jueves, 27 de octubre de 2011

Halloween

Todos se dirigieron otra vez hacia la sala pero Neville se quedo rezagado y le hizo una seña a Hannah quién se dirigió a hablar con él.

-        Esto… Yo quería disculparme por lo de mi familia- carraspeo- ya sabes, lo que dijo mi madrina- se sonrojó completamente. Hannah rió.

-        No te preocupes- le dijo sonriente- Me alegró de que estés con tus padres, ya sabes… Con ellos concientes.- Le dijo nerviosamente.

-        Sí, es genial- le respondió sonriente pero entonces se puso pálido- ¿Tú… Tú lo sabes?- le preguntó asustado.

-        Mi tía trabaja en San Mungo- le respondió ella- Y, lo siento, no debí…- Neville negó con la cabeza.

-        No importa me alegra que lo sepas- le dijo sonriente,- No me atrevía a contártelo. Bueno debo irme con mis padres- dijo y Hannah asintió resignada. De repente, Neville le besó la mejilla y se fue rápidamente muy sonrojado, aunque no tanto como Hannah.

En un rincón de la sala Oliver y Percy hablaban animadamente aunque el primero no paraba de mirar a un rincón donde Leanne y Katie hablaban aunque, la última, intentaba no mirar hacia su antiguo capitán. Al final tanto Leanne como Percy soltaron un suspiró exasperado.

-        Vamos, ve a hablar con ella- le dijo Percy a su amigo y antes de que este pudiera protestar fue a hablar con sus tíos.

-        Katie, voy a hablar con Lee y los gemelos- dijo Leanne al ver quién se acercaba. Katie iba a seguirla pero una voz en su espalda le detuvo las piernas y el corazón.

-         Hola- dijo Oliver carraspeando, maldito acento escocés se quejó mentalmente Katie- ¿Cómo té va, Kates?- Le preguntó y ella hizo un gran esfuerzo para evitar ruborizarse.

-        Hola Oliver- le dijo esbozando una gran sonrisa que embobo por unos minutos al capitán- Bien aunque McGonagalls quiere matarnos a base de deberes. ¿Y tú?

-        Pues genial, jugar en la selección es un sueño aunque te extrañaba- dijo y al darse cuenta de sus palabras se sonrojo e intentó arreglarlo- a ti y al resto del equipo.- Katie forzó una sonrisa mientras pensaba: ¿Qué creías tonta? No eres más que una buena amiga para él, mira que hacerte ilusiones.

-        Aquí también se te echaba de menos- dijo y ella misma se sorprendió de lo bien que podía controlar su voz- Ya nadie nos hace levantar a las cinco capitán.- Fue el turno de Oliver de desencantarse Para ella no eres más que su obsesivo capitán de Quiddich, estúpido. El deprimente pensamiento se le pasó cuando de repente Katie le abrazó con todas sus fuerzas. Sonriendo le devolvió el abrazó y, en ese momento los dos tuvieron el mismo pensamiento: Tal vez no este todo perdido. Cuando se separaron Katie notó como las mejillas le ardían y clavó su mirada en el suelo. Fue un error porqué sino habría visto como enrojecía también su capitán.

-        Lo siento Oliver es solo que te he echado mucho de menos- le confesó sin levantar la vista del suelo. El corazón de Oliver dio un salto.

-        Yo también te he echado de menos Kates- le dijo provocando una sonrisa en ella. Estuvieron hablando del pasado y poniéndose al día hasta que se dieron cuenta de que se habían quedado solos en la sala y que era hora de irse a dormir. Se separaron resignados, en parte por el hecho de separase y en parte porque sabían que les esperaba n duro interrogatorio de sus mejores amigos.

El día siguiente amaneció, esta vez, con los Slytherin normales ya que los bromistas estuvieron de acuerdo en que hacer enfadar a Molly, Lily y Minerva otra vez en tan poco tiempo no era muy sensato. Cuando todos hubieron terminado de desayunar el director se aclaró la voz:

-        ¿Señor ministro le gustaría leer?- preguntó.

-        Sí,- respondió este- Halloween

-        No parece muy peligroso- dijo la señora Weasley con desconfianza.

-        Tengo la sensación que odiaré y adoraré este capítulo- dijo Ron a Harry y Hermione que asintieron.

Malfoy no podía creer lo que veían sus ojos, cuando vio que Harry y Ron todavía estaban en Hogwarts al día siguiente, con aspecto cansado pero muy alegres.

-        A aguantarse hurón- dijo una Ginny muy sonriente ante la mirada sorprendida de su madre. Draco se limitó a fulminarla por la mira sabiendo que no era una buena idea atacarla frente a sus seis hermanos sobre protectores  y expertos en bromas, hechizos y bastante más robustos que él. Estos miraban orgullosos a su hermanita mientras Harry le sonreía agradecido causando el rubor de esta y muchos celos en Cho.

realidad, por la mañana Harry y Ron pensaron que el encuentro con el perro de tres cabezas había sido una excelente aventura, y ya estaban preparados para tener otra.

-        ¡Ni hablar!- gritaron las señoras Weasley y Potter a la vez mientras McGonagall asentía de acuerdo con ellas. James, Sirius, los gemelos Prewet y Remus no opinaban lo mismo, es más, el último era el único que no les estaba felicitando en secreto detrás de las dos furibundas pelirrojas. Harry y Ron se debatían entre sonreír o huir de allí así que se limitaron a tragar ruidosamente y suplicar al ministro con la mirada para que continuase.

Mientras tanto, Harry le habló a Ron del paquete que había sido llevado de Gringotts a Hogwarts, y pasaron largo rato preguntándose qué podía ser aquello para necesitar una protección así.

-        La piedra- murmuraron Remus, Tonks y Ojoloco para sí.

-        Supongo que algo muy valioso- dijo James.

-        Eso reduce mucho las opciones- ironizó Lily girando los ojos.

-        También podría ser algo muy peligroso- terció Sirius.

-        ¿Y para que esconder y proteger algo peligroso?- le preguntó Sus.

-        Para que ningún mago oscuro se haga con él- razonó este.

-        ¿Entonces porqué no destruirlo y listos?- volvió a atacar Sus.

-        Tal vez sea necesario para alguien- opinó Charlie.

-        Entonces más que peligroso sería poderoso- terció su hermano mayor- es decir que se pueda usar para bien o para mal.

-        Bill, prácticamente todo se puede usar para bien o para mal- le dijo Percy rodando los ojos.

-        Señores- llamó la atención Dumby- si proseguimos tal vez lo sepamos.

Es algo muy valioso, o muy peligroso —dijo Ron.
O las dos cosas—opinó Harry.

-        Veis- dio Sirius- Harry y Ron piensan como nosotros.

-        Sí,- dijo Sus como si le estuviera hablando a un niño pequeño- lo que tu digas cielo.- Sirius cruzó los brazos sobre el pecho e hizo una mueca provocando risas a su alrededor.

Pero como lo único que sabían con seguridad del misterioso objeto era que tenía unos cinco centímetros de largo, no tenían muchas posibilidades de adivinarlo sin otras pistas. Ni Neville ni Hermione demostraron el menor interés en lo que había debajo del perro y la trampilla. Lo único que le importaba a Neville era no volver a acercarse nunca más al animal.

-        Por fin alguien con sensatez- exclamó la jefa de la casa de los leones- Diez puntos por su sentido común, señor Loombottong.

-        No te quiero a menos de dos quilómetros de esa cosa- dijo Alice.

-        Será suficiente con que no vuelvas a entrar en esa pasillo.- le dijo su padre con seriedad Neville asintió mientras el trío lanzaban algunas miradas asustadas a algunas pelirrojas y profesoras severas preparándose para la bronca del final del libro.

