miércoles, 22 de agosto de 2012

Los «sangre sucia» y una voz misteriosa

Los Weasley, Sirius y Dudley se abalanzaron hacia la comida tan pronto como esta apareció para el regocijo de los demás. Para sorpresa de algunos Draco se acercó a la mesa de Gryffindor.

— Scorp me gustaría hablar contigo- dijo con una sonrisa amistosa y su hijo se levantó a la vez que su madre lo hacía desde Slytherin.

— Yo también vengo- les dijo Astoria.

— Si no hay más remedio- suspiró Draco aunque por dentro sonreía. Scorp hizo aparecer la puerta que se dirigía al jardín.

— Será más agradable hablar allí ¿Cierto?- comentó y sus padres asintieron.

Tan pronto como hubieron salido Theo, Blaise y Daphne se levantaron.

— ¿Donde vais?- preguntó Pansy.

— A pasear- respondió Daphne- Y, si por casualidad nos los encontramos a escuchar su conversación.

— Vamos- dijo Blaise- Que los perderemos.

— Sois unos cotillas- comentó Theo pero aun así los siguió.

— Pobre Scorp.- comentó Al entre bocados mientras Rose asintió con la boca llena.

— Alex, Gwen- los llamó Katie.

— A nosotros también nos gustaría hablar con vosotros.- les aclaró Oliver y los Wood también se fueron al jardín.

Los Longbotton Y Hannah compartieron una mirada y se dirigieron al jardín.

— Ya hablaremos luego.- dijo Ron pero sonó más como i hablagos logo a causa de la comida, Rose no se arriesgó y simplemente asintió. Los Potter decidieron tomar la misma decisión así como Bill, Fleur y Louis.

— ¿No vais a hablar?- preguntó Molly a su tercer hijo.

— Ya lo hemos hecho.- le respondió Percy mientras Molls asentía.

— Siempre el primero en todo.- refunfuñó Charlie.
Los Malfoy estaban sentados al lado del lago en un mantel que Astoria había hecho aparecer. Draco miraba de reojo a su hijo, nunca lo había tenido tan cerca y  se sorprendió buscando los rasgos de Astoria en el rostro de su hijo. Se alegró cuando este arrugó la nariz molesto ya que lo hizo igual que hacía ella, porqué su padre le observaba demasiado.

— No es que me incomodice que me miren- ironizó el muchacho- Pero si quieres preguntarme algo deberías hacerlo.- Astoria rió con unas carcajadas cristalinas e infantiles muy diferentes a las afectadas que acostumbraba a soltar, al darse cuenta se sonrojó y paró de reír al instante.

— Eres un incordio Greengrass pero tienes una risa hermosa.- comentó Draco.

— ¿El príncipe de Slytherin me está halagando?- se  hizo la sorprendida Astoria- Debo estar dormida.

— ¿Suelo salir en tus sueños?- le preguntó Draco burlón.

— No, pero si en mis pesadillas.- le contestó la serpiente obviando que en ellas salía con Pansy.

— Ehem, ehem- llamó su atención Scorp- Ya coquetearéis luego.

—  Tienes razón, lo siento- dijo Draco con una sonrisa.

—  No vas a dejarme en paz ¿verdad?- se quejó Astoria.

—  Lo haré el día que tú desees que lo haga.- le contestó el muchacho.

— Papá…- empezó Scorp algo nervioso- Bueno, tu siempre dices que cuando ibas a Hogwarts no había chica que se te resistiera.- Draco esbozó una sonrisa.

— Digo la verdad.- Draco estaba muy orgulloso, Astoria en cambio, bufó indignada.- Sabes que es verdad, Astoria. Si tú has caído, o a malas caerás- añadió cuando la chica habría la boca.- Las demás también.

— Scorp, yo te ayudo con el problema que tengas con esa chica, olvídate de tu padre.- le aseguró Astoria con una sonrisa alentadora.

— Yo no tengo problemas con las chicas.- rugió ofendido el chico- Bueno, con la mayoría de chicas.- puntualizó cuando su madre levantó la ceja.

— Deja que adivine- dijo Draco- La chica que te gusta te desprecia porqué no tienes problemas con las chicas.- dijo mirando de reojo a Astoria.

— No, ella me conoce, sabe que no soy tan mujeriego como me pintan y me creería si le dijera que le amo.- le contó Scorp.

— ¿Y cual es el problema?- preguntó Astoria.

— Está dolida conmigo porque no le dirigí la palabra durante una semana.- confesó- Por lo que entablar una conversación formal con ella ahora mismo no me es posible.

— Vamos hombre, no será tan difícil.- le intentó animar Draco.

— Ganar a una esfinge al trivial no es tan difícil. Acercarme a ella mientras está dolida  conmigo si lo es.- le respondió Scorp.

— Ya se te ocurrirá algo.- comentó una voz entre los arbustos de detrás.

—Ssshhhhhh- dos voces y un ladrido le silenciado.

— ¿Cervero, tú también?- preguntó Blaise horrorizado.

— Tu perro es más listo que tú.- se burló Theo saliendo de los arbustos mientras ayudaba a Daphne a hacer lo mismo.

—  Cotillas.- murmuró Draco.

— Tenía que ayudar a mi ahijado.- se defendió Blaise.

— Que también es nuestro sobrinito.- Puntualizaron Theo y Daphne.

— Ya hemos terminado de hablar pero podéis uniros a nuestro picnic.- comentó Scorp.

— ¿Un picnic sin comida?- inquirió Blasie horrorizado. Scorp movió la varita y la comida salió volando del comedor hasta el mantel.

— Esto pinta bien.- dijo Daphne tomando asiento al lado de su hermana y mirando de reojo a Theo que se estaba sentando a su lado.

— Muy bien.- concordó el sentándose con ella.- Blaise no dejes que el perro se ponga sobre el mantel.

— No seas aburrido Theo.- dijo este acariciando la cabeza de su dálmata que estaba sentado a su lado.

Los Wood y Katie estaban, evidentemente, volando en el campo de Quidditch. Oliver y Katie miraban, rebozando de orgullo, el impecable y sincronizado vuelo de sus hijos. Estos reían a carcajadas mientras daban vueltas y hacían piruetas en el aire.

— Esos dos serán unos grandes profesionales.- comentó Katie poniendo palabras a los pensamientos de los dos.

— Espero que no se obsesionen con eso.- comentó Oliver. Katie lo miró extrañada.- No quiero que sean como yo.

— Pues yo sí.- comentó Katie- Yo quiero que tengan tu determinación, dedicación, lealtad, dulzura…- no pudo seguir porque Oliver la estaba besando con tanta pasión que los dos estuvieron a punto de caerse de sus respectivas escobas.

— No es algo agradable de ver.- les comentó Alex.

— Sobretodo si los protagonistas son tus padres.- puntualizó Gwen.

Oliver y Katie se separaron abochornados y muy sonrojados, Katie dirigió su mirada hacia los postes que tenían detrás pero la de Oliver se dirigió hacia sus hijos y no parecía muy satisfecho. Su mirada se volvió maliciosa.

— Oye, Alex- su hijo levantó la cabeza- ¿Quién es esa tal Dominique de la que hablaba Molly?- preguntó.

— Mi cazadora- contestó el chico algo rojo- Es la hermanita de Louis y es muy traviesa por lo que está castigada durante muchos de los entrenamientos.- Alex parecía molesto.

— Por lo que pierde la ocasión de ver su rojo y liso cabello al viento ¿no era eso lo que dijiste hermanito?- se burló Gwen.

— Yo no me meto con el porque has mejorado tanto en pociones ni en como babeas cada vez que ves a nuestro “amigo” Louis.- le devolvió con tranquilidad aparente su hermano.

— ¿Louis? El Weasley rubito.- Oliver era un padre algo celoso.

— Ese.- contestó Alex contentó de haber desviado la atención.

— ¿Por qué no tiene un budget incrustada?- preguntó su padre.

— Uno: es mí mejor amigo, dos: me gusta su hermana pequeña y tres: todavía no salen ni le ha hecho nada a Gwen.- le explicó Alex.

— Louis y yo no vamos a salir nunca.- dijo con tristeza la chica.

— ¿Y eso cielo?- preguntó Katie preocupada.

— Mírame mamá- le contestó la chica- No soy muy femenina que digamos, ni muy guapa. Me apasiona el Quidditch pero los constantes entrenamientos han hecho que mis brazos sean más de chico que de chica. Además no tengo gusto a la hora de vestirme, casi siempre voy con el uniforme de Quidditch. Louis, en cambio, es el chico más popular y guapo de Hogwarts.- Su familia la miró largamente.

— No te ves muy claramente a ti misma, Gwen- le dijo su padre- Tal vez es porque te pareces muchísimo a tu madre pero yo creo que eres guapísima.

— Además a Louis no le interesan esas arrastradas que siempre le acosan.- le intentó animar Alex.

— Es gracioso- fue el comentario de Katie- Imposible era mi descripción de mi relación con Oliver antes de que llegarais.

Gwen los miró agradecida pero Alex vio en su mirada que no se había creído nada de lo que le habían dicho y suspiró con exasperación. Las inseguridades de su hermana, si bien ridículas, no eran nuevas para él así que hizo lo único que sabía seguro que la haría reír. Empezó a hacerle cosquillas.

— J aja, para Alex jaj ja- le suplicaba Gwen entre carcajadas- Ja ja ¡Voy a caer de la escoba! J aja.

— Pararé cuando admitas que eres una de las chicas más guapas de Hogwarts.- le contestó él con una sonrisa.

— Pero eso no es… jaja ja- Alex incrementó sus cosquillas- Vale, lo admito.- Afirmó. Alex dejó de hacerle cosquillas y Gwen se enderezó- Gracias- le dijo con aparente sarcasmo pero Alex supo que lo dijo de verdad.

— De nada- le respondió burlón. Oliver y Katie los miraban con una tierna sonrisa en los labios.

— Lo haremos bien.- comentó Katie.

— A juzgar por como han salido extraordinariamente bien excepto por la baja autoestima de Gwen.- le contestó Oliver.

Los Longbottom se encontraban en los invernaderos sentados no muy cómodamente en taburetes de tres patas pero rodeados de sus adoradas plantas. Allie jugueteaba con las hojas de una planta de un extraño color violáceo que parecía emitir un zumbido.

—  Este es mi segundo lugar preferido en el mundo.- declaró la chica con un suspiro.  

— ¿Cuál es el primero?- quiso saber Hannah.

— Es la habitación-jardín.- contestó la chica, al ver las caras que ponían sus padres explicó- Mamá heredó el Caldero Humeante y al mudarnos allí Frankie y yo pensamos que no podríamos tener jardín pero papá nos sorprendió con una habitación engrandada con magia llena de plantas de todo el mundo. ¡Es como tener nuestro propio jardín botánico!

— Realmente suena hermoso- comentó Neville.--¿A los dos os gusta la Herbología?

— Sip pero Frankie prefiere las bromas.- contestó la chica- Aunque nunca lo admitirá.

— ¿Travieso?- preguntó Hannah.

— Sí, pero travieso responsable- contestó- No un bala perdida como JS, Freddie o Lissie.

— ¿Esos quienes son?- Neville estaba confuso.

— Sus mejores amigos junto con Nikie.- explicó su hija- Buena gente pero disponen de demasiado tiempo libre.

— ¿Y que hay de ti? –Preguntó Neville- ¿Que haces durante tus ratos de descanso?- los dos padres esperaban anhelantes cualquier pedazo de información que la chica les pudiera dar.

— Estudio, voy al bosque, me dedico a la jardinería o paseo- dijo Allie- Normalmente acompañada por los chicos o simplemente con Al aunque  a veces también me gusta estar sola.

— Te entiendo- dijo Neville.- A mi también me pasa.

