jueves, 29 de noviembre de 2012

La inscripción en la pared


Aquí otro, lo sé, me he tardado mucho pero es que este curso tengo el triple de trabajo que antes por lo que no puedo garantizar subir rápidamente aun así os aseguro que no dejo la historia y intentaré actualizar como mínimo una vez al mes. Me he creado una cuenta de correo por si queréis comunicaros conmigo: airuna22@gmail.com si queréis saber por donde voy, tenéis sugeréncias o quejas enviadme un correo. Recordad que los comentarios, sobretodo los largos, me hacen trabajar el triple de rápido. Besos.

Allie caminaba feliz entre su madre y Susan hacia la sala común cuando se dio cuenta que Susan no paraba de lanzar miradas de reojo a otro tejón. Hannah también lo había notado por lo que dejó ir una risita que provocó el sonrojo y la atención de Susan.

— ¡No estaba mirando a Ernie!- exclamó rápidamente y luego se llevó las manos a los labios completamente roja, dándose cuenta de su error.

— Diría que nadie ha mencionado a Ernie pero sería caer demasiado en la rutina.- le contestó Hannah con una sonrisa. Sonrisa que desapareció al ver la expresión seria de su hija- ¿Sucede algo, Allie?- le preguntó. Esta hizo ver que no la había oído y se dirigió rápidamente hacia un grupo de sillones del lado del fuego.

— ¿Venís?- preguntó con una sonrisa forzada que no engañó a Hannah. Esta iba a preguntar pero un suspiro proveniente de su amiga, que aún estaba en las nubes, la distrajo.

— Cuando vuelvas de Ernilandia siéntate con nosotras allí.- le dijo burlona. Susan se sonrojó y se sentó rápidamente al lado de Allie.

— No creo que tú tengas mucho derecho a hablar.- le dijo Susan- Y menos de quejarte, al fin y al cabo he tenido que escuchar la palabra “Neville” más de cinco veces cada hora los últimos años.- fue el turno de Hannah en sonrojarse.

— Yo no hablo tanto de Neville- se defendió Hannah cruzando los brazos sobre el pecho.

— Sí que lo haces.- dijo la voz Ernie proveniente de detrás de Susan. Esta se sobresaltó y miró al muchacho con miedo de que hubiese oído más de la cuenta pero se relajó al ver su rostro libre de sonrojo y su sonrisa despreocupada de siempre.

— Púdrete Ernie.- murmuró Hannah molesta, esté le respondió con una sonrisa brillante sentándose en el brazo del sillón de Susan.

— Cuéntanos Allie- dijo el chico ignorando a Hannah- ¿Te trata bien Al? Porqué sino sufrirá la furia de tu Tío Ernie.

— ¿Tú? ¿Furia?- preguntó Susan con incredulidad antes de estallar en carcajadas a las que se unió Hannah.

— Que malas sois- murmuró Ernie.- No seas nunca como ellas- le prohibió a Allie, está sonrió pero la sonrisa no le llegó a los ojos.

— Me he dejado algo en la sala común, ahora vuelvo.- les dijo y salió disparada.

— Iré a ayudarla a buscar.- les dijo Ernie a las dos chicas que miraban extrañadas la partida de Allie.

Allie llegó al gran comedor y se sentó a una mesa enterrando su cabeza entre los brazos cuando notó que una mano le apretaba cariñosamente el hombro.

— ¿Te ocurre algo, Allie?- le preguntó con voz dulce Al. Allie se le lanzó a los brazos llorando en su pecho.

— Shhh- le dijo Al acariciándole la cabeza.- Todo está bien.

— Sí, ahora todo está bien- le respondió su novia- Pero dentro de unos años, Tía Susan tendrá una expresión melancólica en sus ojos que no la abandonará ni en sus momento más felices y a mamá le costará no llorar cuando hable de su época escolar.

— No lo permitiré- le susurró Al- Estamos aquí para cambiar eso, no lo olvides.

— Sí, lo sé, es solo que es tan amable y divertido que no he podido evitar entristecerme.- contestó Allie.- ¿Qué haces aquí Al?- le preguntó reparando en ese detalle.

— Supuse que necesitarías apoyo, no es fácil relacionarse con nuestras razones por estar aquí. Sinceramente a mi también me cuesta pero tu eres la más empática y sensible de los cuatro así había un 64% de probabilidades que vinieras aquí a llorar.- le contestó Al.

— Gracias- murmuró Allie.

— Siempre- le contestó Al inclinándose para besarla.

— Ehem, ehem- les sobresaltó una voz, los dos se giraron y palidecieron al ver a Ernie- Como por lo visto no voy a poder tener esta charla contigo en el futuro, te lo diré ahora, Hannah es como mi hermana así que Allie es, por asociación, mi sobrinita y si le haces daño te romperé todos los huesos del cuerpo.- prosiguió el hufflepuff con tranquilidad.- No te confíes por el hecho de que esté muerto.- le advirtió.

— ¿Cómo puedes tomarte tu propia muerte con tanta tranquilidad?- preguntó Allie asombrada.

— Alguien tiene que morir en esa guerra- comentó encogiéndose de hombros- y me alegro de que sea yo y no, por ejemplo, Susan- sus mejillas se tiñeron de rojo.- Sinceramente lo que más me entristece es lo que habéis dicho de ella y Hannah.

— ¿No tienes miedo?- preguntó Al admirado.

— Supongo que no entiendo la magnitud de la situación,- contestó Ernie- Es algo tan abstracto, tan lejano… Además, vosotros estáis aquí para evitarlo y por lo visto sois una especie de genios ¿No? Así que, ¿Porqué debería tener miedo?- Allie iba a contestar pero una voz la llamo desde su sala común.

— Allie, ¿estás bien?- Molls y Louis, que habían decidido dejarle a Allie su espacio para estar a solas con su madre, la habían visto salir de la sala y, al ver que no regresaba, se preocuparon.

— Sí, estoy bien, ahora vamos.- les tranquilizó la muchacha.

— Ey.- Ernie la detuvo por el brazo- Ni una palabra a tu madre ni, sobretodo, a Susan.- le pidió- No quiero que se preocupen.

— Realmente mamá tenía razón.- le comentó Allie a Al después de besarle en la mejilla y viendo como Ernie se dirigía a la sala- Hufflepuff hasta la médula.- exclamó con admiración.

— Realmente es un gran tipo.- la apoyó Albus antes de darse media vuelta y volver a las salas reservadas para los leones.

En ellas había un gran revuelo, por lo visto Molly se había enterado del “negocio” clandestino que tenían los gemelos en Hogwarts y les estaba regañando mientras Lee Jordan se encargaba de retransmitir esta bronca y una detallada descripción del rostro de los gemelos a todos los demás de la sala. Por eso no es de extrañar que solo Harry se percatara de su presencia.

— Al ¿Dónde estabas?- preguntó llamando la atención de las personas que se encontraban más a su alrededor.

— Probablemente le estaba dando las buenas noches a su novia.- se burló Alex.

— Al menos yo tengo una novia a la que dar las buenas noches.- le contestó tranquilamente Al aunque no pudo evitar sonrojarse por el comentario de su capitán.

— O sea que lo admites- apuntó Gwen- A Frankie no le gustará saber eso…- dejó caer.

— Oye, yo solo le estaba deseando buenas noches, nada más.- se defendió el muchacho cada vez más rojo.

— O vamos,- dijo Sus- No os dais cuenta que se ruboriza hasta cuando le besa en la mejilla. Es demasiado inocente para hacer cualquier otra cosa.

— Además Allie tampoco parecer ser muy atrevida.- añadió Sirius, apoyando a su novia.- Ya es sorprendente que se hayan besado en los labios.- añadió burlón.

— Dejad en paz al niño- rugió Ginny- No hay nada de malo en ser tímido y respetuoso.

— Estoy de acuerdo- dijo Neville- A mi me alegra que sea un chico como él el novio de mi hija y no como otros que yo me sé.- terminó mirando disimuladamente a Sirius y James.

— Gracias.- murmuró Al bajito.

— De nada- le respondió Ginny- Y no les hagas caso, se por experiencia que faltan chicos como tú en el mundo mientras que de su tipo sobran.- les dirigió una mirada furiosa a los que se habían burlado de Al.

— Si te sirve de consuelo- empezó Ron sumándose en la conversación sin ser invitado- Tu padre es tan recatado como tú.

— ¡Ron!- exclamó Harry ruborizado.

— Es la verdad.- se disculpó el pelirrojo encogiéndose de hombros.

— ¿Venís a sentarte conmigo?- les preguntó Harry a Ginny y a Al ignorando a Ron.

— Claro.- respondió Ginny sonriendo y arrastró a Al por el brazo sin esperar su respuesta.

— Se andar solo m… Ginny.- se quejó Al exasperado.

— Pues demuéstralo y ven.- le contestó la Weasley.

— ¿Tú ya has leído los libros?- le preguntó Harry con curiosidad a su hijo.

— No- respondió Al- Pero sé más o menos lo que pasó, al fin y al cabo es tu historia papá.- añadió.

— Y supongo que preguntarte algo del futuro es tan inútil como preguntarte quién es tu madre ¿verdad?- preguntó Harry bufando molesto.

— Sip.- respondió Al.

— ¿Por qué todo este misterio?- preguntó Ginny tan molesta como el héroe.

— Principalmente porqué es divertido.- contestó el visitante del futuro.

— Es frustrante no saber si todos los que queremos estarán bien.- murmuró la Weasley.

Posó su mirada en sus padres (que estaban discutiendo sobre un nuevo aparato muggle que  Arthur querría comprar), Bill (que charlaba animadamente con Fleur quién no podía parar de reír), Charlie (que conversaba con Tonks mientras esta lanzaba miradas disimuladamente a cierto licántropo), Percy (que trataba de evitar que Oliver se pusiera a entrenar en medio de la sala común), los gemelos (que estaban con Alicia y Angelina, haciendo payasadas para que rieran), Ron (que estaba discutiendo con Hermione sobre algo relacionado con el PEDO) y Neville (quién hablaba con su madre sobre las posibles cualidades mágicas de las ortigas domésticas).

— Ya verás como estarán bien.- dijo Harry cuando esta lanzó un suspiro.- Y si a alguno le pasa algo lo resolveremos que para eso nos han traído los libros.

— Exacto.- aseguró Al. Ginny no pudo dejar de sonreír enternecida al ver a los dos Potter con la misma expresión preocupada tratando de animarla.

— Os parecéis mucho.- suspiró manteniendo su sonrisa.

— Viniendo de ti me lo tomaré como un halago.- comentó Al.

— ¿Qué quieres decir con el “viniendo de ti”?- preguntó Harry con curiosidad.

— Ya lo descubriréis.- les contestó con un guiño.- Buenas noches.

— Buenas noches Al.- respondió Ginny con una dulce sonrisa que hizo que el estómago de Harry diese un vuelco.- Tienes un hijo adorable Harry.- le comentó una vez Al se fue.

— Gra... gracias Ginny- respondió Harry ruborizado.