Hermione se negaba a hablar con Harry y Ron, pero como era una sabihonda mandona, los chicos lo consideraron como un premio.

Harry y Ron se giraron tan rápidamente hacia su amiga pidiéndole perdón de mil maneras distintas y con tanta insistencia que ella terminó por romper a reír a carcajadas a las que pronto se unieron Harry y Ron, bastante aliviados. Aunque cuando todos estaban comentando lo que había pasado Hermione le susurró a Ron:

-        ¿Enserio pensabais así de mí?- le preguntó intentando sonar indiferente.

-        Sí Hermione- le respondió Ron bajando la cabeza- éramos unos críos estúpidos e insensibles.- Añadió.

-        ¿Erais?- le preguntó Harmione en broma para que viera que no estaba enfadada y Ron rió.

-        Bueno, ahora ya no somos tan estúpidos pero tu ya sabes- le dijo y puso voz aguda- tengo tanta sensibilidad como un ladrillo.- Ante esto los dos y Harry que había estado escuchando se pusieron a reír.

Lo que realmente deseaban en aquel momento era poder vengarse de Malfoy y, para su gran satisfacción, la posibilidad llegó una semana más tarde, por correo.

La profesora McGonagall intercambió una mirada cómplice con los dos.

Mientras las lechuzas volaban por el Gran Comedor, como de costumbre, la atención de todos se fijó de inmediato en un paquete largo y delgado, que llevaban seis lechuzas blancas.

-        No será…- dijo James muy emocionado- ¿una escoba?- preguntó ilusionado.

Harry estaba tan interesado como los demás en ver qué contenía, y se sorprendió mucho cuando las lechuzas bajaron y dejaron el paquete frente a él, tirando al suelo su tocino. Se estaban alejando, cuando otra lechuza dejó caer una carta sobre el paquete. Harry abrió el sobre para leer primero la carta y fue una suerte, porque decía:
NO ABRAS EL PAQUETE EN LA MESA Contiene tu nueva Nimbus 2.000, pero no quiero que todos sepan que te han comprado una escoba, porque también querrán una. Oliver Wood te esperará esta noche en el campo de quidditch a las siete, para tu primera sesión de entrenamiento.
Profesora McGonagall

James se levantó y fue a dar un abrazó a la profesora que estaba roja como un tomate. Sirius no salía del shock y Remus estaba riendo a carcajadas de la reacción de sus amigos.

-        Mil gracias Minie- exclamó James- Prometí que regalaría una mansión a quién le hubiese regalado la escoba así que ¿Cuál quiere? ¿Una cerca del mar, con playa propia, tres habitaciones, dos baños, comedor y cocina? ¿O prefiere…- Aquí la profesora le cortó.

-        Prefiero que me suelte y se guarde sus mansiones señor Potter- le dijo severamente aunque estaba sonriendo.

-        Upps lo lamento- dijo soltándola y se fue a su sitio para que la lectura pudiera proseguir.

Harry tuvo dificultades para ocultar su alegría, mientras le alcanzaba la nota a Ron.
¡Una Nimbus 2.000! —gimió Ron con envidia—. Yo nunca he tocado ninguna.

-        Ni yo- se oyó desde distintos puntos del comedor.

Salieron rápidamente del comedor para abrir el paquete en privado, antes de la primera clase, pero a mitad de camino se encontraron con Crabbe y Goyle, que les cerraban el camino. Malfoy le quitó el paquete a Harry y lo examinó.

-        Tienes que robar todo lo que vez niñato- le preguntó una sulfurada Tonks. Malfoy iba a responder pero al ver la mirada de Remus pensó que era mejor callarse y se limitó a mirarla con desdén.

Es una escoba —dijo, devolviéndoselo bruscamente, con una mezcla de celos y rencor en su cara—.

-        En serio Cornamenta- dijo Sirius- si tú no le regalas la mansión yo le compraré una. Minie se merece un premio gordo: a metido a Harry en el equipo, le a regalado una escoba y le a dado una arma para molestar a Malfoy- dijo mientras enumeraba con los dedos.- ¿Si hacemos una colecta para comprarle un gran regalo a Minie quién se apunta?- Toda la mesa de Gryffindor levantó la mano (adultos incluidos) y también la mayoría de Ravenclaw, bastantes Hufflepuff y algunos Slytherin. La profesora sonrió encantada a los alumnos y, algo sonrojada, pidió que se continuara con la lectura.

Esta vez lo has hecho, Potter. Los de primer año no tienen permiso para tener una. Ron no pudo resistirse.
No es ninguna escoba vieja —dijo—. Es una Nimbus 2.000. ¿Cuál dijiste que tenías en casa, Malfoy, una Comet 260? —Ron rió con aire burlón—. Las Comet parecen veloces, pero no tienen nada que hacer con las Nimbus.
¿Qué sabes tú, Weasley, si no puedes comprar ni la mitad del palo?  Replicó Malfoy—. Supongo que tú y tus hermanos tenéis que ir reuniendo la escoba ramita a ramita.

Los siete aludidos se levantaron con las varitas en alto mirando amenazantes a Malfoy. Esta vez fue Bill quién tomó la palabra.

-  Mira rubito engreído- dijo con calma aparente pero lanzando dagas por los ojos- Por lo visto te gusta meterte con nuestra familia por asuntos monetarios. ¿No es así?- le preguntó Malfoy solo tragó saliva- ¿No es así?- repitió gritando. Asiendo acopio de toda la valentía que le quedaba Draco asintió- Bien pues que sepas que a nosotros no nos importa no tener dinero porqué nos tenemos a nosotros.- prosiguió- ¿Tú tienes a alguien por quién darías tú vida y que la daría por ti? ¿Serías capaz de renunciar a todo el trabajo de una vida por alguien? ¿Tienes alguien con quién compartirlo todo? ¿Qué te haga reír cuando estás triste y que te haga compañía cuando estás solo?- Draco mantuvo silencio- Me lo suponía. Cuándo puedas responder Sí sin dudar a todas mis preguntas podrás  reírte de mi familia.- dicho esto se sentó seguido de sus hermanos que le miraban con orgullo al igual que su novia. Aunque no era tanto su orgullo como el que sentía su padre que les dedico una sonrisa tan grande que no le cabía en la cara mientras que Molly los abrazó. Todo el gran comedor miraba con el semblante serio a esa familia e intentaba contestar las preguntas de Bill. Fudge carraspeo pidiendo la atención antes de continuar.

Antes de que Ron pudiera contestarle, el profesor Flitwick apareció detrás de Malfoy
No os estaréis peleando, ¿verdad, chicos? —preguntó con voz chillona.
A Potter le han enviado una escoba, profesor —dijo rápidamente Malfoy.

James y Sirius fulminaron a Draco con la mirada y este se hundió en el asiento.

Sí, sí, está muy bien —dijo el profesor Flitwick, mirando radiante a Harry—. La profesora McGonagall me habló de las circunstancias especiales, Potter. ¿Y qué modelo es?
Una Nimbus 2.000, señor —dijo Harry, tratando de no reír ante la cara de horror de Malfoy—.

-        Debió se difícil- comentó Neville.

-        Sí si era como la que está poniendo ahora- dijo Luna riendo con el resto.

Y realmente es gracias a Malfoy que la tengo.

-        Bofetada en la cara para Malfoy- comentó Sirius mirándole maliciosamente.

-        No me recuerdes que le debemos la estrella del equipo a una serpiente por favor- se quejó Oliver al libro bajo las risas de sus compañeros de equipo.