— Y a mi- apuntó Hannah- ¿A que te quieres dedicar cuando termines Hogwarts?

— Primero haremos un viaje por todo el mundo, luego entraremos a trabajar como inexplicables  y finalmente volveremos a Hogwarts como profesores.- explicó la chica con resolución.

—  ¿Siempre hablas en plural?- preguntó Hannah divertida.

— Sí, supongo que es porque no me imagino viviendo sin los chicos.- explicó Allie.- Somos más que buenos amigos, nos necesitamos.- intentó explicar-  Sobretodo a mi y a Al  nos cuesta relacionarnos con los demás pero entre nosotros nos entendemos con una palabra, un gesto o una mirada. Es casi como si pudiésemos leernos la mente. Realmente me sentiría muy sola sin ellos.

— ¿Te cuesta relacionarte con gente que no conoces o en general con todo el mundo?- preguntó Hannah preocupada.

— Con todo el mundo excepto los del clan.- explicó Allie- Ellos no nos comprenden pero nos quieren. Con ellos no me sentiría sola pero tampoco importante.- intentó explicar la chica.

— Define lo de que te cuesta relacionarte con la gente.- le pidió Neville.

— Puedo mantener con ellos una conversación normal pero me siento que no encajo, aunque con los pequeños y los adultos es diferente, unos porque tengo necesidad de protegerlos y los otros porque hablan de temas que me gustan más aunque suelen tratarme con condescendencia.

— Tal vez deberías hacer un esfuerzo, cariño- le dijo Hannah- No te pido que seas mejor amiga de todo el mundo pero trata de ampliar tu circulo de amistades.

— Tiene razón- le dijo Neville- Además no es necesario encajar a la perfección con todos tus amigos, puedes solo encajar en un tema pero que eso sea suficiente.

— Lo intentaré- les prometió resignada la chica.

Cuando todos regresaron al comedor y se sentaron en sus respectivos sitios. Así que Dumbledore le pasó el libro a Snape con un raro brillo en los ojos. Este se levantó con miedo recordando el último capítulo que el director le había hecho leer.

Los «sangre sucia» y una voz misteriosa-  leyó con una mueca de disgusto y pensando en que la idea e que el director tenía una vena sádica no era tan descabellada. No quiso mirar a Lily que temblaba con dolor en el rostro siendo abrazar por James.

— Un parentesi en la tregua.- anunció Draco y Ron lo miró extrañado y agradecido.

— No te conviene.- murmuró Astoria.

— Tal vez no.- le concedió Draco pero la mirada de orgullo que lucía Scorp le hacía creer que estaba haciendo lo correcto.

Durante los días siguientes, Harry pasó bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart

— Gran idea.- comentaron Blaise y Ron a la vez.

cada vez que lo veía acercarse por un corredor. Pero más difícil aún era evitar a Colin Creevey,

Este se ruborizó completamente muy abochornado y algo preocupado.

que parecía saberse de memoria el horario de Harry.

— Se lo sabía mejor que yo.- comentó Neville divertido- Y eso que solo se lo dejé ver un par de veces.

— ¡Neville!- exclamaron a la vez Harry y Collin solo que por motivos distintos.

Nada le hacía tan feliz como preguntar «¿Va todo bien, Harry?» seis o siete veces al día,

Varios miraron al chico incrédulo mientras este se iba sonrojando hasta límites insospechados.

y oír «Hola, Colin» en respuesta, a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones sonaba irritada.

— Lo siento.- se disculparon a la vez Harry y Collin para luego sonreírse en respuesta.

Hedwig seguía enfadada con Harry a causa del desastroso viaje en coche,

— Y con razón.- murmuró Lavander enojada por el trato que le habían dado al pobre animal.

y la varita de Ron, que todavía no funcionaba correctamente,

— Esa varita no volverá a funcionar correctamente nunca.- aclaró Bill mirando a su hermano con preocupación.

se superó a sí misma el viernes por la mañana

— Glups- murmuraron algunos preocupados mientras los bromistas sonreían encantados.

al escaparse de la mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispararse contra el profesor Flitwick,

¿No podía ser en clase de Pociones?- preguntó Sirius con pesar.

— Sí, y que Snape hubiese castigado a mi hijo.- le rebatió Arthur.

que era viejo y bajito,

Varios rieron con ternura por la descripción entre ellos el mismo profesor aunque lo hizo algo sonrojado.

y golpearle directamente entre los ojos, produciéndole un gran divieso verde y doloroso en el lugar del impacto.

— Au- se quejaron todos los Ravenclaw mirando con simpatía al profesor y con odio al Gryffindor.

— Ey, que fue la varita, no Ron.- le defendió Hermione mirando enojada a las águilas mientras Ron la miraba con una sonrisa.

Así que, entre unas cosas y otras, Harry se alegró muchísimo cuando llegó el fin de semana,

— A mí siempre me alegraba.- comentaron a la vez los merodeadores.

porque Ron, Hermione y él habían planeado hacer una visita a Hagrid el sábado
por la mañana.

Hagrid y Al sonrieron contentos.

Pero el capitán del equipo de quidditch de Gryffindor, Oliver Wood,

— Salió con otro de sus sádicos planes para ganar la copa.- continuó Fred.

— Yo no soy sádico.- se defendió Oliver.

— Sí que lo eres, igual que masoquista.- le rebatió George.

despertó a Harry con un zarandeo varias horas antes de lo que él habría deseado.

— Otra práctica durante la mañana.- suspiró Angelina molesta.

— Ya vale.- les dijo Katie- Que todos queríamos ganar la copa.

— Como defiendes a tu novio ¿eh Katie?- le dijo Alicia y Katie se sonrojó hasta las orejas.

— ¿Qué pasa? —preguntó Harry aturdido.

— ¿Qué va a pasar?- dijo George- Que al nazi del Quidditch se le han ocurrido nuevas tácticas para torturarnos.

— ¡Entrenamiento de quidditch! —respondió Wood—. ¡Vamos!

— Señor sí señor- respondieron los gemelos llevándose la mano en la frente como si fueran soldados.

— Empiezo a entender de dónde han salido mis capitanes.- comentó Al mirando con miedo a Gwen y a Alex.

— Pues yo empiezo a entender de dónde ha salido Freddie.- le contestó Molls.

Harry miró por la ventana, entornando los ojos. Una neblina flotaba en el cielo de  color rojizo y dorado.

— Incluso el cielo apoya a la casa de los leones.- comentó Sirius sacando pecho.

Una vez despierto, se preguntó cómo había podido dormir con semejante alboroto de pájaros.
—Oliver —observó Harry con voz ronca—, si todavía está amaneciendo...

— Por curiosidad.- dijo James- ¿Qué hora era?

— Eran las cinco y media.- rugió todo el equipo de Quidditch.

— Yo quería ir antes pero los gemelos me amenazaron si les despertaba en una hora que no fuera después de las cinco.- se defendió Oliver malentendiendo la mirada de incredulidad de los demás.

— ¿Ves?- le dijo Alex a Al- Las cinco y media es una hora perfecta para entrenar.

— Si eres un Wood quizás- le respondió este- Pero los demás seres humanos necesitamos dormir ya que nuestras baterías no se recargan jugando al Quidditch.

— Te estás ganando un par de vueltas más Potter.- le comentó Gwen así que Al cerró la boca de inmediato.

—Exacto —respondió Wood. Era un muchacho alto y fornido

— Y muy guapo.- se oyó desde Hufflepuff y sonaron varias risitas tontas des de todas las mesas provocando el sonrojo de Oliver y que Katie mirara enfadada en todas direcciones.

— Katie está celosa.- comentaron los gemelos Weasley con diversión.

— Yo no estoy…- empezó Katie pero un beso bastante apasionado de su capitán la calló.

— Chicos que hay niños presentes.- se burlaron Percy y Leanne.

— Callaos.- les dijo Oliver rojo y se giró hacia Katie.- No tienes motivos para estar celosa cielo, yo solo tengo ojos para ti.- le susurró muy cerca de la oreja para que solo lo oyera ella. Katie se estremeció sonrojada y besó dulcemente al guardián.

de sexto curso y, en  aquel momento, tenía los ojos brillantes de entusiasmo—.

Katie no pudo evitar un suspiro que le costó varias miradas burlonas.

 Forma parte de nuestro nuevo programa de entrenamiento.

— Di más bien de tortura.- rugió Fred.

Venga, coge tu escoba y andando —dijo Wood con decisión—. Ningún equipo ha empezado a entrenar todavía.

— Evidentemente.- le dijo Alicia.- Porque ellos tienen sentido común.

Este año vamos a ser los primeros en empezar...  
Bostezando y un poco tembloroso, Harry saltó de la cama e intentó buscar su túnica de quidditch.
— ¡Así me gusta! —dijo Wood

— Lo que no me gustó fue que vosotros intentarais hechizarme.- regañó Oliver a sus bateadores.

— No te confundas Ollie.- le dijo Fred en tono burlón.

— Nosotros intentamos maldecirte.- terminó George con el mismo tono que su hermano gemelo.

—. Nos veremos en el campo dentro de quince minutos.

— Y no en media hora, Spinnet- la regañó el capitán.

— Cuando despiertas a alguien a las cinco y media y esta tiene que esperar a su amiga en los suaves sofás de la sala común suele dormirse.- le recordó la chica con calma.

Encima de la túnica roja del equipo de Gryffindor se puso la capa para no pasar frío,

Molly y Lily lo miraron con aprobación mientras  la señora Pomfrey sonreía satisfecha.

garabateó a Ron una nota en la que le explicaba adónde había ido y bajó a la sala común por la escalera de caracol, con la Nimbus 2.000 sobre el hombro.

James soltó un suspiro fantasioso mientras los gemelos Wood intentaban no poner una mueca por la mención de la “reliquia” que para ellos era esa escoba.

Al llegar al retrato por el que se salía, oyó tras él unos pasos

— Imposible- dijo Susan incrédula.

— Cierto, nadie está tan loco como para levantarse a esa hora un sábado.- la apoyó Ernie reprimiendo un bostezo.

y vio que Colin Creevey

— Empiezo a creer que los que dicen que estás obsesionado con Harry tienen razón hermanito.- le comentó Denis.

— No me desperté a esa hora por Harry- se defendió el chico- Era sábado, el primero que pasaba fuera de casa por lo que no tuve en cuenta que no tenía que no me tocaba ordeñar la leche para el desayuno.- explicó.

— Te entiendo, a mi me pasó lo mismo mi primer domingo- comentó su hermano menos burlón.

bajaba las escaleras corriendo, con la cámara colgada del cuello,

— Yo creo que duerme con esa cámara.- comentó Fred en voz baja.

— Y yo que no se la quita ni para ducharse.- le contestó George.

que se balanceaba como loca, y llevaba algo en la mano.
— ¡Oí que alguien pronunciaba tu nombre en las escaleras, Harry!

— ¿A esas horas ya tenías tu Harryradar encendido?- preguntó Demelza con diversión.

— Yo no tengo ningún Harryradar Dem.- le contestó el chico muy ruborizado.

¡Mira lo que tengo aquí! La he revelado y te la quería enseñar...
Desconcertado, Harry miró la fotografía que Colin sostenía delante de su nariz. Un Lockhart móvil en blanco y negro tiraba de un brazo que Harry reconoció como suyo.

— No le toques.- rugió Lily enojadísima.

— Esto… Cariño, es una foto Lorckhart no estaba tocando a Harry- le aclaró James ganándose un golpe de su esposa.- Auch, ¿A que ha venido eso?- Preguntó- Si tu te pasas la vida corrigiendo a los demás.

— A callar James.- rugió la pelirroja sonrojada y James cerró la boca de golpe.

— Le tiene completamente domesticado.- le comentó Sirius a Remus.

