Este capítulo está dedicado especialmente a Pascua como agradecimiento a su
comentario y paciencia. Se que a veces puedo tardar mucho en actualizar pero también tengo trabajo, estudios, he estado de viaje... Por lo que muchas gracias por calmar los animos y por comprenderlo.
— El club de
duelo- leyó
—
Esto se pone interesante.- comentó Sirius con una sonrisa. James y Snape
compartieron una mirada desafiante.
Al despertar Harry la mañana del
domingo, halló el dormitorio resplandeciente con la luz del sol de invierno, y
su brazo otra vez articulado, aunque muy rígido. Se sentó enseguida y miró
hacia la cama de Colin, pero estaba oculto tras las largas cortinas que el propio
Harry había corrido el día anterior. Al ver que se había despertado, la señora Pomfrey
se acercó afanosamente con la bandeja del desayuno, y se puso a flexionarle y estirarle
a Harry el brazo y los dedos.
—Todo va bien —le dijo,
Lily soltó un suspiro de alivio.
mientras él apuraba torpemente con su
mano izquierda las gachas de avena—. Cuando termines de comer, puedes irte.
Harry se vistió lo más deprisa que pudo
y salió precipitadamente hacia la torre de Gryffindor, deseoso de hablar con
Ron y Hermione
—
¿Cómo es que no estabais esperándole?- preguntó extrañada Ginny. Ron y Hermione
sonrieron cómplices lo que fue un error.
—
Probablemente estaban enrollándose en alguna aula vacía.- aventuró Fred.
—
¡Nada de eso!- rugieron los dos a la vez completamente rojos mientras Rose
ponía cara de asco profundo.
sobre Colín y Dobby, pero no los encontró
allí. Harry dejó de buscarlos, preguntándose adónde podían haber ido y algo molesto
de que no parecieran interesados en saber si él había recuperado o no sus huesos.
—
El pobre Potty se siente abandonado.- comentó con sarcasmo Draco.
—
Claro, acostumbrado como está a ser el centro de atención.- añadió Snape con
veneno. James y Sirius iban a decir algo pero Harry negó con la cabeza
exasperado mientras Scorp y Al rodaban los ojos.
Cuando pasó por delante de la
biblioteca, Percy Weasley precisamente salía de ella, y parecía estar de mucho
mejor humor que la última vez que lo habían encontrado.
—
¿Y por qué podría ser eso Perce?- preguntó Oliver con burla en un susurro.-
¿Algo que ver con cierta Ravenclaw que yo sé?- siguió.
—
Cállate.- rugió Percy rojo como un tomate.
— ¡Ah, hola, Harry! —dijo—. Excelente
jugada la de ayer, realmente excelente.
—
Exactamente.- afirmó James con orgullo.
Gryffindor acaba de ponerse a la cabeza
de la copa de las casas: ¡ganaste cincuenta puntos!
— ¿No has visto a Ron ni a Hermione?
—preguntó Harry.
—No, no los he visto —contestó Percy,
dejando de sonreír—. Espero que Ron no esté
otra vez en el aseo de las chicas...
—
Probablemente está exactamente allí.- comentó Arthur con una sonrisa burlona.
Harry forzó una sonrisa, siguió a Percy
con la vista hasta que desapareció, y se fue derecho al aseo de Myrtle la Llorona. No
encontraba ningún motivo para que Ron y Hermione estuvieran allí,
—
¿La poción multijugos te suena?- preguntó Scorp divertido.
pero después de asegurarse de que no
merodeaban por el lugar Filch ni ningún prefecto, abrió la puerta y oyó sus
voces provenientes de un retrete cerrado.
—
¡No queremos oír lo que hacían! ¡Somos demasiado inocentes!- dijeron los
gemelos Weasley a la vez cubriendo sus orejas con sus manos y abochornando a
Ron y Hermione.
—Soy yo —dijo, entrando en los lavabos
y cerrando la puerta. Oyó un golpe metálico, luego otro como de salpicadura y
un grito ahogado, y vio a Hermione mirando por el agujero de la cerradura.
— ¡Harry! —dijo ella—. Vaya susto que
nos has dado. Entra. ¿Cómo está tu brazo?
—Bien —dijo Harry, metiéndose en el
retrete. Habían puesto un caldero sobre la taza del inodoro, y un crepitar que provenía
de dentro le indicó que habían prendido un fuego bajo el caldero. Prender
fuegos transportables y sumergibles era la especialidad de Hermione.
—
Una de ellas.- apuntó Ron con orgullo haciendo sonrojar a la chica.
—Pensamos ir a verte, pero decidimos
comenzar a preparar la poción multijugos —le explicó Ron, después de que Harry
cerrara de nuevo la puerta del retrete. Hemos pensado que éste es el lugar más
seguro para guardarla.
Harry empezó a contarles lo de Colin, pero
Hermione lo interrumpió.
—Ya lo sabemos,
—
Es algo molesto que siempre lo sepas todo.- comentó Luna con su brutal
sinceridad.
oímos a la profesora McGonagall hablar
con el profesor Flitwick esta mañana. Por eso pensamos que era mejor darnos
prisa.
—Cuanto antes le saquemos a Malfoy una
declaración, mejor
—
Diría que no fui yo pero ya me he repetido bastante.- refunfuñó Draco un poco
molesto.
—gruñó Ron—. ¿No piensas igual? Se ve
que después del partido de quidditch estaba tan sulfurado que la tomó con
Colin.
—Hay alguien más —dijo Harry,
contemplando a Hermione, que partía manojos de centinodia y los echaba a la
poción—. Dobby vino en mitad de la noche a hacerme una visita.
Ron y Hermione levantaron la mirada,
sorprendidos. Harry les contó todo lo que
Dobby le había dicho... y lo que no le
había querido decir. Ron y Hermione lo escucharon con la boca abierta.
— ¿La Cámara de los Secretos ya fue
abierta antes? —le preguntó Hermione.
—
Sí, por desgracia sí.- murmuró Hagrid tenebrosamente.
—Es evidente —dijo Ron con voz de
triunfo—. Lucius Malfoy abriría la cámara en sus tiempos de estudiante y ahora
le ha explicado a su querido Draco cómo hacerlo.
—
No- dijo Arthur- Yo coincidí con Malfoy en la escuela y la cámara no se abrió
en mis tiempos- explicó.
Está claro. Sin embargo, me gustaría
que Dobby te hubiera dicho qué monstruo hay en ella. Me gustaría saber cómo es
posible que nadie se lo haya encontrado merodeando por el colegio.
—
Esa es una gran pregunta.- murmuró Alastor pensativo.
—Quizá pueda volverse invisible —dijo
Hermione, empujando unas sanguijuelas hacia el fondo del caldero—. O quizá
pueda disfrazarse, hacerse pasar por una armadura
—
¿En serio?- preguntaron burlonamente los gemelos Prewett- ¿Un disfraz de
armadura es lo mejor que se te ocurre?
o algo así. He leído algo sobre
fantasmas camaleónicos...
—
Los fantasmas no pueden herir a ningún ser vivo.- apuntó fríamente Snape.
—Lees demasiado, Hermione —le dijo Ron,
—
Exactamente.- le apoyó Parvati- La lectura en exceso mata neuronas y te vuelve
loco.- apuntó mientras Padma rodaba los ojos con una sonrisa.
echando crisopos encima de las sanguijuelas.
Arrugó la bolsa vacía de los crisopos y miró a Harry—. Así que fue Dobby el que
no nos dejó coger el tren y el que te rompió el brazo... —Movió la cabeza—.
¿Sabes qué, Harry? Si no deja de intentar salvarte la vida, te va a matar.
—
Ciertamente.- murmuró Lily muy preocupada.
La noticia de que habían atacado a
Colin Creevey y de que éste yacía como muerto en la enfermería se extendió por
todo el colegio durante la mañana del lunes. El ambiente se llenó de rumores y
sospechas. Los de primer curso se desplazaban por el castillo en grupos muy
compactos, como si temieran que los atacaran si iban solos.
—
Bien hecho- les felicitó la profesoa McGonagall con una sonrisa.
Ginny Weasley, que se sentaba junto a
Colin Creevey en la clase de Encantamientos, estaba consternada,
Colin le sonrió y sus hermanos se
acercaron a ella inconcientemente como si quisieran protegerla.
pero a Harry le parecía que Fred y
George se equivocaban en la manera de animarla.
—
¡Gemelos!- advirtió Molly con voz helada fulminándoles con la mirada.
Se turnaban para esconderse detrás de
las estatuas, disfrazados con una piel, y asustarla cuando pasaba.
—
Estáis castigados.- rugió Arthur para sorpresa de muchos mientras ponía una
mano en el hombro de su hija.
Pero tuvieron que parar cuando Percy se
hartó y les dijo que iba a escribir a su madre para contarle que por su culpa
Ginny tenía pesadillas.
—
Gracias Perce.- dijo Ginny dándole un beso en la mejilla mientras los gemelos
articulaban con los labios la palabra acusica y Molly sonreía agradecida.
Mientras tanto, a escondidas de los
profesores, se desarrollaba en el colegio un mercado de talismanes, amuletos y
otros chismes protectores.
Alastor gruñó molestó pero se abstuvo
de comentar nada.
Neville Longbottom había comprado una
gran cebolla verde, cuyo olor decían que alejaba el mal, un cristal púrpura
acabado en punta y una cola podrida de tritón
— Eres conciente de que eres sangre pura ¿verdad?-
preguntó Ginny girando los ojos. Neville se sonrojó pero no dijo nada.
antes de que los demás chicos de Gryffindor
le explicaran que él no corría peligro, porque tenía la sangre limpia y por tanto
no era probable que lo atacaran.
—Fueron primero por Filch —dijo
Neville, con el miedo escrito en su cararedonda—, y todo el mundo sabe que yo
soy casi un squib.
—
Eso no es cierto.- comentó Alice mientras Frank le enviaba una mala mirada a su
madre.
Durante la segunda semana de diciembre,
la profesora McGonagall pasó, como de costumbre, a recoger los nombres de los
que se quedarían en el colegio en Navidades. Harry, Ron y Hermione firmaron en
la lista; habían oído que Malfoy se quedaba, lo cual les pareció muy
sospechoso.
—
El castillo iba a quedar vacío y no tenía ganas de aguantar a mi padre.- se
explicó sin necesidad este.
