lunes, 9 de abril de 2012

La Madriguera.

— Bien- dijo Molly- Creo que voy a empezar el capítulo- los chicos se sentaron en gryffindor.- La Madriguera.



— ¿Dónde os quedasteis?- preguntó Louis.



— Papá ha ido a buscar a tío Harry a su casa- explicó Rose.



— ¡Ron! —exclamó Harry, encaramándose a la ventana y abriéndola para poder hablar con él a través de la reja—. Ron, ¿cómo has logrado...? ¿Qué...?



— Te cuesta más que a mi hermano estructurar una frase y eso ya es decir- comentó Gwen recibiendo como respuesta un golpe amistoso de su gemelo.



Harry se quedó boquiabierto al darse cuenta de lo que veía. Ron sacaba la cabeza por la ventanilla trasera de un viejo coche de color azul turquesa que estaba detenido ¡ni más ni menos que en el aire!



Los de cuarto para abajo abrieron la boca a más no poder mientras que los alumnos mayores se daban codazos recordándose el incidente de principio de curso.



Sonriendo a Harry desde los asientos delanteros, estaban Fred y George,



— Bien- dijo Sus- fiesta asegurada.



los hermanos gemelos de Ron,



— Nop- dijeron ellos horrorizados- Esta frase puede entenderse mal.



— Somos hermanos de Ronnie- empezó Fred.



— Pero no sus gemelos- terminó George.



— Dios nos libre- exclamaron pero se llevaron un buen golpe por parte de Rose, Hermione y Ron junto con una mala mirada de Molly y una enfadada de Molls.



que eran mayores que él.



— Exacto- dijeron los dos sacando pecho.



— ¿Todo bien, Harry?

— ¿Qué ha pasado? —preguntó Ron—. ¿Por qué no has contestado a mis cartas?



— No le regañes por algo que no es culpa suya- le regañó Hermione.



— No le estaba regañando- se defendió Ron- Además ¿Cómo iba yo ha saber que no había recibido mis cartas?



— Podrías haberle preguntado antes- repuso Hermione- Hubiese sido de educación.- Ron abrió la boca para responder pero su hija le interrumpió.



— Queremos seguir- gritó enojada Siempre igual pensó.



— Esos modales Rosebud- le contestaron Ron y Hermione a la vez. El director prosiguió antes de que Rose pudiese contestar.



Te he pedido unas doce veces que vinieras a mi casa a pasar unos días,



— Bien- dijo Sirius encantado- Lo mejor de las vacaciones es pasarlas con tus mejores amigos- afirmó y los otros dos merodeadores sonrieron.



y luego mi padre vino un día diciendo que te habían enviado un apercibimiento oficial por utilizar la magia delante de los muggles.



— No fue él- gruñó todo el gran comedor.



— Solo porqué alguien hizo magia en su casa le cae un marrón- murmuró Allie enfadada. Scorp y Al se miraron con una sonrisa.



— Conozco esa sonrisa y no me va a gustar lo que estáis pensando- dijo Rose.



— ¿Estás desconfiando de nosotros?- dijo Scorp haciéndose el ofendido.



— Huy, muestran todos los síntomas de la enfermedad “He pensado una broma”- comentó Minie asustada.



— ¿Cuál es la idea?- preguntó Alex curioso.



— Hemos pensado que…- empezó Al para luego taparse la boca con las manos.



— ¿El veritaserum todavía dura?- preguntó extrañado Theo.- Por la dosis que se han tomado ya debería haber pasado su efecto.



— La durada del veritaserum puede cambiar- intervino Louis- Por ejemplo si la temperatura es muy alta el tiempo de duración bajará y si está muy baja subirá. Además la cantidad de los ingredientes tiene un pequeño margen de oscilación por lo que un mago experto podría variar un poco la formula por ejemplo…



— Aumentando la cantidad de raíces de mandrágora- terminó muy satisfecho Snape.- Por fin alguien que no es un alcornoque, una pena que seas Weasley.



  Yo no le encuentro la pena- contestó fríamente el chico ganándose una mirada de aprobación de su padre.



— Ocupémonos de estos- dijo Gwen cogiendo el brazo que tapaba la boca de Al para apartarlo de allí.



— Teníamos pensado ir a hacerle una visita a Jones y hacer magia en su casa- dijo Scorp antes que su amigo gracias a la persuasión de Alex.



— ¿Quién es Jones?- preguntó Ginny sorprendida.



— Un idiota que salió con Lilu solo por ser hija de Harry Potter.- repuso Al y  Scorp cerró los puños.- Y que da la casualidad de ser hijo de muggles por lo que si lo hacemos se verá en problemas.



— No iréis- gruñó Molls.-



— Pero…- empezaron los dos.



— Nada de peros- contestó la chica.- Ya le cobramos el haber dañado a Lilu con varias bromas, además de que lo que pensáis hacer es ilegal.



— Vale Molls- dijeron los dos a regañadientes.



— ¿Todos te obedecen?- preguntó Molly asombrada.



— Años de práctica y buenos pulmones abu- repuso su nieta con una sonrisa.



—No fui yo. Pero ¿cómo se enteró?



— ¿Bromeas?- pregunto Arthur- Al segundo lo sabíamos todos los del ministerio.



— Menudos cotilleos se generaron- apoyó Kingsley asintiendo. Harry se ruborizó.



—Trabaja en el Ministerio —contestó Ron—. Sabes que no podemos hacer ningún conjuro fuera del colegio.



— Ya te pareces a Hermione- se quejó Harry.



— Y a  Lily- afirmó su padre.



— Y a mamá- contribuyeron los gemelos Weasley.



— Molls hubiese sido más dura- explicaron los gemelos Wood.



— Callaos- gruñeron las cuatro y Ron que se ganó una sonrisa de su madre.



— ¡Tiene gracia que tú me lo digas! —repuso Harry, echando un vistazo al coche flotante.



— Está prohibido hacer magia- dijo Percy- No utilizar objetos hechizados. Aunque si nos metemos en tecnicismos también está prohibido hechizarlos.- comentó mientras su madre estaba fulminando a su padre con la mirada y echando humo.



— ¡Esto no cuenta! —explicó Ron—. Sólo lo hemos cogido prestado.



— Y sin permiso- rugió Molly enfadada.



Es de mi padre, nosotros no lo hemos encantado. Pero hacer magia delante de esos muggles con los que vives...



— Que no la hizo- exclamó todo el mundo exasperado.



—No he sido yo, ya te lo he dicho..., pero es demasiado largo para explicarlo ahora.



— No, simplemente tenías que decir fue un elfo doméstico- dijo Luna con lógica.



Mira, puedes decir en Hogwarts que los Dursley me tienen encerrado y que no podré volver al colegio, y está claro que no puedo utilizar la magia para escapar de aquí, porque el ministro pensaría que es la segunda vez que utilizo conjuros en tres días, de forma que...



— Eso hubiese sido sensato- rugieron Molly y Minerva a la vez.



— Y aburrido- contestaron los gemelos Weasley y los Prewett.



—Deja de decir tonterías —dijo Ron—. Hemos venido para llevarte a casa con nosotros.



— Sí- dijo Dudley encantado al ver como le miraban todos respondió- Me gustaría saber como son las casas de los magos.- se disculpó.



—Pero tampoco vosotros podéis utilizar la magia para sacarme...



— Están allí los gemelos Weasley- repuso Sirius con una sonrisa.



— No la necesitan- le apoyó Sus con una sonrisa.



—No la necesitamos —repuso Ron, señalando con la cabeza hacia los asientos delanteros y sonriendo—. Recuerda a quién he traído conmigo.



— A los magníficos gemelos Weasley- dijo Fred con una sonrisa.



— Si no conociese a mi hermano te llamaría engreído- comentó Al.



— Lo mismo haría yo si no conociese a Freddie- corroboró Molls.



—Ata esto a la reja —dijo Fred, arrojándole un cabo de cuerda.



— ¿Por qué llevabais una cuerda?- preguntó extrañada Gwen.



— Nunca se sabe lo que puede pasar- repuso George con una sonrisa.



—Si los Dursley se despiertan, me matan —comentó Harry,



— O como mínimo lo intentan- contestó Ron con una sonrisa.



atando la soga a uno de los barrotes. Fred aceleró el coche.



— Vamos Fred- dijeron a la vez los merodeadores a quienes les brillaron los ojos.



—No te preocupes —dijo Fred— y apártate.



— Hazle caso- pidió Lily algo asustada.



Harry se retiró al fondo de la habitación, donde estaba Hedwig, que parecía haber comprendido que la situación era delicada y se mantenía inmóvil y en silencio.



— Pájaro listo- comentó Allie.- Y aquí se demuestra que las lechuzas son mejores que las águilas.- dijo sacándole la lengua a Scorp.



— Sólo que esa lechuza es muy lista- dijo Scorp poniendo una mueca- Además ¿Qué tienes contra mi pobre Atenea?- preguntó.



— Nada- contestó Allie- Solo que las águilas no deberían traer el correo.



— ¿Porqué no?- se metió Al ganándose una sonrisa de su mejor amigo- Yo creo que es guay.



— Denigra el símbolo de mi casa- se quejó Rose.



— ¿Por qué?- preguntaron Al y Scorp a la vez.



— Porqué las águilas son un símbolo de inteligencia y no requiere un gran nivel intelectual traer el correo- contestó Rose.



— Ahora es cuando alguien se levanta y dice que su padre o su madre es cartero/a- comentó Blaise.



— Yo no quería decir que... No es que no sean…- empezó a balbucear Rose.



— No le hagas caso- le aconsejó Padma- Al parecer le gusta confundir a las chicas.- fulminó al chico con la mirada, este se sonrojó y empezó a balbucear incoherencias.



— Punto para mi hermana- le murmuró Pavarti a Lavander.



El coche aceleró más y más, y de pronto, con un sonoro crujido, la reja se desprendió limpiamente de la ventana



Los aplausos no se hicieron esperar, sobretodo los procedentes de Gryffindor.



mientras el coche salía volando hacia el cielo. Harry corrió a la ventana y vio que la reja había quedado colgando a sólo un metro del suelo.



— Por que poco- comentaron a la vez Molly y Lily con un suspiro de alivio.



