—
Claro- respondió este cogiendo el libro-El sauce
boxeador- La extrañeza recorrió su rostro.
—Un
segundo- dijo James- ¿Chicos acaso soy el único que sabe que día es hoy?
—
Que va, estamos en Martes- dijo Sirius convencido.
—
No Sirius estamos en domingo, domingo 27 de… Junio- dijo Remus- No puedo creer
que se me haya olvidado.
—
¿Que se te ha olvidado?- preguntó Tonks.
—
Hoy es el cumpleaños de una amiga nuestra- dijo el licántropo con una sonrisa.
—
¿Alguien de nuestra promoción en Hogwarts?- preguntó Lily.
—
No, el de una muggle llamada Èlia- dijo James con una sonrisa.
—
¿Supongo que esa muggle no sabrá nada de la magia verdad?- gruñó la profesora
de Transfiguración.
—
Define saber- dijo Remus intentando esquivar la pregunta.
—
Eso es una violación de la ley- rugió Cornelius Fudge.
—
Nos prometió no decir nada- se defendió James
—
Explicádnoslo todo desde el principio- pidió Sus.
—
Bueno,- empezó Remus- Estábamos probando la moto de Sirius y ella nos pilló
pero en lugar de asustarse nos preguntó si podía probarla también.
—
Yo, como persona responsable que soy- dijo Sirius- Iba a desmemorizarla pero
apareció por allí mi prima su obsesión de matarme para limpiar el árbol
generológico y eso… Estaba conjurando un avada cuando esa chica le rompió la
nariz, por lo visto practica algo llamado Katare o así.
—
Karate, Sirius, karate- dijo con frustración Remus- Es decir que va a clases
donde le enseñan como golpear y que no debe hacerlo si la situación no lo pide
a gritos. El caso es que después de eso
no tuvimos voluntad para desmemorizarla.
—
A partir de allí nos hicimos muy amigos- dijo James- Es una chica muy graciosa
y lista, si hubiese ido a Hogwarts la hubiésemos reclutado para nuestro grupo.
—
Siempre ha querido conocer Hogwarts- dijo Remus- ¿La podéis traer?- pidió
suplicante a los cerebritos.
—
No- dijeron estos rotundamente.
—
Solo cinco minutos- pidió Sirius.
—
Por fa- dijo James.
—
Vale- afirmó Allie.- Al fin y al cabo merece un premio por romperle la nariz a
esa bruja.
—
Bien- dijeron los merodeadores
contentísimos.
Allie
movió la varita y apareció una hermosa chica de ojos marrones y pelo negro,
liso y largo hasta los hombros que miraba a su alrededor algo extrañada.
—
¡Chicos!- exclamó encantada cuando los vio.
—
Feliz cumpleaños- le respondieron ellos.
—
Esto… esto es Hogwarts- dijo la chica dando vueltas sobre si misma para mirarlo
todo- Es incluso mejor de lo que me habíais dicho.
—
Es una pena que solo puedas quedarte cinco minutos- suspiró James.
—
Sirius, Remus- dijo la chica- ¿Os habéis tomado alguna poción rara?- preguntó-
estáis muy viejos.
—
Es que estamos en la época de mi hijo- dijo James- ¿Increíble verdad?
—
¿Entonces terminas con Lily?- preguntó ilusionada- Es ella ¿verdad?- dijo
señalando, efectivamente, a Lily- Y ella debe de ser Sus, Sirius no para de
hablar de ti.- le contó.-
—
Sí, terminé con Lily, sí, es ella, sí esa es Sus y sí, Sirius no para de hablar
de ella- dijo James divertido.
—
¿Me enseñáis un hipogrifo?- pidió la chica.
—
Lo haríamos pero no se de donde sacar uno- dijo Remus.
—Y
sí- Sirius silbó una extraña melodía y Buckbeak apareció volando por una de las
ventanas del lugar.
—Increíble-
repitió la chica e hizo una reverencia que el animal no tardó en devolverle por
lo que se acercó a acariciar sus alas.- ¿Me dejáis ayudaros con una broma para
Quejicus?- pidió está vez pero por desgracia para los merodeadores y suerte
para Snape desapareció en ese momento.
—
Lo siento- dijo Allie- Pero ya habían pasado los cinco minutos. Igualmente es
una chica muy maja.
Bueno,
eso era un regalito de cumpleaños para mi hermanita pequeña que hoy cumple los
trece, abajo está el capitulo. Siento haberme tardado tanto en actualizar, tuve
un blocaje de inspiración.
—
Claro- respondió este cogiendo el libro-El sauce boxeador- La extrañeza
recorrió su rostro.
Los merodeadores se miraron con
complicidad mientras una mueca de odio apareció en la cara de Snape.
El final del
verano llegó más rápido de lo que Harry habría querido.
—Te
comprendo- suspiró Dudley con pesar.
Estaba deseando
volver a Hogwarts,
—
Como todos- dijo Padma mientras los demás asentían.
pero por otro
lado, el mes que había pasado en La Madriguera había sido el más feliz de su
vida.
Arthur
y Molly parecían muy complacidos, además de orgullosos. Ron y Harry se
dedicaron una luminosa sonrisa.
Le resultaba
difícil no sentir envidia de Ron cuando pensaba en los Dursley y en la
bienvenida que le darían cuando volviera a Privet Drive.
— Lo
lamento Ron- se disculpó el muchacho avergonzado.
— No
creo que tengas que disculparte- contestó con una sonrisa- sobretodo después
del numerito que monté el año pasado- dijo mientras su rostro se oscurecía.
— Ya
olvídalo Ron- murmuraron Harry y Hermine- Ya te has disculpado como cien
veces.- Terminó Harry.
La última
noche, la señora Weasley hizo aparecer, por medio de un conjuro, una cena
suntuosa
— No
hables de la comida de mamá sin dejarnos probarla- se quejaron todos los
Weasley.
— Ni
en Hogwarts se come tan bien como en la Madriguera- comentó Rose con la boca
hecha agua solo por el recuerdo.
que incluía
todos los manjares favoritos de Harry y que terminó con un suculento pudín de
melaza. Fred y George redondearon la noche con una exhibición de las bengalas
del doctor Filibuster, y llenaron la cocina con chispas azules y rojas que rebotaban
del techo a las paredes durante al menos media hora.
Varios
sonrieron divertidos.
—
Lástima que no está Umbridge- les dijo Lee- le hubiese encantado esta parte.
— No
la necesitamos- le contestó George.
— No
mientras Filch esté con nosotros- terminó Fred. El susodicho miraba a los
gemelos con una mueca de odio infinito mientras agarraba su escoba con fuerza
como si les quisiera golpear.
—
¡Deja de mirar a mis niños como si los quisieras matar!- rugió la señora
Weasley y a Filch se le cayó la escoba de las manos provocando las risas de los
alumnos.
Después de
esto, llegó el momento de tomar una última taza de chocolate caliente e ir a la
cama. A la mañana siguiente, les llevó mucho rato ponerse en marcha.
—
¿Mucho rato?- preguntó Ginny- Si ese día fuimos muy rápido.
—
Cierto.- corroboró Ron- Y luego solo tuvimos que volver dos veces.
Se levantaron
con el canto del gallo, pero parecía que quedaban muchas cosas por preparar. La
señora Weasley, de mal humor, iba de aquí para allá como una exhalación,
buscando tan pronto unos calcetines como una pluma. Algunos chocaban en las
escaleras, medio vestidos, sosteniendo en la mano un trozo de tostada,
Varios soltaron risitas burlonas entre
ellos Ron.
— ¿Te
acuerdas de lo que dijeron los gemelos
cuando chocaron?- les preguntó el pelirrojo a Harry y a Ginny.
— En
nombre de Merlín, ¿Quién rayos a puesto un maldito espejo en esta escalera?-
imitó la muchacha para el regocijo de todos y sonrojo de los gemelos.
y el señor
Weasley, al llevar el baúl de Ginny al coche a través del patio, casi se rompe
el cuello cuando tropezó con una gallina despistada.
Los chicos rieron junto con el señor
Weasley aunque este enseguida se calló pues su mujer lo estaba regañando por
despistado.
A Harry no le
entraba en la cabeza que ocho personas, seis baúles grandes, dos lechuzas y una
rata pudieran caber en un pequeño Ford Anglia.
— Es
que es físicamente imposible- murmuró Petunia.
—
Físicamente tal vez- respondió Lily con una sonrisa divertida.
Claro que no
había contado con las prestaciones especiales que le había añadido el señor
Weasley.
— ¿De
que prestaciones está hablando Arthur, cariño?- preguntó demasiado dulcemente
la señora Weasley.
—
Puede que del hecho que vuele- disimuló el hombre.
—
Pobre Arthur- le dijo Fabian a Guideon.- La que le va a caer.
— Se
lo tiene merecido, mira que ser tan insensato como para casarse con nuestra
gritona hermana- contestó Guideon con una sonrisa. Claro que ninguno contaba
con que Molly les oiría.
— Sí,
pobrecito- dijo con una falsa sonrisa- Sobretodo porqué soy tan gritona que al
estar regañando a la gente no tengo tiempo de preparar vuestra comida NUNCA JAMÁS-
terminó con un grito.
—
Pero tú eres la mejor cocinera del mundo- se lamentó Guideon.
—
Queridísima hermanita- dijo Fabian- Ha sido Guideon quién te ha llamado, en
contra de mis pensamientos, gritona así que mi comida si la prepararás
¿verdad?- preguntó esperanzado. La mirada de su hermana le dio a entender que
era mejor que se callara.
—No le digas a
Molly ni media palabra —susurró a Harry
—
Uuuuhhhhhhh- murmuraron todos al ver como esta miraba a su marido que se hacía
el despistado.
al abrir el
maletero y enseñarle cómo lo había ensanchado mágicamente para que pudieran
caber los baúles con toda facilidad.
—
¡Arthur Weasley!- el grito de Molly resonó por todo el gran comedor.
— ¿Si? Molly cariño- dijo el hombre
asustadísimo.
— ¿Cómo se te ocurrió hechizar el
coche?- gritó Molly- ¡Es ilegal! Además…
— Pero abu,- intervino Molls- Así es
mucho más práctico y podéis ir cómodamente. Es cierto que debería habértelo
dicho pero tampoco hizo algo tan malo.
— Y por eso Molls es la preferida de
vuestro abuelo- le susurró Gwen a Louis mientras observaba como Molly se
calmaba y Arthur sonreía.
— Es más bien porqué es idéntica a la
abuela- le rebatió Louis en el oído aprovechando para acercarse un poco a ella
mientras Alex los miraba con el ceño algo fruncido.
— ¿Estás bien capitán?- preguntó Al-
Tienes la misma cara que pones cuando no puedes despertar a James para que vaya
al entrenamiento.
— Tranquilo Al- le respondió en susurros
el chico- Solo que es frustrante no poder golpear a uno de los pretendientes de
mi hermanita solo porque es mi mejor amigo- comentó.
— Dímelo a mi…- empezó Al- Un segundo,
¿estás diciendo que a Louis le gusta la capitana?
— Usa los ojos Al- dijo Alex girando los
ojos- Y eso que los buscadores suelen ser observadores.
Cuando por fin
estuvieron todos en el coche, la señora Weasley echó un vistazo al asiento
trasero, en el que Harry, Ron, Fred, George y Percy estaban confortablemente sentados,
unos al lado de otros, y dijo:
—Los muggles
saben más de lo que parece, ¿verdad?