Las vacaciones serían un momento
perfecto para utilizar la poción multijugos e intentar sonsacarle una
confesión. Por desgracia, la poción estaba a medio acabar. Aún necesitaban el
cuerno de bicornio y la piel de serpiente arbórea africana, y el único lugar
del que podrían sacarlos era el armario privado de Snape.
—
De eso nada.- rugieron los gemelos Weasley- ¡Nosotros podíamos conseguirte
cualquiera de esas cosas!- dijeron ultrajados.
A Harry le parecía que preferiría
enfrentarse al monstruo legendario de Slytherin a tener que soportar las iras
de Snape si lo pillaba robándole en el despacho.
—
Totalmente comprensible.- afirmaron todos los alumnos a la vez.
—Lo que tenemos que hacer —dijo
animadamente Hermione, cuando se acercaba la doble clase de Pociones de la
tarde del jueves— es distraerle con algo. Entonces uno de nosotros podrá entrar
en el despacho de Snape y coger lo que necesitamos. —Harry y Ron la miraron
nerviosos—. Creo que es mejor que me encargue yo misma del robo
—
¿Disculpa?- preguntaron los Prewett- Creo que no te oído bien.
—
¿Hermione presentándose voluntaria para robar algo?- preguntó Remus con los
ojos abiertos como platos- Y yo que creía que lo había visto todo.
—
Era necesario- se defendió ella toda roja.
—
¿El fin justifica los medios?- preguntó burlón James.
—
¡No! Claro que no pero…- empezó Hermione.
—
Solo te está tomando el pelo.- la interrumpió Lily mirando mal a su marido- No
te preocupes.
—continué Hermione, como si tal cosa—.
A vosotros dos os expulsarían si os pillaran en otra, mientras que yo tengo el
expediente limpio.
—
Tiene lógica.- comentó Sirius empezando a recuperarse de la impresión.
Así que no tenéis más que originar un
tumulto lo suficientemente importante para mantener ocupado a Snape unos cinco minutos.
—
¿No tenéis más? –repitió George con incredulidad.
—
Ni siquiera George y yo organizamos tumultos en la clase de Sanpe.- añadió Fred.
Harry sonrió tímidamente. Provocar un
tumulto en la clase de Pociones de Snape era tan arriesgado como pegarle un
puñetazo en el ojo a un dragón dormido.
—
O hacerle cosquillas.- comentó Sus recordando el lema de Hogwarts.
Las clases de Pociones se impartían en
una de las mazmorras más espaciosas.
Aquella tarde de jueves, la clase se
desarrollaba como siempre. Veinte calderos humeaban entre los pupitres de
madera, en los que descansaban balanzas de latón y jarras con los ingredientes.
Snape rondaba por entre los fuegos, haciendo comentarios envenenados sobre el
trabajo de los de Gryffindor, mientras los de Slytherin se reían a cada
crítica.
Dumbledore frunció el ceño y miró a
Snape advirtiéndole que eso tenía que cambiar.
Draco Malfoy, que era el alumno
favorito de Snape, hacia burla con los ojos a Ron y Harry, que sabían que si le
contestaban tardarían en ser castigados menos de lo que se tarda en decir
«injusto». A Harry la pócima infladora le salía demasiado líquida, pero en
aquel momento le preocupaban otras cosas más importantes. Aguardaba una seña de
Hermione, y apenas prestó atención cuando Snape se detuvo a mirar con desprecio
su poción agnada. Cuando Snape se volvió y se fue a ridiculizar a Neville,
Frank y Augusta cerraron los puños por
debajo la mesa mientras Alice y Allie fulminaban con la mirada al profesor.
Hermione captó la mirada de Harry; y le
hizo con la cabeza un gesto afirmativo. Harry se agachó rápidamente y se
escondió detrás de su caldero, se sacó de un bolsillo una de las bengalas del
doctor Filibuster que tenía Fred,
—
Me alegra saber que hiciste buen uso de ella.- sonrió el chico.
y le dio un golpe con la varita. La
bengala se puso a silbar y echar chispas. Sabiendo que sólo contaba con unos segundos,
Harry se levantó, apuntó y la lanzó al aire. La bengala aterrizó dentro del caldero
de Goyle.
A James y Sirius les costaba disimular
la sonrisa orgullosa.
La poción de Goyle estalló, rociando a
toda la clase. Los alumnos chillaban cuando los alcanzaba la pócima infladora.
A Malfoy le salpicó en toda la cara, y la nariz se le empezó a hinchar como un
balón;
Se oyeron carcajadas y Astoria puso una
mueca de descontento.
Goyle andaba a ciegas tapándose los
ojos con las manos, que se le pusieron del tamaño de platos soperos, mientras
Snape trataba de restablecer la calma y de entender qué había sucedido.
—
Una broma clásica y efectiva.- le felicitó Remus.
—
Poco elaborada pero muy elegante.- sonrió Sirius orgulloso.
—
Realmente tienes sangre de merodeador.- añadió James despeinando a su hijo
quien se había sonrojado un poco.
Harry vio a Hermione aprovechar la
confusión para salir discretamente por la puerta.
— ¡Silencio! ¡SILENCIO! —gritaba
Snape—. Los que hayan sido salpicados por la poción, que vengan aquí para ser
curados. Y cuando averigüe quién ha hecho esto...
—
Pero no lo podrás averiguar- comentó Fabian contento.
—
No testigos, no pruebas, no culpable.- sonrió Guideon.
Harry intentó contener la risa cuando
vio a Malfoy apresurarse hacia la mesa del profesor, con la cabeza caída a
causa del peso de la nariz, que había llegado a alcanzar el tamaño de un
pequeño melón.
—
No es gracioso.- gruñó Draco mientras todos los demás reían.
—
Sí que lo es amigo mío.- le rebatió Blaise entre carcajadas.
Mientras la mitad de la clase se
apiñaba en torno a la mesa de Snape, unos quejándose de sus brazos del tamaño
de grandes garrotes, y otros sin poder hablar debido a la hinchazón de sus
labios, Harry vio que Hermione volvía a entrar en la mazmorra, con un bulto
debajo de la túnica.
—
Buen trabajo.- la felicitaron logrando un sonrojo de esta.
Cuando todo el mundo se hubo tomado un
trago de antídoto y las diversas hinchazones remitieron, Snape se fue hasta el
caldero de Goyle y extrajo los restos negros y retorcidos de la bengala. Se
produjo un silencio repentino.
—
Nos estábamos preguntando quién entre todos nosotros tenía una fijación suicida
tan acentuada.- comentó Seamus con tranquilidad.
—Si averiguo quién ha arrojado esto
—susurró Snape—, me aseguraré de que lo expulsen.
—
Sí ya- dijo Sirius- Del mismo modo que te aseguraste de que nos expulsaran a mi
y a James.
Harry puso una cara que esperaba que
fuera de perplejidad.
—
En realidad parecía que te hubiesen dado un golpe en la nuca con un bate.- le
explicó Ron.
Snape lo miraba a él, y la campana que
sonó al cabo de diez minutos no pudo ser mejor bienvenida.
—Sabe que fui yo —dijo Harry
—
Lo sospechaba.- dijo Snape sonriendo con maldad mientras pensaba en que castigo
le podría poner.
a Ron y Hermione, mientras iban deprisa
a los aseos de Myrtle la Llorona—. Podría jurarlo.
Hermione echó al caldero los nuevos
ingredientes y removió con brío.
—Estará lista dentro de dos semanas
—dijo contenta.
—
No ignores a Harry.- la regañó en broma Ginny.
—Snape no tiene ninguna prueba de que hayas
sido tú —dijo Ron a Harry,
—
Gracias amigo.- susurró Harry.
tranquilizándolo—. ¿Qué puede hacer?
—Conociendo a Snape, algo terrible
—
Y grasiento.- añadió sin poder evitarlo James.
—dijo Harry, mientras la poción
levantaba borbotones y espuma.
Una semana más tarde, Harry, Ron y
Hermione cruzaban el vestíbulo cuando vieron a un puñado de gente que se
agolpaba delante del tablón de anuncios para leer un pergamino que acababan de
colgar. Seamus Finnigan y Dean Thomas les hacían señas, entusiasmados.
—
Era algo muy emocionante.- explicó Dean con una sonrisa.
— ¡Van a abrir un club de duelo!
—
¡Genial!- dijeron los merodeadores al unísono.
—
¿Por qué no lo abrieron en nuestra época?- se preguntó Sus molesta.
—
Porqué no lo necesitábamos para combatir.- le respondió para sorpresa de
algunos Snape quién compartía con James una sonrisa retadora.
—dijo Seamus—. ¡La primera sesión será
esta noche! No me importaría recibir unas clases de duelo, podrían ser útiles
en estos días...
—
Muy útiles.- comentó Alastor- ¿Porqué no vuelves a abrir uno Albus?- preguntó.
—
Remus, Tonks, Moody y yo podríamos turnarnos para enseñar.- le dijo Kingsley
mientras los alumnos se emocionaban.
—
Parece una buena idea, lo pensaré.- comentó el director.
— ¿Por qué? ¿Acaso piensas que se va a
batir el monstruo de Slytherin? —preguntó Ron,
—
Ciertamente eso sería complicado.- dijo Harry con una sonrisa.
pero lo cierto es que también él leía
con interés el cartel.
—Podría ser útil —les dijo a Harry y
Hermione cuando se dirigían a cenar—. ¿Vamos?
—
Por supuesto.- respondió James- Si no vas, te desheredo.
Harry y Hermione se mostraron
completamente a favor, así que aquella noche, a las ocho, se dirigieron deprisa
al Gran Comedor. Las grandes mesas de comedor habían desaparecido, y adosada a
lo largo de una de las paredes había una tarima dorada, iluminada por miles de
velas que flotaban en el aire. El techo volvía a ser negro, y la mayor parte de
los alumnos parecían haberse reunido debajo de él, portando sus varitas mágicas
y aparentemente entusiasmados.
—Me pregunto quién nos enseñará
—
Tengo una corazonada que espero que sea equivocada.- comentó Tonks con una
mueca de dolor.
—dijo Hermione, mientras se internaban
en la alborotada multitud—. Alguien me
ha dicho que Flitwick fue campeón de duelo cuando era joven,
—
¿En serio?- preguntó Padma.
—
Sí, pero eso fue hace mucho tiempo.- dijo modestamente el profesor.
quizá sea él.