Poco a poco todos se fueron a dormir, los últimos los Wood que se habían quedado tan absortos discutiendo una jugada de Quidditch que no se dieron cuenta de la hora y de que la gente se estaba yendo hasta que se sobresaltaron con la campanada de la una, horrorizando a Katie quién envió a sus hijos a dormir inmediatamente refunfuñando sobre que al día siguiente no se levantarían.

Efectivamente el día siguiente fueron los últimos en entrar en el gran comedor y casi no oyeron el título del nuevo capítulo que leyó la señora Sprouth en voz alta.

La inscripción en el muro

— Eso no nos da información sobre este capítulo.- refunfuñó Sirius.

— ¿Qué pasa aquí? ¿Qué pasa?
Atraído sin duda por el grito de Malfoy, Argus Filch

Todos los alumnos gimieron a la vez.

se abría paso a empujones.

Molly, al igual que McGonagall y gran parte del profesorado, miró molesta al conserje.

Vio a la Señora Norris y se echó atrás, llevándose horrorizado las manos a la cara.

— Gracias.- murmuró James—Y si pudieras seguir tapándola lo que te queda de vida nos harías un favor.

— ¡Mi gata! ¡Mi gata! ¿Qué le ha pasado a la Señora Norris? —chilló.

— Pues la verdad es que será odioso pero da algo de pena.- murmuró Lily.

Con los ojos fuera de las órbitas, se fijó en Harry—. ¡Tú!

— Daba pena.- se corrigió la señora Potter.

—chilló—. ¡Tú! ¡Tú has matado a mi gata! ¡Tú la has matado! ¡Y yo te mataré a ti!

— Tú atrévete a tocarle un solo pelo.- le retaron los merodeadores furiosos.

¡Te...!
— ¡Argus!
Había llegado Dumbledore, seguido de otros profesores.

— Por supuesto.- suspiró Bill.

— Menuda sueggte.- le apoyó Fleur.

En unos segundos, pasó por delante de Harry, Ron y Hermione y sacó a la Señora Norris de la argolla.
—Ven conmigo, Argus —dijo a Filch—. Vosotros también, Potter, Weasley y Granger.

— Como testigos principales.- aclaró Dumbledore antes de que los merodeadores y Molly le saltaran al cuello.

Lockhart se adelantó algo asustado.
—Mi despacho es el más próximo, director, nada más subir las escaleras. Puede disponer de él.

— Que generoso.- suspiró Parvati.

— Sí, era tan desinteresado.- añadió Padma haciendo arder a Blaise de puros celos.

—Gracias, Gilderoy —respondió Dumbledore.
La silenciosa multitud se apartó para dejarles paso. Lockhart, nervioso y dándose importancia,

— Cómo no.- murmuró Blaise enojado.

siguió a Dumbledore a paso rápido; lo mismo hicieron la profesora McGonagall y el profesor Snape. Cuando entraron en el oscuro despacho de Lockhart, hubo gran revuelo en las paredes; Harry se dio cuenta de que algunas de las fotos de Lockhart se escondían de la vista, porque llevaban los rulos puestos.

Esto causó una carcajada general aunque algunas chicas pegaran codazos a los que más reían.

— No hay nada malo en cuidarse el pelo.- protestó Lavander.

El Lockhart de carne y hueso encendió las velas de su mesa y se apartó.

— Por fin deja que los que valgan hagan su trabajo tranquilos apartándose de su camino.- suspiró Remus con alegría.

Dumbledore dejó a la Señora Norris sobre la pulida superficie y se puso a examinarla.

Alastor, Kingsley y Tonks se acercaron más al libro, curiosos.

Harry, Ron y Hermione intercambiaron tensas miradas y, echando una ojeada a los demás, se sentaron fuera de la zona iluminada por las velas. Dumbledore acercó la punta de su nariz larga y ganchuda a una distancia de apenas dos centímetros de la piel de la Señora Norris.

Lia se estremeció sin poder evitarlo al pensar en estar tan cerca de ese pelaje sucio y descuidado de la gata.

Examinó el cuerpo de cerca con sus lentes de media luna, dándole golpecitos y reconociéndolo con sus largos dedos. La profesora McGonagall estaba casi tan inclinada como él, con los ojos entornados. Snape estaba muy cerca detrás de ellos, con una expresión peculiar, como si estuviera haciendo grandes esfuerzos para no sonreír.

— ¡Severus!- le reprendió Lily asombrando a los demás.

— Yo solo estaba contento porqué Lockhart no se ponía en medio.- se defendió el profesor aumentando la estupefacción de los demás.

Y Lockhart rondaba alrededor del grupo, haciendo sugerencias.

— Bueno, servirán para descartar teorías.- murmuró Ron encogiéndose de hombres.

—Puede concluirse que fue un hechizo

— Debieron darle una poción.- comentó Blaise.

— No, pero tampoco fue un hechizo.- le contestó Harry.

lo que le produjo la muerte...,

— La gata estaba viva.- adivinó Sirius.

quizá la Tortura Metamórfica.

— La gata estaba petrificada no descuartizada y transfigurada con una expresión de dolor en el rostro.- gruñó Moody meneando la cabeza, los de primero temblaron.

He visto muchas veces sus efectos.

— Si los hubiese visto no lo sugeriría,- comentó Kingsley.

— Pudo habérsele olvidado.- dijo Parvati con obstinación.

—  Créeme.- murmuró Tonks- Es algo que no se olvida.- dijo sin poder evitar un escalofrío. Remus le puso una mano en el hombro protectoramente al instante provocando el sonrojo de la chica.

Es una pena que no me encontrara allí, porque conozco el contrahechizo que la habría salvado.  

— ¿Este también implica dejar caer la varita?- preguntó con sarcasmo Harry.

— ¿Cómo?- preguntó su padre sin entender.

— Ya te enterarás.- contestó Harry con una sonrisa.

Los sollozos sin lágrimas, convulsivos, de Filch acompañaban los comentarios de Lockhart.

— Además de inepto insensible.- rugió Minerva enojadísima.

El conserje se desplomó en una silla junto a la mesa, con la cara entre las manos, incapaz de dirigir la vista a la Señora Norris.

Los alumnos le miraron, por primera vez, con simpatía cosa que incomodó y agradó al conserje por partes igualas.

Pese a lo mucho que detestaba a Filch, Harry no pudo evitar sentir compasión por él,

— Nos pasa lo mismo…- empezó George.

— Y no nos gusta.- terminó Fred.

aunque no tanta como la que sentía por sí mismo.

— Sí, ya vimos en el libro anterior que la autocompasión se te da casi tan bien como el dramatismo.- comentó Dean.

Si Dumbledore creía a Filch, lo expulsarían sin ninguna duda. Dumbledore murmuraba ahora extrañas palabras en voz casi inaudible. Golpeó a la Señora Norris con su varita, pero no sucedió nada;

— ¡¿Cómo?!- la voz del Ministro se elevó varias octavas.

— La situación es más grave de lo que me temía.- murmuró Remus.

parecía como si acabara de ser disecada.
—... Recuerdo que sucedió algo muy parecido en Uagadugú

— ¡Eso no es ni siquiera un lugar!- gritó Hermione exasperada.

—dijo Lockhart—,una serie de ataques. La historia completa está en mi autobiografía.

— No nos interesa.- rugieron la mayoría de alumnos.

Pude proveer al poblado de varios amuletos que acabaron con el peligro inmediatamente.

— Luego nos explicas como les timaste pero ahora queremos saber que le ha sucedido a la gata.- rugió Cho.

Todas las fotografías de Lockhart que había en las paredes movieron la cabeza de arriba abajo confirmando lo que éste decía.

— Monos de imitación.- refunfuñó Scorp.

A una se le había olvidado quitarse la redecilla del pelo.

Esto causó unas risas que destensaron considerablemente el ambiente.

Finalmente, Dumbledore se incorporó.
—No está muerta, Argus —dijo con cautela.

— Lo adiviné.- comentó Sirius feliz.

— Una gran hazaña teniendo en cuenta que la veo desde aquí.- comentó Remus desinflando al animago.

— No le hagas caso cariño.- dijo Sus besando a Sirius- es un amargado omnipotente.- añadió fulminando a Remus con la mirada.

— No soy amargado.- protestó Remus.

— Fuiste prefecto.- contestaron a la vez Sirius y Sus como si eso fuese un argumento no discutible de que sí lo era.

— Ey, yo también lo fui.- protestó Lily.

— Exactamente.- murmuraron Sirius y Sus ganándose un golpe cada uno.- Menudas malas pulgas tienes, pelirroja.- murmuró Sirius ya de buen humor.

Lockhart interrumpió de repente su cálculo del número de asesinatos evitados por su persona.

— Una operación muy difícil teniendo en cuenta que el resultado era zero.- ironizó Theo.

— Para él lo era Theo, para él lo era.- le aclaró Blaise afirmando con la cabeza.

— ¿Que no está muerta? —preguntó Filch entre sollozos, mirando por entre los  dedos a la Señora Norris—. ¿Y por qué está rígida?

— Buena pregunta.- comentó Kingsley.

—La han petrificado —explicó Dumbledore.

Esta respuesta extrañó aún más a los aurores que se miraron entre ellos para ver si sus compañeros sabían algo.

—Ah, ya me parecía a mí... —dijo Lockhart.

— Por supuesto.- comentó Ron asintiendo con la cabeza.

—Pero no podría decir como...

— ¿Pero usted no tiene la respuesta para todo?- preguntó Denis confuso.

— Me temo que no, señor Creevey.- le respondió con ternura el director.

— ¡Pregúntele! —chilló Filch, volviendo a Harry su cara con manchas y llena de lágrimas.
—Ningún estudiante de segundo curso podría haber hecho esto —dijo Dumbledore

— De hecho me atrevería a decir que ningún estudiante.- añadió Dumbledore.

— No creo que fuese un maestro- murmuró Tonks para sí- Lockhart era un inútil y los demás no son malos… Excepto Snape pero no sacaría nada petrificando una gata, es más listo que eso…

— Gracias señorita Tonks.- dijo con sarcasmo y voz fría Snape sobresaltando a la mujer que creía que nadie la estaba escuchando.

con firmeza—. Es magia negra muy avanzada.

Lia apretó el hombro de su hija y Molly miró con preocupación a los suyos.

— ¡Lo hizo él! —saltó Filch,

— Que esté destrozado no le da derecho a acusar sin pruebas.- rugió Lily asustando al conserje.

y su hinchado rostro enrojeció—. ¡Ya ha visto lo que escribió en el muro! Él encontró... en la conserjería... Sabe que soy, que soy un...

— ¿Viejo y feo amargado?- completó entre susurros Ron.

—Filch hacía unos gestos horribles—. ¡Sabe que soy un squib! —concluyó.

— En esa época ni siquiera sabía lo que era un squib.- explicó Harry rodando los ojos con fastidio.

— ¡No he tocado a la Señora Norris! —dijo Harry

— Y no lo hará hasta que no le pongan un buen anti-pulgas.- comentó Al en voz baja mirando con desagrado a la gata.

con voz potente, sintiéndose incómodo al notar que todos lo miraban, incluyendo los Lockhart que había en las paredes—. Y ni siquiera sé lo que es un squib.

— Hay tantas cosas que no sabes, Potter…- murmuró Draco con diversión.