Harry y Ron subieron por la escalera, conteniendo la risa ante la evidente furia y confusión de Malfoy.
Bueno, es verdad —continuó Harry cuando llegaron al final de la escalera de mármol—. Si él no hubiera robado la Recordadora de Neville, yo no estaría en el equipo...

-        No fue un premio por romper las normas- le dijeron a la vez su madre y su profesora favorita bajo la mirada incrédula suya y de Ron. Ellos se giraron hacia Hermione extrañados y esta se encogió de hombros.

¿Así que crees que es un premio por quebrantar las reglas? —Se oyó una voz irritada a sus espaldas. Hermione subía la escalera, mirando con aire de desaprobación el paquete de Harry.

Ahora era todo el comedor que estaba mirando a una enrojecida Hermione. Lily y Minerva le dedicaron una sonrisa de aprobación que ella les devolvió tímidamente.

Pensaba que no nos hablabas —dijo Harry.

-        ¡Harry!- exclamó su madre horrorizada mientras él se disculpaba con Hermione.

Sí, continúa así —dijo Ron—. Es mucho mejor para nosotros.

-        ¡Ronald!- fue el turno de Molly para horrorizarse y reñir a su hijo mientras se estaba disculpando.

Hermione se alejó con la nariz hacia arriba.

Los que iban a reír se callaron de inmediato al ver la mirada de Harry y Ron.   

Durante aquel día, Harry tuvo que esforzarse por atender a las clases. Su mente volvía al dormitorio, donde su escoba nueva estaba debajo de la cama, o se iba al campo de quidditch, donde aquella misma noche aprendería a jugar.

James y Sirius se movían inquietos en sus sillas mientras Oliver le lanzaba una mirada orgullosa a Harry.

Durante la cena comió sin darse cuenta de lo que tragaba, y luego se apresuró a subir con Ron, para sacar; por fin, a la Nimbus 2.000 de su paquete.
Oh —suspiró Ron, cuando la escoba rodó sobre la colcha de la cama de Harry.
Hasta Harry, que no sabía nada sobre las diferencias en las escobas, pensó que parecía maravillosa. Pulida y brillante, con el mango de caoba, tenía una larga cola de ramitas rectas y, escrito en letras doradas: «Nimbus 2.000».

Harry y su padre suspiraron, el primero extasiado y el segundo nostálgico mientras Lily los miraba negando con la cabeza divertida.

Cerca de las siete, Harry salió del castillo y se encaminó hacia el campo de quidditch. Nunca había estado en aquel estadio deportivo. Había cientos de asientos elevados en tribunas alrededor del terreno de juego, para que los espectadores estuvieran a suficiente altura para ver lo que ocurría. En cada extremo del campo había tres postes dorados con aros en la punta. Le recordaron los palitos de plástico con los que los niños muggles hacían burbujas,

-        ¿El qué?- preguntaron los sangre pura asombrados. Los demás negaron con la cabeza.

sólo que éstos eran de quince metros de alto. Demasiado deseoso de volver a volar antes de que llegara Wood, Harry montó en su escoba y dio una patada en el suelo. Qué sensación. Subió hasta los postes dorados y luego bajó con rapidez al terreno de juego. La Nimbus 2.000 iba donde él quería con sólo tocarla.

-        Menuda escoba- exclamó James- creo que me compraré una antes de ir de vuelta al pasado.

-        Si quieres comprarte una escoba- dijo Sirius- mejor que sea una saeta como esa- dijo señalando la escoba de Oliver mientras James se la miraba con adoración.

¡Eh, Potter, baja!
Había llegado Oliver Wood. Llevaba una caja grande de madera debajo del brazo.
Harry aterrizó cerca de él.
Muy bonito —dijo Wood, con los ojos brillantes—. Ya veo lo que quería decir McGonagall, realmente tienes un talento natural.

Oliver asintió de acuerdo con el mismo.

Voy a enseñarte las reglas esta noche y luego te unirás al equipo, para el entrenamiento, tres veces por semana.

-        Eso es muy poco- se quejó James.

-        Ya lo sé- dijo Oliver- pero se me amotinaban si les ponía más días o más horas en el entrenamiento.

-        Dímelo a mí- dijo James- una vez Canuto,-dijo señalándolo con la cabeza- mi mejor amigo, intentó tirarme al lago por la noche sólo por que puse un entrenamiento cada día de la semana previa a la final. ¿Puedes creerlo?- Oliver negó con la cabeza como si lo que hubiese dicho James tuviera toda la lógica del mundo mientras los miembros de los otros equipos les miraban horrorizados y los del suyo resignados y divertidos.

Abrió la caja. Dentro había cuatro pelotas de distinto tamaño.
Bueno —dijo Wood—. El quidditch es fácil de entender; aunque no tan fácil de jugar. Hay siete jugadores en cada equipo. Tres se llaman cazadores.
Tres cazadores —repitió Harry, mientras Wood sacaba una pelota rojo brillante, del tamaño de un balón de fútbol.
Esta pelota se llama quaffle —dijo Wood—. Los cazadores se tiran la quaffle

Oliver aprovechó para sonreír a una de ellas en concreto algo sonrojado mientras ella le devolvió la sonrisa radiante.

y tratan de pasarla por uno de los aros de gol. Obtienen diez puntos cada vez que la quaffle pasa por un aro. ¿Me sigues?
Los cazadores tiran la quaffle y la pasan por los aros de gol —recitó Harry—. Entonces es una especie de baloncesto, pero con escobas y seis canastas.

Los hijos de muggle y media sangre ignoraron las caras de los otros así como sus preguntas.

¿Qué es el baloncesto? —preguntó Wood.
Olvídalo —respondió rápidamente Harry.

Esta respuesta aumentó las  caras de frustración de los sangre-pura.

Hay otro jugador en cada lado, que se llama guardián. Yo soy guardián de Gryffindor.

Esta vez fue Katie quién le sonrió al capitán.

Tengo que volar alrededor de nuestros aros y detener los lanzamientos del otro equipo.
Tres cazadores y un guardián —dijo Harry, decidido a recordarlo todo—. Y juegan con la quaffle. Perfecto, ya lo tengo. ¿Y para qué son ésas? —Señaló las tres pelotas restantes.
Ahora te lo enseñaré —dijo Wood—. Toma esto.
Dio a Harry un pequeño palo, parecido a un bate de béisbol.


-        Querías dejar de hacer comparaciones con cosas muggles, por favor- dijo Theodore Nott frustrado.

-        Coge muggleología- le respondió Harry. Theo murmuró algo que sonó como: apreció demasiado mi vida, pero nadie lo entendió del todo así que no preguntaron. Draco y Blaise tenían una expresión muy seria y le sonrieron amablemente provocando aún más perplejidad entre los demás.

Voy a enseñarte para qué son—dijo Wood—. Esas dos son las bludgers.
Enseñó a Harry dos pelotas idénticas, pero negras y un poco más pequeñas que la roja quaffle. Harry notó que parecían querer escapar de las tiras que las sujetaban dentro de la caja.
Quédate atrás —previno Wood a Harry. Se inclinó y soltó una de las bludgers.
De inmediato, la pelota negra se elevó en el aire y se lanzó contra la cara de Harry. Harry la rechazó con el bate, para impedir que le rompiera la nariz, y la mandó volando por el aire.

-        ¿Querías romperle la nariz?- le preguntó Angelina indignada.

-        Claro que no- respondió Oliver.

-        Pues porque no le dijiste lo que tenía que hacer antes de soltar la budger- intervino una furiosa Alicia.

-        Era obvio ¿no?- dijo Oliver sorprendido.

-        Dejadlo chica- dijo Katie suspirando resignada- no va a entender.- Oliver la miró sorprendido, le había dolido el comentario al ver eso ella le sonrió y Oliver se relajó un poco.