—
Ojalá.- suspiraron todos los alumnos.
—Con tal de que no sea...
—
Lockhart.- completaron los de la 1ª i 3ª generación.
—Harry empezó una frase que terminó en
un gemido: Gilderoy Lockhart se encaminaba a la tarima, resplandeciente en su
túnica color ciruela oscuro,
—
Eso va a ser una tomadura de pelo.- rugió Sirius enojado.
y lo acompañaba nada menos que Snape,
con su usual túnica negra.
—
Tal vez no tanto.- dijo Remus con una
pequeña sonrisa.
Lockhart rogó silencio con un gesto del
brazo y dijo:
— ¡Venid aquí, acercaos! ¿Me ve todo el
mundo? ¿Me oís todos? ¡Estupendo! El profesor Dumbledore me ha concedido
permiso para abrir este modesto club de duelo, con la intención de prepararos a
todos vosotros por si algún día necesitáis defenderos tal como me ha pasado a
mí en incontables ocasiones (para más detalles, consultad mis obras).
—
Maldito pedante.- rugió Blaise.
—
¿No puede dejar de hacer publicidad ni en clase?- preguntó Ron molesto.
»Permitidme que os presente a mi
ayudante,
—
¿Su ayudante?- preguntaron todos los Slytherin a la vez con molestia.
el profesor Snape —dijo Lockhart, con
una amplia sonrisa—. Él dice que sabe un poquito sobre el arte de batirse,
—
¿Un poquito?- preguntó James incrédulo- Pobre desgraciado, lo dejará KO en dos
microsegundos.
y ha accedido desinteresadamente a
ayudarme en una pequeña demostración antes de empezar.
—
¿Si alguien tiene interés en asesinar a otra persona se puede decir que lo hace
desinteresadamente? –preguntó Luna extrañada.
—
No, creo que no.- le respondió su madre sin girar los ojos como hacían el resto
de personas.
Pero no quiero que os preocupéis los
más jóvenes: no os quedaréis sin profesor de Pociones después de esta
demostración,
—
Ojalá, pero creo que más bien se quedaran si profesor de DCAO, lo cual será una
mejora.- comentó Sus.
¡no temáis!
— ¿No estaría bien que se mataran el
uno al otro? —susurró Ron a Harry al oído.
—
Sería genial.- suspiraron los gemelos Weasley.
En el labio superior de Snape se
apreciaba una especie de mueca de desprecio.
—
Por una vez, te comprendo.- comentó James.
Harry se preguntaba por qué Lockhart
continuaba sonriendo; si Snape lo hubiera mirado como miraba a Lockhart, habría
huido a todo correr en la dirección opuesta.
—
Porqué eres sensato y él es un idiota prepotente, ciego e inútil.- contestó
Ginny.
Lockhart y Snape se encararon y se
hicieron una reverencia.
—
O no.- murmuró James, de pronto se había quedado pálido.
—
No es posible.- dijo Sirius a su lado con los ojos abiertos como platos.
—
No puede estarnos pasar esto, no a nosotros.- continuó James.
—
Tal vez estamos enfermos y delirando.- aventuró Sirius como si realmente lo
esperase.
—
¿Qué les pasa?- preguntó Harry en nombre de todo el comedor mirando a los dos
adultos preocupado.
—
Que se han dado cuenta de que van a favor de Snape en un duelo.- explicó Remus
divertido.
—
¡Cállate!- gritaron a la vez cubriéndose los oídos con las manos.
—
Oírlo en voz alta lastima.- susurró James.
— ¿Por
qué nos pasa esto Cornamenta?- quiso saber Sirius- ¿Tenemos tan mal karma?
—
No es eso Canuto,- contestó James- simplemente somos los suficientemente
maduros- Lily alzó una ceja incrédula- para no ir a favor de un tipo que no
sabe sostener la varita.
—
Snape era un buen rival para ti lo que le convierte en un duelista formidable.-
añadió Sirius con una mueca como si las palabras le raspasen la garganta.
—
Que triste vida nos ha tocado vivir.- suspiró James.
Al
sonreía abiertamente lo que causó que Scorp le mirara mal.
—
Te recuerdo que no pueden saber tu nombre hasta el séptimo.- le susurró
molesto.
—
Lo sé, lo sé.- dijo.
O, por lo menos, la hizo Lockhart, con
mucha floritura de la mano, mientras Snape movía la cabeza de mal humor.
—
No iba a inclinarme delante de ese desecho humano.- comentó el profesor.
Luego alzaron sus varitas mágicas
frente a ellos, como si fueran espadas.
—Como veis, sostenemos nuestras varitas
en la posición de combate convencional —explicó Lockhart a la silenciosa
multitud—. Cuando cuente tres, haremos nuestro primer embrujo. Pero claro está
que ninguno de los dos tiene intención de matar.
—
Yo no estaría tan seguro- murmuró Snape con una espeluznante sonrisa.
—Yo no estaría tan seguro —susurró
Harry,
Harry y Snape hicieron una mueca.
viendo a Snape enseñar los dientes.
—Una..., dos... y tres.
—
Diez galeones a que humilla a Lockhart con un expelliarmus.- apostó James.
—
Teniendo en cuenta que te pasaste toda la adolescencia combatiendo con Snape no
voy a apostar contra ti sobre su método de lucha.- le dijo Remus.
Ambos alzaron las varitas y las dirigieron
a los hombros del contrincante. Snape gritó:
— ¡Expelliarmus!
—
Lo sabía.- sonrió James orgullosamente mientras el comedor vitoreaba, Snape
miró sorprendido la mesa de Gryffindor mientras estos aplaudían con todas sus
fuerzas. Realmente deben odiar a Lockhart pensó.
Resplandeció un destello de luz roja, y
Lockhart despegó en el aire, voló hacia atrás, salió de la tarima, pegó contra
el muro y cayó resbalando por él hasta quedar tendido en el suelo.
—
Realmente te caía mal.- comentó Lily- Ni siquiera graduaste la potencia del
hechizo.
—
Créeme, gradué la potencia.- dijo Snape con una sonrisa maliciosa.- Usé la
necesaria para que un hechizo inofensivo dejase a ese idiota lleno de
magulladuras.
—
Severus- le regañó suavemente el director.
—
Fue usted quién me prohibió el cruciatus director.- contestó el profesor.
Malfoy y algunos otros de Slytherin
vitorearon.
—
Por una vez lo hicieron con razón.- comentó Ernie.
Hermione se puso de puntillas.
— ¿Creéis que estará bien?
—
Espero que no.- contestaron todos a la vez, Lockhart cada vez tenía menos fans.
—chilló por entre los dedos con que se
tapaba la cara.
— ¿A quién le preocupa? —dijeron Harry
y Ron al mismo tiempo.
—
A nadie.- respondieron Draco y Blaise a la vez.
Lockhart se puso de pie con esfuerzo.
Se le había caído el sombrero y su pelo ondulado
se le había puesto de punta.
—
Pobre intento de Barbie.- se compadeció Terry.
— ¡Bueno, ya lo habéis visto! —dijo,
tambaleándose al volver a la tarima—. Eso ha sido un encantamiento de desarme;
como podéis ver, he perdido la varita...
—
La varita y la dignidad.- contestó Hannah con una sonrisa.
¡Ah, gracias, señorita Brown! Sí,
profesor Snape, ha sido una excelente idea enseñarlo a los alumnos, pero si no
le importa que se lo diga, era muy evidente que iba a atacar de esa manera.
—
¿Disculpa?- preguntó Al- Le ha humillado, que lo asuma.- rugió.
—
Creo que antes asumiría que no hizo nada de lo que ha escrito.- contestó Scorp.
Si hubiera querido impedírselo, me
habría resultado muy fácil.
—
Por experiencia te digo que no es tan fácil parar un hechizo suyo.- comentó
James.
Pero pensé que sería instructivo
dejarles que vieran...
—
Por supuesto.- ironizaron todos los alumnos a la vez.
Snape parecía dispuesto a matarlo,
—
Nah, solo quería que me dejara enseñaros el sectum sepra.- comentó, los que
conocían la maldición sonrieron.
y quizá Lockhart lo notara, porque
dijo:
— ¡Basta de demostración!
—
No es tan tonto como parece.- comentó Minerva divertida.
Vamos a colocaros por parejas. Profesor
Snape, si es tan amable de ayudarme...
Se metieron entre la multitud a formar
parejas. Lockhart puso a Neville con Justin Finch-Fletchley, pero Snape llegó
primero hasta donde estaban Ron y Harry
Los dos gruñeron molestos.
—Ya es hora de separar a este equipo
ideal, creo —dijo con expresión desdeñosa—. Weasley, puedes emparejarte con
Finnigan. Potter...
Harry se acercó automáticamente a
Hermione.
—
¿Tantas ganas tenías de perder, Tío Harry?- preguntó Rose burlona. Hermione y
Ron sonrieron a la vez.
—Me parece que no —dijo Snape,
sonriendo con frialdad—. Señor Malfoy, aquí.
—
Esto será interesante.- murmuraron a la vez Al y Scorp mientras sus padres
compartían una mirada retadora.
Veamos qué puedes hacer con el famoso
Potter. La señorita Granger que se ponga con Bulstrode.
Malfoy se acercó pavoneándose y
sonriendo. Detrás de él iba una chica de Slytherin que le recordó a Harry una
foto que había visto en Vacaciones con las brujas.
—
¿Disculpa?- preguntó Tracey intercediendo por su mejor amiga.
Era alta y robusta, y su poderosa
mandíbula sobresalía agresivamente.
—
Esto no es cierto.- se apresuró a consolar la chica a su amiga con una sonrisa
alentadora.
—
Sí lo es Tracey- contestó Bulstrode- No te preocupes, no me afecta.- dijo
sonriendo.
Hermione la saludó con una débil
sonrisa que la otra no le devolvió.
—
Eso fue descortés, lo siento.- se disculpó la chica.
— ¡Poneos frente a vuestros
contrincantes —dijo Lockhart, de nuevo sobre la tarima— y haced una
inclinación!
Harry y Malfoy apenas bajaron la
cabeza, mirándose fijamente.
— ¡Varitas listas! —gritó Lockhart—.
Cuando cuente hasta tres, ejecutad vuestros hechizos para desarmar al oponente.
Sólo para desarmarlo; no queremos que haya ningún accidente.
