martes, 8 de enero de 2013

La «bludger» loca


Hola a todos,
Primero querría agradecer por los comentarios, siento no haber podido responderlos a todos pero me hacen muy feliz recibirlos. Me preguntaron si Braddock era un personaje mío, no lo he sacado de una historia de potterfics llamada El ejército de Dumbledore y el Año de la Oscuridad que a su vez es una traducción de la historia http://www.fanfiction.net/s/4315906/1/Dumbledores_Army_and_the_Year_of_Darkness. Le pedí al traductor que me dejara, más adelante (cuando termine el séptimo libro o sea dentro de una esternidad) usar fragmentos (algunos en concreto) de este fic para mostrar Hogwarts del séptimo año. Os lo recomiendo aunque es muy largo y todavía no está terminado (a mi me enganchó tanto que lo terminé en inglés).

— Bien- dijo Hook cogiendo el libro- Yo leeré el siguiente: La «bludger» loca

Los que no habían visto el partido miraron extrañados a la profesora.

Después del desastroso episodio de los duendecillos de Cornualles, el profesor Lockhart no había vuelto a llevar a clase seres vivos.

— Gracias a Merlín.- suspiró Molly más tranquila.

Por el contrario, se dedicaba a leer a los alumnos pasajes de sus libros, y en ocasiones representaba alguno de los momentos más emocionantes de su biografía.

— Pues menudo coñazo.- comentó Allie.

— ¡Alice Longbotton esa lengua!- rugieron a la vez Hannah y Molls.

— Lo siento- se disculpó la chica rápidamente.

Habitualmente sacaba a Harry para que lo ayudara en aquellas reconstrucciones;

Los alumnos no pudieron evitar mirar a Harry con compasión.

hasta el momento, Harry había tenido que representar los papeles de un ingenuo pueblerino transilvano

— Y tan ingenuo si te creyó.- comentó Blaise.

al que Lockhart había curado de una maldición que le hacía tartamudear,

— ¿Transilvana más tartamudeo?- preguntó Ron abriendo los ojos- Creéis que conocía a Quirrell.

— Quirrell fue a Albania, Ron, no a Transilvana.- le contestó Hermione con paciencia.

un yeti con resfriado y un vampiro que, cuando Lockhart acabó con él, no pudo volver a comer otra cosa que lechuga.

— Sorprendente teniendo en cuenta que su metabolismo no le permite comer nada que no sea sangre.- comentó Remus con sarcasmo.

En la siguiente clase de Defensa Contra las Artes Oscuras sacó de nuevo a Harry, esta vez para representar a un hombre lobo.

Sirius y James no pudieron evitar dejar escapar una carcajada.

Si no hubiera tenido una razón muy importante para no enfadar a Lockhart, se habría negado.  

— Tengo amor propio y dignidad.- comentó Harry.

—Aúlla fuerte, Harry (eso es...),

Los del comedor no pudieron evitar una carcajada que provocó un fuerte sonrojo en el chico.

y en aquel momento, creedme, yo salté (así) tirándolo contra el suelo (así) con una mano, y logré inmovilizarle.

— Este no ha estado cerca de un hombre lobo transformado.- comentó James.

— ¿Acaso tu sí?- preguntó indignada Lavander.

— Sí, y te aseguro que un solo hombre no puede inmovilizarlo con una sola mano- le contestó James.

— Además, el hombre lobo le mordería la mano sin intentar soltarse.- comentó Sirius- Solo para que el otro también se convirtiera.

— ¿No sería más inteligente soltarse primero?- preguntó Parvati extrañada.

— Puede pero cuando un hombre lobo está transformado solo actúa por instintos.- la voz de Remus sonaba tenebrosa y Tonks le tomó la mano por debajo de la mesa.- lo único que haría sería intentar hincarle el diente a ese bastardo.- añadió más tranquilo.

Con la otra, le puse la varita en la garganta y, reuniendo las fuerzas que me quedaban, llevé a cabo el dificilísimo hechizo Homorphus;

— Ese hechizo requiere toda energía mágica que un mago usa en una semana.- rugió Lia- Es imposible que lo realizara estando agotado.

él emitió un gemido lastimero (venga, Harry..., más fuerte..., bien)

— Pobre papá- comentó Al negando con la cabeza divertido.

y la piel desapareció..., los colmillos encogieron y... se convirtió en hombre. Sencillo y efectivo.

— Sencillísimo- ironizaron los merodeadores indignados.

Otro pueblo que me recordará siempre como el héroe que les libró de la terrorífica amenaza mensual de los hombres lobo.

— Modestia aparte- rugió Ron.

Sonó el timbre y Lockhart se puso en pie.
—Deberes: componer un poema sobre mi victoria contra el hombre lobo Wagga
Wagga.

Los ojos de los demás profesores se abrieron como platos.

— ¿Un poema?- la profesora McGonagall era la más indignada.- ¿Por un maldito poema tuve que reducir dos párrafos el informe de la última transfiguración?- respiró profundamente para calmarse.

¡El autor del mejor poema será premiado con un ejemplar firmado de El encantador!

— No creo que sea una buena forma de motivar a los alumnos.- comentó Theo.

— No, y mucho menos teniendo en cuenta que el idiota firmaría cualquier cosa que estuviese lo suficiente quieta.- le contestó Blaise.

Los alumnos empezaron a salir.

— A huir.- corrigió Ron.

Harry volvió al fondo de la clase, donde lo esperaban Ron y Hermione.
— ¿Listos? —preguntó Harry.
—Espera que se hayan ido todos —dijo Hermione, asustada—. Vale, ahora.
Se acercó a la mesa de Lockhart con un trozo de papel en la mano. Harry y Ron iban detrás de ella.

— Que valientes.- ironizó Ginny.

—Esto... ¿Profesor Lockhart? —tartamudeó Hermione—. Yo querría... sacar este libro de la biblioteca. Sólo para una lectura preparatoria.

— Claro que sí.- el sarcasmo de los Slytherin se dejó oír en el gran comedor.

—Le entregó el trozo de papel con mano ligeramente temblorosa—. Pero el problema es que está en la Sección Prohibida, así que necesito el permiso por escrito de un profesor. Estoy convencida de que este libro me ayudaría a comprender lo que explica usted en Una vuelta con los espíritus malignos sobre los venenos de efecto retardado.

— No te esfuerces Hermione, no creo que sepa ni que son los venenos de efecto retardado.- comentó Ron.

— ¡Ah, Una vuelta con los espíritus malignos! —dijo Lockhart, cogiendo la nota de Hermione y sonriéndole francamente—. Creo que es mi favorito.

— ¿Cuál no es tu favorito?- preguntó Blaise alzando una ceja.

¿Te gustó?
— ¡Sí! —dijo Hermione emocionada—. ¡Qué gran idea la suya de atrapar al último con el colador del té...!

— ¿La suya?- repitió Ron ojoplático- Dudo mucho que conozca el significado de la palabra idea y todavía más que pueda tener una aceptable.

—Bueno, estoy seguro que a nadie le parecerá mal que ayude un poco a la mejor estudiante del curso

— ¡Si la ayudas a hacer una poción dificilísima de forma ilegal SÍ nos parecerá mal!- rugió la profesora McGonagall.

—dijo Lockhart afectuosamente, sacando una pluma de pavo real

— Nuevo rico.- dijeron despectivamente Draco y Blaise.

— Nadie con un mínimo de clase usaría eso- añadió Scorp poniendo una mueca de asco.

—. Sí, es bonita, ¿verdad? —dijo, interpretando al revés la expresión de desagrado de Ron—.

— Sí hasta Weasley se da cuenta de que es hortera a más no poder.- intervino Pansy.

Normalmente la reservo para firmar libros.

— Otra razón para no ir a ninguna de sus firmas.- comentó Blaise.

Garabateó una floreteada firma sobre el papel

— Firma que probablemente sería tan cursi y barroca como él.- comentó Astoria.

y se lo devolvió a Hermione.
—Así que, Harry —dijo Lockhart, mientras Hermione plegaba la nota con dedos torpes y se la metía en la bolsa—, mañana se juega el primer partido de quidditch de la temporada, ¿verdad? Gryffindor contra Slytherin,

Las dos casas sonrieron ante la mención del clásico.

¿no? He oído que eres un jugador fundamental.

— Todos los jugadores son fundamentales malón.- rugió Gwen.

Yo también fui buscador.

— Porqué será que no me lo creo.- comentó Alex.

Me pidieron que entrara en la selección nacional,

— Por aquí no paso- rugió Oliver- Que mienta todo lo que quiera pero que no se atreva a desprestigiar así el Quidditch.

pero preferí dedicar mi vida a la erradicación de las Fuerzas Oscuras. De todas maneras, si necesitaras unas cuantas clases particulares de entrenamiento, no dudes en decírmelo.

— Dudo que las necesite y si lo hiciera antes preferiría pedírselas incluso a Malfoy.- dijo Harry furioso, Draco levantó una ceja- Tú como mínimo sabes lo que es una escoba.- explicó Harry levantándose de hombros.

Siempre me satisface dejar algo de mi experiencia a jugadores menos dotados...