Entonces Ron fue recogiendo la cuerda hasta que tuvo la reja dentro del coche.



— Un problema menos- dijo Alice con una sonrisa.



— Sí, pero todavía tienen que sacarle de esa casa- le contestó Frank con preocupación.



Harry escuchó preocupado, pero no oyó ningún sonido que proviniera del dormitorio de los Dursley.



— ¿Vernon no roncaba esa noche?- preguntó extrañada Petunia.



— Supongo que quiere decir ningún sonido fuera de lo normal- contestó Harry con una mueca.



Después de que Ron dejara la reja en el asiento trasero, a su lado, Fred dio marcha atrás para acercarse tanto como pudo a la ventana de Harry.

—Entra —dijo Ron.



— Hazlo- pidió James algo preocupado por su hijo.



—Pero todas mis cosas de Hogwarts... Mi varita mágica, mi escoba...



— Coge la escoba- suplicaron los gemelos Wood y su padre a la vez mientras Katie los miraba girando los ojos.



— ¿Dónde están?

—Guardadas bajo llave en la alacena de debajo de las escaleras.



— Al menos no te encerraron a tú allí como antes de que Hagrid te recogiera- comentó Lia.



Y yo no puedo salir de la habitación.



— Tú no- empezó Fabian.



— Pero ellos sí- terminó Guideon señalando orgullosamente a sus sobrinos.



—No te preocupes —dijo George desde el asiento del acompañante—. Quítate de ahí, Harry.



— Hazle caso- aconsejó Percy- Porqué tiene métodos no muy agradables para hacerte apartar- terminó fulminando a su hermano con la mirada.



Fred y George entraron en la habitación de Harry trepando con cuidado por la ventana.



— Recuérdeme poner algún hechizo en la mía director- dijo la profesora McGonagall fingiendo miedo cuando por dentro sonreía orgullosa.



«Hay que reconocer que lo hacen muy bien», pensó Harry



— Gracias- dijeron a la vez los gemelos Weasley mientras hacían una exagerada reverencia.



cuando George se sacó del bolsillo una horquilla del pelo para forzar la cerradura.



— ¿Sabéis hacerlo?- preguntó Dudley.



— Nosotros y todos nuestros hermanos- dijo Fred.



— Incluyendo a Harry- dijo Ron con una sonrisa que Harry le devolvió conmovido.



— Y vuestros sobrinos también- dejo caer Molls.



— Y estos les han enseñado a sus amigos- afirmaron Allie y los gemelos Wood a la vez.



— Muy práctico ya que la gente confía en que, al no saber hacer magia, no podemos abrir, por ejemplo, la caja donde mis padres guardan las golosinas que me quitan cuando me castigan- comentó Scorp sonriendo inocentemente.



— Recuérdame que tengo que poner varios hechizos protectores en esa caja- le susurró Astoria a Draco.



—Muchos magos creen que es una pérdida de tiempo aprender estos trucos muggles —observó Fred—,



— Que equivocados están- comentó George negando con la cabeza.



pero nosotros opinamos que vale la pena adquirir estas habilidades, aunque sean un poco lentas.



— No son una alohomora pero no están mal- comentó Percy.



— ¿Usted también?- preguntó Fudge- Creía que era el responsable.



— Lo soy- contestó Percy- Pero siempre he creído que cuando más sabe uno mejor para él.



— ¿Y de que puede servir saber forzar una cerradura?- preguntó burlón el ministro.



— Pues sirve para por ejemplo poder huir aun si te han quitado la varita o estás delante de muggles- contestó Molls con una sonrisa.



Se oyó un ligero «clic» y la puerta se abrió.



— Tengo que aprender a hacer eso- comentó en voz baja Terry.



—Bueno, nosotros bajaremos a buscar tus cosas. Recoge todo lo que necesites de tu habitación y ve dándoselo a Ron por la ventana —susurró George.



— Buen plan- les felicitó Arthur.



— Pero tened mucho cuidado- aconsejó Molly algo preocupada.



—Tened cuidado con el último escalón, porque cruje —les susurró Harry mientras los gemelos se internaban en la oscuridad.



— Tranquila abu- le susurró Louis- Están en la casa de Tío Harry no en la de un mortífago.- Molly le sonrió tiernamente.



— Gracias cariño- le susurró. Cuando se giró ella le murmuró a Fleur- Tu hijo es un encanto.



— Igual que el tuyo- contestó mientras miraba  a su futuro esposo con una sonrisa boba.



Harry fue cogiendo sus cosas de la habitación y se las pasaba a Ron a través de la ventana. Luego ayudó a Fred y a George a subir el baúl por las escaleras. Oyó toser al tío Vernon.



— Ojalá le coja una pulmonía- dijeron a la vez Lily y Dudley con rabia.



Una vez en el rellano, llevaron el baúl a través de la habitación de Harry hasta la ventana abierta.



— ¿No pesaba mucho?- preguntó extrañado Arthur.



— Después de un entrenamiento con el nazi del Quidditch- Fred señaló a Oliver- eres capaz de levantar cualquier cosa.



— Te comprendo Tío- suspiró Al- Tengo a sus hijos como co-capitanes.



— Los Wood tienen un problema con el Quidditch- comentó Leanne ganándose un golpe de su mejor amiga.



Fred pasó al coche para ayudar a Ron a subir el baúl,



— Al menos cuando la situación lo requiere trabajáis en equipo- dijo una muy complacida Molly.



mientras Harry y George lo empujaban desde la habitación. Centímetro a centímetro, el baúl fue deslizándose por la ventana. Tío Vernon volvió a toser.

—Un poco más —dijo jadeando Fred, que desde el coche tiraba del baúl—, empujad con fuerza... Harry y George empujaron con los hombros, y el baúl terminó de pasar de la ventana al asiento trasero del coche.



— Ahora largaos- rugió Minie.



— Rápidamente- apoyó Flitwick.



—Estupendo, vámonos —dijo George en voz baja.



— Por fin dices algo sensato hermano – murmuró Percy ganándose un golpe de este.



Pero al subir al alféizar de la ventana, Harry oyó un potente chillido detrás de él,



— ¿Te estabas dejando a tu lechuza?- preguntó Lavander boquiabierta.



— Pobre pajarito- se quejó Pavarti.



seguido por la atronadora voz de tío Vernon.



— No se despierta cuando un coche arranca unos barrotes de la pared pero sí cuando la lechuza grita- recopiló Susan incrédula.



— Hay gente muy rara en este mundo- le dijo Ernie a su lado.



— ¡ESA MALDITA LECHUZA!



— Como adoro a ese animal- comentó Sirius complacido.



— ¡Me olvidaba de Hedwig!



Todas las chicas de la sala le fulminaron con la mirada.



Harry cruzó a toda velocidad la habitación al tiempo que se encendía la luz del rellano.



— Corre papá- suplicó Al asustado.



— Vamos Harry- le secundó Scorp.



Cogió la jaula de Hedwig, volvió velozmente a la ventana, y se la pasó a Ron. Harry estaba subiendo al alféizar cuando tío Vernon aporreó la puerta, y ésta se abrió de par en par.



— Hay dios- murmuraron Rose y Hermione mientras se mordían el labio de forma idéntica.



Durante una fracción de segundo, tío Vernon se quedó inmóvil en la puerta;



— Es comprensible- comentó Luna- Incluso yo, que mis padres son brujos, me asustaría si viera a alguien salir por la ventana de un segundo piso y subiendo a un coche suspendido en el aire.



luego soltó un mugido como el de un toro furioso y, abalanzándose sobre Harry, lo agarró por un tobillo.



— Suéltalo- gruñeron a la vez James, Sirius, Al, Scorp, Lily y Ginny.



Ron, Fred y George lo asieron a su vez por los brazos, y tiraban de él todo lo que podían.



— Suerte que estamos fuertes- comentó Fred sacando bola. Angelina le golpeo la cabeza- ¿A que ha venido esto?



— Por engreído- contestó ella con una mueca de enfado.



— ¡Petunia! —bramó tío Vernon—. ¡Se escapa! ¡SE ESCAPA!



— Bien por él- gruñó Petunia- No tendrá que aguantarte por un largo tiempo.



Pero los Weasley tiraron con más fuerza, y el tío Vernon tuvo que soltar la pierna de Harry.



— Ja, mis hermanos son mejores bola de cebo- dijo Ginny sonriendo divertida.



— ¿Has grabado eso?- preguntó entre murmullos Scorp. Al sacó una pequeña grabadora de su bolsillo.



— Se acabaron sus regaños por insultar a la gente amigo- le respondió el chico con una sonrisa maliciosa.



Tan pronto como éste se encontró dentro del coche y hubo cerrado la puerta con un portazo,



— Cuidado con el coche- pidió Arthur algo preocupado.



gritó Ron:

— ¡Fred, aprieta el acelerador!

Y el coche salió disparado en dirección a la luna.



— ¡Libre!- exclamó Sus encantada.



Harry no podía creérselo: estaba libre.



— Conozco la sensación dijo Sirius algo melancólico y Remus le pasó el brazo por los hombros.



Bajó la ventanilla y, con el aire azotándole los cabellos,



— Despeinándolo todavía más- suspiró Ginny.- No puedo creer que el pelo despeinado resulte tan atractivo.



volvió la vista para ver alejarse los tejados de Privet Drive. Tío Vernon, tía Petunia y Dudley estaban asomados a la ventana de Harry, alucinados.



— Los coches no suelen volar- explicó innecesariamente Dudley.



— ¡Hasta el próximo verano! —gritó Harry.



— Ese es mi hijo- dijo James con una sonrisa.



Los Weasley se rieron a carcajadas, y Harry se recostó en el asiento, con una sonrisa de oreja a oreja.



— Igual que James siempre que hacíamos alguna travesura- recordó Sirius.



—Suelta a Hedwig —dijo a Ron— y que nos siga volando. Lleva un montón de tiempo sin poder estirar las alas.



— Pobre animal- suspiró Hannah- Es una crueldad no dejar que vuele.



George le pasó la horquilla a Ron y, en un instante, Hedwig salía alborozada por la ventanilla y se quedaba planeando al lado del coche, como un fantasma.