—
Has puesto juntos a Malfoy y a Potter, van ha haber accidentes seguro.- comentó
McGonagall girando los ojos.
Una, dos y... tres.
Harry apuntó la varita hacia los
hombros de Malfoy, pero éste ya había empezado a la de dos.
—
Tramposo.- murmuró Dudley.
Su conjuro le hizo el mismo efecto que
si le hubieran golpeado en la cabeza con una sartén. Harry se tambaleó pero
aguantó, y sin perder tiempo, dirigió contra Malfoy su varita, diciendo:
— ¡Rictusempra!
—
Buena esa.- dijo James emocionado.
Un chorro de luz plateada alcanzó a
Malfoy en el estómago, y el chico se retorció, respirando con dificultad.
— ¡He dicho sólo desarmarse! —gritó
Lockhart a la combativa multitud cuando
Malfoy cayó de rodillas; Harry lo había
atacado con un encantamiento de cosquillas, y apenas se podía mover de la risa.
Harry no volvió a atacar, porque le parecía que no era deportivo hacerle a
Malfoy más encantamientos mientras estaba en el suelo,
—
Idiotez gryffindor en toda regla.- comentó Scorp casi con desprecio.
—
No veo la parte de idiotez.- gruñó Al.
—
Yo te lo explico, los demás jamás serán deportivos contigo- dijo el Slytherin-
Si alguna vez te bates a muerte esto podría significar tu fin, pero tranquilo,
tu habrías sido deportivo.
—
Tiene lógica.- mencionó Rose.
—
No, no la tiene.- contestó Allie frunciendo el ceño.
pero fue un error. Tomando aire, Malfoy
apuntó la varita a las rodillas de Harry, y dijo con voz ahogada:
— ¡Tarantallegra!
—
Buena esa, papá- animó Scorp con una sonrisa que Draco le devolvió.
Un segundo después, a Harry las piernas
se le empezaron a mover a saltos, fuera de control, como si bailaran un baile
velocísimo.
— ¡Alto!, ¡alto! —gritó Lockhart, pero
Snape se hizo cargo de la situación.
—
Alguien competente, al fin.- suspiró Molly quien empezaba a preocuparse.
— ¡Finite incantatem! —gritó. Los pies
de Harry dejaron de bailar, Malfoy dejó de reír y ambos pudieron levantar la
vista. Una niebla de humo verdoso se cernía sobre la sala. Tanto Neville como
Justin estaban tendidos en el suelo, jadeando;
—
Siento eso, Justin.- dijo Neville con una sonrisa tímida.
—
Descuida.- le respondió el Hufflepuff.
Ron sostenía a Seamus, que estaba
lívido, y le pedía disculpas por los efectos de su varita rota;
—
Descuida.- le dijo este con una sonrisa.
pero Hermione y Millicent Bulstrode no
se habían detenido: Millicent tenía a Hermione agarrada del cuello y la hacía
gemir de dolor. Las varitas de las dos estaban en el suelo.
—
Nadie dijo que teníamos que utilizar magia, eso era judo y es útil si te
atacan.- dijo la chica.
—
La verdad es que tiene razón.- comentó Alastor- Hogwarts debería plantearse
poner clase de educación física para evitar que sean indefensos a los ataques
físicos.
Harry se acercó de un salto y apartó a
Millicent. Fue difícil, porque era mucho más robusta que él.
—
Teniendo en cuenta la herencia Potter, eso no era muy difícil.- dijo Remus
apiadándose de la chica que se había puesto roja como un tomate.
—
¿Disculpa?- preguntaron a la vez James, Harry y Al bastante ofendidos.
—
Ya me habéis oído.- respondió Remus sin asustarse de sus miradas furiosas.
—Muchachos, muchachos... —decía
Lockhart, pasando por entre los estudiantes, examinando las consecuencias de
los duelos—. Levántate, Macmillan..., con cuidado,
Susan
miró al chico con preocupación pero este le dirigió una luminosa sonrisa que la
tranquilizó.
señorita Fawcett..., pellízcalo con
fuerza, Boot, y dejará de sangrar enseguida...
—
¿Sangrar?- le preguntó Padma a su mejor amigo con una preocupación que hizo que
un aura verde envolviese a cierto Slytherin.
—
Tranquila no fue nada grave.- le contestó el chico con una sonrisa.
— Más va a sangrar si no deja de sonreírle
así.- murmuró Blaise molesto a su lado Cerbero ladró amenazadoramente hacia las
águilas.
—
No está celoso ni nada.- ironizó Draco.
—
¿Debería preocuparme por Terry?- preguntó Theo algo asustado.
»Creo que será mejor que os enseñe a
interceptar los hechizos indeseados —
—
Si supieras hacerlo estaría de acuerdo.- comentó Arthur con lógica.
dijo Lockhart, que se había quedado
quieto, con aire azorado, en medio del comedor. Miró a Snape y al ver que le
brillaban los ojos,
—
Mala señal.- dijeron a la vez los tres merodeadores.
—
Muy buena en este caso- les corrigió Tonks- Al fin y al cabo Lockhart quiere
enseñar como bloquear un hechizo y estoy segura de que Snape no tendrá reparos
en lanzarle uno muy poderoso.
—
Ni reparos ni remordimientos cuando lo mande al otro barrio.- contestó el
profesor.
apartó la vista de inmediato—.
—
Cobarde.- gruñeron los Gryffindor con odio y los Slytherin con orgullo hacia su
jefe de casa.
Necesito un par de voluntarios...
Longbottom y Finch-Fletchley, ¿qué tal vosotros?
—
Pésima idea.- respondieron los dos a la vez.
—Mala idea, profesor Lockhart —dijo
Snape, deslizándose como un murciélago grande y malévolo—.
Varios tuvieron que morderse los labios
para no reír, ese no fue el caso de Sirius y James que reían a carcajada limpia
sin hacer caso de las miradas asesinas que les mandaba el hombre.
Longbottom provoca catástrofes con los
hechizos más simples, tendríamos que enviar a Finch-Fletchley a la enfermería
en una caja de cerillas.
—
Es cierto.- dijo Neville intentando tranquilizar a sus familiares, estos le
dirigieron una mirada que le mandaba callar.
—
Cuando esto acabe vas a pagármelas todas a la vez Snape.- escupió Augusta.
—
Todas y cada una.- puntualizó Frank.
—
Uno no puede ir por allí humillando niños para aplacar su amargura.- rugió
Alice indignada.
—La cara sonrosada de Neville se puso
de un rosa aún más intenso—. ¿Qué tal Malfoy y Potter? —dijo Snape con una
sonrisa malvada.
—
Una gran idea.- dijo James luego hizo una mueca horrorizada- ¿Acabo de estar de
acuerdo con Quejicus?- le preguntó a Sirius.
—
Este capítulo nos está afectando más de lo que creíamos.- suspiró Sirius
palmeándole el hombre a su mejor amigo.
— ¡Excelente idea! —dijo Lockhart,
haciéndoles un gesto para que se acercaran al centro del Salón, al mismo tiempo
que la multitud se apartaba para dejarles sitio—. Veamos, Harry —dijo
Lockhart—, cuando Draco te apunte con la varita, tienes que hacer esto.
Levantó la varita, intentó un
complicado movimiento, y se le cayó al suelo.
—
Dios, menudo incompetente- gruñó Lily.
—
O sea que mi niño tiene a un inepto para que le ayude en el duelo y Malfoy
tiene a Quejicus.- se quejó James.
—
No es justo.- protestó Sirius.
—
¿Nadie te ha dicho que la vida no es justa Black?- preguntó Snape con burla,
solo Lily percibió la amargura detrás de sus palabras.
Snape sonrió y Lockhart se apresuró a recogerla,
diciendo:
— ¡Vaya, mi varita está un poco
nerviosa!
—
Claro, la culpa la tiene la varita.- ironizó Padma logrando que Blaise sonriese
abiertamente y se le pasaran los celos de golpe.
Snape se acercó a Malfoy, se inclinó y
le susurró algo al oído. Malfoy también sonrió.
—
Mala señal.- murmuró Ron.
Harry miró asustado a Lockhart y le
dijo:
—Profesor, ¿me podría explicar de nuevo
cómo se hace eso de interceptar?
—
Y esta vez correctamente si es posible.- añadió Harry.
— ¿Asustado? —murmuró Malfoy,
—
A ti te ayuda un exmortífago experto en duelos y a el un incompetente que solo
sabe escribir así que yo no le culparía mucho.- comentó Luna.
de forma que Lockhart no pudiera oírle.
—Eso quisieras tú —le dijo Harry
torciendo la boca.
Lockhart dio una palmada amistosa a
Harry en el hombro.
— ¡Simplemente, hazlo como yo, Harry!
— ¿El qué?, ¿dejar caer la varita?
—
Buena respuesta.- comentaron los gemelos Weasley.
Pero Lockhart no le escuchaba.
—
Ese solo escucha el sonido de su propia voz.- comentó Sus indignada.
—Tres, dos, uno, ¡ya! —gritó.
Malfoy levantó rápidamente la varita y
bramó:
— ¡Serpensortia!
—
¿En serio?- preguntó James- Un ataque tan indirecto no es tu estilo Quejicus.-
comentó.- Aunque el simbolismo si lo es.- añadió.
Hubo un estallido en el extremo de su
varita. Harry vio, aterrorizado, que de ella salía una larga serpiente negra,
caía al suelo entre los dos y se erguía, lista para atacar.
—
Vamos, solo es un animalito repugnante.- dijo Sirius- Un poco de fuego y se
asustará.
Todos se echaron atrás gritando y
despejaron el lugar en un segundo.
—No te muevas, Potter —dijo Snape sin
hacer nada, disfrutando claramente de la visión de Harry, que se había quedado
inmóvil, mirando a los ojos a la furiosa serpiente—. Me encargaré de ella...
—
No era necesario.- refunfuñó Harry tocado en el orgullo.
— ¡Permitidme! —gritó Lockhart.
—
No- gimieron todos a la vez.
—
Diez galeones a que la serpiente triplica su tamaño por culpa del hechizo de
Lockhart- apostó Sirius.
Blandió su varita apuntando a la
serpiente y se oyó un disparo: la serpiente, en vez de desvanecerse, se elevó
en el aire unos tres metros y volvió a caer al suelo con un chasquido.
—
Genial, ahora la serpiente está furiosa.- dijo con sarcasmo Molly.