Pasó zumbando alrededor de ellos y luego se tiró contra Wood, que se las arregló para sujetarla contra el suelo.
¿Ves? —dijo Wood jadeando, metiendo la pelota en la caja a la fuerza y asegurándola con las tiras—. Las bludgers andan por ahí, tratando de derribar a los jugadores de las escobas. Por eso hay dos golpeadores en cada equipo (los gemelos Weasley son los nuestros).

Ellos se auto aplaudieron ante el regocijo del gran comedor.

Su trabajo es proteger a su equipo de las bludgers y desviarlas hacia el equipo contrario. ¿Lo has entendido?
Tres cazadores tratan de hacer puntos con la quaffle, el guardián vigila los aros y los golpeadores mantienen alejadas las bludgers de su equipo —resumió Harry.

-        ¿Ves?- le dijo Lily a su esposo- así se explica el Quiddich no con charlas de hora y media.- el aludido se encogió de hombros.

Muy bien —dijo Wood.
Hum... ¿han matado las bludgers alguna vez a alguien? —preguntó Harry, deseando que no se le notara la preocupación.

-        Solo mandaron al idiota de tu padre a la enfermería durante dos semanas de las quales una se la pasó inconsciente.- dijo Lily enfadada.

-        Bueno, si no hubiese pasado no habrías reconocido nunca que estabas loca por mí- le dijo James sonriendo y ella también lo hizo.

Nunca en Hogwarts. Hemos tenido algunas mandíbulas rotas, pero nada peor hasta ahora. Bueno, el último miembro del equipo es el buscador. Ese eres tú. Y no tienes que preocuparte por la quaffle o las bludgers...
Amenos que me rompan la cabeza.

-        Harry no seas pesimista- le riñó su padrino- Los gemelos ya lo evitarán.

-        Sirius, iba a primero- le contestó Harry.

-        Ya- dijo Ron- y ahora no eres pesimista ¿verdad?- dijo riéndose con Hermione. Harry le pegó un cachete antes de reanudar la lectura.

Tranquilo, los Weasley son los oponentes perfectos para las bludgers. Quiero decir que ellos son como una pareja de bludgers humanos.

-        Por desgracia- murmuraron a la vez Minie y Molly. Los gemelos rieron junto con el resto del comedor.

Wood buscó en la caja y sacó la última pelota. Comparada con las otras, era pequeña, del tamaño de una nuez grande. Era de un dorado brillante y con pequeñas alas plateadas.

-        La snitch- murmuró Harry con una gran sonrisa.

Esta dorada —continuó Wood— es la snitch. Es la pelota más importante de todas. Cuesta mucho de atrapar por lo rápida y difícil de ver que es. El trabajo del buscador es atraparla. Tendrás que ir y venir entre cazadores, golpeadores, la quaffle y las bludgers, antes de que la coja el otro buscador, porque cada vez que un buscador la atrapa, su equipo gana ciento cincuenta puntos extra, así que prácticamente acaba siendo el ganador.

-        No siempre- dijeron todos los que habían estado en el mundial y Oliver asintió, parecía muy decepcionado con él mismo.

-        Pero eso fue una excepción- dijo Katie defendiendo a su capitán de si mismo. Este al darse cuenta le dedico una sonrisa radiante y Katie agradeció estar sentada ya que por un instante parecía que sus piernas se habían convertido en gelatina.

Por eso molestan tanto a los buscadores. Un partido de quidditch sólo termina cuando se atrapa la snitch, así que puede durar muchísimo. Creo que el record fue tres meses.

-        Dos meses y veintinueve días- puntualizaron a la vez James y Remus.

-        Sabía que James se había aprendido de memoria Quiddich de todos los tiempos pero tu Remus- dijo Lily asombrada.

-        Bueno, el Quiddich es bastante adictivo- dijo Remus- Y cuando es uno de los únicos temas de los que se habla en la habitación…

-        ¿Que otros  temas hablabais Rems?- le preguntó Lia curiosa. Tonks se sobresaltó al oír que le llamaba por un apodo y se asustó aún más cuando vio que él le respondía con una sonrisa radiante.

-        Bromas, salidas merodeadoras, hechizar a Quejicus y clases (evidentemente solo Frank y yo)- respondió mientras James y Snape se fulminaban con la mirada.- Ah…-añadió- Y también oíamos a Sirius despotricar contra su familia, alabar a Andrómeda y babear por su sobrinita.- terminó sonriéndole a esta.

-        Cierto, hasta nos trajo una foto tuya- dijo James riendo.- Foto en la que-dijo esbozando una sonrisa malvada- y siguiendo las palabras textuales de nuestro querido Lunático- este enrojeció- Se te veía muy linda.- Tonks se sonrojó (cabello incluido) y le dedicó una tímida sonrisa a Remus que le devolvió. El alumnado comenzaba a preguntarse que habría entre su antiguo profesor y la joven auror.

Tenían que traer sustitutos para que los jugadores pudieran dormir...Bueno, eso es todo. ¿Alguna pregunta?

Todos negaron como si les hubieran preguntado a ellos excepto Dudley quien preguntó:

-        ¿Que pasa si dos buscadores cogen la snitch a la vez?- se dirigió a su primo pero contestó Oliver.

-        Las snitch están hechizadas de manera que se puede saber quién la a cogido antes.- Dudley asintió bajo la mirada atónita de su padre a quién no le gustaba que se estuviera integrando con los demás.

Harry negó con la cabeza. Entendía muy bien lo que tenía que hacer; el problema era conseguirlo.

-        No para ti- dijo Ginny sonriendo haciendo que algo brincara en el interior de Harry y que se sonrojara un poco. El sonrojo solo fue visto por su madre, que sonrió, y Cho que cerró los puños frustrada.

Todavía no vamos a practicar con la snitch —dijo Wood, guardándola con cuidado en la caja—. Está demasiado oscuro y podríamos perderla. Vamos a probar con unas pocas de éstas.
Sacó una bolsa con pelotas de golf de su bolsillo y, unos pocos minutos más tarde, Wood y Harry estaban en el aire. Wood tiraba las pelotas de golf lo más fuertemente que podía en todas las direcciones, para que Harry las atrapara. Éste no perdió ni una

-        Excelente- dijo James que casi saltaba de orgullo. Harry sonrió encantado.

y Wood estaba muy satisfecho.

-        Muchísimo- asintió él.

Después de media hora se hizo de noche y no pudieron continuar.
La copa de quidditch llevará nuestro nombre este año —dijo Wood lleno de alegría mientras regresaban al castillo—

Bajó la cabeza con tristeza y Katie le cogió la mano sin pensar y los dos sintieron como una corriente pasaba y les aceleraba el corazón. Se pusieron rojos pero ni dijeron nada ni se soltaron.

. No me sorprendería que resultaras ser mejor jugador que Charlie Weasley.

-        Y si Oliver te dice eso ya puedes estar contento porque idolatra a Charlie- afirmó Percy ganándose un golpe de su amigo.

-        Harry es bastante más bueno que yo por lo que me ha contado Ron- dijo sonriéndole al aludido.

Él podría jugar en el equipo de Inglaterra si no se hubiera ido a cazar dragones.

Los Prewet lo miraron ultrajados y el sonrió tímidamente.

Tal vez fue porque estaba ocupado tres noches a la semana con las prácticas de quidditch, además de todo el trabajo del colegio, la razón por la que Harry se sorprendió al comprobar que ya llevaba dos meses en Hogwarts. El castillo era mucho más su casa de lo que nunca había sido Privet Drive.

Los Dursley, excepto Vernon, bajaron la cabeza mientras los demás les fulminaban con la mirada aunque ahora iban la mayoría contra Vernon.