Le complació ver que en la fotografía él aparecía ofreciendo resistencia y rehusando entrar en la foto.

— Deberíamos mandar a hacer una prueba de ADN- dijo Remus- Dudo mucho que sea hijo de James.

— Claro que es hijo de James.- rugió Lily- ¡Él es el único al que amo y por lo tanto el único con el que me acostaría!- rugió James sonrió complacido pero Snape parecía tener la mirada vacía y triste.

— Era broma Lily.- le dijo rápidamente el licántropo asustado por el carácter de la pelirroja.

Al mirarlo Harry, Lockhart soltó el brazo, jadeando, y se desplomó contra el margen blanco de la fotografía con gesto teatral.

— Imbécil.- rugieron James y Sirius.

— ¿Me la firmas? —le pidió Colin con fervor.
—No —dijo Harry rotundamente,

— Jo- se quejaron todos los del gran comedor.

— Se dan cuenta de que si todos ellos tuvieran una foto firmada de Harry el precio de está sería mucho menor al actual ¿cierto?- le preguntó Al a Scorp. (NA: Al está de acuerdo contigo Limfocito).

— Me temo que no- le contestó el rubio- Tengo muchas ganas de que llegue Roxie, teniendo en cuenta su actitud no nos costará nada desplumarlos.

— Nunca debí presentarte a mi prima, si ella y sus negocios ya daban miedo te sumamos a ti y dais pavor.- comentó Rose.

— Los negocios son negocios.- le respondió el Malfoy- Aunque espero que ella y mi primo terminen juntos, es bueno tener contactos poderosos y ella lo será eso seguro.

mirando en torno para comprobar que realmente no había nadie en la sala—.

— Una cosa es no querer llamar la atención pero lo tuyo es pasarse Harry.- comentó Ron divertido.

Lo siento, Colin, pero tengo prisa. Tengo entrenamiento de quidditch.
Y salió por el retrato.
— ¡Eh, espérame! ¡Nunca he visto jugar al quidditch!

— ¡¿Qué?!- Oliver y los gemelos Wood estaban horrorizados mientras que James y Sirius miraban al chico como si fuera un extraterrestre.

— Tienes que llevarlo al entrenamiento.- sentenció Angelina casi tan horrorizada como los cinco anteriores.

Colin se metió apresuradamente por el agujero, detrás de Harry.
—Será muy aburrido —dijo Harry enseguida,

— Si calificas el entrenamiento de aburrido no quiero saber como calificas las charlas de Oliver.- dijo George.

pero Colin no le hizo caso. Los ojos le brillaban de emoción.
—Tú has sido el jugador más joven de la casa en los últimos cien años, ¿verdad, Harry? ¿Verdad que sí?

— Sí- contestó James lleno hasta el máximo de orgullo.

—le preguntó Colin, corriendo a su lado—. Tienes que ser estupendo.

— Lo es.- afirmó Oliver con entusiasmo y orgullo.

Yo no he volado nunca.

La manera como le miraron los amantes del deporte eran la misma con que lo hubiesen mirado de haber afirmado que los mortifagos habían matado y torturado a su familia delante de él.

¿Es fácil?

— Sí- afirmó Gwen.

— Y es tan natural como respirar.- le apoyó Alex.

— Hijos del capitán.- murmuró George.

— Sin ninguna duda.- le respondió Fred.

¿Ésa es tu escoba?

— No, es la mía- ironizó  Sus- Me la había robado.- Collin se sonrojó hasta las orejas.

¿Es la mejor que hay?

— Nop- contestaron con una sonrisa socarrona todo el equipo de Slytherin con Draco a la delantera.

Harry no sabía cómo librarse de él.

— Lo siento Collin.- se disculpó avergonzado Harry.

— Tranquilo.- le contestó el muchacho- Se que ha veces puedo ser algo plasta.

Era como tener una sombra habladora, extremadamente habladora.

— Sip, buena comparación.- comentó Denis.

—No sé cómo es el quidditch, en realidad —reconoció Colin,

— Auch, eso dolió- murmuró Lee llevándose la mano al pecho.

sin aliento—. ¿Es verdad que hay cuatro bolas?

— Sí, dos bludgers, la quaffle y la snitch- numeró Al.

¿Y que dos van por ahí volando, tratando de derribar a los jugadores de sus escobas?

— Sí- contestaron con una sonrisa los gemelos Weasley y los Prewett- Pero no lo suelen conseguir cuando nosotros jugamos.- aclararon los Weasley.

—Si —contestó Harry de mala gana, resignado a explicarle las complicadas reglas del juego del quidditch—.

— No son complicadas- comentó Scorp extrañado.

— Si lo comparamos con vuestras teorías de Aritmética no claro.- comentó Louis- Pero reconoce que no es un deporte sencillo.

— Sí que lo es.- le rebatió Gwen enojada.

Se llaman bludgers. Hay dos bateadores en cada equipo,

— Y suelen ser los más sexis y guapos del equipo.- comentó George con arrogancia.

— Estoy de acuerdo- dijo Angelina George se ruborizó sonriendo satisfecho- Lástima que los de nuestro equipo sean la excepción.- Continuo, George se sintió como si le acabaran de dar una ducha de agua fría.

—  Acabo de oír tu ego estrellándose  contra el suelo, hermanito.- le comentó Fred algo divertido.

con bates para golpear las bludgers y alejarlas de sus compañeros.

— Aunque tal vez me despiste el próximo partido- comentó George mirando mal a una Angelina con cara de angelito.

Los bateadores de Gryffindor son Fred y George Weasley.

Estos se autoaplaudieron para el regocijo de los demás.

— ¿Y para qué sirven las otras pelotas? —preguntó Colin, dando un tropiezo porque iba mirando a Harry con la boca abierta.

Varios rieron divertidos pero una mirada furiosa del chaval bastó para que cerraran sus bocazas.

—Bueno, la quaffle, que es una pelota grande y roja, es con la que se marcan los goles.

— Excepto si eres de Slytherin por que entonces es con la que te marcan goles.- comentó James burlón Scorp frunció los labios.

Tres cazadores en cada equipo se pasan la quaffle de uno a otro e intentan introducirla por los postes que están en el extremo del campo, tres postes largos con aros al final.
— ¿Y la cuarta bola?
—Es la snitch —dijo Harry—, es dorada, muy pequeña, rápida y difícil de atrapar.

— ¿Difícil de atrapar?- preguntó Scorp levantando una ceja.

— Menos humos amigo.- le aconsejó Al.

Ésa es la misión de los buscadores, porque el juego del quidditch no finaliza hasta que se atrapa la snitch. Y el equipo cuyo buscador la haya atrapado gana ciento cincuenta puntos.
—Y tú eres el buscador de Gryffindor, ¿verdad? —preguntó Colin emocionado.
—Sí —dijo Harry, mientras dejaban el castillo y pisaban el césped empapado de rocío—. También está el guardián, el que guarda los postes. Prácticamente, en eso consiste el quidditch.
Pero Colin no descansó un momento y fue haciendo preguntas durante todo el camino ladera abajo, hasta que llegaron al campo de quidditch, y Harry pudo deshacerse de él al entrar en los vestuarios.

James soltó un suspiro de alivio.

— Se parece a tus fans Canuto.- le comentó Remus.

— No menciones a esas descerebradas enloquecidas. – gruñó Sus.

— ¿Estás celosa cariño?- le preguntó Sirius con una sonrisa satisfecha.

— Que va, me encantaba que toda la población femenina de Hogwarts suspirase por ti y que tres cuartas partes de ella pudiese presumir de haberte besado y/o hecho el amor contigo.- le contestó sarcástica la leona.

— Tal vez me acosté con ellas, cielo- le susurró Sirius- Pero ten por seguro que eres la única con la que hice el amor.- Sus se estremeció y no pudo evitar soltar un suspiro mientras se dejaba envolver por los fuertes brazos de su novio.

Colin le gritó en voz alta:
— ¡Voy a pillar un buen sitio, Harry! —Y se fue corriendo a las gradas.
El resto del equipo de Gryffindor ya estaba en los vestuarios. El único que parecía realmente despierto era Wood.

— Como ya he dicho los Wood se recargan jugando al Quidditch, no necesitan dormir.- reiteró Al.

— A callar.- le mandaron sus  capitanes.

Fred y George Weasley estaban sentados, con los ojos hinchados y el pelo sin peinar,

— Que mono está George en esas horas- le comentó en vos bajísima Angelina a Alicia.

— Pues mira que Fred.- le contestó suspirando la chica.

junto a Alicia Spinnet, de cuarto curso, que parecía que se estaba quedando dormida apoyada en la pared.

Fred sonrió tiernamente.

Sus compañeras cazadoras, Katie Bell y Angelina Johnson, sentadas una junto a otra, bostezaban enfrente de ellos.

Fue el turno de George y Oliver de sonreír con ternura, este último extrañamente no tenía rastro de molestia por como se comportaban en su charla.

—Por fin, Harry, ¿por qué te has entretenido? —preguntó Wood enérgicamente

— Culpa mía.- dijo Collin intentando proteger a su héroe.

—.Veamos, quiero deciros unas palabras antes de que saltemos al campo,

— Unas palabras dice.- masculló Alicia.

porque me he pasado el verano diseñando un programa de entrenamiento completamente nuevo,

— Tenemos problemas.- canturreo Fred.

— Graves problemas.- apuntó George.

Que estoy seguro de que nos hará mejorar.

— Esto seguro- exclamó Katie. Oliver sonrió satisfecho.

Wood sostenía un plano de un campo de quidditch, lleno de líneas, flechas y cruces en diferentes colores.

Todo el equipo de Quidditch gimió a la vez acompañado por Al.

— ¿Qué tenéis todos en contra de la estrategia?- preguntaron los tres Wood’s a la vez.

— ¡Que se explique a las seis de la mañana!- respondieron gritando los otros.

Sacó la varita mágica, dio con ella un golpe en la tabla y las flechas comenzaron a moverse como orugas.

Flitwick no pudo evitar sonreír orgulloso, Si ese chico se esforzara más en clase… pensó.

En el momento en que Wood se lanzó a soltar el discurso sobre sus nuevas tácticas, a Fred Weasley se le cayó la cabeza sobre el hombro de Alicia Spinnet

Los dos se sonrojaron visiblemente y apartaron la mirada.

y empezó a roncar.

Se oyeron varias risitas burlonas que su gemelo acalló con una mirada maliciosa y un recordatorio de lo amigos que eran con Peeves.

Le llevó casi veinte minutos a Wood explicar los esquemas de la primera tabla,

— ¿La primera?- preguntaron los miembros de los demás equipos con preocupación.

pero a continuación hubo otra, y después una tercera.

— Ese día estaba de buenas- comentó Fred.

— Sí, normalmente, al volver de las vacaciones, viene con cinco.- le apoyó George.

Harry se adormecía mientras el capitán seguía hablando y hablando.

— Lo siento Oliver.- se disculpó el muchacho.

— Bah, la única que escucha las tácticas es Katie.- le dijo Alicia para animarlo.

— Y no precisamente por el Quidditch.- comentó Angelina. Katie estaba completamente sonrojada.

—Bueno —dijo Wood al final, sacando a Harry de sus fantasías

Los gemelos Prewett levantaron una ceja.

sobre lo deliciosos manjares

— Que tierno e inocente es.- murmuró Lee. – Mira que tener fantasías con las comidas.

que podría estar desayunando en ese mismo instante en el castillo—. ¿Ha quedado claro?

— Clarísimo.- contestó Angelina con sarcasmo.

¿Alguna pregunta?
—Yo tengo una pregunta, Oliver —dijo George,

— Uy- murmuró Minie mientras Castigo dejaba ir un gemido.

que acababa de despertar dando un respingo—. ¿Por qué no nos contaste todo esto ayer cuando estábamos despiertos?