— ¿Menos dotados?- James estaba ultrajado- ¡¿MENOS DOTADOS?!- su voz se elevó unas cuantas octavas- Un Potter es siempre un gran jugador. Y desde luego somos mil veces más buenos que perdedores de tu talla.

Harry hizo un ruido indefinido con la garganta y luego salió del aula a toda prisa, detrás de Ron y Hermione.
—Es increíble

— Increíblemente estúpido querrás decir.- le corrigió Ron.

—dijo ella, mientras examinaban los tres la firma en el papel—. Ni siquiera ha mirado de qué libro se trataba.  

— Estoy seguro que hubiese firmado incluso si se tratara de un libro de magia negra- le comentó Blaise.

—Porque es un completo imbécil

— Exactamente- la mayoría asintió con la cabeza mientras que las chicas que todavía idolatraban al profesor les daban codazos.

—dijo Ron—. Pero ¿a quién le importa? Ya tenemos lo que necesitábamos.
—El no es un completo imbécil —chilló Hermione,

— Me retracto.- dijo humildemente la chica. Ron le puso la mano en la frente.

— No Harry, fiebre no tiene.- le dijo a un muy preocupado moreno.

— ¿Estás seguro? Acaba de reconocer que estaba equivocada así que debe de estar delirando.- le contestó el de la cicatriz.

— Idiotas.- refunfuñó Hermione sonrojada por la vergüenza y, sobretodo, por la proximidad con Ron quién se había inclinado para ponerle la mano en la frente.

mientras iban hacia la biblioteca a paso ligero.
—Ya, porque ha dicho que eres la mejor estudiante del curso...
Bajaron la voz al entrar en la envolvente quietud de la biblioteca. La señora Pince, la bibliotecaria, era una mujer delgada e irascible que parecía un buitre mal alimentado.

La señora le mandó a Harry tal mirada de mala leche que este decidió que a partir de entonces haría los deberes en la sala común de Gryffindor.

— ¿Moste Potente Potions?—repitió recelosa, tratando de coger la nota de Hermione. Pero Hermione no la soltaba.

— Por el amor de Merlín.- murmuró Rose girando los ojos.

—Desearía poder guardarla —dijo la chica, aguantando la respiración.
—Venga —dijo Ron, arrancándole la nota y entregándola a la señora Pince—. Te conseguiremos otro autógrafo.

— Yo tengo unos doscientos, si quieres uno pídemelo- ofreció Neville.

— ¿Eres fan de ese tipo?- preguntó Ron con la boca abierta.

— No, pero le veo a menudo y le hace feliz que le pidan autógrafos.- le contestó el chico encogiéndose de hombros.

Lockhart firmará cualquier cosa que se esté quieta el tiempo suficiente.

— No discutiré eso.- comentaron la mayoría de los del gran comedor.

La señora Pince levantó el papel a la luz, como dispuesta a detectar una posible falsificación,

— Parece mentida pero detecta hasta las falsificaciones de Dean.- comentó Seamus.

pero la nota pasó la prueba. Caminó orgullosamente por entre las elevadas estanterías y regresó unos minutos después llevando con ella un libro grande de aspecto mohoso. Hermione se lo metió en la bolsa con mucho cuidado, e intentó no caminar demasiado rápido ni parecer demasiado culpable.

— ¿Culpable por qué?- rpeguntó Parvati- Aún no habíais hecho nada malo.

Cinco minutos después, se encontraban de nuevo refugiados en los aseos fuera de servicio de Myrtle la Llorona. Hermione había rechazado las objeciones de Ron argumentando que aquél sería el último lugar en el que entraría nadie en su sano juicio,

— Aquí tienes  un muy buen punto.- comentaron todas las chicas del gran comedor sin excepción.

así que allí tenían garantizada la intimidad. Myrtle la Llorona lloraba estruendosamente en su retrete, pero ellos no le prestaban atención, y ella a ellos tampoco. Hermione abrió con cuidado el Moste Potente Potions, y los tres se encorvaron sobre las páginas llenas de manchas de humedad. De un vistazo quedó patente por qué pertenecía a la Sección Prohibida. Algunas de las pociones tenían efectos demasiado horribles incluso para imaginarlos, y había ilustraciones monstruosas, como la de un hombre que parecía vuelto de dentro hacia fuera y una bruja con varios pares de brazos que le salían de la cabeza.

— Este libro no es para gente de tu edad Ronald- rugió al señora Weasley intentando evitar que su hijo pequeño viese esas imágenes macabras tres años tarde.

— ¡Aquí está! —dijo Hermione emocionada, al dar con la página que llevaba por título La poción multijugos. Estaba decorada con dibujos de personas que iban transformándose en otras distintas. Harry imploró que la apariencia de dolor intenso que había en los rostros de aquellas personas fuera fruto de la imaginación del artista.

— Están algo exageradas.- tranquilizó Alastor a los alumnos- Pero no es agradable en absoluto.

»Ésta es la poción más complicada que he visto nunca —dijo Hermione,

— Teniendo en cuenta que es una poción de sexto y estabais en segundo no me extraña lo más mínimo.- comentó Snape arrastrando las palabras.

al mirar la receta—. Crisopos, sanguijuelas, Descurainia sophia y centinodia —murmuró, pasando el dedo por la lista de los ingredientes—. Bueno, no son difíciles de encontrar, están en el armario de los estudiantes, podemos conseguirlos. ¡Vaya, mirad, polvo de cuerno de bicornio! No sé dónde vamos a encontrarlo...,

— Yo tengo un poco- ofreció Louis.

— Lo necesitaron hace tres años, no ahora, melón.- se burló Scorpius.- Además eso cuesta su peso en oro ¿De dónde lo has sacado?

— Fue un regalo, hace tiempo estaba en el Caldero Chorreante y envenenaron a un tipo, por suerte yo llevaba un bezoar y pude ayudarlo.- explicó Louis- Resultó ser un comerciante que para agradecerme el haberle salvado la vida me lo regaló.

piel en tiras de serpiente arbórea africana..., eso también será peliagudo... y por supuesto, algo de aquel en quien queramos convertirnos.

— ¡¿Cómo?!- Fred y George empezaron a reír a carcajadas- Esa poción va ha ser asquerosa.

— No es gracioso- rugió Ron todavía traumatizado.

—Perdona —dijo Ron bruscamente—. ¿Qué quieres decir con «algo de aquel en quien queramos convertirnos»? Yo no me voy a beber nada que contenga las uñas de los pies de Crabbe.

— Ni yo- Varias personas adquirieron un tono verdoso nada sano mientras Crabbe los fulminaba con la mirada.

Hermione continuó como si no lo hubiera oído.
—De momento, todavía no tenemos que preocuparnos porque esos ingredientes los  echaremos al final.

— ¡Señorita Granger!- exclamó Alastor enojado- Se han de obtener todos los ingredientes o saber que se pueden obtener antes de empezar la poción para evitar que esta  se estropee.- la regañó.

Sin saber qué decir, Ron se volvió a Harry, que tenía otra preocupación.
— ¿No te das cuenta de cuántas cosas vamos a tener que robar, Hermione? Piel de  serpiente arbórea africana en tiras, desde luego eso no está en el armario de los estudiantes, ¿qué vamos a hacer? ¿Forzar los armarios privados de Snape?

Los merodeadores aplaudieron la idea mientras sonreían con anticipación.

— Era sarcasmo.- comentó el chico.

— Era  ironía trágica- le corrigió Remus con una sonrisa- Afirmar algo que los demás ya sabemos que pasará pero que el protagonista, es decir tú, no sabe. Este recurso se usaba ya en las obras de Sófocles por ejemplo, Edipo dijo que perseguiría al asesino de Layo como si este (Layo) fuera su padre y, como todos los espectadores saben, Layos es realmente su padre.

No sé si es buena idea...
Hermione cerró el libro con un ruido seco.
—Bueno, si vais a acobardaros los dos, pues vale —dijo.

— ¿Alguien más ha notado un cambio de personalidades?- preguntó Ginny levantando una ceja.

Tenía las mejillas coloradas y los ojos más brillantes de lo normal—. Yo no quiero saltarme las normas, ya lo sabéis, pero pienso que aterrorizar a los magos de familia muggle es mucho peor que elaborar un poco de poción.

— Visto así…- murmuró Lily.

Pero si no tenéis interés en averiguar si el heredero es Malfoy, iré derecha a la señora Pince y le devolveré el libro inmediatamente.
—No creí que fuera a verte nunca intentando persuadirnos de que incumplamos las normas —dijo Ron

— Ni yo, señor Weasley, ni yo- murmuró la profesora McGonagall al borde del colapso.

— ¿Lo que dijo mamá también lo tenéis grabado?- les susurró Rose a Scorp y Al.

— Creía que estabas en contra.- le comentó Al.

— Y yo que mamá era arrastrada por papá y Tío Harry pero por lo visto era la que insistía en romper las normas- le contestó Rose- Y eso es francamente interesante.- terminó con una media sonrisa misteriosa.

— La corrompimos, Al.- se regocijó Scorp.

—. Está bien, lo haremos, pero nada de uñas de los pies, ¿vale?
—Pero ¿cuánto nos llevará hacerlo? —preguntó Harry, cuando Hermione, satisfecha, volvió a abrir el libro.

— De veinticinco a treinta y cinco días.- le contestó Louis rápidamente.

