiga haciendo sonrojar a Milllicent.

-        Señoritas- dijo Dumbledore- sino quieren perder puntos…- ellas callaron al instante

— ¿Y si levanto mi varita y no sucede nada?

-        Dale una paliza a lo muggle- sugirió Remus ante la mirada atónita de todos excepto de sus amigos.

-        Que triste realidad- murmuró Minerva negando con la cabeza.- El merodeador sensato corrompido- Varios rieron mientras Remus se sonrojaba.

—La tiras y le das un puñetazo en la nariz —le sugirió Ron.

-        Buen consejo- dijo Arthur asintiendo.

-        Arthur- le riñó su mujer- No animes a Ron a resolver sus conflictos con violencia.

-        Cariño, sus conflictos son con un Malfoy- dijo como si así lo respondiera todo.

—Disculpad.
Los dos miraron. Era Hermione Granger.

-        ¿Usted pudo impedirlo?- preguntó Minerva con sorpresa- No,  usted también no, ya perdí a Lupin…- dijo con tristeza mientras muchos reían.

-        Si le sirve de consuelo- dijo Ron- lo intentó.

—¿No se puede comer en paz en este lugar? —dijo Ron.

-        Esos modales- gruñó su madre pero Ron ya se estaba disculpando con Hermione.

Hermione no le hizo caso y se dirigió a Harry
—No pude dejar de oír lo que tú y Malfoy estabais diciendo...
—No esperaba otra cosa —murmuró Ron.

-        Weasley- fue el grito de todas las chicas mientras su hermana le golpeaba en el brazo.

—... y no debes andar por el colegio de noche. Piensa en los puntos que perderás para Gryffindor si te atrapan, y lo harán. La verdad es que es muy egoísta de tu parte.

-        Escúchala- le pidió (ordenó) amablemente (gritando) su madre.

—Y la verdad es que no es asunto tuyo —respondió Harry.

-        Potter- Harry fue la victima de la furia de las chicas esta vez recibiendo el golpe de la hermana de su amigo.

—Adiós —añadió Ron.
De todos modos, pensó Harry, aquello no era lo que llamaría un perfecto final para el día. Estaba acostado, despierto, oyendo dormir a Seamus y a Dean (Neville no había regresado de la enfermería).

-        Pero si le reparé la muñeca en un segundo- exclamó extrañada Pomfrey.

-        Esto bueno, ya saldrá- dijo evitando el tema Neville.

Ron había pasado toda la velada dándole consejos del tipo de: «Si trata de maldecirte, será mejor que te escapes, porque no recuerdo cómo se hace para pararlo». Tenían grandes probabilidades de que los atraparan Filch o la Señora Norris, y Harry sintió que estaba abusando de su suerte al transgredir otra regla del colegio en un mismo día.

Los merodeadores, gemelos P & W, Sus y Lee lo miraron ofendidos mientras que el profesorado, Hermione y Lily asentían.

Por otra parte, el rostro burlón de Malfoy se le aparecía en la oscuridad, y aquélla era la gran oportunidad de vencerlo frente a frente. No podía perderla.

Todo Gryffindor asintió bajo la mirada ceñuda de los profesores.

—Once y media —murmuró finalmente Ron—. Mejor nos vamos ya.
Se pusieron las batas, cogieron sus varitas y se lanzaron a través del dormitorio de la torre.
Bajaron la escalera de caracol y entraron en la sala común de Gryffindor.
Todavía brillaban algunas brasas en la chimenea, haciendo que todos los sillones parecieran sombras negras. Ya casi habían llegado al retrato, cuando una voz habló desde un sillón cercano.
—No puedo creer que vayas a hacer esto, Harry.
Una luz brilló. Era Hermione Granger; con el rostro ceñudo y una bata rosada.

-        Bueno al menos se llevaron a alguien sensato.- dijo Lily y Minerva y Molly asintieron.