Furiosa, silbando de enojo, se deslizó
derecha hacia Finch-Fletchley
Este
se acercó discretamente hacia Ernie, Susan y Hannah quienes le sonrieron
preocupados.
y se irguió de nuevo, enseñando los
colmillos venenosos.
Ernie puso una mano en el hombro de su
amigo quién había empezado a temblar.
Harry no supo por qué lo hizo, ni
siquiera fue consciente de ello. Sólo percibió que las piernas lo impulsaban
hacia delante como si fuera sobre ruedas y que gritaba absurdamente a la
serpiente: «¡Déjale!»
Los ojos de la mayoría que había estado
en el club se abrieron como platos.
—
Realmente lo siento, Harry.- se disculpó Justin muy avergonzado.
—
¿Por qué se disculpa?- quiso saber James.
—
Ya te enterarás papá.- le contestó Harry- Y no te preocupes por eso Justin, ya
está olvidado.
Y milagrosa e inexplicablemente, la
serpiente bajó al suelo, tan inofensiva como una gruesa manguera negra de
jardín, y volvió los ojos a Harry.
—
Parsel.- explicó innecesariamente el muchacho.
A éste se le pasó el miedo. Sabía que
la serpiente ya no atacaría a nadie, aunque no habría podido explicar por qué
lo sabía.
—
¿Tal vez porqué la serpiente te lo dijo?- bromeó Sirius.
Sonriendo, miró a Justin, esperando
verlo aliviado, o confuso, o agradecido,
—
Como debería ser.- afirmó este enojado consigo mismo.
Pero ciertamente no enojado y asustado.
—
¿Enojado?- preguntó James amenazadoramente.
—
¿Y como iba a estar James?- preguntó Lily- Harry acaba de hablar parsel con una
serpiente que iba a atacarle.
—
Pero le dijo que le dejara.- se quejó James.
—
Pero él no lo sabe.- le contestó Lily.
— ¿A qué crees que jugamos? —gritó, y
antes de que Harry pudiera contestar, se había dado la vuelta y abandonaba el
salón.
Snape se acercó, blandió la varita y la
serpiente desapareció en una pequeña nube de humo negro.
—
Ya podrías haberlo hecho antes.- gruñó Lily enojada.
También Snape miraba a Harry de una
manera rara; era una mirada astuta y calculadora que a Harry no le gustó.
—
¿Asustada?- James y Snape tenían una ceja alzada uno con diversión y el otro con
molestia aunque los dos con incredulidad.
Fue vagamente consciente de que a su alrededor
se oían unos inquietantes murmullos. A continuación, sintió que alguien le tiraba
de la túnica por detrás.
—Vamos —le dijo Ron al oído—. Vamos...
—
Sí, sácalo de allí.- aprobó Molly.
Ron lo sacó del salón, y Hermione fue
con ellos. Al atravesar las puertas, los estudiantes se apartaban como si les
diera miedo contagiarse. Harry no tenía ni idea de lo que pasaba, y ni Ron ni
Hermione le explicaron nada hasta llegar a la sala común de Gryffindor, que
estaba vacía. Entonces Ron sentó a Harry en una butaca y le dijo:
—Hablas pársel. ¿Por qué no nos lo
habías dicho?
—
Por qué no lo sabía, amigo.- respondió Harry divertido.
— ¿Que hablo qué? —dijo Harry.
— ¡Pársel! —dijo Ron—. ¡Puedes hablar
con las serpientes!
—
Sip, eso quedó claro des del segundo capítulo.- dijo Harry con aburrimiento.
—Lo sé —dijo Harry—. Quiero decir, que
ésta es la segunda vez que lo hago. Una vez,
accidentalmente, le eché una boa constrictor a mi primo Dudley en el zoo...
—
Entonces fuiste tú.- comentó el chico- No entendía como había desaparecido el
cristal.- Todos miraban al chico sorprendidos por la calma con que se lo tomaba
excepto Petunia quién miraba mal a su sobrino.
—
Lo siento por eso- se disculpó Harry- Fue magia accidental, ni siquiera sabía
que lo estaba haciendo.
—
Descuida- dijo Dudley- Después de cómo te he tratado yo siempre no creo que sea
necesario que te disculpes por una pequeña broma… y menos si tenemos en cuenta
lo de este verano…- se estremeció con el simple recuerdo de los dementotes.
Petunia miraba a su hijo preguntándose cuando había madurado tanto.
Es una larga historia... pero ella me
estaba diciendo que no había estado nunca en Brasil, y yo la liberé sin
proponérmelo. Fue antes de saber que era un mago...
— ¿Entendiste que una boa constrictor
te decía que no había estado nunca en Brasil? —repitió Ron con voz débil.
— ¿Y qué? —preguntó Harry—. Apuesto a
que pueden hacerlo montones de personas.
—
No, en realidad muy pocas.- dijo James con orgullo.
—Desde luego que no —dijo Ron—. No es
un don muy frecuente. Harry, eso no es bueno.
—
Claro que lo es.- rugió Rose- Los poderes son como las varitas, ni malos ni
buenos, todo depende de cómo se utilicen.
—
Es cierto.- comentó Allie- Todo el mundo odia a la varita de sauco por que fue
usada para cometer atrocidades pero nadie recuerda que gracias a ella y su
poder también se han salvado muchas vidas.- sus ojos se dirigieron al director.
— ¿Que no es bueno? —dijo Harry,
comenzando a enfadarse—. ¿Qué le pasa a todo el mundo? Mira, si no le hubiera
dicho a esa serpiente que no atacara a Justin...
—
No hubiese pasado nada.- dijo Draco- El profesor Snape no hubiese permitido que
atacara a ningún alumno.- añadió, el aludido asintió- Realmente Potter, a veces
te creas problemas donde no los hay intentando resolverlo todo por ti mismo.
Solía pensar que era porqué ansiabas la fama que eso te daba pero supongo que
es simplemente porqué eres un estúpido impulsivo.- comentó, Harry se sorprendió
al notar que Draco le intentaba dar un consejo amistoso, disfrazado
evidentemente bajo una crítica i varios insultos.
— ¿Eso es lo que le dijiste?
— ¿Qué pasa? Tú estabas allí... Tú me
oíste.
—
Te acaba de decir que has hablado otro idioma por lo que es evidente que no te
ha oído.- comentó Al girando los ojos ante el error de su padre.
—Hablaste en lengua pársel —le dijo
Ron—, la lengua de las serpientes. Podías haber dicho cualquier cosa. No te
sorprenda que Justin se asustara, parecía como si estuvieras incitando a la
serpiente, o algo así. Fue escalofriante.
—
Tiene razón.- apuntaron todos los que estaban allí (especialmente los
Hufflepuff) lanzando una mirada de simpatía al chico que todavía parecía
sentirse culpable.
Harry se quedó con la boca abierta.
— ¿Hablé en otra lengua?
—
Dios mío Potter.- rugió Blaise- ¿Cómo es posible que seas tan lento?- exclamó.
Pero no comprendo... ¿Cómo puedo hablar
en una lengua sin saber que la conozco?
Ron negó con la cabeza. Por la cara que
ponían tanto él como Hermione, parecía como
si acabara de morir alguien.
—
Estábamos asustado.- se defendió Hermione.
Harry no alcanzaba a comprender qué era
tan terrible.
—
Lo que es tan terrible es que la opinión de los demás afecte tanto a Ron y
Hermione.- dijo Luna- Es obvio que lo único preocupante de que Harry hable
parsel es el hecho que la gente pensará que es el heredero de Slytherin porqué
ellos saben que no lo es.- explicó innecesariamente.
—
Luna tiene razón.- comentó Lia sonriéndole a su hija- Es un don al que
deberíais sacar provecho y del que no debéis asustaros o avergonzaros.
— ¿Me quieres decir qué hay de malo en
impedir que una serpiente grande y asquerosa arranque a Justin la cabeza de un
mordisco?
—
Nada- se apresuró a decir Justin- Mi cabeza está bien donde está.
—preguntó—. ¿Qué importa cómo lo hice
si evité que Justin tuviera que ingresar en el Club de Cazadores Sin Cabeza?
Este comentario arrancó unas risas.
—
Solo imaginaros la cara que pondría Nick si un alumno lograra entrar antes que
él.- comentó Sus entre carcajadas.
—
No es gracioso.- gruñó Justin- No tengo intención de acabar decapitado y mucho
menos de regresar como fantasma.
—Sí importa —dijo Hermione, hablando
por fin, en un susurro—, porque Salazar Slytherin era famoso por su capacidad
de hablar con las serpientes.
—
Bien por él.- exclamó Lily- Pero no deberíais dejar que eso os influyera.
Por eso el símbolo de la casa de
Slytherin es una serpiente.
—
Por eso y porqué somos increíblemente astutos.- comentó Draco.
—
¿Entonces no sería mejor un zorro?- preguntó Luna con inocencia- La serpiente
es símbolo de sabiduría (igual que el búho) y el zorro de astucia.
—
De hecho a Pansy le iría muy bien ese emblema.- comentó con crueldad Marietta
siendo apoyada por las risas de Cho.
—
Y teniendo en cuentas los encuentros que hemos tenido a ti también.- rugió
Blaise logrando que la chica dejara de reír de golpe.
—
Gracias.- le dijo Pansy.
—
Eres una amiga y una serpiente.- se limitó a responder el moreno. En Ravenclaw
una chica ardía de celos.
—
¿De que encuentros está hablando?- le preguntó Padma a la humillada chica un
año mayor que ella que tenía la cara roja de vergüenza.
—
¿Tú que crees?- le respondió enojada Cho- Ese Zabinni utiliza las chicas como
juguetes y ahora, encima, se lo echa en cara.- gruñó pasando el brazo por el
hombro de su amiga.
—
¿Porqué crees que ha defendido a Parkinson?- le preguntó Padma a Terry en un
susurro.- ¿Crees que le gusta?
— No.
Las serpientes se defienden entre ellas.- contestó el chico- Como dijo Theo
están prácticamente solos así que se ayudan, no creo que haya nada entre
ellos.- terminó en un susurro para luego revolverle el pelo cariñosamente a su
amiga. Ese gesto no pasó desapercibido para un moreno de Slytherin quién ardió,
por enésima vez, de celos ni por una castaña de Gryffindor.