Sus clases, también, eran cada vez más interesantes, una vez aprendidos los principios básicos.

Los profesores le dedicaron una sonrisa a Harry, todos excepto Snape. El solo le miró y cuando iba a apartar la mirada de la mesa de los leones vio como Lily le miraba con tristeza. El apartó la vista sin poder soportar la culpa que emanaba la mirada de su ex mejor amiga.

En la mañana de Halloween se despertaron con el delicioso aroma de calabaza asada flotando por todos los pasillos. Pero lo mejor fue que el profesor Flitwick anunció en su clase de Encantamientos que pensaba que ya estaban listos para empezar a hacer volar objetos, algo que todos se morían por hacer; desde que vieron cómo hacía volar el sapo de Neville.

Todos sonrieron pero Ron tomó la mano de Hermione al recordar lo que había dicho ese día y se disculpó. Hermione le sonrió y le dio un apretón en la mano. Harry fue el único que se percató del intercambio y sonrió al ver que no se dejaban ir la mano.

El profesor Flitwick puso a la clase por parejas para que practicaran. La pareja de Harry era Seamus Finnigan (lo que fue un alivio, porque Neville había tratado de llamar su atención).

-        Gran error- dijo Seamus riendo por lo que había pasado en la clase.

-        Por una vez que no tengo yo el accidente- dijo Neville también riendo.

-        Soy gafe- terció Harry.

Ron, sin embargo, tuvo que trabajar con Hermione Granger. Era difícil decir quién estaba más enfadado de los dos.

 
Ella-pensó Ron-yo solo estaba enfadado por que me había tocado con alguien que era mas lista que yo y que encima me gustaba. A parte de eso me sentía bien a su lado.

Él-pensó Hermione-yo sólo fingía estar enfadada porque no quería que Ron se diera cuenta de que me parecía adorable. Aunque me hacía enfadar el hecho de ser repelente hasta tal punto que me despreciaba.

La muchacha no les hablaba desde el día en que Harry recibió su escoba.
Y ahora no os olvidéis de ese bonito movimiento de muñeca que hemos estado practicando —dijo con voz aguda el profesor; subido a sus libros, como de costumbre—. Agitar y golpear; recordad, agitar y golpear. Y pronunciar las palabras mágicas correctamente es muy importante también, no os olvidéis nunca del mago Baruffio, que dijo «ese» en lugar de «efe» y se encontró tirado en el suelo con un búfalo en el pecho.

-        Mentida- gritaron los merodeadores. Remus prosiguió- Nosotros lo probamos después…

-        Completamente ilusionados- puntualizó James.

-        Y que decepción- Terminó Sirius- no pasó nada, ni siquiera calló una simple mosca y mucho menos un búfalo.

Todos se pusieron a reír, aunque nadie más fuerte que el profesor de encantamientos.

-        Eso ríete- dijo Sirius intentando sonar ofendido.

-        Ríete de haber roto las ilusiones de tres niños inocentes que solo querían que se les cayera un búfalo a la cabeza- terminó James dramáticamente.

Era muy difícil. Harry y Seamus agitaron y golpearon, pero la pluma que debía volar hasta el techo no se movía del pupitre. Seamus se puso tan impaciente que la pinchó con su varita y le prendió fuego, y Harry tuvo que apagarlo con su sombrero.

Todos se pusieron a reír y muchos entendieron el intercambio que habían tenido antes Harry, Seamus y Neville.

Ron, en la mesa próxima, no estaba teniendo mucha más suerte.
¡Wingardium leviosa! —gritó, agitando sus largos brazos como un molino.

Varios rieron pero fueron acallados por una mirada furiosa de Molly

Lo estás diciendo mal. —Harry oyó que Hermione lo reñía—. Es Win-gar-diumlevi-o-sa, pronuncia gar más claro y más largo.

-        ¿Te suena de algo canuto?- le preguntó James.

-        Algo sí pero no se de qué- le contestó fulminando con la mirada a Remus.

-        Es curioso, a mi también me suena- dijo Sus fulminando a Lily.

-        Ey, pues si no queríais ayuda haberlo dicho- se defendió este intentando no ruborizarse.

-        Eso- le ayudó Lily- No entiendo por que protestan, encima que les ayudamos.

-        Lily- intervino Alice- agradecemos vuestra ayuda pero sería mejor si la dierais de forma menos… ¿como decirlo?

-        ¿Repelente?- sugirió Lia haciendo gala de la misma sinceridad de su hija. Remus, Lily y Hermione se sonrojaron completamente junto con la mayoría de los Ravenclaw al notar las miradas de sus amigos de las otras casas.

Dilo, tú, entonces, si eres tan inteligente —dijo Ron con rabia.

-        Error- dijeron rabia Sirius y Sus.

-        Nunca se equivocan- corroboró con frustración James.

-        No es culpa nuestra- se defendieron los tres bajo las risas del gran comedor.

Hermione se arremangó las mangas de su túnica, agitó la varita y dijo las palabras mágicas. La pluma se elevó del pupitre y llegó hasta más de un metro por encima de sus cabezas.

-        Lo dijimos- dijeron Sirius, James y Sus con resignación.

-        Cualquier diría que es una falta que se te den bien las clases- murmuró Remus bastante abatido.

-        Solo bromean- le animó Tonks y los otros asintieron rápidamente para al ver que su amigo no estaba seguro.

¡Oh, bien hecho! —gritó el profesor Flitwick, aplaudiendo—. ¡Mirad, Hermione Granger lo ha conseguido!

-        Dinos algo nuevo- dijeron todas las personas que compartían clase con ella que se ruborizó bastante satisfecha.

Al finalizar la clase, Ron estaba de muy mal humor.
No es raro que nadie la aguante —dijo a Harry, cuando se abrían paso en el pasillo—. Es una pesadilla, te lo digo en serio.

Ron bajó la cabeza completamente avergonzado y los gritos de su madre no ayudaron en absoluto a levantarle el ánimo. El gran comedor le miraban atónito y Hermione intentó parar los gritos de su madre.

Alguien chocó contra Harry. Era Hermione. Harry pudo ver su cara y le sorprendió ver que estaba llorando.

-        ¡Weasley!- gritó medio comedor pero por mucho que gritaran no lo hacían mas que la conciencia del aludido. Este se disculpó con Hermione quién le sonrió para quitarle importancia.

Creo que te ha oído.
¿Y qué? —dijo Ron, aunque parecía un poco incómodo—. Ya debe de haberse dado cuenta de que no tiene amigos.

-        Dime que no oíste eso- le suplicó Ron a Hermione.

-        Sí lo hice- le dijo Hermione encogiéndose de hombros. Y, al ver que Ron parecía a punto de agarrar la copa de plata que tenía delante para atizarse, añadió- Olvídalo, si no hubieses dicho eso no nos hubiésemos hecho amigos.- Ron no aceptó eso como excusa pero el gran comedor y su madre se callaron.

Hermione no apareció en la clase siguiente y no la vieron en toda la tarde.

Molly parecía a punto de gritar a Ron de nuevo pero Arthur la detuvo sabiendo que en ese momento Ron ya tenía suficiente con él mismo para reñirse y maldecirse.

De camino al Gran Comedor, para la fiesta de Halloween, Harry y Ron oyeron que Parvati Patil le decía a su amiga Lavender que Hermione estaba llorando en el cuarto de baño de las niñas y que deseaba que la dejaran sola.

Fue una suerte que Ron estuviera mirando el plato porque todos los amigos de Hermione  y la gran mayoría de las chica (incluyendo algunas Slytherin) le estaban fulminando con la miraba.