— ¿Porqué un fantasma tendría que planear al lado de vuestro coche?- preguntó extrañada Luna.



—Entonces, Harry, ¿por qué...? —preguntó Ron impaciente—.



— Como siempre- dijo Rose negando con la cabeza.



¿Qué es lo que ha ocurrido?

Harry les explicó lo de Dobby, la advertencia que le había hecho y el desastre del pudín de violetas. Cuando terminó, hubo un silencio prolongado.



— ¿Tu historia era tan aburrida que se adurmieron cara cortada?- se burló Draco.



— Mira hurón engreído…- empezó a replicar Harry.



— ¿Queréis callaros?- gruñó  Al.



— No os atreváis a discutiros- añadió Scorp.



— Oye que aquí los padres somos nosotros- les regañó Draco.



— Y nosotros los hijos que tienen que aguantar la inmadurez de sus padres que para el colmo no paren de discutir- replicaron los dos a la vez.



—Muy sospechoso —dijo finalmente Fred.

—Me huele mal —corroboré George—.



— ¿Tu habitación?- preguntó Bill.



— No te preocupes- añadió Charlie- El primer paso es reconocerlo.



¿Así que ni siquiera te dijo quién estaba detrás de todo?



— No podía señor- se disculpó Dobby con una breve reverencia.



—Creo que no podía —dijo Harry—, ya os he dicho que cada vez que estaba a punto de irse de la lengua, empezaba a darse golpes contra la pared.

Vio que Fred y George se miraban.



— A la larga te acostumbras- dijo Percy.



— ¿Creéis que me estaba mintiendo? —preguntó Harry



— Jamás señor- dijo Dobby con los ojos llorosos.



—Bueno —repuso Fred—, tengamos en cuenta que los elfos domésticos tienen mucho poder mágico,



— Muchísimo- corroboró Luna- Pero la mayoría de magos no se dan cuenta.



— O vamos- dijo Pansy- ¿Qué poder pueden tener estos seres patéticos?



— Pueden aparecerse y desaparecerse en Hogwarts y ningún mago puede hacerlo- contestó Rose.



— Dobby- dijo Hermione con una sonrisa- ¿Podrías enseñarle a Parkinzorra, es decir Parkinson vuestro poder?- dijo sonriéndole a Astoria.



— Claro señorita- contestó el elfo y al chascar los dedos hizo aparecer una jauría de perros que solo atacaban a la serpiente.



— Ayudadme, por favor- gritaba la chica y Dobby chasqueó otra vez los dedos alzando a la chica a una altura de tres metros donde los perros no la podían pillar.



— ¿Qué hacemos con esos bichos?- preguntó Theo.



Hagrid, Al y Sirius se levantaron y en un minuto la jauría les estaba lamiendo y jugando con ellos.



— Que perritos más encantadores- comentó Sirius- ¿Podemos quedarnos con este, Sus?- dijo alzando un cachorrito marrón con una mancha negra encima del ojo derecho.- Por favor- dijo con un puchero que el perrito imitó.



— ¿No tenemos ni casa y ya quieres adoptar a un perro?- preguntó la chica con una sonrisa.



— O vamos- suplicó Sirius- ¿No  ves lo adorable que es?- preguntó el animago con su mejor sonrisa.



— De acuerdo- contestó la chica- Pero lo sacarás a pasear tú.



— Bien- dijo Sirius saltando como un niño pequeño y el perrito saltó sobre Sus para lamer su rostro.- Ey- se quejó Sirius al verlo- Es mi novia, pequeño.



— No seas celoso- le regañó Sus- ¿Y como vamos a llamarlo?- preguntó sosteniendo el cachorro.



— Reggie- dijo Sirius seriamente. Y Sus asintió.



— Papi, te he dicho que eres asombroso y muy inteligente…- empezó Al formando su mejor sonrisa.



— ¿Cuál quieres tú?- preguntó Harry con una sonrisa.



— Todos los otros- contestó el chico con una gran sonrisa.



— Ni hablar- rugió Ginny antes de que Harry pudiera contestar- Una casa no es un lugar para cuatro perros.- dijo enfadada- Y estoy segura que tu madre, sea quien sea, estará de acuerdo conmigo- agregó.



— Eso seguro- afirmó Al.- Pero uno sí ¿verdad papá?



— Sí, uno sí- contestó el chico.



— El negro- dijo señalando un enorme perro pastor.- Blackie- dijo con una sonrisa burlona mirando a Sirius.



— ¿Y que hacemos con los otros tres?- preguntó Hagrid- Yo me los quedaría pero  Fang es muy celoso.



— ¿Chicos?- preguntó Al con una sonrisa melosa.



— Yo no puedo Al- repuso Scorp- Según mamá ya tengo demasiadas mascotas y además, los pavos reales y los perros no se llevan bien- explicó.



— Es que un perro podría romper mis plantitas.- se disculpó Allie.



— Yo soy más de gatos, Al- dijo Rose con una sonrisa.



— ¿Molls? ¿Louis? ¿Wood’s?- preguntó el ojiverde.



— Yo quiero esa- dijo Molls señalando a una enorme San bernardo blanca- ¿Puedo papá?



— ¿No es muy grande?- dijo pensativo- Aunque cuando más grande más fuerte morderá a tus pretendientes- todos se giraron hacia él- ¿Qué? Al fin y al cabo soy un Weasley.



— ¿Entonces puedo quedármelo?- preguntó la chica abrazando al animal- A Lucy le chiflará.- agregó.



— ¿Quién es Lucy?- preguntó extrañado Percy.



— Mi hermanita- contestó- Creo que la llamaré… Niebla- afirmó la chica.



— Nosotros no tenemos tiempo para un perro- se disculparon los Wood.



— Victorie es alérgica- comentó Louis.



— Yo me quedo con el dálmata.- afirmó Blaise.



— ¿No te prohibió tu madre tener un perro?- preguntó Theo.



— Exacto- dijo el chico con una sonrisa.- Me he decidido a cogerlo por eso y porqué mi madre no puede estar a diez metros de un perro sin que se le ponga la nariz como un pimiento.- añadió mientras le daba unas palmaditas al perro que ladró como si estuviese riendo- Vamos a llevarnos muy bien nosotros.- afirmó con una sonrisa.



— Queda uno…- afirmó Hagrid levantando a un pequeño foxterrier.



— Bueno- dijo la profesora McGonagall- No podemos abandonar a un perrito tan pequeño. Y a Filch le va bien teniendo a un animal para pillar a los alumnos.- con un hechizo el perrito fue volando hasta la mesa de los profesores- ¿Me ayudarás “castigo”?- preguntó la profesora con una sonrisa satisfecha y el perrito ladró contento.



— ¿Minie con un perrito?- preguntó James con los ojos abiertos.



— Y nosotros que creíamos que lo habíamos visto todo- le apoyaron los Prewett.



— Podríais bajarme- gritó Pansy ya harta de estar suspendida en el aire.



— Claro señorita- contestó Dobby y Pansy calló al suelo como un saco de patatas.



pero normalmente no lo pueden utilizar sin el permiso de sus amos. Me da la impresión de que enviaron al viejo Dobby



— Dobby no es viejo señor- dijo el elfo algo ofendido.



— Lo siento- se disculpó Fred- era una forma de hablar.



para impedirte que regresaras a Hogwarts. Una especie de broma.



— Pues no es mala idea- dijo Draco pensativo.- No he dicho eso- añadió asqueado por haber apoyado una idea de un Weasley.



¿Hay alguien en el colegio que tenga algo contra ti?



— ¿Tuviste que preguntarlo?- Percy estaba incrédulo



—Sí —respondieron Ron y Harry al unísono.

—Draco Malfoy —dijo Harry—. Me odia.



— Más bien te detesto Potter- rugió el chico pero calló al ver la mirada de su hijo. La razón por la que Harry no contestó fue porqué Al y Blakcie le estaban mirando mal.



— ¿Draco Malfoy? —dijo George, volviéndose—. ¿No es el hijo de Lucius Malfoy?



Scorp gruñó con desagrado y Draco asintió con algo de miedo.



—Supongo que sí, porque no es un apellido muy común —contestó Harry—. ¿Por qué lo preguntas?

—He oído a mi padre hablar mucho de él



— “Hablar” no es el verbo que yo hubiese utilizado- comentó Bill.



— Se me ocurren muchos más adecuados.- le secundó Charlie- Insultar, despreciar o despotricar por ejemplo.



—dijo George—. Fue un destacado partidario de Quien-tú-sabes.



— Un lame suelas despreciable- dijo Sirius con desagrado- Todavía no sé que le vio Cissy.



—Y cuando desapareció Quien-tú-sabes —dijo Fred, estirando el cuello para hablar con Harry—, Lucius Malfoy regresó negándolo todo.



— Muy típico de él- está vez fue James el que compuso una mueca.



Mentiras...



— Para decirlo suavemente- rugió Augusta.



— Parad de meteros todos con mi padre- gritó Draco.



— Que pare el de meterse contigo diariamente- contestó Scorp.- Soy el primero en odiar a ese tipo papá y tu también deberías hacerlo.



— Es mi padre- contestó Draco- Y si sacará más buenas notas…



— Papá, jamás estará satisfecho- le dijo Scorp.



— Con que eso es el síndrome de Estocolmo- comentó Louis.



— No creo que sea el momento Louis- le dijo Gwen con el ceño fruncido.



Mi padre piensa que él pertenecía al círculo más próximo a Quien-tú-sabes.



— No se él pero su cuñada seguro que sí- afirmó negramente Sirius.



— Esa bruja- rugió Neville- Debería estar muerta.



Harry ya había oído estos rumores sobre la familia de Malfoy, y no le habían sorprendido en absoluto. En comparación con Malfoy, Dudley Dursley era un muchacho bondadoso, amable y sensible.



Dudley se sonrojó y Scorp frunció el ceño, cosa que Al vio.



— Papá, discúlpate por favor- pidió Al.- Se que te molestó en el colegio pero cambiará y no quiero que Scorp se enfade.



— Ok,- dijo Harry- Solo porqué tu hijo es amigo del mío- advirtió a Draco- Lo siento.



— Y solo por Scorp- dijo Draco- diré que me merecía ese comentario.