—
Parvati.- le susurró Lavander a su amiga- ¿No crees que tu hermana y su amigo
empollón hacen buena pareja?- le preguntó- Tal vez podríamos juntarlo.- esta
giró la vista hacia su hermana y vio las sonrisas que le dirigía Terry a esta.
—
A mi hermana le gusta otra persona- dijo triste sin entender porqué.
—
Ya, además ese Boot está algo por debajo de ella.- comentó Lavander evaluando a
Terry con la mirada.
—
Terry es un gran chico.- rugió Parvati inexplicablemente enfadada con su mejor
amiga.
Harry se quedó boquiabierto.
—Exactamente —dijo Ron—. Y ahora todo
el colegio va a pensar que tú eres su tatara-tatara-tatara-tataranieto o algo
así.
—
De hecho puede ser.- comentó Sirius con molestia- Al fin y al cabo todas las
familias de sangre pura están emparentadas.
— No
me lo recuerdes.- murmuró James molesto.
—Pero no lo soy —dijo Harry, sintiendo
un inexplicable terror.
—Te costará mucho demostrarlo —dijo
Hermione—. Él vivió hace unos mil años, así que bien podrías serlo.
—
Gracias Hermione, tu siempre tan comprensiva.- ironizó Harry.
Aquella noche, Harry pasó varias horas
despierto. Por una abertura en las colgaduras de su cama, veía que la nieve
comenzaba a amontonarse al otro lado de la ventana de la torre, y meditaba.
¿Era posible que fuera un descendiente
de Salazar Slytherin? Al fin y al cabo, no sabía nada sobre la familia de su
padre. Los Dursley nunca le habían permitido hacerles preguntas sobre sus
familiares magos.
— Y
tampoco te serviría porqué no sabemos nada de ellos.- comentó Petunia.
En voz baja, trató de decir algo en
lengua pársel, pero no encontró las palabras.
Parecía que era requisito
imprescindible estar delante de una serpiente.
—
Eso es porqué no la hablas concientemente.- le explicó con dulzura su madre.
«Pero estoy en Gryffindor —pensó
Harry—. El Sombrero Seleccionador no me habría puesto en esta casa si tuviera
sangre de Slytherin...»
—
Eso no tiene nada que ver.- comentó Padma.
—
Es cierto, nosotras compartimos sangre y vamos a casas distintas.- añadió su
gemela.
—
Esto trata de nuestras características no parentesco.- añadió Sirius.
«¡Ah! —dijo en su cerebro una voz
horrible—, pero el Sombrero Seleccionador te quería enviar a Slytherin, ¿lo recuerdas?»
—
¡Que no tiene nada que ver!- rugió Remus exasperado.
Harry se volvió. Al día siguiente vería
a Justin en clase de Herbología y le explicaría que le había pedido a la
serpiente que se apartara de él, no que lo atacara, algo (pensó enfadado, dando
puñetazos a la almohada)
—
Vaya por donde, nos salió violento el muchacho.- bromeó James.
de lo que cualquier idiota se habría
dado cuenta.
—
Lorkheart es un idiota cualquiera y no se dio cuenta así que creo que tu
pensamiento estaba equivocado.- comentó Blaise.
A la mañana siguiente, sin embargo, la
nevada que había empezado a caer por la noche se había transformado en una
tormenta de nieve tan recia que se suspendió la última clase de Herbología del
trimestre.
Neville compuso una mueca molesta.
La profesora Sprout quiso tapar las
mandrágoras con pañuelos y calcetines, una operación delicada que no habría
confiado a nadie más,
—
Pero si yo ayude.- comentó Neville extrañado.
—
Usted es el mejor alumno que he tenido en los años que llevo enseñando-
respondió la profesora- Claro que le permití ayudar.- Neville se sonrojó hasta
las orejas.
puesto que el crecimiento de las
mandrágoras se había convertido en algo tan importante para revivir a la Señora
Norris y a Colin Creevey. Harry le daba
vueltas a aquello, sentado junto a la chimenea, en la sala común de Gryffindor,
mientras Ron y Hermione aprovechaban el hueco dejado por la clase de Herbología
para echar una partida al ajedrez mágico.
—
Para que Ron humillase a Hermione en el ajedrez querrás decir.- corrigió Percy
orgulloso.
— ¡Por Dios, Harry! —dijo Hermione,
exasperada, mientras uno de los alfiles de Ron tiraba al suelo al caballero de
uno de sus caballos y lo sacaba a rastras del tablero—.
—
Me desconcentraste.- acusó la chica molesta.
—
Si pensando así aceptas mejor la derrota.- contestó Harry con una sonrisa.
Si es tan importante para ti, ve a
buscar a Justin.
—
Mala idea.- dijo Tonks negando con la cabeza- Será sospechoso.
De forma que Harry se levantó y salió
por el retrato, preguntándose dónde estaría Justin.
—
Probablemente en mi sala común.- este le facilitó la información.
El castillo estaba más oscuro de lo
normal en pleno día, a causa de la nieve espesa y gris que se arremolinaba en todas las
ventanas. Tiritando, Harry pasó por las aulas en que estaban haciendo clase,
vislumbrando algunas escenas de lo que ocurría dentro. La profesora McGonagall
gritaba a un alumno que, a juzgar por lo que se oía, había convertido a su
compañero en un tejón.
—
Culpable.- murmuró Lee divertido- Y tuvo mucha gracias.- añadió chocando la
mano con los gemelos.
—
No tuvo gracia en absoluto.- le corrigió Zacharias Smith.
—
¿No era que eras tan superior a nosotros por ser un Hufflepuff?- preguntó Lee
alzando la ceja- Deberías sentirte orgulloso.
Aguantándose las ganas de echar un
vistazo, Harry siguió su camino, pensando que Justin podría estar aprovechando
su hora libre para hacer alguna tarea pendiente, y decidió mirar antes que nada
en la biblioteca.
—
Es Hufflepuff así que es una buena idea.- comentó Ernie orgulloso de su casa.
Efectivamente, algunos de los de
Hufflepuff que tenían clase de Herbología estaban en la parte de atrás de la
biblioteca, pero no parecía que estudiasen. Entre las largas filas de estantes,
Harry podía verlos con las cabezas casi pegadas unos a otros, en lo que parecía
una absorbente conversación. No podía distinguir si entre ellos se encontraba
Justin. Se les estaba acercando cuando consiguió entender algo de lo que decían,
y se detuvo a escuchar, oculto tras la sección de «Invisibilidad».
—
El destino puede ser pasmosamente irónico ha veces.- comentó el director con
una sonrisa.
—Así que —decía un muchacho corpulento—
le dije a Justin que se ocultara en nuestro dormitorio. Quiero decir que si
Potter lo ha señalado como su próxima víctima, es mejor que se deje ver poco
durante una temporada.
—
Un consejo valido- comentó Remus- Si Harry fuese el asaltante.- se apresuró a
añadir al ver la mirada de sus amigos.
Por supuesto, Justin se temía que algo
así pudiera ocurrir desde que se le escapó decirle a Potter que era de familia muggle.
Lo que Justin le dijo exactamente es que le habían reservado plaza en Eton. No es
el mejor comentario que se le puede hacer al heredero de Slytherin, ¿verdad?
—
Yo debería disculparme por eso supongo.- comentó Ernie.
—
Ya lo hiciste- le recordó Harry- Y fuiste de los pocos aunque todos el castillo
sospechaba de mi. Me comporté sospechosamente, lo admito, pero aún así la gente
tiene una clara tendencia a desconfiar de mí. Este año, sin ir más lejos, se me
ha tachado de embustero solo por decir que Voldemort- muchos se estremecieron-
ha vuelto y tu has sido de los pocos que ha declarado públicamente que me cree
así que no Ernie, no creo que debas disculparte.- terminó Harry, Ernie se veía
agradecido y muchos tenían la decencia de parecer avergonzados.
— ¿Entonces estás convencido de que es
Potter, Ernie? —preguntó asustada una chica rubia con coletas.
—
Hannah- murmuró Neville con una sonrisa cargada de dulzura.
—
Tu también solías llevar coletas.- recordó Al mirando a Allie- No se porqué
dejaste de llevarlas, quedabas muy linda con ellas.- comentó completamente
rojo- No es que ahora no estés guapa, que lo estás y mucho.- dijo dándose
cuenta de cómo podía malinterpretarse lo que había dicho- pero…- los labios de
Allie interrumpieron su discurso.
—
Gracias Al.- le dijo cuando se separó segundos después con un dulce sonrojo en
las mejillas.
—Hannah —le dijo solemnemente el chico
robusto—, sabe hablar pársel. Todo el mundo sabe que ésa es la marca de un mago
tenebroso.
—
Creía que era hacer magia negra y usarla para dañar a la gente, pero si tú
dices que es el parsel…- ironizó Ron algo molesto con el Hufflepuff, este se
ruborizó.
¿Sabes de alguien honrado que pueda
hablar con las serpientes?
—
Deja que piense…- murmuró Theo- ¿Salazar Slytherin tal vez?- gruñó ganándose
miradas de apoyo de su casa.
—
Fue el que dejó el monstruo en la escuela en un primer lugar.- contestó Justin.
—
Monstruo que dejó encerrado y que no soltó por el castillo aun pudiendo-
contestó Daphne.
—
Y te recuerdo que el hecho que lo dejara con la finalidad de matar a los hijos
de muggles es parte de una leyenda- dijo Braddock- Un rumor no comprobado.
—
¿Y para que podría haberlo dejado allí sino?- preguntó Cormac molesto.
—
¿Para proteger a los alumnos?- preguntó Tracey- Eso es lo que dicen que dijo
no, un monstruo para proteger la escuela. ¿Porqué sobreentendéis que debe
protegerla de un peligro interno? También podía ser para protegerla de las criaturas
del bosque Prohibido por ejemplo.
Al mismo Slytherin lo llamaban «lengua
de serpiente».
Esto provocó densos murmullos. Ernie
prosiguió:
— ¿Recordáis lo que apareció escrito en
la pared? «Temed, enemigos del heredero.» Potter estaba enemistado con Filch.
—
Todos los alumnos estamos enemistados con Filch.- se quejó Percy rodando los
ojos.
—
Y si alguien está realmente enemistado con él somos yo y George.- dijo Fred.
—
Cierto. ¿Porqué no somos nosotros los herederos?- se quejó George haciendo un puchero
que hizo reír a Angelina.