— Esa es una buena pregunta, si señor.- intervino Fred por encima de las carcajadas que había provocado el comentario.

A Wood no le hizo gracia.

— Cuando se trata de Quidditch pierde todo el sentido del humor.- comentó Percy girando los ojos.

—Escuchadme todos —les dijo, con el entrecejo fruncido—,

— Eso no es una buena señal.- comentó Percy.

tendríamos que haber ganado la copa de quidditch el año pasado.

— Exacto.- James y Sirius asintieron fervientemente.

Éramos el mejor equipo con diferencia.

— Con muchísima diferencia.- afirmó Lee con la misma imparcialidad que en sus partidos.

Pero, por desgracia, y debido a circunstancias que escaparon a nuestro control...

— Nah, solo que un loco maníaco obsesionado con matar a mi padre y dominar al mundo cuál villano de dibujos animados te lesionó el buscador.- comentó Al.

Harry se removió en el asiento, con un sentimiento de culpa.

— Claro porque tu le pediste al paliducho sin nariz que te disparara.- afirmó Rose, Ron contuvo el aliento y miró a su hija con admiración y preocupación.

Durante el partido final del año anterior, había permanecido inconsciente en la enfermería, con la consecuencia de que Gryffindor había contado con un jugador menos y había sufrido su peor derrota de los últimos trescientos años.

— Muy amable al recordármelo.- comentó Oliver con cara de que le estuvieran metiendo cañas de bambú debajo de las uñas.

Wood tardó un momento en recuperar el dominio.

Varios Gryffindor lo miraron con simpatía mientras los de las demás casas lo hacían con burla. Katie acarició levemente la mano de su novio.

Era evidente que la última derrota todavía lo atormentaba.

— Si incluso lo atormenta ahora.- comentó Davies burlón.

— Al menos nuestro capitán se toma en serio sus obligaciones.- le dijo Angelina enfadada.

—De forma que este año entrenaremos más que nunca...

— Que hemos hecho mal, ­Merlín, para que nos castigues así.- comentaron los gemelos Weasley con dramatismo.

¡Venga, salid y poned en práctica las nuevas teorías! —gritó Wood,

— ¿Qué parte de “estábamos durmiendo cuando nos las explicasteis” no la has entendido?- preguntó Alicia alzando la ceja.

cogiendo su escoba y saliendo el primero de los vestuarios. Con las piernas entumecidas y bostezando, le siguió el equipo. Habían permanecido tanto tiempo en los vestuarios, que el sol ya estaba bastante alto, aunque sobre el estadio quedaban restos de niebla. Cuando Harry saltó al terreno de juego, vio a Ron y Hermione en las gradas.
— ¿Aún no habéis terminado? —preguntó Ron, perplejo.
—Aún no hemos empezado —respondió Harry, mirando con envidia las tostadas con mermelada que Ron y Hermione se habían traído del Gran Comedor—. Wood nos ha estado enseñando nuevas estrategias.

— Mientras vosotros os echabais la siesta.- prosiguió Ron divertido.

Montó en la escoba y, dando una patada en el suelo, se elevó en el aire. El frío aire de la mañana le azotaba el rostro, consiguiendo despertarle bastante más que la larga exposición de Wood.

— Contar ovejitas despierta más que una exposición de Oliver.- comentó Fred.

— Tomar una taza de chocolate caliente también.- le apoyó George.

Era maravilloso regresar al campo de quidditch.

— Sí- en eso concordaron todos los amantes del deporte  aunque fueran de distintas casas.

Dio una vuelta por el estadio a toda velocidad, haciendo una carrera con Fred y George.

— Carrera que, por cierto, gané.- comentó Harry para hacer rabiar a los hermanos de su amigo.

— ¿Qué es ese ruido? —preguntó Fred, cuando doblaban la esquina a toda velocidad.
Harry miró a las gradas. Colin estaba sentado en uno de los asientos superiores, con la cámara levantada, sacando una foto tras otra, y el sonido de la cámara se ampliaba extraordinariamente en el estadio vacío.

— Tu tienes un pequeño problema hermanito.- comentó Denis.- No conoces el concepto “pasar desapercibido”.

— ¡Mira hacia aquí, Harry! ¡Aquí! —chilló.
— ¿Quién es ése? —preguntó Fred.

Los de la tercera generación rompieron a reír.

— ¿Y esa risa?- preguntó Percy con desconfianza.

— Es una pregunta que nadie se hace en nuestros tiempos ya que mi amigo aquí presente- Scorp inclinó la cabeza – Y mi prima Roxy tienen un registro de todos los alumnos muy completo la verdad.- comentó Rose.

— Un registro que se puede mirar por el módico precio de cinco galeones, diez si es sobre un amigo mío.- explicó Scorp.

— Increíble- comentó Blaise- ¿Tienes información de alumnos de nuestra época?

— Todavía estamos trabajando en eso.- le respondió su ahijado.

— Ni idea —mintió Harry, acelerando para alejarse lo más posible de Colin.

— Harry James Potter- rugió Lily- Eso fue muy descortés, discúlpate ahora mismo.

— Lo lamento Colin.- acató rápidamente su hijo.

— ¿Qué pasa? —dijo Wood frunciendo el entrecejo y volando hacia ellos.- ¿Por qué saca fotos aquél? No me gusta.

— Cierto, vosotros no lo sabéis.- comentó Alicia al ver las miradas extrañadas de los demás.

— Nuestro capitán es un paranoico, hasta nos prohibió salir con gente de los demás equipos.- explicó Angelina.

— Bueno, eso fue porqué Davies estaba pidiéndole una cita a Katie.- aclaró Fred al ver las miradas de incredulidad de la gente. Oliver se puso granate subido.

— Quién por cierto fue la única en apoyar la norma ya que vio como una cazadora de Hufflepuff le tiraba los tejos al capitán.- explicó George. Katie se sonrojó del mismo modo que Oliver.

— Eso es interesante.- comentó Al.

— Sí,- le apoyó Scorp- Sobretodo porque según tú uno de tus co-capitanes os ha prohibido lo mismo.

— ¿Por qué será?- preguntó Al mirando a Alex que empezaba a estar del mismo tono que sus padres.

Podría ser un espía de Slytherin que intentara averiguar en qué consiste nuestro programa de entrenamiento.

— Algo paranoico si que es.- comentó Enrie ojoplático.- Tener las estrategias sería más fácil, pero menos divertido.

—Es de Gryffindor —dijo rápidamente Harry.

— O sea que no sabes quién es pero sí de que casa es.- comentó Sus.

—Y los de Slytherin no necesitan espías, Oliver —observó George.

— Al fin reconociendo que somos los mejores.- comentó Draco sacando pecho.

— Sigue soñando.- le contestó Fred.

— ¿Por qué dices eso? —preguntó Wood con irritación.
—Porque están aquí en persona —dijo George,

— ¡¿Qué?!- James estaba horrorizado.- Eso incumple todas las reglas no escritas de la convivencia en Hogwarts.

— Ni siquiera el equipo de Reggie hacía eso y mira que mi hermano era el único con un poco de ética de ese equipo.- comentó Sirius horrorizado.

— ¿No son algo exagerados?- preguntó Luna.

— Shh- le respondió su madre- Cuando se ponen así es mejor que no reparen en nadie.

señalando hacia un grupo de personas vestidas con túnicas verdes que se dirigían al campo, con las escobas en la mano.
— ¡No puedo creerlo! —dijo Wood indignado

— Yo tampoco.- James aún no salía de su estupor.

—. ¡He reservado el campo para hoy! ¡Veremos qué pasa!
Wood se dirigió velozmente hacia el suelo.

— Golpéalos.- sugirió Sirius- O mejor, maldícelos.

— ¡Señor Black! – rugió la profesora McGonagall.

— Vamos Minie que estás deseando que lo haga tanto como yo.- le contestó Sirius. Castigos le gruñó- Genial, ahora le caigo mal al perrito, Minie sería capaz de corromper a un dundecillo de Cornualles.

— Educar y corromper no son sinónimos Sirius.- gruñó Lily.

— En mi familia lo eran Lily.- le contestó el muchacho, cuando Lily agachó la cabeza con remordimientos se giró hacia James- Tenías razón, los traumas de la infancia son una mano ganadora contra la pelirroja.

— Conoceré yo a mi esposa.- le respondió el hombre en susurros para que su mujer no los oyera.

Debido al enojo aterrizó más bruscamente de lo que habría querido

— ¿Que papá no controló un aterrizaje?- Los ojos de Alex estaban tan abiertos que casi se salían.- Estaba muy enfadado.

— Más que eso- aseguró su hermana que tenía la misma expresión.- La única vez que no lo controló fue cuando hicimos de espontáneos en ese partido dónde cogieron a ese mortífago había atacado a mamá y al que lanzamos unas cuantas budgets.

— ¡¿QUÉ HAS DICHO?!- todo el gran comedor tembló Oliver se había levantado y parecía que medía cinco cabezas más que normalmente, tampoco ayudaba mucho que tuviese el ceño fruncido.- ¿PERO COMO SE OS OCURRIÓ HACER UNA TONTERÍA ASÍ?

— Oliver déjame a mí.- pidió Katie que también se había levantado y le había puesto la mano en el brazo- ¿ES QUE QUERÉIS QUE OS MATEN? ESTÁIS LOCOS ADEMÁS DE CASTIGADOS, CLARO.

— Solo estábamos preocupados.- se disculpo Alex.

— Atacó por la espalda a mamá y papá no podía devolvérsela porqué estaba intentando evitar que cayese.- explicó Gwen.

— Jamás los había visto tan preocupados como ese día.- se metió Molls.

— Y ya les regañasteis y castigasteis- comentó Louis- Muy cruelmente además.

— ¿Les quitaron la escoba un par de días?- preguntó burlón Fred.

— Un mes.- respondieron con voz horrorizada y a la vez los gemelos Wood se hizo silencio en el comedor y a varios se les cayó la mandíbula desencajándola.

— ¿Qué Oliver y Katie le quitaron la escoba a alguien por un mes?- preguntó Angelina con la boca abierta.

— Venga ya- dijo Percy- Oliver no puede estar ni un día sin volar si a veces se saltaba el toque de queda y salía por la ventana.

— Katie hace lo mismo y llamó de todo a su madre porque le quitó la escoba un día.- añadió Leanne.

— Lo que hicieron fue muy grave.- rugió Oliver- Y podrían haber muerto.

— Pero como ya les aclaramos ese punto creo que podríamos seguir la lectura e ignorar esta historia.- añadió  Katie mirando a sus hijos con algo de compasión.

— ¿Vosotros os alimentáis de Quidditch como vuestro padre?- preguntó Fabian en voz baja, Alex asintió.

— ¿Cómo sobrevivisteis?- preguntó está vez Guideón.

— Magia involuntaria- contestó Gwen- En situaciones de riesgo se puede utilizar aunque tuviésemos quince años.

— Aunque volar sin escoba no es tan divertido.- afirmó Alex.

y al desmontar se tambaleó un poco. Harry, Fred y George lo siguieron.
—Flint

Oliver y Percy gruñeron involuntariamente.

—gritó Wood al capitán del equipo de Slytherin—, es nuestro turno de entrenamiento.

— Largaros de allí.- prácticamente gruñó Arthur.

Nos hemos levantado a propósito.

— Y espero que no creáis que yo me levanto a las cinco y media para nada.- gruñó Angelina fulminando a Slytherin con la mirada.

¡Así que ya podéis largaros!
Marcus Flint aún era más corpulento que Wood.

— ¿Disculpa?- preguntó Katie tal vez demasiado alto- Oliver es más robusto que ese solo que también es más alto por lo que no parece un gorila como Flint.- rugió.