—No sé si los Malfoy poseerán un elfo —dijo Harry.



— ¿Uno?- preguntaron a la vez y ofendidos Scorp y Draco.



—Bueno, sea quien sea, tiene que tratarse de una familia de magos de larga tradición, y tienen que ser ricos —observó Fred.



— Como los Black, los Malfoy, los Lestrange, los Montague…- empezó Sirius con aburrimiento.



—Sí, mamá siempre está diciendo que querría tener un elfo doméstico que le planchase la ropa —dijo George—.



— Yo puedo ayudarla- dijo Dobby con una reverencia servil.



— Gracias Dobby pero aunque digo eso para que estos siete se dignen a ayudarme en realidad me gusta hacer las tareas de casa- le confió.



Pero lo único que tenemos es un espíritu asqueroso y malvado en el ático,



— ¿Lo único?- dijeron Sirius y James con los ojos brillantes.



— No Sirius- dijo Sus- No puedes tener un espíritu.



— Jo- dijo él cruzándose de brazos y Reggie soltó un gemido ahogado y le sacó la lengua a Sus.



— Tú tampoco puedes James- advirtió Lily y James puso morritos enfadado.



y el jardín lleno de gnomos.



Arthur y Luna sonrieron a la vez.



Los elfos domésticos están en grandes casas solariegas y en castillos y lugares así,



— Tienes unos veinte- le comentó James a Harry.



— Veintiuno- corrigió Al pensando en Kreacher.



y no en casas como la nuestra. Harry estaba callado. A juzgar por el hecho de que Draco Malfoy tenía normalmente lo mejor de lo mejor, su familia debía de estar forrada de oro mágico.



— Se podría decir que no vamos mal de dinero- dijo Scorp con una sonrisa petulante.



Podía imaginárselo dándose aires en una gran mansión.



— Yo no me doy aires.- se quejó el chico pero calló al ver la cara de incredulidad de los que le rodeaban.



También parecía encajar con el tipo de cosas que Malfoy podría hacer, el enviar a un criado para que impidiera que Harry volviese a Hogwarts.



— Por desgracia no se me ocurrió- dijo Draco algo enojado consigo mismo.



¿Había sido un estúpido al dar crédito a Dobby?



— No señor- dijo Dobby- Dobby jamás le engañaría señor.



—De cualquier manera, estoy muy contento de que hayamos podido rescatarte —dijo Ron—. Me estaba preocupando que no respondieras a mis cartas.



— Y si Ron llegó a preocuparse- comentaron los gemelos Weasley.



Al principio le echaba la culpa a Errol...



— Pobrecillo- dijo Ginny- No entiendo porqué le tienes tanta manía.



— ¿Quién es Errol?

— Nuestra lechuza macho. Pero está viejo. No sería la primera vez que le da un colapso al hacer una entrega.  Así que intenté pedirle a Percy que me prestara a Hermes...



— El dios mensajero- comentó Molls- Buena elección de nombre papá- dijo acariciando a Niebla.



— ¿Quién?

—La lechuza que nuestros padres compraron a Percy cuando lo nombraron prefecto —dijo Fred desde el asiento delantero.



— Prefecto Perfecto- se burlaron los gemelos.



—Pero Percy no me la quiso dejar —añadió Ron—. Dijo que la necesitaba él.



— ¡Percival!- le regañó Molly- Sé más generoso.



— Sí mamá- contestó el chico cabizbajo.



—Este verano, Percy se está comportando de forma muy rara —dijo George,



— Rara incluso para él- agregó George al ver las caras de Bill y de Charlie.



frunciendo el entrecejo—. Ha estado enviando montones de cartas y pasando muchísimo tiempo encerrado en su habitación...



— Me huele a novia.- dijo Remus en un murmullo.





— Lo dudo- afirmó Sirius.



— Diez sickles- dijeron a la vez con una sonrisa.



No puede uno estar todo el día sacando brillo a la insignia de prefecto.



Varios rompieron a reír bajo la mirada reprobatoria de Molly, Percy y Molls



Te estás desviando hacia el oeste, Fred —añadió, señalando un indicador en el salpicadero. Fred giró el volante.

— ¿Vuestro padre sabe que os habéis llevado el coche? —preguntó Harry,



— Claro- dijo él con sarcasmo.



adivinando la respuesta.

—Esto..., no —contestó Ron—, esta noche tenía que trabajar.



— Como la mayoría de noches- gruñó Molly enfadada.



Espero que podamos dejarlo en el garaje sin que nuestra madre se dé cuenta de que nos lo hemos llevado.



— ¿Y cómo explicaréis la llegada de Harry?- preguntó Lia extrañada.



— ¿Qué hace vuestro padre en el Ministerio de Magia?



— Trabajar- dijo Louis como si fuera obvio.



—Trabaja en el departamento más aburrido —contestó Ron—: el Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles.



— No es aburrido- se quejó Arthur.



— Supongo que nos gustan cosas distintas papá- afirmó el chico.



— ¿El qué?

—Se trata de cosas que han sido fabricadas por los muggles



— Por ejemplo coches- preguntó Molly furiosa. Arthur palideció.



pero que alguien las encanta, y que terminan de nuevo en una casa o una tienda muggle. Por ejemplo, el año pasado murió una bruja vieja, y vendieron su juego de té a un anticuario.



— Eso fue horrible- suspiró Arthur.



Una mujer muggle lo compró, se lo llevó a su casa e intentó servir el té a sus amigos. Fue una pesadilla. Nuestro padre tuvo que trabajar horas extras durante varías semanas.  



— No me lo recuerdes.- se quejaron a la vez los señores Weasley.



— ¿Qué ocurrió?

— Pues que la tetera se volvió loca y arrojó un chorro de té hirviendo por toda la sala, y un hombre terminó en el hospital con las tenacillas para coger los terrones de azúcar aferradas a la nariz.



— No fue gracioso- rugió Arthur y todos los que habían reído se callaron a la vez.



Nuestro padre estaba desesperado, en el departamento solamente están él y un viejo brujo llamado Perkins, y tuvieron que hacer encantamientos para borrarles la memoria y otros trucos para que no se acordaran de nada.



— Podrían contratar a Gilderoy Lockhart- gruñó Ron enfadado.



—Pero vuestro padre..., este coche...

Fred se rió.

—Sí, le vuelve loco todo lo que tiene que ver con los muggles,



— Eso no es cierto- se quejó el hombre completamente ruborizado.



tenemos el cobertizo lleno de chismes muggles. Los coge, los hechiza y los vuelve a poner en su sitio. Si viniera a inspeccionar a casa, tendría que arrestarse a sí mismo.



— Eso sería divertido- comentó Ernie.



A nuestra madre la saca de quicio.



— Con razón- dijo Minie- Aún recuerdo cuando estaba en Hogwarts.- Castigo le gruñó.



—Ahí está la carretera principal —dijo George, mirando hacia abajo a través del parabrisas—. Llegaremos dentro de diez minutos... Menos mal, porque se está haciendo de día.



— ¿Dónde está lo bueno?- dijo Fabian.



— Así Molly os pillará con más facilidad.- aseguró Guideon.



Un tenue resplandor sonrosado aparecía en el horizonte, al este. Fred dejó que el coche fuera perdiendo altura, y Harry vio a la escasa luz del amanecer el mosaico que formaban los campos y los grupos de árboles.

—Vivimos un poco apartados del pueblo —explicó George—. En Ottery Saint Catchpole.

El coche volador descendía más y más. Entre los árboles destellaba ya el borde de un sol rojo y brillante.

— ¡Aterrizamos! —exclamó Fred cuando, con una ligera sacudida, tomaron contacto con el suelo. Aterrizaron junto a un garaje en ruinas en un pequeño corral, y Harry vio por vez primera la casa de Ron.



— La madriguera- dijeron a la vez todos los Weasley, Scorp, Harry, Allie y los gemelos Wood.



Parecía como si en otro tiempo hubiera sido una gran pocilga de piedra, pero aquí y allá habían ido añadiendo tantas habitaciones que ahora la casa tenía varios pisos de altura y estaba tan torcida que parecía sostenerse en pie por arte de magia,



— Y lo hace- dijo Arthur con orgullo.



y Harry sospechó que así era probablemente. Cuatro o cinco chimeneas coronaban el tejado. Cerca de la entrada, clavado en el suelo, había un letrero torcido que decía «La Madriguera».



Los antes mencionados aplaudieron.



En torno a la puerta principal había un revoltijo de botas de goma y un caldero muy oxidado. Varias gallinas gordas de color marrón picoteaban a sus anchas por el corral.

—No es gran cosa.



— Claro que sí-  dijeron todos los del futuro ofendidos.



—Es una maravilla —repuso Harry, contento, acordándose de Privet Drive.



— Es un hogar- resumió Sirius con una sonrisa.



Salieron del coche.

—Ahora tenemos que subir las escaleras sin hacer el menor ruido —advirtió Fred—, y esperar a que mamá nos llame para el desayuno. Entonces tú, Ron, bajarás las escaleras dando saltos y diciendo: «¡Mamá, mira quién ha llegado esta noche!» Ella se pondrá muy contenta, y nadie tendrá que saber que hemos cogido el coche.



— ¿Ese era vuestro plan?- preguntó incrédulo Lee.



— Y pensar que os tenía por bromistas- comentó Sus.



— Pésimo- gruñó McGonagall y castigo soltó un ladrido decepcionado.



— Ese perro cada vez se parece más a Minie- comentó con miedo Ernie.



—Bien —dijo Ron—. Vamos, Harry, yo duermo en el...

De repente, Ron se puso de un color verdoso muy feo y clavó los ojos en la casa.



— Mamá a la vista- susurró Bill haciendo reír a Charlie.



Los otros tres se dieron la vuelta. La señora Weasley iba por el corral espantando a las gallinas,



— Y a todo ser viviente con instinto de conservación- añadió Ron.



y para tratarse de una  mujer pequeña, rolliza y de rostro bondadoso, era sorprendente lo que podía parecerse a un tigre de enormes colmillos.



— ¿Un tigre?- preguntó Fred



— Más bien un león furioso que lleva cinco días sin comer- añadió George.



— Callaos- rugió Molly.