Ron pareció más molesto aún,

Hermione y Molly le dedicaron una sonrisa…

pero un momento más tarde habían entrado en el Gran Comedor; donde las decoraciones de Halloween les hicieron olvidar a Hermione.

Que se convirtió en una mala mirada al escuchar este párrafo.

Mil murciélagos aleteaban desde las paredes y el techo, mientras que otro millar más pasaba entre las mesas, como nubes negras, haciendo temblar las velas de las calabazas.

-        Siempre es impresionante- dijo James suspirando nostálgicamente.

-        Sí impresiona mucho,- dijo Lily- sobretodo cuando “alguien”- remarcó esa palabra- hechiza los murciélagos para que ataquen a la gente.- James y Sirius sonrieron y Remus les miró mal.

-        No me acordaba- dijo Sirius sonriendo.

-        Eso no pasará a los niños que ese año hacían primero- dijo Remus- traumaron a la mayoría.- Les riñó pero ellos solo rieron bajo la mirada exasperada de este y la profesora de Transfiguración.

El festín apareció de pronto en los platos dorados, como había ocurrido en el banquete de principio de año.

Los Weasley y Sirius abrieron mucho los ojos y se sobaron el estomago.

Harry se estaba sirviendo una patata con su piel, cuando el profesor Quirrell llegó rápidamente al comedor; con el turbante torcido y cara de terror. Todos lo contemplaron mientras se acercaba al profesor Dumbledore, se apoyaba sobre la mesa y jadeaba:
Un trol... en las mazmorras... Pensé que debía saberlo.

-        ¡¿Qué?!- gritaron Alice, Lily y Molly completamente horrorizadas.

-        No vayan tras él- ordenaron Arthur y James a la vez.

-        No tuvimos elección- se defendió Ron y Harry asintió vigorosamente a su lado.

-        Ronald Bilius Wea…- empezó al señora Wealsey pero fue interrumpida por Hermione.

-        Fue mi culpa- afirmó y todos se callaron pero por la mirada que le dedicó la mayoría no le creyeron.

Y se desplomó en el suelo.

Remus y Tonks resoplaron indignados mientras sus amigos les miraban riendo.

Se produjo un tumulto. Para que se hiciera el silencio, el profesor Dumbledore tuvo que hacer salir varios fuegos artificiales de su varita.

-        Al final encontró una excusa para usar el hechizo que le enseñamos ¿Eh Dumby?- le dijeron los Prewett. Este solo rió asintiendo.

Prefectos —exclamó—, conducid a vuestros grupos a los dormitorios, de inmediato.
Percy estaba en su elemento.

Molly le sonrió a su hijo quién estaba algo ruborizado.

¡Seguidme! ¡Los de primer año, manteneos juntos! ¡No necesitáis temer al trol si seguís mis órdenes! Ahora, venid conmigo. Haced sitio, tienen que pasar los de primer año. ¡Perdón, soy un prefecto!

Alice, Lia, Lily y Molly suspiraron aliviadas mientras Minie premiaba a Percy con una sonrisa y diez puntos por su liderazgo (aunque los Slytherin se quejaron de que ya no estaba en la escuela y les tuvo que dedicar una mala mirada de las suyas).

¿Cómo ha podido entrar aquí un trol? —preguntó Harry, mientras subían por la escalera.

-        Buena pregunta- gruñó Ojo Loco y todo el mundo asintió. Los aurores y Remus llevaban ya rato rompiéndose la  cabeza intentando buscar un solución.

No tengo ni idea, parece ser que son realmente estúpidos —dijo Ron—. Tal vez Peeves lo dejó entrar; como broma de Halloween.

-        Peeves jamás haría algo así- dijo Sus ultrajada.

-        Adora demasiado a Dumby- afirmaron los Prewett.

-        O como mínimo le respeta- afirmaron los merodeadores.

-        No le complicaría así la vida- afirmó Lee.

-        Y menos sin decírnoslo- corroboraron los gemelos.

Pasaron entre varios grupos de alumnos que corrían en distintas direcciones. Mientras se abrían camino entre un tumulto de confundidos Hufflepuffs, Harry súbitamente se aferró al brazo de Ron.
¡Acabo de acordarme... Hermione!

-        Dios mío, esta en el baño- exclamó asustada Molly y muchos se giraron a mirarla.

¿Qué pasa con ella?
No sabe nada del trol.

-        Tenéis que avisar a un profesor- ordenó Lily gruñendo.

-        Y no mentirle- añadió Minie con una sonrisa haciendo sonrojar a Hermione.

Ron se mordió el labio.
Oh, bueno —dijo enfadado—. Pero que Percy no nos vea.

-        Tienes idea de lo preocupado que estaba- le riñó este.

-        Bueno tampoco es para tanto- se defendió Ron.

-        Se nota que no eras tú el que tenía que seguirlo mientras hacia girar todos los chicos pelirrojos que veía- murmuró Oliver.

-        Lo lamento Perce- dijo Ron bajando la cabeza con una sonrisa y su hermano le dio una colleja.

Se agacharon y se mezclaron con los Hufflepuffs que iban hacia el otro lado, se deslizaron por un pasillo desierto y corrieron hacia el cuarto de baño de las niñas. Acababan de doblar una esquina cuando oyeron pasos rápidos a sus espaldas.
¡Percy! —susurró Ron, empujando a Harry detrás de un gran buitre de piedra.

Percy negó con la cabeza y su madre se tensó.

Sin embargo, al mirar; no vieron a Percy, sino a Snape.

-        Estoy ofendido, mira que confundirme con él- murmuró Percy causando algunas risas que Snape calló con una mirada glacial.

Cruzó el pasillo y desapareció de la vista.

-        ¿Que hacías allí Quejicus?- preguntó James con odio.

-        Nada de tu incumbencia Potter.- le respondió con el mismo tono.

-        Seguramente soltó el trol y quiere robar lo que el perro guarda- dijo Sirius.

-        O tal vez quiera protegerlo- terció Lily defendiendo a su ex amigo. James iba a decir algo pero Remus le cortó.

-        Eso seria lo mas probable puesto que Queji… quiero decir Severus- se corrigió entre las risas de sus amigos- es aún profesor.- Aunque les dolió James y Sirius tuvieron que asentir, Snape no lo vio seguía mirando disimuladamente a Lily muy contento porque lo había defendido.

¿Qué es lo que está haciendo? —murmuró Harry—. ¿Por qué no está en las mazmorras, con el resto de los profesores?

-        Buena pregunta- murmuró Tonks- probablemente por lo que ha dicho tu madre.

No tengo la menor idea.

-        Buena respuesta- rió Charlie.

Lo más silenciosamente posible, se arrastraron por el otro pasillo, detrás de los pasos apagados del profesor.
Se dirige al tercer piso —dijo Harry,

Varios rodaron los ojos, a que otro sitio podía ir.

pero Ron levantó la mano.

-        Ni que estuvieras en clase- dijo Hermione riendo ganándose una mueca ofendida de este.

¿No sientes un olor raro?
Harry olfateó y un aroma especial llegó a su nariz, una mezcla de calcetines sucios y baño público que nadie limpia.

-        Más o menos la misma que la habitación de los gemelos- comentó Ginny ganándose una mala mirada de estos y muchas risas de los demás. Alicia y Angelina se miraron asustadas.

Y lo oyeron, un gruñido y las pisadas inseguras de unos pies gigantescos.

-        El trol- murmuró una Lily muy asustada, a su lado Molly temblaba y los demás estaban pálidos.

Ron señaló al fondo del pasillo, a la izquierda. Algo enorme se movía hacia ellos. Se ocultaron en las sombras y lo vieron surgir a la luz de la luna.

El gran comedor contuvo el aliento.