— Lo que tú digas Arthur- dijo Molly aún
enfadada.
—Ella y Ginny
iban en el asiento delantero, que había sido alargado hasta tal punto que
parecía un banco del parque—. Quiero decir que desde fuera uno nunca diría que
el coche es tan espacioso, ¿verdad?
— Quién lo diría, realmente- siguió la
señora Weasley echando humo por las orejas.
El señor
Weasley arrancó el coche y salieron del patio. Harry se volvió para echar una
última mirada a la casa. Apenas le había dado tiempo a preguntarse cuándo
volvería a verla, cuando tuvieron que dar la vuelta, porque a George se le
había olvidado su caja de bengalas del doctor Filibuster.
— ¡Dijiste que te habías dejado el libro
de Historia de la Magia!- rugió Molly enfadada.
— Técnicamente eso era correcto- dijo
George asustado- Porqué guardo el libro en la caja de bengalas.
— Conmigo no te hagas el listillo George
Weasley- rugió la mujer- No puedo creer que volviésemos a por esas cosas tendrá
que disculparme profesora- dijo mirando a Minerva.- Y ¿Cómo se te ocurre
engañarme así? ¿Pero tú crees que soy estúpida? Y lo peor es que habrías
acertado de no ser por el libro. Ah, y eso me recuerda… ¡Percival, Frederik y
Ronald Weasley y Harry Potter!- gritó sobresaltando a los cuatro niños- ¿A
ninguno se le ocurrió decirme nada? Es comprensible de Fred pero no me lo
esperaba de vosotros dos- señaló a Harry y a Ron que estaban encogiéndose en el
asiento- Y mucho menos de ti Percy te tenía por alguien mucho más sensato-
Percy dirigió la vista a la mesa sumamente avergonzado.- Ahora vamos a
continuar con el libro pero luego os espera una buena regañiga ¿entendido?-
preguntó se oyó un murmullo de aceptación- ¿ENTENDIDO?- grito la mujer.
— Sí mamá / señora Weasley- respondieron
los niños asustados en voz alta.
Cinco minutos
después, el coche tuvo que detenerse en
el corral para que Fred pudiera entrar a coger su escoba.
— ¡Weasley!- el rugido de Oliver se oyó
en todo el gran comedor.
— ¿Si capitán?- preguntó el tembloroso.
— La escoba es lo primero que tienes que
coger siempre- aseveró el guardián- Un jugador no puede olvidarla nunca, ¿cómo
pensabas jugar al Quidditch sin ella? En el próximo entrenamiento darás cinco
vueltas de castigo.
— Entendido capitán- contestó Fred con
una sumisión que dejó de piedra a Molly y a Minerva.
Y cuando ya
estaban en la autopista, Ginny gritó que se había olvidado su diario
— Ojalá lo hubiésemos dejado- murmuró
Harry frustrado.
— Tranquilo- le contestó en susurros
Ginny que era la única que lo había oído- En realidad gracias a esa experiencia
me volví más fuerte y segura de mi misma así que no todo fue malo.
—Pero pasaste por un infierno- le
contradijo Harry- Desearía haber podido evitarlo.
— Harry, deberías dejar de cargar en tus
hombros responsabilidades que no son tuyas- le dijo con dulzura la Weasley
mientras le acariciaba tímidamente la mano- Tú no pudiste hacer nada.
y tuvieron que retroceder otra vez. Cuando
Ginny subió al coche, después de recoger el diario, llevaban muchísimo retraso
y los ánimos estaban alterados.
El señor
Weasley miró primero su reloj y luego a su mujer.
—Molly,
querida...
—No, Arthur.
—Nadie nos
vería. Este botón de aquí es un accionador de invisibilidad que he instalado.
Ascenderíamos en el aire, luego volaríamos por encima de las nubes y llegaríamos
en diez minutos. Nadie se daría cuenta...
—He dicho que
no, Arthur, no a plena luz del día.
— Aburrida- murmuraron los merodeadores
haciendo morros.
Llegaron a
Kings Cross a las once menos cuarto. El señor Weasley cruzó la calle a toda pastilla para hacerse con unos carritos
para cargar los baúles, y entraron todos corriendo en la estación. Harry ya
había cogido el expreso de Hogwarts el año anterior.
— No me digas- ironizó Blaise.
La dificultad
estaba en llegar al andén nueve y tres cuartos, que no era visible para los ojos de los muggles. Lo que había que
hacer era atravesar caminando la gruesa barrera que separaba el andén nueve del
diez. No era doloroso, pero había que hacerlo con cuidado para que ningún muggle
notara la desaparición.
— Bah- dijo Sus- Si lo ven piensan que
se lo han imaginado.
—Percy primero
—dijo la señora Weasley, mirando con inquietud el reloj que había en lo alto,
que indicaba que sólo tenían cinco minutos para desaparecer disimuladamente a
través de la barrera.
— Pues debéis apuraros- puntualizó Luna.
Percy avanzó
deprisa y desapareció. A continuación fue el señor Weasley. Lo siguieron Fred y
George.
—Yo pasaré con
Ginny, y vosotros dos nos seguís
— Aún no comprendo que no entendisteis
de esa frase- refunfuñó Molly en voz baja.
—dijo la señora
Weasley a Harry y Ron, cogiendo a Ginny de la mano y empezando a caminar. En un abrir y cerrar de
ojos ya no estaban.
—Vamos juntos,
sólo nos queda un minuto —dijo Ron a Harry.
— Gracias a Merlín fuimos juntos- dijo
Ron- Si no te hubieses quedado solo en el andén.
Harry se
aseguró de que la jaula de Hedwig estuviera bien sujeta encima del baúl,
y empujó el carrito contra la barrera. No le daba miedo; era mucho más seguro
que usar los polvos flu. Se inclinaron sobre la barra de sus carritos y
se encaminaron con determinación hacia la barrera, cogiendo velocidad. A un
metro de la barrera, empezaron a correr y...
¡PATAPUM!
— Vamos Remus- dijo James con una
sonrisa- No bromees.
— No estoy bromeando.- le aseguró el
licántropo.
— Es imposible que se estrellaran- dijo
Sirius con suficiencia- ¡Auch!- Remus le había tirado, con mucha puntería, el
libro a la cabeza.
— Léelo tú- le retó- Si es que sabes…
— Claro que sé leer- dijo un ofendido
Sirius- Vaya, no mentía- dijo con incredulidad.
— Ahora que lo has aclarado ¿puedo
continuar?- pidió Remus como respuesta Sirius le arrojó el libro con mala
intención pero con un movimiento de varita este aterrizó suavemente en las
manos del oji-miel.
Los dos
carritos chocaron contra la barrera y rebotaron. El baúl de Ron saltó y se
estrelló contra el suelo con gran estruendo, Harry se cayó y la jaula de Hedwig,
al dar en el suelo, rebotó y salió rodando, con la lechuza dentro dando unos
terribles chillidos.
— Pobrecilla- murmuró Lavander mientras
Parvati asentía.
Todo el mundo
los miraba, y un guardia que había allí cerca les gritó:
— ¿Qué demonios
estáis haciendo?
—He perdido el
control del carrito —dijo Harry entre jadeos, sujetándose las costillas mientras se levantaba. Ron salió
corriendo detrás de la jaula de Hedwig, que estaba provocando tal escena
que la multitud hacía comentarios sobre la crueldad con los animales.
— Estoy de acuerdo con la multitud- dijo
Pavarti mirando mal a Harry y a Ron.
— ¿Por qué no
hemos podido pasar? —preguntó Harry a Ron.
—Ni idea.
Ron miró
furioso a su alrededor. Una docena de curiosos todavía los estaban mirando.
— Cotillas- murmuró Rose con desprecio.
—Vamos a perder
el tren —se quejó—. No comprendo por qué se nos ha cerrado el paso.
Harry miró el
reloj gigante de la estación y sintió náuseas en el estómago. Diez segundos..., nueve segundos... Avanzó con el
carrito, con cuidado, hasta que llegó a la barrera, y empujó a continuación con
todas sus fuerzas. La barrera permaneció allí, infranqueable.
— Ay, ay- murmuró burlesco Draco
haciendo que Scorp girara los ojos.
Tres
segundos..., dos segundos..., un segundo...
—Ha partido
—dijo Ron, atónito—. El tren ya ha partido. ¿Qué pasará si mis padres no pueden
volver a recogernos? ¿Tienes algo de dinero muggle?
Harry soltó una
risa irónica.
—Hace seis años
que los Dursley no me dan la paga semanal.
— Me sorprende que te dieran paga alguna
vez- murmuró Lily mirando mal a su hermana que bajo la cabeza avergonzada.
Ron pegó la
cabeza a la fría barrera.
— No
oigo nada —dijo preocupado—. ¿Qué vamos a hacer? No sé cuánto tardarán mis
padres en volver por nosotros.
— De hecho no sabía ni si podrían
volver- comentó Ron.
Echaron un
vistazo a la estación. La gente todavía los miraba, principalmente a causa de
los alaridos incesantes de Hedwig.
—A lo mejor
tendríamos que ir al coche y esperar allí —dijo Harry—. Estamos llamando
demasiado la aten...
— ¡Harry! —dijo
Ron, con los ojos refulgentes—. ¡El coche!
Los ojos de los merodeadores se
iluminaron como faros.
— Gran idea sobrinito- comentaron con
orgullo los Prewett.
— ¿Qué idea?- preguntó perdido Dudley.
— Ya verás- le dijo Sus con una gran
sonrisa- Ya veras.
— ¿Qué pasa con
él?
— ¡Podemos
llegar a Hogwarts volando!
— Hazle caso- suplicó James con una
sonrisa orgullosa- Demuestra que eres hijo de un merodeador.
— James estás castigado- rugió Lily- No
incites a nuestro hijo a romper las normas y Harry, como le hagas caso tú
también.
— Sabíamos que la idea había sido de
nuestro hermanito- se iban pavoneando los gemelos Weasley sin prestar atención
al regaño que hacía Lily a James.
Ron estaba entre orgulloso entre
asustado mientras veía las miradas de admiración de los alumnos y las
amenazantes de los profesores y de su madre.
—Pero yo
creía...
—Estamos en un
apuro, ¿verdad? Y tenemos que llegar al colegio, ¿verdad? E incluso a los magos menores de edad se les
permite hacer uso de la magia si se trata de una verdadera emergencia, sección
decimonovena
— Dieciochena- corrigió Molly- Pero en
el tercer parágrafo pone que la situación debe de ser de vida o muerte, ser
victima de alguna amenaza o proteger la vida de
alguien que en ese momento no pueda protegerse.
Todos se giraron hacia ella asombrados.
— ¿Qué?- preguntó- ¿Soy la única que se a leído
las leyes?
— Sip, probablemente- dijo Percy con
orgullo, orgullo que ni intentó disimular.
o algo así de
la Restricción sobre Chismes...
El pánico que
sentía Harry se convirtió de repente en emoción.
— Entiendo la sensación- dijo Remus con
una sonrisa nostálgica.
— Mi hijo es un merodeador en esencia-
dijo James sacando pecho.
—Sí, pero tenemos que limarlo un poco
para que salga definitivamente a la superficie- dijo Sirius con una sonrisa
encantadora- ¿A qué sí?- preguntó logrando unos ladridos de asentimiento del
pequeño Reggie.