— Sí mamá- contestaron los dos a la vez.



— ¡Ah! —musitó Fred.

— ¡Dios mío! —exclamó George.



— Huid tíos- aconsejó Louis.



La señora Weasley se paró delante de ellos, con las manos en las caderas, y paseó la mirada de uno a otro. Llevaba un delantal estampado de cuyo bolsillo sobresalía una varita mágica.



— Una amenazadora varita- añadió Ron asustado.



—Así que... —dijo.

—Buenos días, mamá —saludó George, poniendo lo que él consideraba que era una voz alegre y encantadora.



— Que en realidad era una voz aterrorizada que tartamudeaba- añadió Molly con una sonrisa.



— ¿Tenéis idea de lo preocupada que he estado? —preguntó la señora Weasley en un tono aterrador.



— No,- dijo Bill- Pero se lo vas a decir al momento.



— Y a grito pelado- añadió Charlie.



— Que ejemplo para vuestros sobrinos- gruñó Molly- Y tú hijo Bill, intentar socavar la autoridad de vuestra madre. Estáis castigados.



— Sí mamá- contestaron los tres a la vez.



—Perdona, mamá, pero es que, mira, teníamos que...

Aunque los tres hijos de la señora Weasley eran más altos que su madre, se amilanaron cuando descargó su ira sobre ellos.



— El propio Innombrable se amilanaría si mamá descargara su ira contra él- afirmó Percy.



— ¡Las camas vacías! ¡Ni una nota! El coche no estaba..., podíais haber tenido un accidente... Creía que me volvía loca, pero no os importa, ¿verdad?... Nunca, en toda mi vida... Ya veréis cuando llegue a casa vuestro padre,



— Papá no es el que nos preocupa- afirmó Ron sonriendo al aludido.



un disgusto como éste nunca me lo dieron Bill, ni Charlie, ni Percy...



— Porqué no te enteraste de todo lo que hicimos- murmuraron los tres a media voz,  por suerte su madre no les oyó.



—Percy, el prefecto perfecto —murmuró Fred.



— Oye- se quejó este- Que mamá también puso de ejemplo a Charlie y a Bill.



— ¡PUES PODRÍAS SEGUIR SU EJEMPLO! —gritó la señora Weasley,



— Si ya y nosotros podríamos seguir el de Molls- dijo Louis con sarcasmo.



dándole golpecitos en el pecho con el dedo—. Podríais haberos matado o podría haberos visto alguien, y vuestro padre haberse quedado sin trabajo por vuestra culpa...



— Molly no exageres querida- dijo Arthur.- Vas a traumatizar a los niños.



Les pareció que la reprimenda duraba horas. La señora Weasley enronqueció de tanto gritar



— Eso es lo que parece pero si luego haces algo, no sé, como ir a entrenar Quidditch a media noche- dijo Charlie- descubres que puede seguir gritando 24 horas más.



y luego se plantó delante de Harry, que retrocedió asustado.



— Si es como Dorea a ti no te regañará- comentó Remus.



— Habló el consentido de mamá- refunfuñaron Sirius y James.



—Me alegro de verte, Harry, cielo —dijo—. Pasa a desayunar.



— Ves- dijo Remus con una sonrisa arrogante. Castigos le ladró como si lo reprimiera.



— Minie es capaz de corromper hasta a los perritos- dijo Sirius asustado mientras abrazaba a su Reggie.



La señora Weasley se encaminó hacia la casa y Harry la siguió, después de dirigir una mirada azorada a Ron, que le respondió animándolo con un gesto de la cabeza.



— El conocía el terreno y la situación- se defendió Harry.



La cocina era pequeña y todo en ella estaba bastante apretujado. En el medio había una mesa de madera que se veía muy restregada, con sillas alrededor. Harry se sentó tímidamente, mirando a todas partes. Era la primera vez que estaba en la casa de un mago.



— No es cierto- se quejó James.



— La primera vez que puede recordar cariño- le dijo Lily.



El reloj de la pared de enfrente sólo tenía una manecilla y carecía de números. En el borde de la esfera había escritas cosas tales como «Hora del té», «Hora de dar de comer a las gallinas» y «Te estás retrasando».



— Necesito uno de estos- comentó Petunia sonriendo.



Sobre la repisa de la chimenea había unos libros en montones de tres, libros que tenían títulos como La elaboración de queso mediante la magia, El encantamiento en la repostería o Por arte de magia: cómo preparar un banquete en un minuto.



— Grandes libros- afirmaron los Weasley y Sirius- Por cierto- siguió Sirius- Ya debe ser hora de comer.



— Terminemos el capítulo señor Black- dijo Dumby con una sonrisa.



Y, a menos que Harry hubiera escuchado mal, la vieja radio que había al lado del fregadero acababa de anunciar que a continuación emitirían el programa «La hora de las brujas, con la popular cantante hechicera  Celestina Warbeck».



Fleur compuso una mueca de desagrado pero el gritito entusiasmado de la señora Weasley la hizo desistir de hacer algún comentario.



La señora Weasley preparaba el desayuno sin poner demasiada atención en lo que hacía,



— Mamá podría cocinar un banquete con los ojos cerrados- dijo Ron con orgullo.



y en el rato que tardó en freír las salchichas echó unas cuantas miradas de desaprobación a sus hijos. De vez en cuando murmuraba: «cómo se os pudo ocurrir» o «nunca lo hubiera creído».



— ¿En serio nunca hubieses creído eso de tus gemelos, hermana?- preguntó Guideon.



— Pues en ese caso eres muy inocente-puntualizó Fabian.



—Tú no tienes la culpa, cielo —aseguró a Harry, echándole en el plato ocho o nueve salchichas—. Arthur y yo también hemos estado muy preocupados por ti.



— Cierto- aseguró Arthur a la vez que asentía con la cabeza.



Anoche mismo estuvimos comentando que si Ron seguía sin tener noticias tuyas el viernes, iríamos a buscarte para traerte aquí.



— Entonces ¿Dónde está le problema?- preguntó Charlie.



— El problema Charles es que no pensábamos cruzar el país volando en un coche ilegal- rugió Molly.



Pero —dijo mientras le servía tres huevos fritos— cualquiera podría haberos visto atravesar medio país volando en ese coche e infringiendo la ley…



 Lily, Molls y Minie asentían mientras los bromistas giraban los ojos.



Entonces, como si fuera lo más natural, dio un golpecito con la varita mágica en el montón de platos sucios del fregadero, y éstos comenzaron a lavarse solos, produciendo un suave tintineo.



— Es lo más natural- dijo Ginny extrañada.



— Para ti- puntualizo Harry- No para mí.



—Ojalá lo fuera- suspiró Petunia.



— ¡Estaba nublado, mamá! —dijo Fred.

— ¡No hables mientras comes! —le interrumpió la señora Weasley.



— No dejar que expongan sus argumentos va en contra de los derechos humanos mamá- dijo Percy.



— Me importa bien poco Percival- gruñó Molly asustando al chico.



— ¡Lo estaban matando de hambre, mamá! —dijo George.

— ¡Cállate tú también! —atajó la señora Weasley,



Esta vez Percy se abstuvo de comentar nada.



pero cuando se puso a cortar unas rebanadas de pan para Harry y a untarlas con mantequilla, la expresión se le enterneció.



— Porqué mamá nos quiere aunque trate de disimularlo- afirmaron los gemelos a la vez.



En aquel momento apareció en la cocina una personita bajita y pelirroja, que llevaba puesto un largo camisón y que, dando un grito, se volvió corriendo.



Todos se giraron hacia la sonrojadísima pelirroja.



—Es Ginny —dijo Ron a Harry en voz baja—, mi hermana. Se ha pasado el verano hablando de ti.



— Eso también lo he gravado- susurró Al antes de que Scorp le preguntara.



— Estamos consiguiendo mucho material para intercambios- comentó el chico con una sonrisa.



— Di más bien herramientas para chantajear- corrigió Rose.



— Y que conste que nosotras estamos en contra- la secundó Allie.



—Sí, debe de estar esperando que le firmes un autógrafo, Harry —dijo Fred con una sonrisa,



En el presente no tenía la sonrisa debido a un fuerte pisotón que le propinó su hermanita. Aunque esto no impidió que varios se rieran del comentario cosa que incrementó notablemente el sonrojo de la Weasley.



pero se dio cuenta de que su madre lo miraba y hundió la vista en el plato sin decir ni una palabra más. No volvieron a hablar hasta que hubieron terminado todo lo que tenían en el plato, lo que les llevó poquísimo tiempo.



— Genes Weasley- dijeron todos los que los tenían con una sonrisa.



—Estoy que reviento —dijo Fred, bostezando y dejando finalmente el cuchillo y el tenedor—. Creo que me iré a la cama y…



— Error- dijeron James y Sirius a la vez.



—De eso nada —interrumpió la señora Weasley—. Si te has pasado toda la noche por ahí, ha sido culpa tuya. Así que ahora vete a desgnomizar el jardín, que los gnomos se están volviendo a desmadrar.



— Te lo dijimos- afirmaron los dos animagos.



—Pero, mamá...

—Y vosotros dos, id con él —dijo ella, mirando a Ron y Fred—. Tú sí puedes irte a la cama, cielo —dijo a Harry—. Tú no les pediste que te llevaran volando en ese maldito coche.



— Cómo si Harry fuese a dejar tirado a su mejor amigo- dijo Scorp.



— ¿Qué es desgnomizar?- preguntó Dudley muy curioso.



— Lo sabrás a continuación- le respondió Harry.



Pero Harry, que no tenía nada de sueño, dijo con presteza:

—Ayudaré a Ron, nunca he presenciado una desgnomización.

—Eres muy amable, cielo, pero es un trabajo aburrido —dijo la señora Weasley.



— De eso nada- se quejaron todos los adolescentes de la sala- es muy divertido.



Pero veamos lo que Lockhart dice sobre el particular.



— ¿Tal vez algo que ha robado?- preguntó Ron con sarcasmo y rabia.



Y cogió un pesado volumen de la repisa de la chimenea. George se quejó.

—Mamá, ya sabemos desgnomizar un jardín.



— Lo sabe hacer todo el mundo- dijo Draco.