— Como defiendes a tu novio Bell- se burló Lavander.

— Al menos ella tiene novio.- le recordó Oliver.

— Desde que salen están aún más sobreprotectores el uno con el otro.- murmuró Alicia muy preocupada.

— Merlín nos ayude.- le respondió Angelina.

Con una expresión de astucia digna de un trol,

— Allí has dado en el clavo- le comentó Percy a Harry- Aunque su parecido con esa criatura aumenta cuando un profesor le hace una pregunta y empieza a balbucear.

replicó:
—Hay bastante sitio para todos, Wood.

— Teniendo en cuenta lo cuadrado a lo gorila que son él y el resto de su equipo lo dudo mucho.- murmuró entre dientes Alicia para la alegría de Fred.

Angelina, Alicia y Katie también se habían acercado.

George, Fred y Oliver se tensaron preocupados mientras que ellas sonreían cin determinación.

No había chicas entre los del equipo de Slytherin,

— Su estrategia es decantarse por la fuerza y no por el cerebro.- comentó Charlie con desaprobación.

— Una estrategia horrible, las chicas suelen ser más rápidas y ágiles.- comentó Oliver- Muy útiles como cazadoras o buscadoras.

— Y con el entrenamiento adecuado podemos tener la misma fuerza que un chico, o más.- intervino Gwen.

que formaban una piña frente a los de Gryffindor y miraban burlonamente a Wood.

Katie y los gemelos Wood se tensaron y gruñeron a la vez.

— ¡Pero yo he reservado el campo! —dijo Wood, escupiendo la rabia

Katie le puso su mano sobre el hombro para tranquilizarlo.

—. ¡Lo he reservado!

— Ya no se respeta nada.- James parecía a punto de padecer una taquicardia.

— Ni siquiera los aspirantes a mortífagos que teníamos de rivales hubiesen sido tan inmorales.- le acompañó Sirius con los ojos llorosos.

— ¡Ah! —dijo Flint—, pero nosotros traemos una hoja firmada por el profesor Snape.

— Yo no recuerdo haber firmado ninguna nota.- la voz susurrante de Snape hizo temblar a todos los miembros de ese equipo que aún estaban en Hogwarts.

— Pro… profesor Snape…- empezaron a tartamudear todos excepto Draco.

— Un poco más de dignidad y menos tartamudeo.- les reprendió el buscador de  Slytherin.

— Señor Malfoy, como por lo visto es el único que sabe hablar será usted quién me contará que pasó.- le dijo el profesor de pociones.

— Flint falsificó su firma profesor.- le contestó obedientemente.- Y no nos lo dijo hasta pasado un mes cuando haberle facilitado esa información no hubiese servido de nada.

— ¿No fuiste tu el que falsificó la firma?- preguntó entre susurros Blaise cuando Snape se hubo girado.

— Sí, pero el profesor Snape no necesita esa información.- le contestó Draco con arrogancia.

— Está mal acusar a alguien de una falta tuya- le regañó Theo.

— Mi querido amigo Theo, Flint se ha graduado, tiene un trabajo y Snape no tiene influencia sobre él en cambio yo tengo dos años más de escolarización y soy el alumno preferido e ahijado del profesor Snape. ¿Quién crees que pierde más si se descubre el paste?- preguntó con burla.

— Eres un genio.- le comentó Blaise admirado.

— Lo sé- respondió con una sonrisa de superioridad el muchacho.

No tanto como te crees fue el pensamiento de Snape pero no está mal, otro profesor hubiese caído.

«Yo, el profesor S. Snape,

— Nunca firma así- comentó Lily sin darse cuenta, varios se giraron hacia ella mientras Snape reprimía una sonrisa.

— Las cartas que nos mandaba a nosotros firmaba como “Vuestra peor pesadilla”.- comentó James haciendo reír a todo el mundo y consiguiendo desviar la atención.

— No era yo el que firmaba como “El que te enviará a la enfermería cada vez que te vea”.- le respondió desdeñoso el profesor.

— Y creo que los dos cumplieron su palabra.- murmuró Minerva con pesar.

concedo permiso al equipo de Slytherin para entrenar hoy en el campo de quidditch debido a su necesidad de dar entrenamiento al nuevo buscador.»

Draco suspiró y miró de reojo a Scorp con preocupación.

— ¿Tenéis un buscador nuevo? —preguntó Wood, preocupado

Una sonrisa se formó sin querer en el rostro del albino.

—. ¿Quién es?
Detrás de seis corpulentos jugadores, apareció un séptimo, más pequeño, que sonreía con su cara pálida y afilada: era Draco Malfoy.
— ¿No eres tú el hijo de Lucius Malfoy? —preguntó Fred,

El ceño de Scorp se frunció completamente y su mirada se oscureció.

— Para ser miembro de una familia que se enorgullece de no tener prejuicios esa actitud es bastante hipócrita.- le comentó mirando mal al muchacho que trago seco.

— Supongo que tienes razón.- comentó después de sostenerle la mirada una rato.- Aun así, teniendo en cuenta los comentarios de mi hermano no fue una suposición poco acertada.

mirando a Malfoy con desagrado.
—Es curioso que menciones al padre de Malfoy —dijo Flint, mientras el conjunto  de Slytherin sonreía aún más—. Déjame que te enseñe el generoso regalo que ha hecho al equipo de Slytherin.

Draco suspiró.

Los siete presentaron sus escobas. Siete mangos muy pulidos, completamente nuevos, y siete placas de oro que decían «Nimbus 2.001» brillaron ante las narices de los de Gryffindor al temprano sol de la mañana.

— O sea, que compraste tu entrada en el equipo.- acusó Scorp.

— Me da que eso no se lo había comentado.- murmuró Blaise.

— Que momento más incómodo.- fue el comentario de Theo.

— Solo aseguré mi lugar.- le contestó Draco.

— No tenías porque hacerlo.- le interrumpió Oliver- Eres buen cazador cuando te concentras en algo que no es burlarte de Harry por lo que me resulta indignante que corrompas el Quidditch por placer.- Draco no sabía si tomarse eso como un cumplido o como un insulto.

— ¿Es posible que tu padre diese la idea de comprar tu sitio en el equipo?- la voz cristalina de Luna se escuchó claramente en el gran comedor.

— Eso no es asunto tuyo.- le contestó bruscamente el muchacho.

— Entonces es por eso te esfuerzas tanto- continuó Luna- Para demostrarle a tu padre que vales pero como su falta de confianza está incrustada en tu ser haces trampas y desconcentras con insultos a tus rivales porqué inconcientemente crees que es la única forma con la que puedes ganar.

— Estás loca- gruñó Draco como toda replica, sin embargo miró a la chica con interés y empezó a entender porqué estaba en Ravenclaw.
                                    
—Ultimísimo modelo.

— ¿Ultimísimo?- preguntó Molls encarnando una ceja.- Esa palabra no existe.

Salió el mes pasado —dijo Flint

— ¿Esa reliquia salió cuando vosotros casi terminabas Hogwarts?- preguntó horrorizada Gwen

— ¿Pero cuantos años tenéis?- preguntó Alex con los ojos muy abiertos.

— Genial, tengo veinte años y mis hijos ya me llaman viejo.- comentó Oliver algo molesto.

— Eh, que yo tengo diecisiete y también lo hacen.- comentó Katie horrorizada.

— ¿Cómo debería sentarme eso a mi que tengo treinta y seis?- le susurró Sus a Sirius.

— Como prueba de que eres especial- le susurró su novio- Porque a tu edad la mayoría ya ha sufrido una transformación en sus hermosas curvas y tú parece que tengas mejor tipo que cuando tenías diecinueve.

— Gracias Sirius, eres un encan…- empezó la chica pero entonces reparó en algo- ¿Qué es eso de “a tu edad”? ¡Soy muy joven aún!- le dijo apartándose de él ofendida.

— Te lo digo yo Cornamenta, las mujeres son un misterio.- le comentó el animago con  cara de no entender nada.

con un ademán de desprecio, quitando una mota de polvo del extremo de la suya—. Creo que deja muy atrás la vieja serie 2.000.

— Yo puedo enseñarte lo atrás que deja la nueva saeta 100 a esa cosa.- comentó Molls.

— ¿Quidditch?- preguntó Percy asombrado.

— Mi padrino es Oliver Wood papá- le respondió su hija molesta por tener que recalcar una obviedad así.

En cuanto a las viejas Barredoras

— Auch- fue la exclamación de dolor sincronizada de dos gemelos cada vez más aterrorizados.

—sonrió mirando desdeñosamente a Fred y George, que sujetaban sendas Barredora 5—, mejor que las utilicéis para borrar la pizarra.

— Y tú mejor que dejes el quidditch idiota.- respondieron los gemelos Prewett molestos por como trataba a su sobrino.

Durante un momento, a ningún jugador de Gryffindor se le ocurrió qué decir.

— La idiotez de ese tipo es difícil de asimilar.- comentó Angelina.

Malfoy sonreía con tantas ganas que tenía los ojos casi cerrados.
—Mirad —dijo Flint—. Invaden el campo.

— Sí, un grupo de serpientes viscosas y con veneno.- rugió Alicia.

Ron y Hermione cruzaban el césped para enterarse de qué pasaba.

— Cotillas.- murmuró Draco medio enfadado medio preocupado.

— ¿Qué ha ocurrido?— preguntó Ron a Harry—. ¿Por qué no jugáis? ¿Y qué está haciendo ése aquí?

— Tal vez si, en lugar de hacer més preguntas le dejas contestar lo sabrás.- le  regañó Hermione.

Miraba a Malfoy, vestido con su túnica del equipo de quidditch de Slytherin.

— Que el sienta genial, se ha de reconocer.- le murmuró Astoria a Daphne.

— Te he oído, preciosa.- le comentó Draco al oído haciende sonrojar a la chica.

—Soy el nuevo buscador de Slytherin, Weasley —dijo Malfoy, con petulancia—.Estamos admirando las escobas que mi padre ha comprado para todo el equipo.

— ¿Se pueden admirar?- preguntó Alex asombrado.

— Si eres anticuario o arqueólogo tal vez.- le contestó su hermana.

Ron miró boquiabierto las siete soberbias escobas que tenía delante.
—Son buenas, ¿eh?

— Para un museo, tal vez- comentó Molls con una mueca de desprecio.

—dijo Malfoy con sorna—. Pero quizás el equipo de Gryffindor pueda conseguir oro y comprar también escobas nuevas. Podríais subastar las Barredora 5. Cualquier museo pujaría por ellas.

— Me temo que debo estar de acuerdo con eso.- comentaron con pesar los gemelos Wood.

El equipo de Slytherin estalló de risa.
—Pero en el equipo de Gryffindor nadie ha tenido que comprar su acceso             —observó Hermione agudamente—. Todos entraron por su valía.

— Zas en toda la boca.- rió Dean varios le miraron extrañados.

— Perdonad a mi amigo, se ha enganchado a una serie muggle llamada The Big Band Theory.- comentó Seamus

— Me encanta esa serie- aprobó Justin desde Hufflepuff.

— Y yo estoy segura de que es muy buena pero queremos continuar con la lectura- rugió Minerva.

Del rostro de Malfoy se borró su mirada petulante.
—Nadie ha pedido tu opinión, asquerosa sangre sucia —espetó él.

Se hizo silencio en el comedor y varios se giraron hacia la mesa Gryffindor para ver las reacciones. Scorp apretó los labios mientras Al le pasaba la mano por los hombros. Snape tenía la cara hierática para que no transmitiera ninguna expresión, James abrazaba a Lily que trataba de contener las lágrimas y de mirar hacia la mesa de los profesores.

— ¡¿Cómo te atreves?!- para sorpresa de todos la primera en levantarse con la varita en alto fue Rose.