— ¡Mentira! —gruñó Filch—. ¡Él vio la carta de Embrujorrápid!
—Si se me permite hablar, señor director —dijo Snape

— No, no se te permite.- rugieron Sirius y James a la vez.

desde la penumbra, y Harry  se asustó aún más, porque estaba seguro de que Snape no diría nada que pudiera beneficiarle—, Potter y sus amigos simplemente podrían haberse encontrado en el lugar menos adecuado en el momento menos oportuno —dijo,

A James y a Sirius se les descolgó la mandíbula y Al sonrió.

aunque con una leve expresión de desprecio en los labios, como si lo pusiera en duda—; sin embargo,

— Ya decía yo que era imposible.- comentó Sirius.

aquí tenemos una serie de circunstancias sospechosas: ¿por qué se encontraban en el corredor del piso superior?

— Harry oyó una voz que solo él podía oír.- explicó Collin.

— Vale, eso no suena muy bien.- comentó Ginny.

¿Por qué no estaban en la fiesta de Halloween?

— Un fantasma les invitó a su cumpleaños de muerte.- explicó otra vez Collin.

Harry, Ron y Hermione se pusieron a dar a la vez una explicación sobre la fiesta de cumpleaños de muerte. 
—... había cientos de fantasmas que podrán testificar que estábamos allí.

— Buena coartada, pero los testigos pueden ser engañados.- afirmó Sirius.

—Pero ¿por qué no os unisteis a la fiesta después? —preguntó Snape.

— Hay que reconocer que la pregunta tiene su lógica.- comentó con aprobación Alastor.

Los ojos negros le brillaban a la luz de las velas—.

Neville no pudo evitar temblar un poco cosa que extrañó a su madre.

¿Por qué subisteis al corredor?

— Ya te lo he dicho- dijo Collin con obstinación- Estaban siguiendo una voz que solo Harry puede oír.

— ¿Tan loco sonaba yo?- les susurró Harry.

— En realidad si no hubiese sido por las víctimas hubiese creído que tenías esquizofrenia.- le contestó Hermione con tranquilidad.

Ron y Hermione miraron a Harry.
—Porque..., porque... —dijo Harry, con el corazón latiéndole a toda prisa; algo le decía que parecería muy rebuscado si explicaba que lo había conducido hasta allí una voz que no salía de ningún sitio y que nadie sino él había podido oír—,

— ¿Rebuscado?- preguntó Remus- Se nota que no estás acostumbrado las excusas de Sirius cuando intentaba explicar quién se comía mi chocolate.

— Ya te dije que un leprechaun se colaba en la habitación sobornando a los elfos y se comía tu chocolate.- explicó totalmente convencido Sirius- ¿Porqué nadie me cree?

— Porqué es la excusa más estúpida que he oído- le contestó Sus acariciándole el pelo a su novio.

Porque estábamos cansados y queríamos ir a la cama —dijo.

— Que gran excusa.- ironizaron los gemelos Weasley.

— ¿Sin cenar? —preguntó Snape.

— ¿Un Wealey saltándose una comida?- la voz de Scorp no podía contener más incredulidad.

Una sonrisa de triunfo había aparecido en su adusto rostro—. No sabía que los fantasmas dieran en sus fiestas comida buena para los vivos.

— ¿Des de cuanto eres un experto en fantasmas?- preguntó Sirius mosqueado.

— La pregunta sería: ¿Des de cuanto sabes que significa la palabra fiesta?- le corrigió James logrando risas entre los alumnos.

—No teníamos hambre —dijo Ron con voz potente,

— No colará,- aseveró Gwen- eres un Weasley al fin y al cabo.

y las tripas le rugieron en aquel preciso instante.

— Menuda suerte.- murmuró Rose molesta.

La desagradable sonrisa de Snape se ensanchó más.

Neville contuvo un escalofrío.

—Tengo la impresión, señor director, de que Potter no está siendo completamente sincero —dijo—. Podría ser una buena idea privarle de determinados privilegios hasta que se avenga a contarnos toda la verdad. Personalmente, creo que debería ser apartado del equipo de quidditch de Gryffindor hasta que decida no mentir.

— ¿Tanto miedo tenía a que le ganásemos profesor?- preguntó Oliver con una sonrisa burlona. Snape y los Slytherin apretaron los labios.

—Francamente, Severus —dijo la profesora McGonagall bruscamente—,

— Defiéndanos Minie.- pidieron los gemelos.

no veo razón para que el muchacho deje de jugar al quidditch. Este gato no ha sido golpeado en la cabeza con el palo de una escoba.

Eso provocó risas de los alumnos y miradas de admiración de los Gryffindor. Oliver miró con agradecimiento a su profesora favorita.

No tenemos ninguna prueba de que Potter haya hecho algo malo.

— Ni la tendréis porqué papá no hizo nada.- protestó Al.

Dumbledore miraba a Harry de forma inquisitiva. Ante los vivos ojos azul claro del director, Harry se sentía como si le examinaran por rayos X.
—Es inocente hasta que se demuestre lo contrario, Severus —dijo con firmeza.
Snape parecía furioso. Igual que Filch.

— Que pena…- ironizaron los merodeadores con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡Han petrificado a mi gata! —gritó. Tenía los ojos desorbitados—. ¡Exijo que se  castigue a los culpables!

— Y el culpable será castigado pero deja tranquilo a mi Harry.- rugió Lily protectoramente, el conserje dio un paso hacia atrás y Ginny se encogió en su asiento.

—Podremos curarla, Argus —dijo Dumbledore armándose de paciencia—. La  señora Sprout ha conseguido mandrágoras recientemente.

Los ojos de Neville y Allie brillaron y una sonrisa se instauró en sus labios.

En cuanto hayan crecido, haré una poción con la que revivir a la Señora Norris.
—La haré yo —acometió Lockhart—.

¡No!- todos los que habían sido petrificados temieron por su vida.

— Creo que prefiero que la haga Neville que ese profesor.- murmuró Collin haciendo reír a los de su alrededor.

Creo que la he preparado unas cien veces,

— Eso podría considerarse homicidio en masa.- comentó Blaise.

podría hacerla hasta dormido.

— Probablemente te saldría mejor dormido que despierto ya que tu ineptitud no interferiría en la casualidad.- comentó Ron.

—Disculpe —dijo Snape con frialdad—, pero creo que el profesor de Pociones de este colegio soy yo.

— Y, por primera y última vez, me alegro de eso.- murmuró Sus.

Hubo un silencio incómodo.
—Podéis iros —dijo Dumbledore a Harry, Ron y Hermione.
Se fueron deprisa pero sin correr. Cuando estuvieron un piso más arriba del despacho de Lockhart, entraron en un aula vacía y cerraron la puerta con cuidado. Harry miró las caras ensombrecidas de sus amigos.
— ¿Creéis que tendría que haberles hablado de la voz que oí?

— No- fue la respuesta rotunda de sus amigos.

—No —dijo Ron sin dudar—. Oír voces que nadie puede oír no es buena señal, ni siquiera en el mundo de los magos.

— Bien dicho.- le felicitó Arthur.

Había algo en la voz de Ron que hizo que Harry le preguntase:
—Tú me crees, ¿verdad?

— Siempre.- le respondió Ron con una sonrisa.

—Por supuesto —contestó Ron rápidamente—. Pero... tienes que admitir que  parece raro...
—Sí, ya sé que parece raro —admitió Harry—. Todo el asunto es muy raro. ¿Qué era lo que estaba escrito en el muro? «La cámara ha sido abierta.» ¿Qué querrá decir?

— La pregunta sería que consecuencias tendrá.- murmuró Alastor pensativo.

—El caso es que me suena un poco —dijo Ron despacio—. Creo que alguien me contó una vez una historia de que había una cámara secreta en Hogwarts...; a lo mejor fue Bill.

— No- dijo Charlie ofendido- ¡Fui yo!

— Lo siento.- se disculpó Ron.

— ¿Le contaste a tu hermano una historia tan espeluznante como esa?- preguntó tenebrosamente Molly.

— Fue Bill, lo dice hasta el libro.- dijo Charlie rapidísimamente.

— ¿Y qué demonios es un squib? —preguntó Harry.
Para sorpresa de Harry, Ron ahogó una risita.

— ¡Ronald!- rugió Molly- Yo no te he educado para que te comportes así.

— Lo siento mamá.- se apresuró a decir el chico.

—Bueno, no es que sea divertido realmente... pero tal como es Filch...

— Allí tienes un punto.- murmuraron todos.

—dijo—. Un squib es alguien nacido en una familia de magos, pero que no tiene poderes mágicos.

Petunia no puedo evitar mirar con simpatía al conserje comprendiendo sus sentimientos.

Todo lo contrario a los magos hijos de familia muggle, sólo que los squibs son casos muy raros. Si Filch está tratando de aprender magia mediante un curso de Embrujorrápid, seguro que es un squib.

— Y uno tonto, además.- murmuró Sirius.

Eso explica muchas cosas, como que odie tanto a los estudiantes. —Ron sonrió con satisfacción—. Es un amargado.

— ¡Ronald!- exclamó su padre- No te regocijes con el dolor ajeno.- aseveró.

De algún lugar llegó el sonido de un reloj.
—Es medianoche —señaló Harry—. Es mejor que nos vayamos a dormir antes de  que Snape nos encuentre y quiera acusarnos de algo más.

— De merodear por el castillo pasado el toque de queda, por ejemplo.- añadió Hermione.

Durante unos días, en la escuela no se habló de otra cosa que de lo que le habían hecho a la Señora Norris.

— No me extraña- murmuró Tonks.

Filch mantenía vivo el recuerdo en la memoria de todos haciendo guardia en el punto en que la habían encontrado, como si pensara que el culpable volvería al escenario del crimen.

Otra vez los alumnos le miraron con simpatía, el conserje se molestó consigo mismo al notar la calidez en su pecho que provocaba ese gesto. Abrazó a la señora Norris intentando borrarla, Solo ella me comprende, los demás son unos alumnos fastidiosos se repetía mentalmente.

Harry le había visto fregar la inscripción del muro con el Quitamanchas mágico multiusos de la señora Skower,

— ¿Esa Skower?- preguntó James mirando a Sirius con la ceja levantada, Remus ahogó unas risas.

— ¿Porqué no me extraña de la maldita maníaca?- preguntó Sirius con sarcasmo.

— Me he perdido- comentó Harry.

— Era la 47 en la lista de conquistas de Sirius, es decir, la 47 con la que se acostó.- le contestó Sus mirando ácidamente a Sirius.

— ¿47 chicas? ¿En Hogwarts?- Bill no pudo contener su admiración lo que le valió una mala mirada de su madre y de Fleur.

— En mi sexto año.- contestó Sirius con petulancia que se le bajo al ver la mirada de Sus- Ya sabes que ninguna significó nada para mí, amor.- se apresuró a añadir, Sus solo lo miró peor.

— Ya sé que jugabas con los sentimientos de todas las estúpidas con las que te cruzabas Black, no hace falta que me lo recuerdes.- le contestó mientras evitaba mirar a Sirius quién había puesto ojos de corderito degollado.

— ¿Por qué la apodaste maníaca?- preguntó Ron curioso.