— ¡Sirius!- exclamó Lily horrorizada-
Has logrado corromper a un cachorrito.
— Que orgullosa estoy de ti- dijo Sus
con una sonrisa traviesa besando a su novio.
— Sirius y yo corrompimos a Remus- dijo
James sacando pecho- Lo que significa que corromperíamos a cualquiera.
— Me ayudarás a que no se acerquen a
ninguno de mis niños ¿verdad?- le dijo Molly a Lily asustada.
— Si tú me ayudas a que no se acerquen a
Harry- le contestó Lily.
— Trato hecho- respondió la mujer.
— ¿Sabes
hacerlo volar?
—Por supuesto
—dijo Ron, dirigiendo su carrito hacia la salida—. Venga, vamos, si nos damos
prisa podremos seguir al expreso de Hogwarts.
Y abriéndose
paso a través de la multitud de muggles curiosos, salieron de la
estación y regresaron a la calle lateral donde habían aparcado el viejo Ford Anglia.
Ron abrió el gran maletero con unos golpes de varita mágica.
— ¡Ronald!- se lamentó su madre.
— Estamos orgullosos- dijeron los
gemelos Weasley limpiándose una ¿falsa? lágrima de orgullo.
Metieron dentro
los baúles, dejaron a Hedwig en el asiento de atrás y se acomodaron
delante.
—Comprueba que
no nos ve nadie —le pidió Ron, arrancando el coche con otro golpe de varita.
Harry sacó la cabeza por la ventanilla; el tráfico retumbaba por la avenida que
tenían delante, pero su calle estaba despejada.
—Vía libre
—dijo Harry.
Ron pulsó un
diminuto botón plateado que había en el salpicadero y el coche desapareció con
ellos. Harry notaba el asiento vibrar debajo de él, oía el motor, sentía sus
propias manos en las rodillas y las gafas en la nariz, pero, a juzgar por lo
que veía, se había convertido en un par de ojos que flotaban a un metro del
suelo en una lúgubre calle llena de coches aparcados.
— Ay Harry- se quejó Hannah - Tus
pensamientos son algo espeluznantes. El
día que me encuentre dos pares de ojos flotando a un metro del suelo de una
calle solitaria echaré a correr y no pararé hasta que esté en Osaka como
mínimo.
— No tendrías que hacerlo ya que yo te
defendería con mi vida.- le susurró Neville haciéndola sonrojar.
— ¡En marcha!
—dijo a su lado la voz de Ron.
Fue como si el
pavimento y los sucios edificios que había a cada lado empezaran a caer y se
perdieran de vista al ascender el coche; al cabo de unos segundos, tenían todo Londres
bajo sus pies, impresionante y neblinoso.
— Sip- dijo Scorp- La primera impresiona
bastante.
— Y tú lo sabes porqué...- le incitó a
continuar su madre.
— ¿Cómo iba él a saberlo?- preguntó Al
algo pálido.
— Cierto no es que cada uno de ellos
tenga una moto que puede volar y volverse invisible, entre otras cosas-
intervino Molly divertida.
— Ni que las usen para escaparse de vez
en cuanto de Hogwarts- añadió Louis.
— No lo sabía mamá- dijo Scorp con
aplomo- Solo comenté lo que suponía. Ah, y chicos- dijo mirando al rubio y a la
pelirroja- O necesitáis más clases de cómo mentir o queréis meterme en un
aprieto, teniendo en cuenta que yo os he enseñado a mentir y que soy un maestro
excepcionalmente bueno.
— Y modesto- se metieron los gemelos
Wood.
— Creo que es la segunda opción- prosiguió
Scorp- Así que ¿Se puede saber que os he hecho?
— Nada- dijeron Molly y Louis a la vez-
Solo que es divertido verte pálido y asustado en lugar de frío y calculador
como siempre- terminó Louis con una sonrisa.
Entonces se oyó
un ligero estallido y reaparecieron el coche, Ron y Harry.
— Ay dios- murmuró Lia llevandose las
manos a la cabeza.- Vosotros dos no podríais tener peor suerte ni si un grupo
de narggles os echaran una maldición- gruñó haciendo que Hermione girara los
ojos.
— No se mamá- dijo Luna- Las maldiciones
de los narggles son muy poderosas.
— ¡Vaya! —dijo
Ron, pulsando el botón del accionador de invisibilidad—. Se ha estropeado.
— Y nosotros sin notarlo- ironizó Blaise
de mal humor ya que una muchacha de la casa azul todavía no le había mirado en
lo que llevaban de capítulo.
Los dos se
pusieron a darle golpes. El coche desapareció, pero luego empezó a aparecer y
desaparecer de forma intermitente.
— Vaya, algo que los muggles consideraran
completamente normal- comentó Draco con sarcasmo.
— ¡Agárrate!
—gritó Ron, y apretó el acelerador. Como una bala, penetraron en las nubes
algodonosas y todo se volvió neblinoso y gris.
— Buena idea- dijo Hermione con
aprobación haciendo que Ron sacara pecho satisfecho.
— ¿Y ahora qué?
—preguntó Harry, pestañeando ante la masa compacta de nubes que los rodeaba por todos lados.
—Tendríamos que
ver el tren para saber qué dirección seguir —dijo Ron.
— Exacto- dijo Rose con el mismo tono
que había empleado su madre antes haciendo que su padre se ruborizara un poco.
—Vuelve a
descender, rápido.
Descendieron
por debajo de las nubes, y se asomaron mirando hacia abajo con los ojos
entornados.
— ¡Ya lo veo!
—gritó Harry—. ¡Todo recto, por allí!
El expreso de
Hogwarts corría debajo de ellos, parecido a una serpiente roja.
— Ah- los Slytherin y los Gryffindor
tuvieron un escalofrío al mismo tiempo mientras fulminaban a Harry con la
mirada.
— Serpiente y rojo no combinan- dijo
Sirius regañando a su ahijado.
— Por primera vez dices algo sensato
Black- le apoyó Snape con incredulidad.
—Derecho hacia
el norte —dijo Ron, comprobando el indicador del salpicadero—. Bueno, tendremos que comprobarlo cada media
hora más o menos. Agárrate. —Y volvieron a internarse en las nubes. Un minuto
después, salían al resplandor de la luz solar. Aquél era un mundo diferente.
Las ruedas del coche rozaban el océano de esponjosas nubes y el cielo era una extensión inacabable de
color azul intenso bajo un cegador sol blanco.
Parvati y Lavander suspiraron.
— Que romántico sería tener una cita en
un lugar como ese- murmuró Lavander mientras su amiga volvía a suspirar.
—Ahora sólo
tenemos que preocuparnos de los aviones —dijo Ron.
— ¿Aviones?- preguntó Blaise
sorprendido- ¿Qué son?
— Pájaros de hierro pilotados por
muggles que utilizan para viajes largos- le dijo Padma al momento.
Se miraron el
uno al otro y rieron. Tardaron mucho en poder parar de reír.
— Pues si que tenéis fácil la risa
niños- dijeron los gemelos Prewett negando con la cabeza.
Era como si
hubieran entrado en un sueño maravilloso. Aquélla, pensó Harry, era seguramente
la manera ideal de viajar: pasando copos de nubes que parecían de nieve, en un
coche inundado de luz solar cálida y luminosa, con una gran bolsa de caramelos en
la guantera e imaginando las caras de envidia que pondrían Fred y George
— ¡Oye!- se quejaron ellos- Nosotros no
os envidiamos ni por un segundo- terminó Fred cruzándose de brazos ofendido.
cuando aterrizaran
con suavidad en la amplia explanada de césped delante del castillo de Hogwarts.
— ¿Con suavidad?- preguntó Ron
incrédulo.
— ¿En el césped?- preguntó a la vez y
con el mismo tono Harry.
Comprobaban
regularmente el rumbo del tren a medida que avanzaban hacia el norte, y cada
vez que bajaban por debajo de las nubes veían un paisaje diferente. Londres
quedó atrás enseguida y fue reemplazado por campos verdes que dieron paso a brezales de color púrpura, a
aldeas con diminutas iglesias en miniatura y a una gran ciudad animada por
coches que parecían hormigas de variados colores.
— La próxima vez me lleváis- les
ordenaron a la vez Ginny y Hermione para la incredulidad de los profesores.
— Cla… claro- respondieron los chicos
con miedo al ver la determinación de las chicas.
— Ya me encargaré yo de que no haya una
próxima vez- refunfuñó por lo bajo Minerva.
Sin embargo,
después de varias horas sin sobresaltos, Harry tenía que admitir que parte de
la diversión se había esfumado.
— Sip- dijo Sus- Leerlo ya empieza a ser
aburrido.
— Con su suerte tal vez se encuentren
con una avioneta o un paracaidista- dijo Sirius con los ojos brillantes de
emoción. Los dos se llevaron un golpe en la nuca cortesía de Lily.
— No gaféis a mi niño más de lo que ya
está- rugió enfadada.
Los caramelos
les habían dado una sed tremenda y no tenían nada que beber. Harry y Ron se
habían despojado de sus jerséis, pero al primero se le pegaba la camiseta al
respaldo del asiento y a cada momento las gafas le resbalaban hasta la punta de
la nariz empapada de sudor.
Una mueca de asco apareció en el rostro
de Cho y de Romilda.
Había dejado de
maravillarse con las sorprendentes formas de las nubes y se acordaba todo el
tiempo del tren que circulaba miles de metros más abajo, donde se podía comprar
zumo de calabaza muy frío del carrito que llevaba una bruja gordita.
— Esa amable mujer- suspiraron todos los
Weasley a la vez.
¿Por qué motivo
no habrían podido entrar en el andén nueve y tres cuartos?
— Eso me pregunto yo- intervino Alastor
para sorpresa de muchos- Se necesita una magia muy poderosa y extraña.
—No puede
quedar muy lejos ya, ¿verdad? —dijo Ron, con la voz ronca, horas más tarde
cuando el sol se hundía en el lecho de nubes, tiñéndolas de un rosa intenso—.
Varias chicas suspiraron y Blaise tomó
nota mental de pedirle a Theo que le ayudara a hacer volar uno de esos
cacharros mientras miraba de reojo a Padma.
¿Listo para
otra comprobación del tren?
Éste continuaba
debajo de ellos, abriéndose camino por una montaña coronada de nieve. Se veía
mucho más oscuro bajo el dosel de nubes. Ron apretó el acelerador y volvieron a
ascender, pero al hacerlo, el motor empezó a chirriar.
— Ay no- murmuraron Lily y Molly a la
vez.
Harry y Ron se
intercambiaron miradas nerviosas.
—Seguramente es
porque está cansado —dijo Ron—, nunca había hecho un viaje tan largo...
— ¿Estamos hablando de un coche o de un
caballo?- preguntó con sarcasmo Cormac- Las máquinas no se cansan.
— Te equivocas- dijo Scorp- Las máquinas
si se cansan cuando las usas durante demasiado tiempo seguido, además, cuando
hechizas un objeto le das un poco de vida, muy poca, ya que tu magia es parte
de tu esencia vital y se la estás transfiriendo.
— Coff coff cerebrito coff coff- tosió
Louis.
— Al menos Scorp no está loco por culpa
de los gases de pociones estúpidas que el mismo ha creado- gruñeron Al y Rose a
la vez.
