Hola a todos,
Primero querría agradecer por los comentarios, siento no haber podido responderlos a todos pero me hacen muy feliz recibirlos. Me preguntaron si Braddock era un personaje mío, no lo he sacado de una historia de potterfics llamada El ejército de Dumbledore y el Año de la Oscuridad que a su vez es una traducción de la historia http://www.fanfiction.net/s/4315906/1/Dumbledores_Army_and_the_Year_of_Darkness. Le pedí al traductor que me dejara, más adelante (cuando termine el séptimo libro o sea dentro de una esternidad) usar fragmentos (algunos en concreto) de este fic para mostrar Hogwarts del séptimo año. Os lo recomiendo aunque es muy largo y todavía no está terminado (a mi me enganchó tanto que lo terminé en inglés).
— Bien- dijo Hook cogiendo el libro- Yo
leeré el siguiente: La «bludger» loca
Los que no habían visto el partido
miraron extrañados a la profesora.
Después del desastroso episodio de los
duendecillos de Cornualles, el profesor Lockhart no había vuelto a llevar a
clase seres vivos.
— Gracias a Merlín.- suspiró Molly más
tranquila.
Por el contrario, se dedicaba a leer a
los alumnos pasajes de sus libros, y en ocasiones representaba alguno de los
momentos más emocionantes de su biografía.
— Pues menudo coñazo.- comentó Allie.
— ¡Alice Longbotton esa lengua!-
rugieron a la vez Hannah y Molls.
— Lo siento- se disculpó la chica
rápidamente.
Habitualmente sacaba a Harry para que
lo ayudara en aquellas reconstrucciones;
Los alumnos no pudieron evitar mirar a
Harry con compasión.
hasta el momento, Harry había tenido
que representar los papeles de un ingenuo pueblerino transilvano
— Y tan ingenuo si te creyó.- comentó
Blaise.
al que Lockhart había curado de una maldición
que le hacía tartamudear,
— ¿Transilvana más tartamudeo?-
preguntó Ron abriendo los ojos- Creéis que conocía a Quirrell.
— Quirrell fue a Albania, Ron, no a
Transilvana.- le contestó Hermione con paciencia.
un yeti con resfriado y un vampiro que,
cuando Lockhart acabó con él, no pudo volver a comer otra cosa que lechuga.
— Sorprendente teniendo en cuenta que
su metabolismo no le permite comer nada que no sea sangre.- comentó Remus con
sarcasmo.
En la siguiente clase de Defensa Contra
las Artes Oscuras sacó de nuevo a Harry, esta vez para representar a un hombre
lobo.
Sirius y James no pudieron evitar dejar
escapar una carcajada.
Si no hubiera tenido una razón muy importante
para no enfadar a Lockhart, se habría negado.
— Tengo amor propio y dignidad.-
comentó Harry.
—Aúlla fuerte, Harry (eso es...),
Los del comedor no pudieron evitar una
carcajada que provocó un fuerte sonrojo en el chico.
y en aquel momento, creedme, yo salté
(así) tirándolo contra el suelo (así) con una mano, y logré inmovilizarle.
— Este no ha estado cerca de un hombre
lobo transformado.- comentó James.
— ¿Acaso tu sí?- preguntó indignada
Lavander.
— Sí, y te aseguro que un solo hombre
no puede inmovilizarlo con una sola mano- le contestó James.
— Además, el hombre lobo le mordería la
mano sin intentar soltarse.- comentó Sirius- Solo para que el otro también se
convirtiera.
— ¿No sería más inteligente soltarse
primero?- preguntó Parvati extrañada.
— Puede pero cuando un hombre lobo está
transformado solo actúa por instintos.- la voz de Remus sonaba tenebrosa y
Tonks le tomó la mano por debajo de la mesa.- lo único que haría sería intentar
hincarle el diente a ese bastardo.- añadió más tranquilo.
Con la otra, le puse la varita en la
garganta y, reuniendo las fuerzas que me quedaban, llevé a cabo el dificilísimo
hechizo Homorphus;
— Ese hechizo requiere toda energía
mágica que un mago usa en una semana.- rugió Lia- Es imposible que lo realizara
estando agotado.
él emitió un gemido lastimero (venga,
Harry..., más fuerte..., bien)
— Pobre papá- comentó Al negando con la
cabeza divertido.
y la piel desapareció..., los colmillos
encogieron y... se convirtió en hombre. Sencillo y efectivo.
— Sencillísimo- ironizaron los
merodeadores indignados.
Otro pueblo que me recordará siempre como
el héroe que les libró de la terrorífica amenaza mensual de los hombres lobo.
— Modestia aparte- rugió Ron.
Sonó el timbre y Lockhart se puso en
pie.
—Deberes: componer un poema sobre mi
victoria contra el hombre lobo Wagga
Wagga.
Los ojos de los demás profesores se
abrieron como platos.
— ¿Un poema?- la profesora McGonagall
era la más indignada.- ¿Por un maldito poema tuve que reducir dos párrafos el
informe de la última transfiguración?- respiró profundamente para calmarse.
¡El autor del mejor poema será premiado
con un ejemplar firmado de El encantador!
— No creo que sea una buena forma de
motivar a los alumnos.- comentó Theo.
— No, y mucho menos teniendo en cuenta
que el idiota firmaría cualquier cosa que estuviese lo suficiente quieta.- le
contestó Blaise.
Los alumnos empezaron a salir.
— A huir.- corrigió Ron.
Harry volvió al fondo de la clase,
donde lo esperaban Ron y Hermione.
— ¿Listos? —preguntó Harry.
—Espera que se hayan ido todos —dijo
Hermione, asustada—. Vale, ahora.
Se acercó a la mesa de Lockhart con un
trozo de papel en la mano. Harry y Ron iban detrás de ella.
— Que valientes.- ironizó Ginny.
—Esto... ¿Profesor Lockhart?
—tartamudeó Hermione—. Yo querría... sacar este libro de la biblioteca. Sólo
para una lectura preparatoria.
— Claro que sí.- el sarcasmo de los
Slytherin se dejó oír en el gran comedor.
—Le entregó el trozo de papel con mano
ligeramente temblorosa—. Pero el problema es que está en la Sección Prohibida,
así que necesito el permiso por escrito de un profesor. Estoy convencida de que
este libro me ayudaría a comprender lo que explica usted en Una vuelta con los espíritus
malignos sobre los venenos de efecto retardado.
— No te esfuerces Hermione, no creo que
sepa ni que son los venenos de efecto retardado.- comentó Ron.
— ¡Ah, Una vuelta con los espíritus
malignos! —dijo Lockhart, cogiendo la nota de Hermione y sonriéndole
francamente—. Creo que es mi favorito.
— ¿Cuál no es tu favorito?- preguntó
Blaise alzando una ceja.
¿Te gustó?
— ¡Sí! —dijo Hermione emocionada—. ¡Qué
gran idea la suya de atrapar al último con el colador del té...!
— ¿La suya?- repitió Ron ojoplático-
Dudo mucho que conozca el significado de la palabra idea y todavía más que
pueda tener una aceptable.
—Bueno, estoy seguro que a nadie le
parecerá mal que ayude un poco a la mejor estudiante del curso
— ¡Si la ayudas a hacer una poción
dificilísima de forma ilegal SÍ nos parecerá mal!- rugió la profesora
McGonagall.
—dijo Lockhart afectuosamente, sacando
una pluma de pavo real
— Nuevo rico.- dijeron despectivamente
Draco y Blaise.
— Nadie con un
mínimo de clase usaría eso- añadió Scorp poniendo una mueca de asco.
—. Sí, es bonita, ¿verdad? —dijo,
interpretando al revés la expresión de desagrado de Ron—.
— Sí hasta Weasley se da cuenta de que
es hortera a más no poder.- intervino Pansy.
Normalmente la reservo para firmar
libros.
— Otra razón para no ir a ninguna de
sus firmas.- comentó Blaise.
Garabateó una floreteada firma sobre el
papel
— Firma que probablemente sería tan
cursi y barroca como él.- comentó Astoria.
y se lo devolvió a Hermione.
—Así que, Harry —dijo Lockhart,
mientras Hermione plegaba la nota con dedos torpes y se la metía en la bolsa—,
mañana se juega el primer partido de quidditch de la temporada, ¿verdad?
Gryffindor contra Slytherin,
Las dos casas sonrieron ante la mención
del clásico.
¿no? He oído que eres un jugador fundamental.
— Todos los jugadores son fundamentales
malón.- rugió Gwen.
Yo también fui buscador.
— Porqué será que no me lo creo.-
comentó Alex.
Me pidieron que entrara en la selección
nacional,
— Por aquí no paso- rugió Oliver- Que
mienta todo lo que quiera pero que no se atreva a desprestigiar así el
Quidditch.
pero preferí dedicar mi vida a la
erradicación de las Fuerzas Oscuras. De todas maneras, si necesitaras unas
cuantas clases particulares de entrenamiento, no dudes en decírmelo.
— Dudo que las necesite y si lo hiciera
antes preferiría pedírselas incluso a Malfoy.- dijo Harry furioso, Draco
levantó una ceja- Tú como mínimo sabes lo que es una escoba.- explicó Harry
levantándose de hombros.
Siempre me satisface dejar algo de mi
experiencia a jugadores menos dotados...
— ¿Menos dotados?- James estaba
ultrajado- ¡¿MENOS DOTADOS?!- su voz se elevó unas cuantas octavas- Un Potter
es siempre un gran jugador. Y desde luego somos mil veces más buenos que
perdedores de tu talla.