— ¡Tu! —dijo Ron furioso—. ¡Vuelve a la cama!
—Estuve a punto de decírselo a tu hermano —contestó enfadada Hermione—. Percy es el prefecto y puede deteneros.

-        Debiste decírselo- dijeron Lily, Molly y Minerva.

-        Pero entonces me hubiesen odiado y yo quería que fueran mis amigos- repuso Hermione con seriedad ganándose miradas de ternura de esas tres y de sus mejores amigos.

Harry no podía creer que alguien fuera tan entrometido.

-        Lo lamento- se disculparon Harry y Hermione casi a la vez y luego se sonrieron con complicidad.

—Vamos —dijo a Ron. Empujó el retrato de la Dama Gorda y se metió por el agujero. Hermione no iba a rendirse tan fácilmente. Siguió a Ron a través del agujero, gruñendo como una gansa enfadada.

Varios rompieron a reír a carcajadas en excepción de los que se sentaban cerca de Hermione que miraban con miedo la mirada que le estaba lanzando esta a Harry por el pensamiento y a Ron por haberse reído.

—No os importa Gryffindor; ¿verdad? Sólo os importa lo vuestro. Yo no quiero que Slytherin gane la copa de las casas y vosotros vais a perder todos los puntos que yo conseguí de la profesora McGonagall por conocer los encantamientos para cambios.
—Vete.
—Muy bien, pero os he avisado. Recordad todo lo que os he dicho cuando estéis en el tren volviendo a casa mañana. Sois tan...
Pero lo que eran no lo supieron.

-        Fácil, egoístas- dijo Hermione aún enfadada por el comentario de antes. La mesa de Gryffindor asintió de acuerdo con ella.

Hermione había retrocedido hasta el retrato de la Dama Gorda, para volver; y descubrió que la tela estaba vacía. La Dama Gorda se había ido a una visita nocturna y Hermione estaba encerrada, fuera de la torre de Gryffindor.

-        Pues como se haya ido a ver a Viola tienes por horas- afirmó Sirius mientras Minerva lo miraba (a él y a todos los que habían afirmado) con los ojos entrecerrados.

— Y ahora qué voy a hacer? —preguntó con tono agudo.
—Ése es tu problema —dijo Ron—. Nosotros tenemos que irnos o llegaremos tarde. No habían llegado al final del pasillo cuando Hermione los alcanzó.
—Voy con vosotros —dijo.

-        Nuestra primera aventura chicos- les dijo en un susurro esta vez.


—No lo harás.
— ¿No creeréis que me voy a quedar aquí, esperando a que Filch me atrape? Si nos encuentra a los tres, yo le diré la verdad, que estaba tratando de deteneros, y vosotros me apoyaréis.
—Eres una caradura —dijo Ron en voz alta.

-        Ron- exclamó una horrorizada señora Weasley.

-        Algo de razón tenía- le defendió ella encogiéndose de hombros.

—Callaos los dos —dijo Harry en tono cortante—. He oído algo.

-        ¿Qué?- preguntaron unas ansiosas Molly y Lily mientras sus maridos las abrazaban para reconfortarlas.

Era una especie de respiración.
— ¿La Señora Norris? —resopló Ron, tratando de ver en la oscuridad.
No era la Señora Norris. Era Neville.

-        ¡¿Qué?!- preguntó Alice espantada.

Estaba enroscado en el suelo, medio dormido, pero se despertó súbitamente al oírlos.
—¡Gracias a Dios que me habéis encontrado! Hace horas que estoy aquí. No podía recordar el nuevo santo y seña para irme a la cama.

Varios rieron mientras Alice le pegó un golpe a Frank.

-        Le pasaste tu espantosa memoria.- le riñó. Este solo rió ante la reacción de su pacífica esposa.

—No hables tan alto, Neville. El santo y seña es «hocico de cerdo», pero ahora no te servirá, porque la Dama Gorda se ha ido no sé dónde.
— ¿Cómo está tu muñeca? —preguntó Harry

-        Gracias por preguntar- le dijo Neville.