— Las pociones de Louis no son
estúpidas- les contestó furiosa Gwen.
— Sí Gweny, ya sabemos que Louis te
gusta- respondió “comprensivamente” Allie.
El color al que el rostro de Gwen y
Louis llegó fue una sorpresa para todos los del gran comedor. Oliver y Alex
fruncieron el ceño a la vez mientras los otros de la tercera intentaban
contener la risa fallando estrepitosamente.
— Pues si mis pociones son estúpidas no
dejaré que las uséis más- dijo Louis al recuperarse ignorando una parte de la
conversación.
— ¿No os preocupa?- preguntó en voz baja
Harry al ver que los cerebritos indiferentes.
— Va de farol- respondieron los cuatro a
la vez con seguridad infinita.
Y ambos hicieron
como que no se daban cuenta de que el chirrido se hacía más intenso al tiempo
que el cielo se oscurecía.
— Ese fue un comportamiento muy
infantil, inmaduro e imprudente- rugió Alastor enojado.
— Lo sentimos- respondieron a la vez.
— Vamos Alastor- dijo Albus- Tenían doce
años.
Las estrellas
iban apareciendo en el firmamento. Se hacía de noche. Harry volvió a ponerse el
jersey, tratando de no dar importancia al hecho de que los limpiaparabrisas se
movían despacio, como en protesta.
— Ok eso se está poniendo raro- comentó
Cormac- Es como si tuviera vida de verdad.
— ¿Y yo porqué me he molestado ha
explicárselo?- preguntó frustrado Scorp.
— Déjalo hijo- dijo Draco- No le
entraría a la cabeza ni a golpes.
—Ya queda poco
—dijo Ron, dirigiéndose más al coche que a Harry—, ya queda muy poco —repitió,
dando unas palmadas en el salpicadero con aire preocupado.
— Muy poquito- repitió el muchacho
perdido en sus recuerdos.
Cuando, un poco
más adelante, volvieron a descender por debajo de las nubes, tuvieron que
aguzar la vista en busca de algo que pudieran reconocer.
— ¡Allí! —gritó
Harry de forma que Ron y Hedwig dieron un bote—. ¡Allí delante mismo!
En lo alto del
acantilado que se elevaba sobre el lago, las numerosas torres y atalayas del
castillo de Hogwarts se recortaban contra el oscuro horizonte.
— Gracias a Merlín- suspiró Molly con
visible alivio.
— Y a todos los demás magos poderosos-
le apoyó Lily más relajada.
Pero el coche
había empezado a dar sacudidas y a perder velocidad.
— Creo que hablasteis antes de tiempo-
comentó Alice mientras las dos mujeres palidecían mortalmente.
— ¡Vamos! —dijo
Ron para animar al coche, dando una ligera sacudida al volante—. ¡Venga, que ya
llegamos!
El motor
chirria.ba. Del capó empezaron a salir delgados chorros de vapor.
— Ay dios- murmuró Petunia pálida.
Harry se agarró muy fuerte al asiento cuando se
orientaron hacia el lago.
— Claro- dijo Draco- Porqué si cae el
coche el asiento se va a quedar en el mismo sitio
El coche osciló
de manera preocupante. Mirando por la ventanilla, Harry vio la superficie
calma, negra y cristalina del agua, un par de kilómetros por debajo de ellos.
— Creo que a partir de los 20 metros
caer en el agua hace tanto daño como caer en tierra- comentó Terry.
— Gracias, necesitábamos saber eso- dijo
Ginny mordazmente.
Ron aferraba
con tanta fuerza el volante, que se le ponían blancos los nudillos de las manos.
El coche volvió a tambalearse.
— ¡Vamos! —dijo
Ron.
Sobrevolaban el
lago. El castillo estaba justo delante de ellos. Ron apretó el pedal a fondo.
— Mala idea- susurró Arthur.
Oyeron un
estruendo metálico, seguido de un chisporroteo, y el motor se paró
completamente.
— Tenías razón- le dijo Frank a Arthur.
— Sí, pero eso no me alegra en absoluto-
contestó el hombre.
— ¡Oh! —exclamó
Ron, en medio del silencio.
El morro del
coche se inclinó irremediablemente hacia abajo. Caían, cada vez más rápido,
directos contra el sólido muro del castillo.
— Ayúdales Merlín- murmuró Bill mirando
a su hermanito con preocupación.
— ¡Noooooo!
—gritó Ron, girando el volante; esquivaron el muro por unos centímetros
Varios soltaron un suspiro de alivio.
cuando el coche
viró describiendo un pronunciado arco y planeó sobre los invernaderos y luego
sobre la huerta
Neville, Allie y Sprouth se miraron con
preocupación y fulminaron a los dos chicos con la mirada advirtiéndoles de lo
que les pasaría si caían sobre sus plantas.
y el oscuro
césped, perdiendo altura sin cesar.
Alice se cubrió los ojos con las manos
como si quisiera evitar ver esa escena, Lily y Molly tal vez hubiesen seguido
su ejemplo de haber podido moverse pero el miedo las tenía rígidas.
Ron soltó el
volante y se sacó del bolsillo de atrás la varita mágica.
Ron compuso una mueca de tristeza y
Hermione le tomó la mano con comprensión.
— ¡ALTO! ¡ALTO!
—gritó, dando unos golpes en el salpicadero y el parabrisas, pero todavía
estaban cayendo en picado, y el suelo se precipitaba contra ellos...
— ¡CUIDADO CON
EL ÁRBOL! —gritó Harry, cogiendo el volante, pero era demasiado tarde.
¡¡PAF!!
Arthur y James pegaron un bote
completamente sincronizados ya que Remus alzó la voz al decir esa onomatopeya.
Con gran
estruendo, chocaron contra el grueso tronco del árbol y se dieron un gran
batacazo en el suelo. Del abollado capó salió más humo; Hedwig daba
chillidos de terror;
— Pobrecilla- suspiró Lavander.
— Harry y Ron han estado tu a punto de
morir y te compadeces ¿de la lechuza?- preguntó Hermione completamente
sorprendida y enfadada.
Ha Harry le
había salido un doloroso chichón del tamaño de una bola de golf en la cabeza,
al golpearse contra el parabrisas;
— Mi pobre niño- murmuró Lily.
— De pobre nada- dijo la señora Pomfrey
enojada- Tuvo mucha suerte, pudo haber muerto por el impacto.- rugió mirando a
su alumno.
y, a su lado,
Ron emitía un gemido ahogado de desesperación.
Al instante tenía a su madre abrazada,
la mano de su padre en el hombro y las miradas preocupadas de sus hermanos
encima.
— Estoy bien- les tranquilizó como pudo.
— ¿Estás bien?
—le preguntó Harry inmediatamente.
— Sí- respondió Ron aun con la intensión
de tranquilizar a sus padres.
— ¡Mi varita
mágica! —dijo Ron con voz temblorosa—. ¡Mira mi varita!
Se había
partido prácticamente en dos pedazos, y la punta oscilaba, sujeta sólo por unas pocas astillas.
— Agradece que no fuera su cuello-
graznó enojada la enfermera.
Harry abrió la
boca para decir que estaba seguro de que podrían recomponerla en el colegio,
— Lo dudo mucho- comentó Dumbledore- Son
pocas las ocasiones en las que se puede reparar una varita.
pero no llegó a
decir nada. En aquel mismo momento, algo golpeó contra su lado del coche con la
fuerza de un toro que les embistiera
— ¿Cómo?- preguntó Neville confuso. Se
escuchó un jadeo, Remus había perdido todo el color de su rostro.
— ¿Qué sucede Lunático?- preguntó Sirius
asustado.
— El capítulo se llama el sauce
golpeador- contestó el licántropo asustado.
Todos los ocupantes del gran comedor
quedaron paralizados un minuto, después algunos palidecieron y otros miraron a
Harry y a Ron con compasión, empatía, miedo…y burla.
— ¿Crees que es momento para sonreír
papá?- preguntó con voz helada Scorp.
— No sonreía- se defendió este
infantilmente cubriéndose la boca con la mano.
— ¿Estás seguro de que ese es tu padre?-
le preguntó Al a Scorp.
— Sí, no parece el mismo Draco Malfoy
astuto y divertido que nosotros conocemos- intervino Rose.
— Sí, por desgracia estoy seguro- les
contestó Scorp mientras Allie le apretó la mano para darle ánimos.
y arrojó a
Harry sobre Ron, al mismo tiempo que el techo del coche recibía otro golpe
igualmente fuerte.
— ¿Qué ha
pasado?
Ron ahogó un
grito al mirar por el parabrisas, y Harry sacó la cabeza por la ventanilla en
el preciso momento en que una rama, gruesa como una serpiente pitón,
— Buena comparación- dijo Blaise
mientras los slytherin sonreían con malicia.
golpeaba en el
coche destrozándolo. El árbol contra el que habían chocado les atacaba.
— ¿Cuántas especies de plantas hay que
golpeen a las personas?- preguntó Alicia exasperada.
— Cuatro- respondieron a la vez Neville
y Allie- Y están todas en peligro de extinción- terminó Neville.
— Y con razón- gruñó Augusta enfadada-
No se yo que ventaja tiene tener una de esas cosas en el colegio.- La cara de
Remus era una máscara de culpa infinita.
—
Tiene muchas ventajas Augusta- respondió el director con tranquilidad-
Muchas más que inconvenientes.
El tronco se
había inclinado casi el doble de lo que estaba antes, y azotaba con sus nudosas
ramas pesadas como el plomo cada centímetro del coche que tenía a su alcance.
— No suena muy agradable- comentó Daphne
con tranquilidad.
— ¡Aaaaag!
—gritó Ron, cuando una rama retorcida golpeó en su puerta produciendo otra gran
abolladura; el parabrisas tembló entonces bajo una lluvia de golpes de ramitas,
y una rama gruesa como un ariete aporreó con tal furia el techo, que pareció
que éste se hundía.
— Salid de allí- ordenó Minerva
perdiendo la calma.
— ¡Escapemos!
—gritó Ron,
— Buena idea- le apoyaron los gemelos
Weasley asintiendo fervientemente con la cabeza.
empujando la
puerta con toda su fuerza, pero inmediatamente el salvaje latigazo de otra rama
lo arrojó hacia atrás, contra el regazo de Harry.
— No si al final va a resultar que esos
dos sienten lo mismo que sus primogénitos- bromeó Scorp en voz baja ganándose
una mala mirada de Al y una peligrosísima mirada fulminante de Rose.
— ¡Estamos
perdidos! —gimió, viendo combarse el techo.
De repente el
suelo del coche comenzó a vibrar: el motor se ponía de nuevo en funcionamiento.
Lily soltó todo el aire de sus pulmones
en un suspiro de alivio y Molly se destensó un poco.
— ¡Marcha
atrás! —gritó Harry, y el coche salió disparado. El árbol aún trataba de
golpearles, y pudieron oír crujir sus raíces cuando, en un intento de arremeter
contra el coche que escapaba, casi se arranca del suelo.
— Por poco- murmuró Percy.
—Por poco —dijo
Ron jadeando—. ¡Así se hace, coche!
El coche, sin
embargo, había agotado sus fuerzas. Con dos golpes secos, las puertas se
abrieron y Harry sintió que su asiento se inclinaba hacia un lado y de pronto
se encontró sentado en el húmedo césped.