Harry hizo un ruido indefinido con la
garganta y luego salió del aula a toda prisa, detrás de Ron y Hermione.
—Es increíble
— Increíblemente estúpido querrás
decir.- le corrigió Ron.
—dijo ella, mientras examinaban los
tres la firma en el papel—. Ni siquiera ha mirado de qué libro se trataba.
— Estoy seguro que hubiese firmado
incluso si se tratara de un libro de magia negra- le comentó Blaise.
—Porque es un completo imbécil
— Exactamente- la mayoría asintió con
la cabeza mientras que las chicas que todavía idolatraban al profesor les daban
codazos.
—dijo Ron—. Pero ¿a quién le importa?
Ya tenemos lo que necesitábamos.
—El no es un completo imbécil —chilló
Hermione,
— Me retracto.- dijo humildemente la
chica. Ron le puso la mano en la frente.
— No Harry, fiebre no tiene.- le dijo a
un muy preocupado moreno.
— ¿Estás seguro? Acaba de reconocer que
estaba equivocada así que debe de estar delirando.- le contestó el de la
cicatriz.
— Idiotas.- refunfuñó Hermione
sonrojada por la vergüenza y, sobretodo, por la proximidad con Ron quién se
había inclinado para ponerle la mano en la frente.
mientras iban hacia la biblioteca a
paso ligero.
—Ya, porque ha dicho que eres la mejor
estudiante del curso...
Bajaron la voz al entrar en la
envolvente quietud de la biblioteca. La señora Pince, la bibliotecaria, era una
mujer delgada e irascible que parecía un buitre mal alimentado.
La señora le mandó a Harry tal mirada
de mala leche que este decidió que a partir de entonces haría los deberes en la
sala común de Gryffindor.
— ¿Moste Potente Potions?—repitió
recelosa, tratando de coger la nota de Hermione. Pero Hermione no la soltaba.
— Por el amor de Merlín.- murmuró Rose
girando los ojos.
—Desearía poder guardarla —dijo la
chica, aguantando la respiración.
—Venga —dijo Ron, arrancándole la nota
y entregándola a la señora Pince—. Te conseguiremos otro autógrafo.
— Yo tengo unos doscientos, si quieres
uno pídemelo- ofreció Neville.
— ¿Eres fan de ese tipo?- preguntó Ron
con la boca abierta.
— No, pero le veo a menudo y le hace
feliz que le pidan autógrafos.- le contestó el chico encogiéndose de hombros.
Lockhart
firmará cualquier cosa que se esté quieta el tiempo suficiente.
— No discutiré
eso.- comentaron la mayoría de los del gran comedor.
La señora Pince levantó el papel a la
luz, como dispuesta a detectar una posible falsificación,
— Parece mentida pero detecta hasta las
falsificaciones de Dean.- comentó Seamus.
pero la nota pasó la prueba. Caminó
orgullosamente por entre las elevadas estanterías y regresó unos minutos
después llevando con ella un libro grande de aspecto mohoso. Hermione se lo
metió en la bolsa con mucho cuidado, e intentó no caminar demasiado rápido ni
parecer demasiado culpable.
— ¿Culpable por qué?- rpeguntó Parvati-
Aún no habíais hecho nada malo.
Cinco minutos después, se encontraban
de nuevo refugiados en los aseos fuera de servicio de Myrtle la Llorona.
Hermione había rechazado las objeciones de Ron argumentando que aquél sería el
último lugar en el que entraría nadie en su sano juicio,
— Aquí tienes un muy buen punto.- comentaron todas las
chicas del gran comedor sin excepción.
así que allí tenían garantizada la
intimidad. Myrtle la Llorona lloraba estruendosamente en su retrete, pero ellos
no le prestaban atención, y ella a ellos tampoco. Hermione abrió con cuidado el
Moste Potente Potions, y los tres se encorvaron sobre las páginas llenas de
manchas de humedad. De un vistazo quedó patente por qué pertenecía a la Sección
Prohibida. Algunas de las pociones tenían efectos demasiado horribles incluso para
imaginarlos, y había ilustraciones monstruosas, como la de un hombre que
parecía vuelto de dentro hacia fuera y una bruja con varios pares de brazos que
le salían de la cabeza.
— Este libro no es para gente de tu
edad Ronald- rugió al señora Weasley intentando evitar que su hijo pequeño
viese esas imágenes macabras tres años tarde.
— ¡Aquí está! —dijo Hermione
emocionada, al dar con la página que llevaba por título La poción multijugos.
Estaba decorada con dibujos de personas que iban transformándose en otras
distintas. Harry imploró que la apariencia de dolor intenso que había en los
rostros de aquellas personas fuera fruto de la imaginación del artista.
— Están algo exageradas.- tranquilizó
Alastor a los alumnos- Pero no es agradable en absoluto.
»Ésta es la poción más complicada que
he visto nunca —dijo Hermione,
— Teniendo en cuenta que es una poción
de sexto y estabais en segundo no me extraña lo más mínimo.- comentó Snape
arrastrando las palabras.
al mirar la receta—. Crisopos,
sanguijuelas, Descurainia sophia y centinodia —murmuró, pasando el dedo por la
lista de los ingredientes—. Bueno, no son difíciles de encontrar, están en el
armario de los estudiantes, podemos conseguirlos. ¡Vaya, mirad, polvo de cuerno
de bicornio! No sé dónde vamos a encontrarlo...,
— Yo tengo un poco- ofreció Louis.
— Lo necesitaron hace tres años, no
ahora, melón.- se burló Scorpius.- Además eso cuesta su peso en oro ¿De dónde
lo has sacado?
— Fue un regalo, hace tiempo estaba en
el Caldero Chorreante y envenenaron a un tipo, por suerte yo llevaba un bezoar
y pude ayudarlo.- explicó Louis- Resultó ser un comerciante que para
agradecerme el haberle salvado la vida me lo regaló.
piel en tiras de serpiente arbórea africana...,
eso también será peliagudo... y por supuesto, algo de aquel en quien queramos
convertirnos.
— ¡¿Cómo?!- Fred y George empezaron a
reír a carcajadas- Esa poción va ha ser asquerosa.
— No es gracioso- rugió Ron todavía
traumatizado.
—Perdona —dijo Ron bruscamente—. ¿Qué
quieres decir con «algo de aquel en quien queramos convertirnos»? Yo no me voy
a beber nada que contenga las uñas de los pies de Crabbe.
— Ni yo- Varias personas adquirieron un
tono verdoso nada sano mientras Crabbe los fulminaba con la mirada.
Hermione continuó como si no lo hubiera
oído.
—De momento, todavía no tenemos que
preocuparnos porque esos ingredientes los echaremos al final.
— ¡Señorita Granger!- exclamó Alastor
enojado- Se han de obtener todos los ingredientes o saber que se pueden obtener
antes de empezar la poción para evitar que esta
se estropee.- la regañó.
Sin saber qué decir, Ron se volvió a
Harry, que tenía otra preocupación.
— ¿No te das cuenta de cuántas cosas
vamos a tener que robar, Hermione? Piel de serpiente arbórea africana en tiras, desde
luego eso no está en el armario de los estudiantes, ¿qué vamos a hacer? ¿Forzar
los armarios privados de Snape?
Los merodeadores aplaudieron la idea
mientras sonreían con anticipación.
— Era sarcasmo.- comentó el chico.
— Era
ironía trágica- le corrigió Remus con una sonrisa- Afirmar algo que los
demás ya sabemos que pasará pero que el protagonista, es decir tú, no sabe.
Este recurso se usaba ya en las obras de Sófocles por ejemplo, Edipo dijo que
perseguiría al asesino de Layo como si este (Layo) fuera su padre y, como todos
los espectadores saben, Layos es realmente su padre.
No sé si es buena idea...
Hermione cerró el libro con un ruido
seco.
—Bueno, si vais a acobardaros los dos,
pues vale —dijo.
— ¿Alguien más ha notado un cambio de
personalidades?- preguntó Ginny levantando una ceja.
Tenía las mejillas coloradas y los ojos
más brillantes de lo normal—. Yo no quiero saltarme las normas, ya lo sabéis,
pero pienso que aterrorizar a los magos de familia muggle es mucho peor que
elaborar un poco de poción.
— Visto así…- murmuró Lily.
Pero si no tenéis interés en averiguar
si el heredero es Malfoy, iré derecha a la señora Pince y le devolveré el libro
inmediatamente.
—No creí que fuera a verte nunca
intentando persuadirnos de que incumplamos las normas —dijo Ron
— Ni yo, señor Weasley, ni yo- murmuró
la profesora McGonagall al borde del colapso.
— ¿Lo que dijo mamá también lo tenéis
grabado?- les susurró Rose a Scorp y Al.
— Creía que estabas en contra.- le
comentó Al.
— Y yo que mamá era arrastrada por papá
y Tío Harry pero por lo visto era la que insistía en romper las normas- le
contestó Rose- Y eso es francamente interesante.- terminó con una media sonrisa
misteriosa.
— La corrompimos, Al.- se regocijó
Scorp.
—. Está bien, lo haremos, pero nada de
uñas de los pies, ¿vale?
—Pero ¿cuánto nos llevará hacerlo?
—preguntó Harry, cuando Hermione, satisfecha, volvió a abrir el libro.
— De veinticinco a treinta y cinco
días.- le contestó Louis rápidamente.