A continuación, el gato de Filch
resulta agredido. Ese chaval de primero, Creevey, molestó a Potter en el
partido de quidditch,
—
Collin, no me molestaste.- se apresuró a mentir Harry para que el niño se
sintiese mejor.
sacándole fotos mientras estaba tendido
en el barro. Y entonces aparece Creevey petrificado.
—
No petrificaría a alguien que viene a
verme cuando estoy enfermo.- se quejó Harry sonriendo- ¡No soy tan
malagradecido!
—Pero —repuso Hannah, vacilando— parece
tan majo...
—
Gracias.- dijo Harry sonriendo a Hannah está se sonrojó por lo que Neville le
mandó a Harry una mirada de advertencia.
y, bueno, fue él quien hizo desaparecer
a Quien-vosotros-sabéis. No puede ser tan malo, ¿no creéis?
Ernie bajó la voz para adoptar un tono
misterioso. Los de Hufflepuff se inclinaron y se juntaron más unos a otros, y
Harry tuvo que acercarse más para oírlas palabras de Ernie.
—Nadie sabe cómo pudo sobrevivir al
ataque de Quien-vosotros-sabéis.
—
Ahora sí.- se apresuró a decir Ernie antes de que alguien repitiera la cansina
cantarella del escudo de amor y el poder de los sentimientos.
Quiero decir que era tan sólo un niño
cuando ocurrió, y tendría que haber saltado en pedazos.
—
Siento decepcionarte.- ironizó el muchacho.
Sólo un mago tenebroso con mucho poder
podría sobrevivir a una maldición como ésa.
—
No fue magia oscura.- rugió James indignado por como se menospreciaba el
sacrificio de su esposa.
—
Pero fue magia arcaica y muy rara.- contestó Allie molesta por como se estaba
tratando al amigo de su madre.- Es mucho más lógico pensar en magia oscura que
en magia arcaica y más a su edad.
—Bajó la voz hasta que no fue más que
un susurro, y prosiguió—: Por eso seguramente es por lo que
Quien-vosotros-sabéis quería matarlo antes que a nadie.
—
La verdad es que el señor Macmillan se planteó una interesante pregunta.-
comentó Alastor- ¿Por qué el señor tenebroso se empeñó en atacarle?- la
pregunta iba dirigida a Dumbledore pero este no respondió.
No quería tener a otro Señor Tenebroso
que le hiciera la competencia. Me pregunto qué otros poderes oculta Potter.
Harry no pudo aguantar más y salió de
detrás de la estantería, carraspeando sonoramente. De no estar tan enojado, le
habría parecido divertida la forma en que lo recibieron: todos parecían
petrificados por su sola visión, y Ernie se puso pálido.
—
Es fácil hablar a las espaldas ¿No Hufflepuff’s?- se burló Cormac.
—
Sí tu lo dices será cierto puesto que eres un experto.- contestó Ernie sin
asustarse ni sentirse ofendido.- Y si eres tan valiente te reto a que repitas
todo lo que has dicho de los Weasley’s, de Harry y de prácticamente cada
persona que conoces.- añadió, Cormac solo le fulminó con la mirada.
—Hola —dijo Harry—. Busco a Justin
Finch-Fletchley.
—
Sí, eso era lo más inteligente que podías decir.- ironizó Scorpius girando los
ojos- Al siento decirlo per tu padre es estúpido.
—
Lo sé, Scorp, créeme que lo sé.- respondió el chico molesto.
— Oye.-
se quejó Harry.
—
Tienen razón y lo sabes.- comentó Ginny.
Los peores temores de los de Hufflepuff
se vieron así confirmados. Todos giraron
atemorizados a Ernie.
Ernie sonrió a sus amigos contento por
la confianza de estos.
— ¿Para qué lo buscas? —le preguntó
Ernie, con voz trémula.
—Quería explicarle lo que sucedió
realmente con la serpiente en el club de duelo
—dijo Harry.
Ernie se mordió los labios y luego,
respirando hondo, dijo:
—Todos estábamos allí. Vimos lo que
sucedió.
—
Pero no lo entendisteis.- comentó Lily.
—Entonces te darías cuenta de que,
después de lo que le dije, la serpiente retrocedió —le dijo Harry.
—Yo sólo me di cuenta —dijo Ernie
tozudamente, aunque temblaba al hablar— de
que hablaste en lengua pársel y le echaste la serpiente a Justin.
—
¡No le eche la serpiente!- la exasperación de Harry le superaba.
— ¡Yo no se la eché! —dijo Harry, con
la voz temblorosa por el enojo—. ¡Ni siquiera lo tocó!
—Le anduvo muy cerca —dijo Ernie—.
—
Eres muy plasta.- comentó Denis.
—
Es un Hufflepuff y hay un amigo suyo en peligro.- dijo Demelza.- Es evidente
que no dejará el tema hasta que sea seguro que Justin no sufrirá daño.
Y por si te entran dudas —añadió apresuradamente—,
he de decirte que puedes rastrear mis antepasados hasta nueve generaciones de
brujas y brujos y no encontrarás una gota de sangre muggle, así que...
—
Por el amor de Dios.- exclamó Hermione.- Que yo soy su mejor amiga y soy hija
de muggles panda de idiotas.- se exclamó.
— ¡No me preocupa qué tipo de sangre
tengas! —dijo Harry con dureza—. ¿Por qué tendría que atacar a los de familia
muggle?
—He oído que odias a esos muggles con
los que vives —dijo Ernie apresuradamente.
—
Allí tiene un buen punto.- comentó Remus.
—
Después de cómo lo tratamos sería raro que no nos odiara.- comentó Petunia.
—No es posible vivir con los Dursley
sin odiarlos —dijo Harry—. Me gustaría que lo intentaras.
— Vaya,
si que debías estar enojado con él.- comentó Dudley.
Dio media vuelta y salió de la
biblioteca, provocando una mirada reprobatoria de la señora Pince, que estaba
sacando brillo a la cubierta dorada de un gran libro de hechizos. Furioso como
estaba, iba dando traspiés por el corredor, sin ser consciente de adónde iba. Y
al fin se dio de bruces contra una mole grande y dura que lo tiró al suelo de
espaldas.
— ¡Ah, hola, Hagrid! —dijo Harry,
levantando la vista.
Al
sonrió.
Aunque llevaba la cara completamente
tapada por un pasamontañas de lana cubierto de nieve, no podía tratarse de
nadie más que Hagrid, pues ocupaba casi todo el ancho del corredor con su
abrigo de piel de topo.
Los alumnos rieron más relajados.
En una de sus grandes manos enguantadas
llevaba un gallo muerto.
— ¿Va todo bien, Harry? —preguntó
Hagrid, quitándose el pasamontañas para poder hablar—. ¿Por qué no estás en
clase?
—
A nosotros nunca nos hacías esa pregunta.- comentó Sirius.
—
No suelo hacer preguntas de las que no quiero saber al respuesta, Sirius.- dijo
Hagrid.
—La han suspendido —contestó Harry,
levantándose—. ¿Y tú, qué haces aquí?
Hagrid levantó el gallo sin vida.
—El segundo que matan este trimestre
—explicó—. O son zorros o chupasangres,
—
O algo mucho más peligroso.- comentó Remus pensativo.
—
¿Qué quieres decir?- preguntó James.
—
No creo que esto sea coincidencia Cornamenta.- se limitó a contestar el
licántropo.
y necesito el permiso del director para
poner un encantamiento alrededor del gallinero.
Miró a Harry más de cerca por debajo de
sus cejas espesas, cubiertas de nieve.
— ¿Estás seguro de que te encuentras
bien? Pareces preocupado y alterado.
—
Gracias por preocuparte por él Hagrid.- dijo Lily con una sonrisa.
Harry no pudo repetir lo que decían de
él Ernie y el resto de los de Hufflepuff.
—No es nada —repuso—. Mejor será que me
vaya, Hagrid, después tengo Transformaciones y debo recoger los libros.
—
Y ya me han amenazado con convertirme con un reloj si vuelvo a llegar tarde.-
comentó sonriéndole a la directora.
Se fue con la mente cargada con todo lo
que había dicho Ernie sobre él: «Justin se temía que algo así pudiera ocurrir
desde que se le escapó decirle a Potter que
era de familia muggle...»
—
Realmente lo siento Harry.- dijo Ernie enfadado consigo mismo.
Harry subió las escaleras y volvió por
otro corredor. Estaba mucho más oscuro, porque
el viento fuerte y helado que penetraba por el cristal flojo de una ventana
había apagado las antorchas. Iba por la mitad del corredor cuando tropezó y
cayó de cabeza contra algo que había en el suelo.
—
Esto no me suena bien.- murmuró Tonks.
Se volvió y afinó la vista para ver qué
era aquello sobre lo que había caído, y sintió que el mundo le venía encima. Sobre el suelo, rígido y frío, con una mirada
de horror en el rostro y los ojos en blanco vueltos hacia el techo, yacía
Justin Finch-Fletchley.
Justin
tembló recordando el accidente pero Ernie le puso la mano en el hombro y Hannah
y Susan le tomaron las manos para apoyarlo.
—
Menuda suerte que tienes papa.- comentó Al.
—
Sí, si había alguien que dudase que tu fueras el culpable…- comentó Scorp.
Y eso no era
todo. A su lado había otra figura, componiendo la visión más extraña que Harry
hubiera contemplado nunca. Se trataba de Nick Casi Decapitado, que no era ya
transparente ni de color blanco perlado, sino negro y neblinoso, y flotaba
inmóvil, en posición horizontal, a un palmo del suelo.
— Pero Nick es un fantasma.- James estaba pálido y por
primera vez sintió realmente miedo del monstruo.
— Esto elimina definitivamente el asaltante humano.-
comentó Remus también preocupado.
La cabeza
estaba medio colgando, y en la cara tenía una expresión de horror idéntica a la
de Justin.
—
¿Que visteis que os asustó tanto?- preguntó Molly asustada pero Justin solo
negó con la cabeza.
Harry se puso de pie, con la
respiración acelerada y el corazón ejecutando contra sus costillas lo que
parecía un redoble de tambor. Miró enloquecido arriba y abajo del corredor
desierto y vio una hilera de arañas huyendo de los cuerpos a todo correr.
Alastor levantó las cejas.
Lo único que se oía eran las voces
amortiguadas de los profesores que daban clase a ambos lados. Podía salir corriendo,
y nadie se enteraría de que había estado allí.