— Te hecho- dijo James con incredulidad
divertida- El propio coche te echo de el mismo- repitió antes de soltar una
carcajada que era más de alivio que de cualquier otra cosa.
Unos ruidos
sordos le indicaron que el coche estaba expulsando el equipaje del maletero; la
jaula de Hedwig salió volando por los aires y se abrió de golpe, y la
lechuza salió emitiendo un fuerte chillido de enojo y voló apresuradamente y
sin parar en dirección al castillo.
— Tratas muy mal a ese pobre animal
Harry- le regañó Parvati enojadísima.
— Lo lamento- se disculpó rápidamente el
chico con miedo al ver el ceño fruncido de la muchacha.
A continuación,
el coche, abollado y echando humo, se perdió en la oscuridad, emitiendo un
ruido sordo y con las luces de atrás encendidas como en un gesto de enfado.
— Tiene todo el derecho del mundo en
enfadarse- comentó Dudley.
— ¡Vuelve! —le
gritó Ron, blandiendo la varita rota—. ¡Mi padre me matará!
— ¿Papá?- preguntó Charlie.
— Mejor preocúpate de mamá- prosiguió
Bill.
— Mejor huye del país por mamá- le
corrigió Percy.
— Con que yo soy la mala ¿eh chicos?-
preguntó con voz aflautada la mujer- Pues entonces estás castigados.
Pero el coche
desapareció de la vista con un último bufido del tubo de escape.
— ¿Es posible
que tengamos esta suerte? —preguntó Ron
— Sí, llevo mucho preguntándome eso-
comentó Hermione.
embargado por
la tristeza mientras se inclinaba para recoger a Scabbers, la rata—. De
todos los árboles con los que podíamos haber chocado, tuvimos que dar contra el
único que devuelve los golpes.
— Sí, realmente es mala suerte- suspiró
Lily con frustración.
Se volvió para
mirar el viejo árbol, que todavía agitaba sus ramas pavorosamente.
—Vamos —dijo Harry,
cansado—. Lo mejor que podemos hacer es ir al colegio.
— Sí- asintieron Molly, Lily, Molls y
Minerva con la misma mirada homicida y el mismo tono regañón.
No era la
llegada triunfal que habían imaginado.
— No, no lo era- dijeron los gemelos
Weasley con rencorosa y malsana satisfacción.
Con el cuerpo
agarrotado, frío y magullado, cada uno cogió su baúl por la anilla del extremo,
y los arrastraron por la ladera cubierta de césped, hacia arriba, donde les
esperaban las inmensas puertas de roble de la entrada principal.
—Me parece que
ya ha comenzado el banquete —dijo Ron,
— Weasley hasta la médula- dijeron los
gemelos Prewett meneando la cabeza.
dejando su baúl
al principio de los escalones y acercándose sigilosamente para echar un vistazo
a través de una ventana iluminada—. ¡Eh, Harry, ven a ver esto... es la
Selección!
— Mi selección- dejo claro Ginny con una
sonrisa.
Harry se acercó
a toda prisa, y juntos contemplaron el Gran Comedor.
— Cotillas- murmuró Sirius divertido.
Sobre cuatro
mesas abarrotadas de gente, se mantenían en el aire innumerables velas,
haciendo brillar los platos y las copas. Encima de las cabezas, el techo
encantado que siempre reflejaba el cielo exterior estaba cuajado de estrellas.
A través de la confusión de los sombreros negros y puntiagudos de Hogwarts, Harry
vio una larga hilera de alumnos de primer curso que, con caras asustadas, iban entrando
en el comedor.
— No estábamos asustados- rugieron a la
vez todos los que hacían cuatro.
Ginny estaba
entre ellos; era fácil de distinguir por el color intenso de su pelo, que
revelaba su pertenencia a la familia Weasley.
— Si que la buscaste rápido- dejó caer
como si nada Hermione haciendo sonrojar a Harry y a Ginny.
Mientras tanto,
la profesora McGonagall, una bruja con gafas y con el pelo recogido en un
apretado moño, ponía el famoso Sombrero Seleccionador de Hogwarts sobre un
taburete, delante de los recién llegados. Cada año, este sombrero viejo,
remendado, raído y sucio, distribuía a los nuevos estudiantes en cada una de
las cuatro casas de Hogwarts: Gryffindor,
Bailes excéntricos (cortesía de los
gemelos Prewett y los merodeadores) y
fuegos artificiales (cortesía de los gemelos Weasley y Lee Jordan) aparecieron
en la mesa de los leones para la incredulidad del resto y los chicos de cuarto
de esa casa fueron aplaudidos.
Hufflepuff,
Ellos fueron más normales y solo
aplaudieron y vitorearon a los tejones de cuarto.
Ravenclaw
Nadie se esperaba que cien águilas de
fuego alzaran el vuelo desde esa mesa y que explotaran haciendo aparecer los
nombres de los alumnos que se integraron ese año.
y Slytherin.
Los Slytherin no iban a ser menos por lo
que todos alzaron las varitas a la vez y de ellas salió un hilo plateado que
escribió, en letra elegante y sinuosa, el nombre de las serpientes que entraron
ese año.
Harry se
acordaba bien de cuando se lo había puesto, un año antes, y había esperado muy
quieto la decisión que el sombrero pronunció en voz alta en su oído. Durante
unos escasos y horribles segundos, había temido que lo fuera a destinar a
Slytherin, la casa que había dado más magos y brujas tenebrosos que ninguna
otra,
— Que por cierto- dijo Padma desde
Ravenclaw con el ceño fruncido- También es la casa que ha dado más ministros y
altos cargos del ministerio.
— Gracias- le dijo Blaise con una
brillante sonrisa que hizo que la chica se sonrojara y que muchas la miraran
celosas.
pero había
acabado en Gryffindor, con Ron, Hermione y el resto de los Weasley. En el último
trimestre, Harry y Ron habían contribuido a que Gryffindor ganara el
campeonato de
las casas, venciendo a Slytherin por primera vez en siete años.
— No me lo recuerdes- suplicó la
transformista preferida de los leones.
Habían llamado
a un chaval muy pequeño, de pelo castaño, para que se pusiera el sombrero.
Colin se removió en el asiento con
emoción.
— Podría ser yo hermanito- le dijo
completamente ilusionado a Denis.
— Tú o uno de los cincuenta y tres
castaños enanos que hay en tu promoción- le contestó divertido sin lograr
deshinchar a su hermano.
Harry desvió la
mirada hacia el profesor Dumbledore, el director, que se hallaba contemplando
la Selección desde la mesa de los profesores, con su larga barba plateada y sus
gafas de media luna brillando a la luz de las velas. Varios asientos más allá,
Harry vio a Gilderoy Lockhart,
Ron gruñó audiblemente ganándose miradas
de odio de la gran parte de la población femenina.
vestido con una
túnica color aguamarina.
— Que resaltaba sus ojos- suspiró
Romilda atolondradamente.
Y al final
estaba Hagrid, grande y peludo, apurando su copa.
—Espera...
—dijo Harry a Ron en voz baja—. Hay una silla vacía en la mesa de los profesores. ¿Dónde está Snape?
—
¿Y eso que más da?- preguntó James.
— Mientras no esté aquí- le apoyó Sirius.
Severus Snape
era el profesor que menos le gustaba a Harry.
— Y a mi- se oyó en varios puntos de la
mesa de los leones.
Y Harry resultó
ser el alumno que menos le gustaba a Snape, que daba clase de Pociones y era
cruel, sarcástico y sentía aversión por todos los alumnos que no fueran de
Slytherin, la casa a la que pertenecía.
— Creo que voy a ruborizarme- murmuró el
profesor con sarcasmo.
— ¡A lo mejor
está enfermo! —dijo Ron, esperanzado.
— Con suerte de peste draconiana-
puntualizó Sirius.
— ¡Quizá se
haya ido —dijo Harry—, porque tampoco esta vez ha conseguido el puesto de
profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras!
— Ojalá- suspiró James.
—O quizá lo han
echado —dijo Ron con entusiasmo—. Como todo el mundo lo odia...
— Eso podría ser- dijeron a la vez los
dos merodeadores.
— Al,- murmuró Louis- Tu nacimiento no
fue premeditado ¿cierto?- preguntó con sorna.
— Idiota- le contestó el muchacho
golpeándole en la nuca.
—O tal vez
—dijo una voz glacial detrás de ellos— quiera averiguar por qué no habéis llegado vosotros dos en el tren
escolar.
— Glups- todos los del gran comedor
tragaron ruidosamente a la vez.
Harry se dio
media vuelta. Allí estaba Severus Snape, con su túnica negra ondeando a la fría
brisa. Era un hombre delgado de piel cetrina, nariz ganchuda y pelo negro y
grasiento que le llegaba hasta los hombros,
— Que no ha conocido el champú en años-
comentó James con desprecio.
y en aquel
momento sonreía de tal modo que Ron y Harry comprendieron inmediatamente que se
habían metido en un buen lío.
— Snape sonriendo- Neville tuvo un
escalofrío.
— No puedo imaginarme nada más
espeluznante.- afirmó Hannah.
—Seguidme —dijo
Snape.
Sin atreverse a
mirarse el uno al otro, Harry y Ron siguieron a Snape escaleras arriba hasta el
gran vestíbulo iluminado con antorchas, donde las palabras producían eco. Un
delicioso olor de comida flotaba en el Gran Comedor, pero Snape los alejó de la
calidez y la luz y los condujo abajo por la estrecha escalera de piedra que
llevaba a las mazmorras.
— A las serpientes les gustan los sitios
oscuros y húmedos.- comentó Sirius haciendo sonreír a Harry.
— ¡Adentro!
—dijo, abriendo una puerta que se encontraba a mitad del frío corredor, y
señalando su interior. Entraron temblando en el despacho de Snape.
— Directo
a las fauces del lobo- comentó Lee con voz lúgubre.
— A las de la serpiente- le corrigió
Leanne.
Los sombríos
muros estaban cubiertos por estantes con grandes tarros de cristal, dentro de
los cuales flotaban cosas verdaderamente asquerosas, cuyo nombre en aquel momento
a Harry no le interesaba en absoluto. La chimenea estaba apagada y vacía.
— Que acogedor- ironizó Tonks con una
mueca de asco en el rostro.
Snape cerró la
puerta y se volvió hacia ellos.
— Huid- murmuró Neville.
— No podrán- dijo Hannah- Porqué crees
que Snape a cerrado la puerta.
—Así que —dijo
con voz melosa— el tren no es un medio de transporte digno para el famoso Harry
Potter y su fiel compañero Weasley.
— Pues ya que lo preguntas- dijo James-
No, no lo era.
— Mi ahijado y Ron se merecen algo
mejor, igual que Hermione, el resto de los Weasley, Neville y Luna- Afirmó
Luna.
Queríais hacer
una llegada a lo grande, ¿eh, muchachos?
—
Y eso me recuerda…- dijo Remus moviendo la varita, un cojín golpeó en
toda la cara de James.
— ¿Que te he hecho Lunático?- preguntó
sorprendido el hombre.
— Cuéntaselo Canuto- dijo Remus.
— James, james, james- empezó el animago
meneando la cabeza- ¿Ya te has olvidado de mi preciosa moto?
— Esa en la que estuvimos trabajando
todo un verano para hacer nuestra entrada espectacular en nuestro último curso
de Hogwarts- le aclaró Remus.