— Yo no- comentó Dudley.



— Todos los que se han criado con gnomos- se corrigió Draco.



Harry echó una mirada a la cubierta del libro de la señora Weasley. Llevaba escritas en letras doradas de fantasía las palabras «Gilderoy Lockhart: Guía de las plagas en el hogar».



— Todo lo que pone en este libro no es mío sino que ha sido robado de alguien mucho más inteligente y modesto que yo- dijo Ron como si lo leyera a la contraportada haciendo reír a los tres que le oyeron: Harry, Hermione y Rose.



Ocupaba casi toda la portada una fotografía de un mago muy guapo de pelo rubio ondulado y ojos azules y vivarachos.



Varias chicas suspiraron mientras los chicos componían muecas de asco.



Como todas las fotografías en el mundo de la magia, ésta también se movía: el mago, que Harry supuso que era Gilderoy Lockhart, guiñó un ojo a todos con descaro.



Las muecas de asco que intensificaron así como también los suspiros.



La señora Weasley le sonrió abiertamente.

—Es muy bueno —dijo ella—, conoce al dedillo todas las plagas del hogar,



— Concretamente conoce al dedillo a alguien que conoce las plagas del hogar- corrigió Ron.



es un libro estupendo...

—A mamá le gusta —dijo Fred, en voz baja pero bastante audible.



Arthur gruñó audiblemente y se sumó, para el regocijo y la exasperación de su esposa, al grupo de los que componían muecas de asco.



—No digas tonterías, Fred —dijo la señora Weasley, ruborizándose—. Muy bien, si crees que sabes más que Lockhart, ponte ya a ello; pero ¡ay de ti si queda un solo gnomo en el jardín cuando yo salga!



— ¿Como era ese dicho muggle sobre un perro, Fred?- preguntó George.



— Perro ladrador poco mordedor- contestó este.



Entre quejas y bostezos, los Weasley salieron arrastrando los pies, seguidos por

Harry. El jardín era grande y a Harry le pareció que era exactamente como tenía que ser un jardín.



— A mí me encanta- dijo Ginny sonriendo entusiasmada.



A los Dursley no les habría gustado; estaba lleno de maleza y el césped necesitaba un recorte, pero había árboles de tronco nudoso junto a los muros, y en los arriates, plantas exuberantes que Harry no había visto nunca, y un gran estanque de agua verde lleno de ranas.



— Tienes que invitarme a tu casa Ginny- dijo Neville con una sonrisa enorme.



— Puedes venir cuando quieras- ofreció la chica- No para nada eres mi mejor amigo y eso también se aplica a ti Luna.



—Los muggles también tienen gnomos en sus jardines, ¿sabes? —dijo Harry a Ron mientras atravesaban el césped.



— Eso no son gnomos- se quejó James.



—Sí, ya he visto esas cosas que ellos piensan que son gnomos —dijo Ron, inclinándose sobre una mata de peonías—. Como una especie de papás Noel gorditos con cañas de pescar...



— Buena descripción- le felicitó Arthur divertido.



Se oyó el ruido de un forcejeo, la peonía se sacudió y Ron se levantó, diciendo en tono grave:

—Esto es un gnomo.

— ¡Suéltame! ¡Suéltame! —chillaba el gnomo.

Desde luego, no se parecía a papá Noel: era pequeño y de piel curtida, con una cabeza grande y huesuda, parecida a una patata.



— Cuando nos mudemos quiero un jardín con gnomos mamá- dijo Dudley con una sonrisa.



— Ni hablar- rugió la mujer.



Ron lo sujetó con el brazo estirado, mientras el gnomo le daba patadas con sus fuertes piececitos. Ron lo cogió por los tobillos y lo puso cabeza abajo.  

—Esto es lo que tienes que hacer —explicó. Levantó al gnomo en lo alto («¡suéltame!», decía éste) y comenzó a voltearlo como si fuera un lazo.



— Vamos mamá- insistió Dudley- Quiero participar en una desgnomerización.



— He dicho no Dudley- le recordó la mujer.



Viendo el espanto en el rostro de Harry, Ron añadió—: No les duele. Pero los tienes que dejar muy mareados para que no puedan volver a encontrar su madriguera.



— La acabaran encontrando al final- dijo Rose.



Entonces soltó al gnomo y éste salió volando por el aire y cayó en el campo que había al otro lado del seto, a unos siete metros, con un ruido sordo.



— Da pena- dijo Percy negando con la cabeza.- ¿Sólo siete metros?



— ¡De pena! —dijo Fred—.



Este y su hermano mayor se miraron extrañados.



¿Qué te apuestas a que lanzo el mío más allá de aquel tocón?



— No llagó- se burló Ron.



Harry aprendió enseguida que no había que sentir compasión por los gnomos y  decidió lanzar al otro lado del seto al primer gnomo que capturase, pero éste, percibiendo su indecisión, le hundió sus afiladísimos dientes en un dedo, y le costó mucho trabajo sacudírselo...



— No debes mostrar debilidad- dijo fríamente Snape.



—Caramba, Harry..., eso habrán sido casi veinte metros...

Pronto el aire se llenó de gnomos volando.

—Ya ves que no son muy listos —observó George, cogiendo cinco o seis gnomos a la vez—. En cuanto se enteran de que estamos desgnomizando, salen a curiosear. Ya deberían haber aprendido a quedarse escondidos en su sitio.



— Yo creo que a ellos les gusta- dijo Ernie- Es la única explicación.



Al poco rato vieron que los gnomos que habían aterrizado en el campo, que eran muchos, empezaban a alejarse andando en grupos, con los hombros caídos.



— Pobres- dijo Pavarti.



—Volverán —dijo Ron, mientras contemplaban cómo se internaban los gnomos en el seto del otro lado del campo—. Les gusta este sitio... Papá es demasiado blando con ellos, porque piensa que son divertidos...



— Y lo son- afirmó Frank con una sonrisa.



En aquel momento se oyó la puerta principal de la casa.

— ¡Ya ha llegado! —dijo George—. ¡Papá está en casa!



— Por fin saldré- dijo Arthur con una sonrisa.



Y fueron corrieron a su encuentro.



Arthur sonrió al ver el entusiasmo de sus hijos para verle.



El señor Weasley estaba sentado en una silla de la cocina, con las gafas quitadas y los ojos cerrados. Era un hombre delgado, bastante calvo, pero el escaso pelo que le quedaba era tan rojo como el de sus hijos. Llevaba una larga túnica verde polvorienta y estropeada de viajar.



— Mi descripción podía haber sido peor- dijo el señor Weasley con una sonrisa aliviada.



— ¡Qué noche! —farfulló, cogiendo la tetera mientras los muchachos se sentaban a su alrededor—. Nueve redadas. ¡Nueve! Y el viejo Mundungus Fletcher intentó hacerme un maleficio cuando le volví la espalda.



— Cobarde- rugió Alastor- Yo no me fiaría de él señor- afirmó mirando a Dumby.- Aunque no es el único del que no me fiaría- sus ojos se dirigieron hacia Snape y pasaron por Hagrid.



El señor Weasley tomó un largo sorbo de té y suspiró.

— ¿Encontraste algo, papá? —preguntó Fred con interés.



— Sus historias son siempre divertidas- dijo el chico.



— Y dan ideas- añadió su gemelo.



—Sólo unas llaves que merman y una tetera que muerde —respondió el señor Weasley en un bostezo—. Han ocurrido, sin embargo, algunas cosas bastante feas que no afectaban a mi departamento. A Mortlake lo sacaron para interrogarle sobre unos hurones muy raros, pero eso incumbe al Comité de Encantamientos Experimentales, gracias a Dios.



— Esos malditos hurones- gruñó Kignsley.



— Se colaron en nuestro departamento- explicó Tonks- Y escupían fuego.



— ¿Para qué sirve que unas llaves encojan? —preguntó George.



— Para hacer una broma sin gracia- explicaron los Prewett negando con la cabeza.



—Para atormentar a los muggles —suspiró el señor Weasley—. Se les vende una llave que merma hasta hacerse diminuta para que no la puedan encontrar nunca cuando la necesitan... Naturalmente, es muy difícil dar con el culpable porque ningún muggle quiere admitir que sus llaves merman; siempre insisten en que las han perdido. ¡Jesús! No sé de lo que serían capaces para negar la existencia de la magia, aunque la tuvieran delante de los ojos...



— El hipopótamo vio a Minie leyendo y creyó que era una ilusión óptica- citó Sus.



Pero no os creeríais las cosas que a nuestra gente le ha dado por encantar...



— Mala elección de palabras- dijo Alice con una sonrisa.



— ¿COMO COCHES, POR EJEMPLO?



— Te tocó bronca abuelito- dijeron los Wood con una sonrisa de comprensión.



La señora Weasley había aparecido blandiendo un atizador como si fuera una espada.



— Si la enfureces es capaz de golpearte con ella- dijo Charlie- Habló por experiencia propia.



— Si no hubiésemos tenido que irte a  buscar en ese bar muggle donde hiciste magia y te emborrachaste no te habría dado- gruñó Molly y a Charlie se le subieron todos los colores.



El señor Weasley abrió los ojos de golpe y dirigió a su mujer una mirada de culpabilidad.

— ¿Co-coches, Molly cielo?

—Sí, Arthur, coches —dijo la señora Weasley, con los ojos brillándole—. Imagínate que un mago se compra un viejo coche oxidado y le dice a su mujer que quiere llevárselo para ver cómo funciona, cuando en realidad lo está encantando para que vuele.



— ¿Le mentiste?- preguntó Sirius- Estás muerto amigo.



El señor Weasley parpadeó.

—Bueno, querida, creo que estarás de acuerdo conmigo en que no ha hecho nada en contra de la ley, aunque quizá debería haberle dicho la verdad a su mujer...



— Sobretodo cuando su mujer es pelirroja y tiene el carácter que eso conlleva- afirmó James sonriéndole a la suya.



Verás, existe una laguna jurídica... siempre y cuando él no utilice el coche para volar. El hecho de que el coche pueda volar no constituye en sí...



— Eso es cierto- dijo Percy con una sonrisa- Pero papá, fuiste tú quien redactó esa ley.