—
Pues hazlo.- ordenaron sus padres.
Pero no podía dejarlos de aquella
manera..., tenía que hacer algo por ellos.
—
¡Por las calzas de Merlín!- se exclamó Ron- ¡Están petrificados! No puedes
hacer nada por ellos.
¿Habría alguien que creyera que él no
había tenido nada que ver?
—
Yo, Ron y algún otro iluso- contestó Hermione.
Aún estaba allí, aterrorizado, cuando
se abrió de golpe la puerta que tenía a su derecha. Peeves el poltergeist
surgió de ella a toda velocidad.
—
Por supuesto.- exclamó Sus exasperada.
— ¡Vaya, si es Potter pipí en el pote!
—
Venga ya- exclamó Ron- Si hasta Malfoy hace mejores juegos de palabra con su
apellido que tú.
—cacareó Peeves, ladeándole las gafas
de un golpe al pasar a su lado dando saltos—. ¿Qué trama Potter? ¿Por qué
acecha?
Peeves se detuvo a media voltereta.
Boca abajo, vio a Justin y Nick Casi Decapitado.
Todos suspiraron esperando la
inevitable continuación.
Cayó de pie, llenó los pulmones y,
antes de que Harry pudiera impedirlo, gritó:
— ¡AGRESIÓN! ¡AGRESIÓN! ¡OTRA AGRESIÓN!
NINGUN MORTAL NI FANTASMA ESTÁ A SALVO! SALVESE QUIEN PUEDA! AGREESIÓÓÓÓN!
—
Definitivamente tenemos que hablar con Peeves.- dijo James frunciendo el ceño.
—
Sí, alguien debe enseñarle modales.- añadió Sirius molesto.
—
Y si no aprende por las buenas, lo hará por las malas.- terminó Remus.
Pataplún, patapán, pataplún: una puerta
tras otra, se fueron abriendo todas las que había en el corredor, y la gente
empezó a salir. Durante varios minutos, hubo tal jaleo que por poco no aplastan
a Justin y atraviesan el cuerpo de Nick Casi Decapitado.
—
¿Se podía atravesar?- preguntó Kingsley.
—
No, no se podía.- contestó la enfermera.
Los alumnos acorralaron a Harry contra
la pared
—
Niños.- les regañó Dumbledore.- Acusar sin pruebas y agredir a un alumno son
actos reprobables.
hasta que los profesores pidieron calma.
La profesora McGonagall llegó corriendo, seguida por sus alumnos, uno de los cuales
aún tenía el pelo a rayas blancas y negras. La profesora utilizó la varita
mágica para provocar una sonora explosión que restaurase el silencio y ordenó a
todos que volvieran a las aulas. Cuando el lugar se hubo despejado un poco,
llegó corriendo Ernie, el de Hufflepuff.
— ¡Te han cogido con las manos en la
masa! —gritó Ernie, con la cara completamente blanca, señalando con el dedo a
Harry.
—
En mi defensa- empezó Ernie- Acababan de petrificar a mi mejor amigo.
— ¡Ya vale, Macmillan! —dijo con
severidad la profesora McGonagall.
— Gracias
profesora.- dijeron a la vez Harry y Ernie (quién no soportaba ser injusto).
Peeves se meneaba por encima del grupo
con una malvada sonrisa, escrutando la escena; le encantaba el follón. Mientras los
profesores se inclinaban sobre Justin y Nick Casi Decapitado, examinándolos,
Peeves rompió a cantar:
— ¡Oh, Potter, eres un zote, estás
podrido, te cargas a los estudiantes, y te parece divertido!
— Hay que reconocer que sabe rimar.- comentaron
los gemelos Prewett intentando esconder una carcajada.
— ¡Ya basta, Peeves! —gritó la
profesora McGonagall, y Peeves escapó por el corredor, sacándole la lengua a
Harry. Los profesores Flitwick y Sinistra, del departamento de Astronomía,
fueron los encargados de llevar a Justin a la enfermería, pero nadie parecía
saber qué hacer con Nick Casi Decapitado.
—
Debió ser algo chocante encontrarse con una víctima que es, literalmente,
intocable- comentó Kingsley con tranquilidad.
Al final, la profesora McGonagall hizo
aparecer de la nada un gran abanico, y se lo dio a Ernie con instrucciones de
subir a Nick Casi Decapitado por las escaleras. Ernie obedeció, abanicando a
Nick por el corredor para llevárselo por el aire como si se tratara de un
aerodeslizador silencioso y negro.
Varios tuvieron que cubrirse la boca
con ambas manos para no echarse a reír, las miradas de los leones parecían
indicar que eso no era muy buena idea.
De esa forma, Harry y la profesora
McGonagall se quedaron a solas.
—Por aquí, Potter —indicó ella.
—Profesora —le dijo Harry enseguida—,
le juro que yo no...
—Eso se escapa de mi competencia,
Potter —dijo de manera cortante la profesora McGonagall.
—
Ya podría haberlo tranquilizado Minerva.- rugió Molly molesta con la profesora.
Caminaron en silencio, doblaron una
esquina, y ella se paró ante una gárgola de piedra grande y extremadamente fea.
—
Me pregunto cual era su contraseña ese año.- comentó Fabian.
— ¡Sorbete de limón! —dijo la
profesora.
—
Por supuesto- exclamaron divertidos los merodeadores recordando la afición del
director a estos.
Se trataba, evidentemente, de una
contraseña, porque de repente la gárgola revivió y se hizo a un lado, al tiempo
que la pared que había detrás se abría en dos. Incluso aterrorizado como estaba
por lo que le esperaba, Harry no pudo dejar de sorprenderse.
—
El terror y la sorpresa no son sentimientos antagónicos Harry.- le recordó
Remus.
—
De hecho suelen sentirse a la vez.- añadió Tonks rememorando varias de sus
misiones.
Detrás del muro había una escalera de
caracol que subía lentamente hacia arriba, como si fuera mecánica.
—
Mecani… ¿qué?- preguntó Blaise.
—
Olvídalo Tío Blaise, haznos un favor a todos y olvídalo.- suplicó Scorp.
Al subirse él y la profesora
McGonagall, la pared volvió a cerrarse tras ellos con un golpe sordo. Subieron
más y más dando vueltas, hasta que al fin, ligeramente mareado, Harry vio ante
él una reluciente puerta de roble, con una aldaba de bronce en forma de grifo,
el animal mitológico con cuerpo de león y cabeza de águila.
—
Que no se note que la mayoría de directores ha sido de Gryffindor y Ravenclaw.-
ironizaron las demás casas.
Entonces supo adónde lo llevaba.
—
Pues eres un poco lento porqué te lo habían dicho claramente cinco minutos
atrás.- comentó Guideon.
Aquello debía de ser la vivienda de
Dumbledore.
—
Evidentemente.- asintieron los bromistas al unísono.
— Tal
vez deberíamos hacer una pausa para que los perros puedan salir a pasear.- dijo
el director y los alumnos empezaron ha dirigirse hacia el jardín, para estirar
un poco las piernas. Terry y Padma se quedaron sentados en la mesa de las
águilas charlando, por lo consiguiente Blaise se quedó también atrás y Theo le
esperó puesto ha que tenía que elegir entre hacerlo y seguir a Draco mientras
este coqueteaba con Astoria.
— Deberías
hablar con ella.- le aconsejó Theo.
—
No quiero interrumpir su charla con su amiguito.- contestó Blaise fulminando a
este con la mirada, Theo suspiró y se dirigió hacia los ravenclaw.
—
Terry, creo que he encontrado una variable del hechizo expelliermus que podría
tener relación con el trabajo que nos toca hacer.- le dijo con una sonrisa al
chico.- ¿Te importa si te lo robo un minuto, Padma?- preguntó sonriendo.
—
En absoluto.- respondió la chica- Id y dejarme aquí sola y abandonada.- dijo
fingiendo un llanto.
— Como
caballero que soy- empezó Blaise, Theo rodó los ojos- No puedo permitir algo
así. Yo me quedaré haciéndote compañía si lo permites, preciosa.- dijo
guiñándole un ojo, Padma se sonrojó hasta la raíz del pelo.
—
Permiso concedido.- contestó con una sonrisa, Theo y Terry se apartaron un poco
de los chicos para que no los oyeran.
—
Theo- empezó el águila- El trabajo que tenemos que hacer es de pociones.-
comentó divertido.
—
Sí, pero Padma y Blaise no lo saben.- le contestó este.
—
Ese Zabinni tiene muy mala fama.- empezó Terry- Sé que es tu amigo pero Padma
es mi mejor amiga y…
—
Blaise no le hará daño.- se apresuró a cortarle Theo- Está demasiado colado por
ella para hacerlo.- añadió con una sonrisa- Sé que es como un niño grande a
veces pero siempre cuida y protege a los que le importan y Padma
definitivamente entra en esa categoría.
— Te
voy a creer Theo pero si le hace daño a Padma me vengaré de él.- comentó Terry-
Y sabes que puedo ser muy creativo cuando me lo propongo.
—
Si le hace daño yo te ayudaré, Padma también es amiga mía.- contestó Theo- Ah,
y otra cosa Terry: Blaise puede ser muy celoso por lo que mejor que no te oiga
decir que te gusta Patil. Podría equivocarse de gemela y…- Theo se calló un
instante- Bueno, dejémoslo en que él también puede ser muy pero que muy
creativo cuando se lo propone.
—
Gracias por el aviso.- dijo Terry algo pálido y mirando con miedo a Blaise
quién en ese momento estaba haciendo alguna payasada que hacía reír a Padma a
carcajada limpia.
— ¿Habéis
terminado de hablar?- preguntó esta secándose las lágrimas de risa de sus ojos-
Tenemos que irnos Terry, quiero coger un libro de la biblioteca y si no no
tendremos tiempo- advirtió mirando el reloj.- Hasta dentro de un rato, chicos.-
se despidió de los slytherin la muchacha.
—
Hasta luego.- respondieron estos y Blaise le besó galantemente el dorso de la
mano.
—
Vamos Romeo.- le susurró Theo a Blaise- Tu perro necesita salir.- le recordó.
—
¿Qué es un Romeo?- preguntó Blaise. Theo solo negó con la cabeza y se apresuró
a abrir la puerta del jardín para que el perro pudiese salir a correr.