— Esa que tú despreciaste por qué
querías quedar bien con la prefecta perfecta- terminó Sirius.
— Mira que sois rencorosos- comentó
James enojado.
—No, señor, fue
la barrera en la estación de Kings Cross lo que...
— ¡Silencio!
—dijo Snape con frialdad—.
— Deberías dejar que se explicaran-
rugió Minerva mirándole mal.
¿Qué habéis
hecho con el coche?
Ron tragó
saliva. No era la primera vez que a Harry le daba la impresión de que Snape era
capaz de leer el pensamiento.
— Y lo soy- dijo Snape con orgullo
disimulado- Solo que está prohibido utilizar la legeremencia con menores sin
una orden del ministerio o el consentimiento de estos.
Pero enseguida
comprendió, cuando Snape desplegó un ejemplar de El Profeta Vespertino de
aquel mismo día.
— ¿Salisteis en el Profeta?- los ojos de
Sus casi se salían de sus orbitas- Si que la hicisteis grande.
— No ayudas- comentaron los chicos
mirando a sus madres con miedo.
—Os han visto
—les dijo enfadado, enseñándoles el titular:
«MUGGLES»
DESCONCERTADOS
POR UN FORD
ANGLIA VOLADOR
— La habéis hecho enorme- dijo la mujer
con una sonrisa.
Y comenzó a
leer en voz alta:
—«En Londres,
dos muggles están convencidos de haber visto un coche viejo sobrevolando
la torre del edificio de Correos (...) al mediodía en Norfolk, la señora Hetty
Bayliss, al tender la ropa (...) y el señor Angus Fleet, de Peebles, informaron
a la policía, etcétera.» En total, seis o siete muggles. Tengo entendido
que tu padre trabaja en el Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos
Muggles —dijo, mirando a Ron y sonriendo de manera aún más
desagradable—. Vaya, vaya..., su propio hijo...
— No utilices el chantaje psicológico
con mi niño- gruñó Arthur fulminando a Snape con la mirada y poniendo su mano
en el hombro de su hijo menor.
Harry sintió
como si una de las ramas más grandes del árbol furioso le acabara de golpear en
el estómago.
— Sí, es una buena manera de describir
el sentimiento- comentó Ron con un escalofrío.
— Snape- gruñó Lily- Tal vez deberías controlarte
un poco.- su mirada daba entender un “Si no lo haces sufrirás”
Si alguien
averiguara que el señor Weasley había encantado el coche… No se le había
ocurrido pensar en eso...
— Pues tal vez deberías haberlo pensado
antes- le dijo duramente Lily- Uno no puede infringir las normas sin pensar en
las consecuencias.
—He percibido,
en mi examen del parque, que un ejemplar muy valioso de sauce boxeador parece
haber sufrido daños considerables —prosiguió Snape.
— Pues no es precisamente el que ha
salido más dañado- comentó Ernie.
—Ese árbol nos
ha hecho más daño a nosotros que nosotros a... —se le escapó a Ron.
— Correcto- comentó Sirius.
— Se tiene que tener agallas para
decirle eso a Snape- comentó Luna con una sonrisa.
— ¡Silencio!
—interrumpió de nuevo Snape—. Por desgracia, vosotros no pertenecéis a mi casa,
y la decisión de expulsaros no me corresponde a mí.
— Por desgracia no es la expresión que
yo hubiera utilizado- dijo Angelina.
Voy a buscar a
las personas a quienes compete esa grata decisión. Esperad aquí.
— Yo me escondería- dijo George.
— Sip- le apoyó su gemelo- Y lo haría
antes de que llegue Minie.
Ron y Harry se
miraron, palideciendo. Harry ya no sentía hambre, sino un tremendo mareo. Trató
de no mirar hacia el estante que había detrás del escritorio de Snape, donde en
un gran tarro con líquido verde flotaba una cosa muy larga y delgada.
Varios tuvieron un escalofrío.
— ¿Qué era?- preguntó Louis curioso y
deseoso de tener un nuevo elemento con el que jugar en sus pociones.
— Tu no preguntes- dijo Molly que había
adquirido un color verdoso.
Si Snape había
ido en busca de la profesora McGonagall, jefa de la casa Gryffindor, su situación
no iba a mejorar mucho.
— Es preferible una acromántula-
preguntó Sirius con convicción.
Ella podía ser
mejor que Snape, pero era muy estricta.
— Muy, muy, muy estricta- dijeron a la
vez los bromistas.- Pero también muy, muy, muy justa.- Minerva se sonrojó.
Diez minutos
después, Snape volvió, y se confirmó que era la profesora McGonagall quien lo
acompañaba. Harry había visto en varias ocasiones a la profesora McGonagall
enfadada, pero, o bien había olvidado lo tensos que podía poner los labios,
—Si están tensos todavía tenéis
una oportunidad de sobrevivir.- dijo James.
— Si la veis sonriendo… ¡Huid del país!-
terminó Sirius.
o es que nunca
la había visto tan enfadada. Ella levantó su varita al entrar. Harry y Ron se
estremecieron,
— ¡Harry!- gruñó Lily.
—
¡Ronald!- dijo a la vez Molly.
— Ella jamás os haría daño- terminaron
las dos enojadas.
— Fue un acto reflejo- se disculparon
ellos con la profesora que parecía muy triste.
— Jamsie
los va a matar como se entere que han hecho entristecer a su abuelita Minie-
comentó Rose algo preocupada.
pero ella
simplemente apuntaba hacia la chimenea, donde las llamas empezaron a brotar al
instante.
—Sentaos —dijo
ella, y los dos se retiraron a dos sillas que había al lado del fuego—.
Explicaos —añadió. Sus gafas brillaban inquietantemente.
— Siempre brillan cuando está
enfadada- comentaron los Prewett.
Ron comenzó a
narrar toda la historia, empezando por la barrera de la estación, que no les
había dejado pasar.
—... así que no
teníamos otra opción, profesora, no pudimos coger el tren.
— ¿Y por qué no
enviasteis una carta por medio de una lechuza?
— Exacto- rugió Lily.
— Vamos cariño- comentó James- A ti
tampoco se te hubiese ocurrido.
Imagino que tenéis alguna lechuza —dijo fríamente la
profesora McGonagall a Harry.
Harry se quedó
mirándola con la boca abierta. Ahora que la profesora lo mencionaba, parecía
obvio que aquello era lo que tenían que haber hecho.
— Sí, ahora que lo dice parece obvio-
comentó Neville- Pero a mi jamás se me hubiese ocurrido.
—No-no lo
pensé...
—Eso —observó la
profesora McGonagall— es evidente.
— Ah, ah, ah- dijeron los gemelos
Weasley meneando la cabeza- Decir obviedades no ayuda Minie.
Llamaron a la
puerta del despacho y Snape la abrió, más contento que unas pascuas.
— Mala señal- murmuraron todos los leones,
tejones y águilas.
Era el
director, el profesor Dumbledore.
— Problemas- canturrearon los gemelos
Weasley.
Harry tenía
todo el cuerpo agarrotado. La expresión de Dumbledore era de una severidad
inusitada. Miró de tal forma a los dos alumnos que tenía debajo de su gran nariz
aguileña, que en aquel momento Harry habría preferido estar con Ron recibiendo los
golpes del sauce boxeador.
— Sí, yo también pensaba en eso- dijo
Ron.- Es horrible que te mire decepcionado, te hace sentir fatal.
Hubo un prolongado
silencio, tras el cual Dumbledore dijo:
—Por favor,
explicadme por qué lo habéis hecho.
Habría sido
preferible que hubiera gritado. A Harry le pareció horrible el tono
decepcionado que había en su voz.
— Decepcionar a Dumby se siente fatal-
comentaron los merodeadores.
— Tiene la capacidad de hacerte sentir
como la peor escoria del mundo solo con una mirada- les apoyaron los gemelos
Prewett.
No sabía por
qué, pero no podía mirar a Dumbledore a los ojos, y habló con la mirada clavada
en sus rodillas. Se lo contó todo a Dumbledore, salvo lo de que el señor
Weasley era el propietario del coche encantado,
— Gracias- le dijo el señor Weasley-
Pero creo que eso no era muy difícil de deducir.
simulando que
Ron y él se habían encontrado un coche volador a la salida de la estación.
— Claro que sí.- dijo Draco- Como
existen tantos coches voladores.
Supuso que
Dumbledore les interrogaría inmediatamente al respecto, pero Dumbledore no
preguntó nada sobre el coche.
— Vi que no era un tema del que quisieran
hablar- comentó el director respondiendo a las miradas interrogativas de sus
alumnos.
Cuando Harry
acabó, el director simplemente siguió
mirándolos a través de sus gafas.
—Iremos a
recoger nuestras cosas —dijo Ron en un tono de voz desesperado.
— Si que te desesperas con facilidad-
comentó Fred.
— Suerte que nosotros no lo hacemos o
esa sería nuestra frase más utilizada- terminó George.
— ¿Qué quieres
decir, Weasley? —bramó la profesora McGonagall.
—Bueno, nos van
a expulsar, ¿no? —dijo Ron.
— Que va- dijeron los merodeadores con
una sonrisa de suficiencia.
Harry miró a
Dumbledore.
—Hoy no, señor
Weasley —dijo Dumbledore—. Pero quiero dejar claro que lo que habéis hecho es
muy grave. Esta noche escribiré a vuestras familias. He de advertiros también
que si volvéis a hacer algo parecido, no tendré más remedio que expulsaros.
— Por eso nos portamos como angelitos lo
que quedaba de curso- ironizó Ron.
— Cierto- le apoyó Harry- Nada de romper
las reglas.
Por la
expresión de Snape, parecía como si sólo se hubieran suprimido las Navidades.
— Más bien como si se hubiese perdido
una reunión de mortis- dijo Sirius.
— A un Grinch como Snape no le gustan
las Navidades- aclaró James.
Se aclaró la
garganta y dijo:
—Profesor
Dumbledore, estos muchachos han transgredido el decreto para la restricción de
la magia en menores de edad, han causado daños graves a un árbol muy antiguo y
valioso...
— Árbol que debería ser talado- gruñeron
los gemelos Prewett.
Creo que actos
de esta naturaleza...
—Corresponderá
a la profesora McGonagall imponer el castigo a estos muchachos, Severus
— Gracias a dios- agradecieron estos con
un suspiro de alivio.
—dijo
Dumbledore con tranquilidad—. Pertenecen a su casa y están por tanto bajo su
responsabilidad. —Se volvió hacia la profesora McGonagall—. Tengo que regresar
al banquete, Minerva, he de comunicarles unas cuantas cosas. Vamos, Severus, hay
una tarta de crema que tiene muy buena pinta y quiero probarla.
— Usted no estará emparentado con los
Weasley ¿verdad?- preguntó Allie con una sonrisa.
Al salir del
despacho, Snape dirigió a Ron y Harry una mirada envenenada. Se quedaron con la
profesora McGonagall, que todavía los miraba como un águila enfurecida.
— Mientras no os mire como la leona
enfurecida que es estáis a salvo- comentó Sus sonriendo a la transformista.
—Lo mejor será
que vayas a la enfermería, Weasley, estás sangrando.
— ¿Cómo?- Molly parecía muy preocupada
por ese pedazo de información.
— Solo era un arañazo- le dijo Ron con
una sonrisa- He sufrido heridas mucho más graves.- para sorpresa de Ron eso no
hizo sino incrementar la preocupación de su madre.