— Lo más probable es veintinueve días.- apuntó Snape mirando, a
su pesar, con curiosidad al Weasley rubio.
—Bueno, como hay que coger la Descurainia
sophia con luna llena, y los crisopos han de cocerse durante veintiún días...,
yo diría que podríamos tenerla preparada en un mes, si podemos conseguir todos
los ingredientes.
— ¿Un mes? —dijo Ron—.
— La juventud y sus prisas- murmuró
Albus negando con la cabeza al ver como todos los alumnos miraban horrorizados
al libro.
¡En ese tiempo, Malfoy puede atacar a
la mitad de los hijos de muggles! —
— ¡Yo no era!- exclamó el chico
completamente frustrado.
Hermione volvió a entornar los ojos
amenazadoramente, y él añadió sin vacilar—Pero es el mejor plan que tenemos,
así que adelante a toda máquina.
— ¿Al pequeñín de Ronnie le dio miedo
la delicada Hermione?- preguntaron los gemelos Prewett con burla.
— Dejadlo en
paz.- rugió “la delicada Hermione” los gemelos Prewett palidecieron y tragaron
seco.
Sin embargo, mientras Hermione
comprobaba que no había nadie a la vista para poder salir del aseo, Ron susurró
a Harry:
—Sería mucho más sencillo que mañana
tiraras a Malfoy de la escoba.
— Eso déjanoslo a nosotros- Fred y
George parecían más que encantados con la idea.
Harry se despertó pronto el sábado por
la mañana y se quedó un rato en la cama pensando en el partido de quidditch. Se
ponía nervioso, sobre todo al imaginar lo que diría Wood si Gryffindor perdía,
— “Voy a ducharme, si no vuelvo en dos
horas es que he tenido éxito tratando de ahogarme”.- imitó Angelina con voz
ronca.
— Yo no me suicidaría por perder un
partido.- rugió Oliver.
— Te creemos Ollie, te creemos.- dijo
Alicia acariciándole el pelo pero negando con la cabeza.
— Katie- suplicó Oliver mirando a su
novia, esta, pero, debía encontrar muy interesante el mantel de la mesa porqué
no levantó la mirada- Genial, tú también opinas así.- rugió.
— No te enojes Oliver- le pidió Katie-
Pero reconoce que te desesperas con facilidad siempre que se trata de
quidditch.- Oliver solo gruñó de vuelta.
pero también al pensar que tendrían que
enfrentarse a un equipo que iría montado en las escobas de carreras más veloces
que había en el mercado.
Snape no pudo evitar sonreír igual que
hacían los demás miembros de su casa.
Nunca había tenido tantas ganas de
vencer a Slytherin. Después de estar tumbado media hora con las tripas
revueltas, se levantó, se vistió y bajó temprano a desayunar. Allí encontró al
resto del equipo de Gryffindor, apiñado en torno a la gran mesa vacía.
— Creo que fue la primera vez que no
tuve que subir a despertar a nadie. Comentó Oliver- De haberlo sabido yo mismo
les hubiese regalado esas malditas escobas.
Todos estaban nerviosos y apenas
hablaban. Cuando faltaba poco para las once, el colegio en pleno empezó a
dirigirse hacia el estadio de quidditch.
— Al fin y al cabo es el gran clásico-
comentó Ernie con una sonrisa.
Hacía un día bochornoso que amenazaba
tormenta. Cuando Harry iba hacia los vestuarios, Ron y Hermione se acercaron
corriendo a desearle buena suerte.
Harry les agradeció con la mirada.
Los jugadores se vistieron sus túnicas
rojas de Gryffindor y luego se sentaron a recibir la habitual inyección de ánimo
que Wood les daba antes de cada partido.
— O sea- apuntó George- a dar una
cabezadita antes de dormir.
— Como Oliver sabe que dormir es muy
importante.- le apoyó Fred.
—Los de Slytherin tienen mejores
escobas que nosotros —comenzó—, eso no se puede negar. Pero nosotros tenemos
mejores jugadores sobre las escobas.
— Eso sí se puede negar.- comentó
Draco.
— No, de mi equipo no hay un solo
jugador que no pudiese jugar profesionalmente- comentó Oliver con orgullo
haciendo sonrojar a sus jugadores.- Y reconoce que vuestros bateadores daban
verdadera lástima, que fueran fuertes no implica que fueran buenos. Si ni
siquiera sabían coger el bate, por el amor de dios, y sus reflejos eran muy
lentos. Tú no eres malo, pero tampoco eres tan bueno como Harry, te falta
velocidad y concentración (sobretodo concentración) aunque no tienes malos
reflejos. Pucey no era mal tirador pero no sabía esquivar ni robar la quaffe
sin hacer falta, Flint tenía muy pocos reflejos y su vuelo daba lástima (por no
hablar de su trabajo como capitán), Montague solo tenía puntería cuando se
trataba de dar a alguien una patada. Y finalmente Bletchley era un portero
pésimo, le interesaba más coquetear con las chicas de las gradas que parar los
goles.
— Es muy fácil juzgar a los demás, ¿porqué
no te metes con tu perfecto equipo?- gruñó un muy humillado Montague.
— No es perfecto ni por asomo.- comentó
Oliver contento de tener una oportunidad para vengarse de los comentarios que
le había hecho su propio equipo- Yo me desespero y desconcentro con facilidad,
además mis reflejos izquierdos no están a la altura de los derechos y eso crea
un punto débil demasiado visible. Fred y George piensan más en divertirse que
en el Quidditch y, por muy buena puntería que tengan, necesitan practicar mucho
más. Harry pasa siempre tres cuartas partes del año lesionado, un jugador debe
cuidarse más, a parte, necesita mejorar sus frenadas en seco y su excesiva
educación en el terreno de juego. Angelina es muy buena, pero se lo tiene
demasiado creído, debería practicar más y centrarse cuando lo hace. Alicia es
demasiado dulce cuando arroja la quaffe a los aros aunque eso mismo le da
ventaja en los pases y Katie…- se al quedó mirando un rato, pensando un
defecto, y de pronto enrojeció.
— Estamos esperando un defecto de Bell,
Wood- comentó Pucey satisfecho del bochorno del capitán.
— ¿Se desconcentra con facilidad?-
prácticamente preguntó.
— Sí, comiéndose con los ojos al
capitán.- contestó Angelina divertida. Oliver y Katie se sonrojaron más
furiosamente.
— Si bien es interesante como analiza a
los jugadores, querríamos seguir con la lectura.- comentó McGonagall.
Hemos entrenado más que ellos y hemos
volado bajo todas las circunstancias climatológicas
— Eso no lo negaré.- se rieron los de
Slytherin mientras los del equipo de Oliver los miraban con envidia.
(«¡y tanto! —murmuró George Weasley—,
no me he secado del todo desde agosto»),
— Pobrecito, tal vez Angelina pueda
calentarte.- se burló Fred causando que el rostro, el cuello y las orejas de su
gemelos adquirieran una tonalidad granate y que su nariz sangrara un poco.
Y vamos a hacer que se arrepientan del
día en que dejaron que ese pequeño canalla, Malfoy, les comprara un puesto en
el equipo.
— Ya podrían dejar de hacer hincapié
allí.- rugió el aludido siendo ignorado por todos los demás.
Con la respiración agitada por la
emoción, Wood se volvió a Harry.
—Es misión tuya, Harry, demostrarles
que un buscador tiene que tener algo más que un padre rico. Tienes que coger la
snitch antes que Malfoy, o perecer en el intento,
— ¡Oliver Wood!- le regañó la profesora
McGonagall.- ¿Cómo se le ocurre decirle eso?
— Era una forma de decirlo,
evidentemente prefiero perder un partido a que Harry muera.- se disculpó Oliver
encogiéndose de hombros.
— ¿Pero es que no lo conoce?- le
preguntó la subdirectora- Se lo tomará a
pecho y saldrá lastimado.
— Espero que esa predicción sea
incorrecta.- comentó Lily fulminando a su hijo y esposo con la mirada.
porque hoy tenemos que ganar.
—Así que no te sientas presionado,
Harry —le dijo Fred, guiñándole un ojo.
— Gracias.- le susurró Harry mientras
los demás reían.
Cuando salieron al campo, fueron
recibidos con gran estruendo; eran sobre todo aclamaciones de Hufflepuff y de
Ravenclaw, cuyos miembros y seguidores estaban deseosos de ver derrotado al
equipo de Slytherin, aunque la afición de Slytherin también hizo oír sus
abucheos y silbidos. La señora Hooch, que era la profesora de quidditch, hizo
que Flint y Wood se dieran la mano, y los dos contrincantes aprovecharon para dirigirse
miradas desafiantes y apretar bastante más de lo necesario.
— Permítame decirle que no era
necesario romperle un hueso de la mano, señor Wood.- le regañó la señora
Pomfrey.
— No es culpa mía que sea un
debilucho.- respondió Oliver con una sonrisa socarrona.
—Cuando toque el silbato —dijo la
señora Hooch—: tres..., dos..., uno...
Animados por el bramido de la multitud
que les apoyaba, los catorce jugadores se elevaron hacia el cielo plomizo.
Harry ascendió más que ningún otro, aguzando la vista en busca de la snitch.
— ¿Todo bien por ahí, cabeza rajada?
—le gritó Malfoy, saliendo disparado por debajo de él para demostrarle la
velocidad de su escoba.
— Déjate de idioteces y busca la
snitch- rugió Scorp- Como pierdas escandalosamente delante de Al, él y Sirius
se meterán conmigo hasta fin de siglo.