— Porqué la llevé a mi habitación para…- mala mirada de Minie- jugar- dijo Sirius con un guiño de ojo exagerado y haciendo el símbolo de las comillas, los mayores rieron- y a la loca no se le ocurre nada mejor que ponerse a recoger el cuarto.

— En su defensa, erais unos cerdos.- comentó Lily.

— Ya pero yo era el soltero más codiciado de Hogwarts íbamos a… “jugar” y ella se puso a ordenar- su voz se elevó a causa de la incredulidad.

— Le sentó como una patada en el orgullo.- comentó Sus regocijándose.

— La cuestión es que el año siguiente nos la encontramos recogiendo el cuarto con la excusa de que yo le había mandado una carta.- continuó Sirius, Remus puso cara de angelito que engañó a casi todo el mundo.

— ¿Algo que compartir Remus?- preguntó Tonks divertida.

— ¡Tonks!- exclamó Remus pero el daño estaba hecho.

— Sí Lunático- añadió James- Tú solo haces esta cara cuando has hecho alguna travesura.

— Bien.- exclamó frustrado el licántropo- Puede que no estuviera tan loca y la nota no fuese una excusa.

— ¿Le enviaste una nota con mi nombre a esa loca? –Sirius estaba más sorprendido que enfadado.

— En mi defensa, erais unos cerdos- repitió Remus- Y la chica era de tu tipo, respiraba y era bonita, muy estúpida y completamente loca, pero con un buen cuerpo. No puedes decirme que te importó tirártela.

— ¡Señor Lupin!- exclamó la profesora de transfiguración.

— Jugar con ella.- se corrigió rápidamente el hombre.

— ¿Me usaste como pago para una loca de la limpieza?- preguntó Sirius incrédulo.

— Yo no lo diría así pero…- no pudo continuar, James y Sirius lo estaban abrazando.

— Lo logramos Canuto.- exclamó James casi con lágrimas en los ojos- le corrompimos hasta la esencia.

— Finalmente Cornamenta, un duro trabajo que al fin tiene su recompensa.- continuó Sirius dramáticamente.

— Estúpidos.- murmuró Remus entre divertido y abochornado.

pero no había servido de nada: las palabras seguían tan brillantes como el primer día.

— Eso me huele a magia negra.- murmuró Angelina.

— No necesariamente- le tranquilizó George con una sonrisa.- Estamos diseñando una pintura con esos efectos.- explicó.

— Y no usamos magia negra.- añadió Fred.

— ¿Debería creerte?- le preguntó Alicia a Fred.

— Deberías dejarme convencerte, tal vez está noche en mi cuarto.- le respondió sugestivamente.

— Ni en un millón de años.- le respondió la chica sacando la lengua.

— O vamos, así George tendría que ir al cuarto de Angelina y les haríamos un favor.- intentó convencerla Fred. Angelina y George se sonrojaron.

— A nosotros no nos metáis, tortolitos.- respondieron al unísono.

Cuando Filch no vigilaba el escenario del crimen, merodeaba por los corredores con los ojos enrojecidos, ensañándose con estudiantes que no tenían ninguna culpa e intentando castigarlos por faltas imaginarias como «respirar demasiado fuerte»

— Como esa norma estuviera vigente tu padrino no saldría del despacho del director.- le comentó Scorp a Al.

o «estar contento».

— ¿No nos castigaba ya por eso?- preguntaron los gemelos Prewett a la vez.

Ginny Weasley parecía muy afectada por el destino de la Señora Norris.

Todos los alumnos se giraron incrédulos hacia la pelirroja aunque los más sorprendidos eran sus familiares.

Según Ron, era una gran amante de los gatos.

—Pues no se nota cuando le pedimos una mascota.- refunfuñó Al.

— O vamos, si le gusta hasta ese monstruo que tiene tu Tía.- le corrigió Scorp.

— ¡Nuestro gatito no es un monstruo!- gruñó Rose intentando no alzar la voz para que los del presente no oyeran su conversación.

—Pero si no conocías a la Señora Norris —le dijo Ron para animarla

Molly miró a su hijo con aprobación y Bill le despeinó el pelo con cariño.

—. La verdad es que estamos mucho mejor sin ella.

— ¡Weasley!- el rugido de Filch se oyó por todo el comedor y Ron supo que había ganado un enemigo de por vida por lo que suspiró resignado.

—A Ginny le tembló el labio—.

Harry se acercó a ella inconcientemente y Scorp y Al gruñeron.

Cosas como éstas no suelen suceder en Hogwarts.

— Tampoco suelen aparecer arañas gigantes.- comentó Ron por lo bajo mirando mal a Hagrid.

Atraparán al que haya sido y lo echarán de aquí inmediatamente.

— Sí, como a Quirrell.- ironizó Molly. Ron por su lado se golpea mentalmente por su torpeza.

Sólo espero que le dé tiempo a petrificar a Filch antes de que lo expulsen.

— O a Quejicus.- añadió Sirius.

— O al inútil de Lorckhart.- dijo a la vez Blaise.

— Que manía que tienes con el profesor- exclamó Padma mirando mal a la serpiente.- ¿Qué te ha hecho?

— Es más lo que me está haciendo ahora.- respondió Blaise- Sumado con el hecho de que existiera, claro está.- Snape y James se miraron extrañados para luego mirar al Slytherin.

— Pero si ni siquiera está aquí- seguía defendiéndole Padma- Además era encantador y muy listo.

— Y guapo.- añadió su hermana haciendo que Padma se sonrojara y que los ojos de Blaise fueran adquiriendo un color más oscuro cada vez.

— Era un idiota y un prepotente.- rugió de vuelta Blaise.

— Y un presumido.- le apoyó Ron.

— ¿Podemos seguir con la lectura?- preguntó divertido el director.

Los alumnos asintieron algunos, Blaise, con tal cara de malas pulgas que Dumbledore casi huye corriendo.

Esto es broma... —añadió apresuradamente, al ver que Ginny se ponía blanca.  

— Pensándolo bien, podrías haberlo hecho.- le susurró Ron- Lástima que fueses solo un monigote, de haber tenido conciencia nos hubiésemos librado de unos cuantos tipos muy desagradables.- Ginny sonrió un poco.

Aquel acto vandálico también había afectado a Hermione. Ya era habitual en ella pasar mucho tiempo leyendo,

— Y cuando dice mucho quiere decir 26 horas cada día.- apuntó Ron.

pero ahora prácticamente no hacía otra cosa.

— Yo la vi duchándose con un libro con un hechizo impermeable.- comentó Lavander. Hermione se sonrojó, pero no fue la única, las palabras ducharse y Hermione en una misma frase hicieron que las hormonas de cierto pelirrojo le jugaran una mala pasada.

Cuando le preguntaban qué buscaba,

— Información sobre la cámara, obviamente.- dijo la chica meneando la cabeza con desaprobación por la poca perspicacia de sus amigos.

no obtenían respuesta, y tuvieron que esperar al miércoles siguiente para enterarse. Harry se había tenido que quedar después de la clase de Pociones,

— Que raro.- gruñeron Sirius y James a la vez fulminando al profesor de dicha asignatura.

porque Snape le había mandado limpiar los gusanos de los pupitres.

— Cosa que no podía hacer él sin que lo acusaran de fratricida.- comentó Sirius, todos se giraron hacia él incrédulos- Fratricida, que mata a sus hermanos. Que es hermano de gusanos así que es un gusano.- explicó Sirius.

— Todos hemos entendido su bromita Black- dijo fríamente Snape- Lo que nos sorprende es que conozca esa palabra debido a su pobre vocabulario.- Sirius miró burlón a Snape pero al girarse vio como sus amigos e incluso novia tenían una expresión culpable en el rostro.

— Eso me ofende.- dijo mirándolos acusadoramente logrando que se sonrojaran.

— Tú te labraste esta reputación, ahora vive con ella.- le contestó Sus antes de besarle en los labios.

Tras comer apresuradamente, subió para encontrarse con Ron en la biblioteca, donde vio a Justin Finch-Fletchey, el chico de la casa de Hufflepuff con el que coincidían en Herbología, que se le acercaba. Harry acababa de abrir la boca para decir «hola» cuando Justin lo vio, cambió de repente de rumbo y se marchó deprisa en sentido opuesto.

— Cobarde estúpido.- murmuraron los Gryffindor.

— Oye que Justina no fue el primero en culpar a Harry- le defendió Ernie- y hay que reconocer que se le había encontrado en circunstancias muy sospechosas, toda la escuela, incluidos yo y unos cuantos de los Gryffindor que ahora le estáis criticando hipócritamente, avivamos su teoría de que Harry fuese el elegido.

— Déjalo Ernie.- le dijo Justin con una sonrisa agradecida- Lo siento Harry.

— Descuida.- le respondió este con una sonrisa.

Harry encontró a Ron al fondo de la biblioteca, midiendo sus deberes de Historia de la Magia. El profesor Binns les había mandado un trabajo de un metro de largo sobre «La Asamblea Medieval de Magos de Europa».

Todos los alumnos gimieron a la vez.

—No puede ser, todavía me quedan veinte centímetros... —dijo furioso Ron soltando el pergamino, que recuperó su forma de rollo— y Hermione ha llegado al metro y medio con su letra diminuta.

— Tu no eres humana.- la acusó Susan con los ojos como platos.

— ¿Dónde está? —preguntó Harry, cogiendo la cinta métrica y desenrollando su trabajo.
—En algún lado por allá —respondió Ron, señalando hacia las estanterías—. Buscando otro libro.

— Como no.- murmuraron todos.

Creo que quiere leerse la biblioteca entera antes de Navidad.

— Pues no parece una hipótesis tan descabellada.- murmuraron los gemelos Prewett.

Harry le contó a Ron que Justin Finch-Fletchey lo había esquivado y se había alejado de él a toda prisa.
—No sé por qué te preocupa, si siempre has pensado que era un poco idiota —dijo  Ron,

— Lo siento Justin, pero se trataba de animar a Harry.- comentó Ron al ver que este le miraba ofendido.

escribiendo con la letra más grande que podía—. Todas esas tonterías sobre lo maravilloso que es Lockhart...

— Allí tienes un punto.- comentó el propio Justin.

Hermione surgió de entre las estanterías. Parecía disgustada pero dispuesta a hablarles por fin.
—No queda ni uno de los ejemplares que había en el colegio; se han llevado la Historia de Hogwarts

— Una prevención que resultó ser poco efectiva.- dijo Minerva fulminando con la mirada a su colega fantasma.

—dijo, sentándose junto a Harry y Ron—. Y hay una lista de espera de dos semanas.

— Culpable.- dijeron todos los Ravenclaw y Theo.

Lamento haberme dejado en casa mi ejemplar, pero con todos los libros de Lockhart, no me cabía en el baúl.

— Otra razón para odiar a Lockhart.- apuntó Ron.

— ¿Para qué lo quieres? —le preguntó Harry.
—Para lo mismo que el resto de la gente —contestó Hermione—: para leer la  leyenda de la Cámara de los Secretos.
— ¿Qué es eso? —preguntó Harry al instante.
—Eso quisiera yo saber. Pero no lo recuerdo

— Apocalipsis.- gritaron los gemelos Weasley.