— Lo más probable  es veintinueve días.- apuntó Snape mirando, a su pesar, con curiosidad al Weasley rubio.

—Bueno, como hay que coger la Descurainia sophia con luna llena, y los crisopos han de cocerse durante veintiún días..., yo diría que podríamos tenerla preparada en un mes, si podemos conseguir todos los ingredientes.
— ¿Un mes? —dijo Ron—.

— La juventud y sus prisas- murmuró Albus negando con la cabeza al ver como todos los alumnos miraban horrorizados al libro.

¡En ese tiempo, Malfoy puede atacar a la mitad de los hijos de muggles! —

— ¡Yo no era!- exclamó el chico completamente frustrado.

Hermione volvió a entornar los ojos amenazadoramente, y él añadió sin vacilar—Pero es el mejor plan que tenemos, así que adelante a toda máquina.

— ¿Al pequeñín de Ronnie le dio miedo la delicada Hermione?- preguntaron los gemelos Prewett con burla.

— Dejadlo en paz.- rugió “la delicada Hermione” los gemelos Prewett palidecieron y tragaron seco.

Sin embargo, mientras Hermione comprobaba que no había nadie a la vista para poder salir del aseo, Ron susurró a Harry:
—Sería mucho más sencillo que mañana tiraras a Malfoy de la escoba.

— Eso déjanoslo a nosotros- Fred y George parecían más que encantados con la idea.

Harry se despertó pronto el sábado por la mañana y se quedó un rato en la cama pensando en el partido de quidditch. Se ponía nervioso, sobre todo al imaginar lo que diría Wood si Gryffindor perdía,

— “Voy a ducharme, si no vuelvo en dos horas es que he tenido éxito tratando de ahogarme”.- imitó Angelina con voz ronca.

— Yo no me suicidaría por perder un partido.- rugió Oliver.

— Te creemos Ollie, te creemos.- dijo Alicia acariciándole el pelo pero negando con la cabeza.

— Katie- suplicó Oliver mirando a su novia, esta, pero, debía encontrar muy interesante el mantel de la mesa porqué no levantó la mirada- Genial, tú también opinas así.- rugió.

— No te enojes Oliver- le pidió Katie- Pero reconoce que te desesperas con facilidad siempre que se trata de quidditch.- Oliver solo gruñó de vuelta.

pero también al pensar que tendrían que enfrentarse a un equipo que iría montado en las escobas de carreras más veloces que había en el mercado.

Snape no pudo evitar sonreír igual que hacían los demás miembros de su casa. 

Nunca había tenido tantas ganas de vencer a Slytherin. Después de estar tumbado media hora con las tripas revueltas, se levantó, se vistió y bajó temprano a desayunar. Allí encontró al resto del equipo de Gryffindor, apiñado en torno a la gran mesa vacía.

— Creo que fue la primera vez que no tuve que subir a despertar a nadie. Comentó Oliver- De haberlo sabido yo mismo les hubiese regalado esas malditas escobas.

Todos estaban nerviosos y apenas hablaban. Cuando faltaba poco para las once, el colegio en pleno empezó a dirigirse hacia el estadio de quidditch.

— Al fin y al cabo es el gran clásico- comentó Ernie con una sonrisa.

Hacía un día bochornoso que amenazaba tormenta. Cuando Harry iba hacia los vestuarios, Ron y Hermione se acercaron corriendo a desearle buena suerte.

Harry les agradeció con la mirada.

Los jugadores se vistieron sus túnicas rojas de Gryffindor y luego se sentaron a recibir la habitual inyección de ánimo que Wood les daba antes de cada partido.

— O sea- apuntó George- a dar una cabezadita antes de dormir.

— Como Oliver sabe que dormir es muy importante.- le apoyó Fred.

—Los de Slytherin tienen mejores escobas que nosotros —comenzó—, eso no se puede negar. Pero nosotros tenemos mejores jugadores sobre las escobas.

— Eso sí se puede negar.- comentó Draco.

— No, de mi equipo no hay un solo jugador que no pudiese jugar profesionalmente- comentó Oliver con orgullo haciendo sonrojar a sus jugadores.- Y reconoce que vuestros bateadores daban verdadera lástima, que fueran fuertes no implica que fueran buenos. Si ni siquiera sabían coger el bate, por el amor de dios, y sus reflejos eran muy lentos. Tú no eres malo, pero tampoco eres tan bueno como Harry, te falta velocidad y concentración (sobretodo concentración) aunque no tienes malos reflejos. Pucey no era mal tirador pero no sabía esquivar ni robar la quaffe sin hacer falta, Flint tenía muy pocos reflejos y su vuelo daba lástima (por no hablar de su trabajo como capitán), Montague solo tenía puntería cuando se trataba de dar a alguien una patada. Y finalmente Bletchley era un portero pésimo, le interesaba más coquetear con las chicas de las gradas que parar los goles.

— Es muy fácil juzgar a los demás, ¿porqué no te metes con tu perfecto equipo?- gruñó un muy humillado Montague.

— No es perfecto ni por asomo.- comentó Oliver contento de tener una oportunidad para vengarse de los comentarios que le había hecho su propio equipo- Yo me desespero y desconcentro con facilidad, además mis reflejos izquierdos no están a la altura de los derechos y eso crea un punto débil demasiado visible. Fred y George piensan más en divertirse que en el Quidditch y, por muy buena puntería que tengan, necesitan practicar mucho más. Harry pasa siempre tres cuartas partes del año lesionado, un jugador debe cuidarse más, a parte, necesita mejorar sus frenadas en seco y su excesiva educación en el terreno de juego. Angelina es muy buena, pero se lo tiene demasiado creído, debería practicar más y centrarse cuando lo hace. Alicia es demasiado dulce cuando arroja la quaffe a los aros aunque eso mismo le da ventaja en los pases y Katie…- se al quedó mirando un rato, pensando un defecto, y de pronto enrojeció.

— Estamos esperando un defecto de Bell, Wood- comentó Pucey satisfecho del bochorno del capitán.

— ¿Se desconcentra con facilidad?- prácticamente preguntó.

— Sí, comiéndose con los ojos al capitán.- contestó Angelina divertida. Oliver y Katie se sonrojaron más furiosamente.

— Si bien es interesante como analiza a los jugadores, querríamos seguir con la lectura.- comentó McGonagall.

Hemos entrenado más que ellos y hemos volado bajo todas las circunstancias climatológicas

— Eso no lo negaré.- se rieron los de Slytherin mientras los del equipo de Oliver los miraban con envidia.

(«¡y tanto! —murmuró George Weasley—, no me he secado del todo desde agosto»),

— Pobrecito, tal vez Angelina pueda calentarte.- se burló Fred causando que el rostro, el cuello y las orejas de su gemelos adquirieran una tonalidad granate y que su nariz sangrara un poco.

Y vamos a hacer que se arrepientan del día en que dejaron que ese pequeño canalla, Malfoy, les comprara un puesto en el equipo.

— Ya podrían dejar de hacer hincapié allí.- rugió el aludido siendo ignorado por todos los demás.

Con la respiración agitada por la emoción, Wood se volvió a Harry.
—Es misión tuya, Harry, demostrarles que un buscador tiene que tener algo más que un padre rico. Tienes que coger la snitch antes que Malfoy, o perecer en el intento,

— ¡Oliver Wood!- le regañó la profesora McGonagall.- ¿Cómo se le ocurre decirle eso?

— Era una forma de decirlo, evidentemente prefiero perder un partido a que Harry muera.- se disculpó Oliver encogiéndose de hombros.

— ¿Pero es que no lo conoce?- le preguntó la subdirectora-  Se lo tomará a pecho y saldrá lastimado.

— Espero que esa predicción sea incorrecta.- comentó Lily fulminando a su hijo y esposo con la mirada.

porque hoy tenemos que ganar.
—Así que no te sientas presionado, Harry —le dijo Fred, guiñándole un ojo.

— Gracias.- le susurró Harry mientras los demás reían.

Cuando salieron al campo, fueron recibidos con gran estruendo; eran sobre todo aclamaciones de Hufflepuff y de Ravenclaw, cuyos miembros y seguidores estaban deseosos de ver derrotado al equipo de Slytherin, aunque la afición de Slytherin también hizo oír sus abucheos y silbidos. La señora Hooch, que era la profesora de quidditch, hizo que Flint y Wood se dieran la mano, y los dos contrincantes aprovecharon para dirigirse miradas desafiantes y apretar bastante más de lo necesario.

— Permítame decirle que no era necesario romperle un hueso de la mano, señor Wood.- le regañó la señora Pomfrey.

— No es culpa mía que sea un debilucho.- respondió Oliver con una sonrisa socarrona.

—Cuando toque el silbato —dijo la señora Hooch—: tres..., dos..., uno...
Animados por el bramido de la multitud que les apoyaba, los catorce jugadores se elevaron hacia el cielo plomizo. Harry ascendió más que ningún otro, aguzando la vista en busca de la snitch.
— ¿Todo bien por ahí, cabeza rajada? —le gritó Malfoy, saliendo disparado por debajo de él para demostrarle la velocidad de su escoba.

— Déjate de idioteces y busca la snitch- rugió Scorp- Como pierdas escandalosamente delante de Al, él y Sirius se meterán conmigo hasta fin de siglo.