— No seas exagerado,- respondió Al- Yo
y James no te vemos siempre, podrás descansar una semana de vacaciones.
Harry no tuvo tiempo de replicar. En
aquel preciso instante iba hacia él una bludger negra y pesada; faltó tan poco
para que le golpeara, que al pasar le despeinó.
Los tres Potter y, sorpresivamente,
Scorpius reaccionaron inconcientemente por culpa de ese comentario. Mientras
Al, Scorp y Harry se aplanaron el pelo de la frente James optó por despeinarse
más de lo que ya estaba.
— ¡Por qué poco, Harry! —le dijo
George, pasando por su lado como un relámpago, con el bate en la mano, listo
para devolver la bludger contra Slytherin.
Oliver le dirigió una mirada de
reconocimiento mientras Katie se derretía al ver a su novio en modo entrenado.
Harry vio que George daba un fuerte
golpe a la bludger dirigiéndola hacia Adrian
Pucey, pero la bludger cambió de
dirección en medio del aire y se fue directa, otra vez, contra Harry.
— Esto es raro- comentó Hook.
Harry descendió rápidamente para
evitarla, y George logró golpearla fuerte contra Malfoy. Una vez más, la
bludger viró bruscamente como si fuera un bumerán y se encaminó como una bala
hacia la cabeza de Harry.
— ¡¿Cómo?!- James y Sirius saltaron a
la vez.- Malditos tramposos- mientras Sirius se dirigía hacia los Slytherin
James le hablaba directamente a Snape.
— Que yo sepa ningún Slytherin le hizo
nada a esa bola.- repuso Snape con frialdad.- Malfoy, Pucey vosotros estabais
en el equipo ¿Alguien dijo haberla hechizado?
— No profesor Snape.- contestaron los
dos a la vez.
— ¿A quién más le beneficiaría?-
preguntó Seamus enojadísimo.
— Pues a todos los seguidores de el
Innombrable. No tienes ninguna prueba de que fueran ellos.- rugió Padma- La
bludger ataca solo a Harry, a ningún otro miembro de vuestro equipo. ¿No sería
más inteligente hacer que atacara al portero para que prácticamente todos los
tiros entraran? Es mucho más racional pensar que alguien quiere matar o herir
de gravedad a Harry, no ganar ese estúpido partido.
Harry aumentó la velocidad y salió
zumbando hacia el otro extremo del campo. Oía a la bludger silbar a su lado.
¿Qué ocurría?
— Que alguien había maldito la
bludger.- le contestó Remus muy molesto.
Las bludger nunca se enconaban de
aquella manera contra un único jugador, su misión era derribar a todo el que
pudieran... Fred Weasley aguardaba en el otro extremo. Harry se agachó para que
Fred golpeara la bludger con todas sus fuerzas.
— ¡Ya está! —gritó Fred contento,
— Lo dudo.- comentaron todos a la vez.
pero se equivocaba: como si fuera
atraída magnéticamente por Harry, la bludger volvió a perseguirlo y Harry se
vio obligado a alejarse a toda velocidad. Había empezado a llover. Harry notaba las
gruesas gotas en la cara, que chocaban contra los cristales de las gafas. No
tuvo ni idea de lo que pasaba con los otros jugadores hasta que oyó la voz de
Lee Jordan, que era el comentarista, diciendo:
«Slytherin en cabeza por seis a cero.»
Gryffindor al completo gimió.
Estaba claro que la superioridad de las
escobas de Slytherin daba sus resultados, y mientras tanto, la bludger loca
hacía todo lo que podía para derribar a Harry. Fred y George se acercaban tanto
a él, uno a cada lado, que Harry no podía ver otra cosa que sus brazos, que se
agitaban sin cesar, y le resultaba imposible buscar la snitch, y no digamos
atraparla.
— ¡Olvídate de la snitch!-
prácticamente gritó Lily.
—Alguien... está... manipulando...
esta... bludger... —gruñó Fred,
— Felicidades, Sherlock.- le dijo
Alicia quién estaba muy preocupada por Harry.
golpeándola con todas sus fuerzas para
rechazar un nuevo ataque contra Harry.
—Hay que detener el juego —dijo George,
— Por fin alguien con sentido común.-
sonrieron la señora Weasley y Angelina. George se sonrojó.
intentando hacerle señas a Wood y al mismo
tiempo evitar que la bludger le partiera la nariz a Harry. Wood captó el
mensaje.
Katie le dedicó una luminosa sonrisa
contenta de que Harry se salvara.
La señora Hooch hizo sonar el silbato y
Harry, Fred y George bajaron al césped, todavía tratando de evitar la bludger
loca.
— ¿Qué ocurre? —preguntó Wood, cuando
el equipo de Gryffindor se reunió, mientras la afición de Slytherin los
abucheaba—. Nos están haciendo papilla. Fred, George, ¿dónde estabais cuando la
bludger le impidió marcar a Angelina?
— Salvándome la vida.- les disculpó
Harry con una sonrisa.
—Estábamos ocho metros por encima de
ella, Oliver, para evitar que la otra bludger matara a Harry —dijo George
enfadado—. Alguien la ha manipulado..., no dejará en paz a Harry, no ha ido
detrás de nadie más en todo el tiempo. Los de Slytherin deben de haberle hecho
algo.
— Nosotros no hemos hecho nada.-
rugieron todas las serpientes a la vez.
—Pero las bludger han permanecido
guardadas en el despacho d e la señora Hooch desde nuestro último
entrenamiento, y aquel día no les pasaba nada... —dijo Wood, perplejo.
— Gracias.- le dijeron las serpientes a
Oliver- Al fin alguien que no se deja llevar por sus prejuicios.
La señora Hooch iba hacia ellos. Detrás
de ella, Harry veía al equipo de Slytherin que lo señalaban y se burlaban.
— Inmaduros.- comentó Lia mirándoles
con compasión.
—Escuchad —les dijo Harry mientras ella
se acercaba—, con vosotros dos volando todo el rato a mi lado, la única
posibilidad que tengo de atrapar la snitch es que se me meta por la manga.
Volved a proteger al resto del equipo y dejadme que me las arregle solo con esa
bludger loca.
— ¡No es la bludger la que está loca,
eres tú!- le dijo Ginny a voz de grito- ¡¿Cómo se te ocurre semejante idiotez?!
¡¿Acaso quieres que te maten?!
— Ginny, estoy aquí, estoy bien, la
bludger no me mató.- le respondió Harry intentando que se calmara.
— Eso no quita el hecho de que eres un
auténtico idiota.- le rugió de vuelta la chica.
—No seas tonto —dijo Fred—, te partirá
en dos.
— Hazle caso- le aconsejó la señora
Weasley- Por una vez que dice algo sensato.
Wood tan pronto miraba a Harry como a
los Weasley.
— No estarás pensando en aceptar
¿verdad padrino?- la voz de Molls era tan amenazante que Oliver dio un paso
hacia atrás.
—Oliver, esto es una locura —dijo
Alicia Spinnet
— Tiene razón- exclamaron todos a la
vez.
enfadada—, no puedes dejar que Harry se las apañe solo con la bludger. Esto
hay que investigarlo.
— Cierto.- la señora Hooch asintió
conforme.
— ¡Si paramos ahora, perderemos el
partido! —argumentó Harry—. ¡Y no vamos a perder frente a Slytherin sólo por
una bludger loca! ¡Venga, Oliver, diles que dejen que me las apañe yo solo!
— ¡Harry!- James miró a su hijo con
supuesto enfado que dejaba entrever bastante orgullo.
— Tú no te metas que esto es culpa tuya
y de tus genes.- le rugió Lily mientras James escondía una sonrisa.
—Esto es culpa tuya —dijo George a
Wood, enfadado—. «¡Atrapa la snitch o muere en el intento!»
— Le dijo que se lo tomaría en serio.-
comentó la profesora McGonagall.
¡Qué idiotez decir eso!
Llegó la señora Hooch.
— ¿Listos para seguir? —preguntó a
Wood.
Wood contempló la expresión absolutamente
segura del rostro de Harry.
— Vas a dejarlo- susurraron los gemelos
Wood.
—
¿Vosotros no lo haríais?- preguntó Oliver a sus hijos.
—
Yo sí, y terminaría por convencer a Gwen.- comentó Alex.
— Si Al estuviese seguro, tal vez.- comentó su
gemela- Pero James Sirius amenazaría con rompernos la nariz si lo hacíamos o
peor, con no jugar.- añadió con una sonrisa.
—
¿Mi hermano perdiéndose voluntariamente un partido de Quidditch?- Al
levantó una ceja con incredulidad.
— Para protegerte estoy segura que lo
haría.- dijo Rose antes de exhalar un suspiro.- Lo extraño mucho, ¿Puede venir
ya?- preguntó.
— No Rose, sabes que no.- le contestó
Allie.
—Bien —dijo—. Fred y George, ya lo
habéis oído..., dejad que se enfrente él solo a la bludger.
— ¡Oliver!- Katie lo fulminó con la mirada
haciendo que el capitán se encogiera en su asiento.
La lluvia volvió a arreciar. Al toque
de silbato de la señora Hooch, Harry dio una
patada en el suelo que lo propulsó por los aires, y enseguida oyó tras
él el zumbido de la bludger.
Lily le cogió la mano a James mientras
miraba a su hijo preocupada.
Harry ascendió más y más. Giraba, daba
vueltas, se trasladaba en espiral, en zigzag, describiendo tirabuzones.