—contestó Hermione, mordiéndose el labio—. Y no consigo encontrar la historia en ningún otro lado.
—Hermione, déjame leer tu trabajo —le pidió Ron desesperado, mirando el reloj.

— ¡Señor Weasley!- exclamó Binns enfadado.

—No, no quiero —dijo Hermione, repentinamente severa—. Has tenido diez días para acabarlo.

— Exactamente.- dijo el fantasma- Y es tiempo más que suficiente.

—Sólo me faltan seis centímetros, venga.
Sonó la campana. Ron y Hermione se encaminaron al aula de Historia de la Magia, discutiendo.

— Como siempre.- comentó Harry con aburrimiento.

Historia de la Magia era la asignatura más aburrida de todas. El profesor Binns, que la impartía, era el único profesor fantasma que tenían, y lo más emocionante que sucedía en sus clases era su entrada en el aula, a través de la pizarra.

— Hay que reconocer que, sobretodo si eres hijo de muggles, impresiona mucho en tu primera clase.- comentó Lily.

Viejo y consumido, mucha gente decía de él que no se había dado cuenta de que se había muerto. Simplemente, un día se había levantado para ir a dar clase, y se había dejado el cuerpo en una butaca, delante de la chimenea de la sala de profesores. Desde entonces, había seguido la misma rutina sin la más leve variación. Aquel día fue igual de aburrido. El profesor Binns abrió sus apuntes y los leyó con un sonsonete monótono, como el de una aspiradora vieja, hasta que casi toda la clase hubo entrado en un sopor profundo, sólo alterado de vez en cuando el tiempo suficiente para tomar nota de un nombre o de una fecha, y volver a adormecerse.

— Tenemos un producto ideal para esas situaciones.- intentó hacer propaganda Fred.

— Pues voy a requisar todas las existencias.- gruñó Molly.

Llevaba una media hora hablando cuando ocurrió algo insólito: Hermione alzó la mano.  

— ¡¿Que hiciste qué?!- preguntaron todos los del futuro asombrados.

— Ni siquiera los cerebritos hacen eso.- murmuró Louis completamente atónito.

El profesor Binns, levantando la vista a mitad de una lección horrorosamente aburrida sobre la Convención Internacional de Brujos de 1289, pareció sorprendido.
— ¿Señorita...?
— Granger, profesor. Pensaba que quizá usted pudiera hablarnos sobre la Cámara  de los Secretos —dijo Hermione con voz clara.

— No me lo creo.- murmuró James.

Dean Thomas, que había permanecido boquiabierto, mirando por la ventana, salió de su trance dando un respingo. Lavender Brown levantó la cabeza y a Neville le resbaló el codo de la mesa.

Los tres se sonrojaron un poco.

El profesor Binns parpadeó.
—Mi disciplina es la Historia de la Magia —dijo con su voz seca, jadeante—. Me ocupo de los hechos, señorita Granger, no de los mitos ni de las leyendas.

— Una pena, las leyendas como mínimo son interesantes.- comentó Sirius con descaro.

—Se aclaró la garganta con un pequeño ruido que fue como un chirrido de tiza, y prosiguió—: En septiembre de aquel año, un subcomité de hechiceros sardos...
Balbució y se detuvo. De nuevo, en el aire, se agitaba la mano de Hermione.

— Dos veces en una misma clase- murmuró Sus- Esto pasará a la historia.

— ¿Señorita Grant?

— Granger.- corrigieron todos a la vez.

—Disculpe, señor, ¿no tienen siempre las leyendas una base real?

— Zas en toda la boca.- exclamaron a la vez Dudley y Dean.

— ¿Big Band Theory?- preguntó sorprendido Dean.

— Sí, y te aseguro que soy más fan suyo que tú.- le respondió Dudley.

— ¿Lo jugamos a piedra, papel, tijera, lagaro, Spock?- preguntó Dean.

— Dejad vuestros frikismos por después.- suplicó Seamus.

El profesor Binns la miraba con tal estupor, que Harry adivinó que ningún estudiante lo había interrumpido nunca, ni estando vivo ni estando muerto.
—Veamos —dijo lentamente el profesor Binns—, sí, creo que eso se podría discutir.

— Ja, ni siquiera él puede rebatirle un punto a nuestra Hermione.- dijo Ron triunfante.

—Miró a Hermione como si nunca hubiera visto bien a un estudiante—. Sin embargo, la leyenda por la que usted me pregunta es una patraña hasta tal punto exagerada, yo diría incluso absurda...

— Tan absurda que alguien a encontrado el absurdo lugar del que habla y ha liberado el absurdo monstruo que custodia.- gruñó Molly.

La clase entera estaba ahora pendiente de las palabras del profesor Binns; éste miró a sus alumnos y vio que todas las caras estaban vueltas hacia él.

— Una experiencia nueva para él.- murmuró en voz baja Sus.

Harry se sentía completamente desconcertado al ver unas muestras de interés tan inusitadas.
—Muy bien —dijo despacio—. Veamos... la Cámara de los Secretos... Todos ustedes saben, naturalmente, que Hogwarts fue fundado hace unos mil años (no sabemos con certeza la fecha exacta) por los cuatro brujos más importantes de la época. Las cuatro casas del colegio reciben su nombre de ellos: Godric Gryffindor,

Aplausos cortesía de los leones.

Helga Hufflepuff,

Los tejones sonrieron con gratitud aplaudiendo con agradecimiento.

Rowena Ravenclaw

La mirada de las águilas destilaba admiración y sus aplausos la demostraron.

y Salazar Slytherin.

También las serpientes estaban orgullosas de su creador y por eso le dedicaron una ovación de aplausos.

Los cuatro juntos construyeron este castillo, lejos de las miradas indiscretas de los muggles, dado que aquélla era una época en que la gente tenía miedo a la magia, y los magos y las brujas sufrían persecución.

— Inútil.- apuntó Draco con soberbia.

— Pues no creas.- murmuró Braddock, el Slytherin experto en historia – cuando Slytherin era un niño, tuvo un brote de magia accidental que le delató a él y a sus padres, que lo felicitaron sin saber que los muggles lo habían visto, y por la noche, un muggle que estaba mal de la cabeza entró y asesinó a sus padres mientras dormían. Iba a hacer lo mismo con Slytherin pero despertó y logró escapar usando la magia.

— Que horrible.- para sorpresa de muchos, Petunia, fue la primera en exclamarse- menudo Lunático. No entiendo como alguien pueda intentar matar a una familia mientras duerme.

— De allí su odio a los muggles.- murmuró Ron- Yo también los odiaría.

— Pudo haber culpado solo al loco psicópata que los mató.- comentó Scorp- los demás muggles no le habían hecho nada.

Se detuvo, miró a la clase con los ojos empañados y continuó:
—Durante algunos años, los fundadores trabajaron conjuntamente en armonía, buscando jóvenes que dieran muestras de aptitud para la magia y trayéndolos al castillo para educarlos. Pero luego surgieron desacuerdos entre ellos y se produjo una ruptura entre Slytherin y los demás.

Los slytherin miraron a las demás casas con algo de nostalgia.

Slytherin deseaba ser más selectivo con los estudiantes que se admitían en Hogwarts. Pensaba que la enseñanza de la magia debería reservarse para las familias de magos. Lo desagradaba tener alumnos de familia muggle, porque no los creía dignos de confianza.

— Yo dormiría con un bate debajo de la almohada si alguien que yo creo que ha sido educado del mismo modo que el hombre que mató a mis padres estuviese en el mismo castillo que yo.- comentó Dudley.

Un día se produjo una seria disputa al respecto entre Slytherin y Gryffindor,

— ¿Alguien sabe a que se debió la disputa?- preguntó Terry con curiosidad.

— Ni idea.- comentó Hermione.

— Depende de a que estudioso le preguntes.- contestó Braddock- La mayoría creen que es porqué Slytherin descubrió que Hufflepuff era hija de muggles. Empezó a discutir con ella y Gryffindor intervino. Se tienen pruebas que su relación, la de Helga y Goldric, era más cercana que la de dos amigos.

— ¿Cómo sabes tanto?- preguntó sorprendida Padma.

— Mi padre trabaja en restauración de documentos antiguos, entre los que se encuentran fragmentos del antiguo diario de Rowena Ravenclaw, y me dejó ver su recuerdo para que pudiese leerlo.- contestó el fanático de la historia.

— ¿Pone porqué murió tan joven?- preguntó Michael con curiosidad.

— La verdad últimamente se está empezando a especular si murió o simplemente quedó convaleciente porqué se han encontrado fragmentos que podrían ser posteriores a su época.- explicó Braddock.- Y responiendo a tu pregunta, creo que o se tomó veneno o le cogió una enfermedad muy grave.

— ¿Podría haber sobrevivido?- los Ravenclaw estaban deseosos de saber más.

— Hay esa teoria, sustentada sobretodo por el hecho de que Slytherin, un gran experto en pociones y por lo tanto curas, volvió en esa época.- contestó Braddock- Pero aunque se hubiese curado quedó tan débil que no pudo volver a salir de sus aposentos donde le traían comida y libros para matar el rato. En ese caso los alumnos debieron creer que los otros les mentían para que no se entristecieran y que la fundadora había muerto.

— ¿Slytherin volvió?- esta vez era la casa de las serpientes la sentía curiosidad.

— Claro. ¿Qué sentido tendría mantener una casa de un fundador que repudió la escuela?- preguntó el chico sorprendido- Él volvió y murió entre estos muros aunque se cree que se casó y tuvo numerosa descendencia durante el período que estuvo fuera de Hogwarts.

— Todo esto es muy interesante- comentó Dumblendore- Pero nos gustaría continuar con la lectura.

—Perdón profesor.- se disculpó Braddock

— No se disculpe- le dijo el director- Y treinta puntos por Slytherin por su conocimiento.

y Slytherin abandonó el colegio.
El profesor Binns se detuvo de nuevo y frunció la boca, como una tortuga vieja llena de arrugas.
—Esto es lo que nos dicen las fuentes históricas fidedignas —dijo—, pero estos simples hechos quedaron ocultos tras la leyenda fantástica de la Cámara de los Secretos.

— Y dale con reiterar que es fantasiosa cuando hay pruebas que demuestran lo contrario.- se enojó Sirius.

La leyenda nos dice que Slytherin había construido en el castillo una cámara oculta, de la que no sabían nada los otros fundadores.

— Corrección- dijo Braddock- Todos los fundadores crearon unas salas sin que los demás lo supiera, sus aposentos y zonas de descanso particulares.

»Slytherin, según la leyenda, selló la Cámara de los Secretos para que nadie la pudiera abrir hasta que llegara al colegio su auténtico heredero.

— Es curiosa la reiteración de auténtico- dijo Hermione- Como si se pudieran tener herederos no auténticos.

— De hecho se puede, se llaman bastardos aunque ese nombre es muy despectivo.- comentó Draco.

— Y de hecho lo más probable es que tuviera, los hombres poderosos de aquella época siempre tenían.- comentó Lily con desprecio.

— ¿Y si se refería a uno de ellos?- preguntó Rose con diversión, habla en singular y Braddock ¿te llamas así?- preguntó al Slytherin, este asintió- ha dicho que tuvo varios hijos con su esposa legítima. Tal vez tuvo solo uno con una mujer a la que amaba y…

— ¿Porqué no dejamos de especular y leemos?- preguntó Scorp con fastidio cortando el hilo de los pensamientos de su amiga.