— No seas exagerado,- respondió Al- Yo y James no te vemos siempre, podrás descansar una semana de vacaciones.

Harry no tuvo tiempo de replicar. En aquel preciso instante iba hacia él una bludger negra y pesada; faltó tan poco para que le golpeara, que al pasar le despeinó.

Los tres Potter y, sorpresivamente, Scorpius reaccionaron inconcientemente por culpa de ese comentario. Mientras Al, Scorp y Harry se aplanaron el pelo de la frente James optó por despeinarse más de lo que ya estaba.

— ¡Por qué poco, Harry! —le dijo George, pasando por su lado como un relámpago, con el bate en la mano, listo para devolver la bludger contra Slytherin.

Oliver le dirigió una mirada de reconocimiento mientras Katie se derretía al ver a su novio en modo entrenado.

Harry vio que George daba un fuerte golpe a la bludger dirigiéndola hacia Adrian
Pucey, pero la bludger cambió de dirección en medio del aire y se fue directa, otra vez, contra Harry.

— Esto es raro- comentó Hook.

Harry descendió rápidamente para evitarla, y George logró golpearla fuerte contra Malfoy. Una vez más, la bludger viró bruscamente como si fuera un bumerán y se encaminó como una bala hacia la cabeza de Harry.

— ¡¿Cómo?!- James y Sirius saltaron a la vez.- Malditos tramposos- mientras Sirius se dirigía hacia los Slytherin James le hablaba directamente a Snape.

— Que yo sepa ningún Slytherin le hizo nada a esa bola.- repuso Snape con frialdad.- Malfoy, Pucey vosotros estabais en el equipo ¿Alguien dijo haberla hechizado?

— No profesor Snape.- contestaron los dos a la vez.

— ¿A quién más le beneficiaría?- preguntó Seamus enojadísimo.

— Pues a todos los seguidores de el Innombrable. No tienes ninguna prueba de que fueran ellos.- rugió Padma- La bludger ataca solo a Harry, a ningún otro miembro de vuestro equipo. ¿No sería más inteligente hacer que atacara al portero para que prácticamente todos los tiros entraran? Es mucho más racional pensar que alguien quiere matar o herir de gravedad a Harry, no ganar ese estúpido partido.

Harry aumentó la velocidad y salió zumbando hacia el otro extremo del campo. Oía a la bludger silbar a su lado. ¿Qué ocurría?

— Que alguien había maldito la bludger.- le contestó Remus muy molesto.

Las bludger nunca se enconaban de aquella manera contra un único jugador, su misión era derribar a todo el que pudieran... Fred Weasley aguardaba en el otro extremo. Harry se agachó para que Fred golpeara la bludger con todas sus fuerzas.  
— ¡Ya está! —gritó Fred contento,

— Lo dudo.- comentaron todos a la vez.

pero se equivocaba: como si fuera atraída magnéticamente por Harry, la bludger volvió a perseguirlo y Harry se vio obligado a alejarse a toda velocidad.  Había empezado a llover. Harry notaba las gruesas gotas en la cara, que chocaban contra los cristales de las gafas. No tuvo ni idea de lo que pasaba con los otros jugadores hasta que oyó la voz de Lee Jordan, que era el comentarista, diciendo:
«Slytherin en cabeza por seis a cero.»

Gryffindor al completo gimió.

Estaba claro que la superioridad de las escobas de Slytherin daba sus resultados, y mientras tanto, la bludger loca hacía todo lo que podía para derribar a Harry. Fred y George se acercaban tanto a él, uno a cada lado, que Harry no podía ver otra cosa que sus brazos, que se agitaban sin cesar, y le resultaba imposible buscar la snitch, y no digamos atraparla.

— ¡Olvídate de la snitch!- prácticamente gritó Lily.

—Alguien... está... manipulando... esta... bludger... —gruñó Fred,

— Felicidades, Sherlock.- le dijo Alicia quién estaba muy preocupada por Harry.

golpeándola con todas sus fuerzas para rechazar un nuevo ataque contra Harry.
—Hay que detener el juego —dijo George,

— Por fin alguien con sentido común.- sonrieron la señora Weasley y Angelina. George se sonrojó.

intentando hacerle señas a Wood y al mismo tiempo evitar que la bludger le partiera la nariz a Harry. Wood captó el mensaje.

Katie le dedicó una luminosa sonrisa contenta de que Harry se salvara.

La señora Hooch hizo sonar el silbato y Harry, Fred y George bajaron al césped, todavía tratando de evitar la bludger loca.
— ¿Qué ocurre? —preguntó Wood, cuando el equipo de Gryffindor se reunió, mientras la afición de Slytherin los abucheaba—. Nos están haciendo papilla. Fred, George, ¿dónde estabais cuando la bludger le impidió marcar a Angelina?

— Salvándome la vida.- les disculpó Harry con una sonrisa.

—Estábamos ocho metros por encima de ella, Oliver, para evitar que la otra bludger matara a Harry —dijo George enfadado—. Alguien la ha manipulado..., no dejará en paz a Harry, no ha ido detrás de nadie más en todo el tiempo. Los de Slytherin deben de haberle hecho algo.

— Nosotros no hemos hecho nada.- rugieron todas las serpientes a la vez.

—Pero las bludger han permanecido guardadas en el despacho d e la señora Hooch desde nuestro último entrenamiento, y aquel día no les pasaba nada... —dijo Wood, perplejo.

— Gracias.- le dijeron las serpientes a Oliver- Al fin alguien que no se deja llevar por sus prejuicios.

La señora Hooch iba hacia ellos. Detrás de ella, Harry veía al equipo de Slytherin que lo señalaban y se burlaban.

— Inmaduros.- comentó Lia mirándoles con compasión.

—Escuchad —les dijo Harry mientras ella se acercaba—, con vosotros dos volando todo el rato a mi lado, la única posibilidad que tengo de atrapar la snitch es que se me meta por la manga. Volved a proteger al resto del equipo y dejadme que me las arregle solo con esa bludger loca.

— ¡No es la bludger la que está loca, eres tú!- le dijo Ginny a voz de grito- ¡¿Cómo se te ocurre semejante idiotez?! ¡¿Acaso quieres que te maten?!

— Ginny, estoy aquí, estoy bien, la bludger no me mató.- le respondió Harry intentando que se calmara.

— Eso no quita el hecho de que eres un auténtico idiota.- le rugió de vuelta la chica.

—No seas tonto —dijo Fred—, te partirá en dos.

— Hazle caso- le aconsejó la señora Weasley- Por una vez que dice algo sensato.

Wood tan pronto miraba a Harry como a los Weasley.

— No estarás pensando en aceptar ¿verdad padrino?- la voz de Molls era tan amenazante que Oliver dio un paso hacia atrás.

—Oliver, esto es una locura —dijo Alicia Spinnet

— Tiene razón- exclamaron todos a la vez.

enfadada—, no puedes dejar que  Harry se las apañe solo con la bludger. Esto hay que investigarlo.

— Cierto.- la señora Hooch asintió conforme.

— ¡Si paramos ahora, perderemos el partido! —argumentó Harry—. ¡Y no vamos a perder frente a Slytherin sólo por una bludger loca! ¡Venga, Oliver, diles que dejen que me las apañe yo solo!

— ¡Harry!- James miró a su hijo con supuesto enfado que dejaba entrever bastante orgullo.

— Tú no te metas que esto es culpa tuya y de tus genes.- le rugió Lily mientras James escondía una sonrisa.

—Esto es culpa tuya —dijo George a Wood, enfadado—. «¡Atrapa la snitch o muere en el intento!»

— Le dijo que se lo tomaría en serio.- comentó la profesora McGonagall.

¡Qué idiotez decir eso!
Llegó la señora Hooch.
— ¿Listos para seguir? —preguntó a Wood.
Wood contempló la expresión absolutamente segura del rostro de Harry.

— Vas a dejarlo- susurraron los gemelos Wood.

—  ¿Vosotros no lo haríais?- preguntó Oliver a sus hijos.

—  Yo sí, y terminaría por convencer a Gwen.- comentó Alex.

 — Si Al estuviese seguro, tal vez.- comentó su gemela- Pero James Sirius amenazaría con rompernos la nariz si lo hacíamos o peor, con no jugar.- añadió con una sonrisa.

—  ¿Mi hermano perdiéndose voluntariamente un partido de Quidditch?- Al levantó una ceja con incredulidad.

— Para protegerte estoy segura que lo haría.- dijo Rose antes de exhalar un suspiro.- Lo extraño mucho, ¿Puede venir ya?- preguntó.

— No Rose, sabes que no.- le contestó Allie.

—Bien —dijo—. Fred y George, ya lo habéis oído..., dejad que se enfrente él solo a la bludger.

— ¡Oliver!- Katie lo fulminó con la mirada haciendo que el capitán se encogiera en su asiento.

La lluvia volvió a arreciar. Al toque de silbato de la señora Hooch, Harry dio una  patada en el suelo que lo propulsó por los aires, y enseguida oyó tras él el zumbido de la bludger.

Lily le cogió la mano a James mientras miraba a su hijo preocupada.