— Rose…- le advirtió Allie mirando preocupada a Scorp.

— Vas a tragarte tus palabras.- dijo empezando a mover su varita, Draco ni siquiera se molestó en sacar y suspiró esperando un hechizó que nunca llegó.

— Alice Susan Longbottom Aboot- rugió Rose- Suelta mi mano ahora.

— Rose,- empezó la muchacha haciendo caso omiso de lo que le decía su amiga- se lo protectora que eres con Tía Hermione y lo entiendo. Aun así también deberías proteger un poco más a tus amigos.

— ¿A mis amigos? No te entiendo Allie.- le contestó el águila pero Allie le señaló con la cabeza el pálido vampiro que lucía Scorp- Lo siento Scorp- se disculpó la chica sentándose otra vez a su lado.

— Tranquila- le contestó el chico- Lo que dijo mi padre fue muy grave.- le contestó Draco sintió como el peso del mundo se le venía encima.

— Siento haberte decepcionado Scorp.- se disculpó preocupado.

— No me has decepcionado pero no es a mi a quién debes pedir disculpas.- le contestó el chico.

— ¿No hay otra posibilidad?- preguntó mirando  los rostros burlones de los que antaño le respetaban como el príncipe de las serpientes.

Su hijo negó con la cabeza. Incapaz de sostenerles la mirada la giró hacia los que tenía más cerca. Blaise y Theo lo miraban con comprensión pero sin compasión, apoyándole con la mirada. Astoria en cambio, lo miraba curiosa como si eso fuese una prueba.

— Lo lamento Granger.- salió de la boca de Draco en un susurró casi inaudible.

— No tiene importancia Malfoy- le contestó la chica encogiéndose de hombros.

— ¿Y ya está?- preguntó Ron- ¿No puedo maldecirle?

— No, no puedes porqué se ha disculpado.- le dijo su madre- Y esto va por todos.

Varias personas guardaron sus varitas con pena ya que, si bien querían maldecir al chico le tenían mucho miedo a la madre Weasley.

— Me he humillado públicamente pero he  hecho lo correcto, supongo que Scorp estará contento.- comentó Draco en susurros.

— Lo está- respondió Blaise. Desde la mesa de los leones Scorp miraba a su padre con una sonrisa en los labios y una mirada de admiración.

— Vente conmigo a Hogmeade la próxima vez que haya salida.- le pidió Astoria algo sonrojada.

— ¿Qué? ¿Cómo? Quiero decir ¿Porqué?- Draco no estaba muy por la labor de hablar aunque sus amigos no tenían problemas en reír.

— Por qué tu ego no es tan grande como creía si estás dispuesto a dejar tu orgullo de lado por nuestro futuro hijo.- le contestó la chica para luego girarse a hablar con su hermana.

— ¿Astoria me acaba de pedir una cita?- preguntó Draco incrédulo a sus dos mejores amigos estos asintieron.- Astoria me acaba de pedir una cita.- repitió con felicidad y una sonrisa en los labios.

Harry comprendió enseguida que lo que había dicho Malfoy era algo realmente  grave,

— Muy grave.- comentó Snape en un susurro que solo James oyó.

porque sus palabras provocaron de repente una reacción tumultuosa.

— Glups- murmuraron Blaise y Theo preocupados por la suerte de su amigo.

Flint tuvo que ponerse rápidamente delante de Malfoy para evitar que Fred y George saltaran sobre él.

Arthur no pudo reprimir una sonrisa orgullosa que se asomó en sus labios.

Alicia gritó «¡Cómo te atreves!», y Ron se metió la mano en la túnica y, sacando su varita mágica, amenazó «¡Pagarás por esto, Malfoy!»,

La mirada de Scorp se volvió preocupada pero se tranquilizó al ver la casi sonrisa burlona que su padre reprimía en los labios.

y sacando la varita por debajo del brazo de Flint,

— Buena estrategia.- opinó Bill satisfecho.

— Tu espera a ver el resultado.- le contestó un muy desanimado Ron.

la dirigió al rostro de Malfoy.

Astoria frunció el ceño molesta.

Un estruendo resonó en todo el estadio,

Snape miró con preocupación a su alumno preferido.

y del extremo roto de la varita de Ron surgió un rayo de luz verde

Los que habían luchando en la primera guerra temblaron fuertemente pensando en el recuerdo de un rayo verde pasando rozando o tocando a sus amigos que jamás se levantaron.

que, dándole en el estómago, lo derribó sobre el césped.

— Mi pobre niño.- murmuró Molly mientras Hermione le cogió la mano.

— ¡Ron! ¡Ron! ¿Estás bien? —chilló Hermione.

— Lo dudo bastante.- comentó Percy preocupado.

Ron abrió la boca para decir algo, pero no salió ninguna palabra.

Los Weasley se le acercaron un poco, preocupados.

Por el contrario, emitió un tremendo eructo y le salieron de la boca varias babosas que le cayeron en el regazo.

— Tengo que reconocer que el hechizo era imaginativo.- comentó Charlie.

— Lo cogió de un libro de maldiciones que tienen los gemelos.- le explicó Percy.

— ¿Y tu como sabes eso?- preguntó Ron sorprendido.

— Lo importante es, ¿Cómo sabe lo de nuestro libro?- preguntó George.

— A no ser, que lo hayas leído…- intervino Fred.

— O vamos,- dijo Ginny- Excepto Charlie todos hemos leído vuestro libro. ¿Dónde creéis que encontré el hechizo mocomurciélago?

— Tenemos que cambiarlo de escondite.- murmuraron los gemelos enfadados.

El equipo de Slytherin se partía de risa. Flint se desternillaba, apoyado en su escoba nueva.

— Aunque sea una reliquia es una escoba- rugió Gwen.

— No sirve para apoyarse en ella.- terminó Alex.

Malfoy, a cuatro patas, golpeaba el suelo con el puño. Los de Gryffindor rodeaban a Ron, que seguía vomitando babosas grandes y brillantes.

— Que asco.- murmuraron Parvati y Lavander frunciendo la nariz.

Nadie se atrevía a tocarlo.
—Lo mejor es que lo llevemos a la cabaña de Hagrid, que está más cerca —dijo
Harry a Hermione, quien asintió valerosamente, y entre los dos cogieron a Ron por los brazos.

— Gracias chicos.- dijo Ron- No debió ser muy agradable.

—Descuida.- le respondieron sus amigos.

— ¿Qué ha ocurrido, Harry? ¿Qué ha ocurrido? ¿Está enfermo? Pero podrás curarlo, ¿no? —Colin

— No es mediamago así que lo dudo mucho.- le contestó su hermano menor.

había bajado corriendo de su puesto e iba dando saltos al lado de ellos mientras salían del campo. Ron tuvo una horrible arcada y más babosas le cayeron por el pecho—. ¡Ah! —exclamó Colin, fascinado

— Creo que tienes un grave problema amigo mío, muy grave.- le dijo Demelza consiguiendo sonrojar al muchacho.

y levantando la cámara—, ¿puedes sujetarlo un poco para que no se mueva, Harry?

— ¡Colin!- rugieron todos a la vez exasperados.

— ¡Fuera de aquí, Colin! —dijo Harry enfadado. Entre él y Hermione sacaron a
Ron del estadio y se dirigieron al bosque a través de la explanada.
—Ya casi llegamos, Ron —dijo Hermione, cuando vieron a lo lejos la cabaña del guardián—. Dentro de un minuto estarás bien. Ya falta poco.
Les separaban siete metros de la casa de Hagrid cuando se abrió la puerta. Pero no fue Hagrid el que salió por ella, sino Gilderoy Lockhart,

Blaise y Ron gruñeron al unísono y fruncieron el ceño de forma instantánea.

que aquel día llevaba una túnica de color malva muy claro.

Varias de las chicas suspiraron.

—Aunque realmente importa bien poco de que color era su túnica.- comentó Padma, los ojos de Blaise se iluminaron- Estaba guapo con todo.- terminó haciendo enojar a Blaise y reír a muchas chicas.

Se les acercó con paso decidido.
—Rápido, aquí detrás —dijo Harry, escondiendo a Ron detrás de un arbusto que había allí.

— Buena idea.- comentó Draco.

— Mejor idea sería lanzarle a ese imbécil ese maleficio de las babosas.- rugió Blaise de malas pulgas.

Hermione los siguió, de mala gana.
— ¡Es muy sencillo si sabes hacerlo! —decía Lockhart

— Por lo que a ti debe resultarte dificilísimo.- intervino Ron.

a Hagrid en voz alta—. ¡Si  necesitas ayuda,

— Lo dudo mucho.- rugió Al.

ya sabes dónde estoy!

— Delante de cualquier espejo arreglándome el pelo.- explicó Blaise.

Te dejaré un ejemplar de mi libro.

— Que usaré para equilibrar esa mesa con la pata rota.- comentó Hagrid.

Pero me sorprende que no tengas ya uno. Te firmaré un ejemplar esta noche y te lo enviaré. ¡Bueno, adiós! —Y se fue hacia el castillo a grandes zancadas.

— Gracias a Merlín, otro comentario suyo y me como el libro.- exclamó Ron.

Harry esperó a que Lockhart se perdiera de vista y luego sacó a Ron del arbusto y lo llevó hasta la puerta principal de la casa de Hagrid. Llamaron a toda prisa. Hagrid apareció inmediatamente, con aspecto de estar de mal humor,

— Cosa comprensible si tenemos en cuenta que ha tenido que aguantar a ese inepto.-rugió Frank que todavía no le perdonaba lo de Neville y los duendecillos.

pero se le iluminó la cara cuando vio de quién se trataba.

Harry, Ron y Hermione sonrieron complacidos.

—Me estaba preguntando cuándo vendríais a verme... Entrad, entrad. Creía que sería el profesor Lockhart que volvía.

— Merlín nos libre.- suspiró Hagrid.

Harry y Hermione introdujeron a Ron en la cabaña, donde había una gran cama en un rincón y una chimenea encendida en el otro extremo. Hagrid no pareció preocuparse mucho por el problema de las babosas de Ron, cuyos detalles explicó Harry apresuradamente mientras lo sentaban en una silla.
—Es preferible que salgan a que entren —dijo ufano, poniéndole delante una palangana grande de cobre—. Vomítalas todas, Ron.

— Es lo único que se puede hacer.- afirmó con pesar la profesora Pomfrey.

—No creo que se pueda hacer nada salvo esperar a que la cosa acabe —dijo Hermione apurada, contemplando a Ron inclinado sobre la palangana—. Es un hechizo difícil de realizar aun en condiciones óptimas, pero con la varita rota...

— Era imposible que saliera bien.- terminó Arthur acariciando el pelo de su hijo menor.

Hagrid estaba ocupado preparando un té. Fang, su perro jabalinero, llenaba a Harry de babas.
— ¿Qué quería Lockhart, Hagrid? —preguntó Harry, rascándole las orejas a Fang.

— Conociéndole: presumir, ser adorado, mentir y/o corregir a los demás.- contestó Blaise.

—Enseñarme cómo me puedo librar de los duendes del pozo —gruñó Hagrid,

— Cosa que lleva haciendo desde que entró a Hogwarts como guardabosques.- rugió Al.

quitando de la mesa limpia un gallo a medio pelar y poniendo en su lugar la tetera—. Como si no lo supiera. Y también hablaba sobre una banshee a la que venció.

— En sueños.- comentó Remus aburrido por lo predecible y pedante del hombre.

Si en todo eso hay una palabra de cierto, me como la tetera.

— Acepto la apuesta.- gritó Sirius- Lástima que no pueda ganarla.

Era muy raro que Hagrid criticara a un profesor de Hogwarts,

— Eso no llegaba ni a intento de profesor.- rugió Hagrid enojado.

y Harry lo miró sorprendido. Hermione, sin embargo, dijo en voz algo más alta de lo normal:
—Creo que sois injustos.