Sólo el heredero podría abrir la Cámara de los Secretos, desencadenar el horror que contiene

— ¿Horror?- preguntó asustada Lia.

— Un monstruo.- le respondió su hija.

y usarlo para librar al colegio de todos los que no tienen derecho a aprender magia.

— Menuda idea más estúpida, de haber querido, hubiese podido matarlos él disimuladamente cuando volvió pero no lo hizo ergo cambió de idea.- comentó Allie.

Cuando terminó de contar la historia, se hizo el silencio, pero no era el silencio habitual, soporífero, de las clases del profesor Binns. Flotaba en el aire un desasosiego, y todo el mundo le seguía mirando, esperando que continuara. El profesor Binns parecía levemente molesto.
—Por supuesto, esta historia es un completo disparate —añadió—. Naturalmente, el colegio entero ha sido registrado varias veces en busca de la cámara, por los magos mejor preparados. No existe. Es un cuento inventado para asustar a los crédulos.

— Pues la señora Norris, esa chica de Ravenclaw, Hermione, Nick casi decapitado, Justin y yo somos muy crédulos.- murmuró el pequeño Collin, intentando que no le oyeran los del pasado, causando la risa de los más cercanos a él.

Hermione volvió a levantar la mano.
—Profesor..., ¿a qué se refiere usted exactamente al decir «el horror que contiene» la cámara?

— Ojala lo supiésemos.- suspiró Tonks- Seria mucho más fácil de buscar y neutralizar.

—Se cree que es algún tipo de monstruo, al que sólo podrá dominar el heredero de Slytherin —explicó el profesor Binns con su voz seca y aflautada.

— ¿Y eso?- preguntó Sirius- ¿Solo responde a un tipos de ADN? No creo que haya ninguna criatura que pueda leerlo- comentó, Remus negó con la cabeza- ¿Es algo, un objeto? ¿Algo que pasa de generación en generación?

— La única reliquia que se conoce de Salazar Slytherin es su medallón- comentó Theo- Y, aunque tiene un sinfín de cualidades mágicas, ninguna de dominación que yo sepa. Eso sin contar que hace tiempo fue comprado, y posteriormente, vendido por Borkins y Burkes lo que dificulta el hecho que esté en manos de un heredero de Slytherin.

— ¿Cómo sabes eso?- preguntó Draco impresionado.

— Mi padre es casi tan fanático de Slytherin como de la pureza de sangre y durante un tiempo estuve buscando ese medallón para tener una baza con la que negociar con él, por desgracia el rastro se pierde en una mujer que lo compró y luego fue asesinada por su elfa.- comentó Theo. A Dumbledore le brillaron los ojos.

La clase intercambió miradas nerviosas.
—Pero ya les digo que no existe —añadió el profesor Binns, revolviendo en sus apuntes—. No hay tal cámara ni tal monstruo.

— No, claro que no.- ironizaron los alumnos.

—Pero, profesor —comentó Seamus Finnigan—, si sólo el auténtico heredero de
Slytherin puede abrir la cámara, nadie más podría encontrarla, ¿no?

— Exacto- comentaron todos los de primero.

—Tonterías, O’Flaherty —repuso el profesor Binns en tono algo airado—, si una larga sucesión de directores de Hogwarts no la han encontrado...
—Pero, profesor —intervino Parvati Patil—, probablemente haya que emplear magia negra para abrirla...

— O magia extraña- comentó Braddock- La familia de Slytherin descendía de los chamanes, de allí que pudiesen hablar parcel, y conocían magia muy antigua y rara.

—El hecho de que un mago no utilice la magia negra no quiere decir que no pueda emplearla, señorita Patati

Varios rieron pero al ver la mirada de la dos Patil se callaron.

—le interrumpió el profesor Binns—. Insisto, si los predecesores de Dumbledore...
—Pero tal vez sea preciso estar relacionado con Slytherin, y por eso Dumbledore no podría... —apuntó Dean Thomas, pero el profesor Binns ya estaba harto.  
—Ya basta —dijo bruscamente—. ¡Es un mito! ¡No existe! ¡No hay el menor indicio de que Slytherin construyera semejante cuarto trastero!

— Que no haya pruebas que lo corroboren no significa que no exista, profesor- dijo Luna- Con su debido respeto creo que es usted un poco estrecho de miras.- El fantasma miró a la chica con incredulidad mientras los demás contenían la risa.

Me arrepiento de haberles relatado una leyenda tan absurda. Ahora volvamos, por favor, a la historia, a los hechos evidentes, creíbles y comprobables.

— Y aburridos.- añadió James.

Y en cinco minutos, la clase se sumergió de nuevo en su sopor habitual.

— Menuda habilidad.- se admiraron los Prewett.

—Ya sabía que Salazar Slytherin era un viejo chiflado y retorcido

— Retráctate Weasley- rugieron todas las serpientes.

— Vale, vale, lo siento- dijo el chico al ver la mirada de más de veinte chicos mirándole furiosa.

—dijo Ron a Harry y Hermione, mientras se abrían camino por los abarrotados corredores al término de las clases, para dejar las bolsas en la habitación antes de ir a cenar—. Pero lo que no sabía es que hubiera sido él quien empezó todo este asunto de la limpieza de sangre.

— ¿Quién dijo que lo empezó él?- preguntó Terry- Todo este asunto ya llevaba tiempo circulando y empezó por culpa de algunos muggles locos… No lo defiendo, pero puedo comprenderlo un poco, si alguien matase a mi familia…

— Lo comprendo yo y soy muggle- comentó también Petunia.

No me quedaría en su casa aunque me pagaran. Sinceramente, si el Sombrero Seleccionador hubiera querido mandarme a Slytherin, yo me habría vuelto derecho a casa en el tren.  

— Pues yo casi termino allí –comentó Al- Y hubiese estado muy feliz- añadió sonriéndole a Scorp.

Hermione asintió entusiasmada con la cabeza, pero Harry no dijo nada. Tenía el corazón encogido de la angustia.

— Tú no eres un slytherin cielo y aunque lo fueses, nadie te lo retraería.- le dijo su madre adivinando sus pensamientos.

Harry no había dicho nunca a Ron y Hermione que el Sombrero Seleccionador había considerado seriamente la posibilidad de enviarlo a Slytherin.

— Ni yo que a mi trató de ponerme en Ravenclaw- comentó Hermione con despreocupación.

Recordaba, como si hubiera ocurrido el día anterior, la vocecita

— Sumamente molesta- añadió el chico-

que le había hablado al oído cuando, un año antes, se había puesto el Sombrero Seleccionador.

Podrías ser muy grande, ¿sabes?, lo tienes todo en tu cabeza y Slytherin te ayudaría en el camino hacia la grandeza. No hay dudas, ¿verdad?

Pero Harry, que ya conocía la reputación de la casa de Slytherin por los brujos de magia negra que salían de ella,

— Eso es algo prejuicioso- comentó Scorp- Y muy hipócrita viniendo de alguien que, precisamente, no la tolera.- Harry no fue el único en sentirse incómodo por esa aguda observación, Hagrid y los Weasley se regiraron incómodos en sus asientos con algo de peso en la conciencia.

había pensado desesperadamente «¡Slytherin no!», y el sombrero había terminado diciendo:

Bueno, si estás seguro, mejor que seas ¡GRYFFINDOR!

Mientras caminaban empujados por la multitud, pasó Colin Creevey.

Este gimió, esperando una embarazosa actuación de su parte.

— ¡Eh, Harry!
— ¡Hola, Colin! —dijo Harry sin darse cuenta.
— Harry, Harry.., en mi clase un chaval ha estado diciendo que tú eres...

— ¿El heredero de Slytherin?- preguntó este con aburrimiento, Collin asintió con fuerza.

Pero Colin era demasiado pequeño para luchar contra la marea de gente que lo llevaba hacia el Gran Comedor. Le oyeron chillar:
— ¡Hasta luego, Harry! —Y desapareció.
— ¿Qué es lo que dice sobre ti un chaval de su clase? —preguntó Hermione.
—Que soy el heredero de Slytherin, supongo —dijo Harry, y el corazón se le encogió un poco más al recordar cómo lo había rehuido Justin Finch-Fletchley a la hora de la comida.

— Realmente lo siento Harry- comentó el chico.

—La gente aquí es capaz de creerse cualquier cosa —dijo Ron, con disgusto.

— Realmente- dijo Fred- Se de alguien que se creyó que habían grageas con sabor a duende así que imagínate.- Ron se puso tono granate.

La masa de alumnos se aclaró, y consiguieron subir sin dificultad al siguiente rellano.
— ¿Crees que realmente hay una Cámara de los Secretos? —preguntó Ron a Hermione.
—No lo sé —respondió ella, frunciendo el entrecejo—. Dumbledore no fue capaz de curar a la Señora Norris, y eso me hace sospechar que quienquiera que la atacase no debía de ser..., bueno..., humano.

— Yo he llegado a la misma conclusión- dijeron Tonks y Remus mirando con cariño a Hermione.

Al doblar la esquina se encontraron en un extremo del mismo corredor en que había tenido lugar la agresión. Se detuvieron y miraron.

— La curiosidad mató al gato- recordó Arthur con desaprobación.

— Nop- le corrigieron su cuñados- La petrificaron.

El lugar estaba tal como lo habían encontrado aquella noche, salvo que ningún gato tieso colgaba de la argolla en que se fijaba la antorcha,

— Nah, una pequeñita diferencia- se burló Sirius.

y que había una silla apoyada contra la pared del mensaje: «La cámara ha sido abierta.»
—Aquí es donde Filch ha estado haciendo guardia —dijo Ron.

— Pobrecillo, pasarse el día en esa silla, con lo incómoda que debe ser.- dijo Hannah con compasión.

Se miraron unos a otros. El corredor se encontraba desierto.
—No hay nada malo en echar un vistazo —dijo Harry,

— Solo que si os pillan más sospechas recaerán sobre vosotros.- comentó con sarcasmo Percy.

dejando la bolsa en el suelo y poniéndose a gatear en busca de alguna pista.
— ¡Esto está chamuscado! —dijo—. ¡Aquí... y aquí!

— Que raro- comentó Kingsley-

— ¡Ven y mira esto! —dijo Hermione—. Es extraño.

— ¿El qué?- preguntaron todos a la vez.

Harry se levantó y se acercó a la ventana más próxima a la inscripción de la pared.  Hermione señalaba al cristal superior, por donde una veintena de arañas estaban escabulléndose, según parecía tratando de penetrar por una pequeña grieta en el cristal.

— Sí, es raro- comentó Remus- En realidad, las arañas son el alimento de toda clase de animales oscuros así que no es muy clarificante.

Un hilo largo y plateado colgaba como una soga, y daba la impresión de que las  arañas lo habían utilizado para salir apresuradamente.
— ¿Habíais visto alguna vez que las arañas se comportaran así? —preguntó Hermione, perpleja.

— Hace 50 años- comentó Hagrid con pesar.

—Yo no —dijo Harry—. ¿Y tú, Ron? ¿Ron?

Los gemelos contuvieron una carcajada.