Harry ascendió más y más. Giraba, daba vueltas, se trasladaba en espiral, en zigzag, describiendo tirabuzones.

Scorp no pudo evitar esbozar una mueca burlona al imaginarlo por lo que se ganó un codazo de su mejor amigo.

Ligeramente mareado, mantenía sin embargo los ojos completamente abiertos. La lluvia le empañaba los cristales de las gafas y se le metió en los agujeros de la nariz cuando se puso boca abajo para evitar otra violenta acometida de la bludger. Podía oír las risas de la multitud; sabía que debía de parecer idiota,

— De hecho parecías bastante estúpido.- le aseguró amablemente Cormac.

pero la bludger loca pesaba mucho y no podía cambiar de dirección tan rápido como él.

— Claro porqué Harry no pesa tanto como una pelota de menos de medio metro de diámetro.- comentó sarcásticamente Sus.

Inició un vuelo a lo montaña rusa por los bordes del campo, intentando vislumbrar a través de la plateada cortina de lluvia los postes de Gryffindor, donde Adrian Pucey intentaba pasar a Wood...

— Suerte con eso, iluso- gruñeron todos los Gryffindors aunque la voz que más se oyó fue la de Katie. Oliver se sonrojó.

Un silbido en el oído indicó a Harry que la bludger había vuelto a pasarle rozando.

James dio un bote y Lily palideció.

Dio media vuelta y voló en la dirección opuesta.
— ¿Haciendo prácticas de ballet, Potter? —le gritó Malfoy, cuando Harry se vio obligado a hacer una ridícula floritura en el aire para evitar la bludger.

Se oyeron risitas provenientes de todas las mesas y Al descubrió a Scorp tapándose la boca para evitar una carcajada.

— Reconozco que debía estar haciendo el ridículo dando tantas volteretas pero teniendo en cuanta que una bludger chiflada quería matarlo podrías intentar no reír.- le dijo algo molesto.

— ¿Por qué crees que estoy tapándome la boca?- le preguntó Scorp burlón- Aunque tienes razón, la situación no es graciosa.- afirmó viendo que Al empezaba a mosquearse.

Harry escapó, pero la bludger lo seguía a un metro de distancia.

— Está demasiado cerca- comentó James mientras Lily apretaba los labios.

Y en el momento en que dirigió a Malfoy una mirada de odio, vio la dorada snitch. Volaba a tan sólo unos centímetros por encima de la oreja izquierda de Malfoy... pero Malfoy, que estaba muy ocupado riéndose de Harry, no la había visto.

En ese instante Draco solo deseaba darse cabezazos contra la mesa mientras los demás se reían de él. Dos hechizos silenciadores, provenientes de Scorp y de Al, bastaron para que se callaran pero no hicieron desaparecer su bochorno.

Durante un angustioso instante, Harry permaneció suspendido en el aire,

— ¡Estúpido!- gritó Ginny preocupada- ¿Quieres que te de la maldita bludger?

sin atreverse a dirigirse hacia Malfoy a toda velocidad, para que éste no mirase hacia arriba y descubriera la snitch.
¡PLAM!

— Te lo dije grandísimo idiota.- rugió la pequeña de los Weasley haciendo que todos estos se apartaran de ella tanto como podían.

— Gi… Ginny.- intentó hablar Harry.

— No te atrevas a interrumpirme Potter- siguió gritando la pelirroja- Eres un inconsciente sin cerebro. Para empezar debiste haber parado el juego en cuanto viste que la bludger te atacaba solo a ti pero no, el gran héroe del quidditch Potter está por encima de todo al fin y al cabo, es el niño que vivió.

— Alguien debería salvar a Harry.- murmuró Ron.

— No seré yo.- le contestaron todos sus hermanos mirando con miedo a la chica.

— Lo siento Ginny, no lo volveré a hacer.- le dijo Harry casi suplicando.

— Mas te vale o sabrás quien soy.- rugió la chica.

— ¿Todo gravado?- preguntó Al.

— Ningún regaño por perder los estribos.- le respondió el albino.

Se había quedado quieto un segundo de más. La bludger lo alcanzó por fin, le golpeó en el codo, y Harry sintió que le había roto el brazo.

— Mejor el codo que el brazo.- comentó optimistamente James.

Débil, aturdido por el punzante dolor del brazo, desmontó a medias de la escoba empapada por la lluvia, manteniendo una rodilla todavía doblada sobre ella y su brazo derecho colgando inerte.

— Papá…- el murmuró de Al solo fue oído por Allie quién le apretó la mano para animarle.

La bludger volvió para atacarle de nuevo, y esta vez se dirigía directa a su cara.

— Otra cicatriz para tu colección.- bromeó Lee.

Harry cambió bruscamente de dirección, con una idea fija en su mente aturdida: coger a Malfoy.

— Supongo que querrá decir la snitch.- Harry y Draco tenían la misma cara de asqueados.

Ofuscado por la lluvia y el dolor, se dirigió hacia aquella cara de expresión desdeñosa, y vio que Malfoy abría los ojos aterrorizado: pensaba que Harry lo estaba atacando.

— Era lo que todos deducimos.- comentó Pucey y, para la sorpresa de muchos Alicia y Angelina asintieron.

— ¿Qué...? —exclamó en un grito ahogado, apartándose del rumbo de Harry.
Harry se soltó finalmente de la escoba e hizo un esfuerzo para coger algo; sintió que sus dedos se cerraban en torno a la fría snitch, pero sólo se sujetaba a la escoba con las piernas, y la multitud, abajo, profirió gritos cuando Harry empezó a caer, intentando no perder el conocimiento.

— De tal palo tal astilla.- murmuró Lily rememorando las diversas caídas de James con una mueca agónica.

Con un golpe seco chocó contra el barro y salió rodando, ya sin la escoba. El brazo  le colgaba en un ángulo muy extraño.

— Probablemente esté roto.- comentó la señora Pomfrey con preocupación.

Sintiéndose morir de dolor,

— Bueno, al menos lo que te dolía era el brazo y no la cicatriz.- comentaron los demás con sarcasmo.

oyó, como si le llegaran de muy lejos, muchos silbidos y gritos. Miró la snitch que tenía en su mano buena.
—Ajá —dijo sin fuerzas—, hemos ganado.

— Genial.- la sonrisa de Oliver casi no le cabía en el rostro pero se le borró cuando Katie le golpeó fuertemente la cabeza.

— ¡Harry se ha roto el brazo, pedazo de bruto! No es momento para celebrar.- gruñó indignada.

— Se ah sacrificado por ganar el partido.- comentó Gwen- Lo mínimo es agradecérselo celebrando la victoria.- razonó.

— Exacto. ¿Si no porqué sirve que se haya lesionado?- preguntó Alex. Katie les miró a los tres anonadada.

— Déjalo Katie, son Wood’s al fin y al cabo.- le comentó Angelina con una sonrisa cariñosa.

Y se desmayó. Cuando volvió en sí, todavía estaba tendido en el campo de juego, con la lluvia  cayéndole en la cara. Alguien se inclinaba sobre él.

— Un profesor, espero.- murmuró Lily.

— Por desgracia sí.- contestó Harry en un inaudible susurro.

Vio brillar unos dientes.

— Lockhart.- comentaron todas las chicas encantadas.

— Tuviste una vida corta pero intensa Potter, prometo mandar una corona de flores el día de tu funeral.- Blaise abajó su cabeza como si en verdad se encontrara delante de un moribundo.

— ¡Oh, no, usted no! —gimió.
—No sabe lo que dice —explicó Lockhart

— Sabía perfectamente lo que me decía.- le corrigió el de la cicatriz enfadado.

en voz alta a la expectante multitud de Gryffindor que se agolpaba alrededor—. Que nadie se preocupe: voy a inmovilizarle el brazo.

— No, vas ha hacer que explote, que arda o que desaparezca pero dudo mucho que lo inmovilices.- comentó Sirius mirando a su ahijado con preocupación.

— ¡No! —dijo Harry—, me gusta como está, gracias.

— Sí, yo también prefiero que se quede como está.- comentaron James y Lily a la vez.

Intentó sentarse, pero el dolor era terrible. Oyó cerca un «¡clic!» que le resultó familiar.

— ¡Collin!- exclamó todo Gryffindor exasperado, este solo se sonrojó.

—No quiero que hagas fotos, Colin —dijo alzando la voz.

— Eres algo plasta hermano.- le comentó Denis.

— Y estás muy obsesionado.- añadió Demelza.

—Vuelve a tenderte, Harry —dijo Lockhart, tranquilizador—. No es más que un sencillo hechizo

— Esto es cierto.- comentó Remus.

que he empleado incontables veces.

— Esto ya no.- comentó Ron.

— O eso esperamos por la salud y los huesos de la humanidad.- añadió Harry.

— ¿Por qué no me envían a la enfermería? —masculló Harry.

— Exactamente.- graznó la señora Pomfrey.

— Así debería hacerse, profesor —dijo Wood,

— Al menos tienes algo de sentido común.- comentó Katie satisfecha.

lleno de barro y sin poder evitar sonreír aunque su buscador estuviera herido—.

— Retiro lo dicho- añadió Katie.

Fabulosa jugada, Harry, realmente espectacular, la mejor que hayas hecho nunca, yo diría.