Scorp no pudo evitar esbozar una mueca
burlona al imaginarlo por lo que se ganó un codazo de su mejor amigo.
Ligeramente mareado, mantenía sin
embargo los ojos completamente abiertos. La lluvia le empañaba los cristales de
las gafas y se le metió en los agujeros de la nariz cuando se puso boca abajo
para evitar otra violenta acometida de la bludger. Podía oír las risas de la
multitud; sabía que debía de parecer idiota,
— De hecho parecías bastante estúpido.-
le aseguró amablemente Cormac.
pero la bludger loca pesaba mucho y no
podía cambiar de dirección tan rápido como él.
— Claro porqué Harry no pesa tanto como
una pelota de menos de medio metro de diámetro.- comentó sarcásticamente Sus.
Inició un vuelo a lo montaña rusa por
los bordes del campo, intentando vislumbrar a través de la plateada cortina de
lluvia los postes de Gryffindor, donde Adrian Pucey intentaba pasar a Wood...
— Suerte con eso, iluso- gruñeron todos
los Gryffindors aunque la voz que más se oyó fue la de Katie. Oliver se
sonrojó.
Un silbido en el oído indicó a Harry
que la bludger había vuelto a pasarle rozando.
James dio un bote y Lily palideció.
Dio media vuelta y voló en la dirección
opuesta.
— ¿Haciendo prácticas de ballet,
Potter? —le gritó Malfoy, cuando Harry se vio obligado a hacer una ridícula
floritura en el aire para evitar la bludger.
Se oyeron risitas provenientes de todas
las mesas y Al descubrió a Scorp tapándose la boca para evitar una carcajada.
— Reconozco que debía estar haciendo el
ridículo dando tantas volteretas pero teniendo en cuanta que una bludger
chiflada quería matarlo podrías intentar no reír.- le dijo algo molesto.
— ¿Por qué crees que estoy tapándome la
boca?- le preguntó Scorp burlón- Aunque tienes razón, la situación no es
graciosa.- afirmó viendo que Al empezaba a mosquearse.
Harry escapó, pero la bludger lo seguía
a un metro de distancia.
— Está demasiado cerca- comentó James
mientras Lily apretaba los labios.
Y en el momento en que dirigió a Malfoy
una mirada de odio, vio la dorada snitch. Volaba a tan sólo unos centímetros
por encima de la oreja izquierda de Malfoy... pero Malfoy, que estaba muy
ocupado riéndose de Harry, no la había visto.
En ese instante Draco solo deseaba
darse cabezazos contra la mesa mientras los demás se reían de él. Dos hechizos
silenciadores, provenientes de Scorp y de Al, bastaron para que se callaran
pero no hicieron desaparecer su bochorno.
Durante un angustioso instante, Harry
permaneció suspendido en el aire,
— ¡Estúpido!- gritó Ginny preocupada-
¿Quieres que te de la maldita bludger?
sin atreverse a dirigirse hacia Malfoy
a toda velocidad, para que éste no mirase hacia arriba y descubriera la snitch.
¡PLAM!
— Te lo dije grandísimo idiota.- rugió
la pequeña de los Weasley haciendo que todos estos se apartaran de ella tanto
como podían.
— Gi… Ginny.- intentó hablar Harry.
— No te atrevas a interrumpirme Potter-
siguió gritando la pelirroja- Eres un inconsciente sin cerebro. Para empezar
debiste haber parado el juego en cuanto viste que la bludger te atacaba solo a
ti pero no, el gran héroe del quidditch Potter está por encima de todo al fin y
al cabo, es el niño que vivió.
— Alguien debería salvar a Harry.-
murmuró Ron.
— No seré yo.- le contestaron todos sus
hermanos mirando con miedo a la chica.
— Lo siento Ginny, no lo volveré a
hacer.- le dijo Harry casi suplicando.
— Mas te vale o sabrás quien soy.-
rugió la chica.
— ¿Todo gravado?- preguntó Al.
— Ningún regaño por perder los
estribos.- le respondió el albino.
Se había quedado quieto un segundo de
más. La bludger lo alcanzó por fin, le golpeó en el codo, y Harry sintió que le
había roto el brazo.
— Mejor el codo que el brazo.- comentó
optimistamente James.
Débil, aturdido por el punzante dolor
del brazo, desmontó a medias de la escoba empapada por la lluvia, manteniendo
una rodilla todavía doblada sobre ella y su brazo derecho colgando inerte.
— Papá…- el murmuró de Al solo fue oído
por Allie quién le apretó la mano para animarle.
La bludger volvió para atacarle de
nuevo, y esta vez se dirigía directa a su cara.
— Otra cicatriz para tu colección.-
bromeó Lee.
Harry cambió bruscamente de dirección,
con una idea fija en su mente aturdida: coger a Malfoy.
— Supongo que querrá decir la snitch.-
Harry y Draco tenían la misma cara de asqueados.
Ofuscado por la lluvia y el dolor, se
dirigió hacia aquella cara de expresión desdeñosa, y vio que Malfoy abría los
ojos aterrorizado: pensaba que Harry lo estaba atacando.
— Era lo que todos deducimos.- comentó
Pucey y, para la sorpresa de muchos Alicia y Angelina asintieron.
— ¿Qué...? —exclamó en un grito
ahogado, apartándose del rumbo de Harry.
Harry se soltó finalmente de la escoba
e hizo un esfuerzo para coger algo; sintió que sus dedos se cerraban en torno a
la fría snitch, pero sólo se sujetaba a la escoba con las piernas, y la
multitud, abajo, profirió gritos cuando Harry empezó a caer, intentando no
perder el conocimiento.
— De tal palo tal astilla.- murmuró
Lily rememorando las diversas caídas de James con una mueca agónica.
Con un golpe seco chocó contra el barro
y salió rodando, ya sin la escoba. El brazo le colgaba en un ángulo muy extraño.
— Probablemente esté roto.- comentó la
señora Pomfrey con preocupación.
Sintiéndose morir de dolor,
— Bueno, al menos lo que te dolía era
el brazo y no la cicatriz.- comentaron los demás con sarcasmo.
oyó, como si le llegaran de muy lejos,
muchos silbidos y gritos. Miró la snitch que tenía en su mano buena.
—Ajá —dijo sin fuerzas—, hemos ganado.
— Genial.- la sonrisa de Oliver casi no
le cabía en el rostro pero se le borró cuando Katie le golpeó fuertemente la
cabeza.
— ¡Harry se ha roto el brazo, pedazo de
bruto! No es momento para celebrar.- gruñó indignada.
— Se ah sacrificado por ganar el
partido.- comentó Gwen- Lo mínimo es agradecérselo celebrando la victoria.-
razonó.
— Exacto. ¿Si no porqué sirve que se
haya lesionado?- preguntó Alex. Katie les miró a los tres anonadada.
— Déjalo Katie, son Wood’s al fin y al
cabo.- le comentó Angelina con una sonrisa cariñosa.
Y se desmayó. Cuando volvió en sí,
todavía estaba tendido en el campo de juego, con la lluvia cayéndole en la cara. Alguien se inclinaba
sobre él.
— Un profesor, espero.- murmuró Lily.
— Por desgracia sí.- contestó Harry en
un inaudible susurro.
Vio brillar unos dientes.
— Lockhart.- comentaron todas las
chicas encantadas.
— Tuviste una vida corta pero intensa
Potter, prometo mandar una corona de flores el día de tu funeral.- Blaise abajó
su cabeza como si en verdad se encontrara delante de un moribundo.
— ¡Oh, no, usted no! —gimió.
—No sabe lo que dice —explicó Lockhart
— Sabía perfectamente lo que me decía.-
le corrigió el de la cicatriz enfadado.
en voz alta a la expectante multitud de
Gryffindor que se agolpaba alrededor—. Que nadie se preocupe: voy a
inmovilizarle el brazo.
— No, vas ha hacer que explote, que
arda o que desaparezca pero dudo mucho que lo inmovilices.- comentó Sirius
mirando a su ahijado con preocupación.
— ¡No! —dijo Harry—, me gusta como
está, gracias.
— Sí, yo también prefiero que se quede
como está.- comentaron James y Lily a la vez.
Intentó sentarse, pero el dolor era
terrible. Oyó cerca un «¡clic!» que le resultó familiar.
— ¡Collin!- exclamó todo Gryffindor
exasperado, este solo se sonrojó.
—No quiero que hagas fotos, Colin —dijo
alzando la voz.
— Eres algo plasta hermano.- le comentó
Denis.
— Y estás muy obsesionado.- añadió
Demelza.
—Vuelve a tenderte, Harry —dijo
Lockhart, tranquilizador—. No es más que un sencillo hechizo
— Esto es cierto.- comentó Remus.
que he empleado incontables veces.
— Esto ya no.- comentó Ron.
— O eso esperamos por la salud y los
huesos de la humanidad.- añadió Harry.
— ¿Por qué no me envían a la
enfermería? —masculló Harry.
— Exactamente.- graznó la señora
Pomfrey.
— Así debería hacerse, profesor —dijo
Wood,
— Al menos tienes algo de sentido
común.- comentó Katie satisfecha.
lleno de barro y sin poder evitar
sonreír aunque su buscador estuviera herido—.
— Retiro lo dicho- añadió Katie.
Fabulosa jugada, Harry, realmente espectacular,
la mejor que hayas hecho nunca, yo diría.
— No creo que una jugada en la que
termina con el brazo roto pueda catalogarse de fabulosa.- rugió su novia.