—Bien —contestó, enseñándosela—. La señora Pomfrey me la arregló en un minuto.
—Bueno, mira, Neville, tenemos que ir a otro sitio. Nos veremos más tarde...
— ¡No me dejéis! —dijo Neville, tambaleándose—. No quiero quedarme aquí solo. El Barón Sanguinario ya ha pasado dos veces.

Los de primero se estremecieron y miraron a Neville con simpatía.

Ron miró su reloj y luego echó una mirada furiosa a Hermione y Neville.
—Si nos atrapan por vuestra culpa, no descansaré hasta aprender esa Maldición de los Demonios, de la que nos habló Quirrell, y la utilizaré contra vosotros.
Hermione abrió la boca, tal vez para decir a Ron cómo utilizar la Maldición de los Demonios,

Ella sintió algo ruborizada.

pero Harry susurró que se callara y les hizo señas para que avanzaran. Se deslizaron por pasillos iluminados por el claro de luna, que entraba por los altos ventanales. En cada esquina, Harry esperaba chocar con Filch o la Señora Norris, pero tuvieron suerte. Subieron rápidamente por una escalera hasta el tercer piso y entraron de puntillas en el salón de los trofeos. Malfoy y Crabbe todavía no habían llegado.

Harry y Ron les fulminaron con la mirada.

Las vitrinas con trofeos brillaban cuando las iluminaba la luz de la luna. Copas, escudos, bandejas y estatuas, oro y plata reluciendo en la oscuridad. Fueron bordeando las paredes, vigilando las puertas en cada extremo del salón. Harry empuñó su varita, por si Malfoy aparecía de golpe. Los minutos pasaban.
—Se está retrasando, tal vez se ha acobardado —susurró Ron.

-        No me extrañaría de una serpiente- murmuró James.

Entonces un ruido en la habitación de al lado los hizo saltar. Harry ya había levantado su varita cuando oyeron unas voces. No era Malfoy.
—Olfatea por ahí, mi tesoro. Pueden estar escondidos en un rincón.
Era Filch, hablando con la Señora Norris.

-        Era una trampa- dijo Remus mirando a Malfoy enojado.

-        Es lo más probable.- dijo Ojoloco mirando desaprobadoramente a Malfoy- Reconozco que es buena pero no es en absoluto noble.- Malfoy bajó la vista al plató mientras todo el mundo, excepto los de su casa, lo fulminaban con la mirada.

Aterrorizado, Harry gesticuló salvajemente para que los demás lo siguieran lo más rápido posible.

-        Por suerte improvisas bien, amigo- dijo Ron.

-        Sino ya estaríamos bajo tierra- murmuró Hermione algo molesta por tener que depender de la improvisación.

Se escurrieron silenciosamente hacia la puerta más alejada de la voz de Filch. Neville acababa de pasar, cuando oyeron que Filch entraba en el salón de los trofeos.
—Tienen que estar en algún lado —lo oyeron murmurar—. Probablemente se han escondido.
—¡Por aquí! —señaló Harry a los otros y, aterrados, comenzaron a atravesar una larga galería, llena de armaduras. Podían oír los pasos de Filch, acercándose a ellos.
Súbitamente, Neville dejó escapar un chillido de miedo y empezó a correr, tropezó, se aferró a la muñeca de Ron y se golpearon contra una armadura. Los ruidos eran suficientes para despertar a todo el castillo.

Los merodeadores negaron con la cabeza, ofendidos por la falta de destreza del cuarteto.

— ¡CORRED! —exclamó Harry, y los cuatro se lanzaron por la galería, sin darse la vuelta para ver si Filch los seguía. Pasaron por el quicio de la puerta y corrieron de un pasillo a otro, Harry delante, sin tener ni idea de dónde estaban o adónde iban. Se metieron a través de un tapiz y se encontraron en un pasadizo oculto, lo siguieron y llegaron cerca del aula de Encantamientos, que sabían que estaba a kilómetros del salón de trofeos.