— ¡Señor Weasley ya se encargó personalmente de que existiera una laguna jurídica cuando usted redactó esa ley! —gritó la señora Weasley—. ¡Sólo para poder seguir jugando con todos esos cachivaches muggles que tienes en el cobertizo!



— La has hecho enfadar- dijo Remus negando con la cabeza.



— Nunca trates de razonar con una mujer furiosa- dijo Fabian.



— En especial si es pelirroja- puntualizó James.



— Porqué la enfurecerás todavía más- terminó Guideon.



¡Y; para que lo sepas, Harry ha llegado esta mañana en ese coche en el que tú no volaste!  



— Nótese el sarcasmo- comentó Louis.



— ¿Harry? —dijo el señor Weasley mirando a su esposa sin comprender—. ¿Qué Harry?



— Eres el único que lo preguntaste- comentó Alice.



— Pues yo creo que eso le agradó a Harry- dijo Lia señalando al chico que tenía una sonrisa en los labios.



Al darse la vuelta, vio a Harry y se sobresaltó.

— ¡Dios mío! ¿Es Harry Potter? Encantado de conocerte. Ron nos ha hablado mucho de ti...



— Mucho no, muchísimo- dijo Percy. Harry le sonrió a su amigo.



— ¡Esta noche, tus hijos han ido volando en el coche hasta la casa de Harry y han vuelto! —gritó la señora Weasley—. ¿No tienes nada que comentar al respecto?

— ¿Es verdad que hicisteis eso? —preguntó el señor Weasley, nervioso—. ¿Fue bien la cosa?



— Error- dijeron todos los Weasley a la vez.



Qui-quiero decir —titubeó, al ver que su esposa echaba chispas por los ojos—, que eso ha estado muy mal, muchachos, pero que muy mal...



— No sabes disimular- dijo Scorp negando con la cabeza.



—Dejémosles que lo arreglen entre ellos —dijo Ron a Harry en voz baja, al ver que su madre estaba a punto de estallar—. Venga, quiero enseñarte mi habitación.



— Jo- se quejó Sirius- Yo quería leer como Molly regañaba a Arthur.- A su lado su perro asintió con la cabeza.



Salieron sigilosamente de la cocina y, siguiendo un estrecho pasadizo, llegaron a una escalera torcida que subía atravesando la casa en zigzag. En el tercer rellano había una puerta entornada. Antes de que se cerrara de un golpe, Harry pudo ver un instante un par de ojos castaños que estaban espiando.



Unos hermosos ojos castaños- pensó Harry pero al darse cuenta se sonrojó y se golpeó mentalmente­ la hermanita de Ron se recordó.



—Ginny —dijo Ron—. No sabes lo raro que es que se muestre así de tímida. Normalmente nunca se esconde.



— Jamás- afirmaron los demás Weasley.



Subieron dos tramos más de escalera hasta llegar a una puerta con la pintura desconchada y una placa pequeña que decía «Habitación de Ronald».



— ¿Ronald?- preguntó Hermione burlona.



— Eh que yo no me he metido con tu nombre- respondió Ron.



— ¿Qué le pasa a mi nombre?- rugió la chica.



— Pues que…- empezó Ron.



— Queremos proseguir- les interrumpió su hija.



Cuando Harry entró, con la cabeza casi tocando el techo inclinado, tuvo que cerrar un instante los ojos. Le pareció que entraba en un horno, porque casi todo en la habitación era de color naranja intenso: la colcha, las paredes, incluso el techo.



— Es mi color favorito- se disculpó Ron.



— También el mío- dijo Rose sonriendo a su padre.



Luego se dio cuenta de que Ron había cubierto prácticamente cada centímetro del viejo papel pintado con pósteres iguales en que se veía a un grupo de siete magos y brujas que llevaban túnicas de color naranja brillante, sostenían escobas en la mano y saludaban con entusiasmo.



— No me digas que son esos perdedores de los Chudley Cannons- dijo Oliver.



— ¿Algún problema?- preguntó Ron a la defensiva.



— Supongo que hasta ellos tienen derecho a tener algún fan- dijeron con desdén los gemelos Wood.



Las orejas de Ron se pusieron rojas e iba a replicar pero su madre prosiguió para evitar una pelea.



— ¿Tu equipo de quidditch favorito? —le preguntó Harry

—Los Chudley Cannons —confirmó Ron, señalando la colcha naranja, en la que había estampadas dos letras «C» gigantes y una bala de cañón saliendo disparada—. Van novenos en la liga.



— No duraran mucho- respondieron los tres Wood.



Ron tenía los libros de magia del colegio amontonados desordenadamente en un rincón, junto a una pila de cómics que parecían pertenecer todos a la serie Las aventuras de Martin Miggs, el «muggle» loco.



— Tienes que dejarme un ejemplar de ese cómic- comentó Harry.



Su varita mágica estaba en el alféizar de la ventana, encima de una pecera llena de huevos de rana y al lado de Scabbers, la gorda rata gris de Ron, que dormitaba en la parte donde daba el sol.



Evidentemente cinco personas gruñeron.



Harry echó un vistazo por la diminuta ventana, tras pisar involuntariamente una baraja de cartas autobarajables que se hallaba esparcida por el suelo.



— ¿Qué te he dicho de tener las cosas por el suelo Ronald?- preguntó Molly.



— Que es peligroso y desordenado- respondió Ron con cansancio.



Abajo, en el campo, podía ver un grupo de gnomos que volvían a entrar de uno en uno, a hurtadillas, en el jardín de los Weasley a través del seto.



— Siempre vuelven- dijo Bill con una sonrisa.



Luego se volvió hacia Ron, que lo miraba con impaciencia, esperando que Harry emitiera su opinión.

—Es un poco pequeña —se apresuró a decir Ron—, a diferencia de la habitación que tenías en casa de los muggles. Además, justo aquí arriba está el espíritu del ático, que se pasa todo el tiempo golpeando las tuberías y gimiendo...



— Guay- dijeron los merodeadores a la vez.



  Sobretodo cuando quieres dormir.- repuso Ron.



Pero Harry le dijo con una amplia sonrisa:

—Es la mejor casa que he visto nunca.



— Cierto- dijeron todos los Weasley.



— La Madriguera es genial- afirmaron Scorp y Al a la vez.



— Una gran casa- dijeron los gemelos Wood y Allie.



Ron se ruborizó hasta las orejas.



— Al más puro estilo Weasley- recordó Harry.



  Bien chicos- dijo el director- A comer.



Deliciosos manjares aparecieron sobre la mesa para el deleite de los Weasley y todos pudieron comprobar que Molls y Rose eran hijas de sus padres a la hora de comer.



— No se como no se atragantan- le susurró Scorp a Allie quién rompió a reír.



— Yo lo que no se es donde meten tanta comida- contestó cuando se recupero- Podrían tener la solitaria que esta moriría de un empache.



La comida siguió entre risas y ladridos. Dobby, después de traer unos huesos a los perros se retiró diciendo que tenía mucho que hacer y ni siquiera Harry pudo retenerlo.



— Albus creo que los perros deberían salir a pasear si no queremos tener que limpiar el gran comedor.- dijo Minie acariciando a castigos.



— Creo que ustedes cuatro podrán hacer algo- dijo el director mirando a los cerebritos.



— Claro- dijo Al y movió la varita haciendo aparecer una puerta- Vamos a pasear Blackie- llamó al perro- ¿Nos acompañas Allie?- pidió poniendo ojitos.



— Claro- dijo la chica y le siguió a fuera.



— Nosotros también vamos- dijo Blaise y su dálmata lo siguió. Ambos se dirigieron a la mesa de Ravenclaw.-  ¿Vienes Padma?- pidió para la incredulidad de la mayoría.



— ¿Yo?- dijo la chica todavía ofendida- Estoy segura que hay muchas chicas que quieren ir contigo, ¿Por qué no se lo pides a ellas?



— Porqué no me apetece ir con ninguna de ellas- respondió el chico- En cambio sería muy agradable si decidieras acompañarme.- La chica se ruborizó y se levantó asintiendo cosa que hizo sonreír a Blaise.



La siguiente en marchar fue Minie después de que Castigo le ladrara a la señora Norris. Entonces Sirius, Reggie y Sus también salieron a pasear. Muchos alumnos y algún profesor (coff coff Hagrid coff coff) votaron también por ir a estirar las piernas. Cuando se hubo terminado toda la comida Molls se levantó.



— Vamos papá- dijo con una sonrisa y arrastró al pobre Percy fuera.



Padma y Blaise eligieron pasear cerca del lago y se sentaron en unas rocas mientras el dálmata corría a su alrededor.



— ¿Por qué no le has puesto nombre?- preguntó Padma.



— No se me da bien- contestó el chico- Solo se me ocurrían nombres ridículos.



— ¿Por ejemplo?- preguntó la chica.



— No- dijo el chico- te reirás de mí. Mejor elige tú su nombre.



— ¿Yo?- preguntó Padma- ¿Por qué?



— Eres mucho más lista que yo- dijo Blaise alzando los hombros.



— ¿Qué tal Cervero?- preguntó- El perro que guardaba el infierno.



— Me parece bien- afirmó el moreno- ¿Y a ti?- el dálmata le lamió el rostro- Deduciré que sí.



— Blaise…- empezó la chica- Cuando te has quedado el perro me ha parecido que no te cae muy bien tu madre.- dejó caer.



— Te a parecido bien- repuso toscamente el chico.



— Lo siento, no quería entrometerme- se disculpó Padma.



— No te entrometes- se apresuró a decir Blaise- Es sólo que… Bueno nunca he hablado de esto con nadie.



— Tal vez te convenga hacerlo- sugirió Padma.



— Supongo,- le concedió- se resume en que a esa superficial hipócrita le importan mucho más sus fiestas de alta sociedad que yo como también lo que diga la gente antes de mi felicidad- explicó enfadado.



— No es por insultar pero creo que tu madre es algo ciega o tonta- repuso la chica- Si no se da cuenta de lo genial que eres es su problema.



— ¿Crees que soy genial?- preguntó algo sonrojado el Slytherin.



— Ajá- respondió la Ravenclaw todavía más sonrojada y apartando la vista.