— Pero lo hizo muy bien esquivando la
bludger y capturando la snitch.- se disculpó Oliver.
— Eres un loco.- le respondió Katie.
— Así me quieres.- la replica de Oliver
dejó a Katie sin respuesta.
Por entre la selva de piernas que le
rodeaba, Harry vio a Fred y George Weasley forcejeando para meter la bludger
loca en una caja.
— Esa cosa era cabezota.- comentó
George.
— Pero no tanto como nosotros.- añadió
Fred con una sonrisa petulante.
Todavía se resistía.
—Apartaos —dijo Lockhart,
arremangándose su túnica verde jade.
— No, por favor, salvadme.- suplicó
Harry a sus amigos.
—No... ¡no! —dijo Harry débilmente,
— Resístete, hijo, tu vida está en
juego.- le animó James con dramatismo no fingido.
pero Lockhart estaba revoleando su
varita, y un instante después la apuntó
hacia el brazo de Harry.
— Realmente hacen muy bien las prótesis
en esta época.- comentó Lily mirando el brazo de su hijo.
Harry notó una sensación extraña y desagradable
que se le extendía desde el hombro hasta las yemas de los dedos. Sentía como si
el brazo se le desinflara, pero no se atrevía a mirar qué sucedía.
— Lo entiendo, hasta la valentía
Gryffindor tiene sus límites.- comentó McGonagall.
Había cerrado los ojos y vuelto la cara
hacia el otro lado, pero vio confirmarse sus más oscuros temores cuando la
gente que había alrededor ahogó un grito y Colin Creevey empezó a sacar fotos
como loco.
— ¿Has pensado en pedirle empleo a Rita
Skeeter?- preguntó Luna con curiosidad.- Estoy segura que pagaría mucho dinero
por esas fotos.
— No me cae bien.- contestó Collin
encogiéndose de hombros- Pero si he pensado en hacerme fotógrafo.- añadió con
una sonrisa soñadora.
El brazo ya no le dolía... pero tampoco
le daba la sensación de que fuera un brazo.
— Oh no- murmuró Tonks empezando ha
entender lo que había pasado.
— ¡Ah! —dijo Lockhart—. Sí, bueno,
algunas veces ocurre esto.
— ¿Qué es lo que ocurre?- preguntó Lily
asustada, miedo que se incrementó cuando nadie le respondió.
Pero el caso es que los huesos ya no
están rotos. Eso es lo que importa. Así que, Harry, ahora debes ir a la
enfermería.
— Es lo que hubiese tenido que hacer en
un primer lugar.- rugió la enfermera.
Ah, señor Weasley, señorita Granger,
¿pueden ayudarle?
— Siempre.- contestó Hermione con una
sonrisa.
— Sinceramente me sorprende que nos lo
pidiera a nosotros y no a Crabbe y a Goyle teniendo en cuenta las ideas que
solía tener.- comentó Ron.
La señora Pomfrey podrá..., esto...,
arreglarlo un poco.
— ¡¿Arreglarlo?! ¡¿Arreglarlo?!- gritó
hecha una fiera la mujer- Eso habría hecho en un segundo si me lo hubieseis
enviado directamente.
Al ponerse en pie, Harry se sintió
extrañamente asimétrico. Armándose de valor, miró hacia su lado derecho.
Los que no conocían el incidente
aguantaron la respiración.
Lo que vio casi le hace volver a
desmayarse.
El miedo creció dentro de los antes
mencionados.
Por el extremo de la manga de la túnica
asomaba lo que parecía un grueso guante de goma de color carne.
— ¿Un grueso guante?- preguntó Sirius
atónito.
— Ajá- respondió Harry- Es lo que
sucede cuando te quitan todos los huesos del brazo.- añadió con tranquilidad.
— ¡¿Qué te quitó todos los huesos?!-
sus padres saltaron a la vez.
— En serio Dumbledore- Remus se
encontraba increpando al director- ¿Cómo se le ocurrió contratar a ese desecho
humano?- preguntó/rugió enojado.
— No tuve opción, Remus.- le contestó
el director rápidamente temiendo la ira del licántropo.
Intentó mover los dedos. No le
respondieron.
—
Eso debió ser muy desagradable.- comentó Scorp flexionando los dedos y moviendo
la muñeca.
Lockhart no le había recompuesto los
huesos: se los había quitado.
—
Estúpido incompetente.- rugió Wood preocupado por como afectaría eso al
rendimiento de su buscador.
A la señora Pomfrey aquello no le hizo
gracia.
—
Por supuesto que no.- gritó enojada- Debisteis impedir que se le acercara.-
regañó al equipo de Gryffindor.
— ¡Tendríais que haber venido enseguida
aquí! —dijo hecha una furia y levantando el triste y mustio despojo de lo que,
media hora antes, había sido un brazo en perfecto estado—.
—
Bueno, lo que se dice en perfecto estado…- comentó James.
—
Bueno, estaría roto pero era un brazo, al fin y al cabo.- rugió Harry aún enfadado
con el profesor.
Puedo recomponer los huesos en un
segundo...,
—
¿En serio?- preguntó Dudley con los ojos abiertos- Nosotros tardamos meses…
—
¿Cómo se lo hacen los deportistas?- preguntó Oliver curioso.
—
Pues tienen que dejar de jugar durante un tiempo hasta que se recuperan.-
contestó el chico.
pero hacerlos crecer de nuevo...
—Pero podrá, ¿no? —dijo Harry,
desesperado.
—
Gracias al cielo sí.- suspiró Lily acariciando el pelo de su hijo.
—Desde luego que podré, pero será
doloroso
—
Peor fue la poción multijugos.- les susurró Harry a sus amigos.
—dijo en tono grave la señora Pomfrey,
dando un pijama a Harry—. Tendrás que pasar aquí la noche.
Harry
miró de reojo a Collin quién le sonrió.
Hermione aguardó al otro lado de la
cortina que rodeaba la cama de Harry mientras Ron lo ayudaba a vestirse.
—
Gracias.- le dijo Harry.
—
No hay de qué aunque la verdad, hubiese preferido beberme toda la botella de
crece-huesos, después de jugar apestas Harry.- le contestó el chico con una
sonrisa burlona.
Les llevó un buen rato embutir en la
manga el brazo sin huesos, que parecía de goma.
—
Potter D. Luffy.- rió divertido Dudley ganándose una mirada extrañada de los
demás.- ¿A nadie más le gusta One Piece?- preguntó pero la incomprensión solo se
acrecentó.
— ¿Te atreves ahora a defender a
Lockhart, Hermione? —le dijo Ron
—
¿Y tú Padma?- preguntó Blaise mirando a la chica intensamente.
—
Que cometiece un error no significa nada.- le contestó la chica.
—
¿Pero realmente crees que alguien que puede hacer un hehcizo para invertir la transformación de un hombre lobo
mientras le sujeta con la otra mano no es capaz de curar unos huesos rotos o de
controlar unos duendecillos? – le preguntó el Slytherin.
—
Dicho así…- dijo la chica pensativa- Pero los detalles de su libro son
verídicos, es imposible que sean ficción siendo tan exactos.- añadió, Blaise
solo rodó los ojos.
a través de la cortina mientras hacía
pasar los dedos inanimados de Harry por el puño de la manga—. Si Harry hubiera
querido que lo deshuesaran, lo habría pedido.
—
Exactamente.- dijeron todos los chicos y muchas chicas de la sala.
—Cualquiera puede cometer un error
—dijo Hermione
—
Uno sí- dijo Ron- Pero lo de Lockhart era sistemático, movía la varita: error,
abría la boca: error. Creo que incluso se equivocaba al respirar.
—. Y ya no duele, ¿verdad, Harry?
—No —respondió Harry—, ni duele ni
sirve para nada.
—
Buena respuesta.- rieron los merodeadores.
—Al echarse en la cama, el brazo se
balanceó sin gobierno.
Hermione y la señora Pomfrey cruzaron
la cortina. La señora Pomfrey llevaba una botella grande en cuya etiqueta ponía
«Crecehuesos».
—Vas a pasar una mala noche —dijo ella,
vertiendo un líquido humeante en un vaso y entregándoselo—. Hacer que los huesos
vuelvan a crecer es bastante desagradable.
—
“Desagradable” es una forma suave de decirlo.- rugió Harry.
Lo desagradable fue tomar el crecehuesos.
Al pasar, le abrasaba la boca y la garganta, haciéndole toser y resoplar.
—
Pues espera a tomar la multijugos.- dijo Kingsley con una mueca.
—
Exagerados.- murmuró Tonks- No debe de ser tan mala…
—
Mira Tonks, tu mejor no hables.- dijo Ojo Loco lanzándole una mirada
despechada.
— Envidioso.- le contestó la metamorfa sacándole
la lengua para luego transformarse en la copia exacta de su protector. Remus
contuvo una mueca.
—
Creo que a Remus no le gusta mucho tu nuevo aspecto sobrinita.- le comentó
Sirius quién lo había notado. Al instante Remus se sonrojo y Alastor Moody 2.0
se tiñó el pelo de rojo.
Sin dejar de criticar los deportes
peligrosos
Los fanáticos del Quidditch,
encabezados por los Wood, le lanzaron tal mirada que la enfermera casi huye
corriendo.
y a los profesores ineptos,
Ahora la mayoría de alumnos asintió
mientras la señora Pomfrey refunfuñaba sobre los alumnos bipolares.
la señora Pomfrey se retiró, dejando que Ron y Hermione
ayudaran a Harry a beber un poco de agua.