-        Sangre merodeadora- afirmaron estos con orgullo.

-        Ese pasillo va muy bien cuando tienes prisa- dijo George- es uno de los múltiples atajos de Hogwarts.- Todos los que no sabían escuchaban asombrados.

—Creo que lo hemos despistado —dijo Harry, apoyándose contra la pared fría y secándose la frente. Neville estaba doblado en dos, respirando con dificultad.
—Te... lo... dije —añadió Hermione, apretándose el pecho—. Te... lo... dije.
—Tenemos que regresar a la torre Gryffindor —dijo Ron— lo más rápido posible.
—Malfoy te engañó —dijo Hermione a Harry—. Te has dado cuenta, ¿no? No pensaba venir a encontrarse contigo. Filch sabía que iba a haber gente en el salón de los trofeos. Malfoy debió de avisarle.
Harry pensó que probablemente tenía razón, pero no iba a decírselo.

-        Harry- exclamaron ella y su madre.

-        Bueno- dijo Ron defendiendo a su mejor amigo- es que si tuviésemos que decirlo cada vez que Hermione tiene razón no haríamos otra cosa.- dijo asiendo sonrojar a la aludida y sonreír a su madre.

—Vamos.
No sería tan sencillo. No habían dado más de una docena de pasos, cuando se movió un pestillo y alguien salió de un aula que estaba frente a ellos. Era Peeves. Los vio y dejó escapar un grito de alegría.

-        Definitivamente vamos a tener que hablar con Pelees- dijo Sirius con el ceño fruncido.
—Cállate, Peeves, por favor... Nos vas a delatar.
Peeves cacareó.
—¿Vagabundeando a medianoche, novatos? No, no, no. Malitos, malitos, os agarrarán del cuellecito.
—No, si no nos delatas, Peeves, por favor.
—Debo decírselo a Filch, debo hacerlo —dijo Peeves, con voz de santurrón, pero sus ojos brillaban malévolamente—. Es por vuestro bien, ya lo sabéis.
—Quítate de en medio —ordenó Ron, y le dio un golpe a Peeves. Aquello fue un gran error.

-        Un grandísimo error- afirmó Fabian llevándose las manos a la cabeza.

—¡ALUMNOS FUERA DE LA CAMA! —gritó Peeves—. ¡ALUMNOS FUERA
DE LA CAMA, EN EL PASILLO DE LOS ENCANTAMIENTOS!
Pasaron debajo de Peeves y corrieron como para salvar sus vidas, recto hasta el final del pasillo, donde chocaron contra una puerta... que estaba cerrada.
—¡Estamos listos! —gimió Ron, mientras empujaban inútilmente la puerta—. ¡Esto es el final!

-        No teniendo a Hermone entre vosotros- afirmó Padma sonriente- Pasa a cualquier Ravenclaw en clasificaciones eguro que sabe hacer una alohomora.- Hermione se sonrojó como un tomate mientras le daba las gracias y Minerva hinchó el pecho con orgullo.

Podían oír las pisadas: Filch corría lo más rápido que podía hacia el lugar de donde procedían los gritos de Peeves.
—Oh, muévete —ordenó Hermione. Cogió la varita de Harry, golpeó la cerradura y susurró—: ¡Alohomora!

-        Lo dije- afirmó Padma sonriente.

El pestillo hizo un clic y la puerta se abrió. Pasaron todos, la cerraron rápidamente y se quedaron escuchando.
—¿Adónde han ido, Peeves? —decía Filch—. Rápido, dímelo.
—Di «por favor».

-        Oh,- dijo Sus- va a poner en práctica mis enseñanzas.

—No me fastidies, Peeves. Dime adónde fueron.
—No diré nada si no me lo pides por favor —dijo Peeves, con su molesta vocecita.
—Muy bien... por favor.
—¡NADA! Ja, ja. Te dije que no te diría nada si no me lo pedías por favor. ¡Ja, ja!