— Tu también lo eres- dijo Blaise antes de cambiar de tema.



Molls y Percy, en cambió, eligieron internarse un poco en el bosque seguidos por la mansa y dócil Niebla.



— ¿Y bien?- dijo Percy- ¿Me vas a decir quién te gusta?



— No- respondió la chica sonrojada- Porqué es imposible.



— Cuando uno se cría con Fred y George descubre que no hay nada imposible- le corrigió Percy- Además, según tú es imposible…



— Lo mío con él- dijo Molls- Por tres razones.



— Soy todo oídos- contestó su padre.



— Soy un año mayor que él- empezó la chica.



— ¿Y que?- dijo el padre- Hay gente que se casa con una diferencia de edad de diez años. Y creo que hay una estadística que dice que sobreviven más matrimonios en los que la mujer es mayor que el hombre que viceversa.



— Es un mujeriego, bromista empedernido e inmaduro- continuó la hija.



— Tu le haces sentar la cabeza y el te ayuda a destensarte y a divertirte que te hace falta- contestó Percy.



— Es mi… primo- terminó en un susurro.



— Eso es más complicado-le concedió Percy- Pero mientras os améis… ¿Por qué le amas no?



— Con todo mi ser- confesó Molls roja- Y él a afirmado sentir lo mismo.



— Pues entonces no temas nada cielo- dijo Percy- Al final todo saldrá bien y si no sale bien es porqué aún no es el final- dijo logrando arrancar una sonrisa a su primogénita.



— Eres el mejor papi- dijo Molls dándole un abrazo- No se que haré pero me ha ayudado hablar de ello.



— Se valiente y no te guíes por la cabeza- aconsejó el pelirrojo.



Sirius y Sus paseaban de la mano mientras Reggie saltaba a su alrededor.



— Sus- dijo Sirius- Creo que hay algo no sabes de mí…- empezó.



— ¿Te refieres a el porqué te llaman canuto?- preguntó con una sonrisa satisfecha al ver la cara incrédula de Sirius- Sí que lo sé.



— ¿Cómo?- preguntó Sirius.



— Teniendo en cuenta que sé el problema de Remus, que todos os escapabais con él durante las lunas llenas y que él se hubiese suicidado si llega a morder a alguno de vosotros- dijo Sus- Es muy fácil de adivinar.



— Que he hecho para merecer a una chica tan lista- dijo Sirius mientras le besaba la mejilla.



— ¿Soportar tu infancia?- preguntó la chica- Infancia que no has dejado atrás, ¿no es así Reggie?- dijo resaltando el nombre del perrito que ladró como respuesta.



— Nunca podré dejarla atrás- dijo Sirius puntualmente serio- Y no quiero porqué eso significa olvidarme de esos dos renacuajos.



— De tu Reggie y de tu Cissy- adivinó Sus.



— Les quería mucho- afirmó- De hecho todavía los quiero aunque se que se convirtieron en mortífagos y las maldades que hicieron. ¿Soy malo?



— No Sirius- respondió Sus- Solo un buen hermano mayor. Pero no entiendo porqué ellos se convirtieron en mortífagos si te tenían a ti.



— Por Bellatrix- dijo Sirius con tanto odio como podía expresar.- Les manipuló utilizando sus sentimientos.



— ¿Que sentimientos?- preguntó Sus.



— Los de  Cissy por Malfoy- empezó Sirius- diciéndole que ese idiota no saldría jamás con una traidora de sangre y los de Reggie por mí…



— ¿Por ti?- preguntó Sus extrañadísima.



— Reggie temía por mi vida Sus- dijo Sirius- Desde que quedé en Gryffindor. Y con razón- añadió dando por terminada la conversación.



Cuando todos se hubieron reunido en el comedor Dumbledore le pasó el libro a la señora Pince.


En Flourish y Blotts- leyó cogiendo el libro con absoluta delicadeza.

11 comentarios:

  1. Me he reido un monton con este capitulo, ha sido muy divertido.

    Blaise es un tierno.

    Los nombres de los perros molan sobretodo los de castigo y niebla. Aunque Blaise y Padma llamando al perro como de llamaba el perro de Hades tampoco esta mal. Niebla me recuerda al perro del abuelito de Heido.

    Que bueno, Dudley quiere un jardin con gnomos; me encanta el cambio que han pegado petubia y Dudley.

    Los comentarios de Ron sobre Lockhart han sido buenisimos; me muero de ganas de ver que dicen de él los merodeadores caundo aperezca, Lily seguro que desea matarlo.

    Percy esta mostrando lo que hay bajo su facjada de prefecto perfecto.

    He disfrutado de lo que Dobby le ha hecho a ''Parkinzorra'', ha sido lo más.

    Hay un paqueño detalle que creo que le habria venido bien al capitulo (no te ofendas, porfa); veras en la parte en que le esta contando la señora Weasley al señor Weasley sobre el viaje en coche de sus hijos y este les pregunta si les fue bien, ahi creo que ha faltado una carcajada general, siempre he considerado esas lineas del libro graciosas.

    Gracias por actualizar.

    Atentamente, Lympho

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    1. Me alegra que te haya divertido el capitulo y que te gustaran los perritos, son una locura que se me ocurrió poner. ¿Tu también veías Heidi? Me encantaba cuando era niña.

      Petunia y Dudley no sale que sean malos, el único cruel era Vernon y los controlaba demasiado. Y, ¿Quién no querría un jardín con gnomos?

      Yo siempre he crído que Ron era un personage muy divertido pero era eclipsado por los magníficos gemelos Weasley. No se Lily pero lo que es James y Sirius seguro que le hacen una visitita.

      No me ofendo, cualquier cosa que me digas la agradeceré y tienes razón, a faltado la carcajada porque ese trozo es uno de los mas divertido (o al menos para mi) del segundo lbro.

      Gracias a ti por comentar.

      Besos, Núria

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  2. Esta genial!! =D

    Este capitulo ha sido muy entretenido. Me gusto mucho la parte de los perritos ^^. Nadie se imagino que Minie también querría uno XD. Sería interesante ver que tal se llevarían la Sra Norris y Castigo XD. A proposito, yo suponía que ella ya se encarga de pillar a los alumnos por Filch XD

    Ya tengo ganas de leer el próximo capitulo. Ojala puedas actualizar pronto ^^

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    1. Hola,

      Que bien que te haya gustado el capítulo. Cierto, tengo que hacer interectuar a esa gata soplona y a mi adorable castigos. Podría añadir también a Fang en la relacion y a los otros perritos. Intentaré escribir rápido.

      Un beso.

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  3. ¡¡¡¡HOOOOOOOLAAAAA!!!!

    Bueno, para ahorrarte la cosa, soy Azu. Jejeje.

    No sabes lo contenta que me he puesto cuando he visto que has actualizado. Sabes que siempre lo espero con ansias.

    Antes que nada, te voy a decir con que me he reído más en el capitulo. Al principio, me pareció raro que Minnie quisiera uno, ya que ella misma es una animaga gata. Pero amé, y te lo repito, AMÉ, a Castigos. Me encanto el nombre, lo adoro y me estuve riendo durante un cuarto de hora. Mi hermano Leo, vino a mi habitación a ver si me estaba dando un ataque. Luego se decepcionó de que no me estuviera muriendo, el muy caradura dice que quiere mi habitación... ¬¬

    También he adorado el nombre del perrito de Blaise, y la razón por la que se lo quedó. Me pareció muy tierno el echo de que se lo haya contado a Padma. Y, también me gustó a Albus con el perro y a Ginny diciéndole que su madre no querría a dos. Aunque me he quedado con ganas de ver los pensamientos de Ginny sobre que Harry se casó con otra. No sé, algo como que Albus y Scorp digan: "A la señora Potter hay gente que aun la venera, fue una súper jugadora de Quidditch" y Ginny ahí, ardiendo en celos. XD

    Por otro lado, no sé, me gustó mucho cuando Dudley pidió Gnomos y Petu se los negó. Ya era hora de que le negaran algo al nene. ¿No crees?

    Me gustó mucho que Sirius hablara de su infancia con Sus, me gustaría ver una escena romántica...los amo. Jejeje.

    Y pues, por último(y creo que no se me ha olvidado nada, mira el rollo que te estoy metiendo...), ADORE, y repito, A-D-O-R-E, cuando Arthur gruñó, todo celoso.

    Ya te dejo descansar la vista, tu más ferviente admiradora,

    Azu :)

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    2. Hola Azu.

      ¿Te gusto Castigos? Ya sé que era una idea algo loca pero Sirius bien se transforma en un perro y le caía bien el gaot de Herms ¿no? Que quede claro que tu no puedes morir ¡Me quedaría sin tus magníficos comentarios! Así que tu hermano no podrá tener tu habitación, lo siento por él.

      Padma y Blaise hacen progresos :)(la verdad es que me encanta esa pareja). Y por cierto, tienes razón creo que he descuidado un poco el potencial celoso de Ginny y de Hermione intentaré arreglarlo.

      Y Dudley necesitaba que le dijera que no alguien que no fuese una chica de su edad. Aunque le comprendo, yo también quiero un jardín con gnomos pero mi madre dice que es imposible :( Por un capricho que tengo.

      Tengo que poner más Sirius y Sus, ¡Los estoy dejando demasiado de lado! Sí te gustó la reaccion de Arthur espera a las del siguiente capitulo, aunque el no será le único mago celosos de ese inútil.

      Gracias por el comentario.

      Núria.

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  4. Pobre Ginny!! todos se van a enterar de que le gusta Harry, si a mi me pasara me moriria de verguenza, pero aparte de eso me encanta, sigue asi, y actualiza pronto!!
    Besos
    Bella Potter de Cullen

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  5. Me encanta!! Adoro a los perritos.Que mono sirius echa de menos a su Reggie y a su Cissy. Esta genial, actualiza pronto!!

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  6. Me encantó! Todo, desde los sentimientos de Sirius por su hermano y su prima, hasta los perros (adoro los perros). Y los comentarios de los Weasley me parecieron de lo más divertidos. Un abrazo! Mechi

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  7. hola me encanto el capitulo :)
    y mas la parte de los perros
    jajaja reír mucho con los comentarios de los weasley :)
    espero y pronto actualices

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