— ¡Pero hemos ganado! —le dijo Ron,
sonriendo tímidamente—. Todo gracias a tu jugada. ¡Y la cara que ha puesto
Malfoy... Parecía que te quería matar!
—
Eso no es algo exclusivo de ese día.- comentó el Slytherin con calma.
—Me gustaría saber cómo trucó la
bludger —dijo Hermione intrigada.
—
Otra vez acusándole sin pruebas.- la voz de Astoria se elevó unas cuantas
octavas- Pero luego nosotros somos los prejuiciosos.
—
La verdad es que mamá tiene razón.- comentó Scorp- Papá ni abrió la cámara ni
trucó la bludger.
—
Lo lamento.- gruñó Harry entre dientes.
—Podemos añadir ésta a la lista de
preguntas que le haremos después de tomar la poción multijugos —dijo Harry
acomodándose en las almohadas—. Espero que sepa mejor que esta bazofia...
Los aurores, excepto Tonks, le miraron
con compasión.
— ¿Con cosas de gente de Slytherin
dentro? Estás de broma —observó Ron.
—
Buena esa hermanito.- exclamaron los gemelos mientras muchos reían. Padma no
pudo evitar preguntarse como sabría una poción con trocitos de Blaise por lo
que se sonrojó violentamente y movió la cabeza de un lado a otro para hacer
desaparecer esos pensamientos.
En aquel momento, se abrió de golpe la
puerta de la enfermería. Sucios y empapados, entraron para ver a Harry los
demás jugadores del equipo de Gryffindor.
—
Si todos nuestros jugadores no van a la fiesta, la fiesta irá a por ellos.-
exclamó Angelina entre risas.
—
La enfermería no es lugar para fiestas.- ladró la enfermera.
—Un vuelo increíble, Harry —le dijo
George—. Acabo de ver a Marcus Flint gritando a Malfoy algo parecido a que
tenía la snitch encima de la cabeza y no se daba cuenta. Malfoy no parecía muy
contento.
En el comedor tenía una mueca de
frialdad que escondía lo humillado que se sentía, por suerte Blaise hizo que
todos los que reían parasen con una sola mirada.
Habían llevado pasteles, dulces y
botellas de zumo de calabaza; se situaron alrededor de la cama de Harry, y ya
estaban preparando lo que prometía ser una fiesta estupenda, cuando se acercó
la señora Pomfrey gritando:
—
Aguafiestas.- gruñó todo el equipo de Quidditch.
— ¡Este chico necesita descansar, tiene
que recomponer treinta y tres huesos!
—
Pero la mayoría son muy pequeños.- tranquilizó James a Lily.
¡Fuera! ¡FUERA!
Y dejaron solo a Harry, sin nadie que
lo distrajera de los horribles dolores de su brazo inerte.
—
Tal vez la próxima vez debería dejar que un par de personas le hicieran
compañía.- murmuró la señora Pomfrey con el entrecejo fruncido y pensando en
esa posibilidad.
Horas después, Harry despertó
sobresaltado en una total oscuridad, dando un breve grito de dolor: sentía como
si tuviera el brazo lleno de grandes astillas. Por un instante pensó que era
aquello lo que le había despertado. Pero luego se dio cuenta, con horror, de
que alguien, en la oscuridad, le estaba poniendo una esponja en la frente.
—
Yo no era.- comentó la señora Pomfrey asustando a los más cercanos a Harry.
— ¡Fuera! —gritó, y luego, al reconocer
al intruso, exclamó—: ¡Dobby!
—
¿Dobby?- pregunró Draco más asombrado que el resto.
Los ojos del tamaño de pelotas de tenis
del elfo doméstico miraban esorbitados a
Harry a través de la oscuridad. Una sola lágrima le bajaba por la nariz larga y
afilada.
—
Pobrecillo.- arrullaron las chicas con ternura.
—Harry Potter ha vuelto al colegio
—susurró triste—. Dobby avisó y avisó a Harry Potter. ¡Ah, señor!, ¿por qué no
hizo caso a Dobby?
—
Porqué es un necio temerario.- comentó Ginny.
—
Y porqué le tratamos fatal.- añadió Petunia en un susurro.
¿Por qué no volvió a casa Harry Potter
cuando perdió el tren?
—
¿Cómo sabe eso?- preguntó Kingsley con sospecha.
Harry se incorporó con gran esfuerzo y
tiró al suelo la esponja de Dobby.
— ¿Qué hace aquí? —dijo—. ¿Y cómo sabe
que perdí el tren?
—
Muy buena pregunta.-comentó Alastor.
—A Dobby le tembló un labio, y a Harry lo acometió una
repentina sospecha—. ¡Fue usted!
—
Eso explicaría que pudiese manipular la barrera.- comentó Luna con voz
soñadora- La magia de los elfos es mucho más poderosa que la de los magos.
—dijo despacio—. ¡Usted impidió que la
barrera nos dejara pasar!
—Sí, señor, claro —dijo Dobby,
—
¿Y lo admite así? ¿Por las buenas?- preguntó James incrédulo.
—
Estaba convencido de que había obrado bien.- el explicó Harry- De hecho creo
que todavía lo está.
moviendo vigorosamente la cabeza de
arriba abajo y agitando las orejas—. Dobby se ocultó y vigiló a Harry y selló
la verja, y Dobby tuvo que quemarse después las manos con la plancha.
—
Pobrecillo.- comentó Hermione indignada.
—Enseñó a Harry diez largos dedos
vendados—. Pero a Dobby no le importó, señor, porque pensaba que Harry Potter estaba
a salvo, ¡pero no se le ocurrió que Harry Potter pudiera llegar al colegio por
otro medio!
—
Ni a Dobby ni a nadie más- comentó Minerva.
—
Solo a Ron.- la voz de los gemelos Weasley chorreaba de orgullo mal contenido.
Se balanceaba hacia delante y hacia
atrás, agitando su fea cabeza.
— ¡Dobby se llevó semejante disgusto
cuando se enteró de que Harry Potter estaba en Hogwarts, que se le quemó la cena de su
señor!
—
Ay Merlín.- murmuró Astoria preocupada por el elfo.
Dobby nunca había recibido tales azotes,
señor...
Harry se desplomó de nuevo sobre las
almohadas.
—Casi consigue que nos expulsen a Ron y
a mí —dijo Harry con dureza—. Lo mejor es que se vaya antes de que mis huesos
vuelvan a crecer, Dobby, o podría estrangularle.
—
¡Malagradecido!- todas las chicas de Hogwarts buscaron algo que lanzarle a la
cabeza al chico que vivió.
—
El pobre elfo se plancha los dedos por ti y tú le amenazas.- comentó ultrajada
Parvati.
Dobby sonrió levemente.
—Dobby está acostumbrado a las
amenazas, señor. Dobby las recibe en casa cinco veces al día.
Draco tuvo la decencia de bajar la
cabeza avergonzado.
Se sonó la nariz con una esquina del
sucio almohadón que llevaba puesto; su aspecto eran tan patético que Harry
sintió que se le pasaba el enojo, aunque no quería.
— ¿Por qué lleva puesto eso, Dobby? —le
preguntó con curiosidad.
—
Porqué es un esclavo.- dijo Hermione con indignación.
— ¿Esto, señor? —preguntó Dobby,
pellizcándose el almohadón—. Es un símbolo de la esclavitud del elfo doméstico,
señor. A Dobby sólo podrán liberarlo sus dueños un día si le dan alguna prenda.
La familia tiene mucho cuidado de no pasarle a Dobby ni siquiera un calcetín,
Harry esbozó una misteriosa media
sonrisa que extrañó a la mayoría.
porque entonces podría dejar la casa
para siempre. —Dobby se secó los ojos saltones y dijo de repente—: ¡Harry
Potter debe volver a casa! Dobby creía que su bludger bastaría para hacerle...
—
¡¿Fue él?!- James y Sirius gritaron a la vez.
—
Ejem ejem.- se aclaró la garganta Draco.
—
De acuerdo, lamentamos haberte acusado, Malfoy.- refunfuñaron la mayoría.
— ¿Su bludger? —dijo Harry, volviendo a
enfurecerse—. ¿Qué quiere decir con «su bludger»? ¿Usted es el culpable de que
esa bola intentara matarme?
— ¡No, matarle no, señor, nunca! —dijo
Dobby, asustado—. ¡Dobby quiere salvarle la vida a Harry Potter!
—
Claro, y para salvarlo primero tiene que destruirle.- ironizó Lee.
¡Mejor ser enviado de vuelta a casa,
gravemente herido, que permanecer aquí, señor! ¡Dobby sólo quería ocasionar a
Harry Potter el daño suficiente para que lo enviaran a casa!
—
Teniendo en cuenta los milagros que hace la señora Pomfrey debería dejarle
paralítico o lo suficientemente herido como para que le mandaran a San Mungo.-
comentó James.
—Ah, ¿eso es todo? —dijo Harry
irritado—. Me imagino que no querrá decirme por qué quería enviarme de vuelta a
casa hecho pedazos.
—
Y en una caja de cerillas.- añadió Ron divertido.
— ¡Ah, si Harry Potter supiera...!
—gimió Dobby,
—
¡Ah, si tu le dijeras algo…!- le imitó Blaise frustrado.
mientras le caían más lágrimas en el
viejo almohadón—. ¡Si supiera lo que significa para nosotros, los parias, los esclavizados,
la escoria del mundo mágico...! Dobby recuerda cómo era todo cuando El que-no-debe-nombrarse
estaba en la cima del poder, señor. ¡A nosotros los elfos domésticos se nos
trataba como a alimañas, señor!