—No es nada
—dijo Ron, frotándose enseguida con la manga la herida que tenía en la ceja—.
Profesora, quisiera ver la selección de mi hermana.
— Gracias Ron- dijo Ginny dándole un
abrazo muy fuerte.
—La Ceremonia
de Selección ya ha concluido —dijo la profesora McGonagall—.
Tu hermana está
también en Gryffindor.
— Evidentemente- dijeron los Weasley y
para sorpresa de algunos Al.
— ¡Bien! —dijo
Ron.
— Parece como si lo hubieses dudado
hermanito- comentó Ginny con sonrisa petulante.
—Y hablando de
Gryffindor... —empezó a decir severamente la profesora McGonagall.
— ¿Nos va a quitar puntos?- Denis estaba
muy preocupado.
Pero Harry la
interrumpió.
— Eso sí que es ser temerario- comentó
James orgulloso.
—Profesora,
cuando nosotros cogimos el coche, el curso aún no había comenzado, así que, en realidad, a Gryffindor no habría
que quitarle puntos, ¿no? —dijo, mirándola con temor.
— Exacto- dijeron todos los leones
mirando suplicantes a la profesora.
La profesora
McGonagall le dirigió una mirada penetrante, pero Harry estaba seguro de que
había estado a punto de sonreír.
— Es Minie- dijo Sirius- Siempre baja la
guardia si alguien se muestra leal a Gryffindor.
Tenía los
labios menos tensos, eso era evidente.
—No quitaremos
puntos a Gryffindor —dijo ella, y Harry se sintió muy aliviado—.
Pero vosotros
dos seréis castigados.
— Eso era obvio- dijeron los Prewett.
Eso era menos
malo de lo que Harry se había temido. En cuanto a que Dumbledore escribiera a
los Dursley, le daba lo mismo.
— A mi no- dijo Sirius- Imaginaos la
cara que pondrán cuando reciban una carta traída por una lechuza donde pone que
su sobrino ha ido a la escuela con un coche volador.- Las risas no se hicieron
esperar mientras los alumnos imaginaban la graciosa escena.
Harry sabía
perfectamente que los Dursley lamentarían que el sauce boxeador no lo hubiera
aplastado.
— Eso no es cierto Harry- dijo Petunia
algo ofendida.
La profesora
McGonagall volvió a levantar su varita y apuntó con ella al escritorio de
Snape. Sonó un ¡plop! y apareció un gran plato de emparedados, dos copas de
plata y una jarra de zumo frío de calabaza.
— Tengo hambre- rugieron todos los
Weasley’s y Sirius a la vez siendo ignorados por todos.
— Comeréis aquí
y luego os iréis directamente al dormitorio —indicó—. Yo también tengo que
volver al banquete.
— Golosa- la acusaron los merodeadores
sonriendo.
Cuando la
puerta se cerró detrás de ella, Ron profirió un silbido bajo y prolongado.
— Realmente sabes expresarte
hermanito- comentó Ginny divertida.
—Creí que no
nos salvábamos —dijo, cogiendo un emparedado.
—Y yo también
—contestó Harry, haciendo lo mismo.
—Pero ¿cómo es
posible que tengamos tan mala suerte? —dijo Ron con la boca llena de jamón y
pollo—. Fred y George deben de haber volado en ese coche cinco o seis veces y
nunca los ha visto ningún muggle.
— Con que cinco o seis veces ¿eh
chicos?- dijo Molly con peligrosa dulzura.
— Ronnie miente.- dijeron a la vez con
miedo atroz en el rostro.
—Tragó y volvió
a dar otro bocado—.¿Y por qué no pudimos atravesar la barrera?
— Gran pregunta- comentó Alastor
pensativamente.
Harry se
encogió de hombros.
—Tendremos que
andarnos con mucho cuidado de ahora en adelante —dijo, tomando un refrescante
trago de zumo de calabaza—. Si al menos hubiéramos podido subir al banquete...
—Ella no quería
que hiciéramos ningún alarde —dijo Ron inteligentemente—.
— Este libro me sorprende cada vez más-
dijo Fred burlón ganándose un buen golpe de Ron, Bill y Charlie.
No quiere que
nadie llegue a pensar que está bien eso de llegar volando en un coche.
— Exacto- dijo la profesora- Por qué
entonces sería muy difícil detener a todos los alumnos que lleguen con algún
trasto extraño.
Cuando hubieron
comido todos los emparedados que podían (en el plato iban apareciendo más,
conforme los engullían), se levantaron y salieron del despacho, y tomaron el
camino que llevaba a la torre de Gryffindor. El castillo estaba en calma, parecía
que el banquete había concluido. Pasaron por delante de retratos parlantes y armaduras
que chirriaban, y subieron por las escaleras de piedra hasta que llegaron finalmente
al corredor donde, oculta detrás de una pintura al óleo que representaba a una mujer
gorda vestida con un vestido de seda rosa, estaba la entrada secreta a la torre
de Gryffindor
— La buena y vieja señora gorda-
suspiraron los Gryffindor con cariño.
—La contraseña
—exigió ella, al verlos acercarse.
—Esto... —dijo
Harry.
No conocían la
contraseña del nuevo curso, porque aún no habían visto a ningún prefecto, pero
casi al instante les llegó la ayuda; detrás de ellos oyeron unos pasos veloces
y al volverse vieron a Hermione que corría a ayudarles.
— Siempre tengo que sacaros las castañas
del fuego- suspiró la muchacha con cansancio.
— ¡Estáis aquí!
¿Dónde os habíais metido? Corren los rumores más absurdos... Alguien decía que
os habían expulsado por haber tenido un accidente con un coche volador.
— Realmente es un rumor muy absurdo-
ironizó Scorp.
— Mis noticias- Lee remarcó esa palabra-
Nunca son absurdas- El moreno parecía muy ofendido.
—Bueno, no nos
han expulsado —le garantizó Harry.
— ¿Quieres
decir que habéis venido hasta aquí volando? —preguntó Hermione, en un tono de
voz casi tan duro como el de la profesora McGonagall.
— No es por nada Hermione- dijo Ron-
Pero das miedo.
— A mi me lo va a decir- susurró Rose
para que solo lo oyeran los de su generación.
—Ahórrate el
sermón —dijo Ron impaciente— y dinos cuál es la nueva contraseña.
—Es «somormujo»
—dijo Hermione deprisa—, pero ésa no es la cuestión…
— Yo que tu les abría dado primero el
sermón y luego la contraseña- le dijo Luna.
No pudo
terminar lo que estaba diciendo, sin embargo, porque el retrato de la señora
gorda se abrió y se oyó una repentina salva de aplausos.
— Esa actuación fue una violación de la
ley- graznó la profesora McGonagall- No se merecía aplausos sino castigos.
Al parecer, en
la casa de Gryffindor todos estaban despiertos y abarrotaban la sala circular
común, de pie sobre las mesas revueltas y las mullidas butacas, esperando a que
ellos llegaran.
— Evidentemente- dijeron todos los
leones de cuarto para arriba.
Unos cuantos brazos
aparecieron por el hueco de la puerta secreta para tirar de Ron y Harry hacia dentro,
y Hermione entró detrás de ellos.
— ¡Formidable!
—gritó Lee Jordan—. ¡Soberbio! ¡Qué llegada! Habéis volado en un coche hasta el
sauce boxeador. ¡La gente hablará de esta proeza durante años!
— Nos superaron al cabo de dos años- comentó
Harry sonriéndole a Fleur.
— ¡Bravo! —dijo
un estudiante de quinto curso con quien Harry no había hablado nunca.
Alguien le daba
palmadas en la espalda como si acabara de ganar una maratón. Fred y George se
abrieron camino hasta la primera fila de la multitud y dijeron al mismo tiempo:
— ¿Por qué no
nos llamasteis?
— Pero no estaban celosos ni nada-
ironizó Ron divertido.
Ron estaba
azorado y sonreía sin saber qué decir. Harry se fijó en alguien que no estaba
en absoluto contento. Al otro lado de la multitud de emocionados estudiantes de
primero, vio a Percy que trataba de acercarse para reñirles.
— Largaos de allí- recomendaron los
gemelos y Oliver a la vez.
Harry le dio a
Ron con el codo en las costillas y señaló a Percy con la cabeza. Inmediatamente,
Ron entendió lo que le quería decir.
— Conozco a Percy desde hace quince
años- dijo Ron- Evidentemente te comprendí.
—Tenemos que
subir..., estamos algo cansados —dijo, y los dos se abrieron paso hacia la
puerta que había al otro lado de la estancia, que daba a una escalera de
caracol y a los dormitorios.
—Buenas noches
—dijo Harry a Hermione, volviéndose. Ella tenía la misma cara de enojo que
Percy.
— Porqué son las dos únicas personas
sensatas de Gryffindor- gritó Molly enojadísima aún con Harry y Ron.
Consiguieron
alcanzar el otro extremo de la sala común, recibiendo palmadas en la espalda, y
al fin llegaron a la tranquilidad de la escalera. La subieron deprisa, derechos
hasta el final, hasta la puerta de su antiguo dormitorio, que ahora lucía un
letrero que indicaba «Segundo curso». Penetraron en la estancia que ya
conocían; tenía forma circular, con sus cinco camas adoseladas con terciopelo
rojo y sus ventanas elevadas y estrechas. Les habían subido los baúles y los
habían dejado a los pies de sus camas respectivas.
— Gracias- dijo Ron sin dirigirse a
nadie en concreto.
Ron sonrió a
Harry con una expresión de culpabilidad.
—Sé que no
tendría que haber disfrutado de este recibimiento, pero la verdad es que...
— Vamos Ronnie- dijo Bill- Cualquiera
disfrutaría de eso.
La puerta del
dormitorio se abrió y entraron los demás chicos del segundo curso de la casa
Gryffindor: Seamus Finnigan, Dean Thomas y Neville Longbottom.
Ellos sonrieron encantados igual que los
familiares de Neville.
— ¡Increíble!
—dijo Seamus sonriendo.
— Fue mucho más que eso- le corrigió
Sirius.
— ¡Formidable!
—dijo Dean.
— Un poquito mejor pero aún te quedas
corto- siguió el animago.
— ¡Alucinante!
—dijo Neville, sobrecogido.
— Sí, esa es la palabra- le dijo Sirius
premiándolo con una sonrisa.
Harry
no pudo evitarlo. Él también sonrió.
— Como evitarlo-
dijo James asintiendo.
— Creo que
podemos leer un capítulo más antes de cenar- dijo Dumbledore- Gilderoy
Lockhart
Me ha encantado el capitulo; he de acdmitir que la espera ha merecido la pena.
ResponderEliminarEstoy deacurerdo con Hermione. ¿Se pegan una buena leche y a Lavender yaParbati solo les preocupa la lechuza? ¿pero que coño tienen en la cabeza? ¿una esfera de cristal para jugar a que son buenas prediciendo el futuro?
La ironía de Ron me encanta, es buenísimo.
Ginny y Hermionw queriendo dar una vuelta en un coche volador eso si que ha sido fantástico.
Blaise es un romántico
Cormac, ¿es así de estupido de nacimiento o las bludgers le ahan dejado las neuronas reducidas a polvo?
Terry aplicabdo las leyes de la física, eso ha sido buenisimo
Dudley se va ha hacer abogado defensor de coches mágicos; jeje, es broma. Me gusta más este Dudley.