— No creo que una jugada en la que termina con el brazo roto pueda catalogarse de fabulosa.- rugió su novia.

— Pero lo hizo muy bien esquivando la bludger y capturando la snitch.- se disculpó Oliver.

— Eres un loco.- le respondió Katie.

— Así me quieres.- la replica de Oliver dejó a Katie sin respuesta.

Por entre la selva de piernas que le rodeaba, Harry vio a Fred y George Weasley forcejeando para meter la bludger loca en una caja.

— Esa cosa era cabezota.- comentó George.

— Pero no tanto como nosotros.- añadió Fred con una sonrisa petulante.

Todavía se resistía.
—Apartaos —dijo Lockhart, arremangándose su túnica verde jade.

— No, por favor, salvadme.- suplicó Harry a sus amigos.

—No... ¡no! —dijo Harry débilmente,

— Resístete, hijo, tu vida está en juego.- le animó James con dramatismo no fingido.

pero Lockhart estaba revoleando su varita, y  un instante después la apuntó hacia el brazo de Harry.

— Realmente hacen muy bien las prótesis en esta época.- comentó Lily mirando el brazo de su hijo.

Harry notó una sensación extraña y desagradable que se le extendía desde el hombro hasta las yemas de los dedos. Sentía como si el brazo se le desinflara, pero no se atrevía a mirar qué sucedía.

— Lo entiendo, hasta la valentía Gryffindor tiene sus límites.- comentó McGonagall.

Había cerrado los ojos y vuelto la cara hacia el otro lado, pero vio confirmarse sus más oscuros temores cuando la gente que había alrededor ahogó un grito y Colin Creevey empezó a sacar fotos como loco.

— ¿Has pensado en pedirle empleo a Rita Skeeter?- preguntó Luna con curiosidad.- Estoy segura que pagaría mucho dinero por esas fotos.

— No me cae bien.- contestó Collin encogiéndose de hombros- Pero si he pensado en hacerme fotógrafo.- añadió con una sonrisa soñadora.

El brazo ya no le dolía... pero tampoco le daba la sensación de que fuera un brazo.

— Oh no- murmuró Tonks empezando ha entender lo que había pasado.

— ¡Ah! —dijo Lockhart—. Sí, bueno, algunas veces ocurre esto.

— ¿Qué es lo que ocurre?- preguntó Lily asustada, miedo que se incrementó cuando nadie le respondió.

Pero el caso es que los huesos ya no están rotos. Eso es lo que importa. Así que, Harry, ahora debes ir a la enfermería.

— Es lo que hubiese tenido que hacer en un primer lugar.- rugió la enfermera.

Ah, señor Weasley, señorita Granger, ¿pueden ayudarle?

— Siempre.- contestó Hermione con una sonrisa.

— Sinceramente me sorprende que nos lo pidiera a nosotros y no a Crabbe y a Goyle teniendo en cuenta las ideas que solía tener.- comentó Ron.

La señora Pomfrey podrá..., esto..., arreglarlo un poco.  

— ¡¿Arreglarlo?! ¡¿Arreglarlo?!- gritó hecha una fiera la mujer- Eso habría hecho en un segundo si me lo hubieseis enviado directamente.

Al ponerse en pie, Harry se sintió extrañamente asimétrico. Armándose de valor, miró hacia su lado derecho.

Los que no conocían el incidente aguantaron la respiración.

Lo que vio casi le hace volver a desmayarse.

El miedo creció dentro de los antes mencionados.

Por el extremo de la manga de la túnica asomaba lo que parecía un grueso guante de goma de color carne.

— ¿Un grueso guante?- preguntó Sirius atónito.

— Ajá- respondió Harry- Es lo que sucede cuando te quitan todos los huesos del brazo.- añadió con tranquilidad.

— ¡¿Qué te quitó todos los huesos?!- sus padres saltaron a la vez.

— En serio Dumbledore- Remus se encontraba increpando al director- ¿Cómo se le ocurrió contratar a ese desecho humano?- preguntó/rugió enojado.

— No tuve opción, Remus.- le contestó el director rápidamente temiendo la ira del licántropo.

Intentó mover los dedos. No le respondieron.

— Eso debió ser muy desagradable.- comentó Scorp flexionando los dedos y moviendo la muñeca.

Lockhart no le había recompuesto los huesos: se los había quitado.

— Estúpido incompetente.- rugió Wood preocupado por como afectaría eso al rendimiento de su buscador.

A la señora Pomfrey aquello no le hizo gracia.

— Por supuesto que no.- gritó enojada- Debisteis impedir que se le acercara.- regañó al equipo de Gryffindor.

— ¡Tendríais que haber venido enseguida aquí! —dijo hecha una furia y levantando el triste y mustio despojo de lo que, media hora antes, había sido un brazo en perfecto estado—.

— Bueno, lo que se dice en perfecto estado…- comentó James.

— Bueno, estaría roto pero era un brazo, al fin y al cabo.- rugió Harry aún enfadado con el profesor.

Puedo recomponer los huesos en un segundo...,

— ¿En serio?- preguntó Dudley con los ojos abiertos- Nosotros tardamos meses…

— ¿Cómo se lo hacen los deportistas?- preguntó Oliver curioso.

— Pues tienen que dejar de jugar durante un tiempo hasta que se recuperan.- contestó el chico.

pero hacerlos crecer de nuevo...
—Pero podrá, ¿no? —dijo Harry, desesperado.

— Gracias al cielo sí.- suspiró Lily acariciando el pelo de su hijo.

—Desde luego que podré, pero será doloroso

— Peor fue la poción multijugos.- les susurró Harry a sus amigos.

—dijo en tono grave la señora Pomfrey, dando un pijama a Harry—. Tendrás que pasar aquí la noche.

Harry miró de reojo a Collin quién le sonrió.

Hermione aguardó al otro lado de la cortina que rodeaba la cama de Harry mientras  Ron lo ayudaba a vestirse.

— Gracias.- le dijo Harry.

— No hay de qué aunque la verdad, hubiese preferido beberme toda la botella de crece-huesos, después de jugar apestas Harry.- le contestó el chico con una sonrisa burlona.

Les llevó un buen rato embutir en la manga el brazo sin huesos, que parecía de goma.

— Potter D. Luffy.- rió divertido Dudley ganándose una mirada extrañada de los demás.- ¿A nadie más le gusta One Piece?- preguntó pero la incomprensión solo se acrecentó.

— ¿Te atreves ahora a defender a Lockhart, Hermione? —le dijo Ron

— ¿Y tú Padma?- preguntó Blaise mirando a la chica intensamente.

— Que cometiece un error no significa nada.- le contestó la chica.

— ¿Pero realmente crees que alguien que puede hacer un hehcizo para  invertir la transformación de un hombre lobo mientras le sujeta con la otra mano no es capaz de curar unos huesos rotos o de controlar unos duendecillos? – le preguntó el Slytherin.

— Dicho así…- dijo la chica pensativa- Pero los detalles de su libro son verídicos, es imposible que sean ficción siendo tan exactos.- añadió, Blaise solo rodó los ojos.

a través de la cortina mientras hacía pasar los dedos inanimados de Harry por el puño de la manga—. Si Harry hubiera querido que lo deshuesaran, lo habría pedido.  

— Exactamente.- dijeron todos los chicos y muchas chicas de la sala.

—Cualquiera puede cometer un error —dijo Hermione

— Uno sí- dijo Ron- Pero lo de Lockhart era sistemático, movía la varita: error, abría la boca: error. Creo que incluso se equivocaba al respirar.

—. Y ya no duele, ¿verdad, Harry?
—No —respondió Harry—, ni duele ni sirve para nada.

— Buena respuesta.- rieron los merodeadores.

—Al echarse en la cama, el brazo se balanceó sin gobierno. 
Hermione y la señora Pomfrey cruzaron la cortina. La señora Pomfrey llevaba una botella grande en cuya etiqueta ponía «Crecehuesos».
—Vas a pasar una mala noche —dijo ella, vertiendo un líquido humeante en un vaso y entregándoselo—. Hacer que los huesos vuelvan a crecer es bastante desagradable.

— “Desagradable” es una forma suave de decirlo.- rugió Harry.

Lo desagradable fue tomar el crecehuesos. Al pasar, le abrasaba la boca y la garganta, haciéndole toser y resoplar.

— Pues espera a tomar la multijugos.- dijo Kingsley con una mueca.

— Exagerados.- murmuró Tonks- No debe de ser tan mala…

— Mira Tonks, tu mejor no hables.- dijo Ojo Loco lanzándole una mirada despechada.

—  Envidioso.- le contestó la metamorfa sacándole la lengua para luego transformarse en la copia exacta de su protector. Remus contuvo una mueca.

— Creo que a Remus no le gusta mucho tu nuevo aspecto sobrinita.- le comentó Sirius quién lo había notado. Al instante Remus se sonrojo y Alastor Moody 2.0 se tiñó el pelo de rojo.