Era una visión horrible. Más de tres metros y medio de alto y tenía la piel de color gris piedra, un descomunal cuerpo deforme y una pequeña cabeza pelada. Tenía piernas cortas, gruesas como troncos de árbol, y pies achatados y deformes. El olor que despedía era increíble. Llevaba un gran bastón de madera que arrastraba por el suelo, porque sus brazos eran muy largos.

En este punto también James y Arthur temblaban. El primero, junto con Remus, se giraron hacia Sirius esperando un comentario del aludido para aliviar la tensión pero este parecía haber perdido la capacidad del habla y miraba a su ahijado mientras su novia le abrazaba para tranquilizarlo. Harry intentaba, con sonrisas, calmar a sus amigos y Ron hacía lo mismo pero sin éxito.

El monstruo se detuvo en una puerta y miró hacia el interior. Agitó sus largas orejas, tomando decisiones con su minúsculo cerebro, y luego entró lentamente en la habitación.

Herrmione palideció un poco pero nadie, salvo Ron y Minie, lo notó. El primero le cogió la mano y la segunda le sonrió, entre los dos la tranquilizaron un poco.

La llave está en la cerradura —susurró Harry—. Podemos encerrarlo allí.
Buena idea —respondió Ron con voz agitada.

La mayoría asintió sin darse cuenta de que este y Harry negaban con la cabeza con mucha fuerza.

Se acercaron hacia la puerta abierta con la boca seca, rezando para que el trol no decidiera salir. De un gran salto, Harry pudo empujar la puerta y echarle la llave.
¡Sí!

-        Bien hecho cachorro- dijo Sirius por encima de los aplausos pero este negó con la cabeza y pidió que se prosiguiera la lectura.

Animados con la victoria, comenzaron a correr por el pasillo para volver, pero al llegar a la esquina oyeron algo que hizo que sus corazones se detuvieran:

Y los de sus madres que ya estaban relajadas des de que habían encerrado el trol.

un grito agudo y aterrorizado, que procedía del lugar que acababan de cerrar con llave.

-        Un momento- dijo Remus.- Por lo dicho por el libro, han encerrado al trol al…

-        Baño de las chicas- terminó una Molly pálida haciendo que todo el comedor se girara hacia Hermione.

Oh, no —dijo Ron, tan pálido como el Barón Sanguinario.
¡Es el cuarto de baño de las chicas! —bufó Harry.
¡Hermione! —dijeron al unísono.

-        Sáquenla de allí- gritó Minerva perdiendo los nervios. El director le puso la mano en el hombro pero no logró tranquilizarla.

Era lo último que querían hacer; pero ¿qué opción les quedaba?

-        Ninguna- aseguró Ron con firmeza y Hermione le sonrió.

Volvieron a toda velocidad hasta la puerta y dieron la vuelta a la llave, resoplando de miedo. Harry empujó la puerta y entraron corriendo.

Todos contuvieron la respiración.

Hermione Granger estaba agazapada contra la pared opuesta, con aspecto de estar a punto de desmayarse.

-        Eso es bastante comprensible- dijo Sus intentando aligerar la tensión y logrando arrancarle una sonrisa a Sirius.

El personaje deforme avanzaba hacia ella, chocando contra los lavamanos.
¡Distráelo! —gritó Harry desesperado y tirando de un grifo, lo arrojó con toda su fuerza contra la pared.

-        Estúpida valentía Gryffindor- gruñó Lily casi histérica y Molly asintió con la cabeza abrazando a su hijo menor.

El trol se detuvo a pocos pasos de Hermione

Algunos soltaron unos suspiros de alivio antes de volver a ponerse tensos por lo que eso significaba.

Se balanceó, parpadeando con aire estúpido, para ver quién había hecho aquel ruido. Sus ojitos malignos detectaron a Harry Vaciló y luego se abalanzó sobre él, levantando su bastón.

En este punto hasta Dudley quién no sabía que rayos era un trol estaba preocupado por la suerte de su primo.

¡Eh, cerebro de guisante! —gritó Ron desde el otro extremo, tirándole una cañería de metal.

-        Buena frase- felicitaron unos gemelos pálidos a su hermano/sobrino.

El ser deforme no pareció notar que la cañería lo golpeaba en la espalda, pero sí oyó el aullido y se detuvo otra vez, volviendo su horrible hocico hacia Ron y dando tiempo a Harry para correr.
¡Vamos, corre, corre! —Harry gritó a Hermione, tratando de empujarla hacia la puerta, pero la niña no se podía mover. Seguía agazapada contra la pared, con la boca abierta de miedo.

-        Lo lamento- se disculpó ella.

-        Cualquiera hubiese entrado en shock- le respondió un Ron muy comprensivo. Harry le sonrió de acuerdo con su amigo.

Los gritos y los golpes parecían haber enloquecido al trol. Se volvió y se enfrentó con Ron, que estaba más cerca y no tenía manera de escapar.

-        Mierda- murmuró Percy. Los gemelos temblaban, Charlie parecía un fantasma por su palidez y Bill no estaba en mejores condiciones. Ginny apretaba su túnica con nerviosismo. Su madre le abrazaba y su padre le cogía la mano.

Entonces Harry hizo algo muy valiente y muy estúpido:

-        ¿Cuando no?- preguntaron sus amigos girando los ojos y Lily golpeó a James.

-        Ey- se quejó este- ¿Qué he hecho esta vez?

-        Pasarle a nuestro hijo tu estúpido complejo de héroe- le respondió enfadada mientras los demás reían.

corrió, dando un gran salto y se colgó, por detrás, del cuello de aquel monstruo. La atroz criatura no se daba cuenta de que Harry colgaba de su espalda, pero hasta un ser así podía sentirlo si uno le clavaba un palito de madera en la nariz, pues la varita de Harry todavía estaba en su mano cuando saltó y se había introducido directamente en uno de los orificios nasales del trol.

-        Pobre varita- comentó Sirius intentando no pensar en la situación de su ahijado y provocando algunas risas que aliviaron un poco la tensión.

Chillando de dolor; el trol se agitó y sacudió su bastón, con Harry colgado de su cuello y luchando por su vida.

Lily no respiraba y su marido no le quitaba la vista del libro. Fudge tuvo que parar para coger aire pero la mirada del padrino de Harry le hizo seguir más rápidamente.

En cualquier momento el monstruo lo destrozaría, o le daría un golpe terrible con el bastón. Hermione estaba tirada en el suelo, aterrorizada. Ron empuñó su propia varita, sin saber qué iba a hacer; y se oyó gritar el primer hechizo que se le ocurrió:
¡Wingardium leviosa!

-        Es el último hechizo que yo usaría en una situación así pero puede resultar- murmuró Remus y Tonks asintió de acuerdo haciendo relajar a algunos, obviamente no a los padres de los niños.

El bastón salió volando de las manos del trol, se elevó, muy arriba, y luego dio la vuelta y se dejó caer con fuerza sobre la cabeza de su dueño. El trol se balanceó y cayó boca abajo con un ruido que hizo temblar la habitación.

-        Buen trabajo señor Weasley- dijo Ojoloco antes de que nadie reaccionara y Ron se puso del color de su pelo.

-        La inventiva y buena improvisación son cualidades para ser auror- dijo Kingsley ante la mirada atónita de muchos.

Ron estaba ya de color escarlata, aunque su rubor incremento aún más cuando gran parte del gran comedor se levantó para irlo a felicitar, entre ellos su familia. Ron miró a Harry sin saber que hacer y este le sonrió, por una vez el centro de atención era su amigo y no él.

Harry se puso de pie. Le faltaba el aire. Ron estaba allí, con la varita todavía levantada, contemplando su obra. Hermione fue la que habló primero.
¿Está... muerto?
No lo creo —dijo Harry—. Supongo que está desmayado.