-        Ay mi pequeño- dijo Sus enjuagándose una falsa lágrima de orgullo mientras todos reían y Filch la fulminaba con la mirada.

—Y oyeron a Peeves alejándose y a Filch maldiciendo enfurecido.
—Él cree que esta puerta está cerrada —susurro Harry—. Creo que nos vamos aescapar. ¡Suéltame, Neville! —Porque Neville le tiraba de la manga desde hacia un minuto—. ¿Qué pasa?
Harry se dio la vuelta y vio, claramente, lo que pasaba. Durante un momento, pensó que estaba en una pesadilla: aquello era demasiado, después de todo lo que había sucedido.

Lily, Alice y Molly se pusieron pálidas mientras sus maridos miraban angustiados el libro.

No estaban en una habitación, como él había pensado. Era un pasillo. El pasillo prohibido del tercer piso.

El profesorado también palideció aumentando así la preocupación de los padres y la curiosidad de los alumnos.

Y ya sabían por qué estaba prohibido.

-        ¿Por qué?- dijo Sirius tan asustado como s mejor amigo.

Estaban mirando directamente a los ojos de un perro monstruoso, un perro que llenaba todo el espacio entre el suelo y el techo. Tenía tres cabezas, seis ojos enloquecidos, tres narices que olfateaban en dirección a ellos y tres bocas chorreando saliva entre los amarillentos colmillos.

-        Salid de allí ahora mismo- ordenó una Lia pálida, parecía la única adulta de la mesa gryffindor que podía hablar.

Lily abría y cerraba la boca sin producir ningún sonido. James estaba, como Sirius, petrificado mientras que Alice temblaba como un flan y Frank le cogía la mano fuertemente para no ponerse el también a temblar y no le quitaba ojo a su hijo. Las manos de este estaban agarradas fuertemente por su madrina  y su abuela. Las de Ron, en cambió, estaban  agarradas por las de Charlie y Percy mientras Bill abrazaba a su novia. Los gemelos miraban a su hermano sin reaccionar. Tonks estaba abrazada al brazo de Remus y este le acariciaba el pelo inconscientemente. Petunia cogía a su hijo del brazo intentando no imaginarlo cerca de eso y este miraba a su primo con preocupación.

Estaba casi inmóvil, con los seis ojos fijos en ellos, y Harry supo que la única razón por la que no los había matado ya era porque la súbita aparición lo había cogido por sorpresa. Pero se recuperaba rápidamente: sus profundos gruñidos eran inconfundibles.
Harry abrió la puerta. Entre Filch y la muerte, prefería a Filch.

-        Buena elección- murmuró Zabini mientras todos asentían de acuerdo por primera vez con una observación del Slytherin.

Retrocedieron y Harry cerró la puerta tras ellos.

Todo el mundo dejó ir un suspiro de alivio y los adultos fueron volviendo a la normalidad aunque algunos (Remus y Tonks) completamente sonrojados.

Corrieron, casi volaron por el pasillo. Filch debía de haber ido a buscarlos a otro lado, porque no lo vieron. Pero no les importaba: lo único que querían era alejarse del monstruo. No dejaron de correr hasta que alcanzaron el retrato de la Dama Gorda en el séptimo piso.
— ¿Dónde os habíais metido? —les preguntó, mirando sus rostros sudorosos y rojos y sus batas desabrochadas, colgando de sus hombros.
—No importa... Hocico de cerdo, hocico de cerdo —jadeó Harry, y el retrato se movió para dejarlos pasar. Se atropellaron para entrar en la sala común y se desplomaron en los sillones.

-        A salvo- murmuró Molly completamente relajada por fin.

Pasó un rato antes de que nadie hablara. Neville, por otra parte, parecía que nunca más podría decir una palabra.
—¿Qué pretenden, teniendo una cosa así encerrada en el colegio?

-        Eso nos preguntamos todos- dijo Lily echando chispas con los ojos que apuntaban a la mesa de los profesores.

-        Sí, todos- confirmó Molly con los brazos en jarra y encarnando una ceja, a la espera de una explicación.