—
Pobrecillos.- murmuró Lavander con tristeza.
Desde luego, así es como aún tratan a Dobby,
señor
— No por mucho tiempo.- animó Harry a Ginny
quién empezaba a deprimirse.
—admitió, secándose el rostro en el
almohadón—. Pero, señor, en lo principal la vida ha mejorado para los de mi
especie desde que usted derrotó al Que-no-debe-ser-nombrado.
—
Es muy altruista.- le admiró Ernie.
Harry Potter sobrevivió, y cayó el
poder del Señor Tenebroso, surgiendo un nuevo amanecer, señor, y Harry Potter
brilló como un faro de esperanza para los que creíamos que nunca terminarían
los días oscuros,
—
Su vocación es la poesía, sin duda.- comentó Sirius sin rastro de sarcasmo.
señor... Y ahora, en Hogwarts, van a
ocurrir cosas terribles, tal vez están ocurriendo ya, y Dobby no puede consentir
que Harry Potter permanezca aquí ahora que la historia va a repetirse, ahora que
la Cámara de los Secretos ha vuelto a abrirse...
—
¿Ha vuelto a abrirse?- preguntó Tonks- ¿Ya se abrió alguna vez?
—
Exactamente señorita Tonks.- dijo el director sin dar más datos.
Dobby se quedó inmóvil, aterrorizado, y
luego cogió la jarra de agua de la mesilla de Harry y se dio con ella en la
cabeza, cayendo al suelo.
—
Pobrecillo, debe haber dado demasiada información.- comentó Daphne.
Un segundo después reapareció trepando
por la cama, bizqueando y murmurando:
—Dobby malo, Dobby muy malo...
— ¿Así que es cierto que hay una Cámara
de los Secretos? —murmuró Harry—.
Y... ¿dice que se había abierto en
anteriores ocasiones? ¡Hable, Dobby!
—
¿No te das cuenta que no puede?- comentó Ginny angustiada por el sufrimiento
del pobre elfo.
—Sujetó la huesuda muñeca del elfo a
tiempo de impedir que volviera a coger la jarra del agua—. Además, yo no soy de
familia muggle. ¿Por qué va a suponer la cámara un peligro para mi?
—
Esa es una excelente pregunta.- comentó Alastor- Claro que con un loco que se
dedica a atacar a gente solo por ser de procedencia muggle rondando por la
escuela nadie está a salvo.
—Ah, señor, no me haga más preguntas,
no pregunte más al pobre Dobby—tartamudeó el elfo. Los ojos le brillaban en la
oscuridad—. Se están planeando acontecimientos terribles en este lugar, pero
Harry Potter no debe encontrarse aquí cuando se lleven a cabo. Váyase a casa,
Harry Potter. Váyase, porque no debe verse involucrado, es demasiado
peligroso...
—¿Quién es, Dobby? —le preguntó Harry,
manteniéndolo firmemente sujeto por la muñeca para impedirle que volviera a
golpearse con la jarra del agua—. ¿Quién la ha abierto? ¿Quién la abrió la
última vez?
—
La misma persona.- susurro el propio Harry más para Ginny que para él.
— ¡Dobby no puede hablar, señor, no
puede, Dobby no debe hablar! —chillé el elfo—. ¡Váyase a casa, Harry Potter,
váyase a casa!
— ¡No me voy a ir a ningún lado! —dijo
Harry con dureza—. ¡Mi mejor amiga es de familia muggle, y su vida está en
peligro si es verdad que la cámara ha sido abierta!
—
Gracias Harry.- dijo Hermione dándole un abrazo, Ron y Ginny gruñeron
levemente.
— ¡Harry Potter arriesga su propia vida
por sus amigos! —gimió Dobby, en una especie de éxtasis de tristeza—. ¡Es tan
noble, tan valiente...!
—
Alguien está enamorado…- dejó caer Blaise provocando muecas asqueadas por
doquier.
Pero tiene que salvarse, tiene que
hacerlo, Harry Potter no puede...
Dobby se quedó inmóvil de repente, y
temblaron sus orejas de murciélago. Harry también lo oyó: eran pasos que se
acercaban por el corredor.
— ¡Dobby tiene que irse! —musitó el
elfo, aterrorizado.
—
Es hilarante que hable de él en tercera persona.- comentó Ron divertido.
Se oyó un fuerte ruido, y el puño de
Harry se cerró en el aire. Se echó de nuevo en la cama, con los ojos fijos en la puerta de la
enfermería, mientras los pasos se acercaban. Dumbledore entró en el dormitorio, vestido con
un camisón largo de lana y un gorro de dormir.
Varios rieron pero los aurores y Remus
intercambiaron una mirada preocupada, que el director estuviese en la
enfermería a esa hora no era nada tranquilizante.
Acarreaba un extremo de lo que parecía
una estatua. La profesora McGonagall apareció un segundo después, sosteniendo
los pies. Entre uno y otra, dejaron la estatua sobre una cama.
—
¿Porqué me da que no es una estatua sino un alumno?- preguntó Sus con la gola
seca.
—Traiga a la señora Pomfrey —susurró
Dumbledore, y la profesora McGonagall desapareció a toda prisa pasando junto a
los pies de la cama de Harry. Harry estaba inmóvil, haciéndose el dormido. Oyó
voces apremiantes, y la profesora McGonagall volvió a aparecer, seguida por la
señora Pomfrey, que se estaba poniendo un jersey sobre el camisón de dormir.
Harry la oyó tomar aire bruscamente.
— ¿Qué ha ocurrido? —preguntó la señora
Pomfrey a Dumbledore en un susurro, inclinándose sobre la estatua.
—Otra agresión —explicó Dumbledore—.
Los peores temores de la mayoría se
confirmaron y algunos dejaron ir un grito ahogado.
Minerva lo ha encontrado en las escaleras.
—Tenía a su lado un racimo de uvas
—dijo la profesora McGonagall—. Suponemos que intentaba llegar hasta aquí para
visitar a Potter.
—
Lo siento.- se disculpó Harry ganándose un buen golpe de Ginny.
—
¿Qué te tengo dicho de cargar con toda la culpa del mundo?- gruñó la chica.
A Harry le dio un vuelco el corazón.
Lentamente y con cuidado, se alzó unos centímetros para poder ver la estatua
que había sobre la cama. Un rayo de luna le caía sobre el rostro. Era Colin
Creevey.
—
Colin.- gimoteó su hermano pequeño.
—
Tranquilo Denis, estoy bien.- le intentó tranquilizar él.
Tenía los ojos muy abiertos y sus manos
sujetaban la cámara de fotos encima del pecho.
—
Por supuesto.- dijo alguien bufando de risa a pesar de la situación.
— ¿Petrificado? —susurró la señora
Pomfrey.
— Sí —dijo la profesora McGonagall—.
Pero me estremezco al pensar... Si Albus no hubiera bajado por chocolate
caliente,
—
No cambias ¿eh Dumby?- rió James.
—
Recuerdo que varias veces estuvo a punto de pillarnos por culpa de su dichoso
chocolate.- rió Sirius.
—
Si supierais.- dijo Dumbledore con una sonrisa nostálgica.
quién sabe lo que podría haber...
Los tres miraban a Colin. Dumbledore se
inclinó y desprendió la cámara de fotos de las manos rígidas de Colin.
— ¿Cree que pudo sacar una foto a su
atacante? —le preguntó la profesora McGonagall con expectación.
—
Creo que sí- contestó el propio Collin,- Aunque no estoy muy seguro.- ante esto
todos los aurores se aproximaron al libro.
Dumbledore no respondió. Abrió la
cámara.
— ¡Por favor! —exclamó la señora
Pomfrey.
Un chorro de vapor salió de la cámara.
A Harry, que se encontraba tres camas más allá, le llegó el olor agrio del
plástico quemado.
—
¿Es lo suficientemente poderoso como para quemar una cámara?- preguntó incrédula
Alice.
—
Perdí todas mis fotos de ese día.- se lamentó el muchacho paralelamente.
—Derretido —dijo asombrada la señora
Pomfrey—. Todo derretido...
— ¿Qué significa esto, Albus? —preguntó
apremiante la profesora McGonagall.
—
Acercaros niños y niñas, es la hora del acertijo irresoluble del abuelo Dumby-
Sirius ayudó, como siempre a relajar el ambiente.
—Significa —contestó Dumbledore— que es
verdad que han abierto de nuevo la
Cámara de los Secretos.
—
Muy poco críptico para ti, Dumby. ¿Estás perdiendo práctica?- preguntó Sus casi
preocupada.
La señora Pomfrey se llevó una mano a
la boca. La profesora McGonagall miró a
Dumbledore fijamente.
—Pero, Albus..., ¿quién...?
—La cuestión no es quién —dijo
Dumbledore, mirando a Colin—; la cuestión es cómo.
—
Y volvemos a las andanzas.- comentaron Sirius y Sus a la vez- ¡Si sabes algo
solo dilo!- exclamó.
Y a juzgar por lo que Harry pudo
vislumbrar de la expresión sombría de la profesora McGonagall, ella no lo
comprendía mejor que él.
—
Nadie le comprende, ese es el problema.- rugieron todos los alumnos.
—
Un capitulo más- anunció Dumblendore- El club de duelo