Sin dejar de criticar los deportes peligrosos

Los fanáticos del Quidditch, encabezados por los Wood, le lanzaron tal mirada que la enfermera casi huye corriendo.

y a los profesores ineptos,

Ahora la mayoría de alumnos asintió mientras la señora Pomfrey refunfuñaba sobre los alumnos bipolares.

la señora  Pomfrey se retiró, dejando que Ron y Hermione ayudaran a Harry a beber un poco de agua.
— ¡Pero hemos ganado! —le dijo Ron, sonriendo tímidamente—. Todo gracias a tu jugada. ¡Y la cara que ha puesto Malfoy... Parecía que te quería matar!

— Eso no es algo exclusivo de ese día.- comentó el Slytherin con calma.

—Me gustaría saber cómo trucó la bludger —dijo Hermione intrigada.

— Otra vez acusándole sin pruebas.- la voz de Astoria se elevó unas cuantas octavas- Pero luego nosotros somos los prejuiciosos.

— La verdad es que mamá tiene razón.- comentó Scorp- Papá ni abrió la cámara ni trucó la bludger.

— Lo lamento.- gruñó Harry entre dientes.

—Podemos añadir ésta a la lista de preguntas que le haremos después de tomar la poción multijugos —dijo Harry acomodándose en las almohadas—. Espero que sepa mejor que esta bazofia...

Los aurores, excepto Tonks, le miraron con compasión.

— ¿Con cosas de gente de Slytherin dentro? Estás de broma —observó Ron.

— Buena esa hermanito.- exclamaron los gemelos mientras muchos reían. Padma no pudo evitar preguntarse como sabría una poción con trocitos de Blaise por lo que se sonrojó violentamente y movió la cabeza de un lado a otro para hacer desaparecer esos pensamientos.

En aquel momento, se abrió de golpe la puerta de la enfermería. Sucios y empapados, entraron para ver a Harry los demás jugadores del equipo de Gryffindor.

— Si todos nuestros jugadores no van a la fiesta, la fiesta irá a por ellos.- exclamó Angelina entre risas.

— La enfermería no es lugar para fiestas.- ladró la enfermera.

—Un vuelo increíble, Harry —le dijo George—. Acabo de ver a Marcus Flint gritando a Malfoy algo parecido a que tenía la snitch encima de la cabeza y no se daba cuenta. Malfoy no parecía muy contento.

En el comedor tenía una mueca de frialdad que escondía lo humillado que se sentía, por suerte Blaise hizo que todos los que reían parasen con una sola mirada.

Habían llevado pasteles, dulces y botellas de zumo de calabaza; se situaron alrededor de la cama de Harry, y ya estaban preparando lo que prometía ser una fiesta estupenda, cuando se acercó la señora Pomfrey gritando:

— Aguafiestas.- gruñó todo el equipo de Quidditch.

— ¡Este chico necesita descansar, tiene que recomponer treinta y tres huesos!

— Pero la mayoría son muy pequeños.- tranquilizó James a Lily.

¡Fuera! ¡FUERA!
Y dejaron solo a Harry, sin nadie que lo distrajera de los horribles dolores de su brazo inerte.

— Tal vez la próxima vez debería dejar que un par de personas le hicieran compañía.- murmuró la señora Pomfrey con el entrecejo fruncido y pensando en esa posibilidad.

Horas después, Harry despertó sobresaltado en una total oscuridad, dando un breve grito de dolor: sentía como si tuviera el brazo lleno de grandes astillas. Por un instante pensó que era aquello lo que le había despertado. Pero luego se dio cuenta, con horror, de que alguien, en la oscuridad, le estaba poniendo una esponja en la frente.

— Yo no era.- comentó la señora Pomfrey asustando a los más cercanos a Harry.

— ¡Fuera! —gritó, y luego, al reconocer al intruso, exclamó—: ¡Dobby!

— ¿Dobby?- pregunró Draco más asombrado que el resto.

Los ojos del tamaño de pelotas de tenis del elfo doméstico miraban  esorbitados a Harry a través de la oscuridad. Una sola lágrima le bajaba por la nariz larga y afilada.

— Pobrecillo.- arrullaron las chicas con ternura.

—Harry Potter ha vuelto al colegio —susurró triste—. Dobby avisó y avisó a Harry Potter. ¡Ah, señor!, ¿por qué no hizo caso a Dobby?

— Porqué es un necio temerario.- comentó Ginny.

— Y porqué le tratamos fatal.- añadió Petunia en un susurro.

¿Por qué no volvió a casa Harry Potter cuando perdió el tren?

— ¿Cómo sabe eso?- preguntó Kingsley con sospecha.

Harry se incorporó con gran esfuerzo y tiró al suelo la esponja de Dobby.
— ¿Qué hace aquí? —dijo—. ¿Y cómo sabe que perdí el tren?

— Muy buena pregunta.-comentó Alastor.

—A Dobby le  tembló un labio, y a Harry lo acometió una repentina sospecha—. ¡Fue usted!

— Eso explicaría que pudiese manipular la barrera.- comentó Luna con voz soñadora- La magia de los elfos es mucho más poderosa que la de los magos.

—dijo despacio—. ¡Usted impidió que la barrera nos dejara pasar!
—Sí, señor, claro —dijo Dobby,

— ¿Y lo admite así? ¿Por las buenas?- preguntó James incrédulo.

— Estaba convencido de que había obrado bien.- el explicó Harry- De hecho creo que todavía lo está.

moviendo vigorosamente la cabeza de arriba abajo y agitando las orejas—. Dobby se ocultó y vigiló a Harry y selló la verja, y Dobby tuvo que quemarse después las manos con la plancha.

— Pobrecillo.- comentó Hermione indignada.

—Enseñó a Harry diez largos dedos vendados—. Pero a Dobby no le importó, señor, porque pensaba que Harry Potter estaba a salvo, ¡pero no se le ocurrió que Harry Potter pudiera llegar al colegio por otro medio!

— Ni a Dobby ni a nadie más- comentó Minerva.

— Solo a Ron.- la voz de los gemelos Weasley chorreaba de orgullo mal contenido.

Se balanceaba hacia delante y hacia atrás, agitando su fea cabeza.
— ¡Dobby se llevó semejante disgusto cuando se enteró de que Harry Potter estaba  en Hogwarts, que se le quemó la cena de su señor!

— Ay Merlín.- murmuró Astoria preocupada por el elfo.

Dobby nunca había recibido tales azotes, señor...
Harry se desplomó de nuevo sobre las almohadas.
—Casi consigue que nos expulsen a Ron y a mí —dijo Harry con dureza—. Lo mejor es que se vaya antes de que mis huesos vuelvan a crecer, Dobby, o podría estrangularle.

— ¡Malagradecido!- todas las chicas de Hogwarts buscaron algo que lanzarle a la cabeza al chico que vivió.

— El pobre elfo se plancha los dedos por ti y tú le amenazas.- comentó ultrajada Parvati.

Dobby sonrió levemente.
—Dobby está acostumbrado a las amenazas, señor. Dobby las recibe en casa cinco veces al día.

Draco tuvo la decencia de bajar la cabeza avergonzado.

Se sonó la nariz con una esquina del sucio almohadón que llevaba puesto; su aspecto eran tan patético que Harry sintió que se le pasaba el enojo, aunque no quería.
— ¿Por qué lleva puesto eso, Dobby? —le preguntó con curiosidad.

— Porqué es un esclavo.- dijo Hermione con indignación.

— ¿Esto, señor? —preguntó Dobby, pellizcándose el almohadón—. Es un símbolo de la esclavitud del elfo doméstico, señor. A Dobby sólo podrán liberarlo sus dueños un día si le dan alguna prenda. La familia tiene mucho cuidado de no pasarle a Dobby ni siquiera un calcetín,

Harry esbozó una misteriosa media sonrisa que extrañó a la mayoría.

porque entonces podría dejar la casa para siempre. —Dobby se secó los ojos saltones y dijo de repente—: ¡Harry Potter debe volver a casa! Dobby creía que su bludger bastaría para hacerle...

— ¡¿Fue él?!- James y Sirius gritaron a la vez.

— Ejem ejem.- se aclaró la garganta Draco.

— De acuerdo, lamentamos haberte acusado, Malfoy.- refunfuñaron la mayoría.

— ¿Su bludger? —dijo Harry, volviendo a enfurecerse—. ¿Qué quiere decir con «su bludger»? ¿Usted es el culpable de que esa bola intentara matarme?
— ¡No, matarle no, señor, nunca! —dijo Dobby, asustado—. ¡Dobby quiere salvarle la vida a Harry Potter!

— Claro, y para salvarlo primero tiene que destruirle.- ironizó Lee.

¡Mejor ser enviado de vuelta a casa, gravemente herido, que permanecer aquí, señor! ¡Dobby sólo quería ocasionar a Harry Potter el daño suficiente para que lo enviaran a casa!

— Teniendo en cuenta los milagros que hace la señora Pomfrey debería dejarle paralítico o lo suficientemente herido como para que le mandaran a San Mungo.- comentó James.

—Ah, ¿eso es todo? —dijo Harry irritado—. Me imagino que no querrá decirme por qué quería enviarme de vuelta a casa hecho pedazos.

— Y en una caja de cerillas.- añadió Ron divertido.

— ¡Ah, si Harry Potter supiera...! —gimió Dobby,

— ¡Ah, si tu le dijeras algo…!- le imitó Blaise frustrado.

mientras le caían más lágrimas en el viejo almohadón—. ¡Si supiera lo que significa para nosotros, los parias, los esclavizados, la escoria del mundo mágico...! Dobby recuerda cómo era todo cuando El que-no-debe-nombrarse estaba en la cima del poder, señor. ¡A nosotros los elfos domésticos se nos trataba como a alimañas, señor!

— Pobrecillos.- murmuró Lavander con tristeza.

Desde luego, así es como aún tratan a Dobby, señor

—  No por mucho tiempo.- animó Harry a Ginny quién empezaba a deprimirse.

—admitió, secándose el rostro en el almohadón—. Pero, señor, en lo principal la vida ha mejorado para los de mi especie desde que usted derrotó al Que-no-debe-ser-nombrado.

— Es muy altruista.- le admiró Ernie.

Harry Potter sobrevivió, y cayó el poder del Señor Tenebroso, surgiendo un nuevo amanecer, señor, y Harry Potter brilló como un faro de esperanza para los que creíamos que nunca terminarían los días oscuros,

— Su vocación es la poesía, sin duda.- comentó Sirius sin rastro de sarcasmo.

señor... Y ahora, en Hogwarts, van a ocurrir cosas terribles, tal vez están ocurriendo ya, y Dobby no puede consentir que Harry Potter permanezca aquí ahora que la historia va a repetirse, ahora que la Cámara de los Secretos ha vuelto a abrirse...  

— ¿Ha vuelto a abrirse?- preguntó Tonks- ¿Ya se abrió alguna vez?

— Exactamente señorita Tonks.- dijo el director sin dar más datos.

Dobby se quedó inmóvil, aterrorizado, y luego cogió la jarra de agua de la mesilla de Harry y se dio con ella en la cabeza, cayendo al suelo.

— Pobrecillo, debe haber dado demasiada información.- comentó Daphne.

Un segundo después reapareció trepando por la cama, bizqueando y murmurando:
—Dobby malo, Dobby muy malo...
— ¿Así que es cierto que hay una Cámara de los Secretos? —murmuró Harry—.
Y... ¿dice que se había abierto en anteriores ocasiones? ¡Hable, Dobby!

— ¿No te das cuenta que no puede?- comentó Ginny angustiada por el sufrimiento del pobre elfo.

—Sujetó la huesuda muñeca del elfo a tiempo de impedir que volviera a coger la jarra del agua—. Además, yo no soy de familia muggle. ¿Por qué va a suponer la cámara un peligro para mi?

— Esa es una excelente pregunta.- comentó Alastor- Claro que con un loco que se dedica a atacar a gente solo por ser de procedencia muggle rondando por la escuela nadie está a salvo.

—Ah, señor, no me haga más preguntas, no pregunte más al pobre Dobby—tartamudeó el elfo. Los ojos le brillaban en la oscuridad—. Se están planeando acontecimientos terribles en este lugar, pero Harry Potter no debe encontrarse aquí cuando se lleven a cabo. Váyase a casa, Harry Potter. Váyase, porque no debe verse involucrado, es demasiado peligroso...
—¿Quién es, Dobby? —le preguntó Harry, manteniéndolo firmemente sujeto por la muñeca para impedirle que volviera a golpearse con la jarra del agua—. ¿Quién la ha abierto? ¿Quién la abrió la última vez?

— La misma persona.- susurro el propio Harry más para Ginny que para él.

— ¡Dobby no puede hablar, señor, no puede, Dobby no debe hablar! —chillé el elfo—. ¡Váyase a casa, Harry Potter, váyase a casa!
— ¡No me voy a ir a ningún lado! —dijo Harry con dureza—. ¡Mi mejor amiga es de familia muggle, y su vida está en peligro si es verdad que la cámara ha sido abierta!

— Gracias Harry.- dijo Hermione dándole un abrazo, Ron y Ginny gruñeron levemente.

— ¡Harry Potter arriesga su propia vida por sus amigos! —gimió Dobby, en una especie de éxtasis de tristeza—. ¡Es tan noble, tan valiente...!

— Alguien está enamorado…- dejó caer Blaise provocando muecas asqueadas por doquier.

Pero tiene que salvarse, tiene que hacerlo, Harry Potter no puede...
Dobby se quedó inmóvil de repente, y temblaron sus orejas de murciélago. Harry también lo oyó: eran pasos que se acercaban por el corredor.
— ¡Dobby tiene que irse! —musitó el elfo, aterrorizado.

— Es hilarante que hable de él en tercera persona.- comentó Ron divertido.

Se oyó un fuerte ruido, y el puño de Harry se cerró en el aire. Se echó de nuevo en  la cama, con los ojos fijos en la puerta de la enfermería, mientras los pasos se acercaban.  Dumbledore entró en el dormitorio, vestido con un camisón largo de lana y un gorro de dormir.

Varios rieron pero los aurores y Remus intercambiaron una mirada preocupada, que el director estuviese en la enfermería a esa hora no era nada tranquilizante.

Acarreaba un extremo de lo que parecía una estatua. La profesora McGonagall apareció un segundo después, sosteniendo los pies. Entre uno y otra, dejaron la estatua sobre una cama.

— ¿Porqué me da que no es una estatua sino un alumno?- preguntó Sus con la gola seca.

—Traiga a la señora Pomfrey —susurró Dumbledore, y la profesora McGonagall desapareció a toda prisa pasando junto a los pies de la cama de Harry. Harry estaba inmóvil, haciéndose el dormido. Oyó voces apremiantes, y la profesora McGonagall volvió a aparecer, seguida por la señora Pomfrey, que se estaba poniendo un jersey sobre el camisón de dormir. Harry la oyó tomar aire bruscamente.
— ¿Qué ha ocurrido? —preguntó la señora Pomfrey a Dumbledore en un susurro, inclinándose sobre la estatua.
—Otra agresión —explicó Dumbledore—.

Los peores temores de la mayoría se confirmaron y algunos dejaron ir un grito ahogado.

Minerva lo ha encontrado en las escaleras.
—Tenía a su lado un racimo de uvas —dijo la profesora McGonagall—. Suponemos que intentaba llegar hasta aquí para visitar a Potter.

— Lo siento.- se disculpó Harry ganándose un buen golpe de Ginny.

— ¿Qué te tengo dicho de cargar con toda la culpa del mundo?- gruñó la chica.

A Harry le dio un vuelco el corazón. Lentamente y con cuidado, se alzó unos centímetros para poder ver la estatua que había sobre la cama. Un rayo de luna le caía sobre el rostro. Era Colin Creevey.

— Colin.- gimoteó su hermano pequeño.

— Tranquilo Denis, estoy bien.- le intentó tranquilizar él.

Tenía los ojos muy abiertos y sus manos sujetaban la cámara de fotos encima del pecho.  

— Por supuesto.- dijo alguien bufando de risa a pesar de la situación.

— ¿Petrificado? —susurró la señora Pomfrey.
— Sí —dijo la profesora McGonagall—. Pero me estremezco al pensar... Si Albus no hubiera bajado por chocolate caliente,

— No cambias ¿eh Dumby?- rió James.

— Recuerdo que varias veces estuvo a punto de pillarnos por culpa de su dichoso chocolate.- rió Sirius.

— Si supierais.- dijo Dumbledore con una sonrisa nostálgica.

quién sabe lo que podría haber...
Los tres miraban a Colin. Dumbledore se inclinó y desprendió la cámara de fotos de las manos rígidas de Colin.
— ¿Cree que pudo sacar una foto a su atacante? —le preguntó la profesora McGonagall con expectación.

— Creo que sí- contestó el propio Collin,- Aunque no estoy muy seguro.- ante esto todos los aurores se aproximaron al libro.

Dumbledore no respondió. Abrió la cámara.
— ¡Por favor! —exclamó la señora Pomfrey.
Un chorro de vapor salió de la cámara. A Harry, que se encontraba tres camas más allá, le llegó el olor agrio del plástico quemado.

— ¿Es lo suficientemente poderoso como para quemar una cámara?- preguntó incrédula Alice.

— Perdí todas mis fotos de ese día.- se lamentó el muchacho paralelamente.

—Derretido —dijo asombrada la señora Pomfrey—. Todo derretido...
— ¿Qué significa esto, Albus? —preguntó apremiante la profesora McGonagall.

— Acercaros niños y niñas, es la hora del acertijo irresoluble del abuelo Dumby- Sirius ayudó, como siempre a relajar el ambiente.

—Significa —contestó Dumbledore— que es verdad que han abierto de nuevo la
Cámara de los Secretos.

— Muy poco críptico para ti, Dumby. ¿Estás perdiendo práctica?- preguntó Sus casi preocupada.

La señora Pomfrey se llevó una mano a la boca. La profesora McGonagall miró a
Dumbledore fijamente.
—Pero, Albus..., ¿quién...?
—La cuestión no es quién —dijo Dumbledore, mirando a Colin—; la cuestión es cómo.

— Y volvemos a las andanzas.- comentaron Sirius y Sus a la vez- ¡Si sabes algo solo dilo!- exclamó.

Y a juzgar por lo que Harry pudo vislumbrar de la expresión sombría de la profesora McGonagall, ella no lo comprendía mejor que él.

— Nadie le comprende, ese es el problema.- rugieron todos los alumnos.

— Un capitulo más- anunció Dumblendore- El club de duelo