-        Eso es demasiado peligroso- terció Alice. El profesorado sin embargo no abrió la boca.

—dijo finalmente Ron—. Si algún perro necesita ejercicio, es ése.

Los hermanos de este soltaron una carcajada ya sin el temor de lo que le pudiera pasar.

Hermione había recuperado el aliento y el mal carácter.
—¿Es que no tenéis ojos en la cara? —dijo enfadada—. ¿No visteis lo que había debajo de él?

-        Yo miraría mejor las cabezas- dijo James aún asustado por la suerte de su hijo.

—¿El suelo? —sugirió Harry—. No miré sus patas, estaba demasiado ocupado observando sus cabezas.

Varios rieron por la coincidencia entre ellos los dos Potter.

—No, el suelo no. Estaba encima de una trampilla. Es evidente que está vigilando algo.

-        Muy hábil señorita Granger- la alabó Moody causando el sonrojo de esta.

Se puso de pie, mirándolos indignada.
—Espero que estéis satisfechos. Nos podía haber matado. O peor, expulsado.

-        Estaba en estado de pánico- se defendió esta de la mirada incredula del gran comedor.

Ahora, si no os importa, me voy a la cama.
Ron la contempló boquiabierto.
—No, no nos importa —dijo— Nosotros no la hemos arrastrado, ¿no?
Pero Hermione le había dado a Harry algo más para pensar, mientras se metía en la cama. El perro vigilaba algo... ¿Qué había dicho Hagrid? Gringotts era el lugar más seguro del mundo para cualquier cosa que uno quisiera ocultar... excepto tal vez Hogwarts.
Parecía que Harry había descubierto dónde estaba el paquetito arrugado de la cámara setecientos trece.

Los adultos miraron a Harry con  admiración mientras Remus asentía satisfecho.

-        Señores- dijo Dumblendore- tal vez deberíamos ir a descansa, a sido un capítulo muy intenso, mañana continuaremos.

6 comentarios:

  1. Me ha gustado el capitulo
    Q bueno q puedas continuar la historia
    Aunque sea aquí….
    :D
    pasate x mi historia en la que los Cullen y los quileutes leen crepúsculo: http://leencrepusculo.blogspot.com/

    Hasta el próximo capitulo(que espero con ansias)

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  2. acabo de terminar de leer tu historia y me a fascinado espero que la sigas pronto ya quiero leer el cap donde se hacen amigos el trió de oro que si no me equivoco sigue de este bueno ya no te molesto mas adiós
    síguela pronto :)

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  3. Cuando actualizaras?? hace mas de 2 semanas k no actualizas ni nada!!

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  4. alguien me podria dar blogs o paginas donde sean que lean los libro porfis'

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  5. Tu respuesta ya casi no tiene valor. En Potterfics sólo encontré una que está permitida. En realidad, está prohibido publicar fics en donde se leen los libros. En Potterfics pusieron reglas para que se publicaran y la mayoría no las acepta, aquellas que no se ajustan a las reglas son eliminadas... y las sí son publicadas les falta bastante para terminar el segundo libro (Harry Potter) y terminar el primeo (Crepúsculo). En Fanfiction ocurre otro tanto, no permiten que se publiquen ese tipo de fics y los eliminan, son muy pocos los que se encuentran sin importar a qué saga pertenezcan. A una usuaria en esa página se los eliminaron tanto que ya se resignó y decidió eliminarlos ella misma. La única opción es publicarlos en blogs independientes (como este) u otro que tengo de Crepúsculo (http://leyendolasagacrepusculocary0605.blogspot.com.ar/). Acá les dejo un link del fic "leyendo libros" (por ponerle un nombre) de Harry Potter, es la más avanzada que encontré: http://www.fanfiction.net/s/9181217/1/Hogwart-lee-la-serie-de-Harry-Potter-III... El otro link es lo más avanzado que encontré de Crepúsculo.
    Espero que sirva la información y los links que les di.

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