— Injusto es juzgar a alguien solo por su aspecto y no por lo que hace así que era yo la injusta.- se corrigió Hermione.

Obviamente, el profesor Dumbledore ha juzgado que era el mejor para el puesto y...

— Era el único.- explicó el director- Y me arrepiento de haberle contratado.

— Era el único para el puesto —repuso Hagrid, ofreciéndoles un plato de caramelos de café con leche, mientras Ron tosía ruidosamente sobre la palangana—. Y quiero decir el único. Es muy difícil encontrar profesores que den Artes Oscuras, porque a nadie le hace mucha gracia.

— El puesto está maldito.- murmuraron los gemelos Prewett en voz baja haciendo temblar a todos los de primero y rizando los pelos de la nuca de los demás.

Da la impresión de que la asignatura está maldita. Ningún profesor ha durado mucho.

— Lo cuál es una suerte cuando nos toca alguien como Quirell o Lorckhart- comentó Seamus.

— Pero una porquería cuando nos toca Lupin o Moody.- terminó Dean con tristeza.

Decidme —preguntó Hagrid, mirando a Ron—, ¿a quién intentaba hechizar?
—Malfoy le llamó algo a Hermione —respondió Harry—. Tiene que haber sido algo muy fuerte, porque todos se pusieron furiosos.

— Fue algo horrible.- murmuró James con odio.

—Fue muy fuerte —dijo Ron con voz ronca, incorporándose sobre la mesa, con el rostro pálido y sudoroso—. Malfoy la llamó «sangre sucia».
Ron se apartó cuando volvió a salirle una nueva tanda de babosas. Hagrid parecía  indignado.

— Lo estaba.- rugió el hombre.- Hermione es la mejor de su generación nadie debería insultarla por sus orígenes que no tienen nada de malo.

— ¡No! —bramó volviéndose a Hermione.
—Sí —dijo ella—. Pero yo no sé qué significa.

— Ahora ya sí- murmuró con tristeza.

Claro que podría decir que fue muy grosero...
—Es lo más insultante que se le podría ocurrir —dijo Ron,

— ¿Debería ofenderme por eso? - dijo Draco.- Creía que le había demostrado suficientes veces lo bien que se me da inventar insultos.

volviendo a incorporarse—. Sangre sucia es un nombre realmente repugnante con el que llaman a los hijos de muggles, ya sabes, de padres que no son magos. Hay algunos magos, como la familia de Malfoy, que creen que son mejores que nadie porque tienen lo que ellos llaman sangre limpia.

— Tojour pur- se entristeció Sirius- Eso ponía en la cabecera de la cama de mi hermano pequeño.

—Soltó un leve eructo, y una babosa solitaria le cayó en la palma de la mano. La arrojó a la palangana y prosiguió—. Desde luego, el resto de nosotros  sabe que eso no tiene ninguna importancia. Mira a Neville Longbottom...

— ¡Ron!- se exclamó Molly.

— ¿Qué? Tu siempre me dices que no me meta con la gente con problemas mentales por lo que no podía usar a Crabbe y a Goyle para el ejemplo.- se defendió el chico.- Siento si te he ofendido pero quería un ejemplo de un Gryffindor y hay pocos sangre puras, de hecho eras tu, yo o mis hermanos. Porqué Parvati, Lavander y Seamus son mestizos ¿No?

— Era un desastre, sobretodo en Pociones Ron- dijo Neville- No me ofende la verdad si no es dicha con mala intención. Y no creo que animar a Hermione sea malo.

es de sangre limpia y apenas es capaz de sujetar el caldero correctamente.

— Eso es una exageración- gruñó Augusta.

— Claro- dijo Ron extrañado- Intentaba hacer reír a Hermione.

—Y no han inventado un conjuro que nuestra Hermione no sea capaz de realizar
—dijo Hagrid con orgullo,

— El Expectro Patronum- dijeron todos los del ED a la vez pero ninguno respondió a la muda pregunta de las miradas extrañadas de sus compañeros.

haciendo que Hermione se pusiera colorada.
—Es un insulto muy desagradable de oír —dijo Ron

— Más de recibir, créeme- dijo Lily, Snape bajó la mirada hacia la mesa completamente avergonzado.

secándose el sudor de la frente con la mano—. Es como decir «sangre podrida» o «sangre vulgar». Son idiotas.

— Mucho- estuvieron de acuerdo los demás.

Además, la mayor parte de los magos de hoy día tienen sangre mezclada. Si no nos hubiéramos casado con muggles, nos habríamos extinguido.

— Eso aparte de que uno no elige de quien se enamora e importa bien poco su estatus cuando de verdad quieres a alguien.- intervino Susan.

— ¿Crees que le gustará alguien que sea hijo de muggles?- le preguntó entre susurros Ernie a Justin.

— ¿En serio no sabes de quien está enamorada Susan?- le preguntó Justin, Ernie negó con la cabeza – Una pista- le dijo- no es hijo de muggle.

— Eres un sádico.- le susurró Zacharias Smith cuando Ernie se giró a fulminar con la mirada a todo el mundo.

— Reconoce que es divertido.- le contestó Justin.

— Mucho.- Le contestó el muchacho con una sonrisa divertida.

A Ron le dieron arcadas y volvió a inclinarse sobre la palangana.
—Bueno, no te culpo por intentar hacerle un hechizo, Ron —dijo Hagrid

— Ni tu ni nadie- estuvieron de acuerdo los gemelos Weasley.

con una voz fuerte que ahogaba los golpes de las babosas al caer en la palangana—. Pero quizás haya sido una suerte que tu varita mágica fallara. Si hubieras conseguido hechizarle, Lucius Malfoy se habría presentado en la escuela.

Draco tembló un poco a la vez que Albus Dumbledore soltó un suspiro de alivio por haberse ahorrado esa visita.

Así no tendrás ese problema.
Harry quiso decir que el problema no habría sido peor que estar echando babosas por la boca,

— Tú no conoces a mi abuelo.- la última palabra Scorp no la dijo, la escupió con odio.

pero no pudo hacerlo porque el caramelo de café con leche se le había pegado a los dientes y no podía separarlos.

Varios rieron mientras Harry y Hagrid se sonrojaron.

—Harry —dijo Hagrid de repente, como acometido por un pensamiento repentino—, tengo que ajustar cuentas contigo. Me han dicho que has estado repartiendo fotos firmadas.

— ¿Porqué te gusta tanto torturarme?- preguntó Harry con dramatismo.

¿Por qué no me has dado una?
Harry sintió tanta rabia que al final logró separar los dientes.
—No he estado repartiendo fotos —dijo enfadado—. Si Lockhart aún va diciendo  eso por ahí...

— Claro que sigue diciendo eso por allí- comentó Trelawnie- Estuvo presumiendo tres semanas de la mala influencia que era sobre los alumnos, eso claro antes de soltar un sinfín de cualidades la mayoría dudosas sobre él.

— No si al final resultará que no está tan loca.- murmuró Terry.

Pero entonces vio que Hagrid se reía.
—Sólo bromeaba —explicó, dándole a Harry unas palmadas amistosas en la  espalda, que lo arrojaron contra la mesa—. Sé que no es verdad. Le dije a Lockhart que no te hacía falta, que sin proponértelo eras más famoso que él.

— Creo que voy a cambiar la opinión que tengo sobre él.- les murmuró Blaise a sus amigos.

—Apuesto a que no le hizo ninguna gracia —dijo Harry, levantándose y frotándose la barbilla.

— Nop, ninguna gracia- dijo Ron encantado.

—Supongo que no —admitió Hagrid, parpadeando—. Luego le dije que no había leído nunca ninguno de sus libros, y se marchó.

— Vaya, así que había una estrategia para que se largara.- dijo sorprendida McGonagall.

¿Un caramelo de café con leche, Ron? —añadió, cuando Ron volvió a incorporarse.
—No, gracias —dijo Ron con debilidad—. Es mejor no correr riesgos.

— Tienes razón,- le apoyó Percy- Como se te peguen los dientes y quieras expulsar una babosa lo llevas claro.- Ese comentario hizo que los gemelos se miraran con una sonrisa maliciosa.

—Venid a ver lo que he estado cultivando —dijo Hagrid cuando Harry y Hermione apuraron su té.
En la pequeña huerta situada detrás de la casa de Hagrid había una docena de las  calabazas más grandes que Harry hubiera visto nunca. Más bien parecían grandes rocas.

— Las calabazas de Hallloween- exclamaron todos ilusionados como niños.

—Van bien, ¿verdad? —dijo Hagrid, contento—. Son para la fiesta de Halloween.
Deberán haber crecido lo bastante para ese día.

— ¿Crecerán más?- preguntó Dudley encantado- Pero si dice que eran grandes como rocas.

— Lo que hace la magia primo.- le respondió Harry.

— ¿Qué les has echado? —preguntó Harry.
Hagrid miró hacia atrás para comprobar que estaban solos.

— Se confirma que usó magia.- comentó Lia.

—Bueno, les he echado... ya sabes... un poco de ayuda.
Harry vio el paraguas  rosa estampado de Hagrid apoyado contra la pared trasera de la cabaña.

El Ministro cerró los puños enojado.

— Que alguien que ha sido expulsado de Hogwarts use magia es ilegal.- rugió.

— Igual que dejarse sobornar por un mortífago.- respondió tranquilamente Kingsley.

Ya antes, Harry había sospechado que aquel paraguas no era lo que parecía; de hecho, tenía la impresión de que la vieja varita mágica del colegio estaba oculta dentro. Según las normas, Hagrid no podía hacer magia, porque lo habían expulsado de Hogwarts en el tercer curso, pero Harry no sabía por qué.

— En ese momento.- comentó demasiado alto.

— ¿Ahora lo sabes?- preguntó Ginny muy interesada.

— Ajá, pero prometí no decir nada.- le contestó Harry mirando la mesa ya que no se sentía capaz de sostenerle la mirada.

Cualquier mención del asunto bastaba para que Hagrid carraspeara sonoramente y sufriera de pronto una misteriosa sordera que le duraba hasta que se cambiaba de tema.

— Incluso ahora hace lo mismo- comentó Rose mirando al semigigante con preocupación.

— ¿Un hechizo fertilizante, tal vez? —preguntó Hermione, entre la desaprobación y el regocijo

— Como Lunático cada vez que adivinaba la próxima broma que les íbamos a hacer a los Slytherin.- comentó Sirius.

—. Bueno, has hecho un buen trabajo.
—Eso es lo que dijo tu hermana pequeña —observó Hagrid, dirigiéndose a Ron—. Ayer la encontré.

— Ay no- susurró la chica preocupada.

—Hagrid miró a Harry de soslayo y vio que le temblaba la barbilla—.Dijo que estaba contemplando el campo, pero me da la impresión de que esperaba encontrarse a alguien más en mi casa. —Guiñó un ojo a Harry—. Si quieres mi opinión, creo que ella no rechazaría una foto fir...

— ¡Hagrid!- rugió Ginny.

— Vaya, la pequeña fan.- se burló Parvati.

— Al menos a mi no se me caía la baba delante de un profesor que era guapo, no lo niego, pero un inepto que solo sabía contar mentidas.- gritó la chica ya harta.

— ¡Cállate! —dijo Harry. A Ron le dio la risa y llenó la tierra de babosas.

— A mi no me hace gracias Ronald- rugió Ginny.

— Pobre tío Ron, mamá no olvida.- murmuró Al.

— ¡Cuidado! —gritó Hagrid, apartando a Ron de sus queridas calabazas.
Ya casi era la hora de comer, y como Harry sólo había tomado un caramelo de café con leche en todo el día, tenía prisa por regresar al colegio para la comida.

— Te entiendo ahijado- comentó Sirius.