Es verdad lo que dice hermione, siempre los saca de los problemas; la verdad es que yo nunca había caido en eso.
Estoy con luna respecto a los sermones.
bueno, el siguiente capitulo; ¿pdrias poner un saco de boxeo con la forma de Lochart? es que así los chicos podran saltarle los dientes que era lo que me daban ganas de hacer cada ver que aparecia este personajillo.
Me alegra que te haya gustado,Lavander y Parvati son un caso a parte y estoy bastante deacuerdo con tu hipótesi, aunque a lo mejor es su cabeza la bola de cristal y a dentro solo hay el humo.
EliminarRealmente Ron es un personaje muy gracioso aun así siempre ha estado eclipsado por los gemelos que son el superlativamente graciosos.
No solo Ginny y Herms quieren viajar en un coche volador, a mi me encantaria y en cuanto a Blaise, el era un mujeriego porqué no había encontrado la chica adecuada, ahora con Padma utilizarà todos sus encantos e ingenio para enamorarla.
Mi voto está en que Cormac nació con las mínimas neuronas necesarias y las budgets se las cargaron ya que es tan pesimo en Quidditch que no puede esquivar ni una.
Dudley ha mejorado despues de los dementores, ademas el solo odiaba la magia porque sus padres así se lo dijeron pero ahora la conoce más y no le desagrada.
Lo del saco de Lochart es una buena idea para que se desquicien los personajes mientras yo me meto con el usando a Ron y su sarcasmo.
Besos.
Fue increíble...no soberbio...no definitivamente "alucinante"
ResponderEliminarLa espera a merecido la pena, un cap fantástico como siempre
Gracias por tomarte el largo tiempo de escribir esta maravillosa historia
!Me encantan las madres sobre protectoras!
Me alegra que te haya gustado. Gracias a ti por leerme y comentar, me habeis alegrado el dia. Realmente las madres sobreprotectoras resultant muy divertidas y tiernas aunque tal vez le den trabajo a la señora Pomfrey a causa de los peligros de este libro.
EliminarBesos.
Ha estado genial este capitulo =D
ResponderEliminarComo que Cormac es muy lento para comprender las cosas XD. Aunque nunca me agrado principalmente por haberle lanzado una blodger a Harry y hacerle la competencia a Ron en el puesto de Guardian.
Es cierto que dicen arriba de Lavender y Parvati que solo les preocupo la lechuza. Esto no estuvo mal pero también debieron preocuparse por Harry y Ron, ya que además casí los mata el Sauce Boxeador-_-. Nunca llegue a entender como fue que Ron estuvo saliendo con Lavender en sexto año.
Dudley si que ha cambiado. Yo nunca imagine que llegara a interesarle la magia. Pero es comprensible ya que son cosas nuevas para el y además empieza a ver las cosas de otra manera ^^.
Ya quiero que llegue el proximo capitulo. Nos vamos a reir mucho con cada comentario que haga Ron sobre Lockhart y los demás le van a dar mucho uso a al saco XD
Hola, y gracias
EliminarCormac es un idiota, no creo que a ningún fan de Harry Potter le guste ese personage entre lo de la fiesta con Herms, lo de guardianes con Ron y la budget con Harry...
Lo de Ron y Lavander es el misterio más grande que sale en el libro, Lavander y Parvati són algo demasiado niñas y cursis.
Realmente me agrada mucho más el Dudley actual que no actua bajo la influéncia de su padre que el de antes.
Sí, como voy a disfrutar haciendo los comentarios de Ron en contra de ese patético intento de humano.
Besos.
Holiss!!
ResponderEliminarhe encontrado tu fic en internet y solo puedo decir que me encanta!!!
me encanto la idea de que la chica le rompiera la nariz a Bellatrix (se lo tenía mas que merecido)ya me imaginó a Voldy cuando se entere que la mejor de sus mortifagos fue golpeada ¡por una muggle!
A mi tampoco me cae para nada Maclagen, no tiene ni una miserable neurona y me cae casi tan mal como Lockhart.
Creo que Ron estuo con Lavander para desquitarse del hecho que no habia salido con nadie ni besado a nadie y Hermione sí, cosa que le había hecho acordar su hermana.
Me encanto la del espejo en la escalera, pobres gemelos estaban tan adormilados que no se dieron cuenta que chocaron entre sí.
Me encantó la idea del saco de boxeo y creo que Arthur puede sacar rl saco volando cuando Molly alabe a Lockhart.
Escribo un fic en Potterfics se llama "observando el futuro" y es ambientada a la época de los Merodeadores y me encantaría que pasaras a leerla y me digas que tal está, aquí esta el link:http://www.potterfics.com/historias/104766
¡Actualiza lo más pronto posible!
besoss!!
Hols, Lunática
EliminarMe alegra que hayas encontrado mi fic y que te guste. Realmente hubiese sido digna de ver la cara de voldy al enterrarse.McLaggen es un estúpido integral, lástima que Lorckhart sea aun peor que él. Tienes toda la razón con Ron, lastima que sea tan suseptible y que Ginny sea tan genial.Lo de Arthur es buena idea, ya he decidido que pondré el saco y a ver si Molly abre los ojos ya, a ser posible junto con toda la población femenina de Hogwarts.
Debo confesarte que ya tengo tu fic en favoritos pero no me había animado a comentar, ahora lo haré sin falta.
Besos para ti también.
¡Hola!
ResponderEliminarSiento muchísimo no haber comentado el cap anterior. O.O. Los deberes me mataban y recién me metí al blog después de un mes!!!!
Tú fic sigue igual de fantástico de siempre, y lo sabes. Amo todo lo que escribes, y te rezo, de nuevo, porque puedas hacer que no odien a Draco. Quiero más de Padma y Blaise. ¡AHORA!
Y, te pregunto una cosa que me está atormentado de por más. ¿Snape va a salir bien parado por parte de Lily de acá al séptimo libro?, te pido, te RUEGO, que me contestes con tu máxima sinceridad.
¡Muchos besos, Azu!
Se te echaba de menos, Azu! Que bien que me comentes, entiendo lo de los deberes, por suerte yo ya estoy de vacaciones.
EliminarMe alegra que te guste mi fic y tranquila, Draco es uno de mis personages favoritos, no dejaré que lo golpeen... mucho. ¿Te gusta la pareja Padma Blaise? que bien. Era un invento mío y no se si a la gente le gusta mucho.
Tu pregunta es difícil de responder, Snape me cae bien y no quiero hacerle sufrir pero los libros no hablan bien de él y muchos creeran que es un traidor (ademas de que perdería la gracia si no me metiese un poco con él). Por otro lado, Lupin dijo que Lily sabe ver la parte buena de las personas y es muy posible que no se crea todo lo que dice el libro coff coff asesinato dumby coff coff. Se que te he respondido de forma muy confusa pero he sido sincera al 100 % ya que aun no sé que pasará, creo que lo haré sufrir un poco pero Lily no le odiraá tanto como lso demás, eso no quiere decir que sea un Sevly, será un James Lily al completo.
Besos para ti también Azu.
wooow tengo poco de haber empezado a leer este fic y me super encanto esta genial tiene de todo es el unico de su categoria que me gusta sabes a lo que me refiero no? muchos fics con esta trama pero solo este me convencio para seguir leyendo super alucinante! jajaja ojala pudieras actualizar pronto.
ResponderEliminarun saludo de aqui para alla jaja :D
Me alegra que hayas decidido leer mi ffic y que te guste. Es cierto que hay varios fics con esta trama, yo de hecho he leído muchos que me han encantado, el problema es que muchos no lo terminan. Lo de actualizar pronto será un problemilla porqué me voy de vacaciones sin ordenador (mis padres son así de crueles) durante tres semanas.
EliminarOtro saludo para ti.
Me encanta tu fic desd q lo habia visto en el fanfiction....pero me alegra haber encontrado tu blog...xfa actualiza lo más pronto posible....y una pregunta va a aparecer los demás hijos de los chicos....???
ResponderEliminarMe alegra que hayas encontrado mi blog, aqui voy algo mas adelantada que en fanfiction. Intentare actualizar cuando vuelva a casa pero ahora, des de Inglaterra, no puedo. Si, van a parecer todos los de la tercera.
EliminarBesos.
Hola me encanta el fic ya que lo empece a leer en fanfiction.net, pero tambien en tu bloc aquellos capítulos que no están, espero que pronto actualices a qui o en fanfiction, espero que los demas hijos aparezcan para ver las reaccione de los chicos jeje, espero ver que Ron lea el próximo capitulo con el ara mas gracia ya que odia al Lockhart y cuando sepan los profesores lo que enseñaba lo querrán matar, al igual de lo que hizo al final hasta las alumnas lo dejaran de querré (que es lo mejor)y si eso podrías poner la versión de Hermione cuando fue atacada por el basilisco ya que Harry y los demas al estar en el campo y no se oyó ninguna voz así que si podría ser estaría bien, bueno eso es todo un saludo y animo.
ResponderEliminarHola, intentare actualizar cuando vuelva a casa pero ahora, desde el estrangero, no m'he es posible. Si, apareceran todos los chicos de la tercera. Ron no va a leer porque lei un capitulo de otra historia en la que si leia y temo que me quedaria demasiado parecido pero los comentarios los hara igual tranquila. Ya qquiero que las alumnas dejen de suspirar por el, por favor que las mujeres tenemos nuestra dignidad. No he entendido muy bien que quieres decir con lo de poner la version de Hermine, podrias explicarmelos?
EliminarUn saludo para tu tambien.
Y te contesto lo de la otra vez que comente lo que quiero decir Airuna es ver desde la perspectiva de aquellos que fueron petrificados por el basilisco, porque en el caso de Hermione cuando fue atacada Harry no oyó la voz del basilisco, y si se podría saber que fue lo que hacían antes del ataco o lo que sintieron, vi que estas subiendo los capítulos a fanfiction y también aquí has actualizado, bueno eso es todo un saludo y animo.
Eliminarhttp://www.fanfiction.net/s/7755437/19/Leyendo_Harry_Potter_en_Hogwarts creo que te han plajeado, o no se si seas la misma persona del fanfiction :D
ResponderEliminarGracias por advertirme pero la verdad es que soy yo, para evitar confusiones mi nick en todas las paginas a las que estoy es Airuna.
EliminarUn beso.
PD se agradece mucho la intencion.
cuando actualizas????
ResponderEliminarAviam carinyu,, ja as tornat a casa qe mu a dit un ocellet, o sigui qe pots fer el favor d'actualitzar siusplau, que si no les tardes aqui son molt aburrides. Quan vegis qe algu et llegeix desde UK no temocionis qe soc jo, pero segur qe l'altre gent tambe o faria si sapigues castellà. Un petonas, et veig dimecres, o dimarts, no n'estic segura.
ResponderEliminarOk germaneta pero no em matis siusplau, tinc el capitul casi acabat si avui puc estar una bona estona a l'ordinador el penjare. Disfruta de la teva estada a Anglaterra.
ResponderEliminarUn peto per tu tambe.
Estupenduuuuuu! i nomes dir-te que molt macu lu de l'Èlia... en fin, no hi ha res com l'amor entre germanes (tot i que l'amor entre cosines s'hi acosta bastant!!)
ResponderEliminarEns veiem aviadeet (espero)!
Petons