Volvió la cabeza hacia su amigo. Ron había retrocedido y parecía estar luchando contra el impulso de salir corriendo.

— ¿De qué?- preguntó Dean- Si se dejó comer por la reina sin parpadear.

— ¿Qué pasa? —le preguntó Harry.
—No... no me gustan... las arañas —dijo Ron, nervioso.

— No hay nada malo en tener aragnofobia.- rugió Rose tratando de acallar las risas que había provocado ese comentario.

—No lo sabía —dijo Hermione, mirando sorprendida a Ron—. Has usado arañas  muchas veces en la clase de Pociones…
—Si están muertas no me importa —explicó Ron, quien tenía la precaución de mirar a cualquier parte menos a la ventana—. No soporto la manera en que se mueven.

— Cuando eras pequeño esto no te pasaba- comentó Molly extrañada, Fredy George se miraron con miedo.

Hermione soltó una risita tonta.

— Lo lamento Ron- se disculpó rápidamente.

—No tiene nada de divertido —dijo Ron impetuosamente—. Si quieres saberlo, cuando yo tenía tres años, Fred

— ¿Qué hiciste?- rugió Molly.

— Na... nada mamá- se apresuró a mentir este.

convirtió mi... mi osito de peluche en una araña grande

— Menudo trauma- comentó Ernie con comprensión.

— ¡FREDER… - empezó Molly.

Mamá, eso pasó hace doce años, no tiene sentido regañarlo ahora.- la paró Ron.

— Te salvas esta vez- comentó la mujer mirando mal a su hijo- Pero como te atrevas a volver hacer algo así…

— No lo haré mamá- se apresuró a decir.

y asquerosa porque yo le había roto su escoba de juguete.

Ginny abrazó a Ron sin que nadie entendiera nada.

A ti tampoco te harían gracia si estando con tu osito, le hubieran salido de repente muchas patas y...

— No, definitivamente no me haría gracia.- comentó Lia contuviendo un escalofrío.

Dejó de hablar, estremecido. Era evidente que Hermione seguía aguantándose la risa.

— De nuevo lo siento Ron, era una cría estúpida.- dijo dándole un beso en la mejilla por lo que Ron la perdonó de inmediato.

Pensando que sería mejor cambiar de tema, Harry dijo:
— ¿Recordáis toda aquella agua en el suelo? ¿De dónde vendría? Alguien ha pasado la fregona.

— ¿Alguien?- preguntó Filch indignado- En Hogwarts solo limpio yo los pasillos ya que los elfos solo hacen los cuartos y las salas comunes.

—Estaba por aquí —dijo Ron, recobrándose y caminando unos pasos más allá de la silla de Filch para indicárselo—, a la altura de esta puerta.
Asió el pomo metálico de la puerta, pero retiró la mano inmediatamente, como si se hubiera quemado.
— ¿Qué pasa? —preguntó Harry
—No puedo entrar ahí —dijo Ron bruscamente—, es un aseo de chicas.

— Que inocente- dijo Charlie mientras los demás reían del pobre chico.

—Pero Ron, si no habrá nadie dentro —dijo Hermione, poniéndose derecha y  acercándose—; aquí es donde está Myrtle la Llorona.

Las chicas suspiraron resignadas al saber que tendrían que escuchar los sollozos de esta.

Venga, echemos un vistazo.
Y sin hacer caso del letrero de «No funciona», Hermione abrió la puerta. Era el cuarto de baño más triste y deprimente en que Harry había puesto nunca los  pies.

— Es el baño de Myrtle la llorona.- le repitieron las chicas como si fuera estúpido como Crabbe y Goyle.

Debajo de un espejo grande, quebrado y manchado, había una fila de lavabos de piedra en muy mal estado. El suelo estaba mojado y reflejaba la luz triste que daban las llamas de unas pocas velas que se consumían en sus palmatorias. Las puertas de los retretes estaban rayadas y rotas, y una colgaba fuera de los goznes.  Hermione les pidió silencio con un dedo en los labios y se fue hasta el último retrete. Cuando llegó, dijo:
—Hola, Myrtle, ¿qué tal?

— Mal, como siempre- dijeron todas con aburrimiento.

Harry y Ron se acercaron a ver. Myrtle la Llorona estaba sobre la cisterna del  retrete, reventándose un grano de la barbilla.
—Esto es un aseo de chicas —dijo, mirando con recelo a Harry y Ron—. Y ellos no son chicas.

— Gran observación- aplaudieron los gemelos Prewett.

—No —confirmé Hermione—. Sólo quería enseñarles lo... lo bien que se está aquí.
Con la mano, indicó vagamente el espejo viejo y sucio, y el suelo húmedo.
 —Pregúntale si vio algo —dijo Harry a Hermione, sin pronunciar, para que le leyera en los labios.

— Mala idea- comentó Ginny- Creerá que la estás insultando por detrás.

— ¿Qué murmuras? —le preguntó Myrtle, mirándole.
—Nada —se apresuró a decir Harry—. Queríamos preguntar...
— ¡Me gustaría que la gente dejara de hablar a mis espaldas! —dijo Myrtle,

— Te lo dije- suspiró la Weasley.

con la voz ahogada por las lágrimas—. Tengo sentimientos, ¿sabéis?,

— Sí, lo sabemos demasiado bien.- suspiraron todos.

aunque esté muerta.
—Myrtle, nadie quiere molestarte —dijo Hermione—. Harry sólo...
— ¡Nadie quiere molestarme! ¡Ésta sí que es buena!

— Pero que victimista que es- se exasperó Astoria.

—gimió Myrtle—. ¡Mi vida en este lugar no fue más que miseria, y ahora la gente viene aquí a amargarme la muerte!

— Pues haberte largado- dijo Tracey ya cansada-

—Queríamos preguntarte si habías visto últimamente algo raro —dijo Hermione  dándose prisa—. Porque la noche de Halloween agredieron a un gato justo al otro lado de tu puerta.
— ¿Viste a alguien por aquí aquella noche? —le preguntó Harry.
—No me fijé —dijo Myrtle con afectación—. Me dolió tanto lo que dijo Peeves, que vine aquí e intenté suicidarme.

— ¿En serio era una Ravenclaw?- preguntó Padma con incredulidad.

Luego, claro, recordé que estoy..., que estoy...
—Muerta ya —dijo Ron, con la intención de ayudar.

— Por dios Ron, eres tan insensible como ella dramática.- le regañó su madre.

Myrtle sollozó trágicamente, se elevó en el aire, se volvió y se sumergió de cabeza en la taza del retrete, salpicándoles, y desapareció de la vista; a juzgar  por la procedencia de sus sollozos ahogados, debía de estar en algún lugar del sifón.

— Está de buen humor- comentó Susan extrañada.

Harry y Ron se quedaron con la boca abierta, pero Hermione, que ya estaba harta, se encogió de hombros, y les dijo:
—Tratándose de Myrtle, esto es casi estar alegre.

— Pues espero no verla deprimida- comentaron todos los chicos.

Bueno, vámonos...
Harry acababa de cerrar la puerta a los sollozos gorjeantes de Myrtle, cuando una potente voz les hizo dar un respingo a los tres.
— ¡RON!

— Alguien os ha pillado.- comentó James con diversión.

Percy Weasley, con su resplandeciente insignia de prefecto, se había detenido al  final de las escaleras, con una expresión de susto en la cara.

— Vi a mi hermano pequeño salir de un baño de chicas a dos pasos del lugar donde habían agredido una gata con sus dos mejores amigos. –explicó innecesariamente el pelirrojo.

— ¡Esos son los aseos de las chicas! —gritó—. ¿Qué estás haciendo?
—Sólo echaba un vistazo —dijo Ron, encogiéndose de hombros—. Buscando pistas, ya sabes...

— Sí, gran idea- comentó Fred.

— Decirle eso a alguien que se preocupa casi tanto como mamá.- añadió George.

Percy parecía a punto de estallar. A Harry le recordó mucho a la señora Weasley.

— Es que es el que se parece más a Molly- dijo Arthur con una sonrisa orgullosa despeinando al chico-

—Marchaos... fuera... de aquí... —dijo, caminando hacia ellos con paso firme y agitando los brazos para echarlos—. ¿No os dais cuenta de lo que podría parecer, volver a este lugar mientras todos están cenando?

— Realmente- Bill estaba igual de enfadado que el Percy del libro- Sinceramente me alegro que haya alguien con sentido común.- dijo sonriendo a Percy.

— ¿Por qué no podemos estar aquí? —repuso Ron acaloradamente, parándose de pronto y enfrentándose a Percy

— No le contestes así a tu hermano mayor, y menos cuando tiene la razón.- rugió Molly.

—. ¡Escucha, nosotros no le hemos tocado un pelo a ese gato!

— Ya lo sé- exclamó exasperado Percy.

—Eso es lo que dije a Ginny —dijo Percy con contundencia—, pero ella todavía cree que te van a expulsar. No la he visto nunca tan afectada, llorando amargamente.

— ¿Gi… Ginny? ¿Llorando?- Charlie miró a su hermano como si fuera un extraterrestes- No he visto a Ginny llorar desde que tenía cinco años.

— ¿Entiendes porqué estaba tan preocupado?- preguntó Percy, Charlie asintió todavía en shock.

Podrías pensar un poco en ella,

— Lo siento Gin- se disculpó Ron.

y además, todos los de primero están asustados.

Los que en ese curso hacían primero, asintieron y los de Gryffindor miraron a Percy con agradecimiento.

—A ti no te preocupa Ginny —replicó Ron, enrojeciendo hasta las orejas—, a ti sólo te preocupa que yo eche a perder tus posibilidades de ser Representante del Colegio.

— ¡Ron!- fue Bill el primero en saltar- Eso fue una mentida y un golpe bajo- Percy es ambicioso pero nos pone por delante de cualquier cosa y tu lo sabes.- exclamó el mayor- No te comportes de forma tan ruin.

— Y tal vez  vosotros me salvasteis la vida pero fue Percy quién estuvo allí día tras día mirando como me encontraba.- rugió Ginny.

— Bueno, en parte tiene razón- murmuró Percy.

— No, no la tenía Percy- dijo Ron con la mirada en la mesa- Y Bill tiene razón, fue ruin. Lo siento.

— ¡Cinco puntos menos para Gryffindor! —dijo Percy secamente,

— La próxima vez dale un puñetazo Perce- le aconsejó Charlie.

llevándose una mano a su insignia de prefecto—. ¡Y espero que esto te enseñe la lección! ¡Se acabó el hacer de detective, o de lo contrario escribiré a mamá!

— Lo siento pero tenía que protegerte- le dijo Percy.

— Gracias.- le contestó Ron.

Y se marchó con el paso firme y la nuca tan colorada como las orejas de Ron.

— Reacción Weasley- canturrearon todos.

Aquella noche, en la sala común, Harry, Ron y Hermione escogieron los asientos más alejados del de Percy. Ron estaba todavía de muy mal humor y seguía emborronando sus deberes de Encantamientos. Cuando, sin darse cuenta, cogió su varita mágica para quitar las manchas, el pergamino empezó a arder.

— Bueno, las manchas seguro que se fueron.- comentó Arthur.