Se despidieron de Hagrid y regresaron al castillo, con Ron hipando de vez en cuando, pero vomitando sólo un par de babosas pequeñas. Apenas habían puesto un pie en el fresco vestíbulo cuando oyeron una voz.
—Con que estáis aquí, Potter y Weasley. —La profesora McGonagall caminaba hacia ellos con gesto severo—. Cumpliréis vuestro castigo esta noche.

— Veinte galeones a que ordenan la biblioteca- apostó Sirius.

— Veinte a que limpian la sala de trofeos.- aceptó James.

— Veinte a que, al igual que a vosotros, les castigan por separado- apostó Remus- El castigo de Harry tendrá algo que ver con Lockhart y Ron cumplirá castigo con Filch.

— ¿Qué vamos a hacer, profesora? —preguntó Ron, asustado, reprimiendo un  eructo.

James y Sirius miraron al libro, nerviosos.

—Tú limpiarás la plata de la sala de trofeos con el señor Filch —dijo la profesora
McGonagall—. Y nada de magia, Weasley... ¡frotando!

— Bien- exclamó James.

— James de momento yo llevo dos de tres por lo que voy ganando yo.- comentó Remus.

— Pero yo también he acertado.- se quejó James.

— Nop, tu hablaste en plural.- le recordó Remus- Y Harry no está castigado.

— Estúpido detallista.- rugió James.- Pero todavía no has ganado.

Ron tragó saliva. Argus Filch, el conserje, era detestado por todos los estudiantes  del colegio.
—Y tú, Potter, ayudarás al profesor Lockhart a responder a las cartas de sus admiradoras —dijo la profesora McGonagall.

— Pagad- les ordenó a sus amigos- Todavía no sé porqué seguís desafiándome.

— Les gusta tirar el dinero.- fue la aportación de Frank.

— Y pensar que la única asignatura en la que no sacaste un Extraordinario fue Adivinación.- refunfuñó James.

— No cogí Adivinación.- le recordó el licántropo.

—Lo que hace la situación todavía más injusta.- se quejó Sirius.

—Oh, no... ¿no puedo ayudar con la plata? —preguntó Harry desesperado.

— Y con razón- intervino Lily.

—Desde luego que no —dijo la profesora McGonagall, arqueando las cejas—. El profesor Lockhart ha solicitado que seas precisamente tú.

— Casi me da pena.- murmuró Blaise.

— Es mi enemigo desde antes de entrar en Slytherin- se indignó Draco.

— He dicho casi.- le recordó Blaise.

A las ocho en punto, tanto uno como otro.
Harry y Ron pasaron al Gran Comedor completamente abatidos, y Hermione entró detrás de ellos, con su expresión de «no-haber-infringido-las-normas-del-colegio».

— Esa expresión es la más odiosa que podía poner Lunático.- comentó James.

— No, la más odiosa es la que pone ahora de “acabo-de-ganar-una-apuesta”- contestó Sirius- No, hay una peor la “yo-tenía-razón” también llamada “te-lo-dije”.

Harry no disfrutó tanto como esperaba con su pudín de carne y patatas. Tanto Ron como él pensaban que les había tocado la peor parte del castigo.

— Ahora ya no estoy de acuerdo conmigo mismo.- comentó Ron- Cualquier cosa que implique pasar un segundo con ese perfumado es peor que el beso del dementor.

—Filch me tendrá allí toda la noche —dijo Ron apesadumbrado—. ¡Sin magia! Debe de haber más de cien trofeos en esa sala. Y la limpieza muggle no se me da bien.

— Pues tal vez te convendría más practicar en casa.- rugió Molly- Y a mi no me molestaría tener ayuda.

—Te lo cambiaría de buena gana —dijo Harry con voz apagada—. He hecho muchas prácticas con los Dursley.

Varios fulminaron a Petunia con la mirada.

Pero responder a las admiradoras de Lockhart... será una pesadilla.

— Que va- dijeron los gemelos frotándose las manos- Será una oportunidad… para humillar a ese idiota.

La tarde del sábado pasó en un santiamén, y antes de que se dieran cuenta, eran las ocho menos cinco. Harry se dirigió al despacho de Lockhart por el pasillo del segundo piso, arrastrando los pies. Llamó a la puerta a regañadientes.
La puerta se abrió de inmediato. Lockhart le recibió con una sonrisa.

— Voy a vomitar.- anunció en voz baja Blaise.

— ¡Aquí está el pillo! —dijo—. Vamos, Harry, entra.
Dentro había un sinfín de fotografías enmarcadas de Lockhart, que relucían en los muros a la luz de las velas. Algunas estaban incluso firmadas. Tenía otro montón grande en la mesa.

— ¿Porqué no me sorprende nada?- preguntó Ron.

— Porqué ese tipo tiene el complejo narcisista más grande con el que he tenido la desgracia de toparme.- le contestó Ginny.

— Yo casi prefiero la decoración del despacho de Umbridge.- comentó Harry.

— ¿Gatolandia o Lockhartlandia? Difícil elección.- contestó Hermione.

— ¡Tú puedes poner las direcciones en los sobres! —dijo Lockhart

— Apasionante- se burlaron los Prewett.

a Harry, como si se tratara de un placer irresistible—. El primero es para la adorable Gladys Gudgeon, gran admiradora mía.

— Esa mujer necesita ayuda.- comentó Arthur.

— Y una cama en San Mungo- le apoyó Sirius.

Los minutos pasaron tan despacio como si fueran horas. Harry dejó que Lockhart hablara sin hacerle ningún caso, diciendo de cuando en cuando «mmm» o «ya» o «vaya».

— Adora demasiado el sonido de su voz como para percatarse de ello.- le comentó su padre.

Algunas veces captaba frases del tipo «La fama es una amiga veleidosa, Harry»

— Lo que tu digas, chalado.- espeteó Alastor.

o «Serás célebre si te comportas como alguien célebre, que no se te olvide».

— Lo intentó pero no puedo así que no te preocupes.- contestó Tonks.

Las velas se fueron consumiendo y la agonizante luz desdibujaba las múltiples caras que ponía Lockhart ante Harry. Éste pasaba su dolorida mano sobre lo que le parecía que tenía que ser el milésimo sobre

— ¿Cómo puede haber tanta gente chiflada?- preguntó Alice con sorpresa.

y anotaba en él la dirección de Verónica Smethley.

— Otra chica que necesita ayuda médica.- puntualizó Draco.

«Debe de ser casi hora de acabar», pensó Harry, derrotado. «Por favor, que falte poco...»
Y en aquel momento oyó algo, algo que no tenía nada que ver con el chisporroteo de las mortecinas velas ni con la cháchara de Lockhart sobre sus admiradoras.

— Entonces seguro que era algo divertido.- dijeron los gemelos Weasley.

— Yo no lo definiría así.- les contestó Harry.

Era una voz, una voz capaz de helar la sangre en las venas, una voz ponzoñosa que dejaba sin aliento, fría como el hielo.

— Ok, muy divertida no debía ser.- comentó George.

— Pero reconoce que mejor que la cháchara de Lockhart era.- terminó Fred.

Ven..., ven a mí...

— Lo siento, tengo planes para esta noche.- contestó Sirius.

 Deja que te desgarre... Deja que te despedace... Déjame matarte...

Todos se quedaron helados pero Sirius salvó la situación.

— No es que no me vaya el rollo sado-masoquista pero creo que voy a tener que declinar tu oferta.- contestó provocando carcajadas.

Harry dio un salto, y un manchón grande de color lila apareció sobre el nombre de la calle de Verónica Smethley.

— Comprensible reacción- comentó Lily aun algo pálida.

— ¿Qué? —gritó.
—Pues eso —dijo Lockhart—: ¡seis meses enteros encabezando la lista de los más  vendidos! ¡Batí todos los récords!

— Seguro que se refería a eso pedazo memo.- ironizó Al que empezaba a perder la paciencia.

— ¡No! —dijo Harry asustado—. ¡La voz!
— ¿Cómo dices? —preguntó Lockhart, extrañado—. ¿Qué voz?

— ¿No la oyó?- Moody, que había permanecido algo aburrido desde que empezó el libro se puso alerta cosa que asustó bastante a los adultos de la sala.

—La... la voz que ha dicho... ¿No la ha oído?
Lockhart miró a Harry desconcertado.
— ¿De qué hablas, Harry? ¿No te estarías quedando dormido?

— ¿A causa del aburrimiento que provocas?- preguntó Blaise.

— Podría ser.- le apoyó Ron.

¡Por Dios, mira la hora que es! ¡Llevamos con esto casi cuatro horas!

— ¿Cuatro hora?- Minerva se escandalizó- ¡Era un castigo de dos horas!

Ni lo imaginaba... El tiempo vuela, ¿verdad?

— Depende, a veces sí pero a veces parece un caracol con reuma.- contestó Harry.

Harry no respondió. Aguzaba el oído tratando de captar de nuevo la voz, pero no oyó otra cosa que a Lockhart diciéndole que otra vez que lo castigaran, no tendría tanta suerte como aquélla.

— Pues aparte de servirle a Quejicus de conejito de indias no se me ocurre castigo peor.- intervino James.

— No se que decirte papá- le contestó Harry- Snape como mínimo sabe que es cruel y que lo que hace me fastidia, ¡ese tipo no se dio cuenta!

Harry salió, aturdido. Era tan tarde que la sala común de Gryffindor estaba prácticamente vacía y Harry se fue derecho al dormitorio. Ron no había regresado todavía.

— ¡Filch!- gritó McGonagall- ¡¿No deje suficientemente claro que era un castigo de dos malditas horas?!

— Pero profesora, él…- empezó el conserje.

— Me da igual lo que hiciera, esto es una escuela, nuestra obligación es cuidar a los niños, no hacerlos trabajar duro durante cuatro horas.- le regañó.

—  Y media.- murmuró Ron en voz baja.

—  ¡¿Qué?!-  ahora la indignada era Molly- ¿Te fuiste a la cama a las doce y media por culpa de un castigo?

— Hablaremos de esto Aarhus.- le dijo Albus- Ahora, prosigamos.

Se puso el pijama y se echó en la cama a esperar. Media hora después llegó Ron, con el brazo derecho dolorido y llevando con él un fuerte olor a limpiametales.
—Tengo todos los músculos agarrotados —se quejó, echándose en la cama—. Me ha hecho sacarle brillo catorce veces a una copa de quidditch antes de darle el visto bueno. Y vomité otra tanda de babosas sobre el Premio Especial por los Servicios al Colegio.

— Que mala pata.- comentó Arthur.

— En realidad fue una suerte.- le contesto Ron provocando que todos le miraran como si estuviese loco y que sus dos amigos ahogaran una carcajada.

Me llevó un siglo quitar las babas. Bueno, ¿y tú qué tal con Lockhart?  
En voz baja, para no despertar a Neville, Dean y Seamus,

— Gracias.- les dijeron estos.

Harry le contó a Ron con toda exactitud lo que había oído.
— ¿Y Lockhart dijo que no había oído nada? —preguntó Ron.

— No es raro teniendo en cuenta lo que disfruta con el sonido de su voz.- le comentó Blaise.

A la luz de la luna, Harry podía verle fruncir el entrecejo—. ¿Piensas que mentía?

— No es algo que le cueste mucho.- comentó Harry.

Pero no lo entiendo... Aunque fuera alguien invisible, tendría que haber abierto la puerta.

— Muy buen punto.- le premió Remus.

—Lo sé—dijo Harry, recostándose en la cama y contemplando el dosel—. Yo tampoco lo entiendo.

— ¿Queréis leer un capítulo más antes de ir a dormir?- preguntó el director.

— ¿Usted que cree?- preguntó James antes de coger el libro para leer-El cumpleaños de muerte