-        Por muy brillante que haya sido la actuación de nuestro hermanito- dijo George haciendo que Ron se volviera a sonrojar.

-        Los trols tienen la cabeza más dura que Percy y ya es decir- terminó su hermano haciendo reír a muchos.

Se inclinó y retiró su varita de la nariz del trol. Estaba cubierta por una gelatina gris.
Puaj... qué asco.

El gran comedor asintió de acuerdo con él.

La limpió en la piel del trol. Un súbito portazo y fuertes pisadas hicieron que los tres se sobresaltaran.

Molly y Lily también dieron un salto en sus asientos pero se tranquilizaron al ver que la subdirectora estaba sonriendo.

No se habían dado cuenta de todo el ruido que habían hecho, pero, por supuesto, abajo debían haber oído los golpes y los gruñidos del trol. Un momento después, la profesora McGonagall entraba apresuradamente en la habitación, seguida por Snape (insertar gruñidos de Sirius y James) y Quirrell, que cerraban la marcha. Quirrell dirigió una mirada al monstruo, se le escapó un gemido y se dejó caer en un inodoro, apretándose el pecho.

Remus bufó, empezaba a encontrar sospecho la actitud de ese profesor.

Snape se inclinó sobre el trol. La profesora McGonagall miraba a Ron y Harry Nunca la habían visto tan enfadada. Tenía los labios blancos.

-        Nosotros la hemos visto pero- afirmó Sirius.

-        Mucho peor- corroboró James.

-        Y ¿Se puede saber que hicisteis?- preguntó Lee interesado.

-        Convertir a seis Slytherin en batidos- contestó con indiferencia Remus mientras el gran comedor abría los ojos como platos.

Las esperanzas de ganar cincuenta puntos para Gryffindor se desvanecieron rápidamente de la mente de Harry.

Los Gryffindor asintieron con el tristemente.

¿En qué estabais pensando, por todos los cielos? —dijo la profesora
McGonagall, con una furia helada. Harry miró a Ron, todavía con la varita levantada—. Tenéis suerte de que no os haya matado. ¿Por qué no estabais en los dormitorios?

Molly y Lily asintieron haciendo que Harry y Ron temblaran, menuda bronca les esperaba al final de los siete libros.

Snape dirigió a Harry una mirada aguda e inquisidora.

James y Sirius se dedicaron a fulminar con la mirada al profesor de pociones y a gruñir entre dientes.

Harry clavó la vista en el suelo. Deseó que Ron pudiera esconder la varita.
Entonces, una vocecita surgió de las sombras.
Por favor; profesora McGonagall... Me estaban buscando a mí.
¡Hermione Granger!
Hermione finalmente se había puesto de pie.
Yo vine a buscar al trol porque yo... yo pensé que podía vencerlo, porque, ya sabe, había leído mucho sobre el tema.

Sirius se atragantó con su propia saliva y le dio un ataque de tos, James y los gemelos miraban a Hermione como si no la hubiesen visto nunca y el resto no salía de su asombro. Harry, Ron y Remus reían bajito para que una Hermione roja como un tomate no les riñera.

-        Acababan de salvarme la vida- se defendió ella- Era lo mínimo que podía hacer.- Como si fueran un solo ser, todos los alumnos asintieron y clavaron la mirada en Fudge para que prosiguiera.

Ron dejó caer su varita. ¿Hermione Granger diciendo una mentira a su profesora?

-        Dímelo a mí- murmuró Sirius.

-        ¿Todavía no te has dado cuenta de que es una mini lunático?- le preguntó James y Hermione y el profesor se sonrieron.

Si ellos no me hubieran encontrado, yo ahora estaría muerta. Harry le clavó su varita en la nariz y Ron lo hizo golpearse con su propio bastón. No tuvieron tiempo de ir a buscar ayuda. Estaba a punto de matarme cuando ellos llegaron. Harry y Ron trataron de no poner cara de asombro.

-        Eso era verdad- dijo Hermione aún roja.

Bueno... en ese caso —dijo la profesora McGonagall, contemplando a los tres niños—... Hermione Granger; eres una tonta. ¿Cómo creías que ibas a derrotar a un trol gigante tú sola?

-        Lo lamento señorita Granger- dijo la profesora provocando el asombro de todos y Hermione le sonrió.

-        Fue culpa mía por mentir.- repuso ella.

Hermione bajó la cabeza. Harry estaba mudo. Hermione era la última persona que haría algo contra las reglas, y allí estaba, fingiendo una infracción para librarlos a ellos del problema. Era como si Snape empezara a repartir golosinas.

-        Si lo hiciera estarían envenenadas- repuso James mientras la mayoría reía.

-        No seas cruel- le dijo su esposa y Snape la miró sorprendido y muy agradecido, Lily se limitó a sonreírle. Nadie aparte de James vio el intercambio ya que aún reían y este no dijo nada a sabiendas de lo importante que era para su esposa su ex mejor amigo.

Hermione Granger, por esto Gryffindor perderá cinco puntos —dijo la profesora McGonagall—. Estoy muy desilusionada por tu conducta. Si no te ha hecho daño, mejor que vuelvas a la torre Gryffindor. Los alumnos están terminando la fiesta en sus casas.
Hermione se marchó. La profesora McGonagall se volvió hacia Harry y Ron.
Bueno, sigo pensando que tuvisteis suerte, pero no muchos de primer año podrían derrumbar a esta montaña. Habéis ganado cinco puntos cada uno para Gryffindor. El profesor Dumbledore será informado de esto. Podéis iros.

Los Gryffindor se miraron entre ellos, podría haber sido peor pero se esperaban más puntos.

Salieron rápidamente y no hablaron hasta subir dos pisos. Era un alivio estar fuera del alcance del olor del trol, además del resto.
Tendríamos que haber obtenido más de diez puntos —se quejó Ron.

Gryffindor iba a asentir cuando habló la profesora.

-        Estoy de acuerdo- dijo sonriendo- cincuenta mas para cada uno.- Gryffindor aplaudió y las otras casas miraron asombrados a la estricta profesora.

Cinco, querrás decir; una vez que se descuenten los de Hermione.
Se portó muy bien al sacarnos de este lío —admitió Ron—. Claro que nosotros la salvamos.
No habría necesitado que la salváramos si no hubiéramos encerrado esa cosa con ella —le recordó Harry.

Hermione abrazó a sus dos amigos y ellos le sonrieron.

Habían llegado al retrato de la Dama Gorda.
Hocico de cerdo —dijeron, y entraron.
La sala común estaba llena de gente y ruidos. Todos comían lo que les habían subido. Hermione, sin embargo, estaba sola, cerca de la puerta, esperándolos. Se produjo una pausa muy incómoda. Luego, sin mirarse, todos dieron: «Gracias» y corrieron a buscar platos para comer. Pero desde aquel momento Hermione Granger se convirtió en su amiga. Hay algunas cosas que no se pueden compartir sin terminar unidos, y derrumbar un trol de tres metros y medio es una de esas cosas.

Varios rieron con esta última frase mientras los demás asentían.

-        Bien- dijo el directo- comenzaremos un nuevo capítulo, ¿señor Wood le gustaría leer?- el aludido le miró sorprendido pero asintió, se levantó de la mesa de los leones y subió a la de los profesores.

-        Bueno…- empezó intentando no mirar demasiado a Katie- el título es Quiddich- al decir esta última palabra se le iluminaron los ojos y Katie soltó un suspiro, estaba contentísima de la elección del lector, así podría mirarlo sin que nadie le dijera nada y sin ninguna duda, ella disfrutaría mucho más de un capítulo leído con el tono escocés de su capitán.