Casi echando tanto humo como sus deberes, Ron cerró de golpe El libro reglamentario de hechizos (clase 2). Para sorpresa de Harry, Hermione lo imitó.
—Pero ¿quién podría ser?

— Esa es la gran pregunta.- comentó Alastor.

—dijo con voz tranquila, como si continuara una conversación que hubieran estado manteniendo—. ¿Quién querría echar de Hogwarts a todos los squibs y los de familia muggle?

— No me gusta por donde va esto.- comentó Theo mirando de reojo a Draco.

—Pensemos —dijo Harry con simulado desconcierto—. ¿Conocemos a alguien que piense que los que vienen de familia muggle son escoria?

Varios se giraron hacia Draco quién giró los ojos fastidiado.

Miró a Hermione. Hermione miró hacia atrás, poco convencida.
—Si te refieres a Malfoy...

— Yo n soy el heredero de Slytherin- suspiró el chico.

— ¡Naturalmente! —dijo Ron—. Ya lo oísteis: «¡Los próximos seréis los sangre sucia!» Venga, no hay más que ver su asquerosa cara de rata para saber que es él...

— ¿Asquerosa cara de rata?- Draco parecía ofendido de verdad- Por allí no paso, nadie se mete con mi hermosa apariencia.

— Empiezo a notar el parentesco.- comentó James mirando a Sirius antes de que Ron pudiese contestar.

—  Sí, al fin y al cabo su madre es una Black.- añadió Remus.

— Sí vosotros tuvierais el rostro que yo tenía antes de que esa estúpida prisión me lo echara a perder tampoco querríais que se mancillara su honor.- dijo Sirius con prepotencia pero sin poder evitar que una nota de dolor se le colara en la voz cuando habló de Azcaban.

— Cariño, si quieres mi opinión creo que sigues siendo irresistiblemente atractivo.- le susurró Sus seductoramente en el  oído a Sirius. Este sonrió complacido y agradecido.

— ¿Malfoy, el heredero de Slytherin? —dijo escépticamente Hermione.

— ¿Y ese escepticismo?- preguntó Draco ofendido- ¿No crees que sea capaz de encontrar la cámara?

— No creo que seas capaz de enviar un monstruo a matar personas- le contestó Hermione- Serás un prepotente, engreído, racista y no sigo porqué usaría palabras que los de primero no deben oír pero no creo que seas un asesino.- Draco quedo mudo ante esta respuesta.

—Fíjate en su familia —dijo Harry, cerrando también sus libros—. Todos han pertenecido a Slytherin, él siempre alardea de ello. Podrían perfectamente ser descendientes del mismo Slytherin.

— Teniendo en cuenta que todas las familias de sangre pura están conectadas probablemente lo es pero tú y tu padre, yo, los Weasley, los Abbott, los Lombottong y muchos más también.- comentó Sirius.

Su padre es un verdadero malvado.

— Eso no puedo discutírtelo- comentó Scorp- Pero es demasiado cobarde y poco inteligente para hacer algo así.

— ¡Podrían haber conservado durante siglos la llave de la Cámara de los Secretos! —dijo Ron—. Pasándosela de padres a hijos...
—Bueno —dijo cautamente Hermione—, supongo que puede ser.

— Si Hermione no está de acuerdo están equivocados.- comentó Tonks tachando el nombre de Draco de la lista que, en su mente, había hecho con los posibles candidatos.

—Pero ¿cómo podríamos demostrarlo? —preguntó Harry; en tono de misterio.
—Habría una manera —dijo Hermione hablando despacio, bajando aún más la voz  y echando una fugaz mirada a Percy—. Por supuesto, sería difícil. Y peligroso, muy peligroso. Calculo que quebrantaríamos unas cincuenta normas del colegio.

— Te escuchamos.- dijeron a la vez los gemelos Weasley y los Prewett.

— Atentamente- añadieron los merodeadores con una sonrisa de anticipación.

— No, Hermione, tu también no.- sollozaba la señora Weasley.

— Señorita Granger…- le advertía la profesora animaga.

—Si, dentro de un mes más o menos, te parece que podrías empezar a explicárnoslo, háznoslo saber, ¿vale? —dijo Ron, airado.

— Impaciente- le regañó cariñosamente Rose.

—De acuerdo —repuso fríamente Hermione—. Lo que tendríamos que hacer es entrar en la sala común de Slytherin y hacerle a Malfoy algunas preguntas sin que sospeche que somos nosotros.

— Felicidades Sherlock- dijo Cormac- Pero eso es imposible.

— No, no lo es.- respondieron los del trío con satisfacción.

—Pero eso es imposible —dijo Harry, mientras Ron se reía.
—No, no lo es —repuso Hermione—. Lo único que nos haría falta es una poción multijugos.

A la profesora Sprouth le calló el libro de las manos de pura impresión mientras que los otros miembros del profesorado parpadeaban a la vez mirando a Hermione con incredulidad. Alastor reía por lo bajo mientras intentaba, a base de palmadas a la espalda, que el Ministro dejara de toser pues este se había atragantado con su propia saliva. Los gemelos Weasley se levantaron y, ante la sorpresa de todo el comedor, se pusieron de rodillas al suelo haciendo una reverencia a una muy sonrojada Hermione. Sirius, para salir de  su estupor, pellizcó a Remus.

— ¿Qué haces?- le preguntó este molesto.

— Comprobar que no es un sueño.- respondió Sirius con tranquilidad.- ¿Te ha dolido?

— Tienes que pellizcarte a ti, no a otro.- le regañó Remus.

— Hacerse daño a uno mismo es de locos. Ahora responde.- le contestó Sirius.

— Sí, ha dolido.- dijo Remus.

— Es decir, que no es un sueño.- dijo lentamente Sirius y entonces todo se desató.

Seamus y Dean comenzaron una ovación de aplausos a los que pronto se unió todo Gryffindor y parte de Hufflepuff y Ravenclaw. Los gemelos Prewett cogieron a Hermione y la levantaron entre los dos mientras ella estaba tan sorprendida que no podía reaccionar. Los gemelos Weasley se incorporaron y empezaron a lanzar cohetes mientras que James daba golpes de felicitación a la espalda de su hijo completamente eufórico. Mientras Lee y Sus eran los responsables de dirigir un cannon a dos voces alabando a Hermione y, de paso, criticando a las serpientes. Y Molly y Minerva… bueno, ellas se encontraban sollozando mientras murmuraban “porqué” “ella también” “creía que ella” “la hemos perdido”.

Las serpientes, pero, no participaban en este ambiente festivo, más bien por sus rostros y la atmósfera de encima de la mesa la gente podría creer que era un velatorio. La tonalidad de su rostro, pero, no hubiese encajado mucho en uno ya que cada uno tenia un color distinto desde el morado berenjena de Blaise hasta el pálido barón Sanguinario de Draco pasando evidentemente por el rojo semáforo de Tracey y el verde de verdura en dudoso estado de Daphne. El único que parecía indiferente a todo era Theo.

—  No montéis un drama chicos- les aconsejó este.

—  ¿Un drama?- preguntó Blaise- Ellos quieren… quieren colarse en nuestra sala común.

— ¿Y que? Muchas personas de otras casas han entrado par buscar un amigo o devolver algo.- comentó Theo.

— Sí, pero tenían permiso.- le contestó Draco.

— La verdad es que no os entiendo.- comentó Theo.

— ¡Violarán la integridad de nuestra sala común!- gritó Daphne con lágrimas en los ojos.

— ¿Integridad? Por el amor de Merlín que solo entraran le harán unas preguntas a Draco y se largaran, no seáis exagerados.- les regañó Theo- Y vosotros tampoco, que no es como si os fuerais a colar en Gringotts.- les dijo a los que todavía celebraban la decisión de Hermione.- ¿Podemos continuar leyeno?

— Señorita Granger, estoy muy decepcionada.- dijo McGonagall ignorando al chico.

— Así que ustedes fueron los que me robaron. Quiero un reembolso de todo lo que substrajeron y están castigados hasta fin de año.- rugió Snape.

— Es justo.- le murmuró Lily a James ya que este iba a contestarle al profesor.

— ¿Qué es eso? —preguntaron a la vez Harry y Ron.
—Snape la mencionó en clase hace unas semanas.
— ¿Piensas que no tenemos nada mejor que hacer en la clase de Pociones que escuchar a Snape? —dijo Ron.

— Legendaria frase hermanito.- le felicitó George.

— No sabes lo orgullosos que estamos de ti.- añadió Fred.

— Pues tal vez si escucharas más tus notas subirían.- gritó la señora Weasley.

— Yo no apostaría por eso.- susurró Snape y sonó más a amenaza que a consejo.

—Esa poción lo transforma a uno en otra persona. ¡Pensad en ello! Nos podríamos convertir en tres estudiantes de Slytherin. Nadie nos reconocería. Y seguramente Malfoy nos diría algo. Lo más probable es que ahora mismo esté alardeando de ello en la sala común de Slytherin.

— No soy tan estúpido como para cometer un delito penal y alardear de ello en público.- rugió el chico horrorizado.

—Esto del multijugos me parece un poco peligroso —dijo Ron,

— Lo es.- dijo Molly contenta de que alguien se diera cuenta.- No lo hagáis.

frunciendo el entrecejo—. ¿Y si nos quedamos para siempre convertidos en tres de Slytherin?

— Yo no podría soportarlo.- añadió sonriendo con complicidad a Blaise para que viera que bromeaba.

— ¿Desde cuanto te llevas tan bien con ese Slytherin?- preguntó Harry algo celosos.

—  Desde que me ayuda en mi croada anti-Lockhart.- le contestó Ron.

—El efecto se pasa después de un rato —dijo Hermione, haciendo un gesto con la mano como para descartar ese inconveniente—, pero lo realmente difícil será conseguir la receta. Snape dijo que se encontraba en un libro llamado Moste Potente Potions que se encuentra en la Sección Prohibida de la biblioteca.

Snape se golpeó mentalmente por decir eso a los alumnos.

Solamente había una manera de conseguir un libro de la Sección Prohibida: con el permiso por escrito de un profesor.

— Pues lo lleváis claro.- dijeron todos en el profesorado con una sonrisa.

—Será difícil explicar para qué queremos ese libro si no es para hacer alguna de las pociones.

— Sobretodo teniendo en cuenta que es un libro de recetas para hacer pociones.- puntualizó Sus.

—Creo —dijo Hermione— que si consiguiéramos dar la impresión de que estábamos interesados únicamente en la teoría, tendríamos alguna posibilidad...

— ¿Quién se tragará algo así?- preguntó Theo negando con la cabeza.

—No te fastidia... ningún profesor se va a tragar eso —dijo Ron—. Tendría que ser muy tonto...

— Lorckhart.- dijo Blaise al instante.- ¡Se lo pedisteis a ese inepto!- les acusó con la boca abierta.

— Culpables.- se declararon los tres muchachos.

— Que alguien lea otro capítulo antes de que me deprima porqué ese idiota seguro que firma.- comentó Blaise.

— Seguro que mi hermanita estaría encantada de consolarte.- murmuró Pavarti para que solo le oyera Lavander.

— Bien- dijo Hook cogiendo el libro- Yo leeré el siguiente: